Extra 4.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Hyun.







Con el paso de los años, el hombre al que debía llamar abuelo, se volvió más mañoso y agresivo. Y Hyun le temía, por supuesto, ya que era el alfa de la familia donde estaba metido, a quien debía obedecer y honrar por sobre todo.

Una verdadera mierda.

—Ven aquí, omega —el abuelo le llamó, palmeando una de sus piernas. Era una clara invitación para que se sentara sobre su regazo.

Hyun dejó de secar los platos y lo miró con recelo, deseando poder estar en otro lado, fuera de su alcance.

—¿No me escuchaste? —el abuelo gruñó, sus mejillas y nariz coloradas por el exceso de alcohol que ingería cada día— Ven aquí.

Hyun se tragó las palabras negativas que deseaba pronunciar y obedeció, como el buen omega que se suponía debía ser. Por lo general, la abuela llegaba a tiempo para salvarlo de las asquerosas garras del abuelo, pero esta vez estaba lejos, comprando en la ciudad, tal como el abuelo había ordenado.

Cuando Hyun se sentó en las piernas del alfa, su delgado cuerpo ya estaba rígido como el hierro.

El abuelo presionó su nariz en la piel desnuda de su cuello e inevitablemente se estremeció ante lo repugnante que le parecía aquella acción. Para su desgracia, el abuelo pareció percibirlo de otra forma.

—Mmh... Hueles delicioso, como la putita que eres —murmuró, comenzando a desabotonar la desgastada camisa gris que Hyun llevaba puesta.

—A-abuelo... —tartamudeó nervioso. No era la primera vez que el abuelo lo obligaba a quitarse la ropa para mirarlo y deleitarse con la vista, pero siempre era Hyun quien se desnudaba y se quedaba a una distancia prudente del alfa.

—Cállate. No me hables, maldito seas —gruñó mientras tiraba la camisa al suelo. El alfa sonrió al ver la espalda pálida y huesuda de Hyun. El chico estaba creciendo, para su deleite. Agarrando las caderas de Hyun, el abuelo lo meneó, frotándose contra su miembro ya duro— Quiero que... te quites la ropa y te subas a la mesa. Separa bien las piernas para mí.

Hyun claramente no quería hacerlo, pero sabía que si no obedecía, los golpes y la falta de comida lo torturarían por varios días.

Haciendo caso al alfa, se levantó de su regazo y bajó sus mediocres pantalones junto a su ropa interior para luego subirse a la mesa, mirando con nerviosismo al abuelo.

—Mmm.... —el alfa tarareó, exudando feromonas crudas y fuertes por la excitación que estaba sintiendo. Tocó las rodillas del omega cuando este no las separó y lo hizo él mismo, observando el pene flácido y carente de vellos púbico que tenía para satisfacer sus retorcidos deseos— Recuéstate. Voy a probarte.

Cerrando los ojos, Hyun pegó su espalda a la superficie de madera y esperó a que todo acabara, conteniendo el aire en sus pulmones.

Odio esto.

No era la primera vez que estaba tan expuesto como ahora, ya que en el pasado el abuelo lo había llevado un par de veces al burdel que frecuentaba para obligarlo a desnudarse y abrir las piernas a los alfas con quienes hablaba, diciendo que necesitaba enseñar la mercancía para las futuras negociaciones, cuando su celo finalmente llegara. Y aunque nadie le había tocado en el burdel, se había sentido violentado con todas esas miradas lascivas y palabras obscenas que le había susurrado cuando aún no cumplía ni los diez años.

Cuando las manos callosas del abuelo se movieron por sus muslos desnudos hasta su pene, Hyun se estremeció y las tripas se le revolvieron. Ya no había vuelta atrás. Los abusos serían inevitables luego de esto.

—Hueles bien, como la dulce puta que eres —el alfa murmuró y luego se relamió los labios resecos, con los ojos clavados en la desnudes de su nieto— Veremos si eres tan bueno para tomar mi polla como lo hacía tu madre.

Hyun se mordió el labio inferior y apretó los ojos con fuerza en un vago intento por contener las lágrimas. Fue inútil, ellas se deslizaron fuera de sus ojos de igual forma. ¿Mami había tenido que pasar por todo este infierno también?

Cuando la lengua caliente y húmeda del alfa se deslizó sobre la base de su pene, Hyun abrió los ojos y gritó con horror.

No quiero esto...

—Por favor... —suplicó y se ahogó con su propio sollozo.

—Sí, ruega por más, pequeña puta —el abuelo lo lamió y luego se tragó su pene, estimulándolo de manera ansiosa. Y era aterrador como su propio cuerpo parecía tener vida propia y comenzaba a reaccionar lentamente, aun cuando a él no le parecía en lo absoluto placentero, sino todo lo contrario.

Era repugnante y ya se sentía sucio.

Hyun se cubrió el rostro con ambas manos y sollozó más fuerte. Esto sin dudas, era lo peor que le estaba pasando.

Cuando un dedo áspero acarició su trasero, Hyun no pudo seguir aguantando más el abuso y empujó al abuelo con sus pies, tan fuerte que el alfa retrocedió varios pasos hacia atrás, casi cayendo de culo.

—¿Qué mierda crees que hacer, puta insolente? —espetó el alfa con furia.

Hasta ahora, Hyun se percató que el abuelo se había bajado el pantalón ya que su pene erecto estaba muy a la vista. Aterrado, se bajó de la mesa y se subió rápidamente su ropa interior junto a su pantalón para alejarse lo más posible del alfa.

—E-esto no está bien, abuelo... —tartamudeó, sintiendo como las pulsaciones de su corazón se hacían más rápidas con cada inhalación que daba. Las feromonas del abuelo habían cambiado, dejando en claro cuán enojado estaba.

—¡Yo decido lo que está bien o no! —bramó, avanzando hacia Hyun. Sin escapatoria, Hyun se cubrió el rostro cuando el abuelo lo alcanzó y lo jaló de los cabellos— Esto es para lo único que sirves, omega. Eres un puto, nada más ni nada menos. Un agujero para meter pollas a cualquier hora del día —dijo, arrastrándolo de vuelta a la mesa. Lo inclinó hacia adelante y le rasgó la ropa.

Hyun luchó un poco, pero la fuerza de un omega de doce años no se comparaba a la de un alfa grande, gordo y viejo. Con lágrimas humedeciendo su rostro, Hyun pegó la frente a la madera y cerró los ojos, aceptando su cruel destino.

Cuando los dedos ásperos de su abuelo acariciaron su agujero, Hyun se tensó. Estaban húmedos, seguramente por la saliva del alfa. De repente, un dedo forzó ansiosamente su entrada y lo penetró violentamente.

Hyun gritó, retorciéndose bajo el agarre mortal del abuelo. Lloró y suplicó, sintiendo como el abuelo lo forzaba a recibir sus gordos dedos.

—¡No! —un grito femenino y familiar interrumpió las palabras sucias que el abuelo soltaba mientras se follaba a Hyun con los dedos— ¡No lo harás con él también!

—¿Qué...?

Los dedos fueron sacados bruscamente del interior de Hyun, provocando que soltara un gemido lastimero. Luego hubo traqueteo, sonidos de golpes y cosas rompiéndose. Hyun solo pudo dejarse caer al suelo mientras lloraba como un niño perdido.

Ya no quería vivir más en este infierno. Quería a Mami de vuelta, porque con ella nada de esto estaría pasando.

Cuando todo quedó finalmente en silencio, Hyun abrió lentamente sus ojos y parpadeó para eliminar el exceso de agua que le nublaba la vista.

—Abuela... —murmuró totalmente roto, siendo la omega lo primero que pudo enfocar.

La omega estaba parada varios pasos detrás de Hyun y respiraba agitadamente, con el labio roto y el cabello desordenado.

—Vamos, hijo, levántate —ordenó la abuela con prisa— Te sacaré de aquí.

Ella se acercó a Hyun y lo levantó como pudo, luego se quitó el abrigo que llevaba puesto para ponerlo sobre sus hombros y así cubrir su cuerpo y guiarlo lejos del comedor.

—Escúchame bien, Hyun —ella acunó su rostro, obligándolo a mirarla. Ya había llegado al ático, su dormitorio— Te irás de aquí, lo más lejos posible y empezarás de cero. Cuídate y no confíes en nadie. Busca a tu madre si es necesario.

Ella se movió fuera del ático para volver casi de inmediato con la maleta que Hyun había llegado y una cajita negra. Buscó ropa y mantas y las dobló rápidamente antes de guardarla.

—Esto es parte de lo que ella manda —dijo la abuela, abriendo la cajita negra y le enseñó a Hyun lo que había adentro. Muchos billetes y monedas, incluso algunas joyas de oro— Tu madre es dueña del banco central y todas sus pequeñas sucursales en el país. Es una persona lo suficientemente importante que no podía estar con alguien inferior que ella y su familia, por eso mantuvo a Nara y a ti ocultos de todos.

—¿Qué...? —la información lo estaba mareando, haciéndolo sentir totalmente confundido.

—El dinero y el poder pueden más que el amor, hijo. Ella prefería no perder su dinero a vivir con ustedes, pero si la buscas, te ayudará sin pensarlo. No esperes reconocimiento, solo acepta lo que te da y vive bien. Lejos de aquí, hijo.

Ella lo ayudó a vestirse y cerró la maleta con dinero, ropa, luego bajaron y fueron hasta la cocina para tomar comida enlatada y algunos panes frescos, pasando primero por el comedor y asegurándose de que el abuelo siguiera inconsciente.

Cuando la maleta estuvo completamente cargada de provisiones, la abuela lo guió hasta afuera de la granja.

—No le des a nadie el dinero y no dejes que te vean usandolo. Se discreto y no confíes en nadie. No aceptes invitaciones de ningún tipo tampoco. ¿Lo entiendes, verdad?

La angustia en la voz de la omega era evidente, pero Hyun tampoco quería seguir ahí, pese a que aún era un niño y no sabía vivir por su cuenta.

—Yo... sí... —era lamentable para él saber lo que le pasaría a la abuela luego, cuando el abuelo finalmente despertara. No podía hacer nada por ella, porque la marca en su cuello la condenaba a este infierno.

—Oh, hijo, cuídate mucho —ella lo abrazó. Un abrazo rápido pero lleno de cariño y tristeza— Ahora vete. No tarda en despertar.

—Gracias, abuela... —murmuró Hyun sin saber qué más decir, tomando la pesada maleta con ambas manos.

Y tal como su madre lo había hecho, Hyun se fue, sin mirar atrás.




Ω


Irse hacia el otro pueblo a través del bosque parecía ser la mejor de las ideas, ya que así evitaría dar explicaciones del por qué viajaba solo.

Y todo marchó bien durante tres días ya que viajaba a un ritmo relativamente lento, admirando la belleza de la naturaleza, comiendo de la comida que la abuela le había empacado cada vez que le daba hambre y armando un improvisado campamento por las noches.

Cuando la tarde del tercer día cayó, Hyun decidió que era momento de intentar hacer una fogata para mantenerse caliente ya que la noche anterior se le habían congelado hasta los dedos de los pies. Así que dejó la maleta a un lado y quitó las piedras del suelo para poder estirar una manta.

—Mmm —tarareó, mirando a su alrededor. Necesitaba hojas secas, ramas de árbol y un par de piedras.

Cuando obtuvo lo necesario, se felicitó a sí mismo y se concentró en golpear ambas piedras entre sí para sacar chispas. Pero cuando pasaron más de quince minutos y no vio resultados positivos, Hyun se rindió, tirando las piedras a un lado.

—¡Es inútil! —se quejó fuertemente, dejándose caer en la colcha. Miró el cielo lleno de estrellas y sonrió. Sentía cierto grado de alivio al saber que no volvería a ver nunca más a su asqueroso abuelo, pero también era consciente de lo solo que se encontraba, sin la protección de nadie.

Suspirando, Hyun se acurrucó y se cubrió con el abrigo que llevaba puesto, cerrando los ojos para finalmente descansar.




Ω


Un aullido a lo lejos lo sobresaltó y sus ojos se abrieron de golpe, su corazón latiendo con fuerza en el interior de su pecho.

¿Lobos?

Hyun miró a su alrededor, evidentemente preocupado y asustado.

Otro aullido se escuchó en lo profundo del bosque y él se estremeció. Su cuerpo se sentía de repente caliente y agitado.

Tragando saliva, Hyun intentó ajustar su visión al oscuro bosque para observar todo a su alrededor.

Estaba solo, al parecer. No se escuchaban ramas quebrarse por algún tipo de pisada, ni otro ruido que no fuera el de los insectos nocturnos.

Bien, cálmate. No hay nadie.

Se dijo mentalmente, intentando regularizar su respiración que ya era errática.

Soltando un nuevo suspiro, volvió a acostarse en su improvisada y dura cama, apartado el abrigo de su cuerpo. El extraño calor en su interior parecía expandirse rápidamente por su cuerpo y era un poco incómodo. Incluso comenzaba a ser un poco doloroso. Hyun lo ignoró, pensando que quizás era el inicio de una gripe a causa de la falta de calor en su cuerpo por las noches.

—Genial, lo que faltaba —murmuró para sí mismo, cerrando los ojos y haciéndose un ovillo sobre la manta.

Rápidamente volvió a caer en el sueño profundo, pero ramas crujiendo no muy lejos de donde estaba lo sobresaltaron y gimió adolorido cuando despertó.

Se sentía tan mareado, con el cuerpo en llamas y un dolor intenso en su interior. Asustado, Hyun intentó sentarse pero la humedad en su ropa interior lo hizo detenerse.

—¿Pero qué...? —Un gemido involuntario escapó de su garganta, haciéndolo retorcerse. Hasta ahora, no había notado que su pene estaba tan duro como una roca y que también dolía.

¿Qué está pasando?

Hyun cerró los ojos de nuevo, odiando su propio estado. Lo peor es que no había nadie a quien poder pedirle ayuda para obtener alguna medicina para calmar los extraños calambres que estaba comenzando a sentir.




Ω


El gruñido de un animal lo alertó, despertándolo nuevamente.

¿Cuando se había quedado dormido?

Hyun parpadeó un par de veces e intentó moverse, pero se sentía tan débil y adolorido que no pudo mover un solo músculo. El calor en su cuerpo tampoco parecía disminuir.

Agua...

Gimiendo, Hyun hizo un esfuerzo sobrenatural por estirar su brazo para agarrar una botella de agua. Su lengua se sentía tan áspera como una lija en el interior de su boca de lo seca que estaba. Y cuando agarró la botella e intentó destaparla, su mano dolió debido a la fuerza que tuvo que hacer. Aun así bebió grandes tragos, sin importarle derramar agua en su cuerpo y manta.

Cuando sació su sed, se dejó caer nuevamente en la manta, estirándose y mirando al cielo. Ya era de mañana, quizás, porque el sol era suave y la temperatura aún era fresca.

Pero ni con esa temperatura lograba aliviar el calor que parecía estarlo quemando por dentro.

—Solo necesito... descansar... —murmuró somnoliento mientras sus ojos se volvían a cerrar.




Ω


—Ugh... —gimió cuando se movió y pasó a tocar su pene duro.

Parpadeando un par de veces, Hyun se dio cuenta que ya era de noche y que todo estaba inquietantemente en silencio.

Cuando volvió a removerse para acomodarse mejor, notó que su ropa interior nuevamente estaba húmeda.

Arrugando el ceño, Hyun metió la mano debajo de su ropa y palpó su trasero, gimiendo por la extraña sensación que crispó sus nervios. Se sintió bien acariciarse, considerando que el dolor en sus entrañas parecía calmarse, mas no se iba. Algo le faltaba. Algo necesitaba.

Gimiendo nuevamente y haciéndole caso a sus instintos, Hyun se acarició a sí mismo y exploró su cuerpo, sumergiéndose en una extraña nube de placer. Era la primera vez que sentía deseo de tocarse, la primera vez que expulsaba ese líquido por su trasero y la primera vez que pene se endurecía. No sabía mucho la razón de todo eso, ya que nadie le había explicado nunca sobre la sexualidad o los cambios que él mismo experimentaría a cierta edad. Tenía conocimiento de que le llegaría el celo, supuestamente a los trece años, pero tampoco sabía exactamente que pasaría en ese momento.

Hyun se mordió el labio inferior y cerró los ojos cuando movió su mano lejos de su agujero y se acarició el pene, sintiendo la punta húmeda, caliente y sensible. Todo era tan extraño que le asustaba un poco.

De repente, fuertes feromonas le hicieron gemir de una manera tan desvergonzada que hasta él mismo se sorprendió, abriendo los ojos y mirando con horror a su alrededor. Sabía que las feromonas fuertes y dominantes eran de alfas, pero nunca había sido tan conscientes de ellas hasta ahora.

Avergonzado y asustado, sacó las manos de su cuerpo y se acomodó la ropa, tapándose con su abrigo y quedándose muy quieto.

Unos pasos se escucharon desde su izquierda y Hyun miró, sintiendo como los vellos de su nuca se erizaban y un sudor frío perlaba toda su piel. Su cuerpo por alguna razón reaccionó, liberando más líquido de su agujero y su pene palpitó dolorosamente. Incluso sus entrañas se retorcieron, como si estuvieran ansiosas por algo que él desconocía.

—Diosa Luna... —Hyun susurró cuando entre los árboles vio aparecer a un lobo majestuoso, grande y terrorífico.

El animal lo miraba con una intensidad que quemaba su piel. Esos ojos rojos ardían por un deseo que Hyun desconocía, ajeno e ignorante a sus propias feromonas.

Hyun se quedó quieto, aguantando hasta la respiración, observando como el lobo se acercaba lentamente a él mientras se lamía el hocico alargado.

Deteniéndose unos pasos delante de él, el lobo movió la cabeza y olisqueó el aire al mismo tiempo que cerraba sus ojos cerrados, luego los abrió y miró a Hyun como la presa que era.

Hyun estaba claramente asustado. Paralizado.

Y lo que vino a continuación fue como un fragmento de alguna historia de terror y Hyun sabía que jamás lo olvidaría.

El lobo enorme le gruñó en la cara, sometiéndolo de una manera extraña. Hyun salió de su trance y reaccionó a gritar y luchar, pero fue peor. El lobo adoptó una nueva forma, sin dejar de ser todo peludo y grande como el animal que era, pero esta vez podía moverse como una persona.

Hyun lloró del miedo, olvidando el dolor abrasador y el calor en su cuerpo. El animal demoníaco lo estaba sometiendo de una manera que él no deseaba, rasgando su ropa y arañando su piel con sus afiladas garras, deslizando su lengua tibia y áspera por la piel expuesta.

—¡No! —gritó entre lágrimas, desesperado por zafarse del animal. Pateó y golpeó con sus manos, pero de nada sirvió. Su fuerza era ridículamente inferior a la del lobo— ¡A-ayuda!

Todo intento fue inútil. El lobo gruñó y lo volteó con tanta facilidad que Hyun gimió por la sorpresa.

—Esto no es real... no es real... —susurró, llorando. Sintiendo que el animal peludo se posicionó detrás de él— Por favor... no quiero esto...

Incluso cuando su agujero liberaba más líquido y su pene seguía palpitando, Hyun se resistía al deseo de su propio cuerpo. No quería sentirse así. Quería que el calor abandonara su cuerpo y que este diabólico animal no estuviera oliendolo como lo hacía, ni deslizando su lengua por toda su espalda hasta su trasero.

Cuando sus mejillas fueron separadas, Hyun gritó y gimió a la vez, retorciéndose ante el toque áspero del lobo. La lengua del animal saboreó su líquido, ronroneando y acariciando su agujero. A Hyun le retorció las entrañas de una manera dolorosa.

Se sentía asqueado. Sucio. Asustado. Pero su cuerpo comenzaba a traicionarlo y a tener vida propia, porque el placer se extendió rápidamente a través de todo su cuerpo, haciéndole curvar los dedos de los pies.

—N-no quiero... —lloró, negándose a aceptar lo que estaba pasando— No quiero...

No hubo ningún tipo de preparación para que su cuerpo se adaptara a lo que lo profanó, así que los gritos de dolor y el llanto fueron inevitables cuando sintió como toda su carne se desgarraba. Hyun se retorció e intentó luchar bajo el agarre mortal del animal, quien se deleitaba salvajemente con el omega en celo que tenía a su merced.

Hyun perdió el conocimiento cuando el dolor fue demasiado, pero cuando despertó el dolor seguía ahí, tan igual que en el inicio.

Y ya no tenía fuerzas para luchar. Todo se sentía extraño, de una manera que ni siquiera sabía cómo explicar.

El animal gimió cuando embistió una última vez y se derramó en el interior de Hyun, hundiendo sus garras en las caderas del omega. La piel se lastimó con demasiada facilidad y la sangre brotó de inmediato, mientras Hyun se ahogaba con su propio llanto.

Varios aullidos se escucharon a lo lejos, pero ni siquiera eso alejó al lobo, quien se mantuvo en su interior por un buen rato, hasta que gruñó y una presión verdaderamente dolorosa se expandió en el interior de Hyun. Hyun gritó, asustado y llorando, intentando alejarse del animal. No pudo, no cuando el lobo le gruñó y presionó su gran mano en su espalda para inmovilizarlo.

Hyun empuñó sus manos y mordió su labio inferior, odiando todo lo que estaba pasando.

El dolor incrementó y el pequeño cuerpo de Hyun no resistió más, cayendo inconsciente mientras sentía como el miembro hinchado del animal palpitaba en su interior.

Odio esto...




Ω


Cuando despertó, un gemido de dolor escapó de sus labios entreabiertos. Hyun se retorció, queriendo acurrucarse en el calor que lo envolvía.

No solo su trasero dolía como el infierno, sino que también todo su cuerpo, pero el calor abrasador y la humedad de su trasero ya no estaban más.

Suspiró aliviado, dentro de todo.

—¿Despertaste ya? —alguien le gruñó y Hyun se tensó, soltando un gemido lastimero.

Hasta ahora, se daba cuenta que estaba acostado en una cama blanda y cómoda, con colchas suaves y calentitas. Pero también se dio cuenta del intenso olor a alfa dominante en el aire.

Con los nervios de punta, Hyun se acomodó y miró a quien le había hablado. Parpadeó confundido, porque no conocía al hombre en lo absoluto.

—S-sí —tartamudeó, su voz ronca a causa de la falta de agua. Hyun tuvo que carraspear su garganta y dolió.

—¿Cómo te sientes? —el hombre preguntó con desdén. Hyun le dio una mirada rápida antes de responder. No se veía como un hombre amable y simpático, sino todo lo contrario. El ceño fruncido era profundo, haciendo ver sus facciones más duras de lo que ya parecían ser.

—Yo... ¿bien? —no sabía cómo responder realmente. ¿Qué le iba a decir luego de sucedido?

El hombre lo miró por un momento en silencio, como si no le creyera en lo absoluto, pero no hizo ningún comentario y solo asintió con un ligero movimiento de cabeza.

—Escucha, niño —el hombre volvió a hablar, pero se detuvo para darle un sorbo a la taza humeante que llevaba en una de sus manos. Hyun le había dado una mirada rápida al lugar, notando que estaban en una especie de cabaña porque todo era de madera y paja— Lo que pasó en el bosque esa noche... es totalmente culpa tuya.

Ahora fue el turno de Hyun para arrugar su ceño, porque no estaba comprendo las palabras del hombre. ¿Cómo sabía él lo que pasó en el bosque, y por qué era su culpa?

—¿Disculpe?

El hombre dejó la taza sobre una mesa de madera y lo miró. Hyun estaba seguro de que si hubiera podido estrangularlo con la mirada, ya lo habría hecho sin pensarlo.

—Estabas en celo, solo en el bosque, liberando feromonas para atraer alfas, todo mojado y cachondo —le gruñó— Estabas ahí, listo para ser follado.

Las mejillas de Hyun se calentaron rápidamente. Él no lo recordaba así.

—Yo no...

—Sí, fuiste un maldito omega ofrecido. ¿Qué pensabas que iba a pasar si te quedabas en el bosque estando en celo?

¿En celo?

Hyun se sintió ofendido y herido porque él realmente no sabía que estaba en celo. Se suponía, según lo que el abuelo decía, que llegaría a los trece, no a los doce.

—Yo no sabía...

El hombre se rió, una risa áspera y burlona.

—¿Eres así de estúpido siempre? Chico, eres un omega y yo un alfa, así de claro.

omega en celo y yo soy un alfa sin pareja.

El estómago se le retorció a Hyun cuando comprendió al hombre. Así que había sido él el alfa que lo había lastimado tan salvajemente, pero entonces... ¿lo del lobo fue una alucinación?

Negando con la cabeza y frunciendo aún más su ceño, Hyun murmuró:

—Pero había un lobo...

—¿No me digas? —se burló el hombre, moviéndose por la casa sin divisiones. El comedor, la cocina y el dormitorio estaban todos unidos— Soy un alfa, uno de los pocos que quedan en las tribus del bosque. Paso más como lobo que en este estado porque es más cómodo.

Hyun trago saliva de manera audible. No sabía qué decir ni cómo reaccionar ante aquella nueva información.

—Y mis genes son poderosos, así que te sugiero que agarres tus malditas cosas y te vayas a algun lugar para realizarte un aborto.

Los ojos de Hyun se abrieron como plato ante las palabras del alfa.

¿Aborto?

—¿Qué? ¿Por qué? —por suerte, sabía lo que eso significaba.

—¿¡No escuchas, niño?! —el hombre explotó, encolerizado y terminando de acortar la distancia para agarrarlo de la mandíbula en un agarre firme y doloroso— Te anudé, omega. Estabas en tu puto celo y te anudé más de una puta vez. Lo más probable es que ya estés embarazado y como líder de una manada, no puedo tener bastardos por ahí con omegas que ni siquiera tengo algún tipo de conexión. No lo quiero tampoco, así que lárgate y deshazte de eso o yo mismo te lo arrancaré del vientre con mis garras.

A Hyun se le llenaron los ojos de lágrimas y apretó los labios.

¿Estaba... embarazado?

El hombre se alejó, pasándose los dedos por su cabello oscuro y largo. Se veía tan molesto que ya comenzaba a exudar feromonas agrias.

Sin decir nada, Hyun salió de la cama y no pudo contener el gemido de dolor. Sus piernas temblaron y se vio obligado a sujetarse de la cama para no caer al piso. Al menos estaba vestido, así que respiró hondo y se movió, buscando sus desgastados zapatos para enfundar sus pies en ellos.

—Te metí dinero en tu maleta, aunque vi que ya traes algo. No me importa quién eres ni a dónde vas ni de dónde sacaste ese dinero. No me interesas. Lo único que sí me interesa es que te deshagas de lo que ya cargas, así ambos nos ahorramos problemas. Yo no quiero bastardos y tu no quieres ser rechazado por estar usado y con un hijo de otro alfa.

Hyun agarró la maleta, sintiéndose como una verdadera basura.

La vida era un mierda, castigándolo solo por ser omega.

En silencio, salió de la cabaña y miró a su alrededor. Un gran bosque los rodeaba y no tenía ni idea a donde ir. El hombre tampoco lo ayudó a orientarse.

Hyun cerró la puerta y comenzó a caminar, cojeando y reprimiendo quejidos de dolor. No se molestó en siquiera agradecer la mediocre ayuda que el alfa le había brindado mientras estuvo inconsciente.

Que se joda.

Solo avanzó, alejándose del lugar tan rápido como su maltratado cuerpo se lo permitió.

Debía llegar al pueblo más cercano para que algún médico lo revisara y luego... si confirmaba lo que el alfa habia dicho, tendría que buscar a alguien que le quiera ayudara a realizar el aborto.

Hyun gimió de dolor y se sostuvo de un árbol, cerrando los ojos mientras intentaba estabilizar su respiración.

—Primero un descanso... —murmuró, dejándose caer lentamente al suelo. Con los ojos aun cerrados, abrazó la maleta y apoyó la cabeza en ella, dejando que su cuerpo se relajara. Estaba tan débil y adolorido que descansar sentado con la maleta entre sus brazos parecía la mejor de las ideas.

Soltando un último suspiro, Hyun finalmente sucumbió al sueño profundo, ignorando cualquier peligro que lo acechara. 


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro