•°~°Capítulo 4°~°•

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Mientras tanto, Margaret logró sacar nuevas sonrisas y una que otra mirada de parte de sus compañeros, una vez la vieron deslumbrante y bella como siempre. Ella como Meg, era poderosa en cuanto a presencia, actuando como una mujer fuerte y de carácter. La albina tenía buenos protagonismos a pesar de no ser recurrente, por lo que varias veces había sido el centro de atención por su buen físico, su voz melodiosa, sus muecas amisosas y sus guiños coquetos, causando siempre una gran impresión.

Era una parte fundamental de su personaje enseñar más de lo que podía decir, incluso sin llegar a hacer nada. Pues ella era un personaje fuerte y decidido, con una personalidad tan altanera y sencilla. Alguien que a pesar de tener apartados exclusivos, no desaprovechaba el colaborar si así necesitaba.

La de ojos ámbar suspiró sonriente al terminar la toma, agradeciendo y sonriendo a sus compañeros. Cansada acomodó su cabello, para luego coger su botella con agua de sabor para así beber un poco buscando refrescar ese ambiente del que venía saliendo. Ella luego llevó su mano hasta su cabeza para retirar cuidadosamente aquella peluca blanca, dejando caer bajo esta un cabello largo y precioso, de un fuerte color miel y un respectivo mechón de un tono rosado oscuro que hacía contraste con su piel intensa.

—¡Bien, hoy tenemos mucho que hacer! —habló Mike verificando el clima para comenzar a grabar en la institución, está vez, estaban en la parte del set trasero, junto a los extras y algunos espectadores— ¡prepárense!

Mientras se preparaban para grabar, Bonnie terminaba de ser arreglado, por la estilista y la encargara del maquillaje, quienes trabajaban con él y solían acompañarlo cuando no hallaba con quien hablar. Ellas se encargaban de soltarle algunos mechones en el pelo y acomodar con cuidado el cuello de su camisa tras poner algo de maquillaje por donde se notaban una mínimas imperfecciones.

─▪「En dicha escena Bonnie se encontraba tras la misma parte de la universidad, donde el césped se tornaba un poco más amarillento que el resto, en donde habían rayones y bastante tranquilidad; la parte lateral en donde la cerca no permitía mucho avace. Tenía cuidado en cada nota que daba al raspar las cuerdas con sus dedos y la plumilla entre estos.

Traer su guitarra nunca fue un problema, pero tener todas las aulas musicales ocupadas si que lo era, no había espacio y Bonnie optaba por tener un lugar para él solito, buscando silencio para poder oír el roce de las rudas cuerdas.

Luego de un silencio de pronto escuchó al otro lado una vez, esa voz era de la albina de visos púrpura. Bonnie la divisó caminando a un lado de cierto moreno oji-verde que aceleraba el paso, cerca de donde se encontraba Bonnie. Entonces fue allí cuando los vio mucho mejor, al detenerse.

—Cielos, ya déjame. Qué molesta eres. —masculló el otro, pelicían de ojos verdes, empujando a la chica hacia un lado, apartándose cuando la misma preciosa joven se acercó rompiendo la barrera de espacio personal— ¡Deja de seguirme, Mai!

La chica se le acercó haciendo presión de su busto en el pecho del moreno, aprovechando a presionarlo contra la pared cercana a la esquina, donde cierto pelivioleta observaba con frustración.

—Anda, Bon... nadie se va a dar cuenta, ni siquiera mi novio.

—¡Basta! Qué mujer... extraña. —Bon torció los labios con disgusto, mirándola con desprecio— Me desagrada el que no sepas apreciarlo... —el oji-verde se hizo a un lado agarrando del brazo a la chica para alejarla, no podía tenerla cerca, la detestaba— No me agradabas antes, y mucho menos lo haces ahora, no me interesas.

—Claro, entiendo. Sé que te gusta MI novio, Bon. Y que me tienes celos heh. —la chica dio un saltito agarrándose de la camisa, enseñándole una amplia y despreocupada sonrisa— No es mi culpa, es un chico agradable y peculiar. Mira, talvez... te daré una oportunidad con él si me haces un favor, puedo conversarlo con Bonnie... si salimos aunque sea una vez. Nadie lo sabrá, Bon.

—¿Estás intentando comprarme con algo tan barato como eso?

—Mmh... sí ¿no lo pensarás?

Mientras, Bonnie miraba atento aquello, irritado e incómodo al verlos, incluso sabiendo con anterioridad los constantes intereses de aquella chica. Pero verlo era... demasiado, algunas lágrimas amenazaban con salir, esta era la razón, detestaba tener que siempre verlo de esta manera.

Frunció el ceño, sintiéndose impotente, enojado y nervioso en el momento en que Bon se dejó besar por la joven, quien luego sostuvo la mano ajena para posicionar la misma cerca de su busco. Desde su punto de vista, era una escena que lo alteraba demasiado.

Mordió su labio, esa algo difícil de ver, observar aquella escena hacía que le entrara cólera, notando como Bon hacía un caso sumido a las caricias de su novia. Joder, estaba viéndolo con sus propios ojos, tan cerca, mucho más cerca que antes. Y aún asi, los otros dos no se separaban del beso.

Bonnie se volteó, limpió sus ojos y guardó el instrumento en su respectivo estuche. Y luego salió caminando como si nada, ya que la concentración en ese beso que tenían ambos hizo que el pelimorado se fuese tranquilo pero dolido y con una opresión en el pecho. Siempre era igual, y detestaba tener que ver a quienes decían quererlos traicionarlo de esta manera.

Pero se detuvo unos instantes, presenciando el mismo beso con más detenimiento. Su expresión cambió a una de resignación, tampoco era como que le sorprendiera demasiado, no era la primera vez que algo acaba así, pero seguía doliendo verlo.

De pronto, sus miradas chocaron, pudo ver a Bon mirarle en medio de aquel superficial roce. Observando a lo lejos a Bonnie, quien frunció el ceño dando un pisotón al suelo para irse con las manos empuñadas. No sin antes mirarle de mala forma y marcharse a pase acelerado, buscando escapar de allí lo más rápido que pudiese.

Los ojos verdes del moreno se hicieron pequeñitos viendo el rostro enfurecido y con una mezcla de decaimiento en Bonnie. Se separó, molesto, sintiéndose idiota por haber cedido al contacto, incluso después de haberse negado.

—¡Oh no! —Bon agarró el brazo de la chica y la apartó de él, molesto— ¿Tú sabías que él estaba aquí? No puede ser...

—No sé de que me hablas~

—Qué irritante... no te me vuelvas a acercar.

Bon se fue de allí buscando con desesperación poder alcanzar a Bonnie. Sabía lo mucho que «quería» a su novia, y ver esto le caería como un balde agua fría, muy fría al ser Bon exactamente el involucrado, algo que no era su culpa, siempre tendía a verse envuelto en situaciones que sólo alimentaban el rencor y desconfianza en el pelimora. Sabía que el odio que Bonnie le tenía incrementó al momento de ver aquello enfrente de sus ojos, y si Bon decía quererle tanto, al menos se hubiera negado. Si, eso parecía pensar el mayor. Estaba seguro.

—Ese idiota...  ¡Bon, maldito cabrón! —Bonnie se sentó en una banca, tirando su mochila con cuidado a un lado, y luego abrazando su guitarra, estaba hecho una furia, pero aún así no podía expresarlo físicamente. Se sentía pequeñito e inquieto al no poder liberarse de esa horrenda emoción.

—Sigo pensando que no importa la forma en que me llames, siempre me resultan lindas... bueno, de algún modo, supongo. —Bon apareció detrás de él con una sonrisa apenada y un nerviosismo notable. Se acercó lentamente, tragando saliva al percibir el sobresalto del otro.

—¡¿Qué quieres ahora?! —Bonnie ni siquiera lo miró, y se aferró más al estuche de su guitarra sin querer voltear— ¿Acaso no te basta con meterte con mi novia? Mejor ni vengas a decirme que ella te besó, porque tú te dejaste. —. Su voz, que por lo general era débil y baja, tembló un instante, obligándolo a respirar hondo, amainando el tono rudo—. Igual... ni que me importara ¿Por qué no puedes dejar de meterte en todo? Tú... imbécil.

—¡Oh, vamos! Bonnie, Mai tampoco es una santa, no fue mi culpa. Debiste verlo. —Bon le agarró del brazo antes de que Bonnie tomase su guitarra y mochila para irse, consiguiendo sólo un suspiro molesto y una mirada penetrante, pues siquiera hacía un esfuerzo por resistirse, demostrando lo mal que estaba, pero aún así, el menor no dejó de hablar— Todos sabemos... que ella la pasó como una chica amigable, aunque nunca me cayó bien. —suspiró— Pero ahora ella es una cualquiera, Bonnie. Me extraña que aún no haya logrado nada contigo.

—¡Uhhg! ¡No me importa! N-No pienso terminar con ella... y-yo... idiota. —Bonnie no pudo seguir hablando, y se cruzó de brazos haciendo un pequeño puchero tembloroso. Ese gesto le dio más escalofríos a Bon, peor que esas miradas asesinas que Bonnie le encomendada a veces, era curioso. Y dolía más porque verlo vulnerable, significaba que ciertas cosas en verdad lo lastimaban.

—Lo sé, eres testarudo, eso esta más que claro.

—¡Pues si lo sabes no molestes!

Bon suspiró, entendiendo aquella barrera ajena. Sonrió una vez acabó aquel silencio entre los dos, pudo ver al pelimora menos afectado, al parecer pensando mejor las cosas para si mismo. Bon no podía evitarlo, y seguía viéndole detenidamente, dirigiendo una mirada a los labios de Bonnie, que estaban presionados entre si, mientras este miraba la cara boba del moreno, alivianando su gesto irritado. Bonnie de pronto hacía lo posible para quitar el agarre del otro, pero la inutilidad de su fuerza no le ayudaba en nada. Frunció el ceño.

Al contrario, su contrafuerza sólo hacía que el de ojos verdes intensificará el agarre mientras le acercaba hacia él con unas aparentes intenciones de besarle. Esas intenciones se veían en sus ojos, podía sentirles, leerlas y saberlo sin escucharlo. Era repugnante, todo su cuerpo temblaba y sus pensamientos se desordenaban por completo.

—¿Qué esperas para soltarme? —Bonnie bramó molesto, alzando la voz con cierta rudeza.

—Sabes que no quiero soltarte. Ya no.

—¡Estúpido!

—Siempre eres halagador. —Bon le agarró de los brazos y le presionó contra el árbol más cercano, mismo que estaba tras la banca— Sólo un momento, por favor... —dejó caer su rostro cerca del cuello ajeno, rozando superficialmente sus labios— Te extraño.

—No, Bon.. maldición. —gimió con enojo ante la sorpresa— Yo odio... —No acabó de quejarse, mordiendo su labio inferior para seguido intentar mover sus piernas con la intención de patear al otro. Pero Bon tenía su rodilla en medio y ya no lograba pensar con exactitud más que sólo querer espacio y liberarse de esa sensación」▪─

Mientras todos los demás observaban con una media sonrisa y las cejas alzadas, el ambiente era abrazador, tranquilo, a pesar de que las expresiones en los dos actores eran intensas, tratando de lograr expresar lo que las emociones encomendadas eran.

Siempre que ambos entraban a escena no era necesario nada de cortes, ni ensayos arduos, ya que casi nunca habían errores en sus diálogos y acciones, existía esa libertad de darle un toque único a cada interacción. Nada era diferente, y nada debía de corregirse por lo general, salvo minúsculas veces en que Bennett se distraía por ciertas peculiares razones.

—Ya casi llevan dos hojas de diálogo sin errores, me encanta. —comentó a voz baja uno de los encargados en producción.

—Por esa razón son los más buscados para rodajes rápidos... —explicó una de las compañeras de ambos mencionados—... con ellos es mucho más rápido, y aunque les guste o no, son buenos juntos sin importar el tema central.

—Hagan silencio. Esta es una parte que quiero ver especialmente. Estoy seguro de que me van a enorgullecer. —agregó el director Mike en un susurro sentándose, observando con atención y detalle.

Ya venía otra escena de sus favoritas; tenía un buen ojo para escenas cargadas de emoción y menos acción. Podría parecer poco profesional guiarse por su conveniencia y gustos peculiares en cuanto a series juveniles muchos de ellos inspiradas en novelas, pero aún así, le encantaba. Es que Mike, para ser un aclamado cineasta con buenas reseñas, había emparejado a esos dos actores desde el inicio de su carrera de su primer éxito juntos.

Sabía que entre los dos, había un gran potencial, y adoraba poder verlos juntos y notar lo bastante bien que fluían las cosas con los dos en escena.

Por lo que a él respecta, variadas escenas los incluían a ambos, y una de sus especialidades, era poder captar cada detalle y pulirlo para crear una imagen que dijese más con acciones, expresiones y miradas, que con palabras.

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