15 de julio / 1932 

Te odio, te odio tanto...

No, no, no, lo siento, en verdad lo siento.

No te odio. Nunca podría ser capaz de tal cosa.

Pero no puedo dejar de llorar, porque este dolor atraviesa mi pecho y siento que el corazón me explotará.

¿Una persona puede morir de corazón roto?

Tal vez yo sea el primero.

Te he visto con ella hoy, caminando en el senderó hacia el campo de trigo del señor Jae.

Su vestido naranja bailaba con el viento y tu enterrabas la cara en su cuello.

Jimin ¿Acaso no ves el desastre que has causado en mí?

Me invitaste a la boda, pero no pude ir... no quise ir. Al final solo mandé mis mejores deseos junto a un ramo de flores y me derretí de tristeza sobre mí cama.

Tengo miedo de encontrarnos de frente y me acuses de ser el peor amigo por no haber ido al mejor día de tu vida. Jimin, en realidad quiero que solo vengas y me digas que no me abandonaras. Que me necesitas en tu vida como aquel vaso de agua que tomas en las mañanas.

Soy un estúpido, un iluso y un maldito. ¿Por qué razón harías eso? 

Ahora tienes a quien decirle esas cosas hermosas. Ahora tienes a quien besar, en quien apoyarte y el hueco perfecto para buscar calor.

Y esa persona no soy yo.

Si me voy... ¿Me extrañarías?