•°~°Capítulo 16°~°•

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Más tarde ese día Bennett pudo sentir que todo había mejorado al momento en que su celular dejó de sonar y que ya había organizado lo suficiente, teniendo en cuenta la enorme preparación que llevaba para lo que venía siendo la semana.

Hallándose en el ascensor hacía el décimo segundo piso, junto a cierto moreno que había llegado unos minutos después que él, Bennett sonrió un poco mejor y con más animos. Se había hecho una costumbre rápida y reciente el termimar visitando forzosamente al contrario, quien a pesar de mostrarse reacio a esto, terminaba invitándolo a pasar y así acababan hablando a penas de algo que no fuese trabajo o trivialidad.

Ben por su parte empezaba a experimentar la sensación de agrado al compartir un espacio con el menor, podría decir que Bennett le agradaba mucho más ahora. Era quien más se encontraba a su lado y quien, por muy raro que sonase, simplemente estaba allí sin esperar algo a cambio o sólo para molestarlo. Aunque eso no quitaba del todo aquella ligera barrera de antipatía que siempre estaba allí cuando se encontraban los dos, a solas y sin inquietudes de por medio.

—Esta vez será distinto, estuve trabajando mucho en esto. —hablaba Bennett, mostrándose contento y sonriente a pesar de que su aspecto delataba lo muy cansado que estaba.

Ben a su lado asintió casi al instante, sin decir nada por unos momentos hasta que recorrió con la vista casi por costumbre al pelimorado a la par, quien sujetaba firmemente la correa de su guitarra a cuestas, junto a un pequeño bolso mensajero en el hombro izquierdo, mismo que movía a ratos mientras se acomodaba el desorden que tenía por cabello.

—Ya lo creo, eres un sujeto demasiado inquieto... —respondió Benjamin en un suspiró, dejando que una media sonrisa se posara en sus labios luego de hablar— tú siempre haces algo distinto, creo que es la gracia de las presentaciones en vivo. Siempre pareces ser tú en lugar de una banda... debe ser difícil ser un acaparador.

—¡Hey! No acaparo... todos somos una parte importante.

—Antes de ver a la banda completa, el guitarrista suele ser el centro de atención junto al cantante. —Ben ladeó la cabeza, alzando las cejas con cierta indiferencia— Al menos así te reconocí yo, eres... bastante bueno.

—¿Eso crees? Oh gracias...—sonrió el más bajo, encogiendo leve los hombros— Heh pero no sabes todo lo que tengo que pelear con los productores y con William para poder hacer lo que quiero cuando al final Michael y yo componemos algo; ellos siempre terminan queriendo corregir todo. Pero siempre vale la pena al final, en realidad... me llevo muy bien con los otros integrantes...

—Eso parece... eres un mocoso con suerte.

—Yo... lo llamaría trabajo y esfuerzo.

—No empieces de modesto. —espetó Ben mirando a un lado.

—No lo soy... es cierto.

Ninguno dijo mucho después de eso. Cuando llegaron al departamento del mismo Bennett sintió tanto relajo que siquiera prestó atención a cuando se había despojado de sus pertenencias y ya se encontraba sentado en el sofá buscando con la vista a aquella pequeña cachorra.

—El perro estaba durmiendo en mi cuarto, sino está aquí jodiendome significa que no se ha despertado. —Ben habló buscando hacer reaccionar al contrario, que parecía muy fascinado mirando a su alrededor. Por la forma en que Bennett le devolvió la vista, acentuando extrañamente sus ojos bermellón, Ben asumió que se sentía expuesto— ¿no era para eso que ibas a venir?

—Sí, es... cierto. —respondió Bennett, levantándose enseguida— ¿te molesta si...?

—No te hubiera dicho nada si lo hiciera. —cortó el moreno, encogiendo los hombros.

Bennett asintió un poco más tranquilo, también se percataba de la cálida sensación que brotaba desde su pecho al notar que Ben estaba siendo lo suficientemente amable y calmado. Suponía que al menos él había tenido un buen día.

Al menos hasta que unos momentos después escuchó la voz del moreno desde la sala, hablando al parecer con alguien más, hasta que al asomarse Bennett pudo asumir que charlaba por teléfono, y no hizo falta más para saber por la expresión ajena que se trataba de Margaret, y aquello le hizo sentir más inquieto que de costumbre.

—Eso no va a funcionar... no estás siendo sincera y no puedo... —. Se escuchaba la voz del moreno escapar con bastante intensidad, resonando en la sala y enseñando molesto que se encontraba a pesar de no querer demostrarlo—. No hablemos más de esto, Margaret. Estoy... ocupado, lo siento.

Para cuando lo notó, Bennett se encontraba sentado sobre la cama en la alcoba, sosteniendo con torpeza al pequeño can inquieto entre sus manos. Mantenía la mirada fija hacia la misma, que sacaba su lengua y meneaba la cola con alegría saltando y lamiéndole las manos buscando llamar su atención.

Cuando Ben dio por finalizada la llamada, respiró hondo, recordando que tenía visita. Caminó y se quedó parado en el umbral de la puerta abierta que daba a la habitación, observando con una mirada neutral al contrario, que trataba de seguirle el ritmo a los jugueteos de la cachorra, mostrándose bastante distraído.

—Veo que estás cómodo.

Ben interrumpió el silencio hablando con voz clara. Este recuperó su compostura firme dando algunos pasos hasta el pelimorado, dejando una gran distancia entre los dos, ya que la perra en el regazo de este había empezado a impacientarse al verlo.

—Ah sí, algo... así.

Ante el acercamiento Ben vio al contrario erizarse por completo y levantarse de manera abrupta, que hasta consiguió que el animal se asustase y se aferrase a su ropa, terminando por soltar un ladrido y saltar al suelo, meneando la cola mientras rodeaba las piernas del pelimorado.

—Hm ¿qué te pasa? —Benj alzó una ceja, cuando el menor comenzó a sonreír como si nada y sacudia sus ropajes, negando con la cabeza.

—Heh no... nada. —Bennett continuó sonriendo y luego miró a la pequeña perrita que meneaba su colita a la par que rasgaba con sus patitas su pantalón— Yo... la veo mucho mejor...

—Sí, tampoco soy un imbécil, la he estado cuidando mejor. —el moreno encogió los hombros, revolviendo con su diestra parte de su cabello, buscando ordenarlo mejor— y supongo... que un poco de ayuda no me vino mal, te... ah, te agradezco.

—Eso me alegra, no es nada. Siempre... me gusta ayudarte.

—Claro, y supongo que te vas a quedar otro rato, digo, por como ya te pusiste cómodo...

—Heh perdona... ¿crees que pueda...?

—Tsh sí, puedes. —espetó Ben, mirando a un lado.

No pasó demasiado, pero Ben se sintió bastante acompañado como para olvidar los dilemas personales. El pelimorado terminó siendo incluso más ruidoso que la pequeña cachorra una vez se encontraron en la sala. Incluso viéndose notablemente cansado, el ojirojo siguió hablando y jugueteando con la canina en el sofá de la sala, mientras relataba como había estado su día con el único objetivo de hacer que el pelicían también hablase sobre algo.

Lo había conseguido, Ben terminó olvidando por unos instantes el rostro de su hermosa mujer que se había instalado en su cabeza luego de aquella llamada, y todo eso fue reemplazado por una ligera emoción de tranquilidad.

—Hey, creo que ya me tengo que ir... —. Bennett le tocó el hombro unos momentos después, mostrándose más cansado— estaré un poco ocupado, pero espero poder toparme... c-contigo en estos días heh.

—Vale, entonces... y espero que entonces, talvez te vea luego. —se animó a decir Ben formando una media sonrisa de lado, luego metiendo su mano en el bolsillo de su pantalón, mientras observaba a Bennett marcharse, y cerraba la puerta dando un suspiro largo antes de reposar la espalda en la pared al lado de la puerta buscando con la vista el reloj digital cercano.

Ahora que Bennett se había ido. El silencio volvió a tomar posesión de todo el espacio. En ese momento ya solo podía observar como el cachorro tironeaba su pantalón con los dientes y rascaba con sus patas, meneando su colita de un lado a otro buscando atención o bien incitarlo para que jugase con ella.

—Uhg aún me cuesta... no sé como jugar contigo. —suspiró Ben, agachándose y casi luchando por a penas poner una mano sobre la cabeza de la tierna canina, la cual, terminó sentada soltando un ladrido ante la caricia.

«No es tan malo...»

•[▪]•

«Tampoco ha estado tan mal»

Pensó Bennett para sí mismo echándose al sillón luego de llegar a su departamento y notar que sus dos perros se encontraban dormidos. Peinó torpemente su cabello con los dedos y tras haberse relajado un momento, bufó en cuanto la vibración de su celular le molestó haciéndole tener que acomodarse mejor a lo largo del sofá.

—Oh, Jeremy... —mencionó en medio de un suspiró, presionando el botón para contestar y llevando perezoso el móvil hasta su oído, mientras se frotaba ligeramente la cara— Hola Jeremy ¿cómo estás? —contestó con ciertas pausas mientras hablaba en un cuidado español básico, escuchando de paso al contrario soltar una ligera carcajada ante eso.

Jeremy acostumbraba a hablar bastante español con Bennett desde que este último recordaba. Era por eso que así mismo el pelimora había tenido que aprender más rápido, aunque nunca dominó la complejidad del habla, los dialectos, las jergas y a penas comprendía unas cuantas referencias del contrario, pero se había acostumbrado de la misma forma en que Jeremy se había acostumbrado al Inglés, aún si tampoco lo dominaba del todo y tendía a trabarse tanto que a penas distinguía una palabra de otra.

—Hah, está bien, no te esfuerces, mi amigo. He estado practicando... —rió el peli-cobrizo, relajando su voz antes de seguir hablando en un intento lento pero animoso de una entremezcla de Inglés clásico y británico. El otro se oía alegre desde la línea del aparato móvil— Bien, yo estoy... de maravilla~ ¿cómo no estarlo? Te llamé porque ahora tengo tanta suerte... te encuentro y ya estoy más cerca de ti. —lanzó un beso al teléfono. El pelimorado sonrió un tanto incómodo— Adivina quién será ahora uno de tus camarógrafos exclusivos por un tiempo en la editorial...

—¿Eh, tú? —respondió Bennett como si fuera muy obvio, sin borrar la sonrisa de su rostro, Jeremy era demasiado sugerente.

Bennett acabó levantándose del sofá con el teléfono al oído, y caminó hacia la cocina para buscar la comida de sus mascotas, quienes ya despiertos habían empezado a lamerle y a juguetear con él hasta acabar por guiarlo a un lado de sus cuencos de comida, los cuales llenó sin decir mucho, mientras oía al mayor con bastante atención.

—Obvio, de algo sirvió tener contactos. Y lo mejor es que podré seguir pagando alquiler y de paso estar cerca de ti. Muah. Será como volver a cuidar de ti, mi niño. —rió desde el otro lado— No preguntes como lo hice; las personas suelen decir que soy... muy agradable.

Jeremy contaba de manera alegre. Se podría decir que ese hombre tenía una personalidad muy... cambiante y si ahora estaba feliz, luego estaría serio o calmado; aunque esa face es muy corta en él. Pero sin dudas era una buena persona, de las mejores que Bennett pudo conocer, claro, después de su preciado e inigualable Ben, en cierto modo no podía olvidar a quien fue su inspiración cuando empezó su carrera.

—Mira eso, no nos hemos visto en mucho tiempo y ya vuelves a ser el de siempre. Me alegro. —ya de manera inconsciente Bennett se dedicó a sonreír. Le causaba gracia la situación en la que siempre se ponía el mayor solo por él. En fin, ¿qué le iba a hacer? Al menos era bueno tener a un amigo cerca con quien tuviese confianza. Sonrió agarrando un vaso y llenándolo con agua recién salida del grifo. Bebió un poco, para seguido hablar en un tono más bajo— ¿sólo... era eso de lo qué querías hablar? Es algo tarde para mi. —cuestionó algo dudoso.

—No, hay algo más, bueno, dos cosas más y estas si son importantes. Creo... depende, contigo nunca me tomo muchas cosas en serio, amiguito. —rió por lo bajo.

—Vale, entonces dime joven Jeremy. —Bennett torció levemente los ojos soltando un suspiro de diversión, realmente Jeremy le sacaba muchas sonrisas a lo largo de su día, y ahora que le tendrá más cerca, le costará trabajo no comportarse como el hombre inmaduro que era.

—Ya, tampoco ocupes ese tono de voz. No es nada malo, hago todas mis cosas así a la legal y todo, tú tranquilo. —el de ojos marrón suspiró sonriente— sólo quería saber algunas cosas y detalles. Me han dicho mucho sobre tu talento en el estrellato y los muchos viajes que tendrás que hacer en la gira a principios del próximo año, porque estaré ahí.

—¿Eh, estarás... dónde? Espera, no entiendo ¿cómo sabes eso...? —Bennett levantó una ceja— Tú eres el camarógrafo ahora ¿no? Se supone que no debieses manejar ni saber tanto, de hecho... no debieras siquiera estar tan cerca.

—Oye, tranquilo viejo... —rió el mayor, usando un tono largo y burlesco— En realidad estuve estos días pensando en que de paso puedo retomar nuestras amistad y mi puesto como tu niñero-padre suplente. También la editorial tiene relaciones con la industria en que estás, y como ya mostré ser super profesional, pues quedé en el anexo como contacto cercano tuyo.

—Oh, Bien.

—¿Qué bien, qué?

Bennett soltó un respingo al momento de ir en dirección a su alcoba, buscando algo de ropa para dormir y luego acomodarse mejor en su cama.

—Digo que está bien. —resopló al teléfono.

—¿Qué está bien? —Bromeó el mayor soltando una leve carcajada— Ya, si entendí. Hablamos otro día, algo me dice que no estás muy de ánimo ahora, se te escucha un poco cansado...

—Si...—se aproximó a decir Bennett formulando una grata sonrisa en sus labios— Gracias por comprender.

—Ha de nada, cuídate mucho.

Y tras esto, la llamada concluyó. Dejando a Bennett exhalar con cierto cansancio para seguido olvidarse de todo antes de ponerse más cómodo y cerrar los ojos.

•[▪]•

Cuando Bennett observó a su distancia, se hallaba pensativa una joven con el cabello arreglado de una manera extraña y la mirada al frente. Bennett a penas salía al amanecer esperando tener otro día arduo, pero entonces la miró de reojo notando y sintió que en realidad algo era muy curioso de todo esto.

Sus miradas se habían encontrado cuando uno pasó cerca del otro. Bennett frunció el entrecejo, cuando la chica le sonrió y le enseñó una tranquilidad que le hizo pensar que era muy extraño. Tenía un presentimiento raro, pero no lo suficiente como para hacerlo olvidar que aún mantenía una amistad con aquella chica.

Caminó un poco más cerca de la midma, divisando su bien vestir, tan elegante como siempre a pesar de tratar de verse de manera casual y modesta. Ella era hermosa, muy linda, no cabía duda en ello, Bennett se sentía celoso de lo mucho que esta mujer significaba para el pelicían.

—Hola... —saludó Bennett a voz baja.

La mujer ladeó la cabeza sonriéndole amable, asintiendo a su saludo. Al verlo un tanto apurado, ella noto que era obvio que Bennett iba de salida «qué lástima» pensó algo desanimada.

—Hola, Bennett. —Margaret arregló un poco su cabellera— Me alegro de verte.

—Sí, lo mismo... digo. —contestó Bennett con un movimiento de cabeza.

—Espero que nos veamos luego, te deseo... suerte. —Margaret le sonrió nuevamente, haciendo un gesto antes de pasar a un lado de Bennett.

Sin pensar demasiado en eso se dedicó a caminar absorto en sí hasta salir del lugar donde un coche que había solicitado le estaba esperando para dirigirse al estudio.

Su mirada se había mantenido en la ventana en todo momento, y aunque sentía esa pequeña inquietud en el pecho, se dedicó a hacerse la idea de que debía empezar a dejar de meterse demasiado en la vida de Ben, sobre todo, de dejar de involucrarse en temas que no le correspondían por mucho que quería estar allí para su compañero.

—¡Aquí estoy! —Anunció Bennett de manera alegre y simpática una vez puso un pie en la sala donde se hallaban sus compañeros— ¿Cómo están? Yo... estoy bien, sí. —sonrió, pasando sus brazos por el hombro de uno de sus compañero que estaba a una distancia cercana— Michael, me alegra verte.

—Qué gusto verte también. —contestó el recién mencionado, un hombre alto de cabello color vino purpúreo y ojos ambarinos, que sonreía mientras acomodaba sus lentes, mostrándose bastante amigable aunque muy tieso.

Un poco más animado, Bennett se encontró realizando montones de correcciones a su trabajo, y aunque en el área laboral no acostumbraba a distraerse o tener amigos, admitía sentirse bastante libre formando parte de un grupo que disfrutaba en improvisar y ver la música como algo increíble, algo que respetar y a la vez algo que pudiese hacerse con libertad y energía.

El único contratiempo que tenía, era que siempre debía estar limitado hasta un punto en que no era lo suficientemente divertido pero que sin duda no llegaba a ser aburrido. A Bennett nunca le había gustado que le indicaran que hacer, ni que tratasen de presionarlo cuando solía hacer las cosas con ganas y a su ritmo; era por eso que solía ser quien más peleaba con los patrocinadores y sobre todo con su representante William, quien tendía a tratarlo como a un niño revoltoso que debía aprender a trabajar en equipo.

—También hablé con tu asistente, no puedo creer que le hayas dado vacaciones y que encima me hagas tener que lidiar con absolutamente todos tus malos comportamientos, Bennett. —reprochaba el mismo adulto alto de cabello oscuro, similar a un tono berenjena, quien no despegaba sus amielados ojos del guitarrista y llevaba sus dedos hasta su frente.

—Ya lo sé, William. No necesitas estar encima de mi, sé lo que hago... no te he traído ningún problema, sólo exageras. —bufó Bennett, encogiendo los hombros a la vez que apartaba la mirada con cierta indiferencia infantil hasta donde mantenía su guitarra, la cual terminaba de adaptar y conectar al amplificador.

—Oh, claro ¿lo sabes? —inquirió con cierto tono sugerente.

—Mira, no soy un niño, pero tampoco soy un anciano, a penas tengo veinte ¿bien? Yo hago lo mío, lo hago bien y además eso te beneficia porque para eso trabajas conmigo ¿no? —Bennett hizo un mohín, terminando de ajustar el sonido mientras su compañero baterista le hacía una seña positiva con el pulgar—. En realidad detesto un poco... la promoción tan pesada, pero estaré ahí ¿eso está bien?

—Ay muchacho ¡ay muchacho! —bramó el mayor, terminando por presionar dos dedos cerca de su sien, dándose media vuelta para marcharse, no sin antes hacerle un gesto al pelimora.

Seguido de eso Bennett sólo sonrió terminando de ponerse de acuerdo con sus compañeros; simpaticos hombres que a veces le resultaban incluso más infantiles que él mismo. Suspiró, acomodando bien su guitarra para la ñrubea de sonido y luego un micrófono que fue puesto frente a él, haciendole tragar saliva y cerrar los ojos en busqueda de calma.

No parecía que quisiesen comenzar aun, todos se habían quedado mirándose entre ellos, analizando bien que harían.

—Bennett, esta es tu primera vez oficial como foco central con nosotros, si nos haces daños en los oídos tendremos problemas en unos días hah. —comentó cierto pecoso de cabello alborotado y castaño, dando un golpecito con la baqueta en el platillo.

Bennett hizo un gesto y dio un soplido al micrófono, causando una interferencia en el sonido mientras inflaba las mejillas. Los demás le miraron entre serios y burlescos. El ojicarmin acabó sonriendo, tranquilo antes de atarse mejor el cabello en una coleta baja y aclarar su garganta.

—Bien, vamos...

•[▪]•

—Benjamín, por favor.

—Te apareces como si nada, y las cosas... —suspiró— sólo son más complicadas, porque no te entiendo. Me dices lo mucho que me querías, pero... pretendes venir y hacer como si todo lo que tuvimos juntos no fuese nada ¡por favor!

—Lo lamento... —la chica apartó la mirada, sintiéndose acorralada por la repentina y fría mirada del moreno— no era... eso lo que trataba de decir. Perdóname.

—Siento que no te conozco, tú no eres así... —Ben llevó frustrado sus manos hasta su frente, deslizándolas con tortuosidad hasta cubrir después sus ojos— Escucha... no te pido que me expliques, tampoco... quiero presionarte, pero no puedo creer que después de terminar todo vengas a hablarme como si hubiera acabado bien y fuésemos amigos. Aún me molesta, todavía te amo, no ha pasado ni una semana...

—Cariño, yo...

—No me llames así. —frunció el ceño— Huh, olvídalo. Si a esto venias... déjame decirte que no quiero que vuelvas.

—Vamos, cielo... —Margaret trató de calmarle— no lo hagas más difícil..

—Basta, Margaret... tú no me hagas esto difícil, y sé sincera conmigo al menos. —bufó molesto, buscando ocultar en eso que estaba bastante afectado—No te das cuenta de que esto me duele más a mi que a ti, y lo sabes.

—Trata de comprenderme... a mi también me cuesta.

—No quiero hablar de esto, porque... no puedo entender nada, no te entiendo ¿bien? —Ben gruñó, apartando la vista— Yo nunca... hubiera mirado a ninguna otra mujer incluso si se me daba la oportunidad, no soy... así, joder. —se llevó una mano a la cara, mientras fruncía el ceño y se dirigía a la puerta— No te costó ver a alguien a mis espaldas y ahora tratas de hacer que esta mierda sólo me duela a mi, maldita sea.

—Modera un poco tu vocabulario, cariño. Por favor, sabes que no pasó así... tampoco vería a alguien a tus espaldas, p-pero... por eso preferí terminar con...

—Claro, ahora ya estás libre, así que déjame intentar a mi hacer lo mismo ¿quieres? —contestó de manera fría y tajante, llevando su mano a la manija la puerta— Puedes irte.

—Ben, por favor.

—Margaret, por favor. —repitió de la misma forma, pero con lo grave y seco de su voz.

—Benjamín, estás siendo infantil... no puedo contigo. —la contrario suspiró. Otra vez observó la mueca de disgusto en el mayor.

—Puedes irte. —repitió.

—Bien... —susurró Margaret tomando su bolso y llevando un gorro de lana fina hasta su cabeza— Yo... espero poder verte de nuevo y que hablemos.

—No hace falta. Tú puedes hacer lo que quieras, no hace falta que pretendas preocuparte ahora...

—Yo en verdad lo lamento. De verdad... espero que podamos entendernos más adelante.

—Lo entiendo. Te entiendo, pero... no puedo comprenderte. Ese es el problema. —le miró serio. Dejando la sonrisa de lado para reemplazarla por un opresivo choque entre su labio inferior y superior—  No soporto seguir mirándote. Por favor vete.

—Ben.

—Vete. —Repitió Ben apretando el agarre de su mano derecha sobre, en la cual había estado sosteniendo una copa con vino.

Cada vez que la veía, algo en él le imponía alejarse, aunque la adorase con todo su ser. Sentía rencor, enojo, y no por ella. La amaba pero su actitud fría no le permitía continuar hablando con calidez al mirarla, y por muy infantil que suene, empezaba a odiar ese comportamiento marginado que ella cobraba, haciéndolo parecer a él como un hombre malo sin sentimientos que vivía de los prejuicios en un mundo donde todo giraba a la par de él. Porque aunque pareciera, en el fondo no era así.

—Benjamin, vamos... no me mires así...

—¡Basta, maldita sea! ¿Por qué sigues hablándome de esa manera? Está bien, te entiendo ¡lo hago! Mierda... —espetó Ben llevando con cierta histeria su mano hasta su frente, peinando bruscamente sus cabellos— para de sólo pensar en ti y piensa también en mi, aunque sea un poco ¿vale? No siempre soy yo un imbécil egoísta, todo este tiempo sólo me he dedicado a ti, te he respetado, te he tratado como te mereces ¡pero claro! Siquiera pensaste en como me iba a sentir cuando de la nada se te ocurre echar todo a la basura y terminar porque según tú no sentías lo mismo y ves a alguien más. De verdad... no creo que la mujer de la que me enamoré sea la misma que estoy viendo ahora... así que deja de hacer esto peor para mi, y vete.

—Yo... —Margaret no podía decir nada, sabía que era cierto. No había pensado mucho en la situación estaba pasando su ahora ex pareja, y sólo se había centrado en egoísta ella misma— Tienes razón, discúlpame.

Él ni la miró. Hasta que se escuchó el ligero sonido producido por los zapatos de tacón de la mujer que poco a poco se iba disipando hasta no oírse más luego de que la puerta se hubiese cerrado. Ben tiró una gran cantidad de aire al momento de sentarse en el sillón, tomando todo el contenido que tenía en la copa.

Lo había hecho. Al principio el golpe había sido tan fuerte que dolía a horrores, pero después sentía que se iba disipado hasta ya no doler del todo. Debía pensar en él mismo esta vez, por muy difícil que le haya sido ser rudo con ella, y de alguna forma, se sentía diferente a como esperó.

•[▪]•

Bennett suspiró al encontrarse a las afueras de su departamento, revolviéndose el cabello y dejándolo caer por sus cansados hombros. Sejando sus brazos colgando mientras se asomaba por la puerta recientemente abierta esperaba que sus dos compañeros estuviesen animados hoy. Sin importar si estaba cansado o si a penas empezaba el atardecer a fuera, no iba a olvidar que había prometido a sus dos perros sacarlos a pasear personalmente.

—¡Hola bebés, ya llegué! —anunció con una gran sonrisa al encontrarse a los dos Mallorquines corriendo a la entrada, meneando con ansías sus colas— Prometí que yo les llevaría a pasear y eso haré ¿vale? Vengan, vengan a abrazarme~

Los dos animales ladraron contentos en resuesta, saltando encima de su dueño y consiguiendo que, a pesar de estar cargado con su bolso, su guitarra y de más, Bennett se sentara entre en suelo y la puerta dejando sus cosas de lado para recibirlos.

Obviamente él salia con mucha regularidad y a penas tenía tiempo para agendarles salidas o citas de cuidado cuando él no podía hacerlo. Y por tanto, Bennett estaba conciente de que wsos dos necesitaban cariño, y también él necesitaba un descanso para pasarla con sus dos fieles amigos, pero lastimosamente no podía por ahora.

—¡Wuau, wauw! —ladró uno de sus perros tratando de lamer cerca de su rostro con inasistencia, Bennett observó aquellos detalles amarillentos en sus ojos, notando que Alan estaba más animado que de costumbre. Sonrió, y le dio una pequeña caricia en la cabeza.

—Espero que se hallan comportado bien. —Volvió a formular una tierna sonrisa en su rostro, observando como sus dos mascotas se sentaban en frente suyo moviendo alegremente sus colitas y enseñando su lengua en signo de altos ánimos— Bien, primero iré a por algo de comer, porque en serio estoy que me muero de hambre. No quise comprar nada en el camino para llegar rápido heh. Y después me cambiaré de ropa ¿vale?

Iba a caminar hacía la cocina buscando algún aperitivo, pero se detuvo cuando escuchó el sonido de la puerta y sus perros ladran un par de veces, consiguiendo que se sintiera confundido cuando de pronto simplemente se sentaron a esperarlo, uno de ellos meneando la cola y el otro sentado con cierta postura defensiva.

«Cielos, la dejé abierta». Pensó Bennett al momento de acercarse, notando la poca luz que entraba por un lado, así que sólo suspiró y abrió más la puerta, encontrándose con unos ojos verdes, y un extrañamente amigable rostro moreno. Sonrió, parándose derecho en su sitio.

—Heh hola... qué alegría verte. —Saludó meciendo su mano de un lado a otro. Bennett tragó saliva al momento de ver como en el rostro del moreno se reflejaba un cansancio notorio «Vaya, algo pasó o es que realmente está cansado». Se dijo a si mismo antes de soltar la manija de la puerta para levantar leve sus dos manos hasta su pecho, buscando distracción— ¿Te ocurre algo? Te veo algo... ¿cansado? No lo sé. Yo creo que...

Bennett no se dio el tiempo de seguir hablando cuando se vio interrumpido por el de ojos verdes, quien sólo había soltado un seco «No es nada». Ben suspiró y le brindar una cálida sonrisa al pelimorado, quien se mostró algo confundido ante eso, pero le devolvió el gesto sin dudarlo.

—¿Quieres pasar? —ofreció, Bennett se hizo a un lado permitiendo el paso al mayor a su departamento.

—Supongo... ¿pero no vas de salida?

—¿Heh? —el menor parpadeó— ¿cómo sabes eso?

—A penas vine te escuché hablando a todo volumen. Deberías cerrar la puerta y después ponerte a hablar sólo si quieres. —comentó Ben, metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón. Luego de haber ingresado al lugar y Bennett hubiera cerrado la puerta mirándolo con atención, y después, sobresaltado.

—Oh... lo siento —Bennett sintió sus mejillas enrojecer, y acarició con nerviosismo su nuca.

—¿Por qué te estás disculpando?

—Ah por nada heh. —carcajeaba el menor, encogiendo los hombros— ¿Para qué viniste? D-Digo no es que te esté echando o me molesta, es sólo que... ah... olvídalo ¿n-necesitas algo?

—No lo sé, quería distraerme un poco.

Al decir eso, Bennett notó enseguida que algo pasaba, como para haber venido buscando compañía. Eso le hizo sentir que en verdad era él un apoyo para Ben, quien suspiraba mirando a un lado.

—Mmh ya veo... —Bennett tragó saliva, acomodando su pelo— ¿necesitas... un abrazo?

—¿Qué cosa?

—Un abrazo... —sonrió ligeramente, inquieto y nervioso, pero muy seguro ahora, tras haber visto en los ojos del mayor algo de preocupación— Creo que no hace falta ser un detective para saber que... s-seguramente hablaste con ella y no fue bien. Así que... puedo acompañarte si quieres. Un abrazo puede hacer milagros heh.

—Eres... bastante extraño, y metiche, muy metiche ¿lo sabías? —dijo con cierta confusión e indiferencia, pero sonrió de a poco sintiéndose un tanto mejor.

Bennett asintió sin escuchar, casi sonriendo con calma. Pero al cabo de unos segundos dio un salto desde su sitio al sentir un peso presionarse contra su cuerpo. Sus ojos brillaron de forma escandalosa, justo cuando dejó escapar un suspiro de sorpresa. Su sonrisa se extendió al darse cuenta de que Ben le estaba... abrazando. De una forma poco usual, como queriendo tocarlo pero a la vez no tener contacto; pero era un abrazo al fin y al cabo, uno extraño, suave y... acogedor que le provocaba escalofríos de relajo.

Bennett lo sintió moverse un poco incómodo cuando sus manos empezaron a subir lentamente hasta los hombros del mayor, esperando no molestarle más al corresponder de esa forma tan poco relajada. Y se abrazó mucho más al cuerpo ajeno, reposando su cabeza en el hombro izquierdo de Ben, de forma paralela al moreno. Se sentía tan... reconfortante. Le encantaba.

—Bien, es suficiente.

—¿No puedo... seguir abrazante? Es agradable.

—No, ya me molesta. —susurró el más alto. Mantuvo todo el tiempo sus manos alrededor, la sensación era agradable a pesar de estar sintiéndose incorrecto. No podía decir que la cercanía era agradable, pero tampoco le desagradaba— Apártate.

Soltó su agarre, posicionando sus morenas manos sobre los brazos y prontamente en los hombros de Bennett consiguiendo alargar distancia entre ellos. Frunció el ceño, porque era desagradablemente agradable ver el rostro refinado del menor mostrarse animoso y curioso.

—B-bueno yo... entonces ¿está todo bien contigo? —Bennett se acarició el brazo izquierdo, bajando la mirada hacia el suelo. Donde podía ver la cercanía que tenían sus pies con los de los otro. Aun seguían tan cerca como cuando se abrazaron.

—No dije en ningún momento que algo estuviera mal. —Ben contestó de forma indiferente. Giró su vista hacia un lado buscando distracción, y solo pudo ver a dos perros atentos viéndoles de la misma forma— Y tampoco debiera de interesarte tanto ¿no?

—Eso... creo. Esta bien. Tienes razón.

—Por supuesto, yo siempre tengo razón. —aseguró con cierto tono engreído— Agradezco el gesto y todo, pero no deberías ser tan entrometido, estoy bien sin tener que hablar de eso.

—Sí, entiendo, disculpa pero ¿por qué eres así conmigo? —Bennett hizo un puchero— Es que de pronto te apareces como si nada, s-siquiera me has dicho para que vienes, pero luces cansado que cualquier podría notarlo. Luego me abrazas y después me tratas como si fuese un bicho raro que sólo te molesta. —suspiró, frunciendo ligeramente el entrecejo al mirar de frente al mayor— N-no puedo entender que es lo que realmente buscas actuando de esa manera conmigo.

—Oh cielos, bien, tranquilo. —Ben alzó una ceja— Lamento lastimar tus masculinos sentimientos sensibles, pero es que eres... demasiado extraño. —dijo, encogiendo los hombros y luego de un largo suspiro tortuoso, extendió los brazos— Vale, dame otro y estamos a mano.

«Vaya ¿qué sucede contigo?». Bennett ni siquiera dijo algo ante la propuesta, y sólo sonrió sin siquiera tratar de negarse a pesar de que ciertamente estaba confundido y un tanto molesto por el incierto comportamiento del peliceleste.

—De alguna manera siempre sabes como evadir mis preguntas y cambiarme el tema... y no me molesta. —dijo en un suspiro, sin hacer mucho antes de abrazarse al contrario con insistencia— Huh eso sonó... un poco raro, lo siento. —dijo en una media sonrisa.

Ben apretaba el cuerpo del otro por sobre sus hombros, Bennett era hombre fe contextura delgada, menudo, era bastante sensible y delicado, y aquello muy distinto a lo que estaba acostumbrado. Pero poder mostrarse de la misma forma era agradable, teniendo la certeza de que no iba a ser juzgado por el otro.

—Eres un sujeto molesto y pegajoso. —fue lo único que atinó a decir Ben, contradiciendo lo dicho apretando aún más sus brazos alrededor del cuerpo del contrario, cerca de su espalda— Pero... talvez si necesito compañía.

•[▪]•

Bennett se sentía contento, paso por paso avanzaba por las calles sosteniendo la correa de sus dos perros Mallorquines. Siendo acompañado por un inquieto moreno que igualmente trataba de seguirle el paso a los dos perros, que saltaban y corrían a ratos tironeando a su dueño.

—Deberías haber traído a la pequeña cachorra también, la pobrecita debe necesitar un paseo.

—No tengo correa y si se escapa no la iré a buscar.

—Pero...

—Hey, tampoco soy un bruto, si le he agendado algunos cuidados para sus necesidades y me encargo de que no me deje un desastre cuando vuelvo ¿bien? No me mires así.

—Vale, entiendo... estoy asombrado de que la trates bien. —sonrió Bennett, ejerciendo cierta presión en las correas para indicar a sus perros que caminasen más lento.

—No debería asombrarte algo que soy perfectamente capaz de hacer. —bufó Ben.

—De acuerdo heh... —sonrió Bennett, mirando luego a sus perros— Bien, bebés ¿a dónde quieren ir?

—¿Por qué le preguntas a tus perros? —Ben se mostró confundido, alzando una ceja.

—Ellos usualmente me guían, son bastante inteligentes. —Bennett se encogió de hombros volviendo a dirigirse cariñosamente a sus perros— Vale, ustedes caminen, y yo los sigo.

Dijo con una sonrisa. Volvió a apretar lass correa entre sus manos, continuando el paso con firmeza. No era la primera vez que él se dejaba guiar por sus dos mascotas, de hecho, era muy común ver a un despreocupado Bennett caminar por las aceras sin ningún problema y tapado en ropa de tonos monocromáticos que le quedaban una o dos tallas grandes.

Ben no había dicho mucho al respecto, llegaron a un lindo sector abierto que era poco concurrido por las tardes, y ambos perros grandes parecían divertirse mucho sólo con su dueño y teniéndose el uno al otro. Ciertamente el mayor no entendía los comportamientos animales, y la enorme responsabilidad junto a los cargos que traía tener una mascota le resultaban estorbosas tanto para sí mismo como para su ocupada agenda; era por eso que le sorprendía que Bennett pudiese manejar todo tan bien, él sólo, y encima pareciese que estaba bien con eso.

Siguiendo la ruta de regreso, el pelimora supuso que sus perros tenían hambre, pues se habían detenido frente a un local de comida. Ya podía sentir el delicioso aroma a comida rápida impregnarse en su ser, pasando gustosamente a través de sus fosas nasales. Bennett caía fácil ante la comida; esta vez no sería la excepción, y Ben refutó ante eso, más no se negó.

—¿Te aburriste?

—No, en realidad estuve bien...

•[▪]•

Al final Ben no había pensado que hablar con alguien acerca de sus problemas le aliviaría tanto que sentía su mente más tranquila, sus músculos aflojar y relajarse por un momento, dejando de estar tan tenso. Estaba un tanto extrañado pero mejor que antes, aunque no acostumbraba a sentirse relajado en general, pero se sentía bastante bien.

Miró al cachorro de acanelado pelaje acercarse hacia donde estaba, mirándole con esos ojitos grandes y oscuros, mientras formulaba esa posición lista para saltar encima suyo. Bueno... no tenía problema en ello, mientras el animal no rasgase sus lujosas prendas de vestir, él podría jugar con la cachorra cuando sea, estaba acostumbrándose poco q poco a tener que encargarse de ella, viéndolo como una distracción que si bien no le resultaba tan positiva, mantenía su función de tenerlo ocupado.

Volvió a inspirar hondo antes de coger a la cochorra en el aire, la cual saltó sobre él unos segundos antes. Sonrió al momento de que esta realizara repetidos choques de su cola contra una de sus manos. Los suspiros agitados qur parecían a veces quejidos de la misma, la hacían mostrarse ansiosa, y eran casi lo único que Ben podía oír en esos momentos. Le recordaba a cuando Bennett había jugado con esta, solía ser muy ruidoso y se mostraba con energía, y eran pocas veces en que la canina se mostraba contenta estando con él.

—¡Wauw! ¡Guahw! —la misma cachorra, que parecía estarle hablando a Ben, acercó el hocico hasta su rostro y le lamió cerca del costado, ganándose un quéjido. Pero sólo siguió, muy inquieta, tratando de soltarse y lamer, mientras ladraba y frotaba su nariz cerca del rostro de su dueño.

No quiso regañarla, de cierta forma la veía ladrar y menear la cola, iba a sentirse peor si terminaba haciendo que la pobre animal se esconda y le haga sentir como un dueño horrible. No tenía idea de como ser amable con el animal, ni como hablarle, pero lo intentaba.

—Hey ¿tienes hambre o algo? Estás siendo fastidioso ugh.

•[▪]•

Bennett regresó con cansancio a su departamento luego de haberse despedido de Ben a la salida del ascensor. Se sentía cansado y sus perros parecían satisfechos, comportándose tranquilos y animosos, bostezando a la par suya.

—Bien... espero que se hayan divertido, bebés. Yo ahora quiero dormir un poco, estoy muy cansado. —dijo Bennett prendiendo las luces y entrando con pereza— Oh, cierto... —caminó a la cocina— Deben tener sed, tomen un poquito de agua y vayan a dormir.

Se había ido a cambiar luego de darse una rápida ducha, terminó de secarse el pelo, cosa que le tomó un par de largos minutos. Bennett era alguien que cuidaba bastante de su cabello, su melena era algo que le había acompañado bastante tiempo a pesar de que en algunas ocasiones se vio obligado a recortarla por asuntos de trabajo, y cuando tenía que volver a repasar ese fuerte color púrpura, se encargaba de que el mismo no se dañe en absoluto.

Habia besado en la cabeza a sus dos perros y estaba dispuesto a irse a dormir sin siquiera mirar el móvil para no tener que estar preocupado antes y poder descansar.

Pero se detuvo en medio del corto pasillo hasta su alcoba al oír la puerta sonar. Nadie más que cierta persona tocaba la puerta en vez del tan angustioso timbre que había, y se sintió un tanto confundido ante eso.

—Huh hola otra vez... —.No se había equivocado, Ben estaba vestido de la misma forma sólo que sin el abrigo, luciendo inquieto con el cachorro entre sus brazos— ¿Sucede algo? Es extraño que vengas de nuevo, tan tarde... y con la nena contigo.

—Sí, mira... precisamente porque es tarde es que vine. —Ben hizo un gesto enseñando en sus brazos a la pequeña perrita que se movía inquieta, chillando y aferrándose a su camisa mientras lamía y mordía a ratos— Yo no tengo idea de que le sucede... ha estado lloriqueando desde hace casi de una hora, y talvez pensé que tú como sabes más sabrías que le pasa.

—¿Eh, en serio? ¡No! ¡Pobrecita! —Bennett no le pidió permiso, para cuando cogió al cachorro para mirarle de cerca— Mira, está llorando, parece que algo le duele ¿sabes si comió algo malo o algo? Es raro, porque se queja, pero está tranquila.

—No lo sé, tampoco soy tan malo, no le he dado nada extraño y la estuve vigilando justamente para que no me haga un desastre. —Ben rodó los ojos— Te lo traje por eso mismo. Estaba jugando y de pronto vino a llorarme de la nada, me está desesperando.

Observó a Bennett preocuparse tanto por el perro que quizá ni mucha atención le estaba prestando a lo que decía.

—No parece importarte mucho. Pero entiendo que tú no puedas acostumbrarte a tenerla contigo. —caminó y dejó a la perrita en el suelo, sobre la alfombra— No parece algo grave y sólo debe dolerle a ratos. Creo que... deberías prestarle más atención, es una niña.

—No es una niña, es un perro.

—No voy a discutir algo así contigo. La cachorra sigue siendo pequeña y entiendo que fui yo quien insistió en que te la quedes... —suspiró Bennett, apretando los labios mirando a un lado— Aunque sea un perro igual debe tener la atención y los cuidados necesarios.

—Sí, como sea.

—Bueno... ah ¿por qué no la dejas conmigo está noche? Yo puedo ver mejor que tiene o si hay que llevarla a que la ayuden ¿bien? —Bennett se esforzó en sonreírle, a pesar de que estaba entre la molestia y nervios por ver a Ben tan indiferente descuidando a la pequeña, aunque tampoco podía culparlo, debía haberlo visto venir.

—Esa cosa es ahora es mi responsabilidad. Estoy gastando mi tiempo aquí, para que la puedas ver. No me iré hasta que hagas algo... —dijo sin ningún tipo de problema en ello. Causando que el peli-violáceo parpadease confundido.

—Pero... talvez no pueda hacer mucho, y es tarde...

—Lo sé, también se ver la hora ¿sabías?

—¿Eso quiere decir que... t-te vas a quedar hasta que... que yo, digo el perro se... bueno...? —balbuceó Bennett, encogiéndose en su sitio cuando observó a Ben cerrar la puerta a sus espaldas y cruzarse de brazos.

—Sí, sí, lo que sea que quisiste decir.

—¿En serio? No creo que sea nada grave, yo puedo quedarmela por esta noche, así tú... —Bennett miró el rostro de su contrario, este parecía ni inmutarse ante lo que decía. Rodó los ojos tratando de no morder su labio una vez más y suspiró derrotado—... tú podrás estar tranquilo. Créeme que ella estará en buenas manos. En serio no te preocupes.

—Bonnie... sé que estará en buenas manos. Pero me quedaré de todas formas.

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