Capítulo 1

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Debemos huir.

El mar es extenso, gigantesco y muy profundo, mi nombre es Hiccup Haddock y mi especie habita cerca de los volcanes, se que es un lugar peligroso, pero es donde mayormente podemos mantenernos a salvo de los humanos que hace unos años comenzaron a navegar por nuestros mares y a invadir nuestro mundo... Aún más.

Mi padre, el líder de nuestro pueblo nos contaba a todos los pequeños tritones la historia de la vida antes de los humanos, todo era más pacífico, más normal, las especies vivíamos más tranquilas, porque así es como nos llaman ellos "especies raras" si supieran que nosotros hemos vivido por mucho más tiempo en este planeta, conocemos más de este mundo y sus maravillosos lugares que ellos ni siquiera imaginan, si supieran que somos más fuertes, más inteligentes, más en cantidad... Fue una pregunta que le hice a mi padre en el pasado y su respuesta aún la recuerdo bien.

La última vez que supieron de especies más poderosas y grandes que ellos... Comenzaron a cazarlas, los dragones están disminuyendo en su mayoría... Y si ellos desaparecen en su totalidad nosotros nos veremos obligados a ir más profundo y no salir más, ellos son los únicos que nos protegen en estos lugares, son nuestra última defensa.

Y eso era porque estábamos aterrados, antes vivíamos en las orillas de la tierra, pero cuando ellos llegaron, las sirenas de lago fueron las primeras en ser cazadas, murieron y las pusieron en las orillas de los mares mientras celebraban matando las... El jefe de ese tiempo tomo la mejor decision posible y nos hizo huir lo más lejos posible de las orillas, entonces... Ocurrió el día de la "red sangrante" nuestra gente se había quedado al centro del océano, donde nadie nos podía encontrar, lejos de la tierra donde solo había distancias y distancias de mar, pero entonces llegó, el primer navío, hecho de madera, grande y con humanos sobre ella, con la imagen de una sirena en su frente, todos tratamos de huir de la enorme red que descendía a nuestro hogar, pero muchos fueron atrapados... Y luego vino la sangre, montones y montones de ella, las cabezas de nuestra gente cayendo al fondo del mar, mi pueblo estaba en pánico y todos comenzaron a huir, más profundo, más lejos... Nos quedamos en la obscuridad por mucho tiempo.

—Hiccup —menciona con suavidad mi amiga —Es hora de que tomes la corona, tu padre te espera.

Sonrío con poca seguridad —Gracias Astrid.

Ella sube a la piedra en la cual me encuentro sentado y acomodando su cabello rubio sobre su hombro suspira dándome un leve golpe en el brazo.

—Yo se que esto te aterra ¿A quien no? —su mirada baja —Pero eres nuestra única opción —sujeta mi hombro —tu padre hizo lo mejor al traernos aquí, pero la pelea que tuvo con el rey de los dragones... —exhala un suspiro —Tienes que hacer las pases con ellos, tú fuiste el que evitó que nos hecharan enseguida... El rey de los dragones te tiene fe.

Y entonces llegamos aquí, pero los dragones tienen miedo, los humanos avanzan cada vez más, los bosques caen, los animales huyen y se acercan al ser más poderoso entre nosotros, ellos, los dragones.

—Ya lo se Astrid, y me siento orgulloso de que sea así... —inquieto suspiro —Pero lo comprendo, yo también tengo miedo... Los han cazado a casi todos, los más poderosos... Han caído... —Me encojo un poco mirando hacia los volcanes —No queda otra opción —la miro con seriedad —ellos deben huir y esconderse y... Nosotros...  Debemos huir aún más lejos...

— ¡Esta es su tierra! —Declara Astrid molesta — ¡Los dragones dominan en fuego de los volcanes! ¡Los humanos ni siquiera... —se arroja al agua molesta y da vueltas en círculos para luego subir con los brazos cruzados —No soportan el fuego, son débiles ¡Yo solo digo que sería mucho mejor si nosotros...

— ¡No podemos atacar Astrid! —suspiro hechando mi cabello hacia atrás —Ni siquiera mi padre se atrevió a hacerlo... —mi mirada baja —Y es el más poderoso de entre todos nuestros guerreros... —Observo los volcanes como llega otro herido —Sus hijos, sus hermanos, sus padres, sus madres, están muriendo, lo único que quieren es sobrevivir... Y los estamos reteniendo, ellos también lo tienen difícil, luchar por todas las especies... —la observo con decisión —Debemos quitar un peso de encima de ellos y huir a las profundidades.

La mirada de Astrid baja, ella también lo sabe, todos lo sabemos... Pero nos sentimos seguros bajo sus alas. Tomando un profundo respiro me arrojo al agua y comienzo a nadar hacia nuestro hogar entre las rocas, mi padre levanta la mano llamando mi atención y yo paso entre toda nuestra gente que me deja el camino libre, mi padre sonríe y me sujeta por el hombro.

— ¡Pueblo de Berck a petición de nuestro cuidador el furia nocturna mayor, mi hijo, Hiccup Haddock pasará a tomar mi lugar como nuestro líder! —me mira suspirando —Espero nos guíes correctamente.

La corona es pasada a mi cabeza por la anciana del pueblo y solo me incorporo mirando a todo el pueblo que confía en mí.

— ¡Él rey de los dragones ha hecho mucho por nosotros hasta ahora! —declaro causando los susurros — ¡Es tiempo...

— ¡Hiccup! —me llama la atención mi padre.

— ¡No! —declaro con fuerza elevándome para que todos me vean — ¡Es tiempo de poner todo en claro! ¡El rey de los dragones nos ha protegido al igual que a muchas especies! ¡Han ido lucha tras lucha contra los humanos! ¡Han perdido familia! ... Niños... ¡Han dado sus alas por nosotros! ¡Les pagamos lo debido, pero eso no devuelve a su gente! ¡Los dragones se extinguen! —los susurros se detienen —Y los humanos avanzan.

Las miradas llenas de tristeza bajan y los niños con terror se esconden detrás de sus madres a punto de llorar.

—La familia real esta muriendo y... —observo a Astrid quien rendida avanza.

—En la... Recolección de la última semana... —aprieta los puños y su mirada a lo bajo —Vimos humanos cerca de los volcanes —Los mira con seriedad — ¡Ellos avanzan! ¡Y no podemos hacerles frente!

Las miradas repletas de terror se muestran y los altos mandos solo agachan la mirada sabiendo que no podemos hacer nada.

—Po... Podemos luchar... —avanza con poca confianza patán.

La gente se mira tan dudosa como él de esa misma idea y yo con el estómago lleno de nervios y la emoción de dirigie a mi gente niego.

—No... ¡No las sirenas de río... Ellos lo intentaron y no lo lagraron.

El silencio se vuelve a hacer y todos mantienen las miradas bajas.

—Nosotros tenemos hacia donde huir, un lugar donde ellos no pueden llegar.

—El mar era ese lugar desde el inicio —menciona brutilda con enojo.

—Lo era —menciona brutacio rendido y molesto.

—Pero el fondo —añade patapez — ¡Ellos ocupan esas enormes naves para viajar por el mar! —sonrie con una idea en mente — ¡Ellos no pueden estar en el mar! ¡Muchos han muerto al caer! 

Todos se alegran de inmediato dándole la razón y entonces yo sonrío avanzando para llamar la atención de mi gente.

—Desearia poder ayudar a los Dragones que nos protegieron, pero no podemos hacer más que curar sus heridas —con tristeza me dan la razón —Nosotros tenemos salida, y ellos, el rey está de acuerdo en que nos marchemos y mantengamos a salvo por nuestra cuenta —algo decepcionados de no poder ayudar sujetan a sus familias —Las profundidades, son nuestra única salida.

Las palabras se comienzan a dar en el pueblo, ninguno en contra todos dándome la razón, preocupándose por nosotros, se que ésto es egoísta, pero si no podemos hacer nada... Lo mejor es dejarlos moverse con más libertad, que ellos también puedan huir.

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Estoy trabajando en el título, solo lo subí porque la idea me pareció genial, espero les guste, no actualizaré seguido desde ahora aviso, pero esperen por ello.

Cualquier pregunta deposite la en los comentarios, no olviden dejar su estrella si les gusta y añadirme a sus listas de lectura para que sus seguidores me conozcan.

(◠‿◕) Nos vemos en el siguiente cap...

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