Un día, como cualquier otro, me levante sin muchas ganas, me quede un momento sentada en la orilla de mi colchón, lleve la vista a la ventana que quedaba justo al lado de mi pequeña cama de madera blanca hasta que escuche la voz de mi mama llamándome para bajar a desayunar.

-¡ya voy!

Grite para hacerme escuchar desde el segundo piso. Quería seguir en mi cama descansando, odiaba levantarme temprano, y es que, ¿quien no preferiría estar acostada en su cama todo el santo día?

Yo soy de esas personas que podrían vivir felizmente dentro de su habitación, ahí tengo todo lo que necesito, mi pequeña mesa donde descansan mi pequeña portátil y algunos libros que me han regalado mis amigos. Ok si, tienen razón, también necesito comida y un lugar llamado baño, pero bueno, lo mas importante para mi es mi portátil y mis amados libros

-¡vamos que no tengo todo el día!

Escuche desde abajo, me queje en silencio. Era claro que mi queridísima mama no pensaba como yo, así que siendo domingo en la mañana me dispuse a ir a mi baño para hacer mis necesidades y obedecer a mi madre antes de que subiera ella y me soltara un sermón de lo bueno que es el desayuno.

Cuando llegue a la cocina ya estaban todos, mis dos hermanos y mi mama desayunando. ¿Pueden creerlo? Me obligan a bajar temprano y no pueden esperarme.

¡Que osadía la suya!

-¿para que me despiertas si igual están comiendo sin mi?

Dije en un tono molesto mientras me acercaba a la barra que estaba en medio de la cocina y en la cual mis hermanos ya estaban comiendo. Tome una rebanada de pan del plato de mi hermana y me senté a su lado. Ella siempre me dejaba tomar cosas de su plato, ella es un amor y la adoro, y no tiene nada que ver el hecho que siempre me digan que se parece a mi, incluso me han preguntado si es mi hija, lo se, ridículo, ¿no?

Gire el rostro para ver a mi mama que se había acercado a mí con mi plato en la mano, lo dejo frente a mí y se sentó de nuevo frente a nosotros. Le agradecí antes de bajar la vista al plato para encontrarme con dos rebanas de pan tostados junto a un huevo revuelto, debo decir que me da asco el huevo estrellado; la yema derretida me da nauseas.

Tome una de mis rebanadas y la coloque en el plato de mi hermana mientras masticaba parte de la suya, me dedico una sonrisa y se la devolví antes de reír por las caras de mi hermano, a el no le gustaba nada eso, pero aun así no decía nada. Después de dar un bocado a mí comida tome mi vaso de jugo y, lo levante con intención de llevarlo a mi boca, pero la voz de mi mama detuvo el trayecto a mitad del camino.

-Hoy cuidaras a tus hermanos, debo trabajar. -fue lo único que dijo.

Me gire para ver a mis hermanos al igual que ellos a mí, ambos alzaron los hombros sin decir nada, no pude evitar sonreír. Y es que verán, si, soy la mayor, pero ellos no son taaan pequeños.

Mi hermana Danna, es la menor de los tres y tiene 12 años, ella es como una pequeña copia de mí, pero con el cabello mas claro, un poco más blanca y ojos color verde con unos leves tonos de gris; lo se, raro, pero bonitos. Mi hermano Alex tiene 15 años es alto con cabello un poco quebrado y color negro, pero como lo tiene corto casi siempre no logra verse del todo, ojos café oscuro al igual que nuestro papa y con un carácter fuerte, en eso nos parecemos mucho, pero solo en eso, ya que el es mas parecido a nuestro papa y mi hermana y yo a nuestra mama. Mi mama es un poco baja de estatura, tez blanca, cabello color rubio y ojos color verde claro.

...

A medio día estábamos los tres en el sofá frente al televisor, mi hermana estaba entre sentada y acostada sobre mi hermano y un extremo del sofá, mi hermano sentado a medio sofá con los pies sobre la pequeña mesa de madera rectangular que estaba en medio de la sala, yo estaba acostada con las piernas sobre el respaldo del sofá y mi cabeza sobre el extremo contrario al de mi hermana, los tres aun con pijamas. Como dije antes, ¡es domingo! Y no había nada mejor que pasarlo en pijama rodeados de risas que salían de nuestras bocas provocadas por nuestra serie favorita, THE BIG BANG THEORY, si no la has visto debes hacerlo, te enamoraras de Sheldon, es insoportablemente adorable, pero cuidado...

El es mío.

...

Después de nuestro preciado maratón decidimos salir al patio a jugar, limpiamos nuestro desastre de frituras y cada quien fue a su habitación a cambiarse. Nuestra casa no es grande, pero tampoco es tan pequeña; es de dos pisos, cuatro recamaras, dos baños, una sala de estar que esta junto a la cocina y un hermoso patio con pasto y unas cuantas flores de varios colores sembradas alrededor como si nos apartaran de las demás casas.

Salimos al patio, ya cambiados; Dana con un short blanco de algodón y una blusa tipo sport de color rosa pálido, Alex con unas bermudas y una polo color blanco, yo opte por una camiseta de algodón color azul claro y unos shorts de mezclilla delgada color negro, los tres salimos con sandalias y cargando una cubeta llena de nuestras municiones; globos inflados y llenos de agua fría lista para cubrirnos.

Dejamos la cubeta a mitad del patio, ahí seria la base. No era la primera vez que jugábamos a eso, así que si, ya sabíamos como movernos, era algo así como los juegos del hambre, para atacar primero debíamos ir al centro para tomar nuestras armas.

Antes de comenzar el juego pude ver un camión y un auto color blanco estacionados frente a la casa de a lado, no, no piensen que soy una chica que le gusta el chisme o arguende como gusten llamarle, no, es solo que gran parte del camión estaba frente a nuestro patio.

Se están mudando, tendré vecinos.

Fue lo que pensé al ver varios señores descargar el camión y meter las cosas a la casa junto a la mía, claro, todo se veía ya que lo único que nos separaba era la pequeña "muralla" de flores que rodean mi patio. Estaba tan perdida en mis pensamientos que no me di cuenta cuando el tonto de mi hermano lanzo un globo hacia mí; ¡el cual impacto en mi rostro!

-¡estas muerto¡

Exclame fijando la vista en mi hermano, me agache para tomar un globo y lo lancé con fuerza hacia Alex, quizás no fue buena idea eso, pero oye me golpeo en la cara, y aun no estaba lista, fue algo así como apuñalarme en la espalda, ¿no? Ok, si, lo admito, soy un poco dramática. Mi sonrisa se hacia cada vez mas grande al ver como el globo se acercaba mas a el, pero todo cambio cuando la nación del fuego ataco... no esperen eso es otra historia, lo siento me perdí.

Todo cambio cuando el tonto, no tan tonto de mi hermano se agacho para esquivar el globo y este impacto con el rostro de alguien mas, ¿Quién? Un chico con una caja en las manos, una caja un poco húmeda por el agua que caiga de su rostro, por el globo que había aterrizado en su cabeza, donde aun estaban pedazos de globo, debo admitir que esa escena seria muy divertida, si no fuera por el ceño fruncido que adornaba su rostro.

-lo siento.

Fue lo único que se me ocurrió decir cuando estuve frente a el, y es que no le contaría toda la historia de cómo el globo cayo en su cara, ¿o si debía decirlo? Quizás si ya que cuando estire mi mano hacia su cabeza para quitarle el resto del globo me vio tan fríamente que casi me congelo del miedo,

¡Dios, solo era agua, no orines¡ En ese momento su rostro cambio de expresión y el mío de color.

-Dime, por favor que no lo dije en voz alta.

Le suplique con una inmensa vergüenza, pero a el no pareció importarle, simplemente hizo un sonido horrible con los labios y murmuro algo que realmente no entendí.

-¿Tu que crees?- Dijo en un tono seco.

Pero que arrogante