Capítulo 8

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Jungkook caminaba en círculos en la sala de espera del hospital, sufriendo un terrible deja vu de lo sucedido un par de semanas atrás. Había llamado una ambulancia en cuanto encontró a Jimin y se habían dirigido a emergencias, donde decidieron que lo mejor era operarlo en ese momento para evitar complicaciones, el tiempo era oro.

Las horas pasaban implacables y cada vez que se asomaba, el botón rojo aún encendido le confirmaba que todavía estaban operando. No era de extrañar la demora, eran dos cirugías simultáneas, de gran envergadura y riesgo. Cada segundo hacía crecer su desasosiego, sus manos pasaban por sus cabellos y rostro una y otra vez.

Cuando estaba a punto de ponerse de pie para realizar otro asomo inútil al pasillo, escuchó una voz llamarlo desde la puerta:

—Señor Jeon... —La doctora se acercó a él.

—¿Ya terminó? ¿Cómo está? ¿Está bien? —Se puso de pie y las preguntas abandonaron sin control sus labios.

—Fue una operación trabajosa y larga, pero los resultados fueron satisfactorios —sonrió—. Ahora está en observación en la sala de recuperación. Todo está marchando bien.

—Gracias, muchas gracias. Yo... —Sus piernas temblaron y se desplomó sobre sus rodillas.

Solo estando en el suelo notó sus extremidades temblar, sus manos sudorosas, su vista desenfocada. Solo entonces supo qué tan alterado estaba y qué tanto había comenzado a significar Jimin para él. Esos breves instantes fueron suficientes para imaginar lo terrible que hubiese sido el dolor de la pérdida y la nueva cruz que tendría que cargar.

—Tranquilo. —La mano de la doctora se posó en su hombro—. Ahora todo está bien. Comprendo su reacción, se nota que quiere mucho al joven Park.

¿Cariño? ¿Era esa la palabra que había estado buscando nombrar? ¿Algo tan simple como eso y no lo había descubierto? ¿Quién dice que el cariño es simple? El cariño es la base de todo; es un comienzo y una pauta. Si no tenía un nombre para lo que afloraba en su pecho, ¿por qué no llamarlo cariño y a partir de ahí cultivar lo demás? El destino, a pesar de sus implacables pruebas, le había dado tiempo y una segunda oportunidad, debía aprovecharla.

—Lo lamento, he mostrado una faceta vergonzosa —dijo, al percatarse de nuevo que estaba acompañado.

—Sentir felicidad, tristeza o preocupación por las personas que nos importan no es un signo de debilidad, todo lo contrario: es una muestra de la fortaleza de los sentimientos. Jimin es afortunado de tenerlo a su lado.

«A su lado... ¿Acaso me lo permitirá? ¿A pesar de nuestro pasado y la diferencia en la profundidad de nuestros sentimientos, me dejará estar a su lado?».

—Gracias. —Aún con todas sus dudas e interrogantes, la palabra salió con una naturalidad y alivio espontáneos.

La conversación se extendió por unos minutos más. La doctora explicó los pormenores de la recuperación y la quimioterapia, aclarando que el tumor en el cerebro, al ser más pequeño, había sido retirado en su totalidad y tenían muy buenas expectativas; el aparato reproductor del omega sí demandaba cuidados extra. A pesar de haber conservado casi íntegramente el útero, había algo que Park Jimin no podía permitirse, por lo menos los siguientes años: un embarazo. La quimio resultaría tóxica para los óvulos y, más que nada, una gestación podría desencadenar una nueva proliferación de células cancerígenas, si no se esperaba lo suficiente. Pero no era nada que el tiempo y el cuidado no pudiesen remediar, la posibilidad de un segundo hijo llegaría, solo se debía ser paciente.

─━━━⊱✿⊰━━━─


Los ojos de Jimin comenzaron a abrirse lentamente y vislumbraron dos figuras de bata blanca frente a él, que reconoció como los médicos que lo atendieron antes de su operación.

Los doctores pidieron a Jungkook que esperase detrás de la puerta mientras evaluaban la condición de su paciente, lo llamarían llegado el momento para que fuese visto.

Las respuestas del omega a las interrogantes eran correctas y concretas y los recuerdos fragmentados anteriores estaban completamente en su sitio ahora. Todo apuntaba a la comprobación de la hipótesis que se habían planteado, haciendo una sonrisa de satisfacción aparecer, inconscientemente, en los rostros de ambos. Sin embargo, era pronto para cantar victoria, había llegado el momento de hacer la pregunta que podría determinar el rumbo de la evolución del joven.

—Jimin, ¿sabe quién es Park Jisun? —cuestionó el doctor Kim.

—Por supuesto, es mi hijo...; o, al menos, lo era... —Su expresión se ensombreció y su vista se nubló por las lágrimas que comenzaban a llegar—. La COVID-19 me lo arrebató hace cerca de tres meses... Ni siquiera he podido ir a llevarle flores, ¿puede creerlo?

»Estos últimos meses fueron un infierno, todos me trataban como si estuviese loco y me llenaban de pastillas e inyecciones todo el tiempo. De no ser por estas últimas semanas, yo...

Guardó silencio y su barbilla comenzó a temblar mientras cubría su boca con ambas manos, recordando con cierto deje de felicidad y añoranza lo que había vivido en los últimos catorce días, y con quién.

Los médicos, a pesar del sufrimiento exteriorizado por Jimin, no podían negar la tranquilidad que sentían. Ese era el dolor de una pérdida importante, pero de tres meses atrás, no era un duelo patológico. Y lo que se reflejaba en los ojos del joven ahora era la demostración de que el momento de llamar al señor Jeon dentro había llegado.

—¿Jimin, reconoce a esta persona? —preguntó esta vez la doctora, señalando hacia la entrada desde donde el otro médico abría la puerta, dejando ver al hombre de cabellera azabache.

—¡Santo cielo! Jungkook...

El nombrado asintió y se acercó lentamente.

—Hola, Jimin. ¿Cómo estás? —Se puso de pie a su lado y le sostuvo la mano.

—Ahora que he podido verte y mi nombre ha salido de tus labios, ahora que sabes quién soy; bien... —Sonrió con timidez—. Jungkook, yo... No sabes cuánto lo lamento.

Aquellas palabras fueron la señal que hizo a los médicos salir silenciosamente y con una sonrisa triunfal en el rostro. Era momento de darles privacidad.

—¿Por qué tendrías que disculparte? Soy yo quien lo lamenta demasiado... Lo siento.

Jimin tampoco sentía necesarias esas disculpas. Jungkook no era culpable de nada, era el hombre a quien le había profesado amor durante toda su vida y no se arrepentía ni un solo segundo por haberlo hecho, sin importar todas las acciones y comportamientos inadecuados que tuvo con personas que sí lo amaban. Pero, si sus pensamientos estaban siempre con el hombre frente a él, no había nada que pudiese hacer al respecto.

A pesar de no haber sido correspondido, lo amó siempre.

A pesar de haberlo olvidado, volvió a enamorarse de él.

—No tienes que pedir perdón tampoco, mis sentimientos son míos y no me arrepiento de ellos, pero... quiero saber los tuyos —admitió—. ¿Es cierto lo que me dijiste cuando te besé ayer? ¿Qué era lo que íbamos a conversar a tu regreso?

—¿Quieres saber si es cierto que me muero por besarte? Lo es. ¿Quieres saber por qué me detuve? Porque eres importante para mí, porque mereces un trato diferente al que te di en el pasado, mereces un trato especial. A tu lado he aprendido tanto... He apreciado el valor de tantos pequeños momentos en solo dos semanas, y aún no me parecen suficientes.

—¿Ya no me olvidarás? —preguntó con temor.

—Prometo que no. Después de lo que hemos vivido y lo que crece en mi interior, es imposible.

—Entonces... ¿Ya no soy un desconocido?

—Por supuesto que no: eres Park Jimin, el hombre que me ha hecho despertar tantas emociones que ni siquiera sé nombrarlas... ¿Me ayudarías a ponerle un nombre a estos desconocidos sentimientos que guardo en mi corazón? ¿Me dejarías aprender a quererte, a pesar de que el tamaño de mis sentimientos no sea comparable a los tuyos? —Sus ojos se cristalizaron.

—¡Sí! ¡Una y mil veces, sí! Si este imperecedero amor es suficiente, te lo entregaré con cada uno de mis alientos hasta que la llama de mi vida se extinga.

Sus rostros de acercaron y sus labios se unieron con tanto cariño y devoción, con tanta recompensa y felicidad... Su beso marcó un nuevo comienzo que permitiría a ambos conocer, en un futuro no muy lejano, la belleza del amor y su reciprocidad.

Fin

Gracias por leer 💜

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