13 - 眠る君わ

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el durmiente tú...

Cuando la última clase de la tarde  terminó, Youngjae se echó hacia atrás en su asiento, exhalando un hondísimo suspiro.

-Ni porque hoy mismo tuvimos un examen…- miró la hora en su teléfono.- Las cuatro y media y ahora fue que terminamos las clases.

Mark permanecía en silencio a su lado, registrando algo en su mochila.

-¿Mark? –Youngjae golpeó su pecho para llamar su atención.

-¿Qué?- Mark le contestó sin mirarlo.

-Vámonos. Pasemos por algo de comer. Tengo hambre.

-Hoy no puedo irme contigo.

-¿Por qué? ¿Tienes una cita?

Mark finalmente lo miró.

-¿Por qué siempre te vas por la tangente?

-Porque no quiero que le seas infiel a Jackson.

-En primer lugar: No estoy con Jackson. En segundo lugar: No tengo ninguna cita. Y en tercer lugar: en caso de que estuviera saliendo con alguien y tuviera una cita con otra persona ¿Por qué te habría de importar?

-Porque soy tu mejor amigo. Y probablemente el único que se va a querer casar contigo cuando tengas treinta y seas un solterón malhumorado.

-¿Qué pasó con J.B.?

-Seremos un matrimonio de tres.- Youngjae esbozó aquella enorme sonrisa que ponía hasta en los comentarios más inverosímiles.

Mark rodó los ojos y negó con la cabeza, no al comentario, sino a la estupidez de su dueño.

-Gracias, no es que no sea una oferta tentadora, pero me tendré que negar.

-Ya veremos cuando cumplas treinta. Y bien, dejando eso de lado, dime que es lo que te retiene de venir conmigo a jodernos el hígado en algún puesto de comida rápida.

-Tengo que devolver unos libros en la biblioteca.

-Si solo es eso te puedo esperar.

-Me voy a tardar un poco. Son los libros que utilicé para estudiar y sabes que la señora de la biblioteca  es exasperantemente lenta.

-No te preocupes. Pasaré por la sala para despedirme de J.B. hyung y así hago tiempo.

-Bueno…- Mark cedió.- Nos vemos en la salida entonces.

-Llámame cuando termines.

-Ok

Mark cargó su abultada mochila y se dirigió rumbo a la biblioteca. No tardó mucho en llegar, en parte porque el peso de la mochila le molestaba y en parte porque tenía ganas de irse, llevaba más tiempo en aquel hospital del que le gustaba pasar. Entró a la biblioteca como un bólido y fue hasta la recepción, donde dejó la montaña de libros que había pedido prestados hacia unos días. Para su suerte, no estaba la señora de siempre, sino un señor que nunca había visto pero que demostró trabajar con más eficacia y velocidad que ella.

En pocos minutos, Mark había firmado todo lo que tenía que firmar y dejado los libros en el carrito de las devoluciones.
Contento, se volvió a poner la mochila, ahora casi vacía, al hombro y extrajo su celular del bolsillo, dispuesto a marcarle a Youngjae. Sin embargo, el gesto se vio congelado en el aire, justo en el instante en que sus ojos se toparon con la visión de una cabellera rubia que conocía demasiado bien.

Jackson estaba sentado en una de las mesas del fondo, con su cabeza sobre esta, y los brazos sobre unos papeles, incluso aún tenía el bolígrafo entre sus dedos. Frente a él tenía su laptop, cuya pantalla ya se había apagado y varios libros de esos que intimidaban a Mark solo con mirarlos.

Su mano se crispó alrededor de su móvil. Pensando en si debería ir a donde estaba Jackson, o ignorarlo y seguir su camino rumbo a la felicidad de la libertad.

Casi se jala su propia oreja cuando guardó el celular y se dirigió hacia donde estaba Jackson. Cuando se acercó, notó que se había quedado profundamente dormido. Su letra, sobre el papel, había ido dibujando una pendiente hasta convertirse en un garabateo ininteligible. Era innegable el hecho de que Jackson estaba muy cansado, a pesar de que él  mismo lo negara, en insistiera en que se encontraba perfectamente bien.

Mark presionó una de las teclas de la computadora, encendiendo la pantalla. Jackson había estado revisando una conferencia sobre un tema que, aunque Mark conocía, no le era precisamente familiar.

-¨El síndrome mononucleósico en el paciente portador del  virus de inmunodeficiencia humana¨ leyó en voz baja y redirigió su vista hacia el rostro durmiente de Jackson. Se agachó junto a él y lo miró con calma. Constatando los detalles.

Así, durmiendo, no lucía tan irritante como de costumbre.

¨Ni tan sexy¨ el pensamiento se coló en la mente de Mark y este lo espantó como si de una mosca se tratara.

Sus labios oscilaban ligeramente con cada una de sus suaves respiraciones. Los parpados descansaban inmóviles, dejando ver la longitud de aquellas pobladas pestañas. Mark incluso se fijó en la graciosa nariz que tenía Jackson, tan poco propia de aquel hombre de físico imponente y mirada dura y varonil, pero que, sin embargo, se veía bien allí, como dándole un matiz dulce a todo el conjunto. Los espejuelos estaban ligeramente salidos de lugar y Mark los retiró suavemente, como tantas veces  lo había hecho para su madre cuando era pequeño. Jackson no se inmutó  con esta acción, al contrario, continuó durmiendo calmadamente.
Mark se preguntó qué hacer. No quería despertarlo, pero tampoco podía dejarlo allí durmiendo en una fría biblioteca.

Por un momento pensó que eso era justo lo que tenía que hacer, Jackson no le importaba de todos modos. Pero enseguida se dijo a sí mismo que no. Jackson lo había ayudado, y a él le debía la nota que sacara en el examen de hoy.

¨No seas tonto, Mark. Él te partió el culo, ya están a mano¨

Su consciencia tan agradable como siempre.

Pero no. A Mark Tuan no lo habían educado así. ¿Cómo podría considerarse aspirante a médico si dejaba a alguien expuesto a pescar un resfriado y, peor aún, si ese alguien era su superior, una de las personas responsables de su formación?

-¿Por qué diablos hiciste lo que hiciste?- le preguntó a Jackson, como si de entre sus sueños pudiera colarse la respuesta. Lo miró por largos segundos, pensando demasiadas cosas a la vez. Eran demasiados sentimientos que no fluían en la misma dirección, demasiadas dudas, demasiado orgullo. Suspiró.

¨Eres un blando¨ lo reprendió su consciencia, pero ya estaba estirando la mano para sacudir suavemente el hombro de Jackson.

Cuando Jackson abrió los ojos, bien podría haber pensado que seguía en un sueño. Lo hubiera hecho, de no ser por esa sensación desagradable de vulnerabilidad que te da el saber que no estás durmiendo donde y cuando deberías. Pero, a cambio, despertar a tan solo medio metro del rostro preocupado de Mark, sentir su mano suave en su hombro, bien valía la pena el tener que despertarse.

-Oye…- le encantaba la voz profunda de Mark.- No deberías dormir aquí.

A pesar de haberse aclarado rápido, se tomó su tiempo para moverse. Mark nunca retiró su mano de su hombro, y le gustaba esa sensación. Finalmente abrió bien los ojos, se estiró con pereza y miró a su alrededor.

-¿Qué hora es?- preguntó. Mark miró su teléfono, aun con su mano sobre Jackson.

-Las cinco y cinco.

-Rayos…- murmuró Jackson.- tengo que terminar esto para mañana.- se irguió sobre su asiento y enfrentó sus papeles y su laptop, notando que su vista estaba ligeramente distorsionada. Buscó brevemente sobre la mesa, hasta que Mark le extendió sus gafas.

-¿Buscas esto?- una sonrisa casi imperceptible se dibujó en los labios del pelirrojo.- No pensé que usaras espejuelos. De alguna manera no va con tu imagen.- Jackson arrugó ligeramente su ceño.- Pero te quedan bien…- se apresuró a aclarar Mark. Jackson tomó las gafas sin decir nada, sintiéndose internamente feliz por el cumplido.

-¿Y tú que haces por aquí a esta hora?- le preguntó una vez que se acomodó los espejuelos y volvió a ver con claridad.

-Ah…- Mark se rascó detrás de la oreja.- Vine a entregar unos libros y te vi aquí…

-¿Y simplemente te acercaste?

-Quise dejarte aquí tirado pero no pude.

-Ah… ya veo.

-Pero… ¿Por qué estabas durmiendo aquí? ¿En serio no te pasa nada? Tienes ojeras, no luces bien.

-Solo he estado durmiendo mal últimamente. Se me ha acumulado mucho trabajo en estos días y un poco de estrés para sazonar.

-¿En serio es solo eso?

No podía decirle que estaba estresado por su culpa. No podía decirle que no dormía bien en las noches porque se quedaba pensando en él, pensando en sí debería rendirse o tomar algún tipo de acción, pensando en la reacción de Mark, temiendo su rechazo, y devanándose los sesos para tratar de adivinar exactamente cuál era su opinión de él.

-Sí, solo eso.

Mark miró hacia la pantalla de la laptop. La conferencia de la que Jackson estaba tomando notas tenía 146 diapositivas, y solo iba por la 29. Miró también los libros de virología, microbiología y medicina interna que había sobre la mesa, abiertos en distintas páginas. Por ultimo miró los garabatos que tenía Jackson por notas, las cuales probablemente tendría que transcribir. Por segunda vez en menos de media hora quiso halar sus propias orejas, con fuerza, hasta sacarse lágrimas.

-¿Quieres que te ayude con eso?- su voz se quebró durante la oración, como si no tuviera seguridad alguna. Jackson lo miró, abriendo lentamente sus ojos, a la misma velocidad que iba procesando lo dicho.

-¿Ayudarme?

-Sé que solo soy de tercero pero puedo hacer algo… no sé… ¿Sabes qué? Olvídalo.- se puso de pie, ya le dolían las rodillas.

-No, espera.- Jackson jaló su bata.- Si pudieras ayudarme con los libros… me ayudarías a terminar más rápido.

Mark miró los libros, sintiéndose ligeramente intimidado. Asintió quedamente y tomó asiento junto a Jackson, estirándose para poner un enorme libro de microbiología frente a él.

-No lo mires así.- Jackson sonrió.- busca por el índice, en la parte de virus, el citomegalovirus…- le extendió unos papeles y un bolígrafo.- si pudieras resumir los datos que consideres más importantes… y así con el Ebstein-Barr y el VIH.

-Hmm.- Mark asintió y cerró el libro para volverlo a abrir, en el índice.

-¿Y eso que decidiste ayudarme?

-No lo hice por  ti. Vi el tema de la conferencia en la laptop y me pareció interesante.

-¿El síndrome mononucleósico te pareció interesante?

-Me pareció interesante el hecho de que pudiera estar asociado al VIH. Usualmente solo lo he visto a causa de Ebstein-Barr y citomegalovirus.

-Ya veo…- Jackson redirigió su atención a la pantalla de la laptop pero sin las mas mínimas intenciones de dejar de conversar. Podía contar con sus dedos las veces que había hablado con el chico sin que este terminara diciéndole que era un imbécil, el cual parecía ser su insulto favorito, así que apreciaba estos momentos, además, le gustaba el genuino interés que el chico mostraba por la medicina… a pesar de que los libros grandes lo intimidaban un poco.- ¿Estudiaste todo eso en microbiología?

-Sí, en el segundo semestre del curso pasado.- Mark comenzó a hojear en busca de la página que necesitaba consultar.- Era interesante, pero tenía que memorizar muchos bichos.

Jackson soltó aire por la nariz para evitar reír ante el comentario.

-Aun así es necesario saberlo.

-Ya lo sé. Me he dado cuenta que muchísimas de las causas por las que la gente acude al médico es por infecciones de distintos tipos. Gracias a dios que la micro me gustaba y me acuerdo de los bichos.

-No les digas bichos, Mark.- Jackson terminó por sonreír.

-Son bichos. Incluso la profesora les decía bichos.- Mark de repente comenzó a reír.- Recuerdo que nos decía que pensáramos en ellos como pokemones, leyéramos todos los datos y los aprendiéramos como si los estuviéramos capturando. Incluso nos pasó un documento con todos los bichos que iban al examen que se llamaba pokedex.

Jackson también sonrió al escuchar eso. Aunque toda su atención estaba centrada en la preciosa sonrisa de Mark mientras contaba aquello. Mark nunca se había relajado tanto a su lado, no lo suficiente como para mostrarle sus dientes graciosos y el tono agudo de su risa. Ahora que solo conversaba sobre su vida, mientras tomaba notas para él, Jackson sintió que la felicidad era palpable, y se vio enormemente tentado a dejar su trabajo allí mismo y abrazar al chico hasta dejarlo sin aliento.

-…aunque los protozoos me jodieron bastante.- Mark continuaba hablando pero Jackson no escuchaba sus palabras, solo notaba la forma en la que sus abultados labios se movían y su lengua se paseaba por ellos, de vez en cuando, humedeciéndolos.

-¿Mark?- lo interrumpió, el chico detuvo su perorata y alzó la vista del libro.

-¿Qué?

-Saca la lengua.- le dijo con el semblante más serio del mundo. Mark enarcó una ceja y lo miró confuso.

-Como sea alguna cosa pervertida tuya…

-No, no es eso, solo saca la lengua.

Mark obedeció, sacando su lengua.

-Levántala.

-¿Estás haciendo el examen físico?- bromeó Mark.- ¨Mucosas húmedas y normocoloreadas¨

Jackson le insistió con la mirada.

-¿Era esto lo que querías ver?- dijo finalmente Mark alzando la lengua y mostrándole a Jackson el piercing que atravesaba su frenillo de un lado a otro.

-Eso… ¿Por qué?

-Me gustan los piercings, y no me vengas con la charla de que son peligrosos, que son una puerta de entrada para infecciones, que si se ponen mal pueden afectar estructuras nerviosas y sensitivas…

-Es sexy.

Mark cerró la boca como si hubiera escuchado una estupidez. Pero Jackson seguía mirándolo seriamente.

-¿Qué?

-Se te ve súper sexy. De hecho, es la cosa más sexy que he visto en mi vida.- si Jackson no dijera aquello mirándolo de forma tan intensa Mark hubiera podido bromear al respecto, o molestarse, pero la mirada de Jackson no le permitía hacer nada de eso, solo sonrojarse y mover inconscientemente su lengua dentro de la boca.

-¿Gracias?- musitó.- es la primera vez que me dicen eso.

-Pues es verdad. ¿Por casualidad no tienes algún tatuaje?

Mark volvió a sonreír.

-Tengo uno pequeño.

-¿Dónde?

-Ya lo debes haber visto… está en un lugar un poco…

Diablos. ¿Por qué todo eso se le antojaba tan sexy?

Jackson tragó en seco. No recordaba haber visto ningún tatuaje, pero si Mark decía que era pequeño, bien podría haberlo pasado por alto.

-Creo que deberíamos continuar. De lo contrario nunca vamos a salir de esto.- Mark no pudo soportar por más tiempo el peso de la mirada de Jackson. No le gustaba la forma en la que su propio cuerpo reaccionaba al ser visto así por aquellos profundos y oscuros ojos.

-De acuerdo.- como si le fuera difícil hacerlo, Jackson alejó su vista de los labios de Mark y le devolvió su atención a lo que hacía. En ese instante el estridente sonido de un celular lo sacó de su, ya deteriorada, concentración. Se giró, algo irritado por la profanación de aquel tranquilo ambiente.

-Lo siento…- se excusó Mark, sacando el teléfono de su bolsillo.- Es Youngjae.- se puso de pie y se alejó unos pasos, rumbo a la ventana.

-Dime…- le contestó, casi susurrando.

-¿Tienes idea de la hora que es? La única justificación buena que puedes darme es que a la señora le haya dado una isquemia cerebral y no pueda usar su mano derecha.

-No seas así con la pobre señora, y no fue eso lo que pasó, de hecho, ya terminé hace rato, pero no creo que pueda irme contigo.

-¿Qué? ¿Por qué?- incluso con el teléfono en su cara, Youngjae usaba un volumen demasiado alto.

-Me ha surgido un… asunto… tengo que terminar.

-¿Qué asunto es más importante que tu futuro esposo?

-Youngjae…- Mark deslizó una mano por su rostro.

-Dime, exijo saber la causa por la cual me dejas de lado como un trapo sucio.

-Estoy ayudando con una cosa aquí.

-¿De cuándo acá tú eres ayudante de la biblioteca?

-No estoy ayudando en la biblioteca…

-Mark, no des más vueltas y acaba de decirme qué estás haciendo.

Mark guardó silencio. Se iba a arrepentir.

-Estoy con Jackson.

Y tuvo que separarse el móvil del oído o de lo contrario hubiera sufrido una lesión en su tímpano.

-¿¡Que dijiste!?- Youngjae por poco deja caer el teléfono. J.B. estaba a su lado, y, aunque ya estaba acostumbrado a la efusividad propia de Youngjae, aquel grito lo tomó por sorpresa incluso a él.- ¿¡Dijiste Jackson!?

-Sí, Youngjae, estoy ayudando a Jackson aquí en la biblioteca.

-¡Oh, sí! No importa. Cámbiame por Jackson, hazlo cuantas veces quieras. Como si lo ayudas hasta mañana en la mañana. Yo me iré con J.B. hyung. ¡Buena suerte!

-Youngjae, no es nada de lo que te estás imaginando…

-Estas con él y no se han golpeado mutuamente con los manuales de medicina interna. Lo que sea que me esté imaginando va por buen camino.

-Está bien, Youngjae, no estoy de ánimos para discutir contigo.

-No, no, olvídate de mí y guarda tus energías.

-Hasta mañana, Youngjae.

-Hasta mañana, Mark. Es una lástima que nuestro compromiso haya durado tan poco…

Mark colgó antes de oír otra sandez.

-¿Todo bien?- le preguntó Jackson una vez que hubo regresado junto a él.

-Sí, solo era Youngjae que me estaba esperando para regresar.

-¿Y por qué te has quedado conmigo entonces?

Mark lo miró con una mueca fastidiada.

-Si ya lo estoy haciendo no preguntes nada y solo déjalo. Te gusta arruinar el momento con tus preguntas tontas.

Jackson sonrió. ¨¿Con que un momento, eh

-Pensaba que tal vez deberíamos movernos a otro sitio. Pronto van a cerrar la biblioteca.- fue lo que contestó, desviando magistralmente el tema.

-¿Qué propones?

-Vamos a un café. Así terminamos esto y te puedo invitar a cenar. Como agradecimiento por ayudarme.

-No voy a dejar que me ¨invites a cenar¨

-Bueno, pues voy a comprar comida y no me la voy a poder terminar toda. ¿Puedes ayudarme con eso también?- le dedicó una sonrisa sensual mientras alzaba la comisura izquierda de sus labios.

-Pues… si lo pones así…- Mark se encogió un poco en su asiento, desviando la vista de aquella media sonrisa mortal.

-Vamos. – Jackson cerró su laptop y comenzó a recoger las cosas. No pudo evitar que se le escapara una sonrisa mientras pensaba en cuál sería el café más lindo que conocía.

~~~
Capítulo lindo en camino...
🙆💞😇

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