Capítulo 63: Propósito

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¡Estoy de vuelta!

Lectores: ¿Y tú quien eras? 

Zero: pues yo, el que les trajo grandes historias.

Lectores: ¿El que dejó un Sennin entre héroes inconclusa?

Zero; Ehhh sip.

Lectores: ¿El que dejó en pausa indefinida Ronin?

Zero: Ehhh sip.

No puedo evitar reírme solo, sabiendo que muchos de ustedes me lincharian por dejar esas historias y otras en el aire, y a más de uno un buen susto por estar más de un mes sin señal de vida, pensando que otra historia iba a ser abandonada.

Bueno, tuve algunos problemas de salud, y si, no quiero entrar en detalles, porque simplemente no quiero pensar en eso.

Igual no se preocupen por mi, esto no cambia nada, seguiré con mis estudios, tendré mi diploma de docencia, voy a trabajar y vivir la vida que tenga que vivir, solo dios decidirá cuando sea el tiempo de irme.

Así que seguiré con mi vida papá, como debe de ser.

En fin, no me queda más que decir que gracias a todos por sus comentarios y disfruten del capítulo.

Disculpen los errores ortográficos.

"hablar" personaje hablando.

"Hablar" personaje pensando.

"Hablar" nombres de las técnicas.

(Hablar) palabras del autor o aclaraciones.

############ Cambio de escenario o lugar. 

Capítulo 63: Propósito

En el frondoso y bello bosque que se ubicaba en algún punto cercano del reino tierra y las colonias más antiguas de la nación del fuego.

Vemos una silueta correr a toda velocidad entre las ramas, era ágil y rápido, demasiado para ser un humano normal, se asemejaba más a un animal, que podía seguir el paso a un pequeña conejo de pelaje blanco.

Que corría a toda marcha, huyendo de un depredador, que lejos de ser otro a animal del bosque, este era un niño de un poco más de once años.

Que corriendo a toda velocidad, saco una lanza rudimentaria de madera, que lanzo y el pequeño conejo pudo evitar, para seguir corriendo hacia la libertad.

Saliendo detrás de un árbol, la pequeña pelirroja lanzo una red sobre el conejo, que en el último segundo paso entre las piernas, evitando la red que cayó inútil en el suelo.

El hermano mayor llegó para ver al conejo perderse entre los arbustos, dejando atrás a una callada Mizuru, que mantuvo la cabeza baja, 

“Lo siento Aniki” se disculpo sintiéndose nefasta por fallar en la única tarea que su hermano le dio.

“No es tu culpa” despreocupado el le dio una sonrisa suave y unas palmadas en la cabeza, tranquilizando a la niña que mantuvo la mirada en el suelo, “Aún queda algo de carne de castor de la otra noche, estaremos bien” 

Las horas pasaron y la noche cayo, los dos hermanos encendieron una fogata, sabían que estaba el riesgo de ser vistos en el oscuro bosque por el brillo de la fogata, pero también era está la que los calentaba en la oscura noche.

Sentado uno junto al otro, comieron en silencio lo último que les quedaba de carne comestible.

Llevaban semanas sobreviviendo en el bosque, no fue algo sencillo, considerando que estaban en la época del año en que los animales silvestres se iban hacia el norte, y era dudoso que volverían con todo el alboroto que se escuchaba cerca.

Fuera del bosque, se podía seguir escuchando los gritos de la gente y el choque del metal de las armas, que fueron teñidos de la sangre de sus enemigos.

No podían salir del bosque, sin arriesgarse a quedar en fuego cruzado.

Pero, si se quedaban.

¿Qué comerían?

¿Qué beberían?

¿Qué harían? 

¿Vivir el resto de sus vidas temerosos de salir al mundo?

No lo sabía.

Lo que si sabía, era que tenía prioridades.

Prioridades que estaban por encima de todo.

“¿Aniki?”

“¿Hmmm?” el chico salió de sus pensamientos al sentir que su hermana tiraba de su brazo, bajando la mirada la vio garabatear en lo poco que le quedaban, un pequeño libro que solía usar de diario.

“¡Tengo una idea!” 

“¿…?” el hermano mayor se quedó mirando, cómo la niña empezó arrancar hojas del diaria, cada una de esas páginas tenía lo que parecía ser un garabato sin sentido.

Que empezaron a tomar forma cuando la niña empezó a pegarlos y acomodarlos, para empezar a darle forma.

Un gran mapa.

Uno bastante exacto.

“Me tomo tiempo recordar todos los mapas de los libros, pero creo que esto es exacto, y se adónde tenemos que ir” 

El Uzumaki mayor levando una ceja, al ver lo que parecía ser una isla en medio del mar.

“¡La isla Kyoshi!” la sonrisa de la niña era grande y el brillo de sus ojos intenso, al apuntar a la isla de la que tanto había leído en la última clase que tuvo en su escuela.

“¿El lugar donde nació la Avatar Kyoshi?” cuestionó mirando las notas de su hermanita, le sorprendía la capacidad de retener información y memoria fotográfica que ella tenía.

“¡Si! Es un lugar neutral, está fuera del control del reino tierra y la nación del fuego no le interesa una isla en medio de la nada, que no tiene valor estratégico, es el lugar perfecto” 

“…” mirando se reojo el mapa completo, se fijó en el punto rojo que estaba justo entre los límites de los territorios de la nación del fuego y reino tierra.

Estaban lejos.

Muy lejos.

“Podemos tener un nuevo hogar Aniki” dijo ilusionada la niña, que veía a esta isla como el paraíso que tanto anhelaban.

“Un hogar…” dando un profundo suspiro el chico miro una última vez atrás, el ruido que escuchaba se estaba terminando, la nación del fuego había ganado o el reino tierra.

No importaba quien fuera el ganador.

Ninguno de los dos lados le daba una buena vida que el buscaba para su hermanita.

“No necesitamos este mapa” 

La sonrisa de la niña empezó a desvanecerse por como su hermano junto su mapa improvisado, y lo guardo en el diario.

“…” 

“Todo está aquí” 

“…” la niña parpadeó cuando sintió los dedos de su hermano mayor golpear su cabeza, su sonrisa se volvió grande al ver como el le tendió su mano.

“Un largo viaje nos espera” 

 #########################

“Aniki, Aniki, ¿Quieres saber un secreto?”

“¿Hmm?” 

“Recuerdas a la chica de séptimo grado, la hija del contador del banco del pueblo”

“¿La niña pecosa y alta?” 

“¡Si!” 

“¿Adivina qué? ¡Le gustabas!” 

“Vaya” 

“¿Vaya? ¿es todo lo que tienes que decir? ¡era la niña más popular de los grados altos!” 

“¿Y?” 

“¡¿Cómo que y?!” 

“No sé hermana, en realidad se me hacía más atractiva la Sr. Yun Yun” 

“¿Mi maestra?” 

“Era sexy” 

“¡Aniki!” 

El chico apenas movió la cabeza cuando fue golpeado por una roca lanzada por su hermana menor, que iba encima de el, en una extraña torre en miniatura atada en la espalda del chico.

Fácilmente más de cien kilos montados en su espalda, mientras seguía caminando por lo que parecía ser un interminable desierto, mientras arrastraba consigo una carreta, llena de cosas variadas.

Tres meses.

Tres meses fue el tiempo en que estuvieron viajando por todo el continente, yendo de un punto a otro, evitando siempre los campos de batalla y buscando el camino para poder lograr llegar a la tierra prometida.

La isla Kyoshi.

Todo estaría bien una vez llegarán hasta su destino.

Todo estaría bien.

“¡Algo a la vista!” 

“¡…!” Nozumo dejó de caminar al instante que escucho el grito de su hermana, que en su nido de cuervo, vio a la distancia por su telescopio un bulto moverse entre el mar de arena.

“Es solo un hombre” informo curiosa, bajando el telescopio se lo dio a su hermano mayor, que lo tomo para dar un vistazo.

El Uzumaki mayor miro a un hombre solitario, de edad mediana caminar sin rumbo aparentemente, por la forma en que se tambaleaba y tropezaba, para terminar cayendo de cara a la arena.

“¡Mizuru!” grito cuando vio a su hermana menor saltar de su espalda, para irse corriendo hasta donde el hombre había caído.

La niña no tardó en llegar y lo primero que hizo fue voltearlo para que estuviera boca arriba.

“Agua… agua…” 

De inmediato ella sacó la cantinflora de su mochila, pero antes que siquiera pudiera dársela al extraño, su muñeca fue tomada bajo un agarre de hierro.

“…” no tenía que mirar hacía arriba, para saber que su hermano tenía una mirada sería y dura, negándose a tal idea de ayudar a un desconocido, “Necesita ayuda…” 

“No desperdicies agua que puedes usar para ti” 

“El la necesita más” 

“No me importa” 

“¡A mi si!” 

“…” viendo los ojos morados brillantes, el soltó su agarre en su muñeca y dejo que ella le diera agua al extraño, de inmediato tomó la cantinflora.

Dando un suspiro de alivio, el hombre bebió hasta la última gota, recuperando sus sentidos parpadeó al ver a dos niños a su lado.

“¿Está bien señor?” 

“Si, muchas gracias, salvador mi vida” 

“Hice lo que cualquiera hubiera hecho” 

“Oh mi niña, si todos fueran tan humildes como tú” poniéndose de pie gracias a la niña que le ofreció una mano, el extraño miro a su alrededor, “Parece que hice un mal cálculo de raciones para esta expedición” 

“¿Expedición?” de inmediato los ojos de la pequeña Uzumaki se iluminaron ante esa palabra, y ahora que venia mejor al hombre, “¡Usted es el profesor Zei!”  

“¿Me conoces?” 

“¡Leí sus libros! ¡Soy una gran admiradora suya!” 

“¿Leíste mis libros?” pregunto incrédulo, incluso los estudiantes de la universidad de Ba sing Se eran reacios a leer sus libros, por llamarlos ‘Fantasioso y poco concreta'.

Malditos ancianos del concejo de la universidad, no sabían apreciar la buena literatura aún les golpeara en la cara.

“¡Si! ¡Si favorito es la analogía del viaje del héroe!” 

“¡Oh sí! Fue de mis primeros libros” 

“Me encanta el estudio de la psiquis y análisis al ideal de algo tan noble… bla bla bla” 

“…” eso era todo lo que escuchaba Nozumo cuando su hermana menor y el profesor empezaron a compartir ideas.

Y ahora veía porque le pasaba tanto al carreta, no sabía que su hermana traía tantos libros con ella.

No era una persona… ¿cómo se le dice? ¿Alguien de cultura? ¿Erudito? Cómo mierda se diga, se conformaba con que su hermana le haya enseñado a leer y escribir.

Cuando vio que las Matemáticas tenían letras, supo que fue lo correcto dejarlo hasta ahí.

El chico parpadeo al ver la profesor a la distancia, despedirse feliz de su alegre hermanita, que miraba con ojos brillantes un nuevo libro, que al parecer el había lado.

¿Cuánto tiempo estuvo con la mente en blanco? 

Era fácil para el hacerlo.

“¡Hoy es un gran día!” Mizuru casi rebotaba en la arena por sus saltos, jamás pensó en poder conocer a su autor favorito.

¿Cuántos podían hacer eso?

Estaba ansiosa de empezar a leer el libro que el dio.

“Si, también para mí” Nozumo sonrió al ver la sonrisa y aura de la niña pelirroja, pasando su mano por su cabello rojo, le dio una suave palmada, “Esta oscureciendo, tenemos que acampar” 

“¡Si!” 

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"Un hombre tiene que ser lo que es…

No se rompen moldes…

Cuando uno a matado, no se puede echar atrás…

Equivocado o no es una marca… 

Y una marca no se borra, una marca que arde… 

Ve a casa con tu madre, y dile que todo está bien, que ya no hay monstruos en el valle…”

Mizuru cerro el libro con una gran sonrisa en su rostro, luego de leer el libro que su modelo a seguir le había dado.

Por su lado, Nozumo se quedó mirando fijamente a su hermana menor, que tenía siempre esa mirada cada vez que leía un libro, una llena de sueños y fantasía.

Recordaba haberle preguntado cuál era la razón por la que amaba leer tanto esas historias, que el siempre escuchaba cada vez que ella las leía.

Ella le dijo, que el leer era entrar en otro mundo, uno nuevo en que podías vivir atreves de los ojos de sus personajes.

Felicidad.

Irá.

Dolor.

Su hermana amaba el leer, creía que era porque odiaba la realidad en que vivía, que era una escapatoria de toda la mierda con la que tenían que lidiar.

Pero ella siempre sabía lo que pensaba y le dijo una simple respuesta.

“No hoy otro lugar en que el que quisiera estar, que no sea contigo Aniki” 

Ambos hermanos Uzumaki’s eran felices, después de todo lo que habían pasado, y habrán de pasar, los dos contra el mundo, todo lo que importaba era que estaban juntos.

El estar ahora mismo en el medio de un interminable desierto, bajo el cielo estrellado de infinitas estrellas en el firmamento, con la suave y fría brisa soplando, y más calidez de la fogata que les daba calor. 

“¡Mira Aniki! ¡Una estrella fugas!” 

El chico parpadeó al levantar su cuello y captar a tiempo la estrella fugaz, que se vio tan claramente en el cielo nocturno del desierto, era curioso como en los lugares más peligrosos la vista era tan bella.

“¡Rápido Aniki! Pide un deseó” de inmediato la niña cerro los ojos y murmuró en lo bajo su deseo, aunque puso mala cara al ver a su hermano solo sentado con una sonrisa, “Eres un tonto, no pediste tu deseo” 

“Todo lo que quiero está aquí, no necesitas nada más” dijo con calma haciendo que su hermana menor ladeara la cabeza.

“Eso fue tan dulce que creo que tengo diabetes” se quejó la niña.

“¿No les gusta eso a la niñas?” pregunto curioso, por la cara de su hermana, que parecía tan avergonzada como feliz por lo que dijo.

“50/50” 

“Nunca entenderé a las niñas” 

“Lo harás a su tiempo Aniki” Mizuru saco la carne que tenía en la fogata y le dio una mordida, ambos hermanos comieron en silencio, al menos por un minuto, era todo el tiempo que la pequeña pelirroja podía estar sin decir una palabra, “Aniki… ¿Cuál es tu sueño?” 

Si su hermano mayor no quería pedir un deseo a la estrella fugaz, entonces al menos tenía que tener un sueño.

“…” Nozumo dejó de comer y mantuvo la cabeza gacha por un rato 

“Tu… nunca me lo has dicho” dijo pensativa la niña, que no podía evitar recordar en todas las veces que su hermano mayor, alguna vez mostró interés por algo. 

Algo que lo hiciera feliz.

Algo que lo haga sonreír.

Y mientras más lo pensaba, se daba cuenta que no tenía una idea clara.

“Yo no tengo un sueño” dijo con calma, mientras atizaba las brasas de la fogata, su expresión era tranquila, aunque también neutral, reflejando ese poco interés que tenía hacía un 'sueño'.

“Pero, todos tenemos sueños” La pequeña Uzumaki quería pensar que su hermano mayor era vergonzoso a querer decir cuál era su pasión, su sueño, su objetivo.

Sin embargó, no era así.

“Yo no lo tengo, solo tengo un objetivo, y ese eres tú” 

“…” la niña ladeo la cabeza confundida.

“Mizuru, yo no tengo sueños, tengo solo un objetivo y ese es el mantenerte a salvo, verte crecer, el creer que un día conocerás a la persona que te vas a enamorar, que vas a formar una familia, que vivirás una larga y feliz vida… es eso lo que yo quiero” 

Ese era el objetivo.

El de un hermano mayor que no quería su hermana menor viviera un segundo más en un mundo en conflicto y turbulento, quería que fuera como cualquier otra niña.

Que fuera a la escuela.

Que hiciera amigos.

Que se enamorara.

Que tuviera una familia.

Hijos, nietos.

Que al final de su vida ella sonriera por haber vivido una feliz y larga vida.

“Pero… ¿Y tú?” 

“…” la sonrisa del chico era pequeña y suave por una pregunta tan inocente por parte de la pequeña pelirroja, que la miraba con esos ojos morados llenos de vida y esperanza, “Yo soy como padre” 

“…” 

“Yo no siento felicidad, no siento anheló, no siento esperanza, yo solo soy alguien que desea ver eso en otras personas, padre lo vio en madre, yo lo veo en ti” 

“No… no entiendo” 

“…” lentamente Nozumo toco su pecho con la punta de sus dedos, justo donde estaba su corazón, “Soy diferente Mizuru, lo que yo siento es diferente, veo el mundo diferente a como muchos lo hacen…” 

“…” 

“Para mi la vida de las otras personas son nada, no me importa los demás refugiados, no me importan los dobladores, no me importa está guerra, ni siquiera me importo que padre muriera…” 

“…” la niña parecía consternada por tales palabras, de su hermano mayor, que mantenía esa expresión neutral y sombría, una de indiferencia hacía el mundo que lo rodeaba.

Porque así era todo para el.

Ese sentimiento de desinterés y despego hacía todo lo demás que lo rodeaba.

“Es… ¿Por eso no sientes nada al matar?” pregunto casi como un murmuró Mizuru, que había leído y escuchado lo suficiente para saber.

Que incluso la persona más ruda y fría, sentiría algo a la hora de quitar una vida, al menos la primera vez, tenía que sentir ese peso de saber que era lo que había hecho.

El quitar una vida.

Su hermano nunca pasó por esa fase, ese de remordimiento o al menos duda, desde pequeña tuvo que ver como su padre se lo llevaba para limpiar los campos de batalla cerca del pueblo.

Nunca le gustó que el hiciera ese trabajo.

Porque temía que eso afectada a su hermano mayor.

Ahora sabía que no.

“Mizuru…” el levanto sus manos, para mirarlas fijamente, breves recuerdos de sus manos teñidas de sangre haciendo que una sensación atravesara su cuerpo, “…todas las cosas que hice…” 

“¿Lo hiciste por mí?” 

“…” dando un profundo suspiro, el chico trato de buscar las palabras para lo que diría, aunque conociendo a su hermana esto no era necesario, “No solo por ti… yo hago esto porque me encanta… porque es lo único en lo que soy bueno…” 

“¿Dañar a las personas?” 

“Eso me hace sentir vivo…” 

“…” 

“Y si ha de hacerlo, será siempre para protegerte, porque tú eres… lo único que impide que lo peor de mí salga” 

“…” 

“¿Me tienes miedo?” 

Pregunto de forma brusca, y si ella llegaba a decir que si, no la culparía, no, nunca podría hacerlo, aún cuando ella le temiera y lo odiara.

Siempre estaría cerca para cuidarla, protegerla y velaría por su felicidad.

“Yo no te tengo miedo” 

Ambos hermanos se quedaron mirando por lo que parecía ser una eternidad, aunque la expresión de la niña al principio fue sombría, lentamente se levantó de dónde estaba, para ponerse de pie y caminar para estar ante su hermano mayor.

Que se quedó rígido, cuando su cabeza fue abrazada contra el pecho de la pequeña pelirroja, que la abrazo con todas sus fuerzas.

“¿Sabes cuál es mi sueño Aniki? ¿El deseo que pedí?” 

“…” 

“Que la guerra termine… que haya paz… que podemos vivir felices para siempre” 

“…” 

“Quiero que lo prometas… quiero que me prometas que siempre verás el amanecer conmigo, que vamos a sobrevivir y más que nada, que seremos muy felices…”

Con sus brazos sintiéndose como plomo, Nozumo los levanto, para envolverlos alrededor de su hermanita y devolverle el abrazo.

“Lo prometo…” 

El momento duro largos minutos, para ambos Uzumaki’s.

Que desgraciadamente no pudieron disfrutar mucho de abrazo, cuando escucharon el rechinar de unas cadenas.

“…” los ojos de la pequeña pelirroja se hicieron grandes, cuando vio con horror, como un arpón salió del hombro de su hermano mayor, que grito cuando fue jalado por una pesada cadena atada al arpón.

Todo fue demasiado rápido para ambos hermanos, que vieron como alrededor de ellos se formó una tormenta de arena, que lejos de ser algo natural, fue causada por unos deslizadores.

“¡Atrápenlos!” fue el fuerte grito de uno de los tantos areneros, que bajaron de sus deslizadores, para usar cadenas y lanzarlas contra Nozumo, que grito cuando otro arpón perforó su pierna.

Con furia ciega, el chico envolvió la cadena alrededor de su brazo y con una fuerza demencial, tiro de ella arrastrando al arenero, que no espero tal fuerza, que hizo que quedará ante el niño.

Que sin piedad enterró su mano en su cuello, en un golpe que le rompió la tráquea, que lo dejo sin aire y una muerte lenta.

Al ver tal cosa, los maestros del desierto, lanzaron más cadenas, por cada extremidad del Uzumaki mayor que seguía luchando y retorciéndose.

“¡Corre Mizuru!” sin saber cuántos soldados eran, en la noche y en su elemento, el sabía que la desventaja era más que clara, luchando contras las cadenas, forzó a qué todos los hombres se unieran a tomar las cadenas.

La pequeña Uzumaki no se movió un solo centímetro, no podía hacerlo, cuando iba a dar un solo paso para intentar ayudar.

“¡Largo Mizuru!” 

Pero tuvo que hacerlo.

“¡Se escapa la niña!” los maestros tierra quisieron ir detrás de ella, pero tuvieron que sostener las cadenas con fuerza cuando el chico empezó a gritar como un salvaje y arrastrarlos, aún cuando los arpones desgarraban la carne de sus extremidades, el no ojos quedarse quieto.

“¡Manténganlo quieto!” el que parecía ser el líder de los areneros, hizo que la arena debajo de ellos empezara a moverse.

“…” Nozumo se quedó quieto cuando la arena bajo sus pies subió hasta su cintura, inmovilizando sus piernas, y los maestros usaron más fuerza para las cadenas en sus brazos.

“Ya veo porque Feng los quiere tanto, son unos pequeños fenómenos” la sonrisa del líder de los areneros era grande, la recompensa que le darían por estos chicos era más que tentadora, les llevo días el solo rastrearlos en su territorio, pero todo valdría la pena, “Una vez te tengamos amordazado, iremos por la pequeña niñita roja” 

“Si la tocas…” con una voz distorsionada por la ira y odio, el chico le dio una mirada de muerte al maestro arenero.

“Una amenaza solo las pueden dar los fuertes, tu no-“ 

El monólogo del sujeto se vio cortado, cuando de forma inesperada un cuchillo termino enterrado en su cuello.

Todos se quedaron en shock al ver como la niña de cabello rojo, se había abalanzado para trepar la espalda de su líder, que grito de dolor por las apuñaladas consecutivas.

“¡Mizuru! ¡Suéltalo!” Gruño el chico, que siguió luchando contra las cadenas.

Su hermana no era una peleadora, no estaba hecha para el conflicto, ella saldría herida.

Y desafortunadamente era lo que sucedió.

El maestro tierra del desierto tomo a la niña de su cabello y de forma brusca de la quito de su espalda.

“¡Mocosa de mierda!” con furia ciega lanzo a la niña contra el suelo y ante la mirada de todos, levanto su pie derecho y lo bajo.

*Crujido* 

Ese sonido.

Ese solo sonido fue uno de los horribles que tuvo que escuchar.

“¡Mizuru!” 

Los maestros del desierto se vieron arrastrados por el Uzumaki mayor, que envolvió las cadenas alrededor de sus brazos, con un rugido tiro y derribo a los maestros, que no tuvieron tiempo de levantarse, cuando las cadenas volaron.

Usando las cadenas con las que intentaron atarlo, Nozumo las uso como látigos mortales, que impactaron contra sus atacantes, que no pudieron reaccionar cuando las cadenas rompieron sus cráneos y cuellos.

Asesinando a sus seguidores, la atención completa del chico fue hacia el líder moribundo, que en vano intento detener el sangrado de su cuello.

En su intento de huir, una cadena salió volando y giro alrededor de su cuello.

Tirando de la cadena con toda la fuerza de su brazo derecho, Nozumo hizo que la cabeza del maestro tierra del desierto, saliera volando separándose de su cuerpo, que cayó inerte en el suelo.

Acabando con sus atacantes, de inmediato salió corriendo hacia donde estaba su hermanita, que estaba tendida en el suelo.

Cayendo de rodillas ante ella, se quedó paralizado al verla tratar de respirar, pero cada respiro era entrecortado y pesado.

Rompiendo la camisa de la niña, se quedó paralizado al ver las marcas rojas en su pecho y las protuberancias en su caja torácica.

Sus costillas estaban rotas.

“Ani-ik-ki no-o puedo-o res-s…” ella trato de hablar, pero le fue imposible por la sangre que se filtraba de su boca, el tosido fue la señal de que la sangre estaba llegando a sus pulmones.

Que posiblemente fueron perforados por las costillas rotas.

“Todo estará bien… conseguiremos ayuda” 

El no tenía idea de que hacer, ese tipo de herida necesitaba de un médico.

¿Dónde encontrarlo en medio del desierto? 

Tragándose el nudo en su garganta, Nozumo levanto con cuidado a su hermana menor, y tuvo que empezar a correr.

Correr y correr.

Necesitaba de ayuda.

Ayuda.

Quien sea.

Las horas pasaron y nunca se detuvo, corriendo por las interminable dunas de arena, que por fin terminaron, para dejar ver un bosque.

“Aniki-i duele” 

En todo ese tiempo, la niña trato de mantenerse despierta y aguantando el dolor de cada respiro, que se hacía más difícil para ella.

“Aguanta, estamos cerca” 

¿Cerca de donde? 

Ni siquiera sabía dónde estaba.

El pánico lo invadió, el correr sin una dirección fija, hasta que literalmente sus pies sangraran y piernas fallaran.

Nozumo tuvo que parar en medio de un claro en el bosque, sus piernas empezaron a temblar sin control, hasta que finalmente fallaron por completo y termino cayendo de rodillas en el suelo.

“¡Levántate! ¡Levántate!” se grito así mismo una y otra vez intentando ponerse de pie, algo inútil, sus piernas ya no me respondían, “Todo estará bien Mizuru, solo aguanta” 

“…” 

“¿Mizuru?” 

“Aniki… duele” 

“…” la expresión del chico se volvió sombría, sin saber que hacer, solo pudo abrazar a su hermana menor contra su pecho, diciéndole miles de promesas de que todo estaría bien.

Agotado y herido, no le quedó más que quedarse de rodillas abrazando a su hermana con todas sus fuerzas.

Lo único que hizo que volviera a la realidad, fue el sonido de pisadas y vibración de la tierra.

Confuso levantó la mirada y sintió su garganta cerrarse, al ver de cada lado, dos ejércitos, la nación del fuego y el Reino tierra, las fuerzas armadas de cada bando estaban por chocar.

Y ellos estaban en el medio.

¿Mala suerte? ¿El destino? ¿O solo su culpa por no poder seguir?

Dando un grito ahogado, Nozumo forzó sus piernas a volver a funcionar, y ponerse de pie, para seguir avanzando, tratando de volver al bosque donde podrían ocultarse.

Pero había sido en vano.

La batalla había empezado.

El grito de guerra de los soldados, solo era superados por el estruendo de la tierra manipuladas por los maestros tierra, y la maquinaria de los maestros fuego, que hicieron que el fuego lloviera sobre sus enemigos.

El choque entre ambos ejércitos empezó y ninguno noto a los niños que quedaron envueltos en medio de todo el caos.

Nozumo sintió su mundo sacudirse, cuando vio las rocas en llamas caer desde el cielo, sin dudarlo uso su cuerpo para protegerla.

La sensación de las rocas al rojo vivo hizo que gritara en agonía, y tuvo que ser como una roca en el lago, cuando los soldados del reino tierra le pasaron por encima.

Tenía que aguantar.

Tenía que moverse.

Tenía que…

La mente del chico se alerto, cuando vio venir hacía el, una enorme roca que desgraciadamente logro golpear su cabeza.

Aturdido y sangrando, se alteró al notar que ya no sostenía a su hermana entre sus brazos, mirando en todas direcciones, no que ella estaba tirada a la distancia.

“¡Mizuru!” 

Tenía que alcanzarla.

Tenía que protegerla.

Tenía que salvarla.

El chico vio todo el mundo en cámara lenta, su corazón latía con tanta fuerza, bombeando sangre a todo su cuerpo.

Sus músculos latían ante cada paso que cada, al correr desesperadamente, con todas sus fuerzas, dándolo todo y más con tal de poder llegar hasta ella.

La niña se levantó como pudo del suelo y con tantas personas corriendo a su alrededor, que la chocaron y golpearon, termino cayendo de nuevo contra el suelo.

Todo era un caos.

Con furia ciega, el chico le arrebato una lanza a uno de los tantos soldados, para empezar a asesinar a quien sea que se ponga en su camino.

Ignoro las llamas ardientes.

El sacudir de la tierra.

La guerra a su alrededor para llegar finalmente hasta donde estaba ella, cuando estaba a punto de tomarla entre sus brazos, se vio ensombrecido por una enorme roca en llamas que cayó justo entre ambos hermanos.

Un segundo.

Dos segundos.

Tres segundos.

La oscuridad se fue cuando abrió sus ojos y vio que sus piernas estaban bajo la roca.

Sus piernas estaban rotas.

Aún así eso no lo detuvo para golpear sus manos contra la roca y con un grito grave empujó la roca y saco sus piernas de ahí.

Viendo que no podría moverlas, se empezó a arrastrar como pudo.

Tenía que encontrarla.

Tenía que sacarla de aquí. 

Tenía que protegerla.

Dejando un rastro de sangre por sus piernas mal heridas, el chico se siguió arrastrando hasta que finalmente vio el inigualable cabello rojo de su hermana.

“¡Mizuru!” Dejando la lanza de lado, se arrastró más rápido hasta que finalmente estuvo a su lado, “¡Tenemos que irnos…”

“…” 

“Mizuru…”

Sintió su corazón detenerse y un frío que atravesó su propia alma, cuando vio los ojos morados de su hermana menor, que ya no reflejaban ese brillo esperanzador y puro.

No.

Ya no, todo lo que había ahora era un vacío, un vacío frío y muerto.

Tendida en el suelo, el cuerpo de la pequeña Uzumaki se mantuvo inerte, con sus ojos abiertos y mirada perdida, con sangre que bajaba de su cabeza y se mezclaba con el rojo intenso de su cabello.

“Mizuru…” el chico se arrastró hasta ella y sus manos temblaron sin control, cuando toco el rostro de la niña y no hubo reacción, “Mizuru… vemos, tienes que levantarte” 

“…” 

Destrozado el chico levanto a la niña con cuidado y la sacudió, con la esperanza de que ella solo estuviera inconsciente.

“Despierta-a… ya estoy aquí” 

“…” 

“Mizuru… no me dejes solo…” 

“…” 

Ella nunca más respondería.

Nunca más vería su sonrisa.

Su risa.

Esa brillo en sus ojos.

Esa calidez cuando ella lo abrazaba.

Nunca más lo volvería a sentir.

Y era su culpa.

Todos los soldados, de la nación del fuego como la tierra, dejaron de luchar cuánto entre tanta furia e irá, todos lograron escuchar el grito más fuerte que jamás hayan oído en sus vidas.

Dolor.

Era la única emoción que se podría describir a ese grita tan desgarrador, que hizo que la eterna batalla entre ambos bandos se detuviera.

“Es… ¿una niña?” 

“¿Qué hacen aquí?” 

“¿Está muerta-a?” 

Los soldados ni siquiera sabían que había niños en medio de campo de batalla, una desagradable sensación nació entre ellos, al ver a ese niño llorar sobre el cuerpo de la niña más pequeña.

“Niño… en verdad lo lamento” 

Nozumo levanto lentamente la cabeza, para ver a un puñado de soldados de los dos bandos reunirse a su alrededor, por las miradas que veía en sus ojos, podía ver la culpa que sentían.

“Es su culpa…” 

Y deberían de sentirla, esto fue culpa de ellos.

Los pocos soldados que se detuvieron para acercarse al chico, se quedaron helados al ver la mirada que tenía el niño en sus ojos, una mirada que ningún niño debería de tener.

Nozumo apretó contra su pecho el cuerpo de su amada hermana, y miro a todos las personas que lo estaban rodeando.

Ellos causaron esto.

Ellos… ellos… 

Ninguno de los soldado espero el fuerte grito del niño, un grito completamente diferente al anterior, este estaba cargado de irá y odio.

El cuerpo del pequeño Uzumaki se sacudió, cuando unas extrañas protuberancias empezaron a salir de su espalda.

En un estallido liquido que solo podían llamar como sangre negra, todos vieron el surgir de innumerables cadenas negras como la noche, que ensombrecieron al mismo sol al elevarse sobre ello.

Los soldados no sabían que pensar, solo reaccionaron cuando las cadenas empezaron a caer sobre ellos y la matanza dio inicio.

Nozumo solo se quedó de rodillas, acunando el cuerpo de Mizuru que abrazaba con cariño, moviéndose suavemente de un lado a otro, como si la solo ella estuviera durmiendo.

Hacía todo eso mientras escuchaba los gritos de agonía y horror de todos los soldados.

Que estaban siendo despedazados por las cadenas negras, que iban por sus extremidades y los arrancaba de sus cuerpos.

Algunos eran envueltos en capullos que terminaron por volverlos puré en un estallido de sangre.

Muchos intentaron huir, correr lo más lejos posible de esa escena infernal, pero las cadenas eran lo suficiente largas para crear un domo que cubría todo el campo de batalla.

Nadie saldría.

Nadie escaparía.

Nadie sobreviviría.

En solo un minuto, dos grandes ejércitos terminaron siendo un mar de sangre y pilar de cerne molida, rodeando al monstruo que había hecho todo esto.

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El silencio fue largo y pesado en el oscuro bosque, iluminado solo por la pequeña fogata que había entre ambos Uzumaki’s, que se miraban mutuamente a los ojos.

Con un pesado suspiro, Shòukǔ tomo con cuidado entre sus dedos el collar que colgaba de su cuello, “Yo se lo había prometido Naruto…” 

“…” 

“Yo prometí que ella siempre vería el amanecer del mañana conmigo, los dos lo haríamos, los dos sobreviviríamos, que seríamos felices… yo se lo prometí…”

“…” 

“Yo sostuve su cuerpo, aún cuando veía la sangre y sus ojos, rogaba que despertara, que teníamos una promesa que mantener, pero no despertó…” 

“…” 

“La última imagen que tengo de ella, es de la sangre que manchaba su rostro y salía de su cabeza, de sus ojos, sus brillantes ojos se volvieron borrosos y vacíos, y… al tenerla entre mis brazos… no se movía… se sentía… tan fría…” 

Naruto se quedó mirando al hombre ante el, que le devolvió la mirada, con unos ojos… muertos.

Nunca vio una mirada tan vacía y carente de vida.

El era un muerto en vida.

El lo sabía.

Shouku atizó las brasas de la fogata, para que las llamas no se apagarán, iluminando el rostro de ambos Uzumaki’s, que bajaron la mirada, para solo mirar el fuego.

“Ese día no solo murió la única persona en el mundo que me importaba, la única que me hacía sentir que tenía una razón de existir, ese día yo también morí, y solo quedó esto… lo peor de mí” 

“…”

“Ya no siento felicidad, emoción, ni alegría, solo odio y una sed insaciable por luchar, que jamás será saciada porque ya no lucho por nadie, solo lo hago por lo que ella quería” 

“¿Lo que ella quería?” 

“Mi hermana menor quería un mundo en paz, uno en el que no haya luchas sin sentido, violencia ni todo lo que ella vio en la guerra, yo voy a crear ese mundo por ella…” 

“…”

“Los que queden vivirán en ese mundo que ella deseaba, y si se atreven a querer cambiarlo, yo los voy a asesinar, de ser necesario acabaré con la vida de toda la maldita población, dejando a solo dos personas que comenzaran de nuevo y vivirán en el mundo que ella quería” 

“…” 

“No me importa este mundo, ni su gente, ni sus dispuestas, ni sus valores, no me importa nada… solo lo que ella quería” 

El ideal puro de una niña que impulsaba a un monstruo.

Eso es lo que él era y sería.

Naruto negó con la cabeza, “No, ella no hubiera querido esto, nada de esto” 

“…” 

“Nozumo…” usando su verdadero nombre, lo miro a los ojos, “No tienes que hacer esto, por favor” 

“Lo haré… no me detendré” 

“No puedo dejar que lo hagas” 

“Entonces así será, tu voluntad contra la mía, me matas a mi o yo a ti, y a todas las personas que te importan, porque eso es lo que sucederá la próxima vez que crucemos caminos” 

“…” 

“Fue la casualidad las que nos hizo familia, el destino de que nuestro caminos se cruzaran, pero fueron nuestras decisiones las que hicieron pelear y al final solo uno llegará hasta el final del camino…” 

Con esas últimas palabras, de un momento a otro, el guerrero definitivo sostenía su lanza, que perforaba el pecho del clon de sombra, que en un estallido de humo desapareció.

Bajando su lanza, el solo se quedó mirando el fuego.

El momento llegaría, a su debido tiempo.

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Chan

Channnnnn

Channnnnnnnnn

Channnnnnnnnnnnnn

¿Qué les parece?

En los próximos días, antes de publicar el siguiente capítulo, dejaré en claro como será la publicación de cada capítulo, de los personajes y cómo ira la historia, así que si tienen alguna duda o comentario que gustaría que lea, por favor déjenlo en los comentarios.

En fin.

CHAAAAAAUUUUUUUUU y que les vaya bien.

Zero: Hay que ser realistas, así que sí... La francesa se los viola.

Josef: Se tenía que decir... *golpea una mesa* ¡Y se dijo!

Zero: Grande el men.

Josef: Hay que seguir su ejemplo.... Y ver si no nos arrestan :v

Zero: JAJAJAJAJAJAJAJA C MAMÓ

Josef: Efectivamente c mamó

Zero: Uhhhhhh eso si es un destino peor que la muerte.

Josef: La verdad las cosas como son.

Zero: Alv Mazinger Cat :0

Josef: :0

Zero y Josef: ¡Agradecido con el de arriba! \:D/

Ahora sí, chauuuuuuuuuu

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