Bitch NO

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Desperté por la sed y unas terribles ganas de ir al baño, básicamente mi cuerpo no se decidía que vergas quería.

Mi mano estaba dormida pues mi nene estaba sobre ella, no me importaba quedarme así con tal de no despertarle.

Lu estaba dormido a los pies de la cama, medio desparramado en la silla babeando, giré para buscar a mi madre pero en su lugar me encontré a Santiago en uno de los sillones jugando con su teléfono.

—Sigues aquí —mencione.

—Viaje tres horas en un avión podrías ser más amable conmigo no crees —me miró molesto.

—Yo no te lo pedí —murmuré.

—No, me tuve que enterar por tu hermanito que te partiste la madre y probablemente entrarías a cirugía —gruñó.

—¿Qué haces aquí? —pregunté molesto.

Él se giró para verme de frente.

—Tu me sacaste de tu vida pero yo no de la mía, lamento que aún me importes lo suficiente como para dejar todo y venir a ver si estás bien —contestó.

Ciertamente tenía razón, de haber sido al revés probablemente yo también hubiera hecho lo mismo.

Suspiré para verle a los ojos.

—Tienes razón, lo siento —mencioné.

Él moreno asintió cansado.

El ruido despertó a mi niño, mi chico abrió los ojos para frotárselos con sus manitas, me miró para sonreírme.

Negué divertido para peinar su cabello que era un desastre, por un instante me olvide del diablo en el cuarto hasta que lo vi viéndome con cierto asco.

—Puedes traerme agua —le pedí.

El chico puso los ojos en blanco para levantarse y salir de la habitación sin antes darle una mirada molesta a Balder.

—Es todo un personaje —menciono.

—Bal yo no...

—Esta bien —interrumpió— no hace mucho tenian algo y comprendo que se preocupe, aunque si me molesta que fuera el primero en verte despertar, no nos habían dejado pasar —menciono molesto.

—Sus padres son dueños del hospital —explique— puede hacer lo que se le dé la jodida gana —asegure.

—Lo que es tener padres ricos no —menciono.

Asentí, al conocer a Santi era entendible sentir ese desprecio.

—No es mi culpa que sean pobres —gruño entrando.

Negué para poner los ojos en blanco, me tendió  el vaso de agua.

Con cuidado bebí el agua que mi cuerpo pedía.

—¿Mi familia? —pregunté.

—Pues Puma vino por pokemon para llevarlo a casa, ya ves que odia los hospitales —explicó Santiago — rayito está con tus padres, subieron a cenar algo.

Asentí cansado, mis padres llegaron como si los hubiéramos invocado.

—Mi Niño —dijo papá para acercarse abrazarme y besarme— ¿Cómo estás?

—Cansado y me duele un poco —mencione.

—El doctor no tarda en venir —me sonrió.

Asentí, los ronquidos de Lu nos distrajeron.

Bal empujó su silla haciéndole casi caer, el chico despertó asustado para verle molesto.

—Chicos deberían ir a casa, tienen exámenes mañana —mencionó mamá.

—Eso no es problema —sonrió Lu.

Mire a Bal, sabía que mañana entregaba su proyecto.

—Ve de acuerdo, de todas maneras me volveré a dormir —sonreí para calmarlo— mañana presentas.

—Eso no importa —me sonrió.

—Si, te esforzaste mucho para hacer el proyecto no te lo voy arruinar —mencioné.

—No serías el primero —susurro Santi quien se comía un pudín a mi lado.

Negué para evitar reírme.

—Los dos a casa —insistí.

Bal aceptó para ver a Lu.

—Me puedo quedar contigo —pidió.

—Claro que si Cani —sonrió recibiendo la mirada de Santi molesto— digo ya que —miró a Sant arqueando las cejas inseguro.

Bal se levantó astuto para besar mis labios frente a él, podía sentir la ira de Santi y lo admito me gustaba.

—Te veo mañana inviernito —dijo Lu besándome fugaz recibiendo un golpe de ambos— Que ahora resulta que solo ustedes pueden, patéticos —ataco.

—Recuerdas porque estamos aquí —le miró Bal serio.

Lu lo recordó para mirar a mamá.

—Me quiso golpear —me acusó.

Mamá negó para besar su frente.

—LLevate el pato cariño —aseguró.

—¡No, mamá mi pato! —chillé molesto.

—Lo llevaré a tu casa —sonrió Lu.

El chico tomó mi pato para salir con él y Bal tras de él.

—Louis ese pato no entre en mi casa —le regaño.

—¡Pero Ma! —gritó.

Mamá fue tras de Lu para pelear y esperaba con fuerzas que ganara Lu, mire a papá quien traía su café lo cual me hacía recordar que tenía hambre.

—Puedes ver si me dan algo de comer —pedí a papá.

—Iré hablar con tu doctor —sonrió papá.

Mire a Suns para que nos dejara a solas y lo entendió pues se fue.

—Siéntate, tenemos que hablar—ordene.

El castaño se sentó frente a mi, su cabello había crecido bastante el cual ahora peinaba hacia atrás.

—¿Cuánto tiempo estarás? —pregunté.

—No lo se —murmuró cruzándose de brazos— ¿Tienes prisa de que me vaya?

Negué para verle serio.

—Gracias por venir —asegure.

Asintió cansado para recargarse en el respaldo del asiento para mirarme con aquellos ojos castaños retadores.

—¿Tu me besaste mientras estaba inconsciente? —pregunté.

—Crees que soy un maldito acosador —arqueó la ceja.

Negué aunque sabía que si lo había hecho.

—Bien, porque ahora tengo novio —le recordé .

—Lo se el enano ese —bufo.

—Ese se llama Balder y si está chiquito pero es el mejor chico que he conocido —aseguré— y es mi novio, no sé con qué intenciones viniste pero yo...

—Vine para asegurarme de que estes bien —me detuvo— solo a eso, no te sientas tan importante de acuerdo, quien volvería con alguien que te trata como mierda.

—Si te trate como mierda porque estás aquí —repetí.

—Por que te... olvídalo no sé ni porque vine —gruñó levantándose.

—Espera —lo llame, me moví algo rápido lo que me hizo doler.

Él me miró serio como siempre lo hacía.

—Quiero que seamos amigos, ¿Podemos? —pedí— solo amigos.

Él me miró serio para observarme de arriba abajo.

—Con una condición —aceptó.

—¿Qué? —pregunté.

—Deja de sacarme de tu vida como si fuera una pieza que juegas a tu conveniencia, si estoy dentro estoy dentro —extendió la mano.

Mire aquellos ojos castaños para extender la mano y cerrar el trato.

—Te veo mañana Invierno —sonrió.

—Adiós Santi —sonreí.

El chico salió de mi habitación mientras entraban mis padres con el Doc.

—¿Cómo está mi chico favorito? —preguntó el Doc.

—Cansado, adolorido y hambriento —sonreí.

—Bien, intentemos dar unos pasos y después podrás comer —sonrío.

Bufé cansado y sin nada de ganas pero así era, tenía que empezar a caminar

Me ayudo a sentarme pero era suficiente para mi, una lágrima salió de mis ojos.

—No puedo...

—Hey esa palabra está prohibida, eres mi campeón no es así —dijo limpiando mi mejilla— nos ponemos de pie y listo de acuerdo.

Asentí cansado, con ayuda de la barra y el doc llegue hasta la orilla, mi papá estaba a mi lado para sostenerme y con ayuda de ambos me puse de pie, mis piernas temblaban... todo yo lo hacía.

—Eso ya que estamos aquí porque no un paso —me animo.

Trate de moverlo pero no pude, negué para mirar a papá cansado.

—Está bien mi cielo —me calmó papá.

Me ayudaron a recostarme de nuevo, el doc revolvió mi cabeza.

—Está bien campeón, lo hiciste muy bien por hoy —me calmó— qué tal si cenas y mañana lo volvemos a intentar.

Asentí cansado, me trajeron la cena, nada rico todo sin sabor pero claro era la dieta del hospital.

—Regresó mañana de acuerdo mi niño —dijo mamá besando mi mejilla— te traeré tus almohadas.

Asentí medio adormilado, mamá regresaría a descansar y papá se quedaría conmigo en la noche.

—Puedes ir a casa no tienes que quedarte —murmure— ya estoy grande para pasar la noche solo.

Él negó para besar mi frente y arroparme.

—Nunca se debe pasar la noche solo y menos en un hospital —me aseguro mientras acariciaba mi mejilla— descansa Wint.

No dije más para quedarme dormido, estaba exhausto.

Al despertar ya no estaba papá, frente a mi estaba ese cabron comiéndose mi pudín.

—Es mío —murmuré.

—Era —dijo comiendo más.

—¿Mamá? —pregunté.

—Aún no llega —explicó lamiendo la cuchara.

—¿Puedes llamar a una enfermera? —pedí.

—¿Te sientes bien? —preguntó nervioso.

—Quiero ir al baño —sonreí torpe.

Asintió para tocar el botón para llamar a una de las enfermera.

—Yo pude hacer eso —señale.

—Pero no lo hiciste —arqueó la ceja.

—Santiago me estoy orinando —gruñi.

El chico se levantó para bajar la barra de los costados.

—Yo te llevo —dijo serio.

—Oh no... a la mierda que no —gruñi.

—Bien entonces espera a que llegue la enfermera u orinate en la cama —sonrió.

Le mire con cierta molestia.

—Por favor ya lo he visto —bufo— nada mal pero no me sorprende.

Gruñi, no podía decir nada ante los acontecimientos... él la tenía grande, la mía era modesta.

Le tendí la mano para que me ayudara, el chico me cargó para llevarme hasta el baño dejándome hacer mis necesidades.

Me ayudo a levantarme para lavarme las manos.

—Quieres intentar llegar a tu cama —señaló.

Le mire nervioso, tenía miedo de caerme.

—Anda está la andadera aquí y yo te sostengo de acuerdo, no te dejaré caer Invierno —aseguró.

Asentí cansado, mientras lo hiciera más rápido la recuperación sería mejor.

Santi me pasó la andadera, tambaleante empecé a caminar hasta la cama, me dolía pero no era nada que no pudiera soportar.

—Ese es mi chico —sonrió Katy entrando con mi madre— ¿Caminaste de tu cama al baño y del baño a tu cama?

—No él...

—Si, así fue —le mire, no le diría a mi madre que me llevo al baño.

Katy me ayudo a regresar hasta mi cama, tendría rehabilitación más tarde, pero ahora era hora de desayunar.

Mi mamá me trajo mis almohadas y cobijas.

—Tu hermano te mando comida —sonrió ella— dice que te ama y te ve regresando de acuerdo.

—Ya sabía yo que no vendría —me burlé — mamá super importante, ¿Te ganó Lu?

Ella se cruzó de brazos para verme.

—Está en la casa pero no se quedará por mucho tiempo Winter —amenazo.

—Si te molesta el espacio podemos quedarnos con el pato y regalar a Charms —sonreí.

Mi madre lo pensó por unos minutos reaccionando.

—No regalare a tu hermano —estableció.

—Santi se lo queda con gusto —señale.

El chico asintió animado, mi madre negó divertida.

—Me encontré a tu padre Sant —comentó mamá mientras me pasaba la comida.

—Supongo que ya se quejó de mí con usted —sonrió amargado.

—Comentó un poco tus decisiones actuales —dijo clamándole— pero creo que es bueno Santi, tu futuro es solo tu decisión.

—Y se lo dijo, porque si lo hizo la amare más —sonrió.

Mi mamá soltó una pequeña risa para negar.

—No somos ricos Sant necesitamos el descuento y la cobertura del seguro de Wint —explicó.

—Entendible —sonrió cansado.

—Me explican —dije mientras comía macarrón con queso.

Mi madre miró a Sant inseguro, el chico asintió.

—Santi dejó la escuela Wint —explicó.

Casi me ahogo con el macarrón, mi mamá dio un par de palmaditas en mi espalda, termino dejándonos solos.

—¿Por? —pregunté confundido— pensé que era lo que querías, uno de tus más grandes sueños...

—Tal vez lo que quiero está aquí —interrumpió viéndome.

Me quedé callado un segundo procesándolo.

—Si lo dices por mi no...

—No eres tú, no eres el centro de todo Invierno —señaló.

Me crucé de brazos más calmado.

—Escucha por más que ame mi país, su clima calientito, su comida y sus playas —sonrió— mi familia está aquí, mi mamá, mi hermana incluso mi padre, puedo tomar ese curso después.

Asentí, aquel niño que temía ser controlado por sus padres ya no estaba... era un hombre que decidía por el.

—Me alegro por ti —sonreí, sin darme cuenta había tomado su mano la cual solté de inmediato— la costumbre, no te emociones—gruñi.

El chico sonrió mirándome pícaro.

—Inviernito, Inviernito —sonrió.

—¿Qué? —pregunté.

El chico negó divertido saliendo de la habitación, oh Dios en qué me estaba metiendo.

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