Día de nieve

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Odiaba completamente los lunes, era simplemente el peor día y ese día sin excepción no empezaba bien.

Desperté por un buen cabezazo que me proporcionó mi hermano.

—Charms —gruñí medio adormilado.

—Tengo frío —se quejó— te estás quedando con todas las cobijas.

El pequeño jalo las cobijas sin antes soltar una patada que me dió justo en la pierna mala.

—Charms —exclamé molesto.

—Lo siento —se volteó enojado, su mirada se perdió en la ventana.

—¿Qué? —pregunté confundido.

—Está nevando —susurró.

Sabía lo que eso significaba, puro caos.

Mi madre entro abriendo la puerta de un golpe.

—Está nevando —contestó abrumada.

—Mamá está bien —la calme.

Su paranoia con mi cuidado siempre estaba presente y con la nieve no se podía esperar más.

Me vestí para ir a la escuela mientras todos los demás hacían sus cosas, mi madre llegó con la caja de ropa de invierno.

Si bien ya tenía puesta la ropa térmica y una sudadera pero eso no bastaba.

—Planeas ir vestido así —me miró de arriba abajo.

—Mamá ni siquiera está nevando tan fuerte —bufé.

Ella puso los ojos en blanco y tomó una chaqueta impermeable, unos guantes y un gorrito.

—Mamá si pones otra prenda más sobre mí ni siquiera podré levantarme —me queje.

—Bien así puedes quedarte en casa, seguro —contestó con una sonrisa.

—Mamá —dije mientras masajeaba mi pierna, el golpe de Charms me empezaba a doler.

—¿Estás bien? —preguntó preocupada mientras se sentaba a mi lado.

—Si... solo dormí mal —mentí, no quería que hiciera sentir mal a mi hermano.

—Bueno es una razón más para que te quedes —sonrió.

—Mamá voy a estar bien —contesté tomando su mano— sé que tienes miedo pero estaré bien, te lo prometo.

Ella sonrío triste, besó mi frente y se levantó para sacar más ropa de la caja, ahí encontrando un casco, ella lo miró con seriedad.

—No llevaré casco —le advertí.

Ella sonrió, era capaz de hacerlo.

Mi padre entró en ese momento, siempre vistiendo elegante para el trabajo.

—Bien será mejor que me vaya ahora o llegaré tarde —dijo mientras besaba a mi madre con dulzura— lindo casco.

Él lo tomó de las manos de mi madre y lo colocó sobre mi cabeza con una gran sonrisa, yo no le veía la gracia.

—Cuídate campeón, no me hagas tener que volver a casa temprano —pidió con media sonrisa.

—Trataré de no hacerlo —contesté.

Él besó mi frente y salió de casa.

El claxon se escuchó lo que significaba que Santi ya estaba ahí.

Salí de casa sintiendo el peso de la ropa sobre mí.

Al verle supe que mi madre no era la única vuelta loca por el frío.

—¿Hay alguien bajo esa montaña de ropa? —pregunté riendo.

—No me provoques —contestó molesto.

Sonreí y subí al auto con dificultades por el peso extra.

—Muévete que me estoy congelando —se quejó.

Tarde un poco pero al fin lo logré, estábamos por irnos cuando mi madre tocó a la ventana de Santi.

—Buenos días señora Jones —saludó Santiago— se ve muy linda hoy.

Las mejillas de mi madre se iluminaron de un color rojo intenso.

—Llámame Juli por favor —sonrió ella— solo quería darte las gracias por llevar a mi hijo a la escuela.

—Es un placer —sonrió.

—Mamá se nos hace tarde —comenté mirándole, esperaba que esto no se pusiera raro.

—Si, lo siento —contestó— te lo encargo mucho si.

—Claro que si —sonrió.

Mi madre entró a la casa preocupada, lo sabía pues yo también lo sentía.

Condujo hasta la escuela algo callado, pero del poco tiempo de estar con él había comprendido que Santiago nunca se quedaba con la duda.

—¿Qué fue eso? —preguntó confundido.

—Bueno la paranoia de mi madre —contesté algo apenado.

Él suspiró confundido.

—Ayúdame por que no te entiendo —pidió.

—Bueno... mis accidentes siempre han pasado cuando hay nieve así que se ponen algo... paranoicos —conté.

Él suspiró burlón, yo solo lo miré.

—¿Qué? —pregunté confundido.

—Es verdad... lo de las historias —dijo tratando de no morir de la risa.

—Si... ¿Por qué no lo serian? —pregunté abrumado.

—Bueno —sonrió— poco después de que te diera cáncer me contaron por lo que habías pasado, la verdad nunca me lo creí.

Yo suspiré.

—Son verdad —contesté no muy orgulloso.

—Wow —exclamó— ahora entiendo la paranoia de tus padres, que martirio tener un hijo como tu.

Él lo decía jugando pero la verdad es que si, mis padres habían sufrido ya demasiado por mí.

Me quedé callado por un momento, pensando en lo que me había dicho, él lo noto.

—¿Es verdad que sobreviviste a un ataque de tiburón? —preguntó con seriedad.

—Si —dije tan serio como pude.

—En serio —exclamó arqueando la ceja.

Yo solo me eché a reír, no podía creer que se lo hubiera creído.

—Idiota —susurró molesto.

Pasamos todo el camino hablando de todos los "accidentes" a los que había sobrevivido.

Me sorprendía la cantidad de cosas tontas que me atribuían, aunque muchas de esas las acepté pues me hacían sonar genial.

Al llegar a la escuela nos encontramos con la novedad de que se había cancelado la primera clase, fuimos a la cafetería pues era el lugar más caliente.

Me senté en una de las mesas a esperar a que Santi llegara, cinco minutos después llegó con dos cafés en mano.

—Me estoy congelando —exclamó sentándose, de verdad estaba temblando.

—Llorón —me burlé.

Él me miró molesto.

—Si sabes que aún te puedo partir la madre verdad —dijo con un tono de molestia.

—¿Mi mamá que? —pregunté, muchas veces no entendía sus expresiones.

Él solo puso los ojos en blanco.

Nos quedamos ahí un rato para calentarnos.

Un rato después íbamos camino al salón por un "atajo" que según Santi era más rápido, mentira, le gustaba pasar por una parte del gimnasio solo para sabrosearse algunos chicos.

Me topé con algo que no había visto.

Una de las paredes estaba tapizada con placas, placas con las imágenes y nombres de los chicos muertos en el accidente.

—Lo colocaron hace unos meses —explicó Santi.

Él se acercó un poco para mirar.

—Odiaban que los pusieran juntos —se quejó mirando la foto de sus amigos— eran individuos separados, los dos eran totalmente diferentes.

Me acerqué para mirarle, nunca hubiera pensado que a los gemelos no les gustara estar juntos.

—Ni siquiera pudieron pagar por una placa extra —exclamó molesto.

Mi vista pasó por los nombres para detenerse en la de Tyler.

Yo había tomado esa foto en mi fase de artista, para ser sinceros esa había sido la única buena foto que había tomado.

Una ola de sentimientos me llegó, tantos recuerdos, tantas emociones, tantos planes que habíamos hecho pero nunca podríamos realizar.

—Invierno... —me llamó.

Yo lo miré, en ese momento me percaté de que había dejado de respirar.

—Yo... no puedo... no puedo —pronuncie con dificultad.

Él me tomó de los hombros y me miró.

—Estás teniendo un ataque de pánico —me dijo —estarás bien.

—No... no puedo —me queje, sentía que mis pulmones iban a estallar.

Él me llevo a uno de los salones que estaban vacíos.

Caí al suelo tropezándome con mi bastón.

—Hey, hey —me llamó— Invierno mírame.

No podía hacerlo, estaba más preocupado por no ahogarme.

—Mírame Invierno —exclamó.

Levante la vista desesperado.

—Muy bien, muy bien —sonrió— mantén tu vista en mis ojos.

—Me... duele —me queje— no... puedo.

—Si puedes Invierno, solo respira —pidió.

Negué con la cabeza, me estaba doliendo.

Sus manos se posaron en mis hombros y se acercó a mí con delicadeza.

—Respira Winter —me calmó.

Me concentre en sus ojos, mi respiración se calmó un poco.

Los segundos fueron intensos, él se acercó más a mí y posó sus labios en los míos con delicadeza.

Cerré los ojos, cuando los abrí él estaba frente a mí con esa gran sonrisa.

—¿Qué... fue... eso? —pregunté, mi respiración aún estaba agitada.

—Lo vi en un programa —explicó sonriendo.

—¿Y creíste... que funcionaria? —pregunté confundido.

—La verdad no pero me dieron ganas —contestó.

Sonreí, mi respiración se calmó por fin.

Me senté a su lado y me recargue en su hombro.

—No besas tan mal —me burlé.

—Invierno, Invierno por que lo dices si soy la primer persona a la que besas —atacó burlón.

—¿Cómo lo sabes? —pregunté confundido.

Una carcajada salió de él, pasó su brazo por mi cuello.

—No lo sabía pero te acabas de delatar —se burló— es increíble lo fácil que caes.

Sonreí pues tenía algo de razón.

—Lo increíble es que por primera vez me llamaste Winter —exclamé sorprendido.

—Si —sonrió— al parecer en una situación de estrés escuchar tu nombre te hace sentir en control.

—Sabes mucho de esto, ¿Cómo es que sabes mucho de esto? —pregunté curioso.

—Bueno cuando era pequeño solía tener algunos ataques de pánico —contestó apenado—algo debí aprender.

Él bajo la mirada así que tomé su mano.

—Gracias —contesté agradecido.

—Tu hubieras hecho lo mismo por mí —sonrió— ahora vámonos Invierno, no planeo perder clases por tus dramas.

Sonreí, él me ayudo a levantarme.

Me dejó en mi casillero para salir corriendo pues tenía que orinar.

Una sonrisa se quedó en mi cara, me había besado con Santi.

—Solo está contigo por lástima —dijo la voz sacándome de mis pensamientos.

Hola lindas personitas ya son 1K lecturas ✨❤️ y estoy súper feliz y orgullosa de Winter 🥶 para celebrar hice la portada dibujo espero les guste y me digan con honestidad si les gusta.

Si les gustó pueden seguirme en mi cuenta de Instagram BG.Art2000 👌🏼

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro