•°~°Capítulo 11°~°•

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Había pasado un momento. En donde Bennett se había esforzado por hacer que Ben se acostumbrase al tacto del cachorro y a la forma en que este reaccionaba hacia las caricias. Prontamente él acabó cediendo y se quedó un tiempo allí buscando adaptarse al extraño ambiente que Bennett mantenía junto a sus perros.

Más tarde el pelimorado estaba recostado en la alfombra boca arriba, con sus brazos y piernas extendidas, sin poder moverse bien ya que sus mascotas dormían sobre él, y al no querer despertarlos se quedo haciando su trabajo de «almohada para mascotas», conteniendo las ganas de soltar un gemido de ternura mientras a un lado veía a la pequeña perrita enroscada sobre la cama de uno de sus perros.

—Humm es una cachorrita linda... —murmuró Bennett, haciendo un puchero y elevando su mano sobre la cabeza del perro para luego acariciarla, ya que Alan era el que estaba más cerca a su rostro, recargando su cabeza en su pecho— ¿Verdad que si? —alzó la voz, esta vez dirigiéndose al pelicían, que estaba sentado en el sofá.

—No lo sé, no me importa... —el peli-turquesa arqueo sus cejas y rodo los ojos tomando otro sorbo de cerveza.

—Hey... —llamó el pelimorado sonriendo, mientras abrazaba con su antebrazo a su perro Matthiew.

—¿Qué? —el moreno le miró por unos segundos y cambió el canal de la televisión para ponerse más cómodo en el sofa.

—¿Puedo preguntarte algo? Es que... sólo me dio curiosidad... —Bonnie aprovechó a que ambos animales dormidos sobre él se movieron un poco para así levantarse quedando sentado en la alfombra.

—Ahá ¿y qué es? —inquirió el mayor. Desvió la vista hasta donde estaba el pelimorado quien peinaba su cabello con sus dedos y estiraba la espalda, juntando sus manos entre sus piernas.

—Q-Quiero... saber tu segundo nombre. Es que... bueno, nunca lo he oído y eres muy reacio a dejar información y a penas sé tu primer nombre y apellido. —Bennett se levantó del suelo para ir y sentarse a un lado del moreno, rascando tras su nuca—... sólo es eso. También hay muchas cosas que me gustaría saber sobre ti, pero... creo que será para después.

—Ha, mira eso. Yo igual pensaba hacerte esa misma pregunta, si te soy sincero nos conocemos hace mucho y a penas sabía tu nombre. En realidad no me molesto en buscar información acerca de alguien sólo porque si. —Ben sonrió pasando su brazo izquierdo por el cómodo respaldo del sofá, acabando por completo la pequeña botella que en un principio estuvo llena de cerveza de fino sabor— Te diré, si tú me lo dices primero.

—¿En serio? —el de ojos rojos soltó una ligera carcajada. Se pasó la lengua por los labios para humedecerlos y entonces tomó aire, asintiendo— De acuerdo. —sonrió Bennett, de forma más amplia.

—¿Y bien? —Ben se giró hacia el de hebras moradas mostrando una pizca mínima de interés. Quería conocer más a su compañero a decir verdad, tomando en cuenta que ya había pasado bastante tiempo con el mismo.

—Elliot. —respondió Bennett. Y pronto pudo ver la expresión un tanto sorprendida y burlezca del peliturquesa.

—Nathan. —suspiró Ben y se achicó de hombros, sonriendo con diversión.

—¿Qué?

—Ese es mi segundo nombre.

—Oh... hah, tu pronunciación es bastante peculiar. Me gusta. —susurró eso último con una media sonrisa en los labios apretados— Oye...

—Siendo sincero, me interesa saber más sobre ti a parte de que eres un rarito al que le gusta molestarme ¿sabes? —interrumpió Ben— En realidad admiro la manera en como me soportas también.

—¿De verdad, crees que soy una persona interesante de conocer? —Bennett no pudo evitar dar un pequeñísimo salto desde su sitio. Eso le había tomado un tanto por sorpresa.

—Tampoco me hagas repetir lo mismo, no eres sordo. —Ben le dio un toquecito en la espalda— Pero no te emociones demasiado hah.

—Oh... ¡Uh! Pero entonces ¿que tal si me dices cuál... es tu apellido materno? Sinceramente no recuerdo que siquiera lo hayas mencionado alguna vez, y eso que siempre reviso.

—Hah eres un metiche... —bufó Ben, antes de simplemente sonreír y dedicar una mirada serena al menor, que parecía impaciente— Handal.

—Oh, no lo había escuchado nunca, es interesante. —mencionó el menor, llevando una mano a su barbilla— Tienes un nombre peculiar y bonito. Es de ese tipo de nombres que puedes reconocer fácilmente ¿sabes? Me gusta.

—¿Eh, gracias? —farfulló Ben, sin saber como tomarse ese cumplido. Carraspeó la garganta, y se acomodó el cabello—. Bien, como sea, pero no me has dicho el tuyo. —mencionó— A diferencia de ti, yo no ando acosando a mis compañeros.

—Heh, no es acoso si alguna información es totalmente pública ¿lo sabías? —Bennett formuló un mohín, encogiéndose en su sitio—. Ahm bueno, bueno... es Britt: mi segundo apellido es Britt.

—Mmh... —el mayor hizo un gesto, y luego asintió— Me lo dices a mi, pero tu nombre completo tampoco es algo tan común que digamos.

—¿Eso crees? —el pelivioleta le sonrió, mucho más animado una vez vio la expresión relajada del mayor— Entonces estamos igual.

•[▪]•

Eran apenas las tres de la mañana, y Ben no sabía como pudo haber aceptado algo de tal calibre y estar en ese momento en la misma alcoba casi recostado en la cama, desprendiendo cansancio e inquietud al estar junto al pelimorado, quien dormido, abrazaba a uno de sus perros mallorquines que se enroscaba allí, en medio de la cama y sobre las sábanas, gruñendo a ratos. Eso causaba que Ben no pudiese sentirse cómodo en ese estado, a pesar de que el cansancio era mayor y que dormir en un sofá era algo que simplemente no haría.

No podía creer lo lejos que había llegado sólo un día y la alta confianza que de pronto parecieron tenerse, tomando en cuenta que a veces lo muy pegajoso que era Bennett le inquietaba demasiado. A un lado el perro gruñó moviendo el hocico solo porque se había movido un poquito en la cama. Y el mismo animal movió la cola golpeando con esta el torso del moreno para seguir como estaba junto a su dueño.

—Estúpido animal... —Ben frunció el ceño cruzándose de brazos. Dejó el celular a un lado para seguido cubrirse la mitad inferior de su cuerpo con el cobertor. De por si dormir con ropa le incomodaba, y ahora estar precisamente con un hombre al lado suyo junto a un perro le resultaba la mayor incomodidad de todas.

No es que Ben nunca haya dormido con amigos, pero normalmente él dormía cómodo en su cálida cama, mientras los otros se las arreglaban para saber como ponerse a dormir aunque sea en el suelo. En ese aspecto el pelicían estaba al tanto de no ser muy hospitalario o empático.

Luego de un rato Alan, -que era el perro que dormía junto a su dueño- se levantó pasando por encima del torso y pisando por completo al moreno antes de bajarse de la cama para enrrollarse echo bolita en el suelo, Benjamín agradeció que por sin se fuera, podría dormir mejor. Pero poco después de eso, la puerta de la alcoba se abrió despacio tras ser empujada por el otro perro de pelaje oscuro junto a la cachorrita que soltó un agudo ladrido al entrar, y estos dos animales fueron a recostarse tranquilos a un lado de Alan.

«Qué molestos son los animales, cielos... hacen ruido hasta cuando duermen». Ben bostezó ligeramente, dispuesto a ignorar eso teniendo el cuenta el sueño que se cargaba.

—Mmh ¿te... te fuiste? —. Escuchó murmurar al pelimorado a su lado, seguramente al ya no sentir al perro a su lado. Ben iba a ignorar eso, hasta que sintió que Bennett se movió quedando aún más cerca, acabando por reflejo, abrazándose al torso del moreno, sin volver a decir nada más antes de ocultar su cabeza entre los cojines.

—Cielos, esto no puede acabar peor. —bufó Ben, su cuerpo se tensó de un momento a otro, y no hizo más que intentar relajarse y pensar en algo distinto.

Porque le incomodaba que fuese él exactamente quién estuviese abrazándose, mientras dormía, en la cama, de noche y encima que fuese tan cálida la sensación producida por el acercamiento.

No tuvo otra mejor opción que el resignarse y cerrar los ojos para poder dormir mejor. Bueno, no estaba del todo incómodo, ya que al menos el perro no estaba molestando encima de él o sobre el pelimorado que parecia cómodo por cualquier cosa, ya que dormía profundamente sin inquirtarse con nada de lo que sucedía a su alrededor.

Cuando por fin logró encontrar el momento y posición cómodos -que era estar de la misma forma solo que más relajado- deslizó inconcientemente y con persimonia su brazo libre por la espalda del otro para sentirse más cómodo y a gusto para poder dormir. Ya no le importaba, sus ojos se cerraban solos.

Al llegar la mañana...

Bennett abrió los ojos con cansancio. Mientras se frotaba los mismos poniéndose a revolotear en la cama como acostumbraba a hacer cada mañana. En ello notó la diferencia en el tipo de panorama, se suponía que el ambiente sería helador, tranquilo y con el aroma a limpio de todas los días o técnicamente madrugadas, ya que acostumbraba a despertar muy temprano, pero en cambio se sentía diferente: era cálido, se notaba denso palpando el abrazador clima y ese aroma tan... diferente al que ocostumbraba a aspirar.

Con ello las memorias del día de ayer le hicieron comprender todo al instante, eso fue suficiente para que toda una sonrisa boba ocupe el espacio de su boca. Ahí estaba el moreno de piel, dormido, con su mano colocada con ligereza sobre el hombro ajeno trayéndole entre sueños, lo que produjo una corriente de emociones en el pelimorado.

Estaba tan... el uno cerca del otro, y él estaba recargando su cabeza cauteloso sobre el pecho de Ben, pudiendo captar su atención impulsiva mientras este dormía. Logrando que ese abrazo fuese más profundo y cómodo.

Bennett pensó que debía aprovechar eso, sí, lo haría. Era una suerte para él, conociendo a Ben como le conocía, sabía que este no era muy madrugador y sus horas más tempranas para despertar eran de siete a nueve de la mañana. Por lo que pasaría bastante tiempo de esta manera y no le importaba levantarse tarde si era para poder estar así un gran rato.

El moreno se removió en la cama un rato después. Sobre él seguía el pelimorado con aparentes ganas de no querer soltarse del mayor.

—Sigo... teniendo sueño, Bon... —habló el de cabellos morados un tanto somnoliento al ser removido con cierta fuerza por el mayor. Su voz solo produjo que el otro comenzara a mirar a su alrededor a medida que iba despertando y adentrándose a la realidad.

—Ehg... —Ben arrugó el entrecejo antes de bajar la vista hasta la sensación cálida en su torso y ahí vió al pelimorado abrazándose con total calma manteniendo los ojos cerrados y una sonrisa en los labios— ¿¡Eh!?

—¡¡Ahh!! ¿q-qué? —Bennett abrió los ojos con exasperación. Se alejó un poco alargando distancia luego de separarse del abrazo para mirar al moreno igualmente exaltado, tanto que en un principio había asustado al menor— ¿p-por qué gritaste?

—Ugh... no, olvídalo. —rascó su nuca con una sonrisa oprimida por sus labios, se notaba bastante inquieto de pronto— Hey... ¿podrías quitarte de encima?

—¿Encima? ¿de qué? —el pelimorado observó al mayor con una sonrisa en los labios. Ahora que lo notaba, estaba prácticamente aferrado al mayor, a pesar de haberle soltado— ¡Ah, sí! Perdona... lo siento, es que... ah, disculpa. M-me alejo... me alejo... —se mantuvo sentado sobre la cama. Estaba nervioso y pensaba en que luego de eso obtendría una reacción común en el otro, pero simplemente escuchó unas cuantas carcajadas del otro— ¿qué?

Se quedó tan embobado al escuchar esa risa: era una risa cálida y muy distinta a la que acostumbraba a oír siempre, estuvo tan embobado que antes de notarlo ya se había caído de espaldas por el otro borde de la cama, soltando un chillido afónico.

—Hah tranquilo, está todo en orden. No te alteres. —Ben se estiró un poco, como solía hacer cada mañana. Él si acostumbraba a despertar con un ánimo increiblemente bueno por las mañanas, mismo ánimo que luego de unos minutos se esfumaba casi por arte de magia— Y... ¿no te has hecho daño?

—P-pareces una persona tan distista... —comentó Bennett utilizando sus brazos como soporte para poder levantarse del suelo y volver a subir a la cama, ya que tenía un pie enredado en las cobijas de la cama. Se sorprendió en un principio, él creyó que Ben se molestaría por el hecho de haber dormido muy pegado a su persona pero en cambio fue una... reacción distinta que le extrañó bastante— Quiero decir que... e-estoy bien... gracias. —subió otra vez a la cama, hasta quedarse en el mismo borde sentado.

—De acuerdo... ¿me dices la hora? —preguntó el mayor levantándose, tomando sus zapatos y poniéndose estos mismos— Mi celular está apagado.

—Sí, claro. —Bennett se aproximó a buscar su móvil que había estado antes sobre la cama, justamente entre las frazadas. Buscó entre estas por unos segundos tratando, más bien, luchando por no levantantar la vista y encontrarse con la mirada esmeralda del mayor. Cosa que le resultaba casi imposible y parpadeó reperidas veces buscando otra forma de evitar, pero no pudo— ¿Q-qué estás haciendo?

—¿No es obvio? Si te ayudo a buscar el móvil te tardarás menos... —habló deslizando sus manos por debajo de las cobijas.

—¿Por qué?

—Mmm... porque soy amable ¿no? —contestó Ben sin darle importancia, buscando entre las sabanas el aparato móvil de otro— ¿es este cierto? —preguntó mostrando un celular bastante bonito, con un protector verde claro.

—¿Ves algún otro? —bromeó el más bajo sonriendo luego de que el moreno devisara la hora en su teléfono celular. Pero después observó con atención como la media sonrisa en el rostro del moreno se iba lentamente— ¿ocurre... algo?

—Está todo bien, no te preocupes. —respondió Bon, volviendo a hablar con ese tono que, aunque a Bonnie le encantaba, le hacía estremecer el hecho de que de un segundo a otro hable de esa forma.

—Bueno. Supongo que ya viste la hora... es algo temprano ¿quieres quedarte otro rato? Podemos desayunar aquí o fuera. —sugirió el menor en edad levantándose y caminando hacia la puerta.

—Bien, supongo que puedo quedarme aquí un rato más.

—¿De verdad? —al menor se le iluminaron los ojos y formuló una sonrisa aún más grande en su rostro. Claro, una sonrisa que pudo cubrir y hacer pasar desapercibido su intenso rubor.

—Sí. —afirmó otra vez.

—¿De verdad, de verdad, pero de verdad? —volvió a repetir el pelimorado con sorpresa.

—Ya te dije que sí. —el moreno tocó su frente, frustrado.

—¿No lo estas diciendo sólo porque si? —Bennett notó como el otro rodaba los ojos y suspiraba medio irritado.

—Eres demasiado extraño ¿lo sabías? Mejor me voy.

—¡No, no, no, no! Está bien, esta bien. Quédate, disculpa, sólo bromeaba.

•~•~•~•~•~•~•~•

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro