21 de junio: primer día de verano y de las vacaciones de este. En Gravity Falls, Oregón, reinaba aquella tranquilidad tan característica de pueblo, como si todos los sucesos ocurridos menos de un año atrás no se hubieran tratado más que de un sueño. Era un simple día normal más en aquel extravagante pueblo.

Se trataba de una mañana calurosa de lunes. La gente paseaba por las recalentadas aceras, los niños corriendo por las carreteras celebrando el comienzo de su libertad. Los puestos de helado abrían, los gnomos molestaban a los transeúntes metiéndose entre sus piernas y haciéndolos tropezar; definitivamente, un día pacífico y corriente.

De pronto, un grito hizo que más de uno se viera sobresaltado y girase velozmente la cabeza hacia las profundidades del bosque, donde descansaba la famosa Cabaña del Misterio, hogar de leyendas y fraudes. Pero la confusión causada por semejante alboroto duró más bien poco, y pronto los curiosos apartaron la mirada y continuaron con su paseo y sus charlas.

Lo dicho: un simple día normal más en Gravity Falls. O por lo menos, para la mayor parte de sus habitantes. Para otros, el comienzo de un nuevo verano significaba mucho más que un calor abrasador o unas largas vacaciones...