Errores

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En mi vida mis dos grandes pasiones son dormir y comer pero a ellos le puedo agregar algunos placeres extras... el chisme por ejemplo, joder a los demás y una que casi no era partícipe eran las fiestas.

Pero no siempre era fácil ir o ser considerado para una.

—Hola perra —saludó Klaus llegando para besar mi mejilla y sentarse a mi lado— mi cumpleaños será el fin de semana, haré una fiesta con alchol hasta morir y no acepto un no por respuesta —nos miró a todos en la mesa.

—No —dijo el leon encerrado en su teléfono como siempre

—De ti si me lo esperaba galán pero tengo hasta el fin de semana para convencerte —señaló— ¿tu hermana?

—Claramente estaré ahí —asintió la morena— yo te ayudo a convencerle —dijo mirando al blanquito como siempre

—Bien a ti ni te pregunto está claro que irás —asintió.

—Aunque me encantaría no ser un amargado como el león no sé si pueda —mencione.

—Ya vas a empezar —bufo el rubio— mi cumpleaños, yo decido así que vas, se una buena perra quieres.

—Mira es fácil yo voy a donde mi silla va, y si mi silla no puede entrar en donde sea la fiesta yo tampoco —expliqué la verdad.

—Porque clase de perra me tomas, crees que te invitaría a un lugar donde no puedas ir me ofendes —dijo dramático tocando su pecho, lo admito esas palabras me hicieron feliz— entonces irás.

—Ahí estaré —acepté— quiero alcohol del bueno.

El rubio asintió feliz para irse.

—Nuestra primera fiesta juntos —dijo Xim abrazándome.

—Oh si, nos empedaremos de verdad esta vez no solo con chocolates —asentí.

Quien diría que a los seis unos chocolates con alchol nos iban a emborrachar, pero aquí estamos ahora listos para empedárnos.

—A ti también te empedaremos —señalé al chico.

—No porque no iré —aseguró— pero sabes a donde irás tú a tu terapia —amenazó.

Le miré para darme a la fuga pero me alcanzó de inmediato.

—Que tal si...

—No —dijo molesto

—Que solo sabes decir no —me quejé.

—Si —asintió.

Hoy me tocaba en las colchonetas y era desgastante, en el agua todo el trabajo era de ellos pero aquí todo lo tenía que hacer yo.

—Ya no puedo —dije recostado en la colchoneta

—Llevamos cinco minutos —señaló el león sentado a mi lado.

—Aslan para qué hacemos esto —me queje— no es como que vuelva a caminar de nuevo, ya perdí la mayor parte del músculo en mis piernas y solo me queda contra restar las complicaciones que se presentan, lo sabes verdad.

El león se quedó serio para asentir.

—Yo solo sigo las órdenes no te descargues conmigo —se quejó.

Bufé para acomodarme en la colchoneta.

—Bueno entonces dormiré —me calmé.

—Te quedan tres series —insistió.

—Pero siempre hago una —me queje.

—Pues son tres ahora —bufó— deja de estar de flojo quieres.

—Mm hagamos esto —sonreí— si yo hago las tres series tú vas a la fiesta.

—¿Y esto en que me beneficia a mi? —se quejó.

—La satisfacción de hacer un buen trabajo —ofrecí— y que no te regañe el entrenador.

El chico suspiró

—Cinco series —aceptó— y sin quejarte,

—Agh bien —acepté, lo que tenía que hacer por mi chica.

Acabe las cinco series sintiendo que mi corazón se saldría de mi pecho.

—Pensé que no lo acabarías —señaló mientras nos cambiábamos.

—Un trató es un trato no —reproche.

El blanquito asintió, al llegar a casa me olvide del tema hasta la comida.

—Ah soso tengo una fiesta este fin de semana —conté emocionado— es cumpleaños de mi perra, dijo que me puedo quedar a dormir con él para no molestarte.

—De que hablas este fin tengo el caso en Washington y tenemos que ir —dijo arqueando la ceja.

—Tu, no yo —señale.

—Tengo que irme el viernes, no te voy a dejar solo —dijo como siempre— será un viaje en familia no Dani

El bebé asintió feliz, le estaba dando el avión pues estaba más centrado en su comida.

Pero ahí estaba el tema de siempre, no puedes quedarte solo, no puedes cuidar de tu hermano solo, no puedes ir a donde quieras tú solo...

—Puedo quedarme solo —afirmé— no soy un inútil.

—Ander yo nunca dije eso, pero no me siento segura dejándote aquí  —se quejo.

—¿Por qué? Porque estoy en silla de rueda —reproche con molestia.

—No, porque a veces requieres un poco más de ayuda que los demás sólo por eso —insistió— ahora baja la voz y termina tu cena.

—¡A la mierda no me das órdenes! —le grité señalé empujando la comida haciéndola caer sobre la mesa.

—¡Ander! —exclamó igual de molesta— sabes que si te doy órdenes, soy tu tutora legal quieras o no, y vas a ir con nosotros.

—No, tú ni eres mi madre —gruñi alejándome de la mesa.

—No, no me vengas a decir eso ahora —se levantó para salir tras de mi...

—Oigan no peleen —pidió mi hermano asustado.

—No me digas que no soy tu madre porque lo he sido por más de doce años —me grito— me he sacrificado para que tengan todo lo que se merecen me oíste...

—Pues lamentó haber arruinado tu vida, ¡ojalá me hubiera muerto en el accidente! —le grité.

Lo único que sentí fue su mano golpeando mi mejilla... me había golpeado...

—No vuelvas a decir eso —me miró con una expresión que nunca había visto en su rostro... dolor.

Mi hermana tomó su bolsa para salir sin más, toque mi mejilla enojado.

—A la mierda —gruñi para irme a mi habitación.

Mi hermanito no tardo en ir tras de mi.

—¡Eres un imbecil como te atreves a decirle eso! —me grito— le llamaré y te disculpara me oíste

—No dije nada que no fuera cierto —señale guardando mis cosas en mi mochila.

—Porqué dices eso, es nuestra hermana se preocupa por nosotros...

—¡Despierta ya Daniel ella nos odia! —le grité.

—No es verdad —dijo con sus ojitos llenos de lágrimas.

—Daniel le arrebatamos su vida —exclamé— por nuestra culpa tiene que trabajar turnos extras, se la ha pasado la vida cuidándonos, crees que es lo que ella quería —le hice ver— le jodimos la vida porque crees que le cuesta trabajo tener novio, o la razón por la que ya no quiere hijos...

—No...

—Madura de una vez Daniel tienes doce, no eres un jodido bebé —ataque, pasando a su lado para empujarlo.

—¿A donde vas? —me grito llorando.

—Que te importa —dije saliendo de la casa.

Estaba actuando impulsivo y con ira pero me dió igual cuando ya estaba a unas cuadras de mi casa y no tenía el valor para volver.

No quería ver a Sofia ni a Dani en estos momentos, pero tampoco podía quedarme fuera en la noche y con este frío, no podía llamar a Xim porque quisiera o no ella llamaría a mi hermana.

Así que opté por el más indicado.

—Hola Cas... puedes venir por mi —dije con la voz quebrada.

El chico no tardo mucho en llegar, me ayudó a subir sin más para darme su suéter.

—Así que ahora huyes de casa, ay rueditas tú si....

—Por favor, ahora no —pedí.

El chico suspiró para asentir.

—¿A dónde te llevo? —me miró.

—Donde sea solo... no quiero estar en casa y Xim no es opción —pedi— tengo dinero si quieres dejarme en un hotel o...

—Te llevaré a mi casa —dijo sin más.

No tardamos en llegar, tenia una casa muy linda a decir verdad,  al entrar ahí estaba su madre sentada con un señor.

—Ya llegamos —anunció el chico.

—Que bueno cielito —sonrió ella para acércarse a saludar— Ander verdad, ¿estás bien cariño?

—Si señora no se preocupe —la calmé.

—Vino a estudiar ma —me cubrió— estaremos en mi habitación.

—Claro que si cielito les prepararé algo caliente —se ofreció para echar unos ojos al señor que aguardaba atrás con una sonrisa expectante.

—El es Jon —presentó— él es Ander.

—Mucho gusto Ander, Aslan habla mucho de ti —me extendió la mano.

—Un gustó conocerlo —asentí— puras cosas malas de seguro.

—Vamos rueditas —dijo empujándome.

—Que mandón león —me queje.

Gracias a Dios su casa era solo de una planta, por que no tenía ganas de que me estuvieran cargándo.

Su cuarto en general no tenía mucho, un par de fotos por aquí y por allá sin mucha decoración, excepto claro un póster de mi tío Harry.

—Le dire a mi tío —dije burlon.

—Quieres que llame a tu hermana —me amenazó.

—Ya me calmó —asentí mirando la cama.

—Te quieres recostar —adivino.

—Si yo... estoy cansado —murmuré.

El chico me tuvo que ayudar pues la cama estaba muy alta para subirme por mi mismo.

Me recosté, estaba cómoda, la luz de la luna ya empezaba a entrar por la ventana.

—Se que no quieres hablar de eso pero necesito que me expliques porqué no debo llamar a tu hermana —insistió— y arriesgarme a que me acusen de secuestro.

—Me pelee con ella porque no me quiere dejar ir a la fiesta de Klaus —explique.

—Solo por eso —dijo arqueando la ceja.

—No es eso—murmuré— no me deja quedarme solo porque piensa que no soy capaz de cuidarme por mi mismo.

—Te a dicho que es por eso o sólo lo supone tú cabeza de tonto —dijo no muy seguro.

—Bueno no con esas palabras pero si —asentí.

El chico negó poniendo los ojos en blanco.

—No te proyectes —señaló.

—Como sea dijimos cosas que no se debían decirse, más yo que ella así que en estos momentos no quiero hablar con mi hermana —me queje— y agradecería que tú tampoco.

El chico asintió.

—Bien te dejaré quedar —asintió— pero solo por hoy.

—Gracias —asentí más tranquilo.

El gruñido de mi estómago nos despejó.

—Perdón no acabe de cenar —mencione.

—Te traeré algo —asintió— y no chismoses

—No lo prometo —mencioné.

Me quedé ahí observando para recaer en una foto con su padre... eran igualitos.

El blanquito llegó para darme un emparedado que se veía deliciosa

Me lo acabe todo pues si que tenía hambre.

El castaño acomodó sus cobijas en el sillón.

—Que no dormirás conmigo cielito —me burle.

—Pateo cuando duermo  —murmuro— no quiero lastimarte.

—Excusas para no demostrar tu masculinidad fragil —me burlé.

—Estas a una Ander...

—Ya está bien —dije intranquilo— solo puedo preguntarte una cosa más.

—Y te callas —me miró.

Asentí, de todas maneras me estaba quedando dormido.

—¿Quién es Jon? —pregunté.

Él no respondió, al menos por un rato.

—El prometido de mamá —explicó.

Asentí, claramente era duro para el...

—Ya veo —asentí cerrando los ojos.

Me quedé dormido de inmediato.

Había sido un día muy cansado, por lo que era de esperarse...

Desperté en plena madrugada sintiendo ese terrible dolor... como si me atravesaran con fuerza.

Mi vista se nublaba, apenas y podía respirar.

—Aslan...

Pronuncie estremeciéndome... ese dolor tan característico que me hacía quererme morir, pero esta vez no estaba mi hermana para ayudarme.

Ay 🥲

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