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Estamos a 17 de diciembre.

Se acercan las Navidades y los amigos de toda la vida que viven fuera de Busan van llegando.

Si se acaba el mundo el día 21 como dicen los mayas, por lo menos nos habremos visto por última vez.

Como todos los años, nos reunimos en la gran fiesta que organiza Yugyeom en la casa de campo de su padre y lo pasamos de lujo.

Risas, bailes, chistes y, sobre todo, buena vibra. Durante la fiesta, Yugyeom no me hace la menor
insinuación.

Se lo agradezco.

No estoy yo para insinuaciones.
En un momento de la juerga, Yugyeom se sienta junto a mí y hablamos.

Nos sinceramos. Por sus palabras infiero que sabe mucho sobre mi relación con Taehyung.

-Yugyeom, yo...

No me deja hablar. Pone un dedo en mi boca para callarme.

-Hoy me vas a escuchar a mí. Te dije que ese tipo no me gustaba.

-Lo sé...

-Que no era recomendable para ti por lo que tú y yo sabemos.

-Lo sé...Pero, me guste o no, soy consciente de la realidad. Y esa realidad es que estás enamorado de él, y él de ti. - Lo miro, asombrado, y prosigue-: Taehyung es un hombre poderoso que puede tener la mujer u hombre que quiera, pero me ha demostrado que siente algo muy fuerte por ti, y lo sé por su insistencia.

-¿Insistencia?

-Me llamó mil veces desesperado el día en que desapareciste de su oficina. Y cuando digo «desesperado», es desesperado.

-¿Te llamó?

-Sí, todos los días varias veces. Y a pesar de que sabe que no es santo de mi devoción, el tipo se arriesgó, se tragó su orgullo, y lo hizo para pedirme ayuda. No sé cómo consiguió mi número, pero lo cierto es que me llamó para suplicarme que te encontrara. Estaba preocupado por ti.

Mi corazoncito se descontrola.

Pensar en mi Iceman enloquecido por mi ausencia me pone tonto.

Demasiado tonto.

-Me dijo que se había comportado como un idiota -continúa Yugyeom- y que tú te habías marchado. Te localicé en Daegu, pero no le conté nada a él ni intenté ponerme en contacto contigo porque imaginé que necesitabas pensar, ¿verdad?

-Sí.

Bloqueado por lo que me está diciendo, lo miro.

-¿Has tomado una decisión? -me pregunta.

-Sí.

-¿Se puede saber cuál es?

Doy un trago a mi bebida, me retiro el pelo de la cara y, con todo el dolor de mi corazón, con un hilo de voz susurro:

-Lo que había entre Taehyung y yo se acabó.

Yugyeom asiente, mira hacia unos amigos y, tras resoplar, murmura:

—Creo que te equivocas, jungkook.

—¿¡Cómo!?

—Lo que oyes.

—¡Cómo que lo que oigo! ¿Estás tonto?

Mi amigo el tonto sonríe y da un trago a su bebida.

—¡Ojalá te brillaran los ojos por mí como te brillan por él! —exclama finalmente—. ¡Ojalá te hubieras vuelto tan loco por mí como sé que lo estás por él! ¡Y ojalá no fuera consciente de que ese ricachón está tan loco por ti que es capaz de llamarme a mí para que te busque y te encuentre a pesar de que en un momento así yo te puedo poner en su contra!

Cierro los ojos. Los aprieto cuando Yugyeom empieza a hablar de nuevo.

-Para él, tu seguridad, encontrarte y saber que estabas bien, ha sido lo primordial, lo más importante, y eso me hace ver la clase de hombre que es Taehyung y lo enamorado que está de ti. -Abro los ojos y escucho con atención-. Sé que me estoy echando piedras en mi propio tejado al
confesarte esto, pero si lo que hay entre tú y ese tipo es tan auténtico como ambos me dan a entender, ¿por qué acabarlo?

-¿Me estás diciendo que vuelva con él?

Yugyeom sonríe, retira un mechón de pelo de mi cara y musita:

-Eres bueno, generoso, un excelente hombre y siempre te he considerado lo bastante listo como para no dejarte engañar por cualquiera o hacer algo que no sea de tu agrado. Además, te quiero como amigo, y si tú te has enamorado de ese tipo, por algo será, ¿no? Escucha, Kook, si eres feliz
con Taehyung, piensa en lo que quieres, en lo que deseas, y si tu corazón te pide estar con él, no
te lo niegues o te arrepentirás, ¿de acuerdo?

Sus palabras tocan mi corazón, pero antes de que me ponga a llorar como un imbécil y las cataratas del Niágara broten de mis ojos, sonrío.

-No quiero pensar. Ven, vamos a bailar -le propongo.

Yugyeom sonríe a su vez, me coge de la mano, me lleva al centro de la pista y juntos bailamos mientras, a voz en grito, cantamos con nuestros amigos.
Horas después, la fiesta continúa, y hablo con los dueños del pub más concurrido de Busan.

Otros años, en Navidades, he trabajado de camarero en su local y me lo vuelven a ofrecer. Accedo,
complacido. Ahora que estoy sin trabajo, cualquier ingreso extra me viene de lo mejor.

De madrugada, cuando llego a casa, estoy cansado, algo borracho y satisfecho.

Como cada año me inscribo para participar en la carrera solidaria de motocross que recauda fondos para comprar juguetes a los niños menos favorecidos de Busan.

La carrera será el día 22 de diciembre. Mi padre, y sus amigos están encantados. Ellos siempre
disfrutan tanto o más que yo con estos eventos.

El 20 de diciembre por la mañana mi teléfono suena por decimoctava vez.

Estoy muerto.

Trabajar en el pub es divertido pero agotador. Al contestar el móvil y ver que se trata de Min ho, me reactivo y respondo rápidamente.

-¡Hola, Kook! Feliz Navidad. ¿Cómo estás?

-Feliz Navidad. Estoy bien, ¿y tú?

-Bien, bonito, bien.

Su voz es tensa y me asusto.

-¿Qué pasa? -pregunto-. ¿Ocurre algo? ¿Taehyung está bien?

Tras un incómodo silencio, Min ho se decide.

-¿Es cierto lo que he escuchado sobre Yeji?

-No -respondo, y resoplo al recordarla-. Todo ha sido un montaje de ella.

-Lo sabía -murmura.

-Pero da igual, Min ho -añado-, ya no importa.

-¡Cómo que ya no importa! A mí no me da igual. Cuéntame ahora mismo tu versión.

Sin demora, le cuento lo ocurrido y cuando acabo, comenta:

-Esa tal Yessi nunca me gustó. Es una bruja, y Taehyung parece nuevo.
Sabe que Yessi es amiga de Yeji; ella les presentó.

-¿Ella les presentó?

-Sí. Yeji es de Chuncheon como Yessi. Cuando comenzó su relación con Taehyung, se fue a Alemania a vivir con él, hasta que pasó lo que pasó y le perdí la pista. Pero esa Yessi se merece un escarmiento por mala.

-Tranquilo. A esa bruja le hice una visita y le dejé muy claro que conmigo no se juega.

-¡No me digas!

-Lo que oyes. Le advertí que yo también sé jugar sucio.

Min ho suelta una carcajada, y yo hago lo mismo.

-¿Cómo está Taehyung? -pregunto sin que pueda evitarlo.

-Mal -contesta, y suspiro. Él sigue-: Anoche cené con él en Alemania y, al no verte, pregunté y fue cuando me enteré de lo ocurrido entre ustedes. Me enfadé y le dije cuatro cositas bien dichas.

Escucharlo hablar así me hace gracia, e insisto mientras me desperezo:

-Pero ¿él está bien?

-No, no está bien, Jungkook, y no me refiero a su enfermedad, sino a él como persona. Por eso te he llamado nada más llegar a Corea. Deben arreglarlo. Debes contestar el teléfono. Taehyung te echa mucho de menos.

-Él me apartó de su lado; que ahora asuma las consecuencias.

-Lo sé. También me lo ha dicho. Es un cabezón, pero un cabezón que te quiere; eso no lo dudes.

Inconscientemente, oír tal cosa hace que revoloteen ya no mariposas, sino avestruces en mi estómago. Soy el rey de los masoquistas. Me gusta saber que Taehyung aún me quiere y me echa de menos, a pesar de que yo mismo me empeñe en no creerlo.

-Te llamo porque este fin de semana cenaremos en Nochebuena con mis suegros, y luego estaremos en nuestra casa de la playa tranquilitos. El Fin de Año lo pasaremos en Alemania con mi
familia. Por cierto, Taehyung se reunirá con nosotros en la playa.
¿Te apetece venir?

Ése es un plan encantador. En otro momento me hubiera parecido perfecto. Pero respondo:

-No, gracias. No puedo. Estoy aquí con mi familia y además trabajo estos días por la noche, y...

-¿Que trabajas por la noche?

-Sí.

-Pero ¿en qué trabajas?

-Soy camarero en un pub y...

-¡Uf, Jungkook! ¡Camarero! Eso a Taehyung no le va a hacer gracia. Lo conozco y no le va a gustar nada de nada.

-Lo que le guste o no a Taehyung ya no es mi problema -le aclaro sin querer entrar en más detalles-. Además, el sábado tengo una carrera y...

-¿Tienes una carrera?

-Sí.

-¿De qué?

-De motocross.

-¿Corres motocross?

-Sí.

-¡Motocross! -grita, sorprendido -. Kook, eso no me lo pierdo yo. Eres mi héroe. ¡Qué cosas más increíbles que sabes hacer!

Al ver su sorpresa, me río y digo:

-Es una carrera solidaria que busca recaudar fondos para comprar juguetes y repartirlos entre
niños de familias que no pueden permitírselo.

-¡Ah!, pues allí estaremos ¿Y dónde dices que es?

-En ******.

-¿A qué hora?

-Comienza a las once de la mañana. Pero oye, Min ho..., no se lo digas a Taehyung. No le gustan nada esas carreras. Lo pasa fatal porque recuerda lo que le ocurrió a su hermana.

-¿Que no se lo diga a Taehyung? -se ríe sin querer escucharme-. Es lo primero que voy a hacer en cuanto lo vea... Si él no quiere venir, que no venga, pero yo desde luego voy a vertesí o sí.

-Yo no lo quiero ver, Min ho. Estoy muy enfadado con él.

-¡Venga ya, por Dios! ¡A ver si ahora vas a ser tú peor que él! Mira que si mañana se acaba el mundo como dicen los mayas y no lo vuelves a ver más... ¿Lo has pensado?

El comentario me hace reír, aunque reconozco que he pensado en esa posibilidad.

-Min ho, el mundo no se va a acabar.
Y en cuanto a Taehyung, una persona que desconfía de mí y que se enfada conmigo sin dejar que me explique no es lo que quiero en mi vida. Además, ya estoy harto de él. Es un Estúpido.

-¡Oh, Dios! Efectivamente eres peor que él. Pero vamos a ver, ¿tan tontos son los dos que no ven que estan hechos el uno para el otro? Pero bueno..., quieren dejar a un lado sus maldito orgullo y darse la oportunidad que se merecen. Que él es cabezón, ¡sí! Que tú eres cabezón, ¡sí! Pero ¡por el amor de Dios, Jungkook, tienen que hablar! Te recuerdo que pensaban mudarse en breve a vivir a Alemania. ¿Lo has olvidado ya? -Y sin darme tiempo a decir nada más, afirma-: Bueno, tú déjame a mí. Hasta el sábado, Kook.

Y con un extraño dolor en el estómago por lo que he ido escuchando, me despido.

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