Extra 5.

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Jungkook y Jimin.









Las apariciones en público del presidente Jeon Jungkook no solían ser muy a menudo, así que cuando asistía a eventos donde su presencia se requería sí o sí, la gente se aglomeraba y la seguridad aumentaba considerablemente para evitar algún tipo de desastre mayor.

—Señor, estamos llegando —su chofer informó, sin perder la concentración de su labor. Jungkook miró por la ventana polarizada del auto y no pudo reprimir una mueca de disgusto.

Cuando el auto finalmente se estacionó y se detuvo, él respiró profundo y luego soltó todo el aire lentamente, intentando regularizar de esta forma la tensión en su cuerpo.

—¿Listo? —preguntó el chofer, un beta, mirando a Jungkook a través del espejo retrovisor.

No.

Fue lo que pensó Jungkook. Porque mierda, odiaba los eventos donde debía asistir y sonreír como un idiota ante gente que en su vida habia visto, pero este era su deber, maldición.

—Vamos —dijo Jungkook, abotonando su chaqueta negra. La puerta del auto se abrió y él salió, siendo recibido de inmediato por eufóricos gritos de todo tipo, con gente agitando la bandera del país u otras cosas con mensajes escritos que Jungkook jamás leía.

—Por aquí, señor —uno de sus hombres lo guió hacia el interior del edificio donde lo esperaban. El evento era la inauguración de un nuevo hospital en uno de los pueblos que Jungkook había mandado a reconstruir.

Jungkook siguió a su guardaespaldas y detrás de él avanzó el resto de sus hombres, todos resguardando la seguridad del presidente.




Ω




La ceremonia de inauguración había sido más que agotadora, pero por más cansado que estuviera, no podía faltar a estos eventos ya que estaban pautados en su gira presidencial.

—Señor, su cena —dijo alguien desde afuera de su habitación. Se estaba hospedando en un pequeño y acogedor hotel junto a todo el personal político y de seguridad que le acompañaba, solo por esta noche, para descansar y así al día siguiente seguir su viaje por el país.

—Pasa —dijo Jungkook cuando abrió la puerta y vio a uno de sus hombres de seguridad cargar con un paquete grande donde iba su comida. No habían llegado hacia mucho, por lo que aun vestía su traje negro. El hombre entró y dejó el paquete sobre una pequeña mesa que se encontraba entre los sofás de la habitación, luego se enderezó y miró a Jungkook.

—¿Necesita algo más, señor?

—No. Ve a descansar que yo haré lo mismo.

El hombre asintió con la cabeza e hizo una pequeña reverencia de respeto.

—Que descanse entonces, señor —dijo, luego se marchó, cerrando la puerta desde afuera.

Jungkook soltó un largo suspiro cuando quedó finalmente solo y comenzó a quitarse la corbata que parecía estar estrangulándolo, lanzándola sin cuidado hacia la cama. Luego se desabotonó la camisa y también la lanzó. Cuando estuvo a punto de quitarse el pantalón de tela, su teléfono vibró en el bolsillo derecho.

Inconscientemente sonrió como el idiota enamorado que era, sabiendo perfectamente quién le llamaba.

Y sin siquiera verificar la pantalla de su teléfono, Jungkook respondió.

—Hola.

¿Cuánto falta para que vuelvas? —fue lo primero que Jimin preguntó, interrumpiéndolo, su voz cargada de queja al otro lado de la línea.

Jungkook sonrió más ampliamente, dejando a la vista sus perfecta hilera de dientes blancos, imaginando el gran puchero que su omega debía estar haciendo ahora mismo.

—Poco.

Poco es mucho para mí. Te extraño tanto... Mango también te extraña.

Jungkook rodó los ojos. Estaba seguro de que la bola de pelos era feliz teniendo solo a Jimin cerca.

—También te extraño, amor. Cada segundo que paso lejos de ti es como una maldita tortura —Jungkook confesó, quitándose rápidamente los zapatos para moverse hacia la cama y sentarse en la orilla.

Jimin soltó un suave suspiro antes de volver a hablar.

Cuando llegues, quiero que me des tantos besos que mis labios terminarán hinchados y agrietados.

Jungkook se rió entre dientes. Y era esa risa ronca y varonil que a Jimin parecía enloquecer.

—Todo lo que quieras, amor.

Bien. Y, mmm... ¿estás desnudo? —preguntó Jimin, y Jungkook escuchó traqueteo a través de la línea.

Relamiendo sus labios, Jungkook se acomodó sobre la cama, apoyando la espalda y cabeza en la montaña de cojines mientras estiraba sus piernas.

—Algo —respondió, relamiendo sus labios una vez más. Ya sabía para donde iba todo esto.

Mmm... —ronroneó Jimin— Yo estoy todo desnudo.

A Jungkook se le llenó la boca de saliva. Quería ver a Jimin, oler su piel y deslizar su lengua en ella.

—Maldito seas, Jimin —gruñó.

Jimin se rió y luego gimió tan sensual que el sonido fue directo al pene de Jungkook, llenándolo y endureciéndolo.

Te puedo mandar una foto si quieres —soltó con tono inocente— Pero también quiero una foto completa de nuestro amigo Willy.

—Jimin —Jungkook gruñó en advertencia.

¡Vamos, dale a tu omega lo que necesita! Te extraño tanto que... Me siento solo y vacío, sin tu calor ni tu olor —Jimin murmuró lo último, y Jungkook sabía que no era un comentario a la ligera. Él también lo extrañaba tanto que muchas veces sentía el vacío de su ausencia. El dolor de la separación era una mierda que quemaba lentamente a través de su vínculo.

—Bueno, pero ahora quiero escuchar como te masturbas y te corres.

Oh, sí. Bien, espera... —Jimin sonaba emocionado mientras se acomodaba, según deducía Jungkook. Y él también se acomodó lo mejor que pudo, desabotonando su pantalón para empujarlo lejos de su cuerpo, quedando solo en ropa interior— Listo. Esto es, mmm... ¿Te estás tocando ya?

La voz de Jimin ahora sonaba ligeramente avergonzada, y Jungkook sabía que debía tener sus mejillas coloradas y su ceño fruncido, porque vamos, lo conocía mejor de lo que Jimin se conocía a sí mismo.

—Por supuesto —respondió con voz ronca, deslizando la palma de su mano sobre la tela de su boxer. Su pene ya estaba duro como una roca.

Y, aaah... ¿E-estás pensando en mí? —preguntó torpemente, su voz se escuchaba entrecortada.

Sin poder evitarlo, Jungkook rodó sus ojos ante tal pregunta.

—¿En quién más, Jimin? —le respondió, con los ojos fijos en su mano mientras liberaba su pene.

Jimin soltó una risita medio estrangulada y luego gimió suavemente.

Jungkook...

El calor de la excitación se expandió por el cuerpo de Jungkook, así que empuñó su mano alrededor de su miembro rígido y comenzó a bombear con rapidez.

Jungkook, creo que... Oh, mierda, te extraño... —Jimin gimió nuevamente, probablemente jodiéndose con algún juguete o los dedos de manera rápida y necesitada— Te quiero dentro de mí...

Jungkook gruñó, su cuerpo estaba rígido y su respiración ya era errática. Mordiéndose el labio inferior, aceleró el movimiento de su mano, viendo como el presemen brotaba y lubricaba su miembro caliente y duro.

—Y yo quiero estar dentro de ti, amor... —gimió; ronco y sensual, provocando que al otro lado de la línea Jimin estallara.

Ay, mierda... ¡Jungkook!




Ω




Recorrer el país le habría tomado más tiempo si no hubiera presionado en visitar cada lugar el tiempo justo, sin desvíos ni descansos innecesarios. Jungkook tenía claro que no eran vacaciones, así que le recordó a todo su equipo que estaban trabajando, intentando llegar de manera rápida a cada rincón olvidado del país para escuchar las necesidades del pueblo y tenderles una mano.

—No quiero dar ningún informe a la prensa —dijo Jungkook mientras el avión presidencial aterrizaba en el aeropuerto de la capital.

Los ministros que le acompañaban asintieron con movimientos ligeros de cabeza, estando de acuerdo. Ellos también estaban cansados, se les podía ver en sus caras.

—Supongo que hay poca gente allá afuera esperando su llegada, ya que todo acabo antes de tiempo, pero me encargaré de que los guardias los mantengan alejados de nosotros —dijo el ministro de justicia y derechos humanos, un alfa mucho mayor que Jungkook, mientras tecleaba rápidamente su teléfono.

—Bien —suspiró Jungkook, quitándose el cinturón de seguridad para ponerse de pie y abandonar el avión. No tomó nada, porque sabía que sus guardaespaldas se encargaban de ello.

—El auto lo espera, señor —le dijo uno de sus hombres cuando Jungkook bajó la pequeña escalera del avión. Y Jungkook lo siguió en silencio, dejando atrás al equipo que le acompañó por casi un mes, sin despedirse de ninguno de ellos.

Cuando llegó a su auto, la puerta trasera le fue abierta y él entró sin decir nada, esperando unos pocos minutos para que sus maletas fueran guardadas en el maletero del auto.

Cuando el chofer finalmente subió junto a uno de sus guardaespaldas, puso de inmediato el auto en marcha.

—¿A casa, señor? —preguntó el hombre, saliendo del estacionamiento privado del aeropuerto.

—Sí. Sin desvíos.

El chofer asintió, con sus ojos fijos en el camino. Detrás de ellos otro auto les seguía, donde iba el resto de hombres que resguardaba su seguridad.




Ω




Cuando las puertas del elevador se abrieron, Jungkook vio inmediatamente a Inguk y a Woosung sentados y riendo mientras jugaban con cartas, estando en horario de trabajo; custodiando la planta donde él y su omega vivían.

—S-señor Jeon —Inguk tartamudeó, finalizando el juego. Woosung lo imitó y ambos se pusieron de pie para saludar a su jefe con una pequeña reverencia.

Jungkook los ignoró, por supuesto, pero se le hizo bastante cómico ver sus caras de horror al ser descubiertos holgazaneando en horarios de trabajo.

Sin decir nada, presionó sus dedos en la clave de su puerta y la empujó para entrar al interior de su hogar. Y el olor de Jimin lo recibió con fuerza, provocando todo tipo de sensaciones en su cuerpo.

—Sus maletas, señor —uno de sus hombres habló, interrumpiéndolo en su labor de llenar sus fosas nasales con el exquisito aroma de su omega.

Jungkook ocupó toda su fuerza de voluntad para no saltar sobre el hombre y golpearlo, maldita sea. En cambió, solo se limitó a gruñir una orden.

—Déjalas aquí —señaló el lugar, al lado de la puerta de entrada. El hombre hizo caso y dejó todo el equipaje que Jungkook había llevado, luego hizo una reverencia de despedida y salió, sin decir nada ni esperar más instrucciones.

Una vez solo, Jungkook se tomó su tiempo para relajarse, aspirando grandes bocanadas de aire.

Mmm...

Estaba feliz de volver a casa. Feliz de saber que por fin podría tener a Jimin, su omega, entre sus brazos.

Sonriendo ante el pensamiento de Jimin, Jungkook miró a su alrededor. Todo estaba en silencio. Frunciendo el ceño, Jungkook avanzó silenciosamente unos pasos, encontrándose totalmente solo en la planta baja del departamento.

¿Estará durmiendo?

Miró la hora en el reloj que envolvía su muñeca derecha, pero ya pasaban de las doce del día. Jimin no solía dormir hasta esa hora, a no ser que estuviera realmente cansado y sin trabajo por hacer.

Echó un último vistazo a la sala de estar, esperando encontrar a la bola de pelos naranja, pero Mango también brillaba por su ausencia.

Sigiloso, subió las escaleras, agudizando todos sus sentidos, respirando y olisqueando el aire.

—No seas terco y toma tu sopa —escuchó la voz de Hoseok a medida que se acercaba a su habitación.

—¡No quiero sopa de pollo, papá! —Jimin chilló como un niño terco y mimado— Solo quiero dormir un rato más, pero con Jungkook a mi lado sería lo ideal...

Las cejas perfiladas de Jungkook se alzaron, porque no estaba comprendiendo el contexto de aquella pequeña discusión.

Hoseok soltó un suspiro, pareciendo derrotado. Se veía un poco cabreado y eso era nuevo, ya que jamás parecía perder la paciencia con Jimin.

Sin interrumpirlos, Jungkook se detuvo junto a la puerta entreabierta de su habitación y observó por un momento.

—Cachorrito... —Hoseok se sentó a su lado, en el borde de la cama. Mango estaba cómodamente acostado justo donde se supone que Jungkook dormía— Yo sé que lo extrañas mucho, pero no por eso debes descuidar tu salud. Tienes gripe, ayer tuviste fiebre y no comiste nada. Jiyoon te hizo una sopa deliciosa para que comas, ya luego de esto descansas mientras yo llamo al médico para que venga a verte y así te recete alguna medicina para el dolor de cabeza y cuerpo que tienes. Pero come o no habrá postre delicioso para ti y...

Jungkook no escuchó más y empujó la puerta de su dormitorio, abriendola en su totalidad.

Hoseok se volteó a ver quien era, pensando que quizás sería Taehyung o Seokjin, quienes habían dicho que pasarían luego por el departamento.

—Oh, Jungkook —dijo el alfa a modo de saludo, dedicándole una gentil sonrisa.

—Señor Jung —Jungkook lo saludó de vuelta.

Jimin ni siquiera lo había sentido. Su vínculo parecía dormido y su olfato estaba obstruido por una cantidad exagerada de mocos que no le dejaban ni respirar.

Desesperado, se sentó de golpe en la cama, derramando un poco de sopa que Hoseok le había dejado en la bandeja. El alfa la apartó rápidamente para que no ocurriera un desastre mayor.

Te extrañé, te extrañé, te extrañé tanto...

—Jungkook... —Jimin lloriqueó, casi a punto de llorar.

Cuando Jungkook miró más detenidamente a Jimin, su corazón se apretó de manera dolorosa. Su omega se veía tan vulnerable, pequeño y frágil.

—Ya estoy en casa, cariño —le dijo Jungkook, dedicándole una encantadora sonrisa mientras caminaba más cerca de la cama. Más cerca de su omega.

Sin pensarlo mucho, Hoseok se apartó de ambos y salió del dormitorio, dándoles la privacidad que necesitaban, dirigiéndose hacia la cocina para dejar la bandeja y guardar la sopa que Jimin se negaba a ingerir.

—Bienvenido a casa, alfa —murmuró Jimin, pateando la ropa de cama lejos de su cuerpo para poder levantarse de un salto, estrellándose directamente contra el cuerpo grande, duro y tan familiar de Jungkook.

Jungkook lo abrazó con fuerza, enterrando su nariz en el cuello de Jimin para poder respirar su piel. Olía delicioso, incluso cuando había notas saladas por el sudor de su cuerpo enfermo.

—No me avisaste que llegabas hoy... —gimoteó Jimin, cerrando los ojos cuando el aliento caliente de Jungkook le hizo cosquillas, provocando que su cuerpo entero reaccionara de manera agradable.

—Quería darte una sorpresa.

—Pero ahora... —Jimin sorbió su enrojecida nariz, abriendo los ojos y frunciendo el ceño con angustia— Yo no te sentí llegar.

—Si me sentiste o no, no importa. Ya estoy aquí, en casa, junto a ti —le dijo Jungkook, presionando un tierno beso en el cuello caliente de Jimin. Tenía fiebre, maldita sea.

Jimin sorbió su nariz una vez más antes de volver a gimotear.

—Tampoco puedo olerte. Quiero olerte.

La última vez que habían hablado por teléfono, Jimin le había contado a Jungkook que estaba un poco resfriado pero que no había nada de qué preocuparse, asegurando que pasaría pronto, y Jungkook le creyó, pero ahora se daba cuenta de que el resfriado no hacía más que empeorar.

—Cuando te mejores, podrás —dijo el alfa, apartándose del cuello de su omega para poder mirarlo. Y no pudo evitar sonreír, porque Jimin se veía precioso incluso cuando debajo de sus ojos había dos manchas oscuras y los mocos corrían por su nariz— Estás caliente. Tienes fiebre, amor.

Jimin le sonrió de vuelta, volviendo a sorber su nariz. A la mierda la fiebre, él lo necesitaba tan malditamente mal.

—Supongo que sí... —respondió sin saber lo que decía realmente, concentrado en desatar el nudo de la corbata de Jungkook para luego dejarla caer al suelo— Pero ahora que estás aquí, yo... —murmuró, desabotonado los primeros botones de la camisa oscura de Jungkook para dejar descubierto su pecho.

Mmm, tan mío. Todo mío. Mi alfa...

Jimin se relamió los labios mientras tocaba con las yemas de sus dedos la piel expuesta de Jungkook. Y mierda, lo había extrañado tanto que sentirlo ahora solo le provocaba ganas de querer llorar.

—Lo sé, amor. También te extrañé —le dijo Jungkook, porque él sí podía sentirlo, olerlo y saber qué pasaba por su cabeza.

Cuando Jimin apartó sus ojos del pecho de su alfa para conectar sus miradas, el mundo se desvaneció y solo fueron ellos.

Alfa y omega.

Jungkook apartó sus manos del cuerpo de su omega para acunar su rostro, acariciando con sus pulgares ásperos las mejillas febriles de Jimin antes de juntar sus bocas en un beso hambriento y necesitado. Jimin lloriqueó de puro alivio, chupando desesperadamente la lengua de su alfa.

—Shhh, ya estoy aquí, amor —susurró Jungkook, mordisqueando el labio inferior de su omega— Y no volveré a dejarte, nunca más.

—¿Lo prometes? —Jimin preguntó, casi susurrando, mientras empuñaba sus manos en la camisa de Jungkook.

—Lo prometo —le respondió Jungkook sin pensarlo, dejando dulces besos por el rostro sonrojado de Jimin.

Te necesito, alfa...

Alfa...

Jungkook ya lo sabía, así que no lo hizo esperar más y liberó sus feromonas para envolverlo y marcalo con ellas. Y Jimin dejó escapar un tembloroso gemido, porque incluso si no podía olerlo como él deseaba, su cuerpo y su omega reaccionaban inmediatamente a su alfa.

—Mmm —ronroneó Jimin, uniendo sus labios con los de Jungkook una vez más. Se sentía mejor ahora, con un calor familiar que lo envolvían de manera protectora y posesiva.

Pero el momento íntimo de ambos se vio interrumpido cuando Hoseok carraspeó su garganta para que supieran que estaba ahí. El alfa mayor estaba parado en la puerta, luciendo un poco incómodo por tener que molestarlos.

—Hay comida en el refrigerador y... —cuando Jungkook lo miró directamente a los ojos, Hoseok sintió por primera vez el gran poder que emanaba el alfa de su hijo. Siempre vio lo distante que era Jungkook con todos a su alrededor, pero siempre fue educado y respetuoso, excepto con Seokjin, quien también lo provocaba y terminaban lanzándose comentarios ácidos o matándose con la mirada, pero nada más allá de eso. Ahora, sin embargo, el aire en la habitación se estaba volviendo rápidamente espeso con las feromonas que el alfa liberaba. Vete. Hoseok sabía que el alfa no lo quería ahí, no solo a él, sino que no quería a nadie más que a su omega. La distancia entre un alfa y omega emparejado los volvía irritables y violentos a los alfas, mientras los omegas solo se deprimían y descuidaban su salud— Me iré ahora, tranquilo —Hoseok aclaró rápidamente— Pero que Jimin coma, porque no ha querido comer casi nada desde ayer. El médico vendrá en una hora más para revisarlo y dejarle medicina.

—Que no venga —gruñó Jungkook de manera amenazadora— No quiero a nadie aquí hoy.

Hoseok reprimió una mueca, pero asintió con su cabeza.

—Está bien. Lo llamaré y le diré que venga mañana.

—Bien.

—De todas formas, llamaré más tarde para saber como sigue Jimin —cuando Jungkook solo lo miró con sus ojos oscuros y el ceño totalmente fruncido, Hoseok se removió incómodo y agregó:— Es mi hijo, es natural que me preocupe por su estado de salud.

El sonido de Jimin sorbiendo su nariz hizo que Jungkook apartara sus ojos de Hoseok, dándole cierto alivio al alfa. Dioses, estaba seguro que Jungkook saltaría sobre él en cualquier momento.

—Alfa... —Jimin murmuró, restregando su rostro en la piel del cuello de Jungkook. Y Jungkook se acercó a él todavía más, susurrando alguna cosa en su oído, provocando que Jimin soltara suaves gemidos.

—Bien, yo... los dejo, entonces —Hoseok se despidió torpemente, siendo totalmente ignorado. No le importó mucho a decir verdad, él simplemente tomó a Mango quien había decidido bajar de la cama, ignorando la tensión del ambiente, para estirar las patas y restregarse en las piernas de Hoseok. Cerrando la puerta detrás de él, el alfa se apoyó contra la pared y soltó un largo suspiro, acariciando nerviosamente el pelo de Mango— Vamos, chico, te daré comida y agua fresca.

Mango maulló malhumorado, no muy contento de que le acariciaran su pelo en todas las direcciones, pero se dejó llevar cuando fue guiado hacia la cocina, donde se encontraba su cuenco de croquetas totalmente vacío.




Ω




—Necesitas un baño, amor —Jungkook murmuró contra los labios de su omega, finalizando de esta forma el beso que prácticamente le estaba robando el aliento a Jimin— Necesitamos bajar la fiebre.

Jimin soltó un suspiro exasperado. Su padre también había estado insistiendo en que tomara un baño para eliminar el sudor pegado a su cuerpo y así también bajar un poco la fiebre.

—Solo si es en la tina, con agua bien caliente y tú te metes conmigo, entonces solo así acepto el maldito baño, sino no quiero nada —refunfuñó.

Jungkook sonrió mientras presionaba otro beso en los labios de Jimin.

—Por supuesto que sí —dijo, descendiendo sus manos hasta acunar el culo de su omega y así poder cargarlo. Jimin inmediatamente rodeó la cintura de Jungkook con sus piernas y envolvió sus brazos alrededor de su cuello para sostenerse mejor.

Cuando llegaron al baño, Jungkook bajó a Jimin con cuidado, dejándolo sobre una de las alfombras afelpadas que adornaban el piso frío del baño. Antes de moverse hacia la tina para llenarla de agua caliente, plantó un par de besos en los labios rojos de Jimin, luego sonrió e hizo lo que planeaba hacer.

Jimin también sonrió, relamiendo sus labios con la punta de su lengua. Tener a Jungkook sobre él nuevamente era algo de lo que jamás se cansaría y que había extrañado terriblemente.

Cuando Jungkook volvió junto a Jimin y comenzó a quitarle el pijama, Jimin tembló por la falta de calor.

—Hace frío —se quejó Jimin con un puchero sobre sus labios.

—No lo hace, solo eres tú el que tiene frío porque tienes fiebre. El baño ayudará a que te sientas mejor.

—Hace frío —repitió Jimin, haciendo más grande su puchero.

Jungkook se rió entre dientes a la vez que negaba con su cabeza, tirando el pijama de Jimin dentro de la cesta de ropa sucia que había en un rincón del baño.

—Encenderé la calefacción, pero solo un poco. No es bueno abrigarte demasiado por ahora.

—Bien —respondió Jimin no muy contento. Deseaba estar envuelto en mantas gruesas junto al cuerpo de Jungkook, no dándose un maldito baño tibio.

Cuando Jungkook regularizó la temperatura del baño, se movió hacia la tina y cortó el agua, le tendió la mano a Jimin y este la tomó sin pensarlo, moviéndose rápidamente, sin importarle en lo más mínimo el estar desnudo frente a su alfa.

—Con cuidado —dijo Jungkook, ayudándolo a meterse dentro de la tina. Jimin gimió cuando el calor del agua lo cubrió. Fue agradable, pero sabía que pronto le daría frío nuevamente— ¿Mejor?

Jimin negó con su cabeza.

—Métete —le ordenó a Jungkook, quien aún permanecía completamente vestido.

—Ten un poco de paciencia, amor —dijo el alfa, moviéndose hacia el lavado para agarrar su cepillo de dientes y la pasta. Se cepilló sin prisa, siendo observado en todo momento por su omega, quien lucía totalmente impaciente y parecía estarlo presionando con la mirada. Jungkook casi se rió por eso, mas no lo hizo. Cuando estuvo listo, se quitó la ropa y se metió en la tina, acomodándose justo detrás de Jimin.

Y Jimin volvió a soltar un suspiro de alivio, apoyando de inmediato su espalda contra el pecho de Jungkook.

—¿Estás cansado? —preguntó Jimin mientras tomaba las manos de Jungkook y entrelazaba sus dedos.

—Un poco —murmuró el alfa, llevando sus manos unidas a sus labios para besar los nudillos de su omega.

—Mmm, yo igual... —ronroneó Jimin, cerrando sus ojos y dejando que su cuerpo se relajara antes las caricias que comenzaba a recibir. Quizás el baño no era tan mala idea, después de todo.

—Cuando salgamos de aquí, comemos algo y luego a dormir —sugirió, pero Jimin hizo un ruidito de protesta antes de hablar.

—Pero no tengo hambre...

—Yo sí, así que comerás conmigo —lo interrumpió, dejando en claro que ahora se trataba de una orden.

Jungkook rara vez le ordenaba a Jimin qué hacer y cuándo lo hacía, porque Jimin solía protestar como la mierdecilla testaruda que era. Esta vez, sin embargo, él no protestó. Y se sintió bien que su alfa le dijera qué hacer.

Estaba seguro que, si alguien le hubiera dicho años atrás cuán obediente sería ahora con su alfa, él simplemente se hubiera reído y burlado de aquello, porque mierda, jamás pensó terminar así. Pero aquí estaba, completamente enamorado y entregado, tanto así que el solo hecho de haber estado separados por casi un mes lo dejó deprimido y enfermo.

—Está bien.




Ω




Se habían comido todo, incluso cuando se quejó diciendo que vomitaría porque no le entraba una cucharada más.

—Tu fiebre bajó, al menos —dijo Jungkook mientras revisaba el termómetro digital— Podremos dormir más tranquilos ahora.

Ya se habían secado el cabello y cepillado los dientes. Jimin olía delicioso ahora, con su pijama limpio, el cuerpo encremado y las feromonas de su alfa perfumando su piel.

—¡Entonces acuéstate ya! —se quejó, sin poder retener un bostezo. Se sentía tan cansado y débil, que solo quería derrumbarse sobre el cuerpo caliente de Jungkook.

Mango también se había acomodado a la altura de los pies de Jimin.

Jungkook apagó las luces y se metió a la cama, soltando un suspiro de alivio al volver a sentir esa comodidad familiar que solo su cama y su omega podían brindar por las noches.

—¿Mañana estaremos todo el día juntos? —preguntó Jimin, murmurando. Ya se había acomodado sobre el pecho desnudo de Jungkook, abrazándolo y enredando sus piernas con las de su alfa.

—Por supuesto. No iré a ningún lado ni mañana ni pasado —aseguró, dejando suaves caricias en la espalda de Jimin.

—Bien.

Jungkook sonrió, agachando un poco la cabeza para plantar un beso en los cabellos alborotados de su omega.

—Descansa ahora, cariño.

—Tú... —bostezó— Igual.

—Claro.

—Hum, ¿Jungkook?

—¿Mmm? —el alfa tarareó a modo de pregunta.

—Te amo.

Jungkook no lo pudo evitar y se removió junto a Jimin para quedar acostados de lado, quedando ambos frente al otro en la oscuridad de su habitación.

—Yo también te amo —acarició la mejilla expuesta de Jimin con una de sus manos antes de apartar mechones largos de su rostro— Tanto que sin ti durante este viaje mi humor fue mil veces peor.

Jimin dejó escapar una risita somnolienta.

—Jungkook, tu humor siempre es de la mierda.

Jungkook resopló casi ofendido.

—Pero no como lo fue ahora.

—Mmm...

Acercándose un poco más, Jungkook rozó sus narices.

—Solo contigo a mi lado, tan cerca como lo estas ahora, puedo controlar mi temperamento. Tenerte a kilómetros de distancia fue una maldita agonía.

—Yo... —Jimin lo interrumpió— Yo me sentía igual sobre lo último.

—Nunca más te dejaré solo, Jimin. Donde yo vaya, tú irás, incluso si no quieres.

—Sí, bien... —murmuró Jimin, respirando el aliento caliente y almizclado de su alfa. Sus labios rozando cada vez más— Es sexy cuando te pones en ese plan, ¿sabes? Y me gusta que...

Jimin no pudo seguir hablando porque Jungkook acortó la miserable distancia que los separaba y unió sus labios en un beso caliente y demandante, donde saboreó y chupó la lengua de su omega.

—Jungkook... —Jimin gimió, boqueando por un poco de aire. Su nariz aún se tapaba y no le dejaba respirar correctamente, mareándolo cada vez que Jungkook lo ahogaba con sus besos— Por favor... —lloriqueó, tan necesitado y desesperado.

Sentía como su cuerpo despertaba y un calor placentero se expandía bajo su piel.

Jungkook lo besó una vez más antes de hacerlos rodar y dejar a Jimin bajo su gran cuerpo pesado.

—Extrañé esto de una manera que no te puedes imaginar, Jimin. Masturbarme pensando en ti mientras te escuchaba gemir a través del teléfono, o incluso mirando tus fotos, no fue suficiente. —confesó, dando una gran respiración. Pudo sentir entonces el olor del lubricante de Jimin y su pene reaccionó inmediatamente, pese a sentirse jodidamente cansado.

Mango maulló malhumorado, estirando su cuerpo antes de bajarse de la cama y salir de la habitación.

Jimin sentía sus párpados pesados y el cuerpo completamente exhausto, pero el deseo de sentir nuevamente a su alfa unido a él era lo único que al parecer lo mantenía aún despierto.

—Jungkook...

Y Jungkook sonrió en medio de la oscuridad, deslizando su lengua sobre sus labios.

—Dime lo que quieres, amor. Lo que sea que necesites, yo te lo daré, sin importar qué.

Jimin jadeó, sintiendo como su lubricante ya mojaba su pijama.

—A ti —logró decir luego de un rato. Su cuerpo se sentía en llamas y su pecho subía y bajaba cada vez que intentaba respirar— Alfa...

Jungkook ensanchó esa sonrisa arrogante en sus labios, presionando su erección contra la de Jimin. Su omega gimió temblorosamente, retorciéndose bajo su cuerpo.

Mío.

Su lobo gruñó, mandando una vibración posesiva a través del vínculo, queriendo despertar a su omega.

Jimin volvió a gemir, abriendo aún más sus piernas, entregándose totalmente a su alfa.

Jungkook se inclinó y lo besó; duro y demandante. Y Jimin se aferró a su cuello, aceptando todo lo que su alfa le estaba dando.

—No podré contenerme, amor —advirtió Jungkook en un susurro urgente, mordisqueando suavemente el labio inferior de Jimin— Dime que pare, que estás cansado y te prometo que te abrazo hasta que nos quedemos dormidos. Solo pidelo...

—No.

Jungkook hizo una mueca, sabiendo que ya no le quedaba tiempo para retractarse. Aun así, insistió.

—Si te hago el amor ahora, no podré contenerme. Seré rudo, incluso cuando trate de no serlo o me pidas que vaya más despacio. Te marcaré y abriré la herida tantas veces que mañana habrás perdido bastante sangre y la carne estará expuesta.

Jimin ni siquiera se asustó.

—Puedo con eso...

—Pequeño masoquista —gruñó Jungkook, sintiendo como perdía la batalla y su alfa comenzaba a dominar su cuerpo.

—Por favor...

Jungkook lo besó dulcemente esta vez, susurrando disculpas anticipadas y palabras cargadas de amor, sintiendo como su lobo tomaba el control de su cuerpo y sus acciones.

Mmm, mío. Mi omega.

Jimin gritó cuando el alfa se alejó un poco y le desgarró el pijama, para luego acomodarse mejor entre sus piernas e inclinarse hacia adelante para besarlo de manera salvaje.

—Alfa... —gimió la palabra, boqueando como pez fuera del agua en busca de oxígeno.

El alfa gruñó complacido, descendiendo su rostro por el cuello de Jimin mientras dejaba caminos húmedos de besos, hasta que encontró su marca totalmente cicatrizada y sin pensarlo demasiado, abrió la boca y clavó sus dientes ahí, arrancándole otro grito a Jimin.

—¡D-duele! —las lágrimas no demoraron en rodar fuera de sus ojos. La marca de apareamiento no había sido reabierta por un mes y que ahora lo hiciera así tan de repente, dolía como la puta mierda.

El alfa lamió la herida, tragando y saboreando la sangre de su omega. Luego besó la herida, conforme con su trabajo.

Jimin sollozaba bajito mientras parpadeaba rápidamente, intentando eliminar las lágrimas de sus ojos. Observó entonces a su alfa; majestuoso e imponente incluso en la oscuridad. Y maldita sea, ni siquiera ahora se sentía asustado, sino todo lo contrario. Su omega se agitaba feliz en su interior, liberando feromonas que indicaban cuán excitado se encontraba.

El alfa se enderezó y respiró el aire de la habitación, gruñendo bajo y amenazador.

Ábrete para mí, omega —la orden mandó una corriente eléctrica por todo el cuerpo de Jimin, calentándolo, despertando finalmente a su omega.

Su alfa se arrancó el pantalón de pijama para liberar su polla hinchada y dura, luego tomó las piernas de Jimin y las separó lo que más pudo para alinearse contra du agujero lubricado.

Jimin contuvo el aliento y se mordió el labio inferior, sintiendo cómo rápidamente su omega comenzaba a dominarlo por completo.

Su celo se suponía que sería dentro de dos semanas, pero ahora, con sus lobos despiertos y dominando sus mentes y cuerpo, no había nada que evitara un apareamiento crudo y salvaje.

Jimin respiró agitadamente cuando el alfa empujó la cabeza gorda de su polla, abriéndolo sin siquiera prepararlo. Extendiendo sus manos, Jimin solo pudo tocar torpemente el pecho tonificado del alfa, indicando silenciosamente que estaba bien.

Entonces el alfa empujó hasta que estuvo completamente dentro de él y Jimin gritó, intentando apretar las piernas alrededor de las caderas del alfa.

Habría dolido y quemado demasiado si su omega no lo hubiera empujado hasta lo más profundo de su mente en ese momento.

Mmm —el omega tarareó, relajando sus piernas y mirando a través de la oscuridad a su alfa— Alfa...

El alfa sonrió con satisfacción, liberando sus feromonas dominantes mientras se inclinaba hacia adelante para besarlo y poseerlo como realmente deseaba.

Estás aquí —el alfa gruñó, comenzando a mover sus caderas de manera poco sutil.

Estoy aquí.

Para mí.

Para ti... —logró decir el omega antes de que el orgasmo fuera arrancado de él sin previo aviso, dejando un desastre pegajoso entre ellos.

El alfa sonrió nuevamente, deslizando su lengua sobre los labios entreabiertos de su omega para besarlo y seguir follándolo, sin importarle que estuviera sensible por el reciente orgasmo. Y su omega se aferró a él, gimiendo y lloriqueando por más.












***

Recuerden que aún quedan extras, así que no sigan preguntando si hasta aquí llegó la historia porque obviamente no acaba ♡.

También estuve leyendo algunos comentarios que llegaron como: "ay, que lento todo", "esta historia tiene sexo innecesario", "Jimin esto y aquello", "Terminó así nada más? Esperaba otra cosa" y así varias cosas más que sinceramente quiero ignorar pero a veces molesta que se quejen por todo y nada. Si no les gusta, ¿por qué leen? Y si me demoro en actualizar, es porque  no ha sido fácil para mí sentarme y concentrarme en escribir como antes.

De todas formas, lamento mucho la tardanza en las actualizaciones de estos extras :c

Y si ven algún error por ahí, pueden corregirlo en los comentarios y luego yo lo edito sin problema, que a veces se me pasan de igual manera unu

Nos vemos en la siguiente actua 🤗, les quiero muchiuuuu ❤. 

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