Capítulo 10.

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Jungkook se paró frente a la puerta oscura de madera, con su ceño furiosamente fruncido y las manos empuñadas.

¿Qué mierda estoy haciendo?

Soltó un largo suspiro, cerrando los ojos y concentrándose en su entorno, ignorando las molestas vocecillas de los pocos estudiantes que pasaban por su lado y murmuraban alguna idiotez al verlo ahí.

Una respiración profunda fue todo lo que necesito para distinguir el aroma dulce de su omega del resto.

No es mí omega, no es mí omega...

Pff, repítelo hasta que te lo creas.

Su lobo se burló, provocándolo para que su lado humano se rindiera y le cediera el dominio total de su cuerpo a su lado animal.

¡Mierda, no!

Claro que sí, sino, ¿por qué estamos aquí?

¡Cállate!

De la convivencia amena que tuvo en el pasado con su maldito lobo, solo le quedaba el recuerdo. Desde que conoció a Jimin, no había un solo día en que su lobo no le susurrara alguna cosa referente al omega, como si fuera un maldito y necesitado alfa.

Y joder, él no lo era.

—¿Señor, necesita algo? —una chica le preguntó, haciendo que Jungkook abriera los ojos y girara el rostro para mirarla.

Ugh.

Olía horrible.

Jungkook arrugó la nariz, mostrando sin pena el disgusto en el exceso de vainilla que desprendía la chica. Ella lo notó, quedándose muy quieta en su lugar, con sus mejillas coloradas ante la vergüenza que estaba sintiendo.

—No te importa —respondió con desdén, tomando y girando el plomo de la puerta.

Cuando abrió finalmente la puerta, lo primero que vio fue a un profesor que parloteaba sobre algún tema en particular, quien enmudeció apenas notó su presencia.

—¿Sí? —preguntó confundido, pero luego alzó las cejas al reconocerlo— ¿Señor Jeon?

Jungkook le dio una mirada condescendiente, entrando al salón y mirando rápidamente a los alumnos que le miraban con cierta curiosidad.

No está...

Sí está. ¿Acaso no sientes su aroma?

Cállate.

¡Busca a mí omega!

Salió de su pequeña discusión cuando su atención se enfocó en el chico del fondo del salón, quien escupió algo de la boca y se levantaba de su asiento como un rayo, mientra los estudiantes a su alrededor volteaban a verlo y explotaban en risas mal contenidas.

¡Ahí está mí omega!

Su lobo chilló con emoción, como si fuera un cachorrito con juguete nuevo.

—Salga de mi clase, señor Jung —ordenó el profesor, sonando tan molesto como avergonzado— Y si vuelvo a verlo aquí, me veré obligado a notificar esta falta en dirección.

—Yo... —Jimin logró balbucear, apartando sus ojos confusos de Jungkook.

Jungkook no dejó de mirarle, ni siquiera cuando el omega tomó sus cosas y volteó a susurrarle algunas palabras a los dos alfas que tenía a cada lado.

¿Quienes son esos?

Su lobo siseó con furia, comportándose como un primitivo alfa territorial.

Jungkook lo ignoró, incapaz de apartar su concentración del omega que parecía querer arrancar del salón de clases. Lo vio avanzar rapidito desde el fondo del salón, deteniéndose curiosamente frente a él.

Jimin le miró por una pequeña fracción de segundos, con su perfiladas cejas arqueadas y sus gruesos labios firmemente presionados entre sí; como si una pequeña batalla se estuviera desatando en su interior. Y solo bastó esa fracción de segundos para que Jungkook se perdiera en esos preciosos ojos marrones, hipnotizado por la belleza y aroma que irradiaba el omega.

Aclarándose la garganta, Jimin se giró para mirar al docente.

—Lo siento, profesor —Jimin hizo una respetuosa reverencia antes de mover sus pies fuera del salón de clases.

El profesor suspiró, acomodando sus anteojos y mirando a Jungkook.

—Lo siento, señor Jeon —se disculpó con vergüenza, intentando esbozar una sonrisa— ¿Puedo ayudarle en algo?

Jungkook frunció el ceño, sintiéndose repentinamente molesto. Miró al hombre que sostenía una estúpida sonrisa sobre sus labios y eso pareció fastidiarlo aún más.

Volteándose, Jungkook caminó hacia la salida del salón, ignorando al confundido profesor.

Una vez fuera, movió sus pies casi de manera automática en la misma dirección del omega.

—Jimin —le llamó Jungkook, sin saber qué decirle realmente.

Como era de esperarse, el omega siguió caminando, ignorándolo.

Omega insolente.

Jungkook vio como Jimin entraba en uno de los baños a mitad del pasillo, cerrando la puerta casi en su cara. Jungkook se detuvo frente al baño, pensando en qué mierda iba a decir una vez que lo enfrentara.

No tenía razón alguna para seguirlo, pero se estaba comportando como un maldito acosador.

Mierda, esto no está bien.

Dudó en silencio de sus propias acciones, abrumado por experimentar todas estas emociones a su edad. Por un omega.

No es sólo un omega. Es mí omega. Nuestro.

Su lobo siseó molesto, cansado de la cobardía de su lado humano.

Ahogando un suspiro de fastidio, Jungkook finalmente abrió la puerta del baño, encontrándose a Jimin; quien le sonreía de forma traviesa.

Precioso.

Su lobo halago, totalmente embobado por el omega.

Jungkook dio una respiración profunda, llenando sus pulmones con las adictivas feromonas dulces del omega. Eran suaves, nada invasivas, pero él parecía percibirlas perfectamente bien.

—No sabía que aparte de ser un super respetado senador, también era acosador, señor Jeon —Jimin se burló, sin borrar esa coqueta sonrisa de sus labios.

Un músculo salto en la mandíbula de Jungkook.

No. Él no era algo así.

Pues, creo que lo parecemos.

Jungkook se tensó.

—Jimin... —murmuró, cerrando la puerta y avanzando lentamente hacia el omega.

Se sentía como un idiota hechizado, incapaz de racionar o negarse a lo que fuese que el omega le pidiera.

Jimin le miró con sus ojos muy abiertos, con su corazón golpeado con fuerza en el interior de su pecho.

¿Que le había hecho este alfa para que le jodiera tanto los sesos? Ni siquiera era capaz de pronunciar alguna palabra.

—Detente... —Jimin musitó en un hilito de voz, sonando para nada convincente.

No te detengas. Te deseo. Te necesito.

Las feromonas amargas y varoniles del alfa jodieron su cordura. Su cuerpo entero reaccionó, sacudiéndose ante la necesidad asfixiante por tener una vez más al alfa sobre todo su espacio personal.

Jungkook se detuvo frente a Jimin, haciendo que el omega instintivamente retrocediera un paso.

—Algo está mal —Jungkook murmuró, con su semblante totalmente serio.

Bajando la cabeza, Jimin suspiró.

—Lo sé —estuvo de acuerdo, sabiendo perfectamente a qué se refería el alfa.

Y es que no había otra explicación lógica. Algo estaba mal con ellos. No era normal ese deseo enfermizo que sentían cada vez que se veían.

Era como si ninguno pudiera controlarlo.

Jungkook movió una de sus manos hasta la nuca de Jimin, acariciando con las yemas de sus dedos la piel expuesta.

Jimin levantó la cabeza y enfocó sus ojos en él, cepillando y humedeciendo sus labios con la punta de su lengua.

Frunciendo el ceño, Jungkook examinó cuidadosamente el rostro sonrojado de Jimin.

Mío...

El pensamiento le hizo quedarse muy quieto, y agradeció que su lobo no hiciera comentario alguno.

Por lo general, Jungkook era un hombre que no se negaría a sí mismo lo que fuese que quisiera, pero esto era... un omega era demasiado, incluso para él.

Maldita sea.

Jungkook exhaló con los dientes apretados, moviendo su manos por el cuello de Jimin hasta llegar a su perfilada mandíbula.

Omega...

Su lobo le llamó, esperando que Jimin lo escuchara, lo reconociera como su alfa.

Pero Jimin solo fue capaz de inclinar su cabeza hacia un lado, justo sobre la palma de la mano de Jungkook.

Y mierda, esa mirada seductora por parte del omega no ayudaba a la poca cordura que le quedaba a Jungkook.

Deja de mirarme así, maldición.

Jungkook se lamió los labios repentinamente secos, mirando entre las pupilas dilatadas del omega y sus pulposos labios entreabiertos.

—Creo... —Jungkook balbuceó atontado.

El aire que se sentía en el interior del baño estaba cargado de tensión y deseo. Era tan desconcertante como enloquecedor.

—¿Crees? —Jimin preguntó, reprimiendo el gemido que burbujeaba en su garganta. La mano de Jungkook no dejaba de acariciarle una de sus mejillas.

—¿Qué me has hecho, omega? —Jungkook jaló de repente a Jimin, aplastándolo contra su boca para devorarlo a su antojo. Y fue aterrador, pero estimulante la rapidez con la que Jimin respondió el beso.

Y como la primera vez, el beso fue todo dientes y lengua, hambriento y sucio, abrumador y aterrador. Pero aun así, fue el mejor beso que ambos pudieron experimentar en la vida.

Perdido en la densa nube de placer, Jimin dejó escapar de su boca débiles y temblorosos gemidos mientras el beso seguía.

La situación solo provocaba en Jungkook el deseo enfermizo de consumir y marcar al omega, en lugar de detenerse y dejarlo ir.

Tomando el nulo autocontrol que le quedaba, Jungkook se apartó de esa exquisita boca ansiosa.

—Esto está mal... —fue lo primero que se le vino a la cabeza. Su voz sonó tan baja y ronca que ni él mismo la reconoció.

Jimin asintió aturdido, aún mirándolo con tanto deseo que Jungkook no se resistió y volvió a besarlo.

Cuando finalmente sus labios hormigueaban de tanto ser usados, Jungkook decidió apartarse de Jimin.

Jungkook quería dar media vuelta e irse, pero no consiguió moverse un solo milímetro.

Jimin separó sus labios y estuvo a punto de decir alguna palabrota, cuando varias voces se escucharon fuera del baño. Sin pensarlo mucho, tomó de la mano a Jungkook y lo metió junto a él en uno de los cubículos donde estaban los inodoros, cerrando la puerta con seguro.

La puerta del baño eventualmente se abrió, inundando el lugar de chillonas vocecillas que reían y comentaban alguna cosa, ignorando completamente la presencia de un alfa y un omega dentro de uno de los cubículos.

Jimin se volteó, quedando de frente con Jungkook. El alfa le miraba en completo silencio.

Humedeciendose una vez más los labios, Jimin susurró:

—¿Qué te parece si repetimos aquí lo que hicimos hace unos segundos atrás?

Jungkook se estremeció, su cuerpo se tensó aún más y su mirada se oscureció.

—No —dijo con firmeza.

—Uhm... —Jimin tarareó inocente, batiendo perezosamente sus pestañas, como si de esa forma lograría tentar al alfa.

—Shh... —siseó Jungkook, pendiente del cuchicheo de los alumnos que aún no salían del baño.

Alfa.

El omega de Jimin lloriqueó, necesitado por más atención.

Jimin bajó la vista, clavando sus ojos en el glorioso bulto que había entre las piernas de Jungkook.

Estaba duro, así como él ya estaba malditamente húmedo.

—Bésame de nuevo —Jimin susurró bajito, casi sonando desesperado porque Jungkook aceptará.

Jungkook trató de negarse, pero no era capaz de pensar en absolutamente nada más que complacer a su omega.

Mío, mío, mío.

Inclinándose hacia adelante, Jungkook alcanzó una vez más los labios hinchados de Jimin, quien nuevamente se sacudió, gimiendo al sentir la boca del alfa contra la suya. Y Jimin sintió como el cuerpo de Jungkook se tensaba ante su desvergonzada reacción por un momento, para luego relajarse por completo.

Las manos inquietas de Jungkook se movieron hasta quedar en la cintura de Jimin por unos cortos segundos, descendiendo lentamente y sin vergüenza hasta el redondo trasero del omega.

Mí omega.

Apretó la carne con deseo, sin dejar de saquear la boca de Jimin.

Y joder, Jimin estaba totalmente perdido en las placenteras sensaciones que el alfa le hacia experimentar. Ni siquiera le molestó que Jungkook le apretara el culo. Jimin quería más. Deseaba más.

Ninguno de los dos supo en qué momento se habían quedado solos nuevamente, pero estaban tan perdidos en su burbuja de placer que no les importaba realmente.

Jungkook apegó a Jimin contra su cuerpo, rompiendo bruscamente el beso para olisquear de forma ansiosa su piel. Su pecho vibró ante la descarga de placer que las feromonas dulces provocaron en su sistema.

—Es-espera... —Jimin murmuró entre jadeos, mordiéndose con fuerza el labio cuando Jungkook presionó su boca contra su piel caliente.

Y joder, eso era todo.

Jimin lo deseaba como nunca deseó a nadie, y no se quedaría con las ganas. Por supuesto que no.

Buscó a ciegas el seguro de la puerta y lo abrió, alejándose rápidamente del cuerpo del alfa.

Jungkook gruñó con molestia, sus ojos cambiaron por una milésima de segundo a rojos escarlata.

Jimin en cambio, le dedicó una seductora sonrisa cuando comprobó que ya no había nadie aparte de ellos dos en el baño.

—Omega —Jungkook le llamó, frunciendo el ceño ante el dolor que sentía entre las piernas.

Jimin se alejó y caminó hasta la puerta del baño, deteniéndose y cerrándola con llave para que nadie más los volviera a interrumpir. Pero no alcanzó a darse vuelta cuando Jungkook lo abrazó repentinamente por la cintura, presionando su gorda erección en la espalda baja de Jimin.

Sintió como Jungkook enterraba su nariz en sus cabellos, descendiendo lentamente por su oreja derecha hasta llegar a su cuello. Y Jimin se lo permitió, inclinando la cabeza hacia el otro lado, dándole acceso absoluto para que el alfa pudiera olisquearlo e impregnarlo de sus propias feromonas.

Oh Dios, que estoy haciendo...

Jungkook gruñó con satisfacción al ver lo dócil que se volvió su omega, sintiéndose como una verdadera bestia salvaje.

—Hueles... —Jungkook murmuró, presionando suavemente sus labios en el cuello de Jimin— Delicioso...

Jimin se rió entre dientes, tratando de actuar como si su ropa interior no estuviera incómodamente mojada por la gran cantidad de lubricante que resbalaba de su agujero necesitado.

—¿Qué puedo decir? Soy delicioso —bromeó, sintiendo como el calor aumentaba en sus mejillas.

Jungkook resopló, alejándose a regañadientes del cuello de Jimin para voltearlo.

—Delicioso —repitió mientras acunaba el rostro de Jimin entre sus manos, obligándolo a mirarlo a los ojos.

Jimin observó con extraña fascinación esos ojos negros, luego su nariz y finalmente sus labios. Y... ¿tenía un lunar debajo del labio inferior?

—Beso... —ronroneó Jimin, frotando impulsivamente su mejilla contra la mano de Jungkook.

La mirada que Jungkook le dirigió fue una mezcla de muchas emociones juntas.

—Deberíamos detenernos... —Jungkook sugirió, sin desearlo realmente. Él quería seguir junto al omega, complaciéndolo hasta sacar esa absurda necesidad que sentían por el otro de su sistema.

—Deberíamos —Jimin murmuró, moviendo su rostro para besar los dedos de Jungkook. Era difícil pensar claramente cuando las feromonas del alfa parecían drogarlo.

Las fosas nasales de Jungkook se dilataron.

—Maldita sea. No deberías ser tan descarado, omega.

Jimin sonrió con diversión.

—Puedo ser tan descarado como se me dé la gana, señor Jeon —respondió Jimin, relamiéndose los labios.

Un músculo se reflexionó en la mandíbula de Jungkook.

—Mocoso.

Jimin rodó los ojos.

—¿Me vas a besar o no? —preguntó Jimin, intentando no escucharse terriblemente necesitado. Porque la verdad era que, lo malditamente deseaba. Quería que Jungkook le jodiera la boca hasta que los labios se le cayeran, que sus manos recorrieran a su antojo las curvas de su cuerpo. Quería que Jungkook lo consumiera hasta sentirse completamente saciados el uno del otro.

Jungkook se puso tenso nuevamente. Este deseo inmerso no podría ser saludable.

—¿Por favor? —Jimin susurró bajito, moviendo sus manos al pecho del alfa.

Mandando a la mierda todos los pensamientos racionales que le impulsaban a alejarse de Jimin, Jungkook se inclinó, complaciendo a su omega.

Mío, mío, mío.

Mío.

Jungkook estuvo de acuerdo, porque Jimin, ese peculiar omega insolente, era suyo.

Jimin gimió gustoso al sentir una vez más el adictivo sabor de los labios de Jungkook sobre los suyos. Y era como si sus bocas fueron creadas para encajar con la otra.

Gruñendo, Jungkook guió a Jimin hacia el lavamanos, empujándolo sobre la superficie de mármol, provocando que el omega soltara un gemido de sorpresa.

No estaba seguro de lo quería hacer, pero su lado animal comenzaba a tomar dominio de sus propias acciones.

Separó las piernas de Jimin para meterse entre ellas, presionando su erección contra el bulto de Jimin. El sonido del plomo de la puerta siendo girada se escuchó, pero ninguno de los dos se alarmó. Indeciso, Jimin movió sus manos temblorosas hasta el apetecible bulto de Jungkook.

—Debemos detenernos —Jungkook murmuró, besando una de las mejillas de Jimin, para luego descender por su mandíbula hasta el cuello. Succionó y mordisqueó la delicada piel del omega, deleitándose con las feromonas dulces y placenteras que este emanaba.

Mí omega.

—Deberíamos... —Jimin estuvo de acuerdo una vez más con lo que el alfa decía, pero sus manos se movieron por sí solas en dirección de la cremallera de Jungkook.

Bajó de golpe la cremallera de Jungkook, para luego hacer lo mismo con la suya. Liberó ambas pollas completamente erguidas, ganándose un majestuoso gemido ronco por parte del alfa. Envolviendo las piernas en la cintura de Jungkook, Jimin apretó su polla contra la del alfa, gimiendo desvergonzadamente.

Y joder, la forma en la que el cuerpo fibroso de Jungkook se sentía sobre Jimin era... perfecto. Se sentía malditamente bien.

Mierda, estoy jodido.

Estamos.

Su omega corrigió, sonando tan excitado como se sentía en ese momento.

Jungkook envolvió las manos de Jimin, encontrando un ritmo sucio y desigual, volviendo a besarse con necesidad.

Era tan irreal toda esta extraña, pero caliente situación. Pero ambos lo deseaban, por más absurdo que le restara al resto. Ambos se necesitaban.

Y vamos, una masturbación grupal no debió sentirse tan bien, tan satisfactorio y tan malditamente bueno, pero lo hizo. Porque, de nuevo, ambos lo deseaban.

Y Jimin sentía esa asfixiante necesidad de tener a Jungkook más cerca.

—Jun-Jungkook... —Jimin balbuceó entre jadeos, aumentando el ritmo en sus manos.

No podía pensar con claridad, su mente nublada por la densa capa del placer y feromonas territoriales del alfa.

Inclinó la cabeza hacia un lado, invitando al alfa a marcarlo. Dios, lo deseaba. Su omega se lo susurraba y él quería complacerlo.

Marcame, por favor, lo necesito...

Nunca antes se había sentido así; tan necesitado por un alfa.

Quería recordar las palabras de su padre omega, esas que muchas veces le hacían poner los pies sobre la tierra, mas no pudo. Estaban perdidas en algún rincón de su mente, bloqueadas por el deseo del momento.

Jungkook gruñó y su pecho vibró. Sus encías picaban al querer desenfundar sus colmillos. Pero se negó a cruzar esa línea prohibida, donde se dejaba dominar por su lado animal y se comportaría como tal, sin importarle que el omega hablara a través del deseo.

En cambio, Jungkook succionó la piel del cuello de Jimin, justo donde debería ir una marca permanente. Y Jimin solo podía deshacerse en temblorosos gemidos, mientras apretaba sus pollas y aceleraba desesperada el ritmo.

—Ngh... —Jimin se quejó, cuando el orgasmo burbujeó en su vientre bajo.

Se corrió sollozando y aferrándose al hombre que estaba prácticamente encima de él, con su mente vacía y su cuerpo sintiéndose tan ligero al encontrar la liberación. Jungkook se sacudió y se estremeció cuando el orgasmo lo alcanzó, quedándose muy quieto sobre Jimin.

Las respiraciones irregulares y los frenéticos bombeos de sus corazones eran todo lo que lograban escuchar.

Jungkook soltó el cuello de Jimin, no sin antes marcarlo con sus propias feromonas.

—¿Estás bien? —Jungkook preguntó con esa seductora voz ronca, evitando mirarlo a los ojos.

Jimin solo pudo asentir débilmente, sintiendo que su raciocinio aun no volvía del todo. El olor del alfa aún le mantenía mareado, drogado.

Lo peor de todo, o lo más extraño, era que Jimin se sentía mal. Ni siquiera se sentía furioso porque Jungkook lo marcara como si fuera algo de él. Maldita sea, le gustó que Jungkook lo hiciera.

—Bien... —Jungkook se enderezó, con la única intención de alejarse del cuerpo de Jimin para guardar su polla y acomodar su ropa.

Jimin se sobresaltó cuando notó sus intenciones, aferrándose al alfa como si fuera un maldito pulpo.

—Es-espera... —susurró, sintiéndose tan mortificado por la necesidad que sentía sobre el alfa.

Jungkook se quedó quieto por un momento, antes de bajar a Jimin con cuidado del lavamanos para ayudarle a acomodar su ropa y luego hacer lo mismo con la suya.

—No me iré a ningún lado si así lo deseas, mocoso —su tono de voz sonó ligeramente divertida— Pero no podemos adueñarnos del baño por más tiempo.

Jimin asintió, mirando todo a su alrededor. Pero sus ojos volvieron al rostro relajado del alfa.

—Ya sé...

—¿Quieres que te lleve a tu casa? O no sé, donde quieras —Jungkook se ofreció, acomodando su corbata negra.

—No.

—Bien.

—Deberías... deberías salir primero —Jimin sugirió, apartando finalmente sus ojos del alfa— Yo tengo cosas que hacer.

Jungkook frunció el ceño, molesto consigo mismo al no querer alejarse del omega.

—Bien —respondió de forma brusca, volteandose y caminando hacia la puerta.

—¡Espera! —Jimin chilló, avanzando rápidamente hasta llegar a su lado— Mejor salgo yo primero.

—Como quieras.

Sonriendo, Jimin se puso de puntillas y besó una de las mejillas de Jungkook, sorprendiendo por completo al alfa.

—Gracias por esto, se sintió genial —le guiñó un ojo, tomando el plomo de la puerta mientras quitaba el seguro— Y por los condones de la vez pasada. Me sirvieron muchísimo.

—¿Qué? —preguntó Jungkook, sonando tan desconcertado ante la última información que Jimin le estaba dando.

—Nos vemos, señor Jeon —besó fugazmente los labios del alfa, sin dejar esa sonrisa coqueta y abrió la puerta, escapando por los pasillos.

Jungkook se quedó ahí, con las maldiciones atoradas en su garganta a causa de los repentinos celos que estaba sintiendo.

¿Que los usó? ¿Con quién mierda los usó?

Furioso, abandonó las instalaciones e ingresó a su auto, donde su chofer le esperaba con el auto encendido.

—¿A donde lo llevo, señor?

—A mi casa —espetó con irritación, sin siquiera mirar a su chofer.

El hombre obedeció, avanzando por las calles en dirección de la lujosa residencia de su jefe.







***

Holi~ este cap está largo, como compensación a la demora en actualizar akfnnf espero que les haya gustado, porque me costó un montón el hacerloooooo aaaaaah nsnfndnf pero ya quedó ♡ 

Créditos por las ideas de este cap a :Bthmimi_9195 y parkjiminjulieta ♡♡

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