Capítulo 34

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—Bien, ahora es mi turno.

El Sujeto de Pruebas Número Once pronunciaba con una solemnidad que resonaba en el aire. La Armadura Blindada, un secreto celosamente guardado, se materializaba ante sus enemigos: Layla Dosson y los Voluntarios del Proyecto Orión. Pero esta vez, Blake mostraba su verdadera naturaleza frente al séquito de Rías Gremory. Era un monstruo, una creación de los laboratorios de Gentek.

No había lugar para la contención. No habría piedad ni debilidad. Blake estaba completamente enfocado, y su armadura irradiaba tonalidades naranjas. Las piezas de la princesa carmesí, aunque creían conocer al hombre que era la segunda torre, no podían reconocerlo en ese estado de frenesí. Se había despojado de cualquier raciocinio y lucharía por instinto, como un espartano legendario.

Layla Dosson observaba la escena con una seriedad que apenas lograba mantener. Nunca había presenciado la Armadura Blindada del Sujeto de Pruebas Número Once. Tragó saliva y ajustó su mandíbula hacia adelante y arriba. Los Voluntarios del Proyecto Orión interpretaron este gesto como una orden. Aunque estaban en desventaja numérica (uno contra cuatro), sabían que ganar este combate sería una tarea ardua.

—¿Ese... es Blake? —preguntó Asia, incapaz de ocultar su temor ante la presencia imponente y aterradora. Issei la sujetó con firmeza para evitar que se acercara demasiado—

—Nunca lo había visto así... —comentó Xenovia, sorprendida por el potencial oculto que emergía en Blake Valler— ¿Es esto lo que es capaz de hacer?

—Los demonios potencian sus habilidades según su estado emocional. —explicó Rías, impresionada por el despertar de Blake— Pero él... no es un demonio del todo.

El Sujeto de Pruebas Número Once permaneció inmóvil mientras el primer voluntario se abalanzaba sobre él. El puño derecho del soldado se dirigía hacia Blake, pero este detuvo el ataque con una simple apertura de su mano derecha. La resistencia que Valler oponía aumentaba gradualmente, y la fuerza del voluntario no fue suficiente para superarla. Finalmente, el hueso del brazo del voluntario se fracturó, dejando una herida expuesta.

El grito de dolor del voluntario resonó en el aire, pero sus habilidades modificadas le permitieron regenerar la herida al golpear el hueso hacia adentro del brazo. Bajo la máscara, su mirada reflejaba odio absoluto. Los rasgos faciales de Valler permanecían ocultos bajo el casco de la armadura blindada.

Mientras otro voluntario intentaba golpear y patear a Blake, este esquivaba los ataques con facilidad. El Sujeto de Pruebas Número Once apenas hacía un esfuerzo por combatir. Sin embargo, cuando el soldado de Gentek quedó expuesto, Blake contraatacó. Saltó y se posicionó en el pecho del voluntario, insertando los dedos de su mano derecha en el tórax del soldado. Luego, le propinó una patada en la mandíbula, aprovechando la inercia para saltar hacia atrás y ganar distancia.

El segundo voluntario comenzó a toser sangre y se retorció mientras retrocedía. Sus compañeros observaban desde la distancia sin acercarse. Finalmente, el segundo voluntario extendió ambos brazos, y varios tendones negros y naranjas surgieron de su pecho. Estos tendones, compuestos de material vírico y biomasa, se adhirieron a la tierra y los árboles cercanos. Blake había implantado una Bio-Bomba en el pecho del segundo voluntario del Proyecto Orión, pero sabía que eso no sería suficiente para derrotarlo.

Blake se giró hacia los otros tres voluntarios, quienes lo observaban con atención. Tronó su cuello y activó los "Puños Demoledores". La biomasa se concentró en sus manos, agrandándolas y endureciéndolas como dos grandes masas de metal. 

El combate de verdad iniciaba: Blake Valler se había sumido en un estado de salvaje desenfreno. No había rastro de contención ni raciocinio en sus movimientos. Cada acción era pura reacción, impulsada por instinto y una furia incontrolable.

El primer voluntario, aún con el brazo fracturado, se lanzó nuevamente hacia Blake. Esta vez, no hubo bloqueo elegante ni anticipación. Blake simplemente giró su cuerpo, dejando que el puño del soldado pasara a centímetros de su rostro. Luego, con una velocidad sorprendente, agarró la muñeca del voluntario y la retorció con brutalidad. El hueso se partió con un crujido siniestro, y el voluntario cayó al suelo, gritando de dolor.

El segundo voluntario, el que había sido implantado con la Bio-Bomba, se tambaleó. La biomasa en su pecho se retorcía, intentando deshacerse del intruso vírico. Blake se abalanzó sobre él, golpeando con sus puños demoledores. Cada impacto era devastador, rompiendo la armadura y la carne del soldado. La Bio-Bomba fue implantada una segunda vez, y esta estalló, enviando fragmentos de tejido y sangre por todas partes. El voluntario quedó reducido a un montón de carne destrozada.

—Por dios... —Xenovia llevó la mano a la boca, intentando contener las náuseas—

La escena ante ella era demasiado brutal, demasiado visceral para cualquiera. Blake Valler, el Sujeto de Pruebas Número Once, no se contenía. Sus movimientos eran pura ferocidad, garras afiladas que se hundían en el abdomen del tercer voluntario. Carne, órganos y huesos se desgarraban carne sin piedad.

Koneko, en cambio, parecía inmutable. 

—Así que... ese es el verdadero Blake-san. —comentó con naturalidad, como si estuviera discutiendo el clima. Pero incluso su indiferencia no podía ocultar la gravedad de la situación—

El tercer voluntario retrocedió, aterrado. Blake lo persiguió sin dar tregua. Sus puños se transformaron en garras, y cada movimiento era una danza de destrucción. No había patrones discernibles, solo una violencia desenfrenada. El voluntario intentó defenderse, pero Blake era una fuerza imparable. Sus ataques eran como los de una bestia salvaje.

Layla Dosson, que había enfrentado horrores antes, observaba la masacre con horror. Había visto esta misma actitud en los Cazadores infectados por el virus Blacklight. Pero Blake no era un Cazador; era un experimento de Gentek. Ahora, no había diferencias entre él y una criatura que atacaba por instinto. La terrorífica realidad la paralizaba mientras Blake continuaba su frenesí homicida.

Los árboles temblaban a su alrededor, las hojas caían como si el viento soplara con violencia. Los Voluntarios del Proyecto Orión que aún quedaban vivos no se atrevían a intervenir. Blake era una fuerza de la naturaleza, una bestia desatada. Layla se encontraba en un nuevo nivel de miedo. ¿Cómo detener a alguien que no pensaba, que no sentía más que ira y sed de destrucción?

Los dos voluntarios se encontraban entre la doctora Layla Dosson y el Evolucionado del Virus Redlight. Blake Valler había desactivado sus garras, pero sus manos aún goteaban la sangre de los proyectos de Gentek. Avanzó con determinación, su máscara ocultando cualquier indicio de emoción.

Los voluntarios intercambiaron miradas y se lanzaron al ataque. Quizás, solo quizás, si ejecutaban los movimientos correctamente, podrían derrotar a Blake Valler. Sin embargo, con dos compañeros menos, la tarea sería el doble de difícil que antes. El infectado estaba dispuesto a matarlos; eso estaba claro. La tensión en el aire era palpable mientras los voluntarios se enfrentaban a la bestia desatada. 

El combate alcanzó un nuevo nivel de brutalidad diferente. Blake Valler, el Sujeto de Pruebas Número Once, invocó su brazo espada, una manifestación de su poder. La hoja brillaba con una luz mortecina mientras Blake cargaba contra los dos voluntarios del Proyecto Orión. Aunque atacaban como si fueran uno solo, Blake no mostraba signos de miedo o duda. Su mente estaba en blanco, impulsado únicamente por el instinto de supervivencia y la necesidad de aniquilar a sus enemigos.

Los voluntarios se movían con precisión, coordinando sus ataques. Uno de ellos intentó inmovilizar a Blake con una llave Full Nelson. Los brazos del Sujeto de Pruebas Número Once quedaron atrapados, y su respiración se volvió más agitada. El otro voluntario aprovechó la oportunidad y comenzó a golpearlo repetidamente en el pecho y el rostro. Cada impacto resonaba como un trueno en el campo de batalla.

—¡Blake, lucha! —Rías Gremory, observando desde la distancia, gritó desesperadamente, su voz cargada de angustia—

Pero Blake no respondió. En lugar de debatirse o resistirse, parecía aceptar su destino de manera inquietante. ¿Por qué? ¿Por qué se estaba dejando golpear de esa manera? La respuesta se reveló en un instante. Cuando los voluntarios bajaron la guardia, confiados y creyendo que tenían la victoria asegurada, Blake ejecutó su poder "Devastador".

La energía comenzó a acumularse en su pecho, incrementando su intensidad con cada segundo que pasaba. Entonces, con un grito gutural que resonó en todo el campo de batalla, Blake liberó todo su poder en una explosión de fuerza descomunal. Acto seguido: Valler extendió sus brazos, liberando una serie de zarcillos compuestos de material vírico, que emergieron de su cuerpo en tonos rojos y negros. Los tendones rígidos se desplegaron en todas direcciones, atravesando todo a su alcance con una brutalidad impactante. El ataque "devastador" diezmó por completo a los dos soldados de la Blackwatch, reduciéndolos a poco más que escombros humanos.

Una vez concluido el caos, Blake recuperó la compostura. Su semblante era serio, y sus ojos distintivos permanecieron imperturbables. Con una calma inquietante, se estiró el cuello con un crujido audible que resonó en el silencio post-batalla y comenzó a caminar con paso firme hacia su objetivo: La Doctora Layla Dosson.

—Esto... n-no debería ser posible. —la científica de "Los Nueve" retrocedió, claramente asustada— ¡Ellos no deberían haber caído ante ti! F-fueron diseñados para luchar contra evolucionados e infectados... ¿¡Q-qué mierda eres?! —gritó, desesperada, su voz llena de incredulidad—

"Tu peor pesadilla".

Contestó Blake, mientras tomaba a la científica del cuello con una fuerza implacable. La miró a través de su casco de armadura blindada, pero ella, en un giro inesperado, sonrió.

—Ni siquiera duermo. —bromeó, mientras posaba sus manos en los brazos de Blake—

De repente, un fuego azul emergió de sus brazos. Blake retrocedió sorprendido, mientras intentaba regenerar sus heridas. El fuego le quemaba con una intensidad abrasadora, rompiendo parcialmente la armadura en la parte de los antebrazos. Valler se concentró, levantando la mirada solo para encontrarse con una bola de fuego celeste que fue disparada directamente hacia él. Apenas pudiendo reaccionar, activó su escudo de biomasa con el brazo derecho, resistiendo el ataque con un esfuerzo visible.

—¿Qué ocurre, peor pesadilla? ¿Te duele? —preguntó Layla, mientras comenzaba a invocar nuevas esferas de fuego azul, su voz cargada de satisfacción— Que bien.

—¿Eso es... fuego azul? —preguntó Issei, sorprendido, su voz reflejando la incredulidad del momento— ¿Cómo es que tiene ese poder?

—N-no lo sé. —dijo Rías, claramente confundida por lo que estaba presenciando—

—¿Te gusta lo que ves? —Layla comenzó a lanzar las esferas hacia Blake, quien intentaba resistirlas o esquivarlas con todas sus fuerzas— A mí desde luego que sí. —una vez que terminó, sacó un vial con un líquido dorado de sus bolsillos, sosteniéndolo con una expresión de triunfo— Los Voluntarios del Proyecto Orión pudieron haber fallado, pero yo... no lo haré.

Layla se bebió el líquido que Desmond Tyler le entregó, sus ojos brillaron con una mezcla de anticipación y determinación. Al momento de tragar el elixir dorado, sintió una ola de poder recorrer su cuerpo, inundando cada célula con una energía frenética. El frenesí de poder la envolvió, haciéndola sentir invencible. Con una sonrisa triunfal, comenzó a disparar de ambas manos, rayos de fuego azul concentrado que ardían con una intensidad sobrenatural.

El escudo de Biomasa de Blake no pudo soportar el ataque. Aunque Valler intentó resistir, las dos llamaradas simultáneas fueron demasiado. El escudo se destruyó bajo la presión, dejando a Blake expuesto y en apuros. La situación se volvió crítica en un instante, y la desesperación se reflejaba en sus ojos.

Justo en ese momento, Issei, con su Guantelete del Dragón Emperador Rojo, saltó al ataque. Sin dudarlo, se lanzó hacia Layla, aprovechando su distracción. Con una velocidad y fuerza impresionantes, Issei atacó a Layla por la espalda, logrando asestarle un golpe contundente que la hizo tambalearse.

—¡Ahora! —gritó Issei, su voz resonando con una determinación feroz—

El impacto del ataque de Issei rompió momentáneamente la concentración de Layla, haciendo que los rayos de fuego azul se dispersaran. Ella se giró, sorprendida y furiosa, enfrentándose al nuevo atacante con una mirada asesina.

—¡Tú! ¡Maldito adolescente! —exclamó Layla, lanzando una nueva ráfaga de fuego azul hacia Issei—

Pero Issei estaba preparado. Con una agilidad asombrosa, esquivó el ataque, cerrando la distancia entre ellos con un salto poderoso. El Guantelete del Dragón Emperador Rojo brilló intensamente mientras Issei concentraba su poder en un solo punto, preparándose para un golpe devastador.

—¡No dejaré que ganes! —rugió Issei, lanzando su puño hacia Layla—

El golpe impactó con una fuerza tremenda, enviando a Layla volando hacia atrás. Se estrelló contra un árbol cercano, el poder del ataque rompiendo parte del tronco. Sin embargo, incluso en su estado de frenesí, Layla se levantó, su cuerpo estaba rodeado de un aura azulada y sus ojos brillaron con una furia incontrolable.

—No te subestimes. —dijo Layla, su voz resonando con una mezcla de rabia y poder— No sabes con quién estás jugando.

Blake, recuperándose del asalto inicial, vio su oportunidad. Con las energías renovadas y una determinación férrea, corrió lo más rápido que pudo. Cada paso resonaba con una fuerza imparable mientras su objetivo se volvía más claro. Alzó su puño derecho, sintiendo la energía acumulada en su brazo, y saltó con una agilidad sorprendente. La distancia entre él y Layla Dosson se achicó en un instante.

Dosson estaba tan ocupada intentando lidiar con Issei, que no vio venir el ataque. El puño de Valler se estrelló contra su mandíbula con una fuerza brutal. El impacto fue tan potente que mandó a la científica al suelo, su cuerpo rebotando contra el piso con un estruendo sordo. El fuego azul que la rodeaba titiló y se extinguió momentáneamente, dejando a Layla vulnerable.

Layla Dosson quedó en el suelo, su cuerpo inmóvil tras el impacto. Blake la miró con una indiferencia fría, su mirada carente de compasión. Deshizo el casco de su armadura blindada, dejando al descubierto su rostro, pero mantuvo el resto de la armadura intacta. Con un movimiento rápido y decidido, tomó a Layla de la nuca, levantándola con una fuerza implacable. La furia se reflejaba en sus ojos mientras contemplaba a su presa.

—¿Piensas que esto me detendrá? —rio Layla, a pesar del dolor evidente en su voz— Matarme será tu perdición, Sujeto de Pruebas Número Once.

Blake no respondió. Su silencio fue más elocuente que cualquier palabra. La levantó un poco más alto, su mirada penetrante y llena de enojo. Layla continuó riendo, incluso cuando el miedo empezó a filtrarse en su expresión.

En ese momento, Akeno abrió los ojos repentinamente. Su mirada se encontró con la escena, sus ojos llenos de alarma y preocupación. Vio la intensidad en la cara de Blake, la fría determinación que lo impulsaba.

Blake no reaccionó ante la advertencia implícita en la mirada de Akeno. No pensó, no dudó. Con un movimiento brutal, arrojó a Layla contra el suelo. El impacto fue tan fuerte que resonó por todo el lugar. Acto seguido, Blake levantó su pierna y la bajó con fuerza, pisando la caja torácica de Layla. La científica soltó un grito ahogado mientras su pecho se comprimía bajo la presión.

La energía de Blake, en un despliegue impresionante, volvió a manifestarse con una fuerza abrumadora, consumiendo a Layla en el proceso. Su cuerpo no pudo resistir tal poder y comenzó a desintegrarse bajo el pie de Blake, desapareciendo lentamente en una neblina de partículas oscuras que se dispersaron en el aire. La risa de Layla, que había resonado con desafío, se apagó gradualmente, dejando un silencio pesado y absoluto sobre el campo de batalla, marcando el final de su presencia.

.Recuerdo Adquirido: Layla Dosson.

.Primer Recuerdo:

"Es impresionante. La clonación ha sido exitosa".

Layla Dosson, con los ojos brillando de entusiasmo y satisfacción, observa atentamente junto a Desmond Tyler a un joven Blake Valler de tan solo trece años. Delante de ellos, el muchacho está eliminando con una destreza asombrosa a un Cazador infectado con el temido virus Blacklight. Todo esto sucede en un tiempo anterior a que Alex Mercer desatara una muestra del virus en Penn Station, un evento catastrófico que cambiaría para siempre el curso de muchas vidas.

"El Sujeto de Pruebas Número Once estará listo dentro de poco tiempo. Será un excelente proyecto, un soldado formidable y una poderosa arma biológica".

Desmond Tyler, con una sonrisa de orgullo claramente dibujada en su rostro, comenta mientras sigue con la mirada cada movimiento ágil de Blake, impresionado por su habilidad innata y el enorme potencial que demuestra en cada acción.

"¿Qué haremos con el hombre que aportó el ADN?".

Pregunta Layla, su tono de voz refleja una mezcla de curiosidad y preocupación. La inquietud es evidente en sus palabras, esperando una respuesta que nunca llega.

Desmond, absorto en la fascinante escena frente a él, continúa mirando a Blake Valler mientras este consume a su presa y adquiere las Garras como su primera mutación significativa. Es un momento crucial en su desarrollo, una transformación que marcará el comienzo de su evolución como un ser superior. Cada movimiento, cada cambio en su cuerpo es un testimonio del éxito del proyecto, un indicio de las increíbles capacidades que Blake está empezando a desplegar, y de las cuales Layla y Desmond son los únicos testigos en ese laboratorio secreto.

.Segundo Recuerdo:

En un laboratorio lleno de sofisticados equipos, rodeado de un aire de expectación y misterio, un hombre musculoso se encuentra recostado en una camilla, vigilado atentamente por un grupo de científicos. La atmósfera está impregnada de concentración y urgencia, y el sonido de voces conversando en griego resuena en el espacio, indicando la naturaleza internacional y colaborativa del proyecto.

"El candidato Número Veintisiete es perfecto para el Proyecto: Hiperión".

Uno de los científicos anuncia con un tono de certeza, sus ojos fijos en los complejos datos que parpadean en su pantalla. La convicción en su voz sugiere que ha encontrado al sujeto ideal, alguien que cumple con todos los requisitos exigidos por el proyecto. Sin embargo, Layla Dosson, con una mirada analítica y decidida, no tarda en intervenir.

"Continuaremos con las pruebas hasta estar completamente seguros de esto".

Su voz es firme y autoritaria, dejando claro que no se tomarán atajos en el desarrollo de este ambicioso proyecto. La precisión y la seguridad son primordiales, y Layla está dispuesta a asegurarse de que cada paso sea dado con extrema cautela. La determinación en sus palabras refleja un compromiso inquebrantable con la excelencia y la responsabilidad, conscientes de las enormes implicaciones de sus experimentos. El hombre en la camilla, el candidato Número Veintisiete, se convierte en el centro de una cuidadosa y meticulosa evaluación, en la cual no se dejará ningún detalle al azar.

.Tercer Recuerdo:

"Hmph. Parece que nuestro pequeño proyectito rebelde sigue con vida después de todo. ¿Por qué no me sorprende?... ¿Algo más que aportar, doctora? Sea directa, no me gustan los teatros".

"Roland Gouin ha desaparecido. Creemos que fue obra de Alex Mercer, nombre clave: "Zeus". El señor Roland estaba intentando triangular la ubicación de P.A.R.I.A.H".

"Ah, eso. Sí, ya me enteré. Y me adelanté a nuestro amigo Mercer".

Desmond responde con aire de superioridad, mientras comienza a caminar hacia un escritorio cercano.

"P.A.R.I.A.H está en Japón, o al menos esa es la conclusión a la que llegó Gouin. Puede que esté en Hiroshima o en el sur, zonas donde la Blackwatch no tiene jurisdicción permitida. Dos evolucionados del Redlight en un mismo país... hmph, parece que el mundo no es lo suficientemente grande después de todo".

"¿Quiere que envíe una unidad en su búsqueda?".

"Sí. Quiero que encuentren a Rebeca de Aragónes y a su hijo, el "Lobo Gris". Tú, por otra parte, tienes otra tarea".

"¿Qué misión se me asignará, doctor Tyler?".

—Irás a la ciudad de Kuoh, en Japón. Quiero que captures a nuestro querido Sujeto de Pruebas Número Once y me lo traigas aquí, con vida. Puedes llevarte a los voluntarios del "Proyecto Orión" para que te asistan. Si fallas, no te molestes en regresar. Si vuelves con las manos vacías, no sobrevivirás.

"Sí, señor Tyler".

"Puedes tomar el "Suero Dorado" que está en ese escritorio. Te dará un subidón de adrenalina que aumentará tus poderes temporalmente. Úsalo con sabiduría, porque no habrá más, ni segundas oportunidades. Ahora, doctora Dosson".

Layla se inclina ligeramente en señal de respeto y se dirige al escritorio, consciente de la gravedad de la misión que le ha sido encomendada. La responsabilidad pesa sobre sus hombros, pero está determinada a cumplir con éxito su deber. El destino de aquellos a quienes busca y la seguridad del proyecto reposan en sus manos, y no dudará en hacer lo necesario para asegurar su cumplimiento.

.Cuarto Recuerdo:

La tenue luz de la lámpara de escritorio se filtraba por las cortinas, creando sombras danzantes en el despacho. Layla Dosson y el doctor Gordon Smith compartían una cena en privado, rodeados de expedientes clasificados y una atmósfera cargada de secretos.

"¿Crees que se enterará?".

Preguntó Layla, su voz apenas un susurro. Sus ojos se encontraron con los del doctor, buscando respuestas en su mirada.

"¿Enterarse de qué?".

Respondió Gordon, manteniendo la calma. Su rostro imperturbable no revelaba ninguna emoción.

"De sus orígenes. De quién es realmente. De dónde procede".

Gordon apoyó la copa de vino en la mesa y se recostó en su silla. 

"Puede que sepa algo, pero no es relevante. Todos sabemos que él nació de la unión entre la sangre de Elizabeth Greene: La Madre, y el prototipo para el Proyecto: Hiperión. ¿Qué más hay detrás de eso?".

Layla frunció el ceño. "

No lo sabes, ¿verdad? Hay más en juego aquí. Algo que Desmond Tyler no nos ha revelado".

El doctor se inclinó hacia adelante, sus ojos eran penetrantes:

"¿Qué estás ocultándome, Layla?".

Ella titubeó, luchando con sus palabras. 

"No importa... es como tú has dicho... es irrelevante".

El silencio se apoderó de la habitación. Layla y Gordon intercambiaron miradas cargadas de significado. Había secretos que no podían compartir, verdades que permanecían ocultas en los pasillos de la organización. El misterioso individuo al que se referían era más que un simple experimento genético. Sus orígenes estaban envueltos en un manto de misterio mucho más denso de lo que inicialmente creían. Y mientras la noche avanzaba, la intriga y la incertidumbre se entrelazaban, tejiendo una red de conspiración que amenazaba con desmoronar todo lo que creían saber.

.Quinto Recuerdo:

La tensión en la línea era palpable. Layla Dosson, con su voz firme y decidida, había iniciado la conversación con una urgencia que no admitía demoras. Al otro lado del teléfono, la voz masculina, cuya identidad permanecía oculta, respondió con una mezcla de curiosidad y desconfianza.

"¿Qué es lo que quiere, Dosson?".

Inquirió el hombre. Su tono era frío, como si estuviera acostumbrado a tratar con situaciones peligrosas. Layla no se anduvo con rodeos. 

"Estás en Japón también, ¿no es así? Continuando el proyecto: Carnival III que Desmond Tyler ordenó. ¿En qué zona te encuentras?".

"Estamos trasladando el equipo a Hiroshima. Al parecer, hubo avistamientos de P.A.R.I.A.H., pero no estamos seguros. ¿Por qué te importa?".

"Desmond Tyler me ordenó dar caza al Sujeto de Pruebas Número Once y llevarlo con vida ante ustedes. No creo que lo consiga. Él es demasiado poderoso, más de lo que hubiéramos podido imaginar. Más poderoso que Alex Mercer o P.A.R.I.A.H".

El hombre en el otro extremo de la línea guardó silencio por un momento. 

"No falles, doctora Dosson. Me dieron órdenes específicas de matarte si regresabas con las manos vacías".

"Si dejo de comunicarme contigo, puedes tomarme como muerta. Quiero que te prepares. Si Blake Valler me consume, sabrá de tu operación. Traslada todo ahora, improvisa, Dekion... él irá por ustedes".

"Más le vale venir acompañado, porque vamos a enfrentarlo".

"Cometes un grave error al subestimarlo".

Advirtió Layla.

"Y Desmond Tyler pone demasiada confianza en ti y en tus capacidades".

Concluyó el hombre antes de cortar la llamada.

La tensión persistió en el aire, como una tormenta que se avecinaba. Layla Dosson sabía que estaba en una carrera contra el tiempo, y su vida dependía de su habilidad para enfrentar al Sujeto de Pruebas Número Once. El destino de todos ellos estaba en juego, y la verdad oculta detrás de Carnival III amenazaba con desencadenar una catástrofe de proporciones inimaginables.

.Fin de los Recuerdos.

Blake Valler - Habilidad Adquirida: Fuego Azul.

Blake Valler se mantuvo estático por un breve lapso, su respiración profunda resonando en el interior de la armadura que gradualmente se desvanecía. La ira que había impulsado sus acciones se disipaba lentamente, dejando tras de sí una calma sombría. Issei y Rías se aproximaron, presenciando el desenlace de la confrontación. Akeno, con la mirada baja, comprendió que se había traspasado una línea. La victoria era innegable, pero también lo era el precio. Blake había tomado una decisión irrevocable, y todos reconocían que este era solo un paso más en una guerra que distaba de llegar a su fin. Era consciente de que Valler no mostraría la misma clemencia que con Rebeca de Aragónes y su hijo, y lo aceptó.

—¿Te encuentras bien? —inquirió Rías, tomando el brazo de Blake con preocupación—

Valler no respondió de inmediato. Contempló sus manos, abriéndolas y cerrándolas repetidamente, como si buscara algo nuevo, y en efecto, lo halló: la total incertidumbre. Sus orígenes parecían más enigmáticos que nunca, y ahora poseía un conocimiento crucial:

P.A.R.I.A.H estaba en Hiroshima, y Dekion Burton estaba tras su rastro.

—¿Cómo está Akeno? —preguntó Blake, adoptando un tono sereno y grave, paradójicamente tranquilo—

—Bien, gracias a Asia sus quemaduras están sanando. —Rías miró al Sujeto de Pruebas Número Once a los ojos— Blake... ¿quién era esa mujer? ¿Por qué te buscaba? —inquirió, nuevamente con preocupación—

Blake apretó los puños y levantó la mirada.

—Fue mi culpa. —expuso Valler, girando apenas la cabeza hacia Rías— Me... encontraron. Puse en peligro a Akeno y casi la matan por mi culpa. Destruyeron la cabaña por mi

—Blake... —Gremory abrazó a su segunda torre, con ternura— Nada de esto fue culpa tuya... nadie te odia.

—Yo... tengo irme. —manifestó, apartando a Rías de él—

—No. —lo detuvo ella— ¿Lo olvidaste? Eres mi familia, pase lo que pase. Tus problemas son nuestros problemas, y todos prometimos apoyarte en tu causa.

—Esta es mi guerra, no la suya. Nadie tiene por qué intervenir en esto. —Blake comenzó a alejarse, pero Rías lo empujó— ... Rías, déjame pasar. —solicitó, con paciencia—

—¿¡Qué te sucede?! —exclamó Rías, enfadada— ¡Antes nos ayudabas a luchar para salvar la Cumbre de Líderes! ¿Y ahora te sumes en la desolación y decides desechar todo lo que has logrado? Eso no lo permitiré.

Blake, con una expresión de resignación marcada en su rostro, respondió a la insistencia de Rías con un gesto de desesperanza. 

—No es eso. No lo entenderías. —susurró, sintiendo la futilidad de explicar la complejidad de su situación—

— Entonces pruébame. —desafió Rías, con una mezcla de curiosidad y determinación en su voz— Pruébame que no lo entiendo, y sino... explícame. —añadió, conteniendo su enfado, pero dejando en claro su demanda de respuestas— ¿Qué es, Blake? —preguntó con un tono más suave pero igualmente urgente—

La falta de respuesta de Valler provocó un estallido de frustración en Rías, quien exigía una explicación. 

—¡Si permanecen conmigo, van a morir! —gritó Blake, dejando entrever su verdadera personalidad mientras apretaba los puños con furia— ¡Casi matan a Akeno! La Blackwatch y Gentek conocen esta ubicación, volverán a por mí si no me largo. ¡Y los matarán a ustedes si deciden no ayudarlos! —advirtió, con una mezcla de temor y determinación en su voz—

El silencio tenso que siguió fue interrumpido por la aparición de un hombre misterioso, vestido con un traje formal de tonos oscuros, cuya presencia imponente captó la atención de todos los presentes. 

—Temo que no podré permitir eso. —declaró con calma, desafiando la determinación de Blake—

—Muévete, Azazel. —ordenó Blake, tratando de avanzar hacia su destino con determinación. Sin embargo, el líder de los ángeles caídos, con un gesto serio, bloqueó su camino y explicó la importancia de su intervención— ... ¿Tú también?

—Recibí un pedido especial por parte del Rey Demonio. Tú y el séquito de Rías tienen que hacer caso y escuchar atentamente. —anunció, haciendo hincapié en la seriedad de la situación. A pesar de los intentos de Blake por continuar su camino, Azazel se mantuvo firme, dejando en claro que no cedería ante su insistencia—

Azazel fijó su mirada en Blake con seriedad, sus ojos reflejaban una comprensión inusual. 

—Sé lo que harás. No puedes enfrentarte a ellos tú solo, chico. —dijo con tono tranquilo pero firme, rompiendo momentáneamente su usual actitud desafiante— Vas a morir... pero hay algo que podemos hacer para evitarlo. Quiero que asegures tu victoria, pero no lo harás en este estado. —añadió, transmitiendo una preocupación genuina por la seguridad de Blake—

Confundido por las palabras de Azazel, Blake buscó claridad. 

—¿Qué quieres decir? —preguntó, tratando de comprender la propuesta del líder de los ángeles caídos—

Azazel aprovechó la atención de todos para hacer un anuncio importante. 

—¡Presten atención! —pidió con entusiasmo, levantando la voz para captar la atención de todos los presentes— A partir de hoy, y bajo las órdenes del Rey Demonio Sirzechs-Lucifer, ¡seré el asesor oficial del Club de Investigación de lo Oculto! —anunció, provocando reacciones variadas entre los presentes—

Rías, aunque enfadada por la decisión unilateral de Sirzechs-Lucifer, reconoció la autoridad de la orden. 

—Una orden del Rey Demonio, es una orden directa del Rey Demonio. —comentó Azazel, encogiéndose de hombros ante las quejas de Rías. Explicó que su intervención era necesaria debido a los eventos recientes, incluida la lucha en la Cumbre de Líderes y el enfrentamiento actual—

Azazel reveló su objetivo: ayudar al Club a desarrollar adecuadamente el poder y las habilidades de sus Sacred Gears. Issei y los demás, excepto Blake, mostraron confusión ante esta revelación.

—En síntesis; el Boosted Gear del joven Issei, el Seimaken de Kiba, y el Forbidden Balor View de Gasper. —mencionó Azazel, señalando a cada uno de los afectados— Utilizaré todos mis datos gracias a mis investigaciones recientes, y los llevaré a todos hacia una línea de crecimiento diferente. ¿Ha quedado claro? —explicó, asegurándose de que todos entendieran el propósito de su intervención— Desde ahora, me llamarán Azazel-Sensei. —concluyó, con una sonrisa satisfecha ante la confusión de Issei por su nuevo título—

Blake respondió con incredulidad ante la propuesta de Azazel:

—¿Es un chiste? No necesito entrenar. —expresó con firmeza, desafiando la sugerencia del líder de los ángeles caídos— Soy perfectamente capaz de defenderme sin entrenamiento.

Azazel, sin inmutarse, lanzó una contraargumentación directa. 

—¿Ah sí? —preguntó con una ceja alzada, señalando la evidencia de los recientes enfrentamientos— Entonces, ¿por qué estabas perdiendo contra esos sujetos musculosos y contra la científica rubia? De no ser por la intervención de Issei, quizás hubieras perdido. —señaló, destacando la importancia de mejorar sus habilidades para enfrentar futuros desafíos—

La advertencia de Azazel resonó en la mente de Blake, quien no estaba dispuesto a aceptar fácilmente su situación. 

—No voy a tolerar esto. —declaró Valler con determinación, resistiéndose a la idea de ser controlado por las reglas impuestas por el Rey Demonio—

Azazel, sin embargo, continuó persuadiéndolo, recordándole su lealtad y las consecuencias de desafiar al Rey Demonio. 

—Tienes autonomía de Rías Gremory, pero no del Rey Demonio. —explicó, destacando la importancia de seguir las reglas establecidas para evitar represalias— No dudo de que puedas enfrentarte a todo el infierno tú solo, pero... llamarías la atención del Demonio Primordial o del Amo del Poder... y créeme, chico, contra ellos no tienes oportunidad. —advirtió, dejando claro el riesgo de desafiar a figuras tan poderosas—

Con un gesto final, Azazel anunció el próximo paso para el séquito. 

—Prepárense, porque cuando lleguen las vacaciones, partirán devuelta al inframundo. ¡Hasta luego! —exclamó, extendiendo sus alas negras y desapareciendo en el horizonte—

Akeno, acercándose a Blake con una expresión preocupada, trató de abordar sus sentimientos.

—Es... una buena oportunidad para pasar tiempo juntos. —sugirió, buscando una conexión emocional— ... ¿Cómo te sientes? —preguntó con delicadeza—

Blake, sin embargo, apenas respondió mientras se alejaba. 

"Débil".

Admitió brevemente, revelando la carga que llevaba consigo mientras se perdía en sus pensamientos y se alejaba, dejando a Akeno con una sensación de preocupación.

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Poderes de Layla Dosson: Control del Fuego Azul

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