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Bueno...después de un descansito que me he tomado, ya que quería terminar con mis examenes finales y por fin estar de vacaciones, he vuelto ^^

Me siento mucho más tranquila y con mejor salud mental, al igual que con ganas de escribir más sobre esta historia.

Quiero tomarme esto con más tranquilidad y no sentir presión al escribir cómo me ocurría antes. Esto significa que las actualizaciones podrán tardar más y otras veces menos, lo siento mucho si a alguien esto no le gusta o le molesta, pero no quiero volver a sentir tan mal como lo hacía antes, no ahora que he comenzado a mejorar y sentirme mejor.

Aquí tenéis el nuevo cap, espero que os guste.

[•••]

Conway y Gustabo patrullaban juntos, llevaban prácticamente toda la mañana  deambulando por la ciudad, deteniendo a gente, poniendo multas y teniendo algún breve descanso cuando al superintendente le apetecía fumarse un cigarillo.

El rubio se encontraba cantando bajito una canción de la radio cuando un agente solicitó refuerzos para un código 3 en la licorería. Gustabo se giró rápidamente para mirar al pelinegro, no había pasado nada interesante esa mañana y comenzaba a aburrirse demasido, con la mirada le rogaba al superintendente aceptar ir al código 3. Vio a Conway rodar los ojos y dar un suspiro.

- Venga, está bien, muñeca... - tomó la radio e informó de sus intenciones al resto.

- ¡TOMAA! - exclamó feliz Gustabo.

Una pequeña sonrisa, difícil de notar, se formó en los labios de Conway, este simplemente aceleró rumbo a la licorería.

[•••]

- ¡Uff, ojalá nos demos de tiros! - decía Gustabo mientras bajaba del Z y se acercaba a la puerta - ¡Me pido negociar! -

Nadie se opuso al deseo del rubio, cada quién marchó a hacer una tarea distinta, ya sea haciendo perímetro, revisando el vehículo de los criminales, evacuando a gente de la calle debido al posible desenlace del atraco.

Gustabo se acercó a la puerta de cristal y comenzó a hablar con los atracadores. De vez en cuándo tomaba su radio e iba informando al resto sobre el número de rehenes, asaltantes...

- Te puedo dar tres mil euros por...- decía el atracador al subinspector que se había quedado en silencio mirando dentro del establecimiento.

Gustabo se había quedado mirando al segundo atracador, quién se encontraba parado detrás del que negociaba con él. Éste caminó hacia la parte trasera de la licorería, el rubio seguía sus pasos con la mirada, esperandose que cualquier cosa pudiera pasar.

Parecía haber dejado de escuchar la negociación cuando pudo vislumbrar una mano en la puerta que daba a la zona trasera. Las luces de allí se encontraban apagadas, tal vez tenían armas escondidas ahí, es lo que pudo pensar Gustabo.

Por alguna razón su mirada estaba clavada en aquella puerta, la mano seguía ahí. Por el rabillo del ojo notó algo de movimiento, posiblemente vendría del atracador con el que "negociaba" al darse cuenta de que el subinspector no le prestaba atención.

Un helado escalofrío recorrió su cuerpo, su pecho se estrujó momentáneamente y tuvo que abrir los ojos más de lo normal al ver una cabeza asomar por la oscura puerta. Se asomaba casi pegada a la parte más alta del marco de la puerta, cosa que le pareció extraña, el atracador no podía ser tan alto, él no lo recordaba tan alto.

La mano y cabeza, ambas desaparecieron de nuevo lentamente, adentrándose en la oscuridad. Los oídos del agente se sintieron como cuando sales del agua después de estar sumergido. Los gritos del atracador le terminaron de sacar del trance y le obligaron a mirarle a los ojos.

- Eh...Disculpe, siga con la negociación, por favor - se apresuró a decir Gustabo al ver el rostro más que irritado del contrario.

- ¡Siga y una mierda! Lo que voy a hacer es empezar a contar, puto imbécil...1, 2, 3...-

Los ojos de Gustabo volvieron a dispararse, esta vez habían dos motivos para ello: las negociaciones acaban de romperse y, justo detrás del atracador que negociaba estaba su compañero. Gustabo juraría haberle visto ir a la parte trasera, pero ahora mismo no estaba seguro de nada, tal vez necesitaba dormir más.

Corrió a resguardarse mientras informaba a todos por radio sobre el tiroteo que se avecinaba. Alguien le tomó del brazó y lo sentó en el suelo tras un patrulla.

- Vete preparando la pipa, muñeca, se viene mambo - le dijo Conway mientras se asomaba para apuntar hacia la licorería.

Los atracadores pensaron que esta jugada les saldría bien, pero no sabían que el superintendente estaba en el tiroteo, prácticamente la ciudad entera conocía sobre su talento para acertar disparos a cualquier distancia. Dos disparos, que dieron de lleno en el pecho de uno de los atracadores, demostraron que les costaría bastante ganar este duelo.

El que recibió aquellos dos disparos cayó al suelo inconsciente, mientras que el segundo intentó correr a refugiarse en otro sitio y acabó corriendo con la misma suerte que el primero.

El superintendente informó por radio y, juntó a Gustabo, entró en la licorería, con las armas en alto en caso de que alguno de los enmascarados quisiera seguir bailando.

Conway revisó tras las estanterías y mostrador, mientras que Gustabo fue directo a la parte trasera. Pasó por el pequeño pasillo y de una patada abrió la puerta que había al final de éste.

Entró a la habitación con la linterna de su glock encendida. Buscó el interruptor para encender la luz, pero al darle la bombilla se encendió sin alumbrar prácticamente nada. Apuntó a todas partes, pero su linterna comenzaba a dejar de alumbrar pese a seguir aparentemente encendida.

Gustabo frunció el ceño, no entendía nada, fue hacia la puerta de está se cerró dando un fuerte portazo. Su pistola cayó al suelo cuando intentó cubrir sus orejas por el fuerte ruido, en seguida se agachó para coger el arma, pero al tocar el frió metal sintió algo helado sobre el dorso de su mano tocándole.

La luz de la linterna parpadeó e iluminó ligeramente parte del suelo frente a él, parte del suelo y unos zapatos negros de punta afilada.

Alguien estaba parado frente a él.

Ahogó un grito al notar cómo lo que tocaba el dorso de su mano era otra mano, pálida, delgada y larga la cual, con fuerza, apretó su propia mano para evitar que levantase la linterna.

Gustabo cogió la pistola torpemente con su mano libre, ya podía notar el pánico en todo su cuerpo al intentar enfocar arriba y recibir una patada en la mano para que tirase el arma.

A pesar de que la pistola fue arrebatada de sus manos logró ver, en no más de un segundo, algo de quién estaba frente a él. Una figura de alguien alto, llevando una especie de traje, una sonrisa y ojos que se le quedaron grabados en la mente por la energía nada buena que emanaban.

Intentó llegar a la puerta lo antes posible aún que seguía en el suelo. Ya no había luz, la linterna llegó a parar a una esquina, apuntando solo a la pared. Arrastrándose y sin dejar de mirar hacia donde estaba la figura antes, retrocedió hasta tocar con su espalda la puerta.

Unos pasos fuertes y rápidos se escuchaban yendo en dirección hacia él. Cerró los ojos, se intentó cubrir la cara y gritó ver el tenebroso rostro oscuro abalanzarse sobre él.

Un tirón dado a su hombro le hizo abrir los ojos. Estaba de pie, en el centro de la pequeña habitación con todas las luces encendidas. Volteó a ver sus espaldas y vio a su superior mirándole de brazos cruzados.

- Sé que odias tragarte el palo de identificar a los detenidos, nena, pero quedarte en medio de la puta habitación por 10 minutos sin hacer ni ostias no me parece muy divertido tampoco - dijo Conway con el ceño fruncido.

- Eh...Si, perdón, voy al patrulla - Gustabo salió corriendo fuera de ahí en cuanto pudo. Estando en la calle paró a regular su acelerada respiración.

No entendía nada. La falta de sueño debía de haberle afectado pero bien. Se pasó una mano por el pelo, peinándolo hacia atrás y luego la pasó por su rostro. Tal vez fue el cansancio, pero no se encontraba nada bien después de la ocurrido.

- A la mierda, yo me voy de aquí... - murmuró y fue a por la mary de uno de los agentes, si tenía problemas para volver a comisaría pues que solicite ayuda a otro agente porque él se iría directo a su casa.

Se tomaría lo que le quedaba de día libre, ya recuperará esas horas otro día, lo que le importaba ahora mismo es irse a dormir de una vez y lograr descansar lo mínimo después de no haber dormido desde hace varios días.

Si había alguna duda ya la resolvería mañana.

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