15 -何だ こいつ?

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Que le pasa a este tipo?

Mark no pudo pegar ojo en toda la noche. Aun no podía creer lo que había hecho. De verdad que no. Si no fuera porque cada una de las sensaciones que había experimentado seguían frescas en su memoria juraría que fue un sueño. Un mal sueño y nada más.

Por lo tanto no pudo evitar pasar toda la noche tratando de entender por qué había hecho eso.

Se había masturbado pensando en Jackson.

Se había venido escuchando su voz.

Había utilizado una llamada telefónica para darse placer.

¿Qué tan enfermo era eso?

¿Y por qué precisamente con Jackson?

¿Significaba eso algo?

Mark no quería hallar las respuestas a esas interrogantes, a pesar de que estas estaban a punto de golpearlo en toda la cara.

Porque, aunque él no lo quisiera admitir, Jackson, como mínimo, lo provocaba. Y ya eso era algo grande para él.
Intento muchísimas veces pensar en algo más, conciliar el sueño, pero seguía pensando en Jackson, seguía dándole vueltas y vueltas al asunto. Incluso maldijo la existencia del sensual residente un par de veces, pues, por su culpa, su vida se había vuelto una locura de un día para otro, y ya varios de sus cimientos habían sido sacudidos. Mark nunca hubiera hecho algo así. Mark no era un tipo lujurioso. No.

Siempre fue muy tranquilo en cuanto a lo que a  sexo se refería, siempre había mantenido un buen control y nunca había sentido esos deseos exorbitantes que había experimentado cuando empezó a pensar en Jackson.
Otra parte de él se quería justificar. Insistía en que era imposible resistirse, se veía a la legua que Jackson tenía ese encanto, esa capacidad de atraer la atención de los demás.

Él solamente se había visto envuelto en eso.

Pero… ¡Rayos! ¡Tampoco así! Se había sentido como una perra en celo, y eso no le gustaba. Se sentía algo sucio, pervertido, enfermo, culpable, y lo peor de todo es que había una parte de él que disfrutaba sentirse así. La misma parte que había imaginado las manos de Jackson sobre su cuerpo, y su expresión lasciva al verlo jugar consigo mismo, sí, esa parte de su mente que sería mucho más linda si tuviera un botón de apagado.

Por lo tanto, cuando su alarma sonó, a las seis de la mañana, Mark solo extendió un brazo y la apagó. En ningún momento logró dormir. Sabía que, si se levantaba e iba al baño, lo iba a recibir un rostro pálido, cansado y ojeroso. Pero bueno… ¿para qué dilatar el proceso?

Se levantó y se dirigió a la ducha para ver si un poco de agua fría lograba calmarlo.

No fue muy útil, para ser sinceros.

Era imposible que fuera útil si seguía pensando en las manos de Jackson sobre él mientras se bañaba.

Maldijo su suerte un par de veces más y estuvo a punto de jalar sus propios cabellos en medio de su frustración. No quería seguir pensando en Jackson, no le gustaba la forma en la que eso lo hacía sentir. Hasta ayer había estado bien, podía pensar en Jackson sin tener una erección ¿Qué demonios le pasaba ahora? ¿Qué había cambiado?

¨Eso siempre estuvo ahí, Mark. Desde la primera vez que lo viste¨

Su consciencia también necesitaba un botón de apagado, de todos modos lo único que hacía era decirle lo que no quería escuchar.

Salió del baño sintiéndose peor que antes, un poco irritado y confuso. Trató de desayunar pero algo le decía que su cuerpo no iba a aceptar nada pesado, así que optó por algo simple. Jugo y una tostada, con eso bastaría. Regresó a su habitación, aun con media tostada en la boca y comenzó a vestirse. Nada especial, se puso unos jeans y una camiseta, encima de eso se colocó la bata blanca de manga corta que lo acreditaba como estudiante de medicina. Guardó su esteto y su esfigmo en la mochila, unas libretas, su Tablet y unas pastillas para la migraña, algo le decía que las iba a necesitar. Hizo un intento de peinarse y de cubrir sus ojeras con un poco de base, nada muy obvio pero al menos no parecería un espíritu errante. Miró la hora en su teléfono, ya eran las siete y diez, si no quería llegar tarde y agitado, mejor se daba prisa. Apagó las luces y recogió su llave para salir del apartamento. Bostezó un par de veces dentro del elevador, aunque no hubiera podido conciliar el sueño, eso no quitaba que estuviera cansado. Solo de pensar en todo un día de trabajo y estudio le tumbaba las alitas del corazón. Le gustaría quedarse en su casa y dormir, o dar vueltas hasta que el cansancio lo venciera, pero la asistencia a la escuela no se la iba a poner nadie a menos que fuera.

Salió a la calle y la luz tenue de la mañana lo recibió, haciéndolo fruncir el ceño. Tan dañino…

-Buenos días.

Se giró al sentir la voz de Jackson y casi se atraganta del susto. Había olvidado por completo que Jackson había quedado en ir a recogerlo. No era de extrañar, había estado pendiente de otros asuntos mientras conversaban.

-Bu-buenos días.- respondió el saludo con obvia incomodidad. Jackson estaba sentado sobre el capó de su auto, completamente relajado. Llevaba una camisa rojo vino, un pantalón negro y botas también negras. Mark se preguntó si así era como usualmente lucía Jackson por debajo de la bata. Tragó en seco. Para su jodida suerte, justo después de lo que había hecho, venía Jackson y se aparecía en la entrada de su casa luciendo así.

¿Por qué tenía que verlo tan sexy a pesar de ser un hombre igual que él? ¿Por qué?

-¿Te vas a quedar ahí toda la mañana?- Jackson sonrió en su dirección mientras rodeaba el auto para abrir la puerta del pasajero y convidarlo con un gesto de su mano.- Sube, hoy no te voy a morder.

Por la mente de Mark se deslizaron imágenes en las cuales Jackson mordisqueaba su cuello, gruñendo contra su garganta, mientras lo cargaba, sujetándolo por los muslos, dispuesto a empotrarlo en alguna pared.

Sacudió su cabeza y murmuró otro par de maldiciones. Jackson seguía esperándolo junto a la puerta abierta del auto. Se acercó, ocultando su rostro y se metió al auto, dejando que Jackson cerrara la puerta para él. Cuando el rubio rodeó de nuevo el auto y se sentó en el asiento del conductor, Mark pudo sentir sus dedos agarrando su mentón y obligándolo a alzar la vista en su dirección.

-Mark…- todos y cada uno de los vellos del cuerpo de chico se erizaron.- ¿Qué te pasa? Desde que te llamé ayer te noto raro. ¿Te sientes mal?- soltó el mentón de Mark y deslizó su mano suavemente hasta su frente.- ¿No tienes fiebre? Estas rojo.- puso su otra mano en su pecho, metiéndola por dentro de su bata.- También estas taquicárdico.

Mark no lo pudo resistir más y con un gesto brusco se separó de Jackson.

-No me pasa nada. No me toques…
Jackson se reclinó en su asiento aun mirándolo, preocupado.

-Discúlpame. Sé que no te gusta que te toque. Solo estaba preocupado. Estuviste estudiando muy duro la semana pasada. Me preocupa que ahora se esté reflejando en tu salud.

-Estoy bien…- Mark susurró, apartando la vista. ¿Por qué carajo estaba reaccionando como una colegiala enamorada?
Jackson lo miró durante un par de segundos más hasta que finalmente se rindió y encendió el auto.

-De acuerdo. Pero si te llegas a sentir mal ve al cuerpo de guardia.

Mark asintió en silencio y recostó su cabeza al vidrio de la ventana. Su corazón de nuevo estaba latiendo como loco y ya le dolía el pecho y la base del cuello, como si sus arterias sufrieran con cada pulsación. Era molesto, pero cada vez que pensaba que estaba con Jackson, en aquel espacio reducido, se agitaba aún más. Aun le ardía la sensación de las manos de Jackson sobre su rostro y su pecho. Aunque fuera por encima de la ropa, su tacto había descontrolado el poco dominio de sí mismo que había logrado alcanzar.

-Espero que no te moleste que le haya pedido tu número a Youngjae.- Jackson comenzó a hablar de repente.- Era necesario.

-Está bien.- contestó Mark.- No me molesta.
Jackson estiró su mano y se acercó a él para agarrar algo en la guantera.

-Toma.- le dio su billetera.- Se te quedó ayer aquí.

-Ah, sí. Gracias por guardarla.- Mark tomó su billetera y la sostuvo en sus manos, sin saber bien qué hacer con ella.

-No hay de qué. Siento que es mi culpa, si no me hubieras ayudado ayer no se te hubiera quedado.- Jackson se rascó la garganta en un gesto que a Mark le pareció demasiado sensual.

-Yo me quedé a ayudarte voluntariamente, nada fue culpa tuya.

¨Excepto el hecho de que esté actuando como un jodido adolescente pervertido¨

-Aun así… Por cierto. Noté que vives bastante lejos del hospital. ¿Todos los días haces este recorrido en metro? ¿No es agotador?

-Un poco. Pero ya me acostumbré. Llevo dos años haciendo lo mismo.

-Sigue siendo una odisea.  Podría venir a recogerte más seguido. No me desvío mucho.

Mark se sorprendió un poco con aquellas palabras. ¿Cómo sería viajar todas las mañanas con Jackson? ¿Ir juntos al hospital? ¿Cómo sería que Jackson fuera la primera persona que viera todas las mañanas?

-No creo que sea necesario. Estoy bien así.

-Sabía que dirías algo así. Desde ayer pensé en ofrecértelo pero sabía que no había forma en este mundo que aceptaras. Aun así, no perdía nada con preguntar.- se encogió de hombros con una sonrisa triste.- Ya tienes mi número, si un día necesitas que te recoja, me puedes llamar. Nunca te voy a decir que no.

¿Por qué ahora todas esas frases baratas que Jackson usaba lo perturbaban tanto? Antes le habían parecido simples  alardes de galantería de un homosexual con demasiado ego, pero ahora… lo perturbaban.

¨Nunca te voy a decir que no¨

No conocía esa sensación.

¿Cómo se llama cuando te pones nervioso alrededor de alguien sin razón alguna? ¿Cuándo eres excesivamente consciente de su presencia? ¿Cuándo le das doble sentido a todo lo que dice? ¿Cuándo cada detalle de su cuerpo te parece perfecto? ¿Cuándo los deseos más sucios que has tenido en tu vida aparecen? ¿Cuándo todo lo que consideras racional se lanza por la borda, perdiéndose en la profundidad del mar que es esa locura que se está asentando en tus sentidos? ¿Cómo se llama cuando te mueres por besar a alguien?

La puerta de su lado se abrió. Sin darse cuenta ya habían llegado y Jackson había bajado para abrir su puerta. Mark se bajó, automáticamente, estaba sumido en sus pensamientos y no había notado nada de lo que había sucedido durante el resto del viaje. Jackson cerró la puerta detrás de él y abrió la trasera para sacar su bata y su mochila. Cuando estuvo listo, revolvió el pelo de mark, dedicándole esa sonrisa dulce que mark aun no sabía de donde salía.

-Espabílate. Ya es hora de trabajar.- rodeó sus hombros con un brazo y lo arrastró rumbo al interior del hospital.

Mark casi pensó que iba a morir. Nunca había sentido el latir de su corazón irradiarse por todo su cuerpo, pero ahora juraría que sentía palpitaciones hasta en la punta de sus dedos.

Su vida oficialmente era un asco.

Al parecer, se acababa de enamorar del hombre que le había robado su primera vez en una noche de borrachera.

Sí, definitivamente un asco.

Sintió el aliento de Youngjae sobre su nuca mientras escribía. Ya se esperaba aquello, así que solo suspiró, dispuesto a recibir un ataque de preguntas.

-Mark…- la suave voz de Youngjae se paseó por sus oídos.

-¿Qué deseas saber?- no alzó la vista de lo que hacía.

-¿A qué se debe el mal humor?- Youngjae sabía que, contrario a las demás personas, Mark solía ser extrañamente amable cuando estaba más emperrado.

-No estoy de mal humor.

-¿Entonces me vas a contar que fue lo que pasó ayer?

Mark soltó el bolígrafo y alzó la vista para mirar a Youngjae. Estaban sentados uno frente al otro en la enorme mesa del cuarto médico, el cual se encontraba vacío debido a que todo el mundo estaba en no sé qué reunión y solo estaban los estudiantes en la sala.

-¿Sabes qué, Youngjae?

-¿Qué?- Youngjae se extrañó por este cambio en la actitud de Mark, se esperaba algún comentario corrosivo así que preparo sus oídos.

-Quería hablar contigo al respecto…

Youngjae estuvo a punto de contestar algo pero se mordió la lengua en el acto.

-Discúlpame, me pareció escucharte decir que querías hablar conmigo sobre lo que hiciste ayer con Jackson.

-Escuchaste bien. ¿Tú eres mi mejor amigo, no?

-Por supuesto.

-Pues mira… ya sabes toda mi historia con Jackson…

-Ajá…

-Pues ayer, como te dije, le ayudé con unas cosas. Solo investigar sobre unos virus, nada del otro mundo.

-Continúa.

-Pues como la biblioteca iba a cerrar, decidimos terminar en un café.

-¿Fuiste a un café con Jackson?

-Sí.

-¿Cómo… los dos juntos?

-Sí, Youngjae. Ese no es el punto.

-Ah, ok…

-Luego de eso cenamos y él me llevó a casa.

Youngjae tuvo que estirar sus labios para contener la enorme sonrisa que amenazaba con deformar su rostro.

-Todo estuvo bien hasta que me puse a pensar en algunas cosas.

Youngjae ladeó su cabeza, confundido.

-¿Qué cosas, Mark?- le interrogó.

-En Jackson.

-Ok, me gusta por donde va esto.

-Traté de recordar lo que pasó la noche que nos conocimos, en aquel club al que me llevaron tú y Bambam.

-Sí…

-Y pues… terminé masturbándome.

Youngjae se quedó en silencio, inmóvil. Ese tipo de noticias llevaba un procesamiento lento.

-¿Masturbándote con qué?

-Pensando en Jackson.

Youngjae chilló emocionado y Mark le lanzó el bolígrafo para que se callara.

-¡Deja la bulla, diablos!

-¿Te masturbaste a costillas de Jackson?

-¡Que te calles!

-¡Mi Mark es un pervertido!

-Deja de ser tan imbécil y escúchame.

-Ok, ok, te escucho.- Youngjae saludó como si fuera un militar y se irguió en el asiento.

-El asunto es…- Mark continuó lo que estaba diciendo.- que ahora me siento raro cerca de él. No sé… nunca me había pasado esto. Es súper molesto porque todo lo que me dice me altera…

-¿Cómo te altera?

-No sé. Algunas cosas me excitan, otras me dan vergüenza o me hacen sentir nervioso.

-Si te masturbaste pensando en él es porque te parece guapo ¿No? ¿Te lograste venir?

-Cuando me llamó…

-Oh, cierto, J.B. me había pedido tu número para dárselo a Jackson. ¿Te llamó?

-Sí, me llamó justo cuando estaba en eso… y seguí... mientras oía su voz.

-¡Mark!

-Me vine escuchándolo.

-Después dices que yo…

-El asunto es, Youngjae, que no quiero sentirme así, es raro, y molesto. Sabes que yo odio a Jackson.

-Yo no iría tan lejos.

-Sabes que no puedo perdonar lo que me hizo.

-En realidad sigo pensando que es una exageración de tu parte.

-Ya hablamos de eso. No volveremos a discutir al respecto. Solo quiero que me digas como solucionar esto.

-Pues, según lo que me cuentas, solo tienes dos soluciones.

-¿Cuáles?

-Una es acostarte con Jackson.- Mark ni siquiera tuvo en consideración ese comentario.

-¿Y la otra?

-Joderte…- Youngjae se encogió de hombros con una sonrisa.- El problema aquí es que eres demasiado testarudo como para admitirlo, pero Jackson te gusta. Tal vez tengas tus conflictos morales al respecto. Pero él te gusta, Mark. Si no, no hubieras hecho lo que hiciste. Nadie te obligó. Lo hiciste porque querías, porque se sentía bien. Y estoy seguro que solo de pensar en el asunto real y no en tu imaginación, se te pone la piel de gallina.

Mark no pudo evitar admitir, en su mente, que Youngjae tenía razón.

-Youngjae…- Mark gimió, frustrado, revolviéndose los cabellos con ambas manos.- Solo dime que puedo hacer.

-Bueno, Mark. Tómatelo con calma. Analiza bien tus sentimientos.- se volvió a encoger de hombros.- En algún momento los tendrás claros y entonces sabrás que hacer. Por el momento no puedo decirte otra cosa.

En ese instante la puerta del cuarto medico se abrió y Jinyoung se asomó, obviamente somnoliento y con cara de pocos amigos.

-Ugh… tan temprano y lo primero que tengo que ver son sus caras.

Youngjae enarcó una ceja y miró la hora en su reloj.

-Son las nueve de la mañana, Jinyoung sunbaenim. ¿Estas son horas de llegar?

-¿Ahora quién eres tú para cuestionar la hora a la que entro o dejo de entrar a la sala?- Jinyoung tiró su mochila encima de la mesa y se dejó caer en una silla.

-Solo estaba comentando…- Youngjae iba a continuar pero sintió que Mark lo pateaba por debajo de la mesa y sacudía su cabeza de un lado a otro.

-Tu trabajo no es comentar. Tu trabajo es trabajar.

Youngjae rodó los ojos, se abstuvo de decir algo más solo porque Mark se lo había pedido. Imitó a su amigo y continuó escribiendo en silencio, ignorando a Jinyoung. Este siguió sentado, mirando a su alrededor con desinterés y hastío, bostezando de vez en cuando.

-¿Dónde están los residentes?- preguntó de repente, mientras hacia un avión de papel con un método que había sobre la mesa. Mark miró lo que estaba haciendo y después lo miró a los ojos.

-Están en una reunión.- ¨Si hubieras llegado a tiempo no tendrías que preguntar¨ pensó, pero se abstuvo de decir algo.

-¿Todos?

-Sí.- contestó Youngjae, soltando su bolígrafo y mirando a Jinyoung, ya un poco incómodo por las molestas interrupciones del interno.- Por lo tanto ustedes, los internos, están a cargo de la sala. ¿No deberías ir a hacer algo útil en vez de estar aquí haciendo origami?

Jinyoung estrujó el avión que tenía en las manos con un gesto brusco.

-¿Y ustedes? ¿Sabían que acaba de ingresar un paciente en vuestro cuarto?

Mark y Youngjae se miraron. No lo sabían.

-Y, sin embargo están aquí, echándose fresco y haciendo sus evoluciones de pacotilla. Deberían ir a hacer la historia clínica de ese paciente, el recibimiento en sala y después darme la historia para hacer la discusión diagnóstica. Y alégrense que no les pido hacer la discusión diagnóstica hasta el planteamiento sindrómico. Por lo tanto…- se reclinó en el asiento y cruzó los brazos por detrás de su cabeza.-… no tengo nada que hacer hasta que ustedes no terminen.

Youngjae iba a contestar algo pero, una vez más, una patada de Mark lo detuvo.

-Tal vez...-  continuó Jinyoung mientras revisaba algo en su celular, obviamente nada que ver con su trabajo.-... si no se pasaran el día puteando con los residentes, sabrían lo que tienen que hacer y lo harían como es debido.No me los estoy follando a ninguno de los dos como para hacerles el trabajo.- con un gesto despectivo de su mano, les indicó que salieran del cuarto médico y fueran a trabajar.

Youngjae se había puesto rojo de pura ira, pero se pudo contener.  A pesar de que Jinyoung lo ponía de los nervios, él mismo sabía que no debía sobrepasarse, bueno o malo, Jinyoung era su superior. Mark se puso de pie y lo agarró por el brazo para salir del cuarto.

-¿Se van así?- escucharon la voz de Jinyoung a sus espaldas. Ambos chicos se dieron la vuelta.

-¿Cómo quieres que nos vayamos?- los impulsos de Youngjae era un poco traicioneros, Jinyoung lo miró frunciendo el ceño.

-¿Cómo piensan hacer la historia clínica? ¿Tienen el modelo vacío?

Mark y Youngjae se percataron de que no lo habían tomado, de hecho, no sabían ni dónde buscarlo. Jinyoung les señaló un escritorio.

-Allí, junto a los métodos. Busquen uno que ya tiene los datos, la secretaria lo debe haber puesto ahí.- estiró su brazo para ver la hora.- terminen antes de las once y media, quiero hacer la discusión antes del mediodía, no estoy para almorzar tarde hoy.

Youngjae fue, tomó el modelo y salió de nuevo del cuarto médico, no sin antes dedicarle una mirada ácida a Jinyoung mientras salía. Por el pasillo, suspiró pesadamente y sintió como Mark acariciaba su espalda, tratando de calmarlo.

-¿Cómo puedes estar tan tranquilo?- le preguntó al ver que Mark permanecía inexpresivo.- ¿Ese tipo no te hace querer practicar una rectosigmoidoscopía con el primer trapeador que aparezca?

-Si te refieres a si me dan deseos de meterle algo por el culo, pues… no te voy a decir que no, a mí también me saca de quicio. Pero creo que eso es justo lo que quiere lograr. Siento que estaría perdiendo si le dejo ver que me afecta.

-Pues no sé cómo puedes, yo ya tengo ganas de estampar su rostro contra una pared. ¿Qué se ha creído? Nos hace hacer todo el puñetero trabajo mientras él holgazanea allí en el cuarto médico, partiéndose los pulmones con el aire acondicionado.

-Ya se darán cuenta…

-Pues me parece que él es lo suficientemente inteligente como para ocultar bien lo que hace. Si lo notas, técnicamente no nos ha mandado a hacer nada que no tengamos que hacer, es solo que es demasiado exigente sin justificación. Además… ¿Cómo coño vamos a hacer una historia clínica completa antes de las once y media de la mañana? Es la primera vez que hacemos una historia clínica completa ¿Se ha vuelto loco?

-Ya, Youngjae, solo hagámoslo. Y hagámoslo bien, si terminamos a las once o a las dos de la tarde, no importa. Si quiere almorzar temprano, que almuerce, eso no es asunto nuestro.

-No, Mark, porque te juro que si a las once y media lo veo entrar al cuarto a pedirnos algo que aún no hemos hecho, te juro que no respondo y, como mínimo, le desinflo una nalga.

Mark sonrió ante la idea.

-No te rías, seguro que esas nalgas no son reales.

-¿Por qué un chico se pondría implantes en las nalgas?- Mark continuó riendo.

-No sé, para algo será, supongo que para usarlas. A Jackson no parecían desagradarle ayer.

Mark se puso serio de repente.

-¿Crees que Jackson prefiera unas nalgas así?

-Ay, Mark. No digas sandeces, anda.- llegaron a la puerta de la habitación que tenían asignada.- Vamos a trabajar antes de que me arrepienta, deje la carrera y me dedique a vender granizados.

Mark sonrió una vez más antes de abrir la puerta del cuarto y poner su semblante serio. Dicen que los médicos deben tener poker face, por lo tanto, él hacia lo mejor que podía para lograr ese efecto. Sin embargo, no pudo evitar suavizar su expresión al ver al nuevo paciente.

De las tres camas que había en aquella habitación la única que había permanecido vacía durante los últimos días era la del medio, ahora se encontraba ocupada por un chico que no podía ser mucho mayor que ellos. Sin embargo, su existencia se veía muy pequeña en aquella cama que casi parecía ser demasiado grande para él. Estaba sentado, con las piernas cruzadas y con una frazada cubriéndole los muslos. Miraba a su alrededor, obviamente sintiéndose raro, y, cuando notó la presencia de aquellos dos médicos tan jóvenes, frunció un poco el ceño y se ajustó el cuello del piyama.

El chico estaba pálido, muy pálido, su piel lucía un poco apagada y sin brillo. El chico obviamente era de tez clara pero se notaba que aquella palidez era patológica. Ya Mark y Youngjae sabían identificar ese tipo de cosas, también tenía unas ligeras ojeras y la ropa le quedaba realmente grande.

Aun así, no lucía débil, su semblante transmitía una hostilidad algo intimidante, a pesar de sus rasgos delicados no parecía ser alguien dócil y lindo. Su cabello estaba teñido de rubio pálido pero parecía ser uno de esos tintes que se van cuando los lavas. El chico seguía mirando a Mark y a Youngjae, notando como el chico de la cama de al lado los saludaba con una sonrisa y el señor mayor de la otra cama también los miraba con cariño.

Se preguntó si aquellos chicos iban a ser sus médicos.

-Buenos días.- Mark se adelantó y se acercó a la cama. Le dedicó una suave sonrisa al chico y lo mismo hizo Youngjae.- Nosotros somos estudiantes de tercer año, mi nombre es Mark y él es Youngjae, vamos a estar a cargo de ti durante tu estadía en este hospital. Sería muy bueno si pudieras colaborar con nosotros para asegurarte una mejor estancia y un estudio y tratamiento satisfactorios.- le recitó el protocolo, tratando de que sonara lo menos impersonal posible.

El chico los miró, aun con desconfianza y asintió. Youngjae abrió la historia en la primera página.

-Ahora vamos a hacerte unas preguntas y después te vamos a examinar.

El chico volvió a asentir. Mark ya estaba trabajando y se iba fijando en los detalles que podía notar por simple inspección.

-¿Me puedes decir tu nombre?- Youngjae preparó el bolígrafo para comenzar a escribir. Ambos se sorprendieron por el increíblemente suave timbre de la voz de aquel chico.

-Es Lu… Lu Han.

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Surprise madafacka!

Disculpen los errores, edité esto corriendo, mas adelante lo arreglaré, espero que, aun así, puedan disfrutar el capítulo. Disculpen la demora. La autora es pobre y no tenía dinero para recargar su cuenta del internet. Aun estoy en espera de un alma caritativa que se apiade de mi.\(;´□`)/
Kaku out!

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