•°~°Capítulo 33°~°•

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

El mayor terminó haciéndolo pasar, se limitó a mantener distancia y calma ante la presencia del más joven, pues luego de todo un martirio nocturno, de haberse jalado los cabellos de la frustración, ya con esa confusión emocional por fin aclarada, ver a Bennett a estas alturas, a esta hora, en ese estado y luego de todas las fuertes emociones vividas recientemente, si que era abrumador y difícil de llevar.

Ni la cachorra había saltado a saludar siendo que se encontraba enroscada en un rincón de la sala, sobre una almohada que había tirado del sillón de al lado.

El pelimora sin esperar demasiado ni pensarlo mucho, se adentró a aquel espacio tan sereno y refrescante. Se sentó en el sofá y pegó la espalda en el respaldar, mirando hacia arriba por el sueño que le acompañaba, era en esos momentos en que el agua caliente en sus ojos los hacía sentir más cansados. Estaba teniendo más sueño en cuanto se puso cómodo, respirando lento, ocultando un bostezo. Ben inclinó la cabeza al echarle una ojeada, vaya que era... demasiado verlo así.

—Si tanto sueño tienes ¿para qué viniste? —se atrevió a preguntar el mayor, torciendo la boca. De sólo mirarlo, el sueño retenido durante toda la noche, también le estaba ganando, y no quería ponerse así; mucho menos con Bennett aquí.

—Nnh no lo sé... —Bennett frotó su ojo derecho con la palma de su mano, tratando de sentirse menos cansado— supongo que... como no te vi después de... mmh —se detuvo mientras se frotaba la cara con las manos, la sentía caliente, cansada— no sé, pensé en... hablarte, como creí que estabas despierto... —suspiró sonriendo levemente luego de dirigirle la mirada— así que s-sólo vine.

—Ahá... pudiste hacerlo después, mira la hora que es... —Ben se encogió de hombros, y en menos de lo que se esperó, se encontraba sentado a una distancia considerable al lado del pelimora— Y como siempre, vienes sin un motivo, sólo porque... ¿si?

—Mm sí, creo que yo tampoco me empeño en... buscar alguna excusa heh. —dijo el menor sonriendo un poco, soltando una frágil y vergonzosa risita. Se acomodó su cabello mal peinado, y terminó por volver a estampar su espalda en el respaldar del sofá, bostezando— Pero... supongo que es mejor que estar sólo, siempre... es mejor.

Ante eso Ben apretó los labios e inspiró profundo, apartando la vista, sintiendo que ya estaba un tanto tenso. Lo peor... era entender que estaba sintiéndose de esta forma desde hace mucho tiempo atrás, más a estas alturas de su cercanía con Bennett, era... muy, muy molesto, no sabía como actuar, no tenía miedo a actuar si así lo quería, pero ¿qué iba a pasar con Bennett? ¿Él iba a estar bien con eso?

Con el tiempo que llevaban hablando y conociéndose Bennett le había demostrado que le valían una mierda los prejuicios o los temas que según él era incorrectos, así que entendía que este incluso asi no llegue a sentir molestias, seguramente no seguirían siendo amigos... desde su punto de vista, las cosas podrían siempre resultar de mal a peor.

Pero siendo así, le importaba bien poco no seguir siendo amigos como tal, pero... si lo perdía definitivamente como compañero no iba a aguantar más otra decepción. Otra herida similar, porque si era así no tendría tanta suerte de tener a alguien a su lado que pudiera hacerle sentir vivo y apoyado.

—Sí... —contestó por fin Ben tocando su frente. Jadeó de los nervios esperando que el menor no notase su inquietud, aunque ¿qué iba a notar? Si el pobre se estaba muriendo del sueño a un lado. Y sino fuera porque estaba hablándole, creería que el sujeto caminaba dormido para venir hasta aquí—... tienes razón.

—¿Fuiste a beber a algún lado? Mmm... siento que huele a alcohol... no huele mal, sólo... a alcohol supongo heh. —dijo Bennett entre pequeños balbuceos, sonriendo un poquito.

—Tomé... un poco. Pero eso no importa. —respondió Ben.

—¿No importa? Entonces... e-estuviste bebiendo aquí solo —mencionó Bennett— te fuiste y me dejaste solo... vaya. ¿Sabes? Las cosas eran muy raras por allá, Igual bebí un poco, lo suficiente, supongo, que no me guste no significa que no pueda, pero... no era lo mismo sin ti. —carcajeó un poco, frotándose nuevamente un ojo— tuve que salirme de allí cuando pude, creo que el señor Fritz y William van a molestarse por eso... prometí hacer compañía... Mmh...

—Ah... sí, como digas. —Ben alzó una ceja intentando no mostrar interés por las tonterías que estaba hablando el menor.

—¿Estás molesto? —cuestionó Bennett doblándose un poco para mirar a la cara del mayor, quien parecía entretenido viendo las decoraciones sobre la mesita del centro. Como si le evitara.

—No...

—¿Entonces... te sientes mal? —bostezó el pelimorado de forma callada, tapando su boca con su mano y regresando a su curiosidad— ¿te... te duele la cabeza?

—No, Bonnie, estoy bien. No estoy cansado, no me duele la puta cabeza y por último, no estoy enojado ¿bien? —suspiró Ben girando su vista, sólo para encontrar a Bennett de frente, casi había chocado con él y esto... volvía a tensarlo demasiado— pero... —tragó saliva— pero como no dejes de preguntar tonterías... voy a estarlo.

—Oh sí... lo siento. —Bennett se apartó un poco.

—No te-

—Si, lo sé; «no te disculpes». —citó Bennett frotándose los ojos— pero es que... alguna vez tengo que hacerlo ¿no?

—Mh, eso creo. —dijo Ben. Vaya, detestaba cuando el de tez clara le sonreía así, con suficiencia y calma.

El pelivioláceo le sonrió con más vivacidad en un intento de apocar su sueño. Iba ya un tiempo en que no hacía y decía cosas tontas por impulso frente a Ben por temor a darle otra mala impresión de él, pero... realmente no importaba demasiado ya, si eran amigos incluso si sus primeras interacciones fueron muy extrañas y terminó por eso mismo haciendo que Ben creyera que era un niñato tonto. Aunque a penas estaba totalmente conciente, al menos lo estaba, y el sueño no debía de ser tanto impedimento.

—¿Me das un abrazo? —inquirió Benentt.

—Ah... no —respondió Ben con confusión.

—¿Entonces... p-puedo darte uno yo a ti? —siguió el pelimora.

—Eso es lo mismo, y-ya no me molestes... —Ben se apartó un poco.

—No es cierto, si yo te doy un abrazo, no es lo mismo a que tú me abraces a mi... —dijo el menor y se encogió de hombros. Vaya que el sueño podía lograr atenuar sus ataques de nervios y vergüenza, era bueno darse cuenta de ello, o en momentos así estaría muerto del susto y con la cara roja del nerviosismo— Sólo... es un abrazo... de amigos. Tengo frío.

•[▪]•

—Me estás molestando...  y mucho ¿lo sabes? —volvió a decir Ben por vigésima vez consecutiva, luego de que Bennett siguiese pegado a él, rodeándolo por el torso y pegando la cabeza a su pecho. Podía aspirar el aroma a un shampoo de frutas del cabello ajeno, cuyas hebras acariciaban con suavidad sus dedos— En verdad... —siguió diciendo— me incómodas, apártate.

—Otro... otro poco. —murmuraba Bennett mientras hundía su rostro en el pecho ajeno, rozó su nariz con la camisa del mayor. Sentía que iba a llorar, no podía despegarse de él y los párpados le pesaban mucho. Le ardía la cara y junto al resto de su cuerpo siendo sometido por emociones agradables hacían de ello, una mezcla muy revoltosa, pero regocijante de somnolencia.

El peliturquesa bufó, aunque por dentro creía poder disfrutar de esto con plenitud, sino fuera porque seguía estando rígido y renegado a dejarse relajar por completo.

Siempre podía... era libre de creer que podía y queria, pero luchar contra toda una vida que había determinado la superficialidad de su parecer era lo más complicado. Era una especie de fuerza imaginaria que le impedía actuar dejándose llevar únicamente por sus emociones, no por lo que creía correcto, sino por lo él creía que podía ser así. Algo que le haga sentir tranquilo, calmado, sin forzarse a sentir plenitud.

Deslizó su mano con lentitud por la espalda del menor, tragando saliva en el proceso, al tratar de demostrar con ese gesto un tanto forzado que en verdad intentaba, aunque le tomase una eternidad terminar de rodear el cuerpo ajeno con sus brazos, sólo porque se mortificaba por un simple gestito como ese.

Pensar demasiado era algo frustrante y agotador, solía hacer las cosas por hacer, salían de forma mecánica a veces. Pero si no pensaba de más, iba a terminar estropeando todo lo que le costó más de unas cuantas noches resolver consigo mismo y las multiples sensaciones que el oji-bermellón le provocaba.

—¿Bennett? —llamó el moreno estirando su cabeza a un lado, sobre el respaldar en lo que de a poco sentía al menor hacerse más pesado a un lado de él, y el agarre de sus brazos disminuir considerablemente— Oh, no bromees. —alzó tantito más la voz, sólo para inclinarse lo suficiente y ver, los ojos cerrados del pelivioleta transmitirle una jodida calma tan extraña—. Mmh como sea, creo que no es tan malo... es cómodo. No puede ser.

Inspiró Ben con relajo, terminando por reposar su mentón en la cabeza ajena, mientras le apretaba lo suficiente contra su cuerpo, para calmarse. Si seguía comportándose de esa manera, iba a acabar por reprimir otra parte de si mismo «maldita sea». Pensó, no podía ser cortante porque de tal modo estaba suprimiendo sus sentimientos y emociones.

Claro, pero si de pronto era amable terminaba por presionar su personalidad orgullosa de mierda; esa que era tan difícil de controlar, era como intentar comprimir el agua, le era algo... prácticamente imposible. Cerró los ojos con fuerza, justo cuando volvió a sentirse atrapado entre dos chocantes partes de él, que lo aprisionaban y envolvían entre negatividad y positivismo.

—N-No bromeo... es que estoy cansado. —Se escuchó por fin la voz del menor luego de un largo silencio.

Bennett a ojos cerrados trataba de disfrutar de esa sensación. Ya hacía mucho que no se daba la libertad de arrimarse al moreno por temor a que este lo aleje y le recrimine por ser que era demasiado afecto entre dos hombres.

—Oh ...Bennett. —masculló Ben sintiendo que en ese momento el sobresalto que pegó se había notado mucho.

—Ay ¿qué? —el aludido alzó la vista pestañeando asustado por ese llamado severo ¿le habría molestado su comentario?

—Creí que estabas dormido, joder... —bufó el moreno con una frustración vergonzosa reflejada en su cara.

—Ah no, s-sólo cerré los ojos. No dormía. —aclaró el de melena confundido por ese cambio raro de actitud. Miraba a otro sitio soltando una risa suave, pero luego, sintió a Ben tensarse de una forma muy... curiosa.

—¡Oh bien! Como sea. —suspiró el pelicían— Tú... tú no escuchaste nada de lo que dije ¿ok? —Ben apretó la boca y miró a otro sitio. Se sentía tan estorbosamente patético. Encima habiendo expresado su comodidad en voz alta, era inquietante.

—¿Decir... sobre qué? —farfulló el contrario.

Ben le observó otra vez, alzando una ceja, y gruñó molesto al verlo regresarle la mirada ¡encima Bennett se atrevía a sonreirle con esa jodida suficiencia que lo ponía molesto! Parecía que estaba disfrutando verlo así. Mierda, detestaba... que lo vean así.

—¿Sabes qué? Ya olvídalo. Mejor cállate. —Ben se amurró en su sitio, y aún siendo así, no quería, cielos que no, no quería soltar a Bennett de pronto.

—¿Qué? Pero-

—Cállate te dije. —suspiró el moreno.

—¡Hey! —replicó Bennett inflando las mejillas, dispuesto a reprochar, pero... ¿por qué no podía? Le hacía sentir vulnerable cuando el mayor lo miraba con esa seriedad tan atractiva— Está bien, mmh... ¿no vas a soltarme?

—... No.

—¿Q-qué? —Bennett abrió los ojos con sorpresa ¿había escuchado bien?— ¿Me... lo repites?

—Que sí... dije que sí. —gruñó Ben buscando empujarlo de su lado— Ya salte de encima.

—Pero si escuché que...

—¡Bromeaba! —le detuvo Ben antes de que siguiera hablando.

Y sin más, se levantó del sofá. Bennett oprimió los labios, pensando en que Ben estaba volviendo a ser tan o más complicado que antes. Sin embargo ya en este punto, no importaba de que forma fuera, sentía que lo que el mayor hacía en su mayoría eran... acciones amables, palabras agradables disfrazadas de una frialdad muy engañosa.

•[▪]•

Con el pasar de los días luego del lanzamiento de su primer encuentro. Eventualmente ambos por separado disfrutaban de ello, tampoco era para desaprovechar el éxito rotundo luego de tanta incomodidad y ratos algo... extraños. Así como de la misma manera la fémina se mantenía tranquila sonriendo a las cámaras y hablando con amabilidad en televisión.

Bennett hacía lo posible por no encontrarse ni los dos, ni los tres en televisión al mismo tiempo, solía ponerse muy nervioso si estaba con compañía ya sea grata o... no. En horarios de trabajo no solía haber demasiado diálogo o algún contacto menor entre ellos, pero Mike era destacado por su forma de cumplir caprichos y de darle una enseñansa a sus actores; por lo que siempre que acababan de grabar, aquello les dejaba un extraño sabor de boca.

Después de dos semanas tan arduas, por fin los aires calmos y fríos del reciente Febrero donde todo el trabajo se tranquilizaba en un agradable porcentaje. Bennett podía caminar con mayor tranquilidad sujetando las correas de sus perros al caer la noche y ser acompañado por su recurrente amigo Jeremy. De vez en cuendo, por no decir cada dos por tres, se acercaba alguien a saludarlo siempre tan amables, con tanta compostura y ánimos. Era imposible decir que no para Benentt, le hacía sentir una persona molesta y aunque esa cualidad no era algo que le gustaba enseñar demasiado a decir verdad.

Aun si la gente era tan correcta en su mayoría, hubo un tiempo en el inicio de su carrera en que recordaba en que su asistente no se le despegaba él debido a las multitudes. Aunque siempre estaba contento de no pasar por cosas como esas y de estar acompañado de noche cuando podía.

—Entonces, a ver ¿sólo me quedo con los perros unas tres horas? ¿Más horas talvez? ¿Vas a volver a la mañana siguiente? —se le anticipó Jeremy cuando se encontraron camino al ascensor donde, como era de esperarse, el actor de ojos verdes se hallaba saliendo de este mismo con las manos metidas en los bolsillo de su chaqueta abierta.

—Yo te aviso... no va a ser tanto. —le respondió Bennett sin esforzarse demasiado en apartar la vista del recién llegado.

—Ah, pues dale. Me encargo. —Jeremy alzó su pulgar.

—Gracias, pero no hagas desorden, por favor. Si tú te portas mal, ellos también van a querer. —Bennett le entregó la llave del departamento al peli-cobrizo, quien hizo una mueca burlona asintiendo— Nos vemos... —se despidió, y volvió a acomodar el gorro de la nada sobre su cabeza, siguiéndole el paso a ese hombre moreno que se limitaba a actuar borde e indiferente.

A Bennett le parecía una total novedad que con frecuencia sus salidas con el peli-celeste fuesen menos forzosas y más... agradables. Aunque Ben nunca le pedía salir a caminar o a cualquer sitio de una forma directa, su manera tan extraña y orgullosa de ser le gustaba muchísimo, era un hombre amable después de todo, amable a un punto algo retorcido y terco, pero seguía contando como un punto a favor.

—¿Y a dónde carajo se supone que vamos? —inquirió Ben dedicando una mirada al menor.

—Espera... ¿me estás guiando y siquiera tú sabes? Ah no, espera... olvídalo. Cierto, yo te invité esta vez... —Bennett se rió, adelantándose al mayor para hacerle una seña— Bien, tú sígueme, sígueme. —sonrió más tranquilo— Es que si aceptaste venir conmigo, suelo olvidarlo. Como las otras veces me dijiste que no.

—Me llamaste a las putas tres de la mañana para invitarme a salir... es obvio que del sueño acepto cualquier tontería. —respondió Ben encogiéndose de hombros.

—¿Ah si? Pero si yo escuché que estabas viendo tele, y no sonabas tan adormilado que digamos... —Bennett ladeó la cabeza, aun sin dejar de sonreir, estaba contento. Llevaba días prestando atención a los detalles especiales en las expresiones de Ben, y era divertido ver como dejaba a flor de piel esa a actitud ruda y cortante, pero que si le prestaba la suficiente atención, no era tan malo, si se empeñaba en buscarle las cosas buenas, por supuesto— Bueno, si no querías acompañarme pudiste decirme que no hace como... no lo sé, unas diecisiete horas atrás. Incluso ahora mismo.

—Mm... como sea. —bufó Ben— Me hace bien salir.

—Conmigo. —agregó el pelivioleta.

—¿Ah qué?

—Nada... ya ven.

«Se está burlando de mi, que idiota». Se dijo el pelicalipso cuando ya regresaron a caminar hasta la cercanía de un local muy distinto a los demás que conocía.

Oh, vaya que Bennett se esforzaba por hacerlo divertirse aunque una de cada tres terminaba por lograrlo.

•[▪]•

¿Qué estaba mal en que hubiesen salidas tan frecuentes entre dos amigos hombres? Bennett siempre había tenido una vida privada bastante tranquila debido a que se esforzaba por nunca ocultar nada, era transparente ante su público, pero últimamente temía estar siendo demasiado obvio incluso si su pensamiento era en que nada era extraño o incorrecto.

Salir con el pelician durante el día o casi tirando a la noche, era lo mejor que podía pasarle. Seguían hablando con desigualdades de opinión muy notorias, pero ya no había un ambiente frío que le anunciaba que el vacío entre ellos era mucho, sino que la calidez entre los dos era menos rígida... era amigable y blanda.

—Talvez ya deberíamos irnos. —mencionó Bennett una vez se hallaban en otro sitio distinto; una pequeña pero destacada taberna. No sabía como era que de un momento a otro terminaba cediendo de forma inconciente al mayor, que solía actuar ante sus recomendaciones y le hacía caso en todo, como si eso fuera a darle algún punto a favor— Van a ser las dos de la mañana.

—¿Y qué? —Ben alzó una ceja.

—Pues debiéramos irnos ya ¿no crees? —volvió a decir el menor.

—No... —suspiró el moreno apartando la vista antes de agarrar el vaso entre sus manos y llevar el filo hasta sus labios, terminando de golpe lo que le quedaba de trago— pero bien. Como sea. —se levantó para pagar antes de arreglarse el pelo— Vámonos.

—Eh... sí. —Bennett inclinó su cabeza con duda ante ese comportamiento, pero no iba a discutir. Llevaba bastante tiempo reprimiendo su propia actitud infantil e impulsiva y al menos esto... le llevaba a un buen lado.

—¿Qué? ¿No te... querías ir? —inquirió Ben. Tras un asentimiento de cabeza por parte del menor, se acomodó el cuello de la chaqueta y suspiró hondo haciendo un gesto.

El pelivioleta se levantó de la misma forma, terminando su último sorbo de licor. Se preguntaba como algo así podía ser del agrado del mayor, cuando a él le raspaba la garganta. Talvez podía gustarle, una vez la sensación amarga se iba, no era algo que bebería por mero gusto o simplemente porque se le daba la gana así como Ben. «¿Cómo pudo tomarse eso así tan rápido?». Se preguntó entre un temblor ocasionado por el grado bajo del alcohol. Pensaba que si un grado bajo le producía ardor y cosquilleo, no quería imaginarse curioseando con algo más elevado.

Solo le siguió y se aseguró de mantenerse a un lado del mayor en todo momento, andar de noche sin sus perros era algo entretenido siempre y cuando el oji-jade estuviese con él. No importaba si todavía andaba inquieto, o si se veía torpe caminando como un perro a un lado de su dueño.

Para Bennett calmar las ganas que tenía de decir algo estúpido con la finalidad de hacer de esa cara rígida una mueca de gracia era una tarea algo complicada, le gustaba verlo sonreír y que se riera con o de él, pero ¡cielos! ¿Por qué a la misma vez le resultaba tan atractivo verlo así de serio, seguramente pensando en la nada misma o quizá siquiera pensaba en algo? Pero le encantaba. Le gustaba tanto esa emoción al verlo fruncir el ceño, pero a la vez mantener una sonrisa suave y casi inperceptible.

—¿No podríamos ir a la plaza ahora... un rato? Casi no hay nadie en la calle, el aire está muy fresquecito y casi ni hace frío. —propusó el pelivioleta poniendo sus brazos tras su espalda y uniendo sus manos allí. Si regresaban ya, eso habría sido todo y volver a salir juntos en un modo tranquilo y amistoso era algo que ya no pasaba tan seguido.

—Hey, ¿por qué eres tan extraño? —le dijo Ben, y aunque parecía más estúpido reclamar pero estar caminando en dirección hasta la jodida plaza, ya le estaba dando igual.

Lo peor era que le estaba siendo la primera vez en que a la intemperie se sentía tan cómodo. En un ambiente así de helador y agradable le encantaría sacar algún cigarro y fumárselo allí mismo, sin embargo, le parecía curioso que Bennett hiciera un escándalo por ello y disminuyera su berrinche por una simple, no tan simple, cerveza que obtuvo por el camino. No iba a tomarse una baratija insípida, así que gastar en algo de buena calidad le había sido algo normal.

—¿Puedo probar un poco? —inquirió el menor a un lado del contrario, destapando su boca de aquella bufanda roja que aun acostumbraba a usar, esa tan suave y acogedora.

Bennett se acomodó el cabello bajo su gorro de lana y observó al peliazul con ojos complacidos de atención. De lejos seguramente se verían como dos tipos normales que andaban bebiendo prudentemente en la plaza, cosa que no se vería del todo muy decente que digamos, pero, aun con el licor hasta la cabeza para Bennett, Ben se veía jodidamente lúcido y tan atractivo que llegaba a asustarse de las cosas que sólo una miradita lograba hacer con todo su sistema. Debería empezar a comprarse alguna cosa para los nervios o le iba a dar algo allí mismo.

—Últimamente andas muy extraño. Me pones nervioso. —volvió a decir Ben entregándole la botella con poco más de la mitad. Ya le estaba dando demasiado lo mismo como para pensar en que ni en vaso estaba bebiendo, porque Bennett se quedaba admirando la boquilla de la botella con una duda tan rara, con esa mueca tierna de mierda que lo terminaba haciendo ver internamente como un idiota. Y en verdad que, algo extraño estaba pasando aquí. Ya no era normal que se sintiera tan inquieto de un momento a otro. No era acorde a su comportamiento— ¿te vas a tomar esa mierda o qué?

—¡Ah, sí! Perdón... —Bennett suspiró tragando saliva antes de acercar la botella a su boca y comenzar a tomar un poco de esta.

Esa sensación extraña le recorrió y vaya que, la cerveza aunque amarga y burbujeante, era menos dolorosa de beber que el licor tan fuerte que Ben solía tomar como si sólo fuera un juguito de esos de mora o de uva que le gustaban a él. Este sabor no le gustaba, pero era... indescriptible la forma en que beber un poco le hacía sentir, no le hacía bien, pero tampoco le hacía mal por completo.

Bennett se terminó bebiendo casi todo con lentitud, dejando menos de un cuarto de la botella, se sintió mareado pero a la vez más tranquilo, naturalmente no bebía tanto ni todo de golpe, pero esto estuvo... bueno. Era una cerveza de calidad con un sabor agradable y una sensación burbujeante y refrescante a la vez, que le acalaraba y estremecía del mismo tiempo.

Con ello el frío del ambiente no era nada comparado con el calor que le producía el líquido. Sentía que estaba rojísimo y se tapaba así la boca con la bufanda, hasta tanto más abajo de la nariz. Así mismo, el peliazul se río de él, y esa era... una risa bastante divertida, suave, algo ronca y siempre con ese toque reprimido que le resultaba algo agobiante al menor. Porque si ese hombre oji-verde no se esforzara en ocultar tanto sus emociones, esa sería la risa más embriagante y sutil de todas. Una risa tan atractiva a su parecer.

—Hey, Bonnie, no te emociones tanto. —terminó por decir Ben arrebatando la botella para terminar él mismo de beberse lo que quedaba— No te la cobro porque... me caes... bien. —inspiró en medio de cada palabra, posando sus ojos en algún basurero de cerca, con sólo localizar el símbolo de vidrio se levantó y fue a tirarla.

Joder, que Ben creía que era así como su mierda de día se transformaba en una agradable tortura de pronto. Ya creía que podía siempre quedarse de brazos cruzados ante sus impulsos ansiosos por decir o hacer algo que quizá sólo lo beneficia a él y sólo a él. Tragó saliva, inspirando el fresco de la noche y apartando de pronto su vista al cansado Bennett que se empeñaba en mantenerse vivaz.

—Mmh sí, tú también... me caes bien. —suspiró el menor, pasando una mano por su frente.

•[▪]•

«Jeremy, no seas así. No me hagas esto». Pensó Bennett cuando se encontraba a la entrada de su departamento, hace un buen rato, apoyándose en la puerta y esperando alguna respuesta de parte del pelinaranja. Llevaba ya cinco minutos tocando y le llamó de paso al celular, pero nada, sabía que había alguien porque sus perros solían rascar la puerta en lugar de ladrarle, ya luego cuando entraba estos se le encimaban y allí comenzaban a ladrar despacio. Pero... también sabía que Jeremy acostumbraba a dormirse temprano o bueno, a una hora regular. Y que el sujeto era un tronco rígido al dormir.

—Genial, ahora te quedarás afuera. —mencionó Ben soltando una larga y burlezca risa rasposa, poniendo sus manos en su cintura. Se acomodó el cabello y se dio la media vuelta— Bueno, es una pena. Espero que te lleguen a dejar entrar. Fue una agradable noche, nos vemos.

—¿No hablas en serio? —el pelivioleta ladeó la cabeza haciendo un puchero, mientras recargaba su mano en la puerta— Al menos acompáñame hasta que este bobo se despierte y me abra la puerta.

—Hablo en serio. —el más alto rodó los ojos, cruzado de brazos— No es mi problema. Para que aprendas a tener copias de tu llave en lugar de confiarselas a quién sabe quién.

—Bueno, confío en Jeremy, aunque talvez tienes razón en lo otro. Pero... en ese caso... —Bennett le hizo caritas, indicándole algo que sólo consiguió hacer al contrario apretar la boca y fruncir el ceño. Respondiendo con ello que no le gustó lo que insinuaba, pero Bennett ya casi no sabía que trataba de darle a entender con esa mueca.

—No, gracias. —dijo Ben y empezó a caminar.

—¿Ah? Pero si... —el menor se armó de un valor adormilado y le detuvo, riendo con nervios— ni siquiera he dicho nada todavía.

—Sólo me adelanto. —Ben rodó los ojos y, aún sabiendo que Bennett le estaba siguiendo a un lado, botó bastante aire antes de girar la vista hacia él, mostrándose ¿molesto?— Bien aunque... —inspiró hondo, espirando lentamente mientras miraba al frente— podrías quedarte en mi departamento...un rato.

—¿Cuánto rato? —sonrió Bennett.

—Me gustaría que nada, y ojalá no tuviera que hacerlo, así que deberías agradecerme que estoy siendo bueno contigo. —atinaba a decir el moreno, restando importancia.

—Bueno... últimamente siempre has estado siendo bueno conmigo heh. —contestó el menor, asintiendo.

—Y quizás deje de hacerlo si no te callas. —bufaba el mayor.

—¡Oh! Sí, lo siento. —dijo Bennett.

—Mmn como sea, apúrate. —Ben rodó los ojos.

Ben lo mira otro rato más, quizá esforzándose demasiado en disimular esa atención especial que capturaba la imagen de perfil del menor a su lado. Si lograba respirar profundo e ir con las manos en los bolsillos de su chaqueta apartando la vista y, pensando en que sólo iba a ser otra noche teniéndolo a un lado como solía pasar algunas veces, talvez y sólo talvez, podría sobrellevar esto con una naturalidad corriente.

Ya sabía lo que pasaba cuando batallaba consigo mismo, y no iba a dejarse dominar por esas emociones estúpidas, cuando ya todo estaba eclarado.

Pero aclarar todo solamente hacía que la emoción amarga en su garganta molestase más, que la presión por reprimir sus... sentimientos fuera aún mayor que la que ya. No podía dejarse ser tan obvio. A él ni una emoción iba a ganarle... no debían hacerlo.

•~•~•~•~•~•~•~•

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro