Capítulo Final: El final de la "Legión"...y un nuevo comienzo

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Illidan Stormrage, aquel que muchos conocieron como "El Traidor" a su Patria, a los Elfos de la Noche, quien se había unido a las huestes de Sargeras para combatir a favor de ellos, sin embargo, los Demonios ignoraban de su plan maestro, ya que él sabía muy bien cómo derrotarlos para siempre, sin que tuvieran que volver al "Vacío Abisal" para regenerarse de nuevo. Ahora, ante ellos y con Gul'dan Alterno derrotado junto a Cordana, aún quedaba un paso más para vencer a la "Legión Ardiente". 

La situación se había vuelto caótica cuando Kil'jaeden decidió jugar su última "Carta", desistiendo de las órdenes de su Líder, ordenó una invasión masiva sobre Azeroth para recuperar los territorios y así terminar con la "Cruzada" de Sargeras. 

Sobre los Cielos de Azeroth, las naves de guerra de la "Legión" surcaban los mismos, el pánico había estallado y se oían gritos y angustia entre los civiles, pero Illidan sabía muy bien lo que debían hacer. Kazuma se acercó hasta él, verlo lo hacía sentirse pequeño ante el tamaño de aquel Semi-Demonio y por su cabeza no podía creer lo que tenía frente a él: Una gran Leyenda, el propio Illidan Stormrage estaba con ellos. Éste se volteó y puso su mano sobre los hombros del muchacho.

- La prueba que nos depara en estos momentos va a ser muy dura, muchacho. Tendrás que estar preparado para cuando llegue la hora de enfrentarse a los mismísimos Amos de la "Legión".- Le comenzó a hablar y con ello, el chico levantó la cabeza. No podía dejar de lado ese sentimiento de respeto hacia el que mató a Gul'dan Alterno con sus propias manos, vengando las muertes de Varian y Vol'jin.- 

- Antes que nada, mi nombre es Kazuma Sato; yo no estaba preparado, ni siquiera cuando morí en mi Mundo, aún así, después de conocer a mis compañeras, siendo una de ellas mi novia, aprendí lo que es luchar por quienes amas. Lo demostramos en el "Draenor Alterno" y ahora pienso repetirlo aquí, sin importar las consecuencias.- Juró el muchacho y eso llevó que los labios de Illidan se curvaran en una sonrisa de satisfacción.

- Solo tú mismo puedes darte cuenta si estás preparado o no para el combate, Kazuma Sato. Aún así, ve preparándote para el combate, será un muy duro.- Auguró Illidan y el chico miró hacia el Cielo.

- ¿Cree usted que...podremos vencerlos? ¿Cómo serán esos "Amos de la Legión"?.- Deseó saber el castaño pero el Semi-Demonio se había retirado de allí, cosa que esa pregunta era mejor dejarla para otro momento.

La ofensiva no tardó en producirse, por lo que Illidan junto a Khadgar, el Profeta Velen, Kazuma y sus amigos se lanzaron contar la Nave Central de Kil'jaeden, en cuyo interior se hallaba el máximo de los Comandantes de Sargeras, mientras que, en tierra, "La Alianza" y "La Horda" lanzaban una feroz contra-ofensiva conjunta contra los Demonios para, acto seguido, expulsarlos definitivamente.

Dentro de la Nave Central de Kil'jaeden, Kazuma no podía creer lo que tenía ante sus ojos. El Espacio Exterior, incontables Estrellas que brillaban como las Perlas de una Corona, los Planetas más cercanos, la Luna de Azeroth y su "Hija Gemela", todo aquello conformaba un auténtico espectáculo que solo podía verse en las películas de Hollywood y nada más. 

- ¿Kazuma?.- Preguntó Aqua a él.

- Tranquila, no pasa nada, solo...solo estaba viendo el paisaje.- Respondió tras limpiarse las lágrimas de sus ojos.

- Amigos, no se alejen tanto, que tendremos compañía en poco tiempo.- Les anunció la Fiscal Sena y desenfundó su sable.

- Sí, ya lo presiento.- Advirtió Mitsurugi, quien llevaba su "Espada Maldita Gram" consigo y pronto comenzaron a oírse pasos que desaparecieron al instante.

Pasos, al principio sonaban como lejanos. El corazón de algunos de los aventureros parecía estar por salirse de su cavidad torácica debido al miedo que sentía. Mitsurugi no se soltaba de su Espada en ristre y la mantenía apuntando hacia el lugar donde provenía el sonido. Megumin alzó su Báculo de Hechicera, era un momento decisivo para todos ellos pero ¿cómo estarían de preparados para lo que se venía?. Un enemigo, sí, era obvio que lo sería. Ellos estaban en alerta, moviéndose a toda velocidad igual que una manga de langostas hambrientas.

Ante ellos llegaba un inmenso Eredar que provocó un profundo dolor en el alma del Profeta Velen. Éste venía acompañado por varios grupos de Demonios pertenecientes a la corrompida raza de los Draenei, quienes conjuraban malévolos hechizos y que componían las "Tropas de Élite de la Legión Ardiente". Éste los miró con frialdad y asco, una furia incontrolada que bullía en su interior y que, acto seguido, ordenó lanzarse contra ellos.

- Profeta.- Le llamó Kazuma.- ¿Qué es lo que ocurre? ¿Conoce a ese Eredar?.-

- Desgraciadamente. Él es mi hijo...Rakeesh.- Cerró sus ojos y de ahí escuchó como las puertas se abrían y aparecían aquel otro Comandante, quien era acompañado por un segundo Eredar Corrompido y que avanzaba a su lado.

- ¿Así que finalmente has venido hasta aquí para pelear contra mí?. Es una lástima, Velen. Una lástima que no haya sido yo quien te exterminara por haber renegado del "Don" que Sargeras nos dio. Eres una deshonra para todos nosotros, ¿qué ganaste a cambio?. Oh sí, ya lo recuerdo: Un exilio que duró incontables Milenios surcando el Universo hasta llegar a Draenor.- El Líder de aquella facción hablaba y sus palabras parecían ser veneno puro contra el Profeta, el cual se mantenía en su posición.- Una vergüenza es que seas el padre de uno de mis mejores Generales, ¿no lo crees así, Alto General Rakeesh?.- Preguntó, volteándose hacia donde estaba éste, quien blandía un Martillo de Guerra.

- Efectivamente, Mi Señor Kil'jaeden. Yo vivo para servir a la "Legión". Estoy orgulloso del poder que he recibido por parte de Sargeras y ahora es tiempo de que entierre mi repugnante Pasado derramando la sangre de mi padre.- Juró éste.

- ¡Ni lo intentes!.- Corrió Kazuma para proteger al Anciano.- 

- Vaya, vaya, ¿así que esta es tu tropa de Héroes que has traído hasta aquí, Velen?. Y has llevado contigo al que debería haber sido el "Recipiente" de Sargeras, Illidan Stormrage, pero no importa, hoy todos morirán por haberse atrevido a desafiar a la "Legión Ardiente". Sus Mundos colapsaran bajo nuestra furia y fuego, así que vayan preparándose para su final, que no tardará en llegar.- Se alejó el Comandante, mientras que daba por iniciada la batalla.- Jaraxxus, Rakeesh; extermínenlos.- Ordenó como acto final a su presencia.

- ¡Sí, Lord Kil'jaeden!.- Exclamaron ambos y cargaron con sus fuerzas.

El primero en atacar fue Rakeesh, su odio hacia su padre crecía como nunca pero al trazar un arco, fue el propio Kazuma quien se interpuso, protegiendo a Velen, sin embargo, el oponente lo desafiaba en fuerza. Wiz y Darkness fueron a ayudarle pero aquello resultaba inútil frente al enorme poder que el "Alto General" poseía consigo.

Los "Cuerpos de Élite Rakeeshi" ayudaban a su General, quien no cedía ni un ápice de terreno. La confrontación parecía subiendo, sin embargo, en un momento dado, Jaraxxus bajó la guardia y eso fue aprovechado por Wiz y Yunyun para enfrentarlo, mientras que Vanir les daba una mano, atacando con su Antifaz a los Soldados enemigos; tomando posesión de sus cuerpos y llevando a que quedaran tendidos en el campo de batalla.

Aqua, Megumin y los demás atacaban sin ceder cuartel junto a Khadgar, mientras que Velen enfrentaba en un cara a cara a su propio hijo, Rakeesh, el cual estaba por matarlo cuando el Profeta tuvo que tomar una triste decisión al respecto. Cuando el rival iba a asestar el golpe mortal, un impacto de "Luz Sagrada" dio contra el joven "Alto General Supremo". Éste notó que un hueco en la zona de su pecho se había abierto y de ahí cayó, de rodillas, ante su padre, quien tenía una expresión de profundo dolor. Sus manos se posaron sobre los hombros de éste, intentó articular unas palabras pero fue el propio Velen quien lo recostó en el piso, sin que éste se soltara de sus manos.

- Ya...Ya soy...libre de esa maldición, padre.- Se dirigió el "Alto General Supremo" Rakeesh hacia Velen, mientras que éste tocaba su frente.

- Lo eres, hijo mío. Ya no hay nada de qué preocuparte.- Le habló el Anciano con calma.

- Pero...los crímenes que he llevado a cabo...la pureza de mi espíritu ha sido mancillado...ya no queda más camino que el de las propias Sombras para que pueda ser limpiado.- Auguró el hijo, pero Velen negó con la cabeza.

- No, hijo mío, pero hallarás tu forma de sanarte con el tiempo...De eso estoy seguro.- Auguró, mientras que una sonrisa se dibujaba en el rostro del joven.

- Te lo agradezco, padre...Gracias por liberarme de esa "prisión" que llevaba conmigo.- Le agradeció éste, mientras que moría en paz y rodeado por Velen, quien le cerró los ojos y dedicó unas palabras por su alma.

Jaraxxus tampoco quedó de pie, Wiz y Yunyun habían hecho una combinación de Hielo y Magia Explosiva, llevando a que éste quedara congelado y al no poder completar con su misión, una lluvia de Carámbanos cayó sobre él, provocándole la muerte. Los "Rakeeshi" que quedaban vivos se retiraron de allí al no poder defender su posición y debieron regresar con Kil'jaeden.

- Ahora es cuando se nos viene un reto sumamente complicado, amigos.- Habló el Anciano y con él irrumpieron en la "Sala de Mando" que tenía el Comandante enemigo.

Éste hizo a un lado a sus Guardaespaldas y fue hasta donde se hallaban los enemigos de su "causa", avanzando con paso frío y serio.

- ¿Así que tuviste que darle muerte a tu propio hijo para salvar a los demás?. Eres patético, Velen.- Dijo el villano con desprecio.

- Se nota que tú no tienes corazón. Ni tampoco tu "Dios" Sargeras, que es un monstruo.- Le espetó Aqua pero eso hizo enfurecer al propio "Titán", quien se hallaba en el "Vacío Abisal", listo para su último ataque. La peli celeste podía sentir aquella presencia que le causaba terror y no era para olvidarlo, esos sueños de ella en su Mundo siendo devastado seguían presentes en su mente, sin embargo, no hubo tiempo para preguntar o temer, ya que el combate se había iniciado y con ello vino una feroz descarga de la "Magia Vil" que Kil'jaeden poseía, lanzando llamaradas que no conocían un límite preciso.

¿Cómo podían describir aquello?. Las palabras no alcanzaban, el ataque no tenía fin y la fuerza de ese Demonio era superior a la de los demás. Sin embargo, con la ayuda de Illidan, lograron asestarle una serie de golpes, siendo uno de ellos propinado por el propio Stormrage, quien le atravesó el pecho al oponente y éste cayó al piso, agarrándose a esa herida, además de recuperar un artefacto sumamente importante que necesitaba.

Kil'jaeden cayó herido al piso, respiraba con dificultad y con ello se acercó Velen con una expresión gélida en su rostro, viéndose con él, cara a cara, el responsable de haber aceptado la corrupción demoníaca de Sargeras junto a Archimonde y al que intentó destruir por mucho tiempo. La sangre verde manaba de sus heridas y la nave comenzaba a perder el control.

- Nuestros destinos...ahora son uno...- Habló con la voz debilitada por la pérdida de fuerzas.- Argus...será su "Tumba".- Apuntó con la mirada hacia aquel sitio.

- Al menos moriremos peleando.- Auguró Khadgar, pero Illidan tenía un plan.

- Nuestra guerra aún no termina. No mientras tengamos la "Llave a todos los Mundos".- En ese instante, la "Piedra Angular Sargerita" brilló y abrió un "Portal" hacia Azeroth.- ¡Khadgar, sácanos de aquí!.- Pidió y el Hechicero empezó a tejer un Hechizo de colores violeta y rojo que se entremezclaban.

A su vez, Kil'jaeden tenía un último encuentro con Velen, cuya mirada fría seguía clavada en su rostro.

- Yo...siempre...tuve...envidia de ti...de tu "Don"...de tu Fe...tu Visión y...y no imaginé que nadie pudiera detener a Sargeras jamás...tal vez...tú puedas demostrarme lo contrario.- Dejó aquellas últimas palabras, como si fuera un acto de arrepentimiento.

- ¡Prepárense, llegó la hora!.- Anunció Khadgar, quien tenía listo aquel escape junto a Megumin.

En un momento de compasión, el Anciano de los Draenei puso su mano sobre la frente del Comandante Kil'jaeden, llevando a que pudiera tener una muerte rápida y sin dolor. Pronto, tanto Velen como Khadgar, Illidan y los demás lograron escapar de la Nave Central antes de su completa destrucción frente a Argus y terminaron en Azeroth, justo en la misma zona donde "El Traidor" había sido liberado del control enemigo.

- Hemos vuelto, ¿todo están bien?.- Preguntó Khadgar pero no hubo respuesta. Los presentes estaban asombrados al ver cómo el "Velo" era rasgado y ante ellos, en el Cielo del Atardecer de Azeroth, el Planeta Argus emergía ante ellos, cosa que fue señalado por Megumin, mientras que Illidan tenía una sonrisa tranquila.- 

- Illidan, ¿qué...qué...has hecho...?.- Quiso saber Sena.

- A veces debemos forzar la "Mano del Destino", Señorita Sena.- Le respondió, mientras que tenían, ante ellos, su futuro objetivo.

Unos días después, Velen había tomado la decisión, tras reunirse con los "Exarcas" y sus Generales, de llevar a cabo la guerra contra la "Legión" en su Patria natal, Argus, en donde habían focos de la resistencia y el "Ejército de la Luz", los cuales estaban llevando a cabo ofensivas para expulsar a los Demonios de esas tierras, sin embargo, Illidan discrepaba con el plan del Anciano, ya que su calma ante la guerra del Pasado llevó a Argus a su destrucción, por lo que éste le reprochó su falta de Fe, cosa que el "Cazador de Demonios" sabía muy bien lo que debía hacer al respecto.

Antes de que llegara el gran día para iniciar la "Ofensiva de Argus", el Semi-Demonio se fue hacia Vallefresno, en ese sitio, acompañado por Kazuma y los demás, tenía un viejo asunto que cerrar, uno que había quedado abierto desde hace mucho tiempo atrás.

Las tierras de los Elfos de la Noche estaban recuperadas tras la guerra, pero, en aquellos momentos, la Naturaleza quedó muda al tener, frente a ellos, al que una vez fue uno de su Patria y que luchó a su lado, sin ser comprendido. Un grupo de Sacerdotisas y Druidas fueron a por Tyrande y Malfurion, los cuales llegaron hasta el "Claro de la Luna"; en donde se encontraron con él, uno que habían perdido hacía mucho tiempo y que ahora volvía, pero con una misión en mente.

Malfurion se quedó pasmado, helado, sin palabras...Allí, frente a ellos, con sus compañeros detrás, estaba su hermano gemelo, el cual caminó hacia ellos con suma calma.

- Ha pasado mucho tiempo...Malfurion.- Saludó y le tendió su mano, cosa que el Archidruida dudó en hacerlo. Habían dejado atrás y sellado sus pleitos pero, ahora, no sabía cómo reaccionar frente a la intimidante figura de su hermano gemelo. 

- Illidan.- La voz de Tyrande era un hilo y al oírla, éste la miró de cerca.

No tuvo tiempo a reaccionar, Malfurion se lanzó hacia él y lo abrazó con fuerza, mientras que sentía unas cálidas lágrimas que bajaban de sus ojos hasta empapar su pecho. Eran las lágrimas de la tristeza, del dolor por haber sido separados, por mucho tiempo, debido a las diferencias que ambos tenían al respecto. El peli verde se negaba con soltarse de su gemelo, mientras que la Suma Sacerdotisa no podía contener ese momento. Con un rápido movimiento, Illidan lo acompañó en su reencuentro y de ahí bajó su cabeza hasta quedar cara a cara con él.

- Cuando me dijeron de que te habían secuestrado la gente de Gul'dan, temía de que te emplearan como su "Instrumento de Destrucción".- Habló, por primera vez y con un tono de preocupación de hermano.

- Casi cumplía con su objetivo, pero escapé de su control, Malfurion. Aún así, no he venido hasta aquí, solamente, para hablar, sino de que ésta es mi despedida.- Señaló Illidan, siempre con ese tono gélido pero que, en el fondo, tenía ese aprecio hacia su hermano gemelo.

- ¿Qué...Qué quieres decir? ¿Adónde irás?.- Preguntó el peli verde.

- Illidan, ¿qué estás queriendo decir? ¿Qué harás?.- Le interrogó Tyrande pero él fue hasta ella y se le quedó mirando fijo.

- Escuchen, los dos.- Pidió su atención.- Este Mundo ya ha visto demasiada sangre, muerte y destrucción a manos de la "Legión Ardiente". Muchos han caído peleando pero siempre van a volver para atacarlos, no tendrán misericordia y ahora nos queda una única opción: Y esa es acabar con los Demonios en Argus y sellar a su Líder para siempre.- Apuntó "El Traidor", mientras que tomaban asiento en un viejo tronco de árbol caído. A la primera que miró fue a Tyrande, tomando sus manos, sintiendo la suavidad de las mismas.- Sé que por mucho tiempo tuve un gran amor y respeto hacia ti, pero más que nada, fue lo primero que tuve. Cuando te enamoraste de Malfurion, creí que cualquier cosa que haría, incluso demostrar mi poder iba a llevarte hasta mí pero no lo fue. Ahora veo, con claridad, que su destino es estar juntos para siempre y proteger a su pueblo como lo han hecho siempre, desde la "Guerra de los Ancestros".- Señaló y de ahí tomó la mano de Malfurion, uniéndola con la de su esposa.- Hemos tenido muchas diferencias y hasta peleas, pero aún así, eres mi hermano y siempre te he apreciado como tal, sin importarme lo que yo haya hecho, has cumplido un gran papel y quiero que lo sigas haciendo. Esta gente los necesita, a ambos, no los dejen solos en la estacada.- Pidió como último deseo, mientras que Aqua derramaba lágrimas ante esa tan tierna escena y Kazuma la abrazaba.

- Hermano, yo...- Malfurion no tenía palabras para decirle a su gemelo. Éste le devolvió el abrazo y a Tyrande le regaló un beso en los labios, uno que nunca había podido hacer desde hacía 10.000 años atrás.- No te fallaremos, pero prométeme una cosa.- Pidió el peli verde.- Ten cuidado, ¿sí?. Sé que triunfarán.- Auguró con compasión y él se levantó, tuvieron un último abrazo y se fue retirando.

- Sé que lo harán ustedes también. Buena suerte, Malfurion...Tyrande.- Se despidió "El Traidor" y volvió con sus amigos.- Andando, chicos, Argus nos espera.- Pidió éste y se fueron alejando de Vallefresno.

En aquellos momentos, Tyrande cayó al piso, llorando en silencio, mientras que Malfurion la asistía.

- Elune, por favor, cuida de Illidan, no dejes que nada malo le pase.- Lanzó una plegaria a los Cielos y una lágrima cayó, junto a las otras, al piso.

Sabía bien, desde lo más profundo de su corazón, que Illidan debía cuidarse de lo que iba a efectuar. Él la había amado desde el comienzo de su vida, no podía olvidarla. Tantos años en la Oscuridad de su gélida celda, tantos años encerrado hasta que pidieron su ayuda nuevamente, hasta que llegó el día de su destierro por convertirse en un Demonio. Malfurion sintió, al principio, un nudo en su garganta, quería acompañarlo, darle una mano a su hermano, sin embargo, cuando Illidan se iba a ir, éste le detuvo una vez más.

- Tantos años en los que intentaste ser lo que intentaste; te esforzaste por protegernos y nunca te entendimos...Illidan, yo...yo fui un estúpido en no creerte.- Ofreció sus disculpas ante su hermano gemelo, quien esbozó un gesto al respecto, pero manteniendo la postura.

- El perdón no llegará con las palabras, hermano, no.- Negó con la cabeza, mientras que Tyrande corría hacia él y lo abrazaba con fuerza.- Tendrás que ganártelo y eso será protegiendo estas tierras.

- ¡Por favor, Illidan, no vayas, te vas a matar! ¡Te lo ruego, hazlo por Malfurion...hazlo por mí!.- Imploró la Sacerdotisa pero él ya tenía su decisión tomada, así que juntó las manos de ambos y los volvió a encarar.

- Escuchen, mi camino ya lo he escogido desde hace mucho tiempo, yo ya hice lo que debía hacer, en el Pasado y ahora debo cerrarlo para siempre.- Habló con esa sabiduría que llevaba consigo.- Tyrande, siempre te amé desde el inicio, pero tú ya tienes a alguien que te ama. Malfurion, quiero que sigas siendo el mismo Archidruida que se esforzará por proteger esta bella tierra de las garras de cualquier invasor. Sé que ninguno de ustedes me va a fallar, confío en ambos y ahora...- Él se volteó, encarando la mirada hacia Argus.- Ha llegado la hora de terminar con esta guerra que tanto tiempo nos ha costado vidas y destruido incontables ciudades.- Anunció y tras una última despedida, tanto el "Cazador de Demonios" como sus compañeros partieron hacia Argus.- Cuídense y les deseo que sean felices.- Concluyó, a pesar de que podía ser su despedida definitiva, él confiaba en sus palabras, en sus acciones y se llevaba un importante recuerdo de ellos, así como también el haber restaurado su hermandad con Malfurion y expresado sus sentimientos hacia Tyrande, pudo partir en paz, siendo acompañado por Maiev y los demás.

Poco tiempo después, el "Vindicar" de los Draenei estuvo listo para partir al combate, en donde contaron con la ayuda del Rey Magni Barbabronce de Ironforge, Aethas Sunstrider/Atracasol, Chen Cerveza de Trueno, su sobrina, Li Li junto a otros personajes que partieron y conocieron al "Ejército de la Luz" y que llegaron a Argus, donde liberaron una feroz batalla contra los Man'ari/Eredar Corrompidos por la "Legión Ardiente" y en donde Illidan había sido seleccionado, por los Naru para ser su "Campeón" pero él rechazó ese poder, ya que era igual que lo que había ocurrido durante la "Guerra de los Ancestros".

Allí también surgido los "Elfos del Vacío", debido a que Alleria Windrunner había logrado eliminar las Energías Malignas de uno de los Naru y que ella recibió toda la descarga del mismo. 

La "Campaña a Argus" resultó en un verdadero éxito y la "Legión Ardiente" perdió su Cuartel General más importante, en donde se comenzó con la purificación, de la mano de la "Luz Sagrada", de la corrupción que los Demonios habían dejado a su paso pero Sargeras había logrado eludir el cerco y puso rumbo, con sus fuerzas recuperadas, hacia el "Vacío Abisal", mientras que los protagonistas le seguían la pista hasta que llegaron al "Panteón", el hogar de los "Titanes", aquellos seres de gran poder e inteligencia que dieron vida a Azeroth junto a todas las criaturas que le habitan.

Aqua y Chris/Eris eran las que más sorprendidas se hallaban ante la presencia de esos seres que desprendían un gran poder. Frente a ellos estaban Aman'thul, "El Alto Padre del "Panteón", Eonar, "La Vinculadora de la Vida", Norgannon "El Guardián de la Magia y el Saber Celestiales", Golganneth "El Señor de los Cielos y los Rugientes Océanos", Khaz'goroth "El Moldeador y Forjador de Mundos" y Aggramar "El Lugarteniente de Sargeras". Cada uno de ellos estaban ocupando sus respectivos lugares pero un asiento estaba vacío y ese era el que pertenecía a Sargeras "El Defensor del Panteón".

Aqua se acercó hasta ellos e hizo una reverencia. Kazuma temía de que algo le pasara, ya que esos personajes inspiraban una gran frialdad hacia los desconocidos, sin embargo, ella se mostró respetuosa.

- Nobles Miembros del Panteón, Valerosos Titanes, Forjadores de la Vida y Guardianes de los Mundos, mi nombre es Aqua, soy una Diosa del "Culto de Axis" y rindo mis respetos hacia ustedes.- Les habló con un tono elegante y lleno de respeto. Aggramar elevó la cabeza y la escuchó, llevándose su mano hasta el mentón.- Por favor, necesitamos de su ayuda para poder derrotar a Sargeras, en donde he tenido unos sueños proféticos de que amenaza nuestro Mundo y lo destruye junto a Azeroth. Además, en los últimos segundos, puedo oír la voz de alguien que viene desde la propia tierra y que pide que se haga Justicia.- 

- Sí, es verdad, ¿quién será, Nobles Titanes?.- Preguntó Chris y eso dejó sorprendida a Aqua.- Yo también soy una Diosa, me he estado ocultando para que no supieran de mi verdadero poder y ahora me revelo ante todos ustedes, amigos.- Dijo ella y de ahí miró a los presentes.

- Creo que vamos a tener una pequeña charla después de esto.- Prometió Aqua con una sonrisa de sospecha.-

- Ante la pregunta de usted, Diosa Aqua, esa voz que ha oído es el "Alma-Mundo", una "Titán" que yace dormida sobre Azeroth y que pide ayuda. Sargeras ha sido la amenaza para todos en el Universo pero gracias a ustedes, Valientes Guerreros, hoy llegará el fin para él.- Auguró Aggramar, mientras que iban dirigiendo "El Panteón" hacia el "Vacío Abisal", justo en donde comenzaba a emerger una inmensa y malévola figura envuelta en llamas y que se dirigía, empuñando su Espada, hacia Azeroth.

Ese ser divino daba terror, su cuerpo en llamas, esa mirada que desprendía odio y maldad absoluta?. Los "Titanes" se sintieron mal por él, quien había uno de sus hermanos pero ahora el villano que debían derrotar cuanto antes. Fue entonces que, juntando sus poderes, una "Luz Celeste" salió disparada hacia donde se encontraba Sargeras, quien se preparó para empalar a Azeroth, alzando su Espada y de ahí...

- ¡NO!.- Gritaron Kazuma, Aqua, Megumin, Darkness, Wiz, Vanir, Yunyun, Sena, Ruffian, Luna, Mitsurugi e incluso Chomosuke se quedó sorprendido del terror al ver que la Espada de Sargeras estaba atravesando la superficie de Azeroth, justo sobre Silithus, cambiando la Geografía de esa región para siempre.

Sargeras estaba por cumplir con su misión pero la "Luz Celeste" lo envolvió, impidiéndole terminar con su objetivo y con ello fue arrastrado hacia el "Panteón".

- Se terminó, Hermano. Es hora de que pagues caro por tus crímenes.- Anunció Aman'thul, mientras que el villano se resistía como podía y de ahí fue ingresado en el "Panteón" para ser juzgado.

Un poderoso destello cubrió a Sargeras, ya estaba dentro, sin embargo, Illidan no pensaba moverse de allí, sino de que encaró hacia el Villano y Maiev iba a detenerlo.

- ¿Qué estás haciendo, Illidan?. Debemos irnos.- Preguntó la albina.

- No, yo no iré.- Respondió, girándose hacia ella.- ¿Recuerdas lo que te dije aquella vez durante la Batalla del Templo Oscuro?. "El Cazador no es nadie sin su presa" y él es lo que tengo ante mí. Me convertiré en el "Celador" de Sargeras, Azeroth podrá recuperarse de esta afrente y con ello, la esperanza volverá a resurgir.- Prometió "El Traidor".

- No, Illidan, no nos podemos ir sin ti...¿qué haremos?.- Intervino Megumin.

- Yo estaré bien, está en mí vigilar a este villano que ha sido la mente maestra de la "Legión Ardiente". Ahora, la misma ya no existe, ha caído, sus Ejércitos han quedado devastados y eso llevará a la recuperación de las tierras azotadas por los Demonios. Ahora, váyanse, les prometo que un día volveré.- Dio su palabra y con ello, desplegando sus "Gujas de Guerra/Hojas Gemelas de Azzinoth", Illidan Stormrage/Tempestira puso rumbo hacia donde estaba encarcelado Sargeras y se quedó al lado de los "Titanes" para hacerse cargo del "Titán Caído".

Era triste una despedida así, pero era su decisión y no la habían a tirar abajo. En un momento dado, el "Portal" que unía Azeroth con "El Panteón" fue cerrado y con ello se dieron las buenas noticias de que la "Tercera Invasión de la Legión Ardiente" había terminado, por lo que empezaron los fuegos artificiales, festejos, homenajes a los caídos. 

En Stormwind, el Rey Varian Wrynn fue velado con todos los honores junto a Vol'jin en Orgrimmar, aunque las tradiciones eran por incineración en el segundo caso; pero para ambos funerales fueron todos sus conocidos, incluyendo Gelbin Mekkatorque, Muradin Barbabronce, quien lloró por la muerte de aquel joven Monarca, Varok Colmillosaurio, Lor'Themar Theron, Gazlowe, el "Príncipe Mercante" Jastor Galliwyx, Sylvanas Windrunner, Baine Bloodhoof, la "Primera Arcanista" Thalyssra, el "Ejército de la Luz", los "Caballeros de la Espada de Ébano", el Profeta Velen y demás personalidades de la política y razas que había allí. 

Poco después empezaron los festejos, en donde hubo un banquete en el "Fuerte Grommash" y en Stormwind, el ahora ascendido Rey Anduin Wrynn daba un discurso en honor a su padre, asumiendo el nuevo papel que llevaría a cabo en su vida. 

- Sé que lo lograrás, Anduin. Nunca te rindas.- Le deseó Kazuma al chico.

- Es verdad, tienes sangre de Líder. Conseguirás la paz que buscas, pero recuerda, cuando llegue el momento de usar la Espada, es ahí que deberías luchar con todas tus fuerzas para preservar lo que amas.- Añadió Mitsurugi.

- Y siempre podrás contar con nosotros para todo, incluso en los más más complicados. Llámanos y vendremos en un santiamén.- Prometió Aqua.

- Además, esta aventura nos ha permitido conocer más a fondo su historia y cultura. Creo que nos vendría bien quedarnos aquí unos días más.- Sugirió Darkness.

- ¡Sí, por favor, hasta Chomosuke quiere unas vacaciones!.- Exclamó Megumin con emoción y teniendo a su gata arriba del sombrero de Hechicera.

- Opino lo mismo. Un descanso me vendría bien a mí también.- Pidió Yunyun, quien se sentía segura de si misma.

- Entonces que así sea.- Finalizó Kazuma, viendo que todos votaban por lo mismo y eso causaba una alegría en Anduin de ver a sus amigos con él, sin embargo, en aquel momento, mientras que se encontraba con el Rey Genn Greymane, el "Maestro Espía", Mathias Shaw apareció ante ellos y con una expresión seria en su rostro.

Anduin notó que aquel pelirrojo necesitaba hablar con él, así que pidió unos minutos para estar a solas con Shaw y se reunieron en uno de los laterales del "Castillo Wrynn".

- ¿Qué sucede, "Maestro Espía"?.- Preguntó el joven rubio y de ahí vio que éste sacaba un extraño objetivo envuelto en una tela blanca.

- Hace pocos días, mis Agentes de la "IV:7" llegaron hasta Silithus, el lugar donde quedó incrustada la Espada de Sargeras y se han topado con una numerosa expedición de los Goblins, quienes han traído herramientas y máquinas, excavando alrededor de la zona de impacto y han podido conseguir esto.- Al quitar la envoltura, un resplandor dorado emergió y casi dejaba ciego al chico, por lo que se tapó los ojos con la mano.

- Esto...tiene un poder enorme...¿cómo se llama?.- Preguntó el muchacho pero Shaw negó con la cabeza.

- No lo sabemos, pero lo que usted ha dicho es cierto: En donde caiga, su poder puede ser beneficioso y devastador para todos nosotros. ¿Qué haremos, Rey Anduin Wrynn?.- Lanzó el pelirrojo aquella pregunta, dirigiéndose con respeto hacia el joven.

- Mantengan Silithus bajo vigilancia, no permitan que nadie más se apodere de este mineral, redoblen la guardia en ese lugar.- Pidió como primera tarea para Shaw y éste se preparó para acatarla.- No voy a permitir que una nueva guerra estalle en Azeroth, lo juro.

Dicho esto, el joven se reunió con sus amigos, quienes lo recibieron con calma, haciendo a un lado lo ocurrido con anterioridad y dando por iniciado los festejos por la victoria y el fin de la guerra.

Azeroth tendría un Futuro pero también tendrían que cuidar de que la paz sea duradera antes de que otros busquen más poder que llevaría al Mundo de ellos a su destrucción. Sin embargo, siempre podrán contar con sus Héroes, aquellos venidos del "Fantasy World" y que lucharán contra aquellos que buscaran causar problemas.

Pronto, los fuegos artificiales iluminaron los Cielos, la celebración por la victoria y la paz había comenzado.

Fin.

[Bueno, amigos y con este último capítulo termina "World of Konosuba: Legion", empezado en Agosto del año pasado y finalizado ahora, el 13/1/2022 a la 1:12 AM (Hora Argentina). Lamento mucho si hubo demora pero el Martes fue un calvario, sin embargo, eso ya es cosa del Pasado.

Agradezco muchísimo el apoyo y a los seguidores RCurrentArielBravo5ArielCallisaya7Betelgrim_El_Payaso y los demás. Muchas gracias por la lectura, seguimiento de este fic y demás.

Quizás, para más adelante, saque algún One-Shot sobre los eventos posteriores a esto y previos al último fic que saldrá este año; así que estén atentos.

Nos estamos viendo, amigos. Cuídense, buen día Jueves de mi parte y hasta la próxima.

Próximo fic: "World of Konosuba: Battle For Azeroth".

Fecha de Estreno: Septiembre del 2022. Última historia de esta trilogía y que será más larga. 

Hasta la próxima, amigos. Nos estamos viendo en futuros proyectos y fics.].

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