Epílogo pt.1

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Jinyoung tenía una expresión, extraña en su rostro a medida que acariciaba su título.

Parecían haber muchos pensamientos dando vueltas en su cabeza, cosas que necesitaba aclarar o, simplemente, recuerdos que le resultaban demasiado absorbentes como para prestarle atención a las palabras de Jungkook.

-Jinyoung-ah…- la voz de Jeon, un poco más fuerte ahora, lo sacó de esa realidad alternativa en la que parecía haberse metido.- ¿En qué piensas?

Jinyoung alzó la vista para mirarlo. Jungkook se veía precioso con su bata de manga larga, nueva y brillante, de un color blanco nuclear. Era como si todo él desprendiera luz propia, aun si solo estaba sentado a su lado en aquel teatro, únicamente con la iluminación tenue del escenario sobre él.

-En nada…- contestó con una sonrisa forzada.-Solo estaba escuchando.

-No creo que lo que sea que el director del hospital esté diciendo realmente te interese. Luces como si no pudieras esperar para salir de aquí.

-Es que aún no me lo creo.- Jinyoung finalmente dejó salir una sonrisa ligeramente avergonzada.- ¿Pensarías que soy infantil si te dijera que tengo miedo de que venga alguien y me lo quite?- dijo, apretujando un poco su título, enrollado entre sus puños. Jungkook lo miró con dulzura. En esos meses que habían pasado, Jinyoung había cambiado mucho. Aunque, en realidad, se sentía como si simplemente se hubiera relajado. Ya no parecía tener ese muro de imbecilidad alrededor suyo. Era más sincero, más él mismo, y Jungkook amaba eso.

-Nadie te va a quitar tu título, Nyoungie.- le contestó, acariciando descuidadamente su cabello. Jinyoung dejó que sus mejillas se inflaran en un pequeño puchero y volvió a mirar hacia el frente.

Él no era el único impaciente. La mayoría de las personas allí presentes lucían ansiosas. Ya todos los internos habían recibido sus títulos, igual que los residentes y los especialistas de segundo grado. Aquella graduación ya había concluido, sola faltaba que el director terminara con su discurso de despedida y todos podrían irse de allí.

-¿Qué vas hacer después de esto?- escuchó de nuevo la voz de Jungkook.

Sus labios se volvieron una línea en su rostro a la vez que se hundía un poco en su asiento, luciendo cansado, de repente.

-Ni idea.

-¿Estás hablando en serio?- Jeon lo miró, ahora sorprendido.- ¿No irás a cenar con tu familia o algo así?

Jinyoung se encogió de hombros. El tema de su familia siempre había sido algo incómodo entre los dos. Jungkook entendía que probablemente hubiera alguna razón por la cual Jinyoung era tan esquivo al respecto, pero aun así, intentaba impulsarlo a hablar. Quería que Jinyoung supiera que tenía todo su apoyo y su confianza. Además su curiosidad, o más bien, su necesidad de saber, lo hacían rozar el tema de vez en cuando, en búsqueda de una oportunidad.

-No. Supongo que solo me quedaré en casa.

-¿Tampoco saldrás con tus amigos?

Jinyoung lo miró, inexpresivo.

-Sabes que no tengo amigos, Kook. No soy como tú.

-¿Quieres ir a alguna parte conmigo entonces?

El castaño negó suavemente.

-No. Está bien. Ve a cenar con tus padres. Te mereces una linda celebración. Has estado trabajando muy duro. No me extraña que te dieran un Título de Oro.- le dedicó una sonrisa orgullosa.- No te preocupes por mí.

Jungkook, sin embargo, no tuvo deseos de sonreír.

-¿En serio, Jinyoung-ah?

-Mis padres ni siquiera deben estar en el país. No los voy a molestar por algo así.

-¿Algo así?- Jungkook se acomodó en su asiento, girándose de frente a él.- Es tu graduación, Jinyoung. No es cualquier bobería. Te acabas de convertir en médico. ¿Tan siquiera les contaste eso?

Jinyoung se mantuvo en silencio.

-Jin…

En ese momento, el director dio por concluido su discurso y el estruendo de los aplausos se apoderó de la sala. Jinyoung se puso de pie, continuando con la ovación del resto de los presentes, Jungkook lo imitó, pero su vista seguía fija en él, en esa mirada seria que tenía puesta mientras aplaudía.

Antes de darse cuenta, ya Jinyoung lo arrastraba hacia la salida del teatro. Su mano sujetaba la manga de su bata, tirando de él como si temiera perderlo entre la multitud. Salir a la luz del sol lo hizo entornar los ojos. No podía negar que todo se sentía un poquito diferente ahora. Tenía la extraña sensación de haber crecido, como si de un día para otro pudiera convertirse en una nueva persona. Por un instante se sintió perdido en el barullo de la gente. En las sonrisas amplias de sus compañeros, las felicitaciones y los ojos llorosos. Sonrió ligeramente, dejándose llevar por la sensación, sin embargo, notó que Jinyoung no miraba nada, sólo seguía tirando de él, como si ansiara salir de allí, alejarse de todo eso.

-¿Qué vas a hacer por fin?- se detuvo, siendo él quien ahora agarraba la muñeca de Jinyoung. Las demás personas seguían caminando, rodeándolos, sin embargo, a él solo le importaba aquel chico que esquivaba su mirada.

-Voy a estar en casa. Ya te dije.

-Entonces pasaré por ti más tarde.
Esa simple frase hizo que Jinyoung levantara un poco la vista, sus ojos ligeramente abiertos. La sorpresa notándose claramente en su mirada.

-¿Qué…? No, tú…

-No es una decisión negociable.

-Jeon Jungkook…- Jinyoung lo miró, severo.

-Park Jinyoung…- Jungkook le devolvió la mirada con la misma intensidad. No dejándose intimidar en lo más mínimo por el rostro de Park. Dejó ir su muñeca para agarrar su cintura, atrayéndolo. A pesar de que el castaño lo mirara como si fuera a darle una muerte lenta y dolorosa, ya Jungkook era inmune a eso.- ¿Tienes algo que objetar?- se inclinó sobre él, dejando un suave beso sobre sus labios que hizo a Jinyoung olvidar momentáneamente lo que estaban hablando.-Por lo que veo no.- se separó, sonriente.- Entonces me iré ya.- le dedicó una sonrisa dulce, su Jinyoung sin el rostro fruncido era, por mucho, más lindo.-Vuelve seguro a casa. Te llamo más tarde.


Más tarde.

-Más tarde…- Jinyoung habló en voz alta. Como si quisiera romper ese extraño silencio que lo rodeaba.

Estaba sentado sobre su cama, ocioso. En la silla de su escritorio estaba su bata nueva de manga larga. Ahora que no la tenía puesta, le parecía tan brillante como la de Jungkook, igual de imponente y elegante. Seguía costándole trabajo creer que él trabajaría con algo así puesto dentro de poco. De cierta forma, se había llegado a sentir como si no fuera lo suficientemente digno. Sin embargo, ahí estaba. Realmente lo había logrado.
Jungkook le había dicho que pasaría por él más tarde. Por un lado, deseaba que Jungkook solo se quedara en su casa, celebrando su graduación con su familia; sin embargo, por otro, sentía expectación. Le intrigaba demasiado saber la razón por la cual su novio había sido tan insistente al respecto.

Y en realidad no quería pasar ese día solo.

Sin embargo, ya se consideraba lo suficientemente maduro como para saber que había cosas con las que no podía contar.

Volvió a mirar hacia abajo, hacia su título de Doctor en Ciencias Médicas, el cual había puesto en su regazo hacía ya un buen rato. Honestamente, no sabía cuánto tiempo llevaba ya viéndolo. Su nombre grabado en el papel con letras doradas le seguía pareciendo irreal.

Había demasiadas cosas que le parecían irreales.

Tenía un novio. Y uno precioso además. Demasiado perfecto como para sentirse real.

Era médico. Y sus calificaciones eran incluso buenas. Lo único que lo había separado de un Título de Oro era su historial disciplinario.

Había dejado de acostarse con cualquiera, de salir por las noches, de beber… En resumen: de ser un hijo de puta.

Se dejó caer hacia atrás, recostándose sobre la cama.

Su vida había cambiado mucho en los últimos meses. Radicalmente. A veces se sentía un poco intranquilo con eso. Su forma de ser, de actuar y de tratar a los demás, había sido su mejor y más óptimo mecanismo de defensa por mucho tiempo. Era todo lo que conocía, todo lo que sabía, así que estas nuevas sensaciones le preocupaban un poco. Tenía miedo. El mismo miedo que había tenido antes de recibir su título, lo sentía todos los días junto a Jungkook. Se había vuelto una bola de inseguridades y eso era lo único que no le estaba gustando de sí mismo. Era lo que tanto había tratado de evitar, de ocultar.

Le daba la sensación de que muy pronto algo saldría mal, terriblemente mal y tendría que volver a su coraza, a su escondite. A ser Park Jinyoung el hijo de perra. Y, siendo sincero, ya no quería.

El timbre sonó en ese instante, haciéndolo levantarse como un resorte. Tan ensimismado estaba en sus pensamientos que no había notado ni la hora, ni las dos llamadas perdidas que Jungkook le había hecho.

Fue hasta la puerta, desacelerando a medida que se acercaba. Su mano se posó sobre el cerrojo y de sus labios partió un hondo suspiro. Se preparó mentalmente para volverlo a rechazar. No se suponía que Jungkook estuviera en su casa en un día como ese, se suponía que estuviera celebrando, aun si insistía en quedarse junto a él.

Abrió la puerta con expresión cansada.

-Kookie, te dije que...- pero Jungkook no se detuvo a escuchar lo que fuera que Jinyoung le quisiera decir. Simplemente se invitó a si mismo dentro y fue resueltamente hasta la habitación.

Park lo siguió con la vista, notando que Jungkook llevaba ropa ligera y un bolso al hombro.

-Oye...-caminó detrás de él.- ¿Qué haces?
Jungkook siguió sin responderle y sólo dejó el bolso sobre la cama, abriéndolo antes de dirigirse al armario y comenzar a buscar ropa.

-¡Oye! ¿Qué demonios te pasa? - Jinyoung agarró uno de los brazos de Jungkook, deteniéndolo.

-Solo estoy empacando lo que vas a necesitar.- se liberó de su agarre y se dio la vuelta para meter las prendas que había sacado en el bolso. Jinyoung lo miró, aún sin entender nada. En el bolso que Jungkook trajo ya había ropa suya y otras cosas necesarias para un viaje corto. Nada de eso estaba teniendo ningún sentido.

-¿Necesitar para qué?

-Vamos a hacer un pequeño viaje.- dijo, escueto, consiguiendo que Jinyoung ladeara la cabeza, aun mirándolo con la interrogación plasmada en el rostro.

-¿Viaje? ¿A dónde?

Jungkook siguió recogiendo las cosas de Jinyoung. Tomó ropa interior y un pijama limpio, doblándolo todo para acomdodarlo como podía dentro del maletín que, ciertamente, muy grande no era.

-A Jinhae-gu.-dijo simplemente, como si no tuviera importancia.

Jinyoung sintió como si el aire se volviera pesado de repente. Una alarma disparándose dentro de él.

Jinhae-Gu.

Sólo la mención de ese nombre provocó demasiadas cosas. Demasiados recuerdos que prefería olvidar, demasiados estigmas. Eso era algo por lo que no quería pasar.

-Estás bromeando ¿cierto?- su voz se endureció. Si eso era una broma, ya estaba llendo demasiado lejos.

-No, Jinyoung no estoy bromeando.-Jungkook abrió de par en par las puertas del armario, buscando algo con la vista.-¿Tienes algún traje?

-¿Que? ¿Para qué quieres un traje?

- No quiero el traje.- Jeon encontró lo que buscaba casi al fondo. Una bolsa gris oscuro. La tomó y abrió la cremallera, sacando el traje.-Alcánzame tu bata.

- No te voy a dar nada hasta que no me digas qué diablos estás tratando de hacer.

-Iremos a tu casa.- Jungkook lo rodeó y alcanzó él mismo la bata de Jinyoung. La acomodó entre sus manos, fijándose que no tuviera arrugas o alguna mancha. La bata seguía en perfecto estado, con su olor a nuevo y las líneas de doblado claramente visibles.

-No tienes derecho a hacer eso.- Jinyoung parecía a punto de entrar en pánico.- No quiero ir a mi casa. No puede simplemente…

Jungkook guardó la bata en la bolsa del traje y fue al baño para recoger sus objetos de aseo.

-Hablé con tu madre.- le dijo, alzando un poco la voz.

Jinyoung fue detrás de el, deteniéndolo.

-Eso no estaba en tu lugar para decidir… Además, ¿Cómo demonios diste con mi madre?

-Recuerda que formo, bueno, formaba parte de la junta estudiantil, tengo aceso a esa información. Solo me preocupo por ti. Y discúlpame si me excedí, sé perfectamente que lo hice pero...- suspiró antes de seguir hablando, girándose por completo de frente a Jinyoung para así darle toda su atención.-…tu madre quiere verte. Te extraña. Sólo quería decirle sobre tu graduación, que tenías buenas calificaciones,  pero ella no sabía nada de eso, no sabía ni siquiera que ya estabas en tu último año. No sé que habrá pasado, pero tienes que hablar con ella.

-No voy a ir.- Jinyoung lo soltó, aún demasiado estupefacto con todo lo que Jungkok le había dicho.

-Es tu familia, Jinyoung. Ella quería verte... me pidió que hablara contigo.

-Esto no es hablar conmigo. Esto es un jodido secuestro. No tienes derecho... no tenías derecho a hacer nada de esto. No puedes obligarme.

-Estoy haciendo esto porque se que tú dirías que no.

-Si lo sabes, entonces ¿por qué lo haces? ¿Por qué insistes tanto en algo que ya no importa?

-Porque necesitas esto, Jinyoung.-fue su simple respuesta. Volvió a apartarse, guardando las cosas que había cogido del baño. Cerró el bolso y recogió la bata.- Date una ducha y cámbiate. No te demores mucho.

-Te dije que no iré a ninguna parte, además, son las ocho de la noche. ¿Cómo pretendes llegar a Jinhae-gu a esta hora?
Jungkook sólo agitó un llavero frente a sus ojos. Jinyoung reconoció allí las llaves del auto del padre del pelinegro

-Tengo mis métodos.- dijo, autosuficiente para luego inclinarse a besarlo, rodeándolo con su brazo libre.-Por favor, Nyoungie... ambos necesitamos que hagas esto.-susurró, su voz sonando ahora distinta, más preocupada.- Esta relación no va a funcionar si no enfrentas esos demonios que tienes dentro.

Jinyoung apretó sus labios. Jungkook tenía razón, él lo sabía, lo había pensado un montón de veces, pero simplemente no se sentía listo aún. No sabía qué esperar, no sabía como reaccionar. Volver a casa después de casi seis años sin poner un pie ahí, era algo que lo aterraba.

No porque tuviera miedo del lugar, o de su familia. Tenía miedo de sí mismo, y del daño que su nuevo yo, descubierto y vulvnerable, pudiera sufrir al volver allí.

-Por favor…- Jungkook lo miró, sus ojos cargados con súplica. Jinyoung solo rodó los suyos y suspiró.

-De acuerdo. Solo espérame.


A Jungkook no le extrañó que Jinyoung estuviera silencioso durante prácticamente todo el viaje. Sabía que todo eso probablemente fuera complicado para él, sin embargo, era necesario y ambos lo sabían.

Aun así, Jinyoung lucía nervioso. Era notable en el movimiento ligeramente agitado de sus dedos y en la forma en la que parecía no saber dónde poner sus manos. Jungkook lo miraba de hito en hito, la carretera tranquila se lo permitía. Le gustó un poco esa atmósfera tranquila, tener a Jinyoung a su lado, con el viento sacudiendo su cabello y su mirada perdida en la distancia. Era un momento hermoso, y le gustaría atesorarlo.

Serían en total unas veinte horas de viaje, descansos y siestas incluidos. Jinyoung pareció tener algo atorado en su garganta durante todo el rato, pero se mantuvo sin decir nada, o, al menos, nada importante más allá de lo estrictamente necesario. Las horas pasaron y ya había vuelto a atardecer. Jinyoung parecía reconocer poco a poco las cosas, pues su vista ya no vagaba tan aleatoriamente, sino que se fijaba en los lugares y parecía tener un recuerdo detrás de cada sitio.

-Detente.- Jinyoung habló de repente, rompiendo el silencio. Su voz no sonó impositiva ni agitada, solo sonó decidido. Jungkook obedeció, arrimando al vehículo al borde de la calle.-Si vamos a hacer esto tengo que contarte antes... La razón por la cual soy como soy.

Jungkook se sintió un poco agitado. No podía evitar sentir ansiedad ante las palabras del castaño. Jinyoung hablaba sin mirarlo, jugueteaba con sus dedos mientras mantenia su vista gacha.

-Yo odio a mis padres…- comenzó.-... y sé que puede sonar infantil, o que tal vez pienses que hay algo atroz en algún lugar de mi historia, pero supongo que todo fue culpa de mi ingenuidad.

Jungkook se reclinó en su asiento, retirando las manos del volante, dispuesto a escuchar.

-Mi madre era la esposa perfecta ¿sabes? Era hermosa, educada, cariñosa. Siempre la admiré porque todo era perfecto en ella. También era la madre ideal, a pesar de que mi familia siempre fue rica, ella nunca me descuidó. Siempre estaba pendiente de mí, dándome su amor y su atención. Era tan cariñosa y buena conmigo…- Jinyoung retiró la vista, como si buscara algo en la distancia.-Siempre pensé que mi familia era la ideal, mi madre y mi padre lucían tan bien juntos, todo era impoluto, perfecto… recuerdo que, a medida que fui creciendo, fui formándome una imagen de mi futuro. Quería ser un hombre exitoso como mi padre y tener una mujer hermosa como mi madre. Una casa linda y una familia feliz, justo como la que tenía yo. Asi crecí, asi me crié… y ahora que miro hacia atrás, solo puedo pensar en lo ingenuo que tuve que ser.

Jungkook podía oír el dolor en sus palabras, aun si se empeñaba en hablar con un tono neutral, como si nada de eso importara.

-Supongo que el comienzo del desastre fue cuando descubrí que mi padre tenía una aventura. Recuerdo que fue un shock tan grande para mí … ya yo estaba en la escuela media así que entendía perfectamente lo que era ese tipo de cosas. Me sentí tan… traicionado, decepcionado, asqueado… mi padre con solo hacer eso había derrumbado todo lo que yo tenía construido en mi mente, mis pilares, mis cimientos, las bases sobre las que estaba viviendo. No sé cuánto tiempo estuve tratando de justificarlo, de pretender que eso no pasaba pero simplemente no pude. No pude resistir verlo besar a mi madre igual que siempre, hablarle y mirarla, me pareció incluso ver algo distinto en él, ya no era amor, o tal vez nunca lo fue. Él miraba a mi madre como un trofeo, como algo de lo que estaba orgulloso, una más de sus posesiones. Y odié eso con toda mi alma.- hizo una pausa para pasar saliva. Un suspiro y un par de segundos le bastaron para continuar.- Decidí enfrentarlo, contarle lo que sabía, tal vez así… pero fue inútil. No reconocí a mi padre en ese momento, me salió con el típico "ya no eres un niño, Jinyoung-ah" y trató de darme una lección sobre "masculinidad"- hizo comillas con sus dedos.- Según él, la vida se resumía a eso, perdón, la vida de un "hombre exitoso" se resumía a eso: una esposa hermosa y adecuada en casa y las mujerzuelas para divertirse en un hotel. Todo eso me dio asco, no podía creer que él tratara a mi madre así. Mi madre que era tan hermosa y buena, tan cariñosa. No podía dejar que él fuera de esa manera, mi madre no merecía eso. Así que fui acontarle a ella. Ahora que lo recuerdo, solo estaba corriendo de un lado a otro, buscando algo a lo que aferrarme. Mi madre me escuchó con atención, con sus ojos llenos de lágrimas, y cuando pensé que haría algo, que se enojaría, o lo que fuera, simplemente me pidió de favor que actuara como si no supiera, que olvidara eso y perdonara a mi padre. No puedo explicarte lo que pensé en ese momento. Fueron tantas cosa a la vez… mi madre me suplicó que lo dejara pasar, me dijo que ya ella lo sabía, pero que no tenía importancia. ¿Sabes por qué? Porque amaba a mi padre lo suficiente como para dejar pasar algo así.

En ese momento Jinyoung dejó salir una sonrisa amarga.

-A estas alturas no me provoca nada, pero en ese momento… sentí como si mi madre fuera estúpida. Lo pensé por primera vez. Era estúpida y conformista, sumisa y entregada. En resumen: imbécil. ¿Acaso amar a alguien implica dejarse pisotear de esa manera? ¿Ser tomada como una estúpida? ¿Tratada como un objeto? Si amar a alguien se resume a eso pues entonces decidí no amar a nadie. Me prometí a mí mismo que no lo haría. Que no dejaría que nadie me lastimara ni me diera por sentado. Siempre estaría un paso por delante, siempre estaría protegido de las heridas de los demás, siempre sería yo quien lastimaría primero. Me convertí en algo que mis padres odiaran, y, en el camino, me fui perdiendo a mí mismo. No me di cuenta, pero de alguna manera, terminé siendo algo muy parecido a mi padre. Mandé al carajo mi idea de familia feliz. Empecé a andar con chicos, solo por molestar, al final, le cogí el gusto a esa vida, a ser un infeliz hijo de perra. A lastimar a todos, a pasar por encima de cualquier sentimiento, a ser admirado pero no poseído… era divertido… pero ese no era yo. No soy yo. Y siento que si regreso ahí… todo se va a repetir, lo volveré a sentir todo y no quiero. No quiero volver a ese momento…- sus manos se apretaron en puños, cerrandose encima de sus piernas. -...porque siento que te estoy empezando a amar… y... tengo miedo, Jungkook.- sin darse cuenta su voz se había quebrado un poco, podía sentir los sollozos agolparse en su garganta. Era muy difícil ser sincero, se sentía vulnerable, y expuesto. Sin embargo estaba confiando, confiando en que Jungkook no lo defraudara.

Aun si tenía miedo.

-No es infantil…- dijo Jungkook de repente.- Lo que me contaste… no me parece infantil.

Jinyuong se giró a verlo, encontrándose con su mirada en la penumbra del atardecer.

-¿En serio? ¿No te parece que ya estoy un poco mayor para seguir traumas con el matrimonio de mierda de mis padres?

Jungkook asintió.

-No, esos son tus traumas, por insignificantes que puedan parecer son importantes para ti. Sin embargo, ya no eres un adolescente, eres un adulto. La vida de tus padres, ya no debe ser una carga para ti. Es obvio que te duele pero… piénsalo… ¿realmente vale la pena?

Jinyoung ladeó su cabeza, se sentía como si entendiera pero a la vez no.

-¿A que te refieres?

-Ya no necesitas ser algo que ellos odien. No necesitas demostrar nada, ni protegerte de nada. puedes ser tú mismo, lo que tú quieras ser. Cometer tus propios errores, sufrir tus propias decepciones y sonreír tus propias alegrías…. No soy bueno dando consejos, pero si puedo estar ahí para ti. Además, el Jinyoung en que te has convertido…- se acerco a él, poniendo cuidadosamente una mano sobre su mejilla.- Es uno del que solo tú debes estar orgulloso. Solo ve allí y deja que tu madre te vea, aún si sientes que ella te hizo daño, aún si crees que ella es el reflejo de lo que serás en un futuro. Ve y date cuenta por ti mismo de que tú tienes tu propio camino, completamente independiente de los errores de tus padres. Además, estoy seguro de que no los odias, como mismo ellos no te odian a ti. Puedes salvar lo que te queda de ese sueño de tu infancia. Solo enfréntalo todo, y podrás seguir adelante.

Jinyoung puso su mano sobre la de Jungkook y giró un poco su rostro, dejando un suave beso sobre la palma de su mano.

-Gracias…- susurró. Y realmente se lo agradecía, aun si no sentía ese valor que necesitaba, las palabras de Jungkook le habían dado motivos para buscarlo. Jungkook le devolvió una de sus sonrisas amplias y lindas y solo con eso le pareció que todo iba a estar bien.-Te amo.- dijo en lo que fue apenas un susurro.

-Yo también te amo, Nyoungie.

Después de dejar sus cosas en un motel cercano, Jinyoung le indicó a Kookie la dirección exacta de su casa. Era un poco tarde para hacer visitas, pero ambos sabían que no habría un momento más idóneo que ese. Jinyoung se había duchado y ahora llevaba puesta su bata nueva, su cabello limpio y peinado con cuidado. Justo como cuando se había graduado. En sus manos tenía de nuevo su título, enrollado, aprisionado entre sus puños como si fuera el mapa de algún tesoro.

-Supongo que después de todo sí me gustaría que ella me viera.- dijo, con un hilo de voz. Jungkook no lo miró, solo siguió con la vista fija en el camino. Aun así, con el rabillo del ojo, pudo notar que Jinyoung sonreía un poco.- A pesar de todo…

Jungkook le puso una mano en el muslo, transmitiéndole valor. Ya casi estaban allí.
Solo hicieron falta unos minutos más para llegar. El auto se detuvo y Jinyoung se bajó, aun con un poco de inseguridad en sus movimientos. Su novio lo miró desde el asiento del conductor.

-¿Quieres que vaya contigo?- le preguntó, aunque sospechaba que le diría que no, y, en efecto, Jinyoung le respondió con una suave negación.

-Si quieres vuelve al motel. Te llamaré para que me recojas cuando ya esté listo.

-De acuerdo.

Jinyoung entonces se giró hacia la que había sido su casa durante toda su infancia y adolescencia. Notó como todo seguía igual de impoluto, igual de perfecto, como si no hubieran pasado años sobre aquella verja, sobre aquel jardín… todo parecía estar igual que cuando se fue, seis años atrás.

Para su sorpresa, la contraseña de la entrada seguía siendo la misma. Eso se le hizo extraño, su familia solía cambiarla cada pocos meses. El hecho de que siguiera igual le hizo pensar cosas estúpidas.

-No estarían esperando a que yo regresara ¿cierto?- se dijo a sí mismo a la vez que entraba, dirigiéndose hacia a el porche.

Las luces del jardín alumbraban su camino, y desde allí podía ver, a través de las ventanas, las habitaciones en el segundo piso cuyas luces, también encendidas, daban un poco más de brillo. Todo tan familiar y tan ajeno a la vez. Realmente parecía que todo seguía igual y eso lo hizo dudar por un instante.

Solo enfréntalo todo

Las palabras de Jungkook se repetían en su mente como un mantra que le daba fuerzas. Sus pasos volvieron a ganar seguridad, decidió no pensar más, no hacer otra cosa que no fuera caminar hacia adelante.

Llegó hasta la entrada y tocó el timbre. Cada segundo le pareció un poco más eterno que el anterior, pero finalmente la puerta se abrió.

Allí estaba su madre.

Pero ella no era la misma.

Su cabello estaba distinto, más corto, un poco desarreglado, como quien lo ha atado sin cuidado. Traía un delantal y sus manos tenían harina en ellas. Sin embargo, por primera vez no parecía tener una expresión inmóvil y perfecta, su mirada estaba cargada de sorpresa y estupefacción. Jinyoung no la recordaba tan bajita, aunque probablemente fuera él quien se había vuelto más alto. Esa mujer no era la señora Park que él recordaba, lucía un poco más libre e imperfecta. Más llena de humanidad que aquel retrato pulcro e inmóvil que recordaba.

-Mam…

-¡Jinyoungie!- ella se lanzó a sus brazos, llenando su bata de harina y lágrimas. Lo abrazó con tanta fuerza que Jinyoung no creyó que fuera capaz de apretar tan duro solo con sus frágiles brazos. Sus sollozos estaban cargados de palabras entrecortadas, ninguna que él realmente entendiera. Rompió el abrazo como pudo para verla a la cara. Sus lágrimas traían una mezcla de emociones bastante compleja, alegría y miedo, emoción y nostalgia, alivio y expectación.

-Soy yo.- dijo, sin saber que más decir. Absolutamente sobrecogido. Ella sujetó sus mejillas y lo miró como si fuera la cosa más preciosa del mundo, de su mundo.

-Lo sé, Jinyoungie. Sé que eres tú.

Jinyoung no supo la razón exacta por la cual sus lágrimas también comenzaron a brotar. Sintió su cara húmeda, y los pulgares de su madre rozando sus mejillas. Su madre ahora tan distinta y real. Mucho más hermosa que antes. No sintió fuerzas para seguirla odiando, para recriminarle por todo su sufrimiento y malas decisiones. Esa mujer que estaba frente a él, era la única a la que realmente amaba. A pesar de todo.

-Mamá, yo…

-Te ves tan apuesto.- ella lo miró, orgullosa.- Eres un médico tan apuesto, Jinnie. Estoy tan orgullosa de ti.- le puso las manos en el pecho, aun mirándolo como si no lo creyera real. Él agachó su vista y miró sus manos. No había ningún anillo en ellas. Solo un poco más de años y la sensación de realidad en su piel.

-Papá… él…

Ella solo le dedicó una sonrisa comprensiva.

-Pasa… tenemos muchas cosas que hablar.








~~~
Esta es la primera parte del epílogo, no me cabía todo en uno sólo así q lo dividi en 2.

La siguiente parte será sobre el Markson. Espero que a pesar de todo les guste lo que acaban de leer, me costó mucho escribirlo, principalmente porque no estaba segura de que logrará transmitir bien las emociones de los personajes. Así que espero que a pesar de todo les agrade.

Me toca muchas fibras, como estudiante de medicina, así que puede que se note que me puse emocional.

Sólo eso. Nos vemos pronto.

Les amo.

Kaku out!!

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