[Mokita]

"Todo ángel necesita que un demonio le invite un café"; bajé el libro mirando a la preciosa chica que se mantenida acostada en la cama sin nada que más que hacer que sacarme una sonrisa.

—¿Quieres café?— me miro confusa ante mi repentina pregunta aleatoria.

¿Qué?, siempre es un buen momento para pasar una buena tarde. Tal vez no salgamos y lo entiendo, pero me gustaría llevarte a un jardín de lirios en contraste con ese vestido amarillo.

Tal vez algún día te convenza de ir a caminar ese mundo sin explorar. 

Descubrí que amas el dulce, lo digo por las cuatro cucharadas de azúcar; me dio escalofríos, muy pocos soportan extremos. Honestamente, yo no soporto tanto el azúcar, tú eres suficiente.

La particularidad con la que levantas la taza con tu meñique ligeramente alzado, me recuerdas a mi hermano. Los gestos que haces, los sonidos de gusto que emites en reflejo y yo me mantengo embeleso.

—Oye, ¿te escapaste del museo?— bajaste la taza con delicadeza ladeando con duda tu cabeza.

—¿Por qué lo dices?

—Pareces escultura tallada por Miguel Ángel. Nishishi.— perdón, pero necesitaba un poco de color en tus pómulos.

Amo tus sonrojos, no puedo parar de provocarlos. Aunque es hora de cambiar la paleta de colores, podría dibujar un futuro contigo o redactar esta historia en liricas entre sinfonías. 

¿No te ha gustado la idea?, tus ojos me miran con tristeza. 

Te fuiste por unos segundos a la planta de arriba y regresaste con papeles entre tus manos temblorosas a punto de hacerlos trizas. Mantenías una pequeña sonrisa y mientras la mía se destruía sin piedad.