¿Propuesta indecente?

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 —¡Hermana, qué gusto hablar contigo de nuevo! —chilla mi tía cuando mi mamá contesta a su llamada.

—Hola hermana —sonríe—, yo también estoy feliz de verte, pero baja un poco la voz que romperás la bocina del móvil.

—¡Cris, Leo! Su tía los llama.

Cris es mi primo, el hijo de la hermana de mi madre. Con él no tengo la mejor relación posible, pero ahí la llevamos.

Nos saludamos y así, no somos como el tipo de primos que conversan todos los días sin cansarse. Pero igual nos llevamos bien. Lo que vale es eso, ¿No?

—Hola tía —saluda con algo incomodidad Leo.

Leo es el hermano menor de Cris. Es algo más cariñoso, pero mi relación con él pasa lo mismo que con su hermano. Ni mal ni bien, primos y hasta ahí.

—¡Qué grande estás!

—Gracias —se rasca el mentón.

—¡Cris! Dame eso —el grito serio de mi tía nos interrumpe—, si no me lo das limpias hoy toda la casa, y no estoy bromeando Cristóbal Joel Goñi Gonzáles, ¡Dame ese aparato del demonio!

¿Es grave que te llamen por tus nombres y apellidos?

Saco mi teléfono cuando vibra y la pantalla de bloqueo se llena de mensajes como siempre es de esperarse de mi.

(11:48) Pecas: Escriban ustedes.

Mhm.., respondió al día siguiente. Esto si es grave.

(12:56) Einstein: Piero mandó invitación para su fiesta, ¿Voy por ti?

(13:11) Sebas;/ : Escuché que ibas a venir, ¿Qué tan cierto es?

Ah... Sebastián.

El mayor orgullo de mi tía, va a la universidad. Bueno, acaba de entrar y todos estamos muy felices por él. Es un primo muy inteligente.

Con él es mucho más fácil empezar y mantener una conversación.

(13:20) Sebas;/ : ¿Haciéndome la ignoración? Eres una mala prima.

¿Lo payaso es don? Porque se te da muy bien eso primo. :(13:21)

(13:22) Sebas;/ : Eso dolió. Fue un ataque directo, me vengaré Cabeza de lima.

—Isis saluda a tus primos.

—Hola, Leo y Cris. ¿Cómo están? ¿Y Sebas? —me siento al lado de mamá.

—Sigue en la universidad, casi nunca duerme —comenta mi tío tomando una lata de cerveza—, pero no te preocupes que él será su guía turístico en caso deseen conocer la ciudad.

—Mamá tengo que ir a una fiesta —susurro en su oído—. Ya sabes, periódico escolar.

—No te preocupes —besa mi frente—, no regreses tan tarde.

Regla de mi casa número tres: Regresar antes que papá se vaya de la casa por la mañana.

Bueno como ahora mi papá lo cambiaron de turno tengo que regresar antes de las cinco de la madrugada.

—Sí, te quiero.

♡♡♡

¿No queda mal? ¿Los colores están bien?

—Isis apura —dice mientras toca la puerta de mi alcoba.

Sí, si. Está perfecto.

Me pongo la chaqueta de béisbol que me compré hace unos días y agarro mi celular que está sobre mi escritorio.

Hace tiempo que no subo nada a mis redes sociales, debo subir algo para que no esté tan muerto.

Me tomo unas cuantas fotos en el espejo y las subo a Instagram. Algo de movimiento en mis redes no hará daño a nadie.

—Isis es de noche —vuelve a tocar la puerta—. Por favor, apúrate.

—Vale, vale.

Salgo de mi habitación y me encuentro a Aitor de brazos cruzados como si fuera mi padre.

Salimos de mi casa y me subo en el asiento del copiloto de su auto. Sí, él también tiene un auto y sabe conducir, debo pensar seriamente en obtener mi licencia de conducir. Siento que soy la única inepta en esto.

Me acomodo en el asiento mientras prendo el estéreo.

—No pongas Justin Bieber.

—No quiero escuchar a Lit Killah.

—Entonces no pongas nada —suspira.

—Todo es muy silencioso sin música —apoyo mi cabeza en la ventana—. Había una canción que decía: Yo quisiera darte las constelaciones, más millones de caricias en un manantial. Si te fallo quiero que no me perdones porque no mereces que nadie te trate mal.

Niega con la cabeza mientras pone una playlist.

—Micro TDH, cafuné.

—¿Tú lo escuchas siempre?

—No, esa fue una de las canciones que lo hizo conocido entre algunas masas de gente.

Asiento.

—¿Él es argentino?

—Venezolano... —dice en un hilo de voz ofendido.

♡♡♡

Nunca pensé que esta fiesta fuera más grande que la del año pasado.

Las fiestas de los deportistas del colegio son... ¿Cómo decirlo en pocas palabras? A lo grande... Y normalmente se hace en una casa que tenga piscina o que la casa sea de un tamaño regular por la cantidad de gente que viene.

Lo único que resalta en este tipo de fiestas y más cuando Piero es el anfitrión; es el alcohol. Lo único bueno en esto es que siempre da su casa para que se queden a dormir las personas que conducen no se pongan en peligro, es el único acto amable ─de los pocos que logro ver─ de su parte por todo lo hace.

La música está a tope y puedo asegurar que este es el tipo de música que le gusta a Bru.

—¡Hola! —grita.

—Piero —saluda Aitor.

—¡Isis, Aitor! Vinieron —¿También lo invitaron a él?

—Hola —saludan dos chicas muy bonitas detrás de Elek.

—¡Disfruten de la fiesta! ¡Pueden entrar a la piscina! —comenta Piero antes de retirarse.

—Ellas son Marai y Xanat —sonríen ambas chicas—. Ellos son Aitor e Isis... ¿Bruno? ¿No ha venido? Bueno, igual ya se conocen, lo hago por si las dudas.

Marai es la que me llama más la atención, su cabello es liso a comparación de Xanat, y puedo distinguir que es algo claro. Ambas tienen cuerpos delgados y son de baja estatura al lado de Elek. Pero como que ella tiene un poco la cara de no me molesten.

—Tuvo unos problemas —comenta mi amigo que increíblemente no despega la mirada de Xanat—, ya vengo.

Xanat físicamente da ganas de abrazarla, tiene mejillas, pero esas de las gorditas que probablemente se le forman hoyuelos ─a Megamente se le forman muy poco, muy sutil─, su cabello es oscuro, no puedo verlo bien por las luces que parpadean y cambian de color a cada de nada ─mañana me quedaré ciega─.

Ambas chicas se retiran diciendo que irán a seguir conociendo los alrededores. Me vuelvo a quedar sola con Elek y su sonrisa ladeada...

Será una larga fiesta.

—¿Cómo conoces a Piero? Bueno ¿Cómo es que hablas con él para que te invite a una de sus fiestas?

—Invitó a Marai, que juega voleibol, y ella trajo a Xanat, ella lo conoce por las clases que nos toca junto a su clase, y Xanat me obligó a conducir hasta acá —bufa—, realmente tenía otros planes, pero si tú estás acá me lo pienso Cerecita.

¿Una persona te puede caer bien y a la vez no?

Sé que no puede ser así, pero tengo esa sensación con Elek.

Elek es como una excepción para todo esto conmigo, es como si amaras a una persona y luego no y luego si. Es que todo esto es muy contradictorio, aparte del huracán de emociones que puedo llegar a sentir cuando me dice Cereza.

—Ya te dije que no me llames así —hago un mohín mientras avanzo hacia la sala—, y... ¿Qué harás mientras tus amigas están disfrutando?

—¿Quién dice que no voy a disfrutar la fiesta? —me dedica una sonrisa ladeada.

—Ugh, me había olvidado que todo lo que tu respondes hay un lado de positivismo —suspiro.

—No te hagas Cereza —posa sus manos sobre mis hombros mientras esquivamos personas—. Muy bien que te gusta eso.

—No.

—¿Ahora te haces la dura? —vacila.

—¡Isis, Elek! ¿También los invitaron? —nos intercepta Casey.

—A Isis no —responde Elek mientras apoya uno de sus brazos sobre mis hombros—, a mi me trajeron como chofer personal, ¿Pero qué es de la vida si no se disfruta?

Casey se ríe, yo lo fulmino con la mirada y él solo me despeina un poco lanzándome un beso.

Suelta un sonoro suspiro y esta vez deposita un beso en mi cabeza, y hasta creo que se ha tomado un tiempo para oler mi cabello.

«Eso fue raro».

Mucho.

—Que bueno que son pareja —¡¿Qué?! Mis ojos se abren como platos—, bueno si no lo son, yo estoy disponible Elek.

Joder, ha sido muy directa. Y justo por eso estoy sorprendida y estoy muy segura que mis mejillas están a nada de explotar.

Eso lo he sentido como un ataque directo de "tuyo o mío".

Como diría mi primo Cristóbal: La chaviza de ahora está cada vez más insolente que nunca. Y eso que él tiene mi edad. Además, yo no soy parte de la chaviza porque la mayoría del tiempo me la paso estudiando o haciendo tareas.

«El insolente en la familia es él, no nosotras».

—Bueno, los dejo —nos besa la mejilla a ambos—, hasta otro día.

Me siento en el antebrazo del sofá echándome un poco de aire a la cara.

Quiero llorar, reír y a la vez estoy en shock y en asombro. Son muchas emociones por unos minutos aquí.

Elek se ríe, como siempre es de esperarse. Pero esta vez incita a que eleve mi cabeza poniendo la yema de su dedo índice debajo de este.

«Se ve más atractivo desde aquí».

—¿Ya te dije que me gusta como te sonrojas? —desvío mi mirada y a la vez asiento—. Pues ahora también aumentamos tu sonrisa y tu mirada fulminante celosa a la lista.

¿Es posible matar a este chico? Necesito hacerlo ahora.

—Nunca se me pasó por la cabeza que tenías una lista de las cosas que te gustan sobre mi. Pienso que eso es muy aterrador —desvío mi mirada y en un murmuro agrego:—. no fue una "mirada fulminante celosa", solo fue una "mirada fulminante". Punto pelota. .

—Por el momento no la hay —extiende su mano entre carcajadas—. Tengo sed, vayamos a la cocina.

Lo sigo mientras seguimos con nuestras manos entrelazadas.

No sé lo que estoy sintiendo, pero es casi igual o mayor a la sensación que tengo cuando veo los fuegos artificiales de año nuevo.

—¿Tienes sed?

Meneo la cabeza.

—¿Vamos al patio? Aquí hace mucho calor —hago un puchero.

Enarca una ceja y agrega:

—¿Y esa propuesta indecente Cereza? —se mofa, lo fulmino con la mirada y se ríe— Ve el lado positivo y alegre a todo, ¿Por qué crees que Casey casi se me declara enfrente tuyo?

Ahora soy yo la que se ríe sin parar.

Elek me vuelve a agarrar de la mano para llevarme al patio donde se encuentra la piscina y todos los demás invitados bailando.

Los invitados de Piero sí que son muy arriesgados por meterse a la piscina con ropa y otros están reventando bombas de humo de muchos colores. Hacer estas cosas es muy típico de ellos cada que hacen una fiesta. Cuando ellos dicen que la fiesta será a lo grande es porque será a lo grande.

—¡Elek! —nos obstruye el camino Xanat.

—¿Qué pasó? Estoy ocupado.

—No te preocupes —tiene una sonrisa muy hermosa—, oh, Isis, ¿Ves anime?

Frunzo las cejas y mi mirada se dirige hacia Elek.

—Mira cómo agarras el vaso, parece que ves mucho anime.

Elek posa su mano sobre su hombro y la hace dar media vuelta sobre sus talones.

—Muchas gracias por obstruir el camino Algodón de azúcar —se despeina—, pero ahora estoy ocupado.

—Isis, cuídalo —me guiña el ojo—. Elek es un buen chico, aunque a veces un poco tonto.

Elek menea su mano.

—Anda a seguir investigando sobre ese tal Ni-Ki.

Mientras vemos a Xanat irse, mientras que Marai se acerca a nosotros muy feliz.

—¡Ha llegado la hora de darse un baño! —Marai lo empuja sin previo aviso hacia la alberca— Adiós.

Marai se va tan rápido como vino.

—¡Maldita! —exclama Elek sacando su cabeza del agua y moviéndola hacia los lados como hacen los perros cuando están mojados— Cereza... ¿Me das una mano?

Dejo su vaso en la mesa más cercana, me acuclillo en el borde de la piscina y le extiendo una mis manos.

—Gracias por la ayuda —ejerce más fuerza en nuestras manos entrelazadas y me jala hacia él—, pero también te darás un baño Cereza.

Con rapidez saco mi celular de mi chaqueta y lo tiro lo más alejado de la piscina posible. Y como es muy típico de mi ─o bueno en situaciones que toman desprevenida─ me aferro a lo primero que encuentro en mi camino.

Ahogo un grito cuando siento unas manos se posan en mis piernas y su típica risa empieza a resonar cerca de mis tímpanos.

—Al parecer te gusta que te cargue Isis.

Escondo mi rostro en su cuello porque estoy roja. No pensé que estaríamos así de nuevo.

—Cállate.

—Pero como estás ahora eres digna que te llame Cereza —se burla.

Le jalo el cabello de su nuca, inclina su cabeza hacia atrás y me mira con una sonrisa.

«¡Tiene hoyuelos! Se ve muy tierno».

Deposita un beso en mi mejilla y tal cual estamos empieza a moverse. ¿A dónde vamos? ¿Seguimos en la piscina?

—Listo —me deja sentada al borde de la alberca—. Sana llegaste a la orilla —bromea.

¡¿Sana?! Literalmente estoy totalmente mojada y no he traído otra muda de ropa porque nunca me ha pasado esto. ¡Nunca!

Joker te deben llamar —digo mientras ordeno mi cabello—. Tonto.

—Pero si me dijiste que no ibas a mostrar más vistas como estas —hace una pausa—. ¡Buuh!

Doy un respingo cuando siento que su voz proviene detrás de mí.

¿Qué? ¿Ahora también le gusta ver mi reacción cada vez que me asusto? ¿Por qué este chico me hace sentir tantas cosas en un instante? ¿Por qué este chico?

—Cuando vine, Piero mencionó que podíamos usar la lavandería —se quita la camiseta—, debe haber una secadora por ahí y después nos perdemos.

—¿Perdernos? —lo sigo— ¿Qué estás hablando?

—Salgamos de aquí, no soy mucho de fiestas y de seguro tu amigo Aitor me hace el favor de llevar a las dos locas que traje —se ríe.

Como es de esperarse de fiestas con mucha gente las esquivamos ─algunos se quejaron que estábamos con la ropa mojada─, pero le hicimos caso omiso.

Nos pusimos unas batas y metimos nuestra ropa en la secadora.

—¿De verdad quieres perderte conmigo? Estaremos ambos solos por alguna parte del mundo —ladea la cabeza con una amable sonrisa—. No quiero que después empieces con tu dramatismo Cereza —extiende una mano, la posa sobre mi cabeza y me despeina.

Esta parte fue publicada el veinticinco de diciembre del año 2021. Siguiente fecha de publicación: primero de enero del próximo año (2022).

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