•°~°Capítulo 23°~°•

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Bennett no podía estar más contento, aunque levemente incómodo tras el incidente con Margaret, pero al menos Ben quiso quedarse, algo irritado puesto que era ilógico a su parecer que ella se apareciera de la nada en el departamento.

—¿Qué sucede? —se atrevió a cuestionar Bennett, atando nuevamente su cabello.

Miró al de piel acanelada que se encontraba curiosamente callado, casi se acababa la botella de vino y realmente, a sabiendas de qué tipo de persona era Ben, no le gustaría verlo molesto o desolado cuando se terminase la botella que con esfuerzo se bebía de a pequeñas cantidades. Estaba muy convencido de que le había dejado un mal sabor de boca ver que Margaret, de la nada quiso venir a pasarla aquí, quedándose hasta casi las una de la madrugada.

Amable o no, pedirle que se quedase era una muerte segura; haría a Ben irse o algo peor que eso. Así que tuvo que cerciorarse de que el coche que vino a buscarla fuese confiable, pues Margaret había indicado que su reprentante no sabía que había salido, así que no le quedó de otra.

—No tengo idea ¿por qué lo preguntas? —levantó una ceja.

—Es que... —inhaló— creí que te pasaba algo.

—¿Por qué tendría que pasarme algo?

—Ah bueno... —de tanto pensarlo, Bennett sólo pudo pasar la palma de su mano por su rostro cansado, no tenía que preguntar tanto. Ben era un hombre extraño al igual que él, a veces llegaban a entenderse bien y otras... se hallaban raspando para tratar de comprender ciertas cualidades del otro— Tienes razón. Olvídalo.

—Como sea...

—Bueno, ehm ¿no quieres venir a d-dorm... a dormir... —El peso de sus palabras hacía ponerlo tenso, acalorado por los imprudentes que podían llegar a ser sus pensamientos así de la nada. Si solo le pediría ir a dormir con él de forma sutil... no era para tanto, pero sus orejas hasta se calentaban de los nervios—... dormir conmigo?

Ben torció irremediablemente los labios, notando los balbuceos molestos de Bennett, sus manos jugueteando con el dobladillo de su polera y su cara, sí, esa cara de nervios que lo ponía más que nervioso ¿Era eso? Pero podría estar cayendo en otros juegos suponiendo que el pelivioláceo sólo le estaba pidiendo irse a dormir, nada del otro mundo. Si el pobre igual tenía cara de que no aguantaría mucho sin irse ya a la cama.

—No es necesario que me invites... —sonrió, era inevitable, sus muecas adormecidas por la entrada de la madrugada solían ser algo... inconscientes— Talves podría acostarme en este sofá...

—¿Es... lo que quieres? —Bennett bajó las cejas con desánimo, haciendo una extraña mueca— N-No tienes que hacerlo si no quieres. Pero si...

—Idiota, sólo bromeo. No voy a dormir en un sofá... qué desagradable.

—Oh, por supuesto —Bennett carcajeó con cansancio, y carraspeó la garganta, tragando saliva— cuando tengas sueño puedes... venir. Si es que quieres, no te estoy apresurando ni nada... pero...

—Sí, sí. Cállate, ya te escuché. Está bien, iré cuando decida dormir. Tú vete ya.

Bennett se mordió la boca al oírlo. Le gustaba demasiado que Ben fuese amable a su modo y no lo mirase como si fuese un inadaptado bicho raro, pero le llegaba a asustar esa sonrisa rara, que transmitía un sinfín de significados complicados «¿estará molesto? ¿Ya se le habrá pasado lo de Margaret o solo trata de disimular?». Pensaba, algo tenso.

No tenía idea del porqué ella vino, pero no le molestó, era agradable estar un rato con la mujer, era amable y buena amiga, pero seguía siendo... incómodo tenerlos a los dos, después de todo lo que había pasado, tan rápido y de forma tan extraña.

•[▪]•

Había llegado la mañana, Bennett sintió tanta pereza al momento de abrir los ojos, que le tomó bastante notar que Ben estaba con él, aunque por encima de las cobijas y al otro extremo de la cama, medio destapado y con una almohada casi cruzada a la cual abrazaba.

—Heh, buenos días... —murmuró Bennett con una pequeña sonrisa de cansancio, levantándose un poco para estirar su mano por encima del cuerpo inerte del moreno, temblando en el trayecto hasta el velador de al lado, para agarrar su celular en la mesa de noche— Es temprano... —suspiró aliviado al comprobar la hora.

Como era de esperarse, luego de un rato comenzaron a sonar las notificaciones y mensajes atrasados en su celular. La mayoría eran de Mike recordándole algunas cosas. Habían otros de su amigo Jeremy, que en gran cantidad eran audios o emojis de los que se burlaba inventando cosas porque no sabía usarlos. Y tras leer más, encontró uno de ayer también, como a las dos de la madrugada perteneciente a Margaret, quien le pedía disculpas por presentarse así a noche.

Aquel pequeño mensaje bien escrito, hizo al pelimora torcer la boca, devolviendo un; ❝No te preocupes, está bien. Creo que fue una agradable visita :)❞. Que sus dedos temblorosos escribían como respuesta aunque en realidad no estaba seguro de nada. Margaret le agradaba a pesar de todo, aunque sus actitudes empezaban a ser extrañas y no sabía como reaccionar ante eso.

Los minutos que pasó el pelimorado pensando en el día de hoy, fueron eternos y agradables. Su sonrisa impropiamente acompañada de su mirada hundida en el rostro del moreno a su lado se asemejaba a un gesto amoroso, pero en realidad estaba dudativo en si levantarse y despertar a Ben, para consecuentemente dejar partir esa expresión serena del mayor, como debía de ser o simplemente quedarse al menos una media hora en la cama, era temprano aún.

Sintió un escalofrío cruzar por su espalda y con rapidez se sentó en la cama, ordenando su cabello y no pidiendo lucir una mueca más penosa cuando de pronto Ben se movió y se frotó los ojos en un acto reflejo, buscando enfocar a la par que se acomodaba en la cama.

—Ugh... ¿qué?

—Hah ¿q-qué cosa? —contestaba de forma automática Bennett al ver al mayor parpadear repentinamente— Quiero decir, buenos días... ¿dormiste bien?

—Eso creo. —Ben frotó la parte superior de su rostro con sus manos, quitando lo tiesos que se ponían sua ojos y peinando lo molestos que eran sus mechones del flequillo del pelo al despertar— Buenos... días.

Los ojos de Bennett al instante en que Ben se incorporaba mejor, no se despegaban de lo bien parecido que era. No importaba si su cabello estaba hecho un nido o si la expresión de no haber dormido en días lo hacían lucir con leves ojeras, para él, Ben se veía guapo de cualquier modo y aquello en verdad era un hecho que lo confundía bastante, porque le gustaba mucho incluso si no fuese así.

Buscando distraerse de aquello, Bennett se levantó de la cama buscando su cepillo para el pelo, frotando su rostro y caminando hacia el cuarto de baño, dando largos respingos para despejarse.

Después buscó ropa en tanto el moreno se hallaba ya en la sala y de alguna forma algunas veces encontraba a Ben en la sala correspondiendo vagamente a las muestras de afecto del Mallorquín de ojitos azules, grueñendo en el proceso y reclamando que odiaba los cariñitos. El otro perro le gruñía, pero sólo de lejos, ya que Bennett solía mantenerlo más alejado debido al carácter bruto del perro menos alegre.

—Nos iremos juntos ¿verdad? —Bennett le sonrió entusiasmado, guardando algunas cosas en los grandes bolsillos de su gabardina color carbón. Se aseguró de que su teléfono cuanto menos tenga arriba de la mitad de pila y agarró las llaves de encima del mueble al lado de la puerta.

—Estoy aquí y vamos al mismo lugar porque curiosamente trabajamos juntos ¿tú que crees? —respondía Ben con sarcasmo.

—Bien, bien, ya entendí. —bufó Bennett, desviando la vista— Entonces ¿vamos ya?

—Mientras más pronto mejor. Este hombre no deja de fastidiarme. —Ben se refería a los constantes mensajes de Mike, suponiendo que estaría en el departamento de Bennett y recalcando que no llegaran tarde hoy porque había bastante producción— ¿Vas a dejarles alimentos a tus cosas estas?

—Alan y Matthiew, se llaman así. —corrigió Bennett— Pero cierto, lo olvidaba, lo siento. Vengan chicos... voy a dejarles todo en orden, si no puedo llegar temprano llamaré a alguien para que los atienda y... ¿Dónde está la pequeña?

—Ugh yo qué sé. Se va a aparecer cuando escuche que les das comida...

—Mmh es verdad heh... —sonrió el menor, caminando junto a sus perros— aunque espero que comer un poco de pienso para adulto no le haga tan mal. Yo no tengo para cachorro...

—Da igual lo que coma, mientras que coma.

—No da igual, por algo es para adulto y otra para cachorro, el de adulto no le dará los nutrientes necesarios y... —Bennett mordía su labio inferior, llevando una mano a su cabello— espera, ¿con qué clase de comida la has estado alimentando? Oh cielos ¿y si le hace mal? ¿Y si se enferma? Oh no puede ser...

—Carajo, cálmate, qué dramático eres... —Ben se exasperó, deteniendo al menor que pretendía seguir hablando— Lo que sea, no me importa. Quiero decir... está claro que no soy idiota, si le doy comida de cachorro, sólo que... no iré a buscarla inútilmente, dale lo que sea por ahora ¿bien?

—Oh entiendo... heh perdona, es que...

—Sí, como sea, eres un lunático cuando se trata de esos animales. —Ben rodó los ojos, fingiendo restar importancia a lo ocurrido.

El menor asintió, guiando a sus perros hasta la cocina para dejarles suficiente alimento y comodidad. Poco después apareció la cachorrita animosa, con sus ladridos jovenes y agudos a encimarse sobre los platos con comida, tirando con su forma desesperada de comer cada grano de alimento al suelo. Después de una pequeña caricia a cada uno se fue a la sala y le hizo una seña al contrario.

«Vaya, Ben estaba más raro que de costumbre». Pensó Bennett al ver que de inmediato Ben se había levantado y caminó junto a él para salir del departamento, manteniéndose callado al señalizarle que irían en coche y que en realidad estaba de buen humor hoy.

•[▪]•

Lo primero que Ben y Bennett se encontraron al salir del ascensor y cruzar la puerta doble que daba al estudio, fue al director de brazos cruzados, brindándoles una de esas ambiguas miradas insinuantes.

Ben torció los ojos, con desinterés. Fue en ese momento de indiferencia en que su mirada pasó del rostro animoso de Bennett a su lado, a la mueca inesperada de una mujer que se hallaba a unos cuantos metros de él, correspondiendo a su mirada con timidez y nervios. Margaret se mordía la boca, acariciando su brazo con disimulo, como si temiese que su indiferencia siguiera creciendo. Ben carraspeó la garganta con fastidio y acabó por encogerse de hombros al apartar la vista.

—Bueno... —Bennett acariciaba la parte trasera de su cuello y a los lados, soltando unas sonoras risitas pequeñas, mientras solo iba a integrarse al grupo— espero que hoy sea un día productivo heh.

—Ahá... —atinó a decir nada más el moreno, rodando los ojos.

En cuanto Bennett se incorporó junto a otro par de compañeros, cierta pelimiel continuaba mirando a su dirección, sin notar que ya a su lado Ben igualmente la observaba, muy distinto a anteriores veces, con un desdén pasajero que adornaba su mirada. Mostrando frustración, algo de recelo al seguir mirándola, sintiéndose idiota por no haberse dado cuenta antes.

—Te ves algo pensativa, Margaret. —habló Ben cruzando los brazos. La vio voltear afligida a su dirección, inquieta. Mantener la postura frente a la fémina era algo ligeramente menos difícil que antes, pero el revuelo en su cabeza al mirarla a los ojos lo ponían ansioso— ¿Te pasa algo? —entrecerró los ojos.

—Eh... no, en absoluto, Ben. Está todo en orden. —Margaret le sonrió, acomodando su cabello, mostrándose nerviosa.

—¿Es así? Pareces concentrada en algo...

—Ah, bueno, tan solo... a Bennett y a los otros, se ven tan energéticos siempre. —mencionó encogiéndose de hombros, con la mirada clavada en algún punto fijo que rozaba en dirección al rostro moreno de Ben.

«Ya entiendo...» Ben levantó una ceja, mirando en aquella dirección, observando con detenimiento a Bennett reír de cual sea la cosa que hayan dicho sus compañeros. Tenía que admitir que ahora lo notaba con atención, Bennett era una persona llamativa, y quizá el pelivioleta no se daba cuenta de ello, era de esperarse de alguien así; tan torpe e interesante. Cielo santo, no se estaba dando cuenta.

—¿Los mirabas a ellos... —hizo una pausa, de un momento a otro, se sentía presionado por la mirada nerviosa de la chica, esa mirada suave y amable, sus ojos claros diciéndole que no quería hablar más— o sólo te interesas... en Bennett?

Margaret se quedó quieta en su sitio, moviendo su mirada hasta las esmeraldas serias del mayor, con sorpresa. Su tono amenazante e insinuante de voz la hicieron sentir pequeña, tan pequeña... Ben queriéndolo o no, le lanzó el cuestionario entero con sólo una pregunta.

—¿De qué...?

—No te lo pienses tanto. —Ben frunció el ceño, deteniéndola— Pudiste disimularlo mejor antes, pero ya no puedes engañarme...

—Ben... Ben, cariño. No sé de que me hablas. —la irresoluble mirada tímida de la chica bajó nuevamente. Jugando con las puntas de su cabello daba a entender que la había agarrado desprevenida— Tan sólo pensaba un poco en... no es...

—Margaret...

El peli-turquesa apretó los labios, planeaba decir algo más, pero las palabras ya no le salían. No era el momento ni el lugar indicados para hablar de algo como esto, para pedir aunque sea una explicación de lo que ya estaba teniendo en claro. Parecía ser rudo frente a ella, pero sólo se ponía una máscara para no verse despechado y débil, aunque lo era... y no sabía si estaba celoso o se sentía molesto de alguna forma, por el mismo engaño y por no haberlo notado.

—Ben, yo en verdad que...

—Déjalo, sólo necesitaba saber eso. Hablaremos de esto en otra ocasión...

Metiendo las manos en los bolsillos laterales de su chaqueta, Ben cerró los ojos al darse la vuelta para marcar distancia de la mujer, dirigiéndose inconcientemente hasta donde se encontraba el de ojos bermellón, repasando el guión.

—Hey, ¿te encuentas bien? —Bennett parpadeó al mirar a Ben en frente, con una expresión que fingía ser neutral pero que se mostraba ¿decepcionada? ¿molesta? No estaba seguro de eso, pero podía notar algo extraño.

—Sí ¿por qué? —el pelician se esforzó por sonreirle a Bennett, algo que de haberse pensado bien no hubiese hecho, pero ya estaba y la reacción infantil en la cara del de melena morada sólo logró producirle un revoltijo molesto en el estómago.

—A-Ah por nada... —Bennett levantaba el libro hasta tapar la parte inferior de su rostro, en un penoso intento de tapar su vergüenza buscando que no se notara a los ojos de Ben, pero este parecía mirarlo con una expresión muy extraña ahora.

Bennett presentía que algo muy extraño estaba pasando, pero no comprendía qué era, ni porqué. Si esta mañana todo estaba bien entre los dos ¿había hecho algo que lo molestó otra vez o... sólo era un malhumor corriente? Bueno, sea como sea estaba bien. Hoy Bennett estaba animado, y eso era suficiente. Sonrió más tranquilo, bajando las hojas antes de volver a suspirar, esperando ver a Ben menos tenso en frente.

—Ugh, raro... —murmuró Ben, torciendo los labios al verle. Podía confirmar que esas sonrisas ajenas... le molestaban.

—¿Qué? ¿qué hice ahora?

—No, nada.

•[▪]•

Durante un lapso largo de tiempo, Bennett se mantuvo observando las expresiones del moreno de ojos verdes, que extrañamente se hallaba bastante a su lado. Marcando distancias considerables de él, pero aun así seguía notando que el comportamiento del pelician era de llamarle la atención. Más si creía conocer bastante bien a Ben cuando estaban en el estudio.

—Muy bien, muy bien, dejémoslo hasta aquí. Cortaremos algunas partes. —mencionaba comodamente el director, comiéndose una galleta saludable luego de gritar el corte y aclarar que esa escena había salido bien— Estuviste bastante convincente, Han. Mucho mejor que la toma anterior.

—Sí, que bien. —le contestó el rubio con una pobretona interpretación anímica, soltando las extensiones de la peluca en su cabello al salir de escena.

—Bien y... ¿dónde está tu compañero, Bennett? —se giró Mike a mirar nombrado, quien observaba a su lado con sorpresa.

—¿Ehh? ¡recién estaba conmigo! —el el pelimorado rascó su nuca con nervios— Voy... a buscarlo.

—Sí, ve. Y asegúrate de que no me venga gruñón, es difícil de tratar cuando se pone en ese plan y sólo me hace perder tiempo.

—Heh seguro, aunque no creo que esté molesto. Es temprano y se le veía algo... no lo sé, normal. —Bennett se encogía de hombros, ligeramente dudativo. Pero trató de mostrar su falsa mueca de ánimos a Mike antes de ir a traer a Ben.

Tenía una sensación muy amarga desde esta mañana, talvez solo era sed que amenazaba con secar su garganta. Se dirigió a buscar algo para beber cuando ya dio por hecho que Ben talvez sólo había salido del edificio a relajarse un poco como acostumbraba a hacer algunas veces, así que aprovechándose del recorrido, quiso pasar por cerca de el desolado pasillo donde se hallaban sus camerinos, mirando con aburrimiento el piso, y tocando infantilmente la pared con sus dedos.

Enfrente de la puerta propia, se mordió ansiosamente el labio inferior, observando a unos cuantos pasos de él, el camerino de Ben «Claro ¿cómo no lo pensé en eso antes?». Se dijo a si mismo, ideando una inagen del moreno frente al espejo, sabiendo de la vanidad de Ben, o sólo esperando que se encontrara ocupado con el celular.

Al acercarse, se dio cuenta que de allí venía su mal presentimiento, al escuchar la severa voz de peli-cian decir algo inaudible a través de la puerta quiso recargarse en la madera que le separaba de otra situación, para oír alguna de las preocupaciones absurdas de Ben.

Escuchó una fina y tímida voz a parte de la del moreno, pudo distinguir este timbre femenino de inmediato, era Margaret. No había ninguna otra mujer con aquel claro de voz tan... imponente y contradictoriamente suave a la vez. No había ni una otra mujer que estuviera junto a Ben ahí dentro.

Bennett apretó los labios, arrugó el entrecejo y se impulsó para atrás, recuperando la postura al alejarse de la puerta. Quizá si era un metiche, pero bien tenía entendido que el oír cosas a escondidas se prestaba para consecuencias desastrozas, no quería saber de que hablaban. No le correspondía.

Pero la curiosidad era una cualidad que le costaba bastante saciar, algo que tendía a inquietarlo. Cuando a penas lo notó, pegó lo más que pudo su oído a la puerta, aunque a sabiendas de que oiría muy poco, pues la madera era gruesa. A lo lejos se oían los gritos de Mike poniendo orden y entregando la idea de aquella emoción que quería y tuviese la escena, todo ese ruido le dificultaba más oír, porque de pronto ya no los oía hablar de nada.

—¿Qué demonios estás haciendo, Bonnie?

La voz repentina de Ben le hizo cuando sintió que su oído no tocaba nada. En una escena algo estúpida Bennett vio a Ben parado a la entrada, quien levantaba una ceja con algo de gracia, una gracia que trataba de disimular a pesar de estar frunciendo el ceño.

—Hah yo venía a buscarte y... ¿estabas ocupado? —carcajeó, inquieto.

—¿Tú qué crees? —Ben hizo un gesto de desgano y sin usar señas logró que la vista de Bennett se fuera a un lado, pata observar como detrás de él Margaret miraba al suelo y acomodaba a cada rato su cabello.

—Ya veo... —farfulló Bennett dándose la vuelta y suspirando— Entramos... en diez minutos, así que deberíamos ir.

—Bien, te sigo.

•[▪]•

─▪「En escena, cierto pelimorado estaba solo, recordando anteriores escenas, detenido en el pasillo de la facultad que llevaba a las salas temáticas, si encontraba alguna abierta. Cosa que dudaba. Se encerraría ahí, de forma infaltil como cuando escapaba de los problemas en la secundaria.

—Podríamos haber seguido siendo amigos de no ser esto. Preferiría ignorarlo... —bufaba Bonnie— ¡pero es estúpido! ¿Por qué yo? Es tan molesto...

Se decía a si mismo en medio del pasillo vacío, arrastrando la espalda por la pared hasta sentarse en el suelo.

—Lo sé, pareciera que no tiene sentido que me gustes, pero lo haces... —. Escuchó una voz a su lado, Bonnie se sobresaltó al oírlo y ver a Bon parado casi en frente de él— y debiera de tener dignidad para dejarte atrás... pero aunque trate, siempre he estado dispuesto a aceptarte...

—¡Cállate! ¡no te pedí que vinieras! ¿por qué estás aquí? —le interrumpió Bonnie, poniéndose de pie, molesto.

—Aunque aceptar a este nuevo tú... —pero Bon siguió hablando— no es fácil, la verdad.

—No te pido que lo hagas, imbécil.

—Pero lo hago...

—Me da lo mismo... —masculló Bonnie mostrándose molesto, aun si su tono de voz delataba lo suave que estaba siendo— Quítate. —le dio un empujón con su hombro dispuesto.

—Espera... —Bon dijo, consiguiendo que Bonnie se detuviera un segundo, lo vio suspirar, pero no volteó y siguió caminando— Bonnie. Espera un poco. —lo jaló de la muñeca y obligó a regresar, pero esta vez, lo hizo de forma calmada.

—Lo que... lo que sea que tengas que decir, mientras no sea que vas a dejarme en paz, no me interesa.

—Hah entonces... estoy de suerte, supongo. —Bon se encogió de hombros, y Bonnie se mostró confundido」▪─

Tras el corte Bennett se preparó para las indicaciones, saliendo de cámara mientras se efectuaba el cambio de escena. Al respirar más tranquilo recibiendo ánimos de Mike y una mirada ambigua de Ben, buscó su botella con agua y su celular, esperando distraer su cabeza de lo abrumado que se encontraba a pesar de sentir que su cuerpo estaba liviano.

—Mi niño anda pensativo.

Detrás de Bennett se escuchó una voz y quería creer que lo imaginaba, pero no, allí estaba Jeremy con una sonrisa imperfecta, con su cámara colgándole del cuello y un semblante casual de tonos marrones.

—¿Jeremy, qué se supone que haces aquí? ¿siquiera te dejaron entrar? —dudó Bennett, alzando una ceja.

—¿Por qué desconfias así de mi? No me colé, si tengo permiso, de veras. —sonrió el peli-cobrizo.

—De acuerdo... ¿y entonces?

—Bueno, bueno. No más vengo a acompañarte —dijo, y luego puso la cámara a la altura de su rostro— y talvez si quieres me sonríes un poco.

—Heh lo siento, no estoy de mucho ánimos ahora. Ya tengo que volver...

—Pero por favorcito, hace tiempo que no te saco unas fotos lindas para mi. —Jermey le hizo morritos— Además déjame decirte que no son «sólo fotos». Son, «Las fotos». No son cualquier cosa, porque yo tomo fotos bien rete bonitas. —dijo, en un trabado y cotidiano acento español propio.

—¿En serio de esto vives, Jeremy? —Bennett sonrió algo entretenido por el tono de voz del mayor, naturalmente este estaba en confianza para hablar en español con él, pero era gracioso oír sus modiscos y tonos—. Bien, lo pensaré ¿de acuerdo? Pero no puedo ahora...

—Ya, como tú digas, mi amigo.

Cuando Bennett regresó a la sala de estudio más recompuesto, el equipo de producción y maquillaje lo espaba esperando, ya con ciertas indicaciones de Mike buscando reordenar las escenas.

Detrás de él venía el de cabello ondulado sonriendo de forma carismática. Aunque ya había intentado mirar la producción y el rodaje, el director no le había dejado tanto tiempo, pero se iba a colar de tosas formas.

Jeremy, de forma desvergonzada y sonriente, miraba con diversión a cierto actor moreno cruzado de brazos, como si muy poco le importase la presencia del pelivioleta que tardaba en llegar. Pasó su brazo por encima de los hombros de Bennett y lo abrazó, sonriendo a ver que cara hacía el peliceleste que tanto le gustaba a su amigo, pero era un hombre duro la verdad. Porque sólo alzó las cejas y no hizo un sólo gesto desde donde estaba.

Jeremy se limitó a acariciarle el pelo al menor y le dio un empujoncito, tomando confiado una silla para sentarse como si estuviera en su casa.

—Tu amigo es raro, Bennett... —le mencionó Mike encogiendo los hombros.

—Lo sé...

─▪「La escena entraba con Bonnie caminando por el patio con su bolso, acariciándose las manos de manera nerviosa. Miró a los lados y se sentó en la banca bajo el árbol de siempre, abriendo un libro que saca de su bolso, se dispone a leer, pero no lo consigue.

Entra otra pequeña escena antes programada, donde Bon hablaba, y Bonnie tenía contradictorias reacciones; por una parte estaba aliviado, y por la otra se sentía culpable.

«— Me gustas... me gustas mucho, pero creo que es cierto. Esto me duele bastante, no es bueno para ambos».

Era una voz resonante ante el recuerdo.

Bonnie se mostraba absorto en sí, replanteando aquella escena. Sus pensamientos eran tales que le inquietaban; no creía a Bon un ser asqueroso, pero siempre le repetía lo mismo, eran sus gustos y siempre ha sido un chico de mente abierta, mas no soportaba la idea de saber que su mejor amigo, aquel chico algo torpe pero seguro y masculino, estaba enamorado de él ¡de él! No tenia sentido, incluso si fuera mujer, no tenía ni un atractivo y era completamente estúpido saber que Bon lo miraba con ojos distintos, con intenciones fuera de lo amistoso. Su expresión hablaba por si sola, y Bonnie estaba molesto.

Desataba su ira y odio a si mismo en él, Bon no merecía a un chico que era capaz de usar malas palabras y herir a otro que no tenía la culpa, sólo porque rehuía del sentimientalismo y no entendía que hace con ello. Porque no podía permitirse esa clase de desliz. Cerró los ojos con irritación.

«—Sólo te pido una cosa...

—¿Ah sí?».

Pero Bon sólo torció la boca, moviendo los labios, y Bonnie tembló ante el recuerdo. Negó, negó con la cabeza bastante rato y se echó para atrás.

«—No me jodas. No voy a besarte, esto no es una maldita telenovela...

—Sólo sera uno. Te prometo que no volverás a verme. —el rostro de Bon expresándose tan bien, mostrándose tan despedazado al decir eso. Bonnie estaba nervioso.

El silencio acariciaba los oídos de ambos al ser indicados con la finalización de ese escenario. La tensión era perversa, la mirada casi ida de Bonnie estaba apuntando al piso. Apretaba los puños, juntaba sus dientes torciendo la boca, arrugaba nervioso el entrecejo».

Hubo un pequeño corte en ese recuerdo, y Bonnie regresó a su sitio, con el libro. Sudó frío de solo acordarse del después. Un cosquilleo en su boca lo incomodaba, y su respiración se cortaba de pronto. Su vista se perdía en las páginas de ese libro, mientras una de sus manos acariciaba cerca de sus labios.

—No... —murmuró bajito, confundido, enojado.

«Otro cambio abrupto de escena, certero y limpio de escena hizo que ambos estuvieran en frente, sus miradas se encontraron y Bon mostraba un leve brillo, Bonnie no se había negado pero lo observaba con incomodidad, casi tenteando a esa mirada de desprecio que solía mostrar Bonnie a veces cuando se hallaba muy enojado. Cuidadosamente se acercaba, sin quitar la mueca en su boca, ansiedad, nervios. Pero Bonnie se movió antes, frunciendo el ceño.

—¿Qué haces? —preguntó Bon muy confundido y algo molesto por el atrevimiento del más bajo, que había metido de su mano en el bolsillo de su pantalón, hallando su celular para apretarlo con fuerza y alejarlo.

—Voy a asegurarme de que no me extorciones después de esto...

—¿De verdad me crees capaz de hacer algo así, en serio? —Bon levantó una ceja, sonriendo a pesar de sentirse dolido ante la mirada ajena.

—No...no lo sé.

Al guardar el móvil en su bolsillo, Bonnie se le acercó, recalcando con la mirada que no, que no era nada del otro mundo. Qué podría hacer ese sacrificio.

Tras un lapso de miradas, Bon sostuvo a Bonnie por los hombros, y Bonnie se vio obligado a tomarlo también por los costados, levantó más la vista hasta que se quedó tieso por la cercanía, petrificado ante el aliento ajeno chocando contra sus labios insistentemente cerrados. Estaba inquieto. Una parte de él ansiaba estirarse y pegarse a la boca del contrario, no porque quisiera, sino que iba a acabar con esto más rápido, se decía.

Pero la otra parte tenía susto por esta acción, no quería hacer algo que detestaba con alguien que ya no estimaba. Era esa misma parte que, muy pero muy en el fondo y de manera inconsciente, pensaba en que no estaría tan mal, iba a liberarse de toda esa presión por fin.

Sus salivas se mezclaron cuando Bon lo besó desesperado pero con suavidad, a sabiendas de que debía aprovechar esos segundos, y se desesperó, insistió. Y Bonnie sin escapatoria le siguió el beso.

Esos segundos se hicieron interminables, con Bonnie a penas respondiendo, con Bon arrinconandolo y fundiendo sus labios con precisión y calma.

—Ya es... —habló por fin al separarse, limpiando sus labios con su manga, pegándole con el teléfono en el pecho a Bon tras devolverselo— suficiente ¿estás contento?

Bon sonrió, y Bonnie se fue corriendo sin esperar respuesta más que eso, tapando sus labios, frunciendo el ceño».

El recuerdo del cambio de escena se hizo más corto, Bonnie volvió a su lugar, y murmuró algo inaudible, obteniendo una aprobación en cuanto cerró el libro y suspiró, terminando la escena tras la afirmación」▪─

—Estamos, eso salió mejor al ensayo. Espero por ver el resultado en edición. —comentó Mike, peinandose el pelo con los dedos, mientras le hacía un gesto de aprobación a Bennett.

—Oh, wow amigo, te metió la lengua en serio... —comentó Jeremy al acabar el corte, quien se encontraba intrigado, pero sonrió a penas Bennett salió de escena y se acomodó el cabello respirando hondo— Es que de veras como que se vio así.

—Ah, Jeremy, cállate. N-No fue así... —le reprochaba Bennett esquivando cualquier mirada insinuante, no sólo de su amigo, sino de la mayoría de sus confidentes y hasta la del mismísimo azabache quien alzaba su pulgar regresando a su puesto.

—Se vio bien, eres bastante bueno. Hasta estuvo rico de ver y todo hah —rió el más alto— No le digas a tu director, que tomé una foto así a la rápida ¿te la muestro, Bennett? Vas a amarla. —le enseñaba la cámara.

Aquello logró formar un ambiente agradable cuando Bennett se avergonzó y siguió reprochando a un muy escandaloso Jeremy que dejara de burlarse, algunos no entendían que sucedía, y otros reían por ello.

Ben torcía la boca con desaprobación total, cruzándose de brazos y apartando la vista de Bennett, quien seguía chillando en dirección al sujeto con acento mexicano, que no paraba de reír.

•[▪]•

Se encontraban Jeremy y Bennett de camino hacia el departamento del más bajo, pero este último se sentía un tanto deprimido porque Ben no había venido con él ni quiso acompañarlo, agregando que tenía unos asuntos que resolver antes. Por alguna razón Bennett ya sabía que esos asuntos en realidad, y de alguna forma, talvez serían Margaret. Un miedo extraño lo invadía de sobre manera, se sentía nervioso. Y a su lado Jeremy se limitaba a obervarlo con una mano en la cintura, haciendo una mueca.

—Cambiale a esa cara tuya, mi amigo. Tampoco es tan malo que ese sujeto no te acompañe, para eso estoy yo ¿o no? —dijo Jeremy dándole unas amistosas palmadas en el hombro— Además si tan urgido andas nomás luego lo vas a ver un rato con la excusa de devolverle a su perro y ya.

—Lo sé, Jeremy, pero... —suspiró Bennett, agachando los hombros con desánimo— tengo un mal presentimiento, creo que talvez... él iba a hablar con ella.

—¿Y eso qué? Que haga lo que quiera... de todos modos, ellos deben resolver sus problemas también ¿sabes? No es nada del otro mundo.

—¿Q-Qué pasa si... se reconcilian? Estoy un poco nervioso al respecto, no lo sé. Y él también estaba extraño...

—Ah no, amigo. Espérate un poco, compa. —Jeremy subió su mano y la reposó sobre la cabeza de su bajito amigo— ¿qué ta hace pensar eso? Además, no deberías sentirte así por cosas ajenas incluso si andas encantado por ese sujeto. Se nota que es pura imagen nada más... —mencionó— Igual, puede que esa mujer esté bien bonita pero yo ya le vi que ni le presta atención a tu crush, así que vete tranquilo.

—¿Tú... tú crees? —suspiró Bennett.

—Sí, de veras. —sonrió— Aunque no sé, cualquiera tiene una recaída tomando en cuenta lo que hubo, quien sabe. Sólo esperemos que no. —Jeremy se encogió se hombros.

—Mmh, no sé si me tratas de animarme o me desalientas. —Bennett infló las mejillas.

—Bueno, bueno... te apoyo. Pero alguien tiene que poner tus pies sobre la tierra, no puedes desconcentrarte sólo porque ese tipo no te ve por un rato, y tampoco tienes que andar lloriqueando e ir a verlo como si él de verdad apreciara lo que haces. Piensa en ti antes, amigo.

—Lo siento... es que, pasó tanto para que Ben pudiera darse cuenta de que estoy para él. Que me siento un poco... nervioso. A veces siento que en realidad sólo lo incómodo...

—Nah, eres lento y seguro no te das cuenta de que si le caes bien, pero el tipo es pura apariencia y seguro le da por fingir que no.

Bennett suspiró y apretó los labios, asintiendo levemente ante eso. Talvez era cierto, él no conocía de igual forma como para saber que Ben era alguien que la mayor parte del tiempo se preocupaba de la apariencia tanto propia como ajena: era un engreído cínico la mayoría de veces, y solía ser irrespetuoso en aquel lapso en que lo conoció en persona la primera vez, donde a penas y sabía quién era y en donde lo primero que le dijo al verle trabajar en el mismo equipo fue; «Ese cabello te hace ver como una mujer, eso es horroroso y marica». Fue un raro, molesto pero divertido recuerdo de ello.

Ben actualmente era más prudente y pensaba bastante antes de decirle algo, solía usar un tono burlesco o amable cuando sus críticas iban en serio y Bennett de cierto modo se sentía contento de que el mayor le tomase en cuenta y le avisara cuando en realidad no quería verlo o tenerlo cerca.

Suspiró, una parte de él quería creer que talvez su influencia y amistad tenía algo que ver en ese agradable cambio en Ben, pero no estaba seguro.

En el momento justo en que se encontraban frente al departamento dispuestos a entrar, que oyeron pasos apresurados a su dirección. Bennett bufó internamente, reconociendo de algún modo esa forma de caminar y el sonido de los tacones, y no. Se sentía bastante irritado y nervioso como para lidiar con algo así. Esperaba que no fuese ella, de verdad.

Pero al sentir la mano de su compañero posarse en su hombros, mientras lo oía suspirar y hacer un gesto, supo que en realidad no estaba equivocado. Y no entendía mucho el porqué ella había venido.

—Bennett... disculpa, yo... necesito hablar contigo.

•~•~•~•~•~•~•~•
Nota: intento que las escenas actuadas se lean lo más simple y entendibles como pueda, como si fuera una obra, pero sin dejar de contar una historia a la vez...

Del mismo modo, que se note el avance entre los intervalos de tiempo en que no se muestran dichas escenas actuadas (digo que, no la narro porque no hay partes importantes, pero de que siguen pasando, pasan) qvq

En fin, nos seguimos leyendo!
Bye☆

                「NiakuTan」

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