Capítulo 36

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.Día 12 de Agosto del Año 2010. 

.Castillo de la Familia Gremory - Inframundo.

Mientras Rías y su séquito avanzaban por los opulentos pasillos del majestuoso recinto, Asia, Issei y Xenovia se veían deslumbrados por la exuberancia del lugar y la abundancia de sirvientes que pululaban por doquier. Para ellos, era la primera vez que se encontraban inmersos en semejante ambiente de lujo y servidumbre. Blake, por su parte, ya había tenido un vistazo del castillo cuando Rías lo había llevado ante la convocatoria del Rey Demonio tras la lamentable pérdida del Noveno Superior, Gaemoz el Depredador.

—Es... asombroso. —exclama Asia, dejando escapar su admiración ante la magnificencia que sus ojos contemplaban—

—S-siento que no deberíamos estar aquí. —musita Issei en voz baja, manifestando su incomodidad ante la grandiosidad del lugar—

De repente, una voz juvenil y aparentemente infantil interrumpe el ambiente. Al otro extremo del pasillo, un joven formal de cabello carmesí se apresura hacia la presidenta del club y la abraza con ternura. Rías, con gestos que denotaban una afectuosidad casi maternal, acaricia el cabello del muchacho, aunque su relación distaba mucho de ser maternal en realidad.

—¡Tía Rías! —exclama el joven, cuyo nombre es Millicas-kun, con entusiasmo—

Rías le devuelve el gesto cariñoso mientras lo observa con una sonrisa.

—Millicas-kun, cómo has crecido. Casi no te reconozco desde la última vez que te vi. —comenta Rías con afecto—

—Qué tierno, ¿es tu sobrino? —inquiere Xenovia, interesada por la relación familiar—

—Sí, es el hijo del Rey Sirzechs-Lucifer, mi hermano. —Rías dirige su mirada hacia su sobrino— Por favor, preséntate.

El joven príncipe se separa de Rías y, con una elegancia digna de su linaje, hace una reverencia formal ante las acompañantes de Rías antes de presentarse.

—Soy Millicas Gremory. —anuncia con solemnidad antes de erguirse nuevamente— Es un verdadero placer conocerlos. Por favor, sean bienvenidos al castillo de la familia Gremory. Su presencia es un honor para nosotros.

—Wow, qué caballeroso. Qué formal. —comenta Asia, dejando escapar una risa ligera— Realmente es un príncipe.

—Por aquí, invitados. —anuncia Grafya, abriendo la puerta para indicarles el camino—

"¡La tía Rías ha vuelto a casa!".

Se escucha una voz emocionada resonando en los pasillos.

Grita con entusiasmo el joven príncipe demoníaco, mientras corre hacia su habitación, dejando tras de sí una estela de alegría contagiosa. En su camino, se topa con una figura impresionante: una hermosa mujer de cabello castaño, vestida con un elegante vestido blanco que resalta su porte y distinción. Issei no puede evitar quedarse maravillado por su apariencia, tan perfecta y esbelta, pero antes de que cualquier pensamiento lujurioso o apasionado cruce su mente, Rías lo detiene con una mirada severa, advirtiéndole sin necesidad de palabras.

—Me gustaría presentarles a mi madre. —anuncia Rías, con un tono de orgullo y respeto—

—Cuánto tiempo sin verla, Lady Venerana. —dicen todos los presentes, excepto Blake, inclinándose en una reverencia respetuosa—

—Me alegra ver que todos están bien. Es un placer conocer a los nuevos miembros. —saluda la mujer castaña, con una sonrisa dulce y maternal, una expresión que emana calidez y afecto. Su juventud y belleza son sorprendentes para alguien que ya es abuela— Soy la madre de Rías, Venerana Gremory. —se presenta, caminando lentamente hacia el grupo— Usted debe ser el Dragón Emperador Rojo, ¿no es así?

—¿Eh? ¿C-cómo sabe quién soy? —pregunta Issei, sintiéndose repentinamente nervioso bajo la mirada penetrante de Venerana—

—Siempre he estado atenta a los posibles pretendientes para mi hija. Después de todo, soy su madre. —responde Venerana, con un tono que, aunque amable, causa una visible incomodidad en Rías— Además, te has hecho de un renombre interesante, joven Hyoudou Issei. —continúa, antes de dirigir su mirada y atención hacia Blake— ¿Es usted el famoso Sujeto de Pruebas Número Once?

—Preferiría que me llamase por mi nombre, Blake Valler, antes que, por mi apodo no oficial, señorita. —responde Blake con firmeza, pero con respeto—

—Entendido, le ofrezco mis disculpas. —dice Venerana, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto— Es un placer conocer a la torre de mi hija. Me gustaría agradecerle por haberse encargado personalmente del asunto de los Ángeles Caídos Renegados. Sé que mi hijo le ha agradecido bastante.

—El sentimiento es mutuo, milady. —responde Blake, devolviendo la reverencia con igual respeto—

La interacción se desarrolla en un ambiente de respeto y formalidad, con cada palabra y gesto cuidadosamente considerado. La presencia de Venerana impone una atmósfera de dignidad y elegancia, y cada miembro del séquito de Rías se siente honrado de estar en su presencia. Mientras tanto, la calidez y hospitalidad del castillo de los Gremory hacen que todos se sientan bienvenidos y valorados, marcando un inicio memorable para su estancia.

—A propósito, señor Valler... —comienza Venerana Gremory con una sonrisa en los labios, sus ojos centellan con complicidad— Permítame compartir una noticia que quizás alegrará su día. Su amigo, Jacob Valerie, ha enviado sus saludos.

—¿Jacob? —Blake, sorprendido, inclina la cabeza hacia ella, pero la regresa a los pocos segundos— Tenía tiempo sin saber de él. —susurra, como si el nombre evocara recuerdos lejanos— ¿Dónde se encuentra?

Venerana asiente, su cabello oscuro cayendo en cascada sobre los hombros. 

—Luego de que Grafya-san, nuestra eminente médica, tratase su tumor, Jacob siguió su consejo. Regresó a casa con su familia en Nueva Zelanda. Dijo qué, si usted lo llamaba, respondería sin dudarlo. Pero también pidió explícitamente que no lo molestasen. Es un hombre reservado, pero su corazón es cálido y agradecido. —sus ojos se entrecierran, como si recordara momentos compartidos con el amigo ausente— Ojalá se hubiera quedado aquí, en nuestra pequeña familia. Ha sido gentil y servicial, un verdadero caballero.

[...]

.Al día siguiente - Campo del Castillo Gremory.

—Bien, parece que todos están aquí. Eso es bueno. —dice Azazel, cruzado de brazos y observando con detenimiento a cada uno de los presentes— He diseñado un plan de entrenamiento equivalente a veinte días humanos. Sin embargo, para aquellos que no lo saben, el tiempo aquí funciona de manera diferente. Aquí, tres días equivalen a uno en la Tierra. Por lo tanto, entrenarán durante un período de dos meses infernales.

—¿¡Vamos a entrenar durante sesenta días aquí?! —exclama Issei, sintiendo que casi se desmaya al escuchar la duración del entrenamiento—

—Issei, empezaremos contigo. —anuncia Azazel, señalándolo—

En ese momento, el imponente Gran Dragón Tannin hace su aparición, cruzando sus poderosos brazos mientras observa a su nuevo alumno con una mirada evaluativa. Azazel aclara que Issei entrenará exclusivamente con Tannin, con el objetivo específico de permitirle activar su Balance Breaker a voluntad. Azazel se refiere a Tannin como el "entrenador personal" de Issei.

—Es la primera vez que me encuentro en la necesidad de entrenar a un portador de Draig. —reconoce Tannin con su voz profunda y resonante—

—Intenta no morir. —Azazel le da una palmada en el hombro a Issei, antes de volverse hacia el resto del grupo— Para los demás... —el líder de los ángeles caídos gira su atención hacia los otros— Mi objetivo será identificar y explotar sus debilidades para que dejen de ser un obstáculo. Se centrarán en aquellas áreas en las que carecen de habilidades y las mejorarán. Luego, aplicarán esos conocimientos en la práctica.

Con Rías Gremory:

En una gran biblioteca, se puede ver a la princesa carmesí sentada en un escritorio, rodeada de una multitud de libros. Sumergida en la lectura, Rías intenta absorber todo el conocimiento que puede.

"Ya posees una fuerza considerable, además del entrenamiento básico. Sin embargo, necesitas mejorar tus estrategias y decisiones como Rey de tu séquito. Debes aprender a aprovechar al máximo las habilidades de tu familia. Explotar sus fortalezas y minimizar sus debilidades. Saber cuándo, dónde y cómo deben actuar, y en qué orden. Tus batallas son principalmente mentales y estratégicas".

Rías asiente con determinación mientras subraya puntos clave en los textos que lee. Sabe que mejorar sus habilidades estratégicas y de toma de decisiones es crucial para liderar eficazmente a su séquito. Está dispuesta a trabajar incansablemente para asegurarse de que, cuando llegue el momento, pueda guiar a su equipo hacia la victoria con confianza y precisión.

Con Akeno Himejima:

En la cima de una montaña, sobre una plataforma circular de piedra perfectamente plana, Akeno se encuentra cara a cara con una figura imponente. Delante de ella, un hombre musculoso, vestido con una armadura dorada y negra, y una capa verde ondeando al viento, la mira con intensidad.

—¿Por qué estás aquí? —pregunta Akeno, su voz cargada de enfado y desdén—

—Cuánto tiempo sin vernos, Akeno. —responde su enemigo con una calma inquietante—

—No te atrevas a llamarme por mi nombre tan a la ligera. —advierte ella, frunciendo el ceño con una mezcla de ira y desprecio—

La voz de Azazel resuena en su mente, como un eco de las palabras que le había dicho antes del entrenamiento: 

"Tienes que aceptar la sangre que corre por tus venas. Si utilizas el poder interior del Ángel Caído, podrás utilizar la luz de tu trueno dorado para crear relámpagos con el doble de letalidad".

—Entonces, eso es lo que querías... —murmura Himejima, comprendiendo la situación—

—Fue una orden directa del Gobernador General. —comenta el hombre con una sonrisa irónica— Aunque nunca esperé recibir una orden para entrenar a mi propia... "hija".

—¡No necesitas contenerte! —exclama Akeno, con una mezcla de desafío y resolución. Sus ropas cambian mágicamente, transformándose en las de la Sacerdotisa del Rayo— ¿Comprendes el significado de esta vestimenta? Esto significa que no tengo padre.

La tensión en el aire es palpable, y ambos se preparan para el enfrentamiento que decidirá no solo el destino de Akeno, sino también su aceptación de su propia naturaleza y poderes.

Con Yuuto Kiba:

El joven caballero se encuentra en medio de un sereno lago, su espada desenvainada reflejando la luz del sol. Su concentración es absoluta, y cada uno de sus movimientos está calculado con precisión.

La voz de su mentor resonaba en su mente: 

"Debes perfeccionar el estado de tu Balance Breaker y lograr permanecer así la mayor cantidad de tiempo posible".

Kiba da un tajo con su espada al aire, sintiendo la resistencia del viento contra la hoja. Con un salto ágil y poderoso, atraviesa el lago para aterrizar en el césped verde de la orilla opuesta.

"Buscaré a un maestro espadachín especialmente para ti".

Había dicho su mentor, y ahora, Yuuto observa a una figura aproximarse. Vestido con túnicas celestes y blancas, el recién llegado emana una sensación de serenidad y sabiduría.

—Es un placer. —dice Yuuto, con una sonrisa de determinación y respeto, preparado para someterse a un riguroso entrenamiento bajo la guía de su nuevo maestro—

Con Xenovia Quarta:

—¡Espada Sagrada: Durandal! —grita Xenovia, su voz resonando con determinación mientras invoca la mítica espada—

En su mente, recuerda las palabras de su mentor: 

"La Espada Sagrada: Durandal, es un arma inestable y volátil que escoge a su portador. Necesitarás emplear toda tu fuerza de voluntad si quieres blandirla efectivamente".

Con un grito de esfuerzo y concentración, Xenovia lanza un tajo con Durandal, la hoja de la espada brillando intensamente mientras corta un árbol cercano en dos con una facilidad impresionante. La potencia del arma sagrada es evidente, pero también lo es la necesidad de control y precisión que se requiere para dominarla.

Con Gasper Vladi:

"Sus habilidades son altas y sus capacidades incalculables. Pero tu mayor debilidad es tu propio miedo. Para superar eso, necesitas aprender a dejar de esconderte. Lo primero será salir y enfrentar a las personas. Solo necesitas dar ese primer paso".

Gasper se encuentra acurrucado en un callejón oscuro, refugiado en su caja, su corazón latiendo con un terror absoluto al pensar en interactuar con otras personas. Los transeúntes que pasan por ahí lo miran con curiosidad y confusión, sin comprender el conflicto interno que enfrenta.

—¡Estoy a punto de correr por el primer paso! —grita el joven vampiro, tratando de infundirse valor para salir de su escondite—

Con Koneko Toujou:

La torre albina está en un gimnasio, su figura diminuta en contraste con la potencia de sus golpes y patadas que lanza contra los sacos de boxeo. Su fuerza es tal que logra destruir hasta cinco sacos, pero para ella, esto aún no es suficiente.

"Tienes que liberar el poder que yace sellado dentro de ti misma. Si no consigues aceptarte, nunca vas a ser capaz de desarrollar tus habilidades de la forma en la que lo deseas".

—¡No! —grita Koneko, mirándose las manos con una mezcla de frustración y temor. La lucha interna por aceptar su poder es tan intensa como cualquier entrenamiento físico—

Con Asia Argento:

La señorita de cabello rubio dorado se encuentra en medio de una cueva oscura, apenas iluminada por la luz tenue de la luna que se filtra por la entrada. Está arrodillada, con las manos juntas en actitud de rezo, murmurando palabras en un tono suave y reverente.

"La Curación del Crepúsculo depende básicamente de las habilidades innatas y del entrenamiento del usuario. Si consigues liberar el aura de todo tu cuerpo, lograrás adquirir la capacidad de curar a personas a la distancia, independientemente de los obstáculos físicos entre ustedes".

—¡Estoy poniendo todo mi esfuerzo, Issei-san! —exclama Asia, con determinación en sus ojos mientras continua su rezo fervoroso—

Con Hyoudou Issei:

El joven de cabello castaño corre a toda velocidad, esquivando las ardientes llamaradas que el imponente dragón Tannin lanza en su dirección. Cada explosión de fuego le obliga a moverse con rapidez, pero su Balance Breaker sigue sin activarse, dejándolo en una situación precaria. En un movimiento desesperado, Issei logra esquivar un golpe que habría sido mortal, aunque el esfuerzo lo deja jadeando y exhausto.

—¡Eso estuvo demasiado cerca! —exclama Issei, tratando de recuperar el aliento y limpiando el sudor de su frente—

—Lo esquivaste. —responde Tannin con una voz grave— Bien hecho.

—¡He estado siendo perseguido sin descanso durante tres días! —grita Issei, con frustración en su voz— ¡No seré quemado tan fácilmente!

—Me gusta tu espíritu indomable. —elogia Tannin, el dragón meteoro— En ese caso, aumentaremos la intensidad del entrenamiento.

Una nueva y poderosa llamarada sale de la boca de Tannin, forzando a Issei a correr de nuevo, su desesperación palpable mientras intenta evitar ser incinerado.

Con Blake Valler:

—Conmigo la tienes complicada. —aclara el Sujeto de Pruebas Número Once, su voz firme y desafiante—

—Ciertamente. —contesta Azazel, con una sonrisa enigmática— Has sido un reto sumamente interesante de estudiar, Blake Valler. He seguido de cerca tu último combate contra esos soldados de la Blackwatch, y he notado un notable aumento en tu poder gracias a la pieza de la Torre. Sin embargo, también he observado que te riges principalmente por tu fuerza de voluntad y por tus capacidades víricas.

—Ese ha sido mi modus operandi desde que tengo uso de razón. —reafirma Valler, con una mirada fría y decidida—

—Depositas gran parte de tu fuerza en aquellos enemigos a los que consumes. —continúa Azazel— Necesitas desplegar todas tus habilidades no sólo como un evolucionado, sino también como un demonio. Tienes alas, sin embargo, nunca te he visto desplegarlas.

—Nunca las he necesitado. —responde Blake, encogiéndose de hombros, como si la idea fuera irrelevante—

—El hecho de que hirieran a Akeno hizo que invocases tu Armadura Blindada, ¿me equivoco? —pregunta el ángel caído, con un tono inquisitivo— Eso significa que tus poderes responden directamente a tus emociones.

—Siempre he podido invocar la armadura, pero no es práctico. Me vuelve lento y me impide ser ágil. —explica Blake, frunciendo el ceño—

—Entonces, tu problema quizás no radica en lo físico, sino en lo mental. —Azazel se lleva la mano a la barbilla, adoptando una postura pensativa— Todos tenemos problemas con nuestro pasado. Pero, ¿has logrado superarlo? ¿Puedes utilizar el dolor de tus recuerdos a tu favor?

—Por supuesto que sí. —responde Blake, con firmeza— Sigo encontrando respuestas, pero sé controlarme, y cuándo no. ¿Ves lo que te digo? No requiero entrenamiento.

Azazel lo observa en silencio por un momento, evaluando cada palabra. Finalmente, asiente lentamente.

—Muy bien, Blake. —dice, con una voz más suave— Aun así, considera que el verdadero poder no siempre reside en la fuerza bruta, sino en cómo manejas tus emociones y tus recuerdos. Eso puede ser tu mayor ventaja o tu mayor debilidad.

—Ya... permíteme demostrarte lo contrario. —dijo Azazel, invocando una lanza de luz que brillaba intensamente en su mano— Según me dijeron algunas fuentes, naciste de la sangre de una mujer evolucionada y un prototipo que era capaz de regenerarse a gran velocidad. ¿Has empleado alguna vez esa regeneración acelerada en una situación de combate real?

—Una vez. —responde Blake, mientras activa sus garras, que emergen de sus manos con un sonido metálico—

—¿Cuántas veces has perdido? —pregunta Azazel, observando con interés—

—Sólo una vez, contra un tipo al que subestimé. —contesta Blake, con una voz firme— Desde entonces, nunca he subestimado a mis enemigos. Siempre intento estar un paso por delante de ellos.

—Bien, demuéstrame lo que sabes hacer. —dice Azazel, con un destello en sus ojos— Quiero que te enfrentes a diez de los mejores guerreros infernales. Si sales victorioso de todos esos combates, cesaré el entrenamiento para ti.

—Con todo gusto. —responde Blake, tronándose los nudillos— Hagámoslo.

[...]

.Elipsis: Una vez finalizado el entrenamiento correspondiente.

El séquito de Rías se encuentra reunido en una sala de estar elegante. Issei, con lágrimas en los ojos, abraza a su presidenta, expresando cuánto la había extrañado. Blake, en cambio, se muestra indiferente, su expresión es imperturbable. Durante su entrenamiento, ha descubierto facetas diferentes de sus habilidades y capacidades. Sin embargo, no se siente extremadamente distinto a como era antes; en realidad, es casi el mismo, solo que con una o dos mejoras significativas.

—Su resistencia mejoró, debo reconocerlo. —dice Azazel, sentado cómodamente en una silla lujosa mientras bebe una taza de té— No obstante, no cumplió con el objetivo de lograr activar su Balance Breaker. Mi teoría se confirma: requieres de un catalizador drástico para desbloquear tu verdadero potencial.

"He vuelto".

La sacerdotisa del rayo anunció su llegada al cruzar el umbral de la puerta. Se presentó con los brazos cruzados por debajo de los senos, pero su mirada no irradiaba la habitual serenidad con la que solía aparecer. Esta perturbadora diferencia no pasó desapercibida para Blake, quien inmediatamente se acercó, preocupado por la inusual tensión en su semblante.

—¿Cómo está Koneko-chan? —interrogó Rías mientras daba un sorbo pausado a su taza de té—

—Por el momento, estable. Está descansando. —contestó Akeno con un tono que dejaba entrever su preocupación— Nunca la había visto en ese estado antes.

—¿Qué ocurrió con Koneko? —preguntó Blake, demostrando que no estaba al tanto de los últimos acontecimientos—

—Ella se... desmayó durante el entrenamiento. —informó Azazel con un tono serio y grave— Se exigió demasiado en el entrenamiento que le impuse. Rompió sus límites más allá de lo que su cuerpo podía soportar y este finalmente cedió. Era de esperar que su cuerpo cayera tarde o temprano bajo tanta presión.

—Koneko es una persona fuerte, se recuperará. —dijo Issei, con un tono lleno de determinación y confianza—

—En fin. —Azazel se levantó de su asiento con una actitud resoluta— Escuchen, varias personas importantes vendrán al castillo esta noche. Se celebrará una fiesta en el salón principal con el propósito de negociar los acuerdos y el pacto de alianza con Asgard y sus representantes. Así que tengo que irme. —añadió mientras comenzaba a caminar hacia la puerta, no sin antes dirigir una mirada significativa a Blake— Enviaré a alguien a buscarlos. Hasta entonces, prepárense; será un evento formal.

Blake asintió, adoptando una expresión seria que reflejaba su entendimiento de la gravedad de la situación.

—¿Participaremos en un evento de tal envergadura? —preguntó Gasper, visiblemente sorprendido— C-creo que me quedaré. N-no me gustan los espacios concurridos.

La tensión en la sala se intensificó mientras cada uno procesaba la información y se preparaba mentalmente para la noche que se avecinaba, conscientes de la importancia de mantener las apariencias y representar dignamente sus respectivas posiciones en un evento tan crucial.

—No hay de qué preocuparse, Gasper-kun. —le dijo Rías, con una leve sonrisa protectora que intentaba tranquilizarlo— No estaremos solamente nosotros, sino que también estarán presentes varios miembros de las grandes familias demoníacas. Habrá guardias designados específicamente para los VIP. Piensen en este evento como una oportunidad para conocer a más jóvenes demonios. Como mis piezas y familiares, debemos mantener las formalidades por encima de todo. —su mirada se dirigió a Blake— No debemos causar ninguna clase de problema. No podemos permitirnos hacer nada descuidado o fuera de lugar.

—Habla por ti. Yo sé cuidar mis modales, sé cuándo actuar y cuándo no. A diferencia de muchas personas... sé controlar mi lengua. —respondió Blake con un tono firme y seguro de sí mismo—

[...]

Blake Valler se encontraba frente a un espejo plateado, observando su propio reflejo con una mirada seria que no transmitía ninguna emoción. Examinaba detenidamente la vestimenta que solía llevar: un conjunto rojo y negro elegante que le confería su característico toque distintivo. Aunque realmente no tenía necesidad de utilizar ropa convencional, ya que sus prendas estaban hechas de una biomasa similar a los tejidos humanos, que podía cambiar según el antojo de su portador en cualquier momento.

El evolucionado estudió sus manos, observando cada detalle antes de volver a mirar al espejo. Echó los hombros hacia atrás y, en ese instante, su vestimenta entera comenzó a transformarse. La biomasa que la componía se reconfiguraba, adoptando una apariencia completamente distinta. No era habitual que cambiara de prendas, ya que estas no se ensuciaban, no producían olor y, en caso de ser destruidas, simplemente podía crear unas nuevas. Sin embargo, entendía la importancia de presentarse adecuadamente para el evento formal que se avecinaba.

Mientras su ropa cambiaba, Blake se concentró en adoptar un atuendo que estuviera a la altura de la ocasión. La biomasa fluía y se moldeaba, formando un traje oscuro, sofisticado y perfectamente ajustado a su figura. Los detalles eran precisos, desde las finas líneas de la tela hasta el brillo sutil de los botones. Todo estaba pensado para proyectar una imagen de impecabilidad y elegancia.

Su cabello negro caía libremente hacia abajo, enmarcando un rostro marcado por un contraste notable: un ojo brillaba con un rojo intenso, mientras que el otro mostraba un verde tranquilo. Su piel, más blanca de lo habitual, resaltaba aún más este contraste. Llevaba una camisa formal blanca con el cuello desabrochado, sobre la cual se ajustaba un chaleco elegantemente estampado. Los pantalones y zapatos de hombre elegante complementaban su refinado look. Una cadena dorada colgaba de su jean en la parte derecha, acentuada finalmente por un lujoso cinturón y un collar dorado.

Blake, vistiendo una ropa completamente diferente a la habitual, se admiró en el espejo. Su mirada seguía siendo seria, pero ahora había en ella una chispa de resolución. Movió la mandíbula, los brazos y otras partes del cuerpo, asegurándose de que su ropa fuese cómoda y flexible, en caso de necesitar actuar rápidamente. Sus ojos se posaron en su antebrazo izquierdo, consciente de la perpetua marca que allí residía: "Sujeto de Pruebas Número Once". La miró con un odio contenido, un sentimiento de rabia lo invadió momentáneamente. Sin embargo, se sujetó el antebrazo izquierdo con la mano derecha y se obligó a dejar de lado cualquier sentimiento o recuerdo que le provocase dolor. Respiró hondo y volvió a mirarse en el espejo, acomodándose los pliegues del cuello de su camisa.

"Ni tan mal".

Pensó para sí mismo, evaluando el resultado final. La vestimenta, aunque diferente a lo que solía llevar, le confería una apariencia impecable y sofisticada, adecuada para la formalidad del evento al que asistiría. Con una última mirada al espejo, se preparó mentalmente para enfrentar la noche, dispuesto a mantener la compostura y a desempeñar su papel con la mayor dignidad posible. Sabía que la presencia de importantes figuras demoníacas requería una representación impecable de su parte, y estaba decidido a estar a la altura de las circunstancias.

—¿Está permitido entrar? —la indagación proviene de una voz suave y femenina, que resuena con una mezcla de curiosidad y cortesía desde el otro lado de la puerta de madera tallada—

—Sí, adelante. —la respuesta de Blake es inmediata, su tono cálido y acogedor. Mientras habla, sus ojos no pueden desviarse del reflejo que le devuelve el espejo antiguo, donde se contempla a sí mismo. La imagen que le devuelve es la de un hombre transformado, vestido con una elegancia inusual que le arranca una sonrisa de orgullo y satisfacción—

La puerta se abre con un silencio reverente, y la figura que cruza el umbral no es otra que Akeno Himejima. Su presencia es tan imponente como siempre, pero hoy se ve realzada por la formalidad de su atuendo: un kimono japonés tejido con hilos que parecen absorber la luz, tan oscuro como la noche más profunda, pero salpicado con detalles dorados que capturan la atención. Una banda de tela bordada adorna su cintura, mientras que pequeñas joyas adornan sus muñecas, pendientes cuelgan de sus orejas y anillos centellean en sus dedos, cada uno capturando y reflejando la luz de la habitación de manera casi mágica. Al posar su mirada en Blake, los ojos de Akeno se ensanchan ligeramente, sorprendidos por la transformación del hombre ante ella, pero esa sorpresa pronto da paso a una expresión de franca admiración.

—Debo decir que te ves... excepcionalmente distinguido. —articula Akeno, su voz es un susurro que se desliza por la estancia mientras cierra la puerta detrás de sí con un movimiento fluido y silencioso, sin apartar sus ojos de Blake—

—La verdad es que me siento bastante cómodo. —admite Blake, extendiendo sus brazos y luego cerrando sus manos en puños, probando la resistencia y flexibilidad del tejido— Siempre y cuando me permita moverme con libertad en caso de que surja alguna contingencia...

—Preferiría que esta noche dejáramos de lado los pensamientos sombríos. —Himejima avanza hacia Blake, su andar es grácil y su sonrisa es un bálsamo de calma— Ese atuendo te sienta como si hubiera sido diseñado exclusivamente para ti. No recuerdo haberte visto antes con una apariencia tan... "elegante".

—La verdad es que no suelo variar mi vestuario. Este atuendo es una rareza para mí. —confiesa Blake, bajando la vista solo para encontrarse con la mirada intensa de Akeno. La diferencia de altura entre ellos es palpable, con Blake superando en estatura a la sacerdotisa del rayo, una diferencia que ahora parece más evidente que nunca—

—Pues deberías considerar hacerlo más a menudo. Sí te queda. —comenta Akeno, extendiendo su mano para rozar con la punta de sus dedos la tela de las prendas de Blake, notando la textura y la calidad del material, tan similar a la de las vestiduras humanas que le resulta sorprendentemente auténtica— ... Por cierto, ¿cómo te sientes esta noche?

—Mi estado es el usual, nada fuera de lo común. —la voz de Blake resuena con una neutralidad que parece desafiar la atmósfera cargada de expectativas de la habitación— ¿Qué hay de ti?

Akeno sostiene la mirada de Blake, sus ojos escudriñan su rostro buscando algo más allá de las palabras. Un silencio cómplice se cierne entre ellos antes de que ella permita que una sonrisa se dibuje en sus labios, una sonrisa que lleva un matiz de entendimiento secreto.

—Es curioso lo... "inusual" que me siento. —confiesa Akeno, su sonrisa se inclina ligeramente, revelando una mezcla de diversión y melancolía— Durante el entrenamiento, la soledad era mi única compañía, a excepción de una persona cuya presencia me resulta insufrible. De alguna manera, desearía qué... hubieras estado allí para compartir ese momento.

—¿Y el resultado? ¿Te sientes fortalecida después de todo? —la curiosidad de Blake es palpable, su interés genuino— Porque yo, la verdad, no noto diferencia alguna.

—Cada individuo reacciona de manera distinta a las enseñanzas de Azazel. No obstante, siempre tuve la certeza de que serías tú quien menos cambio experimentaría... después de todo, como tú mismo afirmaste: "podría aniquilarlos a todos si así lo decidiera". —Akeno imita la voz grave y seria de Blake, provocando en él una risa contenida— Ten cuidado... la primera vez siempre es la más arriesgada.

—Siempre tan ocurrente. —la sonrisa de Blake se hace eco de la de Akeno, igual de sesgada y llena de ligereza— Akeno, yo...

—¿Qué sucede? —Himejima eleva sus ojos hacia él, expectante ante lo que pueda decir—

—Me... reconforta saber que estás bien. —la sinceridad en la voz de Blake es innegable— Me repugnó verte arriesgarte tanto para salvarme de Layla Dosson.

—Era una deuda pendiente. —responde Akeno con firmeza— Tú me protegiste y sacrificaste tu defensa en el proceso. Pero... según los rumores: te transformaste y les diste una lección memorable a esos necios de Gentek y Blackwatch. Si fui yo la causa de tu metamorfosis... eso es realmente impresionante. Lástima del que provoque al monstruo que llevas dentro.

—Así es... —Blake eleva su vista, dejando escapar un suspiro profundo— ... Parece que ya es hora de que nos unamos a los demás. No hay que hacer esperar a la "Presidenta".

Había algo en el aire, una tensión eléctrica que parecía emanar de la proximidad con Blake. Con un impulso que parecía más instintivo que consciente, Akeno se elevó ligeramente sobre la punta de sus pies, una estatua cobrando vida, y sus labios buscaron los de Blake con una urgencia que era tanto un anhelo como una promesa.

La reacción de Blake fue de pura sorpresa, un destello de desconcierto que cruzó su rostro antes de que la realidad del beso lo envolviera por completo. Era un beso que hablaba de mil palabras no dichas, de emociones que se entrelazaban en una danza tan antigua como el tiempo. La sorpresa inicial de Blake se intensificó rápidamente. La distancia entre ellos se redujo a nada, y en ese momento, el mundo exterior se desvaneció, dejándolos flotando en un espacio donde solo existían ellos dos.

El tiempo pareció detenerse, los segundos se estiraron, llenos de una intensidad que resonaba con el latido de sus corazones. Cuando Akeno finalmente se apartó, lo hizo con una lentitud que parecía reticente, como si cada centímetro que los separaba fuera un nuevo hilo de conexión que se tejía entre ellos. La calidez de su contacto persistió, un eco de la intimidad compartida que dejó a Blake con una sensación de asombro y una dulzura persistente en sus labios.

—Perdona mi atrevimiento. —la voz de Akeno era un murmullo suave, una melodía que parecía resonar con la vibración de sus propios sentimientos— Es que... hay algo en ti que me hace sentir completa. Tenía que hacerlo.

—Hay qué... irnos. Ya. —la voz de Blake es apenas audible, un murmullo que se pierde en la urgencia de sus pasos. Se mueve con una rapidez que no deja lugar a dudas, una decisión tomada que lo aleja de Akeno, dejándola sola en la habitación. La sorpresa aún tiñe su expresión, una mezcla de desconcierto y cuestiones sin respuesta que se agolpan en su mente—

Akeno observa la figura de Blake mientras este se aleja, su respiración se detiene por un instante en un suspiro contenido. La sonrisa que asoma en sus labios es tenue, casi imperceptible, pero está cargada de una satisfacción profunda. Ha cruzado una línea invisible, ha compartido un beso que, correspondido o no, marca un antes y un después en su relación. Con pasos medidos, Akeno sigue el camino que Blake ha marcado, atravesando la puerta que él ha dejado entreabierta y cerrándola tras de sí con un clic suave que resuena como un punto final en el silencio del cuarto.

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Apariencia de Millicas Gremory: 

Apariencia de Blake Valler: (Traje de Gala)

Apariencia de Akeno Himejima: (Traje de Gala)

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