Capítulo 9

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Horas después...

Castillo Schönbrunn, Viena, Austria.

México despertó bastante asustado. Moto nerviosamente por el lugar, respirando tranquilo al notar que está en su cuarto.

-¿Pos a qué hora caí jetón?-  se pasa una mano por la cara tratando de ahuyentar el recuerdo de esa pesadilla – Se siento tan real.

Se levanta y va hacia la sala, pero le es imposible, ya que al salir de su cuarto, no es el pasillo de la casa de USA, sino de una pirámide, la misma donde creció…

Corre hacia la salida y ahí está, viendo el horizonte un country de tez blanca parece esperarlo.

-¿Papá?- la antigua representación le sonríe y le abre los brazos -¡Papá!

México no lo duda ni un segundo y se lanza a abrazar a su padre, llorando como si no hubiera un mañana, perdiendo en ese sentimiento de protección que su padre le daba.

Azteca no podía culpar a su hijo por llorar así, ya habían pasado más de 500 años desde que lo dejo…

-Hijo mío, escucha con atención, no tengo mucho tiempo, y tú menos – Mex levanta la cabeza y si padre le limpia las lágrimas de sus ojos, los cuales está llenos de confusión -  Mexica, no falta mucho para que despiertes

-¿Despertar?No fue una pesadilla ¿cierto?- las ganas de llorar han vuelto, más al ver cómo su padre lo ve con tristeza – Papá ¿Desde cuándo me volví tan cobarde y débil?

-Mexica, te volviste cobarde desde que ese imbécil de España te arrebató tu libertad. Eres débil desde que permitiste que te dominarán – su padre es severo, pero es necesario – Eres como eres porque olvidaste de dónde vienes. Olvidaste la procedencia de tu sangre ¡Olvidaste a ti familia!

-¡Yo jamás olvidaría a mi familia!- eso sí que lo enojó ¿Cómo puede su padre pensar eso?

-¡! LO HICISTE!! ¡OLVIDASTE QUE TU FAMILIA ES DE UN CLAN GUERRERO!- México se queda callado – Mexica, debes recordar cuál es tu origen.

Y así lo hizo.

Recordó como era su vida antes de la llegada de España. El como el europeo lo adoptó al casarse con su padre. El como lo entrenaba aún cuando España se negaba. Recordó lo que realmente es.

-Yo soy un noble guerrero – sus ojos castaños cambian a unos dorados, de su espalda salen día bellas alas cafés con detalles en oro. Si mirada toma un brillo salvaje – Yo soy Mexica, descendiente de Imperio Azteca, ¡¡SOY UN NOBLE GUERRERO!!

-Ya es hora de que te muestres ya como eres hijo mío – Azteca está muy orgulloso – y que ese extranjero conozca en terror de querer dominarte.

-Creo que es momento de que aprenda que "mexicanos al grito de guerra" es más que una simple frase. - la voz dulce del mexicano estaba ahora teñida de ira.

-Ese es mi huerco – Azteca lo abrazó con fuerza al tricolor y este comprendió que era el adiós – Nunca vuelvas a olvidar quien eres. Tampoco olvides que son importar lo que hagas, estoy orgulloso de ti, pero lo estaría más si dejaras de esconderte. En todos los sentidos…

México despertó en una habitación desconocida. Bueno lo era hasta que notó que era una réplica de la habitación que compartía con Austria cuando estaban casados.

Un escalofrío le recorrió al recordar que este tenía un arma.

-Maldito imbécil – se levanta y nota en un espejo cercano que sus ojos han vuelto a ser dorados y ni hablar de sus alas, ahora están más grandes, las guarda al mismo tiempo que sus ojos vuelven a la normalidad, y mira hacia la puerta – Ya no dejaré que nadie me vuelva a pisotear papá, y comenzaré con ese idiota.

Justo a tiempo Austria entra en la habitación y sonríe con locura. Es hora de enseñarle a su “querido esposo” una lección.

- Ich sehe, dass meine Liebe endlich erwacht ist (Veo que por fin hay despertado mi amor)- El bicolor le muestra un látigo - Aber ich fürchte, du warst ein ungehorsamer Junge, also ist es Zeit für Bestrafung (Pero me temo que has sido un chico desobediente, así que es hora del castigo)

-¿Tú y cuántos más cabrón?- México se pone de pie y confronta al europeo – Más bien eres tú “ querido” el que debe ser castigado ¿No crees puto?

-Wie kannst du es wagen!? (¿¡Cómo te atreves!?)- sin dudar levanta el látigo y trata de golpear a México, pero para su horror el tricolor esquiva el golpe. -Was? (¿Qué?)

Los ojos del latino se vuelven dorados, dándole la misma mirada que un águila le da a su presa.

-Du bist nicht mein Mexiko, wer bist du?(Tu no eres mi México, ¿Quién eres?)- la dulce mirada café a la que está acostumbrado ahora está llena de ira - Antworte mir! (Respóndeme)

-Yo soy México, un noble guerrero azteca – lo siguiente de lo que Austria es consiente, es como se hunde en un mundo de dolor.



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