25 - 答えてください...

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responde, por favor...

Jackson cerró la puerta de su apartamento con un movimiento lento. Se giró de frente al pasillo y caminó los pasos que lo separaban del ascensor. Respiró profundo y presionó el botón. Unos segundos después, las pesadas puertas metálicas se abrieron y entró al reducido espacio del ascensor. Una vez que las puertas se volvieron a cerrar, Jackson cerró también sus puños con fuerza, lanzando un grito muy poco masculino. Brincó, lanzó golpes al aire, sonrió, se carcajeó, incluso hizo algún que otro baile extremadamente descoordinado.

¡Al fin!

¡Al fin había sucedido!

La felicidad casi no le cabía dentro, no sabía lo mucho que había deseado que Mark dijera algo así hasta que finalmente lo escuchó. Si se hubiera quedado un segundo más allí, en su cuarto, con el chico, probablemente hubiera perdido la compostura. Tenía ganas de correr, de brincar, de ir bailando por la calle mientras hacía ondear al viento la bolsa que llevaba para las frutas.

Estaba feliz. Se sentía feliz por primera vez en un buen tiempo.

Cuando las puertas del ascensor se volvieron a abrir en el lobby, el doctor Jackson se apeó del ascensor con paso compuesto y una expresión neutral. Saludó al encargado de seguridad de su edificio y salió a pie, rumbo a un mercado que había cerca donde sabía que vendían frutas y vegetales frescos.

Aunque no había dormido se sentía fresco, la mañana era hermosa y el sol aún no calentaba lo suficiente como para molestar.

Una llamada entrante que comenzó a vibrar en su muslo lo distrajo sorpresivamente de su ensoñación.

-Dime, J.B.- contestó, sin enmascarar para nada el tono complacido de su voz.

J.B. dudó por un par de segundos antes de seguir hablando, pero decidió finalmente ignorar el tono alegre de Jackson y continuar.

-Me enteré de lo de Mark, de hecho, tengo los resultados del antibiograma. Puedes seguir con la piperacilina, dio sensible.

-¿De verdad?

-Sí, pasé por microbiología ya que aún no salía el informe.

-Wow, gracias. Eso es genial.

-Sí, cuando quieras. Ahora… ¿podrías explicarme qué diablos está pasando por tu mente para llevarte a un enfermo de bronconeumonía para tu casa? Aunque seas tú, eso no es algo que puedes simplemente hacer.

-Yo era el médico que lo estaba atendiendo, así que yo puedo decidir si requiere ingreso o no. Y la verdad es que no lo necesita, no está tan mal, solo estuvo a punto de entrar en shock por la fiebre.

-¿Sabes que tus segundas intenciones están más que claras?

-¿Qué segundas intenciones?- Jackson se detuvo.

-No te hagas el bobo. ¿Por qué otra razón llevarías al chico a tu casa?

-Deja de pensar que soy un lobo feroz, solo quiero cuidarlo. ¿No puedo tener bellas intenciones y ser una linda persona con él?

-Sé que, aunque lo tengas en tu casa, completamente a tu merced, vas a ser muy lindo con él. Eres un cursi. Pero no se te puede dar la más mínima oportunidad porque enseguida la aprovechas.

-Me conoces bien.- Jackson reanudó la marcha.

-Sí, lo hago. Así que dime: ¿Qué te pasó para que estés tan feliz?

Jackson se rió.

-¿Se nota?

-Sí, ¿Qué hiciste?

-Yo no he hecho nada.

-¿Qué te hicieron entonces?

-Digamos que las cosas están tomando un buen rumbo.

-Ah…- J.B. guardó silencio.- Tú sabrás, entonces.

-¿Pasa algo?- Jackson no pudo evitar notar que el tono de J.B. era más áspero y desganado de lo usual. O sea, demasiado antipático, incluso para él.

-No.

-No me mientas.

-Es que Youngjae…

-¿Pelearon?

-No, no… pero lo noto un poco extraño últimamente. Como que está enojado pero no me quiere decir por qué. No me está tratando mal ni nada, pero lo noto.

-¿Y no sabes a qué se puede deber?

-No. Anoche se quedó en mi casa y creo que se ha agravado el asunto. Su estado de ánimo es un desastre y, haga lo que haga, no consigo que mejore. Me estoy empezando a enojar…

-No te debes enojar por algo así, teniendo en cuenta que debe ser tu culpa.

-Pero yo no he hecho nada.

-Debe ser eso…

-¿Cómo?

-No sé, pero usualmente no hacer nada puede molestar un poco.

-¿De qué estás hablando? Yo me he esforzado lo que no te imaginas por ser un buen novio para Youngjae, él me gusta, quiero hacer las cosas bien. He tratado de adaptarme a él, a su personalidad, lo he ayudado, lo he complacido, lo he hecho todo. No debe ser conmigo con quien está enojado, pero me preocupa que no me quiera contar y simplemente se lo guarde todo.

-¿Dónde estás ahora?- Jackson sintió un sonido sospechoso del otro lado de la línea.

-En el baño…

-¿Se puede saber qué haces hablando conmigo mientras estás en el baño?

-Pues venía caminando y entré al baño. ¿Qué tiene eso de raro?

-Nada, olvídalo. Y, en cuanto a Youngjae, tenle un poco más de paciencia. Si has sido tan buen novio como dices, seguro volverá a sus sentidos y hablará contigo. Solo dale tiempo. Te tengo que dejar ahora.

-Está bien. Saluda a Mark de mi parte y cuídalo bien, sabes que las bronconeumonías se las traen.

-Sí, eso haré. Nos vemos.

-Vale.

Jackson colgó la llamada y miró la hora una vez más, debería darse prisa, ya casi era hora de darle las medicinas a Mark.

Cuando regresó a la casa dejó la bolsa en el comedor y fue hasta el cuarto para ver a Mark.

-¿Te sientes mal?- le preguntó al ver que no tenía muy buena cara.

-Un poco…- le contestó mientras se incorporaba en la cama y tocaba su propia frente.- Creo que tengo fiebre de nuevo. Estoy sudando…- Jackson se acercó a él y rozó su cuello.

-Sí.- buscó el termómetro en la mesa auxiliar.- Ponte esto. Ahora vengo.- le dijo retirándose. A Mark le entristeció un poco ver la frialdad con la que Jackson lo estaba tratando. Se puso el termómetro en la axila y se volvió a tapar. A pesar de estar sudando, tenía frío.

Jackson regresó con una jeringuilla y un ámpula de dipirona.

-¿Qué vas a hacer con eso?- Mark se sentó de repente al notar las intenciones de Jackson. El rubio lo miró con obviedad.

-¿No se nota?- rompió el ámpula sobre el cesto de los papeles que tenía cerca de su escritorio y absorbió el medicamento con la jeringa.

-Pero… ¿no tienes tabletas? ¿Es necesario que me inyectes?

-No, no tengo tabletas. Mi casa no es una farmacia y, créeme, es mejor que te inyecte. Se te pasará la fiebre más rápido.

-P-pero…- Mark se encogió un poco cuando vio a Jackson acercársele con una expresión bastante preocupante.-Aun no sabemos si tengo fiebre.

Jackson rozó su muñeca, midiéndole el pulso y volvió a tocar su cuello.

-No me hagas caso, al fin y al cabo yo no sé nada de medicina…- empezó a decir con sarcasmo.- pero juraría que tienes fiebre...- en ese instante el termómetro indicó con un pitido que ya estaba la medición. Mark lo sacó y miró la pantalla, comprobando, para su desgracia, que tenía 38.2 grados.

-Acuéstate sobre tu estómago.- le ordenó Jackson mientras echaba alcohol en un trozo de algodón.

-¿En serio?- Mark se resistió.

-¿Cómo pretendes que te inyecte si no te acuestas? ¿O prefieres otra posición? Hay varias… pero el resultado será el mismo.

Mark apretó los labios y soltó aire.

-Okey.- dijo finalmente, mientras se empezaba a girar.

-Espera…- Jackson lo detuvo.- Desabrocha tus pantalones.

Mark lo miró con reproche a lo que Jackson le respondió con lo que fue casi una sonrisa.

-¿Tengo que hacerlo yo por ti?

-¿De verdad que no puedes inyectarme en ningún otro lado?

-¿Alguna vez has visto que se inyecte dipirona en otro lugar que no sea el glúteo?

-No, pero teóricamente podrías hacerlo en el brazo.

-Pues, prácticamente, es mejor en el glúteo. Además… no quiero inyectártelo en el brazo. ¿Contento?

La forma en la que Jackson le dijo eso, hizo que Mark se sintiera extraño, de alguna forma, sentía que Jackson estaba tratando de aprovecharse de él. Pero… eso no podía ser ¿cierto?

Finalmente rodó los ojos, resignándose. Desató su cinturón y abrió sus pantalones, bajándolos hasta sus muslos, para luego darse la vuelta y acostarse sobre su abdomen. La nueva posición le dio un poco de falta de aire pero no era nada que no pudiera tolerar. Jackson retiró las sábanas y destapó su trasero, cubierto por la ropa interior. La sensación de los dedos de Jackson sobre su piel hizo que Mark se erizara, negándose a enfrentar la realidad por lo que, simplemente, hundió su cabeza en la almohada.

-Sabes que te va a doler un poco ¿cierto?- casi podía escuchar el tono burlón en la voz de Jackson. Mark solo asintió contra la almohada, pero, a los pocos segundos tuvo que alzar la cabeza porque no podía respirar bien.

-No te vayas a ensañar con mi trasero ¿ok?

Jackson esbozó un sensual sonrisa, haciendo que Mark se diera cuenta de lo mal que sonaba eso.

-Tú me entendiste.- se giró hacia el otro lado. Jackson bajó también su ropa interior y deslizó el algodón con alcohol por donde lo iba a inyectar. Mark apretó las sábanas, sentía una combinación de miedo y excitación que no le estaban gustando para nada.

-Piensa en algo agradable…- escuchó que Jackson le decía, pero, en eso momento no había nada por su mente excepto la sensación de las manos de Jackson sobre él, tocándolo de una forma que no llegaba a ser erótica pero tampoco era precisamente con fines exclusivamente médicos.

-¿Es necesario que me acaricies?- Mark musitó, aun sin girar su cabeza.

-Estas muy tenso. Ayudaría bastante si te relajas.

-¿Y crees que tus caricias sobre mis nalgas van a hacer que me relaje?

-¿Hay algo más que podamos hacer entonces?- la mano que lo acariciaba subió por la base de su espalda, trazando un camino por toda su espina dorsal, descubriendo la piel que había por debajo de la camiseta. Mark se estremeció, sabía que Jackson era capaz de sentir las reacciones de su cuerpo. Sabía que estaba haciendo eso a propósito.

-Solo hazlo.- sintió como Jackson recorría el camino de vuelta hasta sus glúteos y lo sujetaba. ¿Por qué se sentía tan pequeño entre las manos de Jackson? Lo sentía sujetar sus caderas como si fuera algo frágil, como si, con tan solo un poco de fuerza, lo pudiera quebrar. Era extraño sentirse así de vulnerable.

Cuando finalmente la aguja de la jeringuilla penetró su piel y sus músculos, el dolor punzante sustituyó cualquier otra sensación y tuvo que ahogar un quejido entre sus labios.

-Ya está.- Jackson puso un nuevo algodón en donde lo había inyectado y le colocó la ropa interior de nuevo en su lugar. La jeringuilla fue a parar al cesto junto con el ámpula y el primer algodón.- ¿te dolió mucho?

-Solo un poco.- Mark se giró sobre sí mismo y se colocó bocarriba, quejándose un poco por el dolor tanto de sus costillas como de la inyección. Estaba concentrado en buscar una posición lo más tolerable posible cuando sintió que Jackson lo miraba insistentemente.

-¿Qué?- le preguntó, aun debatiéndose por acomodarse.

-No sabía que las inyecciones te pusieran así. ¿O será que te gusta jugar al doctor?- le dijo, burlón, señalando el bulto turgente que se había formado entre las piernas de Mark. El chico se sonrojó a más no poder e inmediatamente se cubrió con las sábanas, invadido por los cada vez más frecuentes deseos de abrir un hueco y arrojarse en él.

-Oye… no te preocupes por eso. Después de todo, yo soy el hombre que te gusta ¿No?

Mark gimió de vergüenza, cubriéndose el rostro con ambas manos, maldiciendo hasta el momento en que había nacido.

Después de eso Jackson no habló mucho más con él. Le preparó una ensalada de frutas para que comiera y le puso el antibiótico por la vena que tenía canalizada. Mark aún seguía sin entender bien la actitud de Jackson. Supuso que estaría pensando, después de todo, le había dicho que le gustaba después de haber estado alrededor de un mes en una relación de amor-odio bastante rara. Decidió no preocuparse más de lo necesario, así que solo se quedó allí, descansando, hasta que el sueño fue más fuerte que él y, una vez más, se quedó dormido.

Cuando se despertó de nuevo, ya no entraba luz por las ventanas. Se sentía un poco mejor, al menos no tenía tanto dolor en el cuerpo y tampoco tenía fiebre. Se irguió sobre la cama y notó que tenía un suero conectado pero ya estaba vacío. Se lo quitó con cuidado y se acomodó el vendaje del trócar. La casa estaba completamente silenciosa y por la rendija de la puerta del cuarto tampoco se colaba luz alguna.

Se levantó con cuidado, dándose cuenta de que realmente se sentía bastante mejor. Sentía un algo de hambre, y eso era buena señal, aunque solo fuese un poco. Después de todo, un cuerpo joven era mucho más resistente ante ese tipo de enfermedades. Caminó por la casa en búsqueda de Jackson, pero todo estaba oscuro y silencioso. Al llegar a la sala tanteó sobre la pared hasta encontrar el interruptor de la luz. Cuando encendió las lámparas del techo enseguida descubrió a Jackson durmiendo sobre el sofá.

Mark se sintió ligeramente culpable al verlo allí. Por su causa, Jackson había estado toda la noche despierto y, para colmo, no podía descansar tranquilamente en su cama.

Se acercó a él y lo sacudió suavemente para despertarlo.

-Jackson. Puedes dormir en el cuarto, yo voy a estar despierto un rato.

Jackson abrió los ojos rápidamente, acostumbrado a tener el sueño ligero. En cuanto vio a Mark frente a él, se activó como si se tratara de alguna emergencia.

-¿Pasa algo?- se sentó rápidamente y sujetó las muñecas de Mark.

-No. Te dije que podías dormir en el cuarto, yo voy a quedarme despierto un rato.

Jackson soltó aire, calmándose, y relajó su espalda contra el asiento, aun sosteniendo las manos de Mark.

-¿Estás bien? Luces cansado.- Mark miró las manos de Jackson alrededor de sus muñecas, pero no dijo nada. Volvió a mirar hacia el rostro del mayor. Realmente, ahora que recién despertaba, el cansancio parecía incluso mayor.- Luces como si necesitaras una noche entera de sueño.

-Sí, pero no una noche, creo que me empezaré a sentir mejor después de una semana en coma.- Jackson intentó bromear pero no consiguió dar con el tono adecuado.

-Yo me quedare aquí viendo la televisión o algo. Ve a dormir.

-Tengo que ponerte las medicinas. No puedo simplemente acostarme a dormir.

-Puedo ponérmelas yo mismo.

-No.- Jackson se volvió a inclinar hacia adelante, sacudiendo su cabeza para disipar cualquier rastro de sueño que le quedara.- No creo que hayas hecho cosas de enfermería ni una vez en tu vida.

-Es solo poner un suero, puedo manejarlo.

-Te dije que no.- una de las manos de Jackson fue hasta el cabello de Mark y lo sacudió.- Además, si te pones así, entonces no tengo justificación para que te quedes aquí conmigo.- Jackson dejó que una sonrisa se deslizara por sus labios al ver la forma en la que Mark lo miró cuando dijo eso. Era obvio que Mark estaba demasiado pendiente de cada cosa que decía o hacía. Convirtiéndose inconscientemente en una tierna víctima.

Se puso de pie y fue hasta la cocina a tomar agua. Mark lo siguió, caminando suavemente, actuando como si solo lo siguiera porque no tenía nada mejor que hacer.

-¿Cómo te sientes?- Jackson se recostó de espaldas a la meseta y lo miró mientras sostenía el vaso en su mano.

-Mejor.- Mark se rascó el hombro y movió su vista por la cocina. Quería una respuesta de Jackson, pero no se atrevía a pedirla.

-Eso es bueno. ¿Y tú estomago...?

-Solo un poco. No necesito nada para eso.

-Bien.- Jackson enjuagó el vaso y lo puso en su lugar.- Tienes que comer entonces. ¿Crees que puedas?

Mark asintió.

-Ok.- Jackson comenzó a rebuscar entre los cajones, comenzando a sacar utensilios de cocina y cosas así. Mark miró la hora en el reloj de la pared, ya habían dado las ocho hacia unos minutos.

-¿Por qué mejor no ordenas algo? Ya es tarde. Si pides una sopa, o algo así, para mí me lo podré comer.

Jackson lo pensó por un par de segundos hasta que finalmente se rindió, sacó su celular y comenzó a buscar un lugar de entregas para pedir la cena.

-Jackson.- Mark sujetó su brazo cuando vio que había terminado de hacer el pedido y se dirigía al cuarto.- ¿No crees que debemos hablar?

No quería llegar a ese extremo, pero definitivamente no podía lidiar con tener a Jackson actuando como si nada hubiera pasado entre ellos. Eso dolía, tanto en su orgullo como en sus sentimientos.

Jackson se detuvo y lo miró, tratando de contener la sonrisa burlona que quería hacer.

-No sé. ¿Crees que debemos hablar?

-Jackson. No juegues así. Hace unas horas te confesé que me gustabas. Tú, mejor que nadie, debes saber lo que eso significa para mí. No te estoy pidiendo que aceptes mi confesión, pero deberías darme, al menos, una respuesta.

-¿Qué crees que te voy a responder a estas alturas?- Jackson se giró de frente a él y se le acercó, tornándose serio de repente.- Tú, mejor que nadie, sabes cómo fueron las cosas.

-¿Entonces me estás rechazando?- Mark tragó en seco, esforzándose porque su voz no delatara lo que estaba sintiendo.- No lo creo.

Jackson rodó los ojos, Mark podía ser demasiado algunas veces.

-¿Por qué no lo puedes creer?

-No estuviera aquí si en realidad no quisieras tener nada que ver conmigo. Sé que estás jugando. Sé que te divierte tenerme a tu merced después de todo este tiempo. Siempre te ha gustado juguetear conmigo. Pero, piénsalo… cuando estemos juntos vas a poder jugar conmigo todo lo que quieras, sin embargo, si sigues sin decirme nada, eso no va a suceder.

Jackson se quedó mirándolo con los labios separados, Mark definitivamente no dejaba de sorprenderlo. Se notaba que decir eso le había dado muchísima vergüenza, pero, aun así, Mark lo miraba con un aplomo y una firmeza dignos de elogiar.

Le sostuvo la mirada por unos segundos hasta que no pudo contener más la risa y dejó que la tensión del momento se disipara con una suave carcajada, Mark no supo cómo debería interpretar aquello, y ya iba a protestar, cuando sintió los brazos de Jackson rodearlo en un abrazo y apretarlo contra su cuerpo.

No le dio tiempo a reaccionar de manera alguna, solo se puso tenso, casi en pánico, pero no tardó en relajarse al sentir la posesividad en los brazos de Jackson. Aquel abrazo en el que no le había dicho nada y a la vez le había dicho todo era algo que definitivamente había estado necesitando con locura.

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Y aquí les traigo el capítulo después de tanta espera. Sorry. No me voy a justificar, solo les digo que el próximo se demora un poco xq no tengo nada escrito y no tengo tiempo por los finales.
Bye then.
Las amo.
Kaku out!!

PD: Si leen esto, las amo mucho por su paciencia.👋

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