•°~°Capítulo 17°~°•

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

•[▪]•

—Es bueno, parece que ya no le duele tanto. —dice Bennett sonriendo glorioso, por la satisfacción de una hazaña bien hecha. La cachorra se mostraba más alegre y movía su colita antes de enrollarse sobre la cama improvisada que el menor había hecho para ella— Debieras verla un poco, quiero decir, sólo fue una pequeña herida en su patita, pero pudo haber sido peor. No quiero saber que es lo que podría pasarle luego si la descuidas.

—No exageres, tampoco es como si se hubiera roto la pata. Está bien.

—¿Por qué eres así con la cachorrita? Mírala, es tan pequeñita —el menor suspiró con ternura viendo a la misma hacerle ojitos recostada en la camita—. Y se nota que aunque seas un mal dueño ella te quiere. Fuera yo, ya te hubiera abandonado hah.

—No lo creo, sería un dueño excelente, que no ponga atención es otra cosa. —se burló Ben, bastante divertido por la mueca que se formó en el rostro de su colega al decir eso— Pero si quieres irte, te vas.

—Ahá —rió— pero seguro te encariñas y luego irías a buscarme.

—Sí, para quitarte el collar.

El pelimora rió con cierta diversión, y luego se levantó de donde estaba dejando antes una caricia a la cachorra e indicó que ya iba a ir a dormirse, por supuesto, tratando de llevar de la mejor forma el hecho de tener a Ben aún aquí. Normalmente con el moreno tener una charla tonta no era cosa de todos los días y menos siendo tan tarde parecía verse tranquilo.

Y Bennett estaba nervioso, ya que sabiendo que iba a quedarse le había propuesto dormir con él otra vez, usando un tono que denotaba que no iba en serio, pero que al final había llegado a lo mismo; Ben aceptó encogiendo los hombros y restándole importancia completamente indicando con ella que, el sofá le era incómodo.

«Extraño». Pensó, pero no se quejó para nada.

—Buenas noches. —dijo a penas el menor entre un incontrolable bostezo mientras se cubría con las sábanas hasta el cuello al otro extremo de la cama.

—Sí, sí, si vas a dormirte hazlo rápido. Voy a ver tele un rato. —Ben estaba sentado al otro lado de la cama, sobre las cobijas y con media pierna fuera, mientras pasaba los canales buscando algo con qué distraerse.

—Mmh no le... subas mucho.

—Huh bien.

•[▪]•

Cuando a penas los primeros débiles rayos adornaban el cielo indicando la reciente llegada de la madrugada, Ben abrió los ojos buscando con el tacto su celular a un lado en la mesita de noche. Su reacción al ver que nuevamente tenía a su compañero pegado a él no fue muy buena, pero fue mejor a la primera vez que había despertado con el mismo arrimado encima de él.

«No puede ser...». Se dijo a si mismo, dedicando una vaga mirada al pelimorado que yacía dormiro a su lado, roncando y abrazando las sábanas. Era una imagen extraña.

Se levantó deprisa buscando la hora en su teléfono, aún era de madrugrada y en realidad debía levantarse, aunque no quisiera y tuviera sueño. Caminó al baño y sólo optó por deshacerse del cansancio mojando su cara constantemente, peinando de paso su cabello con los dedos.

Giró su vista, hasta encontrar a un lado suyo al pequeño can que le miraba con la cabeza levantada y las patas a punto de levantarlas, como si quisiera saltar sobre él, o bien rozar sus redondas zarpas en su pierna. Entonces el perro ladró levantando sus orejas y cola.

—¿Qué? Quítate de ahí. —levantó una ceja. Observando a la cachorra tratar de darle una señal para que le siguiera; cosa que Ben por obvias razones no entendió. Pero el perro lloriqueo levantando su patita, haciéndole ojitos.

Y mordiendo su labio, Ben bufó antes de tomarle entre sus brazos para seguido caminar hacia el sofá de la sala con la misma, talvez le serviría un poco de compañía.

Mientras tanto... Bennett se removió en su cama, movió las manos al lado buscando inconcientemente algo con el tacto, al no encontrarlo, sus ojos comenzaron perezosamente a despegarse, enfocando su cuarto unos segundos antes de volver a cerrarlos por el cambio.

—Alan. —llamó Bennett esperando que alguno de los perros se le acercase, como una cálida bienvenida al mundo real. Pero nada pasó. Volvió a llamar—: Matthiew. —. Pero ni una respuesta nuevamente. Abrió los ojos con inquietud ante aquel perturbante silencio, nervioso.

Normalmente acostumbraba a despertar con alguno de sus perros encima de su cama -razón por la cual Bennett dejaba la puerta junta y abierta de la alcoba-, a veces sólo los oía desde la sala ladrando al momento en que despertaba, como si sus perros pudieran sentir cuando lo hacía. Y fue extraño no oírlo ni verlos en ese momento.

Se levantó como pudo, se mareó en el proceso pero eso sirvió para despertarlo más. Sonrió al instante en que pudo oír de lejos la tele de la sala prendida; señal de que Ben no se había marchado aún, porque dudaba que fuese capaz de irse dejando la misma prendida.

—Uhm, mi cabeza, mi cara... —bufó palpando su frente y acariciando con cuidado sus mejillas dándose energías. Caminando con la camisa deshecha hasta la sala, buscó enfocar al instante al mayor, había oído su voz hace un segundo.

Al mirar al frente, observó efectivamente al moreno de cabellos turquesas, sentado en el sofá con el cachorro acurrucado entre sus brazos, y los dos Mallorquines a ambos lados; todos dormidos sobre el sofá.

«Wow, eso se ve... tierno». Pensó Bennett, no estaba seguro, pero le produjo una sensación tan energética con sólo mirarlos, un sentimiento de satisfacción le hizo sonreír al verlos. Sus perros no solían dormir demasiado en la mañana y menos si él estaba despierto, se veían adorables, y Ben, quien usualmente se mostraba antipático, se veía aún más relajado y tranquilo de lo que solía ver; Bennett no pudo evitar pensar que lucía muy guapo de esa manera.

Tomó el coraje para acercarse sin hacer ruido, aunque el ligero sonido de sus pisadas era muteado por el ruido que hacía el televisor, igual sentía la necesidad de no provocar sonido alguno y así evitar despertar a esos cuatro que se hallaban tan cómodos.

Y no supo cuanto había pasado, pero se encontró irradiando ternura por unos largos momentos, sentado al sillón de en frente con los codos sobre sus piernas y las mejillas acunadas entre sus palmas.

—Eres extraño —. Se escuchó decir al moreno, quien había abierto los ojos rápidamente acomodándose mejor—; de todas las cosas que puedes hacer en la mañana, tú... ¿te dedicas a mirar a los perros dormir? Eres un sujeto muy raro.

—¿No te molesta dormir con ellos a tu lado, Ben? —Bennett desvió la vista por la sorpresa, apretado los labios.

—No estoy seguro... no son tan molestos como su dueño. —mencionó el mayor con una sonrisa divertida en su rostro, cuestionando la mirada degradada a la molestia en el rostro de Bennett—¿Ya te enojaste o por qué esa cara?

—¡Eh, no! —Se apresuró a decir el pelimora agitando las manos con exasperación— Yo creo que... nunca podría enojarme contigo, con nadie, es algo que llevo conmigo desde siempre hah.

—A veces no tengo idea de si eres muy bueno, o solo un tonto tratando de mantener su imagen. —comentó Ben tratando de peinarse el pelo, aún con la cachorra sobre él, ahora sobre su regazo.

—Para nada, no soy como tú.

—Haré como que no escuché eso.

—Lo siento, no... lo decía con mala intención. —Bennett rascó su nuca tras el repentino bufido por parte del otro, lo que produjo en él un escalofrío.

—Como sea... —dijo Ben restando importancia. Dejando a la perrita que dormía profundamente a un lado, se levantó aproximándose al más bajito, extendió el móvil que acababa de vibrar por la baja carga, y carraspeó la garganta para hablar—: Tiene... la batería baja. Pon a cargarlo en algún sitio —suspiró y siguió— por favor...

—¡Uh sí, claro! —Bennett tomó el móvil, con una media sonrisa en su rostro, caminó hacia un mesón que había cerca del ventanal, y conectó el cargador— Ya está... espero que se cargue un poco antes de que... ahm te vayas, supongo.

—No me importa, tengo tiempo de sobra.

—Ya... ya veo.

Agachándose ligeramente para acariciar a uno de los perros que se habían posado a su lado. Ben sintió un agotamiento repentino luego de alzar la vista esperando decir algo a Bennett, al mirar de espaldas el cuerpo del peliviolaceo notaba lo diferente que era, si no fuera por esa peculiar cabellera, no lo reconocería realmente.

Bennett era el hombre más curioso que había conocido y no dudaba de ello, aunque sí debía de repetírselo a cada rato para estar más seguro. Era bastante bajo para lo que sabía era la estatura promedio de un hombre estadounidense, era delgado pero lo suficientemente llenito también para no verse flacucho. Tenía unos hombros pequeños, y el cabello demasiado largo para lo que era un hombre bien visto, aunque tampoco llegaba a ser molesto para su imagen.

Era desesperante para él, se sentía derrotado, porque en realidad estar mirando demasiado a un hombre era lo más extraño que había hecho. Sobre todo porque estaba de buen humor.

—Dormí muy bien —mencionó de la nada buscando distraerse unos momentos—. Los perros no son tan molestos en realidad, pero la perra esa es... fastidiosa. Debieras de ayudarme a enseñarle a compirtarse y dejar de estarme jodiendo cuando no tengo ganas.

—Sí, por supuesto —sonrió Benntt entrelazando sus manos entre sí. Desde esa distancia, podía ver bien como el moreno no se molestaba ante la presencia de los otros dos perros cerca de él.

—Pareces una mujer.

—¿Qué?

—Pareces una chica bonita, pero no es agradable.

Bennett frunció el ceño, ignorando que... le había llamado bonito en cierto modo, pero eso comentario había sido muy aleatorio y extraño. Rodó los ojos con una media sonrisa en el rostro, encogiendo los hombros. A un lado, de pronto un par de caricias en su pierna provenientes de la canina recién despierta terminaron captando toda su atención al momento.

—No digas... tonterías. —las mejillas de Bennett adoptaron un tenue color rojizo, antes de agacharse para igualmente, sostener a la canina entre sus manos.

•[▪]•

Ese día iba a ser uno de los más atareados para Bennett, y él lo sabía, tenía en cuenta que era poco profesional siquiera poder llegar a tiempo a su último ensayo antes de partir a la capital, y encima, habiéndose metido en líos al no trabajar adecuadamente organizando su carrera como tal. William seguramente iba a recriminarle lo mismo y de cierta manera, esta vez no iba a quejarse.

Corrió por el pasillo, se recargó sobre esta recobrando el aire, y con su guitarra a cuestas a punto de caerse por tanto movimiento. Estaba mal vestido y con el cabello alborotado por el viento, sus pensamientos iban y venían al igual que su relajo, tenía escalofríos.

—Llegué... —anunció cansadisímo luego de abrir la puerta de golpe mostrándose agitado—... llegué, estoy aquí... lamento la demora. —Bennett se sintió ansioso al tener todas las miradas sobre él— Hah n-no me creerán, pero es que había un tráfico enorme así, tan enorme, grande ¡gigantesco!

—Excusas Bennett, puras excusas. —se acercó William, con una mirada de pocos amigos— Te viniste caminando, más bien corriendo diría ¿tienes idea de lo que eso dice de ti, Thompson? Parece que te gusta exponerte y actuar como un muchacho revoltoso.

—Cielos, dije que lo sentía. Ya estoy aquí. —Bennett se cruzó de brazos haciendo puchero.

Tras unos momentos de una breve discusión entre el pelimorado y su jefe, ya por fin, se decidieron a prácticar, algo liviano y sencillo, buscando tener todo en orden. Había movimiento por todos lados y ajetreo constante en tan poco tiempo, que a penas daba para detenerse luego de concluir los acuerdos y empezar a prepararse para salir.

Bennett por su parte, se sentía nervioso; pensando en que debió pasar más rato con sus perros, talvez mandar algunos cuidados especiales o algo. Encima que estaba tapado en la presión que le imponía su jefe, aunque esta no le afectase tanto como la primera vez que marcó la diferencia en su rutina y en su papel como guitarrista; algo que lo caracterizaba era siempre terminar saliéndose de la línea y hacer lo que quería, por lo que solían presionarlo más por, según William, dañar su imagen con su imprudencia.

Estaba al tanto de eso, pero para Bennett actuar a presión en algo que amaba y le apasionaba, era una caída al abismo que le quitaba las energías y las ganas. Lo hacían sonar como tarea y no como una pasión.

•[▪]•

Bennett pensó que no había nada de malo en esconderse y escaparse unos momentos en lo que pasaba la hora antes de marcharse, en realidad necesitaba relajarse, y por lo menos, aprovechar algo de lo bonita que era la mañana un poco más luminosa que antes.

—Oh, Bennett —. Se detuvo de golpe cuando una suave voz suave, se giró y allí a la salida del edificio la vio a ella, quien le sonrió— Hola.

—Hola ¿qué tal, Margaret? —le respondió de igual manera copiando su gesto tan afectivo que tenía la mujer de saludarle. Las calles estaban repletas de automóviles, y el tráfico era maldito para aquellos que deseaban llegar rápido a su destino, Bennett estaba seguro de que había sido también una buena elección taparse el pelo y cubrirse bien con el abrigo.

—Bien, gracias por preguntar ¿y tú? —inquirió con una sonrisa— Tengo entendido que hoy estarás en la capital, pero te veo aquí muy escondido.

—Sí, estoy ahm... descansando heh.

—Entiendo esa sensación, es como si fuera la primera vez que te presentarás aunque ya lo has hecho muchas veces. —comentó con simpatía, consiguiendo una sonrisa del menor.

—Sí, tú... ¿qué haces por aquí? —Bonnie la miró, nuevamente, inquieto— Si me permites decírtelo, te ves bonita hoy.

— Gracias. Estaba buscándote precisamente a ti, Bennett —mencionó la radiante mujer,  causándole un nerviosismo notorio en el menor— ¿Te pasa algo, querido? De pronto te pusiste pálido. —Margaret comenzó una corta caminata hasta el oji-rojo, quien a su vez, retrocedía a pasos muy, muy lentos— ¿Te ocurre algo?

—No, nada. Estoy bien. —Brnnett negó con la cabeza— ¿para qué me buscas exactamente a mi?

—Estoy verdaderamente confundida. Tú... —la mujer acarició su brazo, desviando la mirada— eres... por así decirlo, mi mejor amigo varón, si me entiendes. —devolvió su vista a un confundido pelimora, que no hacía más que mantenerse a la defensiva tratando de descifrar que es lo que quería decir la otra.— lo que quiero decir es que... necesito un consejo.

—Perdona, no entiendo. —interrumpió el menor agitando sus manos con una mueca torcida en sus labios— Yo cumplo con ofrecerte mi ayuda y mi amistad, pero... en realidad sí es por lo de Ben, no debo estar... allí, y no quiero mal aconsejarte.

—Entiendo, dame unos minutos, está bien si sólo hablamos unos momentos ¿bien?

«Realmente no estoy de ánimos ¿qué hago?».

—Bien, pero no hablemos aquí en público, siento que me miran mucho. —suspiró derrotado, iba a sentise mal si la rechazaba— Vamos a otro lado ¿de acuerdo?

—Claro, gracias.

No cabía duda, Bennett tampoco podía entender a esta mujer. Suponía que por eso Ben y ella habían podido congeniar en ciertos momentos.

•[▪]•

Por otra parte, Ben volvía a despertar sumamente cansado, para caer a la literalmente fría realidad. Se movió un poco hacía un lado, solo para encontrarse con dos perros dormidos a ahí. Frunció el ceño, se había vuelto a dormir y encima con los perros cerca de él, sobre la cama del menor.

—Genial, ese mocoso ya se fue... —se dijo con  cierto tono sarcástico— Como sea, mejor me voy. No voy a hacerme cargo de estos animales. —se sentó al borde de la cama, y buscó sus zapatos con la mirada. Se paró y caminó hasta donde estaba el otro perro grande durmiendo sobre sus zapatos— ¡quítate de encima, pulgoso! Shuu, shhuu ¡vamos!

El perro ladró en respuesta mostrándose enojado por haber sido despertado bruscamente, y se levantó tomando uno de los zapatos con el hocico fuertamente.

Después en la sala, el hombre trataba de quitarle el zapato al perro, el cual le vacilaba corriendo de un lado a otro, casi viéndole la cara, aunque en realidad lo hacía. Molesto Ben se lanzó sobre el perro jaloneando el zapato, consiguiendo que por consecuente el perro lo mordiera más.

Cuando logró, con muchísimo esfuerzo, quitarle el zapato al perro, respiró relajado sintiendo que había desbloqueado un nuevo logro en su vida, ese animales era muy fuerte; estaba agotado por luchar con este. El perro le ladró en respuesta a su derrota, aunque ya no se movió de donde estaba.

—Cállate. —Ben tomó su zapato, lo limpió un poco con la mano, y se lo puso— Mierda ¿ahora dónde dejé mi celular?

Lo encontró sobre el sofá, con mensajes de Bennett en la barra de bloqueo y otro par de sus conocidos hablando de trabajo. Desearía a veces recibir algo relamente realmente agradable que no sea del trabajo o del raro de Bennett, al cual veía todos los días y a cada rato. Cielos.

❝Bon, si es que sigues en mi departamento ¿puedes darles de comer a los perros antes de irte? Por favor, te lo agradecería mucho❞. a las 7:49am.

❝Estoy atosigado aquí con mi pobrecita guitarra y no creo poder llegar en un buen rato, aunque trataré de ver que hago antes de irme❞. a las 7:50am.

❝No sé si estás despierto o no, pero de todas formas, puedes dejarme a la cachorra allí, yo me haré cargo de ella al llegar, ya me escapé, así que la veré y te la llevaré a tu departamento cuando me vaya ¿vale?❞. a las 8:15am.

❝Por cierto, afuera hace un frío horrible. Si sales deberías abirgarte, sólo digo❞. a las 8:16am.

❝Ok siento si son molestias, pero agradezco que hayas estado allí para acompañar un rato a mis perros❞. a las 8:16am.

❝Te deseo un buen día❞. a las 8:17am.

Ben soltó una carcajada suave, vaya que Bennett era un hombre... muy extraño. Le hacía sentir importante, el trato del menor le inspira esa sensación de afecto que ya pensaba que estaba perdiendo gracias a las faltas de respeto que le tenían muchos, por lo cual se trataba de hacer respetar, obviamente. Pero con este chico, ni falta hacía el mantenerse serio en todo momento, se notaba a leguas toda la admiración que le tenía.

Sonrió, antes de borrar el mensaje de la barra de notificaciones en la pantalla principal; había sido enviado hace más de media hora así que no importaba si lo leía o no.

No hacía falta leer el de Mike que había estado allí desde la madrugada. Ese hombre siempre mandaba lo mismo, ese típico: ❝Mañana a trabajar ¿ok?❞. Una, otra, otra, y otra vez. Era como si lo tuviese copiado para enviarlo cada tres días o algo parecido.

No lo pensó mucho, y caminó hasta la cocina para analizar con la vista cada rincón de la cocina, como tratando de adivinar en donde podía ser que Bennett guardara el alimento para sus mascotas, había venido un par de veces y sabía que Bennett no guardaba los utensilios ni con cuidado ni donde deberían.

Lo encontró, en el sector donde estaban los bowls, pero lo encontró, y a la primera. Ahora sólo tenía que buscar los plaros de los perros, sólo haría eso antes de irse. Se tocó la frente, algo pensativo, había encontrado el pienso para perro en donde estaban los bowles, no quería ni pensar donde guardaba los platos para sus perros.

Gruñó. Iba a dejar la bolsa de comida para perro en la en encimera y marcharse, pero uno de los perros que no distinguía claramente del otro, se lo impidió trayendo en el hocico un platito a sus pies, empujando con la pata el mismo, y luego trayendo otro más, acomodó los cuencos rojos uno cerca del otro y se sentó en frente a mirarlo moviendo la cola.

—Oh, vaya... —rascó su nuca con una interrogante en la cabeza. Ben no había tenido mascotas de ningún tipo, por lo que realmente desconocía los tipos de comportamientos de estos y le sorprendían a la vez.

Justo antes de quitarse al perro más pequeño de encima, después de haber servido el alimento para perro a los animales, como buena persona que era, claro, intentó marcharse sin hacer ningún tipo de ruido. Ya era tiempo de que se vaya a su departamento, no iba a seguir allí más tiempo.

En realidad hoy no haría nada más que descansar, se tomaría el día libre, aunque en sí ya lo tenía como tal.

Tomó la perilla de la puerta, abrió la puerta un poquito mientras rebuscaba en sus bolsillos si es que no dejaba nada, pues no le iba a apetecer volver.

—Ben...

Escuchó un murmuró a su lado, justo cuando ya había dado el primer paso fuera.

—Margaret... —Ben rodó los ojos, ya había tenido una que otra charla con la chica, y la verdad, estas eran frecuentes, pero breves. Definitivamente no, no le apetecía verla. Pero entonces también lo vio a él— Y... Bennett. —soltó sin ganas.

Ben podía pasar de una actitud agradable a una sumamente fría en cuestión de segundos dada la situación.

Margaret trató de sonreír en vista a que el ambiente había cambiado de un momento a otro. Bennett se encontraba inquieto a su lado. Precisamente hace unos instantes hablaban sobre el moreno y encontrarle justo cuando acompañaba al menor hasta su vivienda, era curioso.

—Vaya ¿todo esta... en orden, cari-

—No, ni lo digas —Ben la interrumpió con todas las intenciones de que no oír esa muestra de amabilidad. Se dio media vuelta mirando en dirección a los ascensores que estaban a la ambos lados del fondo—. No necesitas demostrar delante de ese mocoso lo buena persona que eres. No estoy para esto. —levantó su mano en signo de despedida, mientras aun dando la espalda a ambos menores que él, empezaba a caminar hacía el ascensor, quería llegar rápido a su departamento— Hasta luego, Bennett. Te tomé la palabra y la dejé en tu departamento, eh.

—Está bien. Hasta... luego. —susurró el pelimorado. Él creía que Ben ya se había ido hace rato, aunque de todas formas, no le molestaba en lo absoluto. Miró a la mujer a su lado, y suspiró— Te dije que no era buena idea que me siguieses. No tengo nada más que decirte, deberías de armarte en valor e ir a por esa otra persona, pero trata de no lastimar a Ben.

—Él se veía enojado...

—No te preocupes... —Bennett la guío hasta la puerta, invitandola a pasar. No lograba nada con echarla cuando ya lo había acompañado hasta aquí—... me encargaré yo. Sé que a él le ha afectado que hayas encontrado a alguien más. Lo aceptará con el tiempo. Estoy seguro de eso.

—¿Tú crees que lo hará? —observó el rostro del oji-rojo, se veía tan sincero diciendo todo, cuando hablaba del asunto. Hasta que notó como él asentía con la cabeza.

—P-Por supuesto. Él... se dará cuenta de que... de que... —Bennett se puso a pensar ¿qué hacía él dando consejos como estos cuando ni él podía seguirlos? Empezó a morderse las uñas, dando la espalda a la mujer, sin siquiera notarlo— Ay... no sé...

—¿Qué cosa? —ella se acercó peligrosamente a su rostro, mirándolo con atención— A veces te quedas pegado en ti mismo. Eres curioso. —sonrió— pero si dijiste algo, lamento decir que no te escuché bien.

—Ah no, nada. —rió nervioso, antes de echarse para atrás tomando distancia—. Bueno... toma asiento —ofreció, buscando relajarse. Podían ser amigos, pero la chica solía hacerlo sentir presionado incluso sin notarlo— ¿quieres algo?

—No, así estoy bien. Gracias.

—De acuerdo... ¿y entonces?

—En realidad... acabó de notar que he sido muy egoísta con Ben y conmigo también. —empezó a hablar, ganándose una mirada atenta de parte del menor— Yo... no he podido ser sincera con él, y no es porque no quiera... es sólo que, no quiero arruinar lo que tuvimos, o incluso una amistad.

—¿Una amistad? Eso... q-quiere decir que tú...

—No es necesario que lo aclare...

—Ya... entiendo. —Bennett desvió la vista, suponiendo entonces, que Margaret se había fijado en alguien cercano.

Margaret se había detenido al ver el ensimismamiento del contrario, sólo dijo unas cuantas palabras, y se había perdido en si mismo, por más que pusiese sus manos en los hombros del chico, no consiguió sacarle de ese trance sino hasta que tuvo que volver a hablar. Sin duda era un hombre muy extraño.

—Bennett ¿pasa algo? ¿me estás escuchando? —se acercó a mirarle, casi intimando el espacio personal del menor, poniendo su mano en el rostro ajeno haciendo que la mirara quien ante esto pareció reaccionar— Vaya, al menos sigues vivo.

—Sí, lo... siento. —Bennett apartó con cuidado la mano de la chica, iba a decir algo más hasta que su celular empezó a sonar y de sólo ver el nombre de contacto supo que estaría en problemas— ¡Oh cielos! Escucha ahm... no creo que podamos seguir hablando, tengo... tengo cosas que... lamento que...

—Está bien, entiendo...

•~•~•~•~•~•~•
Si recuerdan, está solía ser la primera parte del capítulo 18, pero debido al cambio de capítulos entre el 7 y 8 estoy editado correctamente los números. Como ahora este es el capítulo 17, eso alinea todo los capítulos anteriores sin mover absolutamente nada.

Es un cambio bien chiquito que no afecta casi nada luego del siguiente capítulo qvq

En fin, gracias por leer☆
Bye.

                 「NiakuTan」

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro