•°~°Capítulo 42°~°•

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Bennett se encuentra nervioso, si, demasiado. No comprendía a Ben, de un momento a otro era el hombre más cariñoso que había visto, claro, con su toque malhumorado y bruto de ser, pero luego, era indiferente, no en un mal sentido, aún así, seguía inquietándolo el hecho de que no le contestaba, y cuando lograba hacerlo, no podían hablar mucho. Bien, si, estaba bien, no necesariamente debía tenerlo cerca todo el día, pero sentía que había algo que el moreno no le estaba diciendo... y claro, a ese algo se refería a lo que lo tenía tan molesto desde ayer, ese algo.

¿Estaba procupado? ¿Estaba enojado? No recordaba bien su cara, pero simplemente Ben le era todo un misterio, y eso, sólo hacía que la emoción en él creciera aún más, intrigandolo. La emoción por la dificultad hacía que la estadía con el pelician nunca le aburriera, le gustaba escarbar en esa personalidad que tanto amaba, posiblemente no recibía cosas lindas de vuelta, pero en un punto sabía que Ben era un tipo orgulloso y raro, de esos que en el fondo, eran tan blandos y sensibles como podía ser.

Pero sea como sea, sabía que algo pasaba cuando le confirmó con un mensaje que "se verían luego", esta noche, eso le hizo entender que si lo vería allá, posiblemente mostrándose tan al margen, con ese semblante serio de siempre, y esa distancia que a él le resultaba tediosa. Se mordió el labio, ahora, quería calmarse y respirar hondo, con las mismas alegrías de hasta hace poco.

Vistiendo una camisa morada a rayas delgadas y blancas, encima un jersey de cuello redondo oscuro del mismo color con un patrón simple en un tono más claro tirando a un blanquecino, un pantalón oscuro y encima una gabardina más oscura. Recordaba que siempre tomaba, como extra, algo para abrigarse en caso de cualquier cosa, pero simplemente, sabiendo o no que tal se vería, enrolló en su cuello al salir la bufanda rojiza. Se había atado perezosamente el cabello en una coleta baja, y aunque afuera no hacía tanto frío, se sentía algo tenso y rígido al caminar.

Empezaba recién a oscurer, tener que dejar a sus perros solos con su compañero a pesar de que eran canes amaestrados, le resultaba extraño ahora, y se sentía como un niño nervioso que no quería ir a la escuela haciendo tiempo por atrasarse, y de algún modo, talvez así era. Se quedó un par de largos segundos fuera del departamento, regresando a mirar y ante su detenimiento a pensar, no pudo evitar negar con la cabeza y asegurarse de no haber olvidado nada antes de empezar a caminar fuera del edificio. Al final, no hubo caminaba, ni su mirada pegada al celular, incluso estuvo atento al paisaje por la ventana del asiento trasero del vehículo.

Finalmente estuvo allí. Ah, cuando revisó su celular se percató de que hace un par de minutos Ben había contestado por fin. Sus mensajes siempre eran tan extraños e interesantes a la vez, de esos mensajes puntuales y que por más que lea y relea, no sabía si se lo decía en buena o lo que sea que quiera transmitir con esos «como quieras, sabes que te veré. Deja de mensajearme tanto. Y si, allí estaré». Y con eso aclarado, se sintió tan ansioso, tan nervioso pero levemente relajado a la vez.

—¡Bennett! ¿Qué tal? —vino exactamente a recibirlo primeramente la pelimiel, sonriendo y luciendo tan linda y pulcra como siempre, con un vestido casual y un maquillaje ligero, su cabello suelto y su mechón colorido tapando un poco menos de su rostro. Ella lo miró detenidamente, y volvió a sonreir— Te ves bien haha ... los demás ya casi están todos, ven a saludar, hasta Mariana se dignó a venir. Ven, vamos ¿te ofresco algo mientras?

—..No, gracias. Estoy bien.

—De acuerdo, entonces... sólo vamos.

Le dijo, sosteniéndolo sutilmente del brazo, no hacía falta caminar tanto, en la entrada sólo había un poco de espacio cerrado hasta llegar a la sala amplia y bien organizada, con iluminación adecuada y un ambiente cargado de tranquilidad para lo que se esperó. Sin embargo, ignorando todo lo demás, visualizando a sus compañeros de elenco y a algunos que conocía de otros estudios, seguido de saludar a quien se le acercara, ubicó con la vista, casi al rincón a un lado del ventanal, a Ben, con una copa en la mano y la mirada calmada a un lado; llevaba una camisa azul celeste bajo por lo que veía y era una americana oscura del mismo tono, se veía tan bien, con su cabello algo sutilmente peinado a un lado, y con esa misma postura que se pensó; erguido y firme. Siquiera estaba notando su presencia, pero se le veía, de la misma forma que recordó verlo en la mañana, bastante inquieto y tratando de ocultar bajo una mirada neutral, que estaba un poco irritado.

Por lo que pudo notar, Margaret al separarse de su lado, se notó algo inquieta, podía mirarla y notar como se esforzaba con esa sonrisa perfecta y amable en parecer tranquila y muy animosa. Frunció el ceño, tan sólo logrando hacer memoria, tratando de no mostrarse de la misma forma, reestableciendo en su cabeza las imagenes de hace una o dos horas. No era la primera vez, pero si que últimamente la inseguridad se ligaba a los nervios y a la incertidumbre de no saber que estaba pasando.

Recordaba su charla con Jeremy, contándole acerca de las fotos y dándole vueltas y vueltas antes de siquiera hablar. En su departamento, justo antes de que este le hablase sobre las fotos de Ben y del hecho de que no estaba solo, cosa que a Bennett en realidad no le importaba demasiado.

—Pero estás son fotos tuyas, Jeremy. —río el pelimalva al ver las tantas fotografías en la cámara y otro poco en el móvil del pelicastaño-anaranjado, no se veían muy bien, pero le resultaban graciosas.

—¿A poco estoy guapo?

—Ah si, claro ¿esto era para pedirme la opinión de ti? Porque si es así, voy a volver con mis perros. —dijo, alzando una ceja ante eso, pero luego, sólo hizo una mueca al girar la vista hasta sus dos perros, que se encontraban enroscados sobre la alfombra, dándose compañía mutuamente. Eso lo hizo sonreír un poco, más contento.

—No, no... pero si te digo, que no quiero malos entendidos ni que andes con carita de iluso antes. —le dijo, tras correr un poco más de fotos hasta llegar a unas en particular, la iluminación era tenue, el ambiente oscuro y por como veía, estaba tomada desde no tan lejos.

—Mmh... está bien, está bien... —Bennett torció los ojos, para mirar en la pantalla, allí vio efectivamente a Bon, y reconoció de inmediato el piso alto en la casa de Margaret desde atrás— Ah Jeremy... ¿cuándo tomaste esto?

—Ayer en la noche... había escuchado en la tele sobre algo interesante en el sector. No sólo fotografío a gente, sino también cosas interesantes. Que no tenga trabajo fijo no significa que pueda ganar algo. Pero... al final no logré captar nada más que a esos dos. —mencionaba, tratando de sonar calmado, hasta que notó la atención del pelivoleta en las fotos— Oye, en todo caso, sólo son fotos. Pasaba por ahí, miré, entonces sólo tomé foto porque me pareció raro, es todo. Porque mis ojos son la cámara.

—Ahá... —murmuró, mirando detenidamente la claridad de la foto, incluso la fecha, entonces ¿ayer por la noche Ben no se fue a su departamento como tal? ¿Fue a juntarse con ella a su propia casa? Se mordió el labio, observando a ambos en la foto, la pelimiel a un lado, a penas se veía bien completamente por al cortina que la tapaba, pero a un lado, podía ver a Ben sosteniéndola de la mano, aparentemente con una expresión muy parecida a la que recordaba verlo hoy en la mañana; pensativo, pero serio y a la vez, mostrándose neutral.

Cambió a otra, en la cámara había visto una parecida, estaban de nuevo ellos dos, el pelician pasando una mano por su pelo, se veía tan bien así, incluso con el ceño medio fruncido y los labios haciendo una mueca torcida. Pero ver a Margaret a un lado, tomándole del brazo y mostrándose nerviosa, con una postura distinta a la siempre firme pero amable, sino que era algo inquieta. De algún modo le molestaba, pero no había ningún contexto que pudiera darle sin sentirse agobiado ante la idea de pensar que posiblemente después de todo lo que ocurrió entre ellos dos, Ben acabó yendo hasta la vivienda de su ex. No era nada extraño, pero es que era su ex, ¿qué podría pensar de eso? Había llegado a ver fotos más comprometedoras, en internet, en noticias, no le resultaba raro verlo, y no necesariamente debía de pasar algo o contextualizar antes de pensar, mucho más hallándose en esta situación, pero, aquí estaba.

—Bennett, te estoy hablando... oye. —el más alto lo removió un momento, hasta que el de cabellera larga lo miró a los ojos— ¿qué?

—Eres... un chismoso. —dijo en un susurro, mientras le devolvía el móvil luego de unos minutos, haciendo una cara nerviosa antes de una mueca infantil. Mirando a otro sitio, mientras se cruzaba de brazos.

—¿Yo? Pff claro que si, pero no me dedico a eso. Simplemente estuve, tomé foto, te lo dije. Y por tu cara de bebé emocionado, no sabía si mostrarte ¡Ah! Pero también le saqué foto a una planta de por ahí, es super linda, con ramitas grandes y un tallo que brillaba perfecto con la luna ¿quieres ver?

—... no. En todo caso, tengo que salir luego.

—Entonces... ¿quieres que me quede?

—Por favor.

—¿Tendré comida gratis?

—Ahh sólo... asegúrate de dejar limpio. Es todo.

—Hecho.

•[▪]•

Regresaba a estar aquí, inquieto por ello, pero sin dejar que le afectase algo que era -desde cierto punto- natural, algo que se podría ver venir. Suspiró y se relajó, mirando a las personas en frente y al ambiente en general.

—Frédéric, cuánto tiempo. Te extrañé compañero. —mencionó, una vez calmado e ignorando todo el ambiente alrededor, que era tranquilo y bastante amigable ahora que lo notaba. Acercándose hasta el hombre castaño de ropa casual y elegante a la vez, extendió su mano, al instante el ojiazul le sonrió de vuelta, respondiendo a su gesto.

—Bennett, lo mismo digo. Veo que han pasado muchas cosas desde que me fui. ¿Y creciste? —le dijo el risueño hombre, poniendo una mano en su hombro— Ah no, no lo hiciste, pero lo harás. —sonrió

—Uh seguro que si. —Bennett rodó los ojos, tomando asiento a un lado de algunos otro que también charlaban con el pelicastaño, que lucía siempre tan amigable y de personalidad suave.

Por un lado oía otro tipo de charlas, veía a varias compañeras hablando entre si, incluso Lilyana estaba aquí, hablando con la mismísima Tania, quien se veía siempre tan jovial como recordaba. Al otro lado, estaba un pelirrosa y un rubio, a ellos no solía verlos demasiado en el estudio, sus horarios casi nunca coincidían, pero se conocían muy bien a decir verdad.

En la cena, en medio un ambiente verdaderamente abrazador y enjaulador a tranquilidad, Bennett estuvo, realmente tranquilo, olvidando cual sea que era el motivo de su rigidez. Disfrutó plenamente de las antes lejanas charlas entre colegas, degustando a su paladar de una comida simple, pero bien estructurada, líquidos finos y otros tan comunes como recordaba. La noche empezaba a completarse larga, con el cielo recientemente todo cubierto de oscuro azul y estrellas notorias aunque levemente esparcidas. Y en todo ese tiempo, ni un hola, ni una miradita, no entendía que ocurría, pero parecía que el pelician ni estaba enterado de su presencia, y se notaba, tan en lo suyo que le resultaba extraño que nadie más notara eso.

Margaret no se notaba fuera de lo habitual, con sus multiples comentarios suaves, platicas certeras y al punto, sonrisas y risas, aunque si que notaba de sobremanera como le miraba de vez en cuando, mostrándose contenta y amable. Eso no lo hizo extrañar, pero lo que si, fue cuando, decidió empezar a convivir como normalmente, preocupándose únicamente de lo entretenido que era charlar con sus compañeros, muchos de ellos eran bastante chistosos y otros, muy callados, pero en su mayoría, eran gente simple y sencilla.

—Bennett ¿qué haces aquí tan solo? —se le acercó de pronto, y otra vez, la de cabellos largos y claros, acomodando algunos mechones rebeldes tras de su oreja— ¿Quieres que te acompañe?

—Seguro. —asintió, mirando a un lado sentarse a la fémina, sonriente y tranquila— Ahora sólo pensaba en relajarme un poco, es una buena noche y en verdad el ambiente esta agradable, pero... no lo sé.

—Desde que llegaste, te noto algo preocupado y nervioso ¿puedo saber por qué? —inclinó su cabeza hacía un lado luego de desviar la vista arriba haciendo memoria en lo que colocaba su dedo sobre su mentón, cerca de sus labios que formaban una mueca curvilínea.

—¿Yo? ¿Nervioso? No, no es nada. Estoy bastante bien. —se apresuró a decir, pero al instante su vista, sin siquiera pensárselo, fue en busca de cierto hombre de cabellos celestes. Cuando lo halló, lo vio más tranquilo, sentado en el sofá junto a otro par de compañeros, Fabián y sorpresivamente, también Lilyana, la peliazul y el oji-verde, parecían charlar con naturalidad, eso lo hizo sonreír, tras recordar los múltiples problemas que solían tener esos dos— En serio...

—¿Y Ben no tiene nada de que ver en eso? —alzó una ceja, sonando de lo más amigable que pudo. Pero al instante la mueca algo tranquila y el hablar titubeante del pelivioláceo la atacó, y más que sentir que su pregunta fue molesta, algo en ella la hizo sonreír más. La piel clara de Bennett dejaba ver claramente un ligero cambio de color en sus pómulos.

—A-ah... no, ¿cómo crees? Es sólo que pensaba en otras cosas. Talvez... en mis perros, deben extrañarme. —dijo, mordiéndose el labio, mientras miraba a sus dedos jugando estre si. Se acomodó el pelo y miró a otro sitio.

—¿Talvez?

—Bueno... seguramente hehe. —sonrió levemente, encogiéndose de hombros para calmar los nervios.

—De acuerdo, de acuerdo. Me quedo con eso, como gustes. Es suficiente para mi con sacarte una sonrisa. —se giró hasta él, mirándolo, Bennett hizo un gesto de sorpresa, regresandole la mirada mientras inclinaba la cabeza— Oye, hace un rato estabas tan alegre, me gusta... tu sonrisa, en serio, es adorable y contagiosa y, la verdad me preocupa ver que ahora sólo estabas pensativo mirando tu celular. La pantalla estuvo apagada hace rato ¿sabes? —mencionó, poniendo tranquilamente una mano sobre el hombro del menor, quien, apretó los labios, mirándola— ¿hay algo que te moleste? ¿No te sientes a gusto ahora?

—Me haces... demasiadas preguntas a veces. —dijo, regresando la vista a un lado, buscando otra vez el punto central de la sala, cerca del ventanal y el balcón cubierto leve por las cortinas grandes color beige; vio a Ben de nuevo, y este, no volteó a verlo, pero lucía más animado, sonriendo de esa forma dura y rígida ante los dos presentes a su lado. Volteó a ver la chica a su lado, Margaret ladeaba la cabeza, fijándose en él— Yo... la verdad, estoy muy bien, sólo que no se me da de maravilla estar entre tanta gente, me conformo con apartarme un ratito del bullicio, pero sin dejar de oír... las platicas, son graciosas, aunque prefiero no oír algunas otras.

—Oh lo entiendo, la mayoría se tomó muy en serio cuando dije que estaban en su casa. Aún es temprano pero supongo que deberé pedir un transporte seguro para algunos. Frédéric es de los más concientes, su voz es la que más se escucha y sus platicas son muy entretenidas, es un hombre fascinante. Y un gran amigo sin duda. —mencionó, soltando una tranquila risita, haciendo a Bennett imitar su gesto— Pero de todos modos, no me gusta que estés sólo. Así que si gustas, me quedaré en este rinconcito contigo ¿no molesto?

—Ahm claro que... no, no. No me molestas en absoluto. —dijo, acomodándose el flequillo.

—En ese caso ¿no quieres conversar sobre algo? En realidad es extraño cuando te mantienes callado, Bennett.

—Vaya, no eres la única que me lo dice... creo que se nota mucho que hablo demasiado.

—Lo haces.

—Hmm si, yo...

—Pero a mi... me gusta que lo hagas. Tu voz me es agradable, y las cosas que tengas que decir, también.

—¿Y no crees que mi voz es molesta o que... digo tonterías?

—Para nada, tus tonterías son divertidas. Y aunque no ¿quién sería yo para decirte que eres molesto? Yo suelo serlo, claro, no se nota porque soy... bastante buena para guardar mi apariencia.

Ante eso, Bennett no evitó sentirse algo cómodo ante las palabras de la pelimiel, por lo general no le agradaban los cumplidos, la mayoría solían ser bastante superficiales y tibios, estaban en medio de lo que le agradaba y lo que le incomodaba. Aunque en el fondo eso no quitaba el hecho de que se sentía desconfiado de cierto modo, mucho más ahora.

—Yo... ah, bien. Si es ese el caso, entonces... supongo que podríamos hablar. No tener nada que decir igual me pone nervioso hehe.

Teniendo eso en mente y tras el asentimiento de la de mechón rosa, llegó de pronto, una plática liviana, sobre tonterías triviales y cosas sinsentido. Para Bennett, tener la oportunidad de que alguien lo escuchara y no se burlara o criticase algunas de las cosas tontas que decía sin pensar, era extraño y agradable. Sobre todo si era Margaret de quien se trataba su compañía, la mayoría de veces, en su gran mayoría sin mentir, ella lo intimidaba, con sus caras lindas y sus muecas tan sutiles, gestos delicados y su voz poderosa pero agradable. No sabía bien como verla, como sentirse, era indiferente pero muy atento a la vez con ella, era una buena mujer, y sus comentarios o formas de portarse eran unas que lo alteraban, pues era... una mujer de admirar, talentosa, bonita y amiga de todos. Sabía que en el fondo, sentía celos, pero al igual que siempre, se callaba, aprendía y disipaba. Talvez podría intentar fingir que sus celos iban hacia el ideal de Ben, y por supuesto, ese ideal siempre fue Margaret, ahora, no tenía porqué sentirse mal, aunque tampoco podía sentirse bien cuando notaba la mirada simpática de la fémina verlo demasiado. Cuando tenía en mente que su desconfianza venía de si mismo y no del hecho de que entre Ben y Margaret no habría nada más ahora.

—Linda, necesito hablar contigo Margaret. —se acercaba una mujer, la misma, alta e imponente pelirrosa de numerosos y atractivos tatuajes en los brazos. Ella se encorvó unos momentos, dirigiéndose a ambos adultos jóvenes que platicaban de lo más bien— Thompson ¿te molesta si me la llevo un momento? Lamento interrumpir, oh en serio que si, pero esto es urgente, para mi.

—Ah no, desde... luego. —Bonnie se encogió de hombros, si había que hablar de temor, Melisa era sin duda, una mujer de presencia poderosa, temible pero humilde en el fondo. Aunque su relación era sólo profesional y solía verla pocas veces al mes.

—¡Estupendo! Margaret, linda. Ven, ya oíste... tengo que hablar contigo. —dijo, sus muecas amigables hicieron de la pelimiel estar algo inquieta, pero asintió.

—Melisa... ah, como sea. Cuidado con mi pulsera, es de mis favoritas. —se apresuró a decir la de ojos amielados, refiriéndose a como su compañera ahora la tomaba del brazo, insistente y con una sonrisa en los labios. Se dirigió al pelimorado a un lado, quien alzaba una ceja, y le brindó una linda sonrisa— Vuelto en un rato, si gustas, siéntete cómodo y relájate, estás en tu casa. Permiso.

Cuando las vio marcharse a un lado, posiblemente al cuarto más alejado del bullicio, se apresuró, casi de inmediato a un lado, miró el móvil, la hora, se aseguró de llamar para preguntar sobre sus perros, estuvo agradecido de que Jeremy le contestase bien y animado, su voz teniendo de fondo las respiraciones agitadas de sus perros le hizo tranquilizar, aunque no supo si era bueno que sus perros teniendo al pelianaranjado en casa estuvieran despiertos a esta hora, pero bueno.

Al guardarse el celular, dirigió otra vez, su mirada hasta donde estaba Ben, o hasta donde debería estar, porque no lo halló allí sentado, tampoco al pelirrojo o al otro par de chicas que estaban cercano a él, entonces, dirigió de inmediato su mirada hasta el pasillo, y lo encontró de inmediato, tomando en un vaso con un aparente licor que no sabría ni podría describir ni identificar aunque quisiera.

Abrió la boca sólo para suspirar, no sabía que hacer, talvez levantarse e ir a dar una vuelta, cerca, muy cerca del de tez morena, porque se le hacía raro verlo tan inserto en si mismo. Bon se notaba algo raro y misterioso, eso le causaba curiosidad e incertidumbre a la vez.

—Bien, no tengo... nada que perder, supongo. — se dijo a si mismo, poniéndose de pie y arreglándose la ropa, al final, se acercó, de a poco, hasta donde ahora veía a Ben y al pelirrojo conversando de algo que en realidad, no le interesaba.

Tras acercarse, se ganó, poco después la mirada inquieta del peliceleste, quien, sosteniendo con fuerza el vaso, se giró hasta él. El pelirrojo soltó una amigable risa, sosteniendo un aperitivo en la mano y sonriendo al verlo parado a un lado.

—Bennett, ¿dónde estabas? Creí que te habías ido, colega. —le comentó el de ojos amarillentos, dando una palmada en el hombro del más bajo.

—Si yo... estuve por ahí.

—Claro, y supongo que ahora no vienes a hacer vida social... menos conmigo. —miró a un lado, al siempre poco afectivo y rígido Ben, rodando los ojos— ¿quieres hablar con mi compañero? —alzó las cejas, Bennett sólo le asintió— Uhh bien, entonces me borro. Con permiso. —dijo, dándole codazo en el brazo al oji-verde y otra palmada amistosa al de cabellos púrpura.

Bennett sonrió en agradecimiento, Fabian era un hombre agradable aunque su humor era algo amargo y su presencia era ruidosa. Tras girarse a ver al más alto, notaba así que Bon se muestra apacible pero irritable, lo veía pero a la vez, no lo miraba. Cuando se miraron directamente a los ojos pudo verlos brillar y mostrarse tranquilos, pero como siempre, notando sus labios torcidos y fachada tiesa, empezó a indagar en él, buscando algún signo de que no estaba molesto o algo. Tratando de ignorar de paso las fotos en sus recuerdos, donde Ben y Margaret se tomaban de las manos aparentemente hablando de algo que no entendía, aunque leía leve sus expresiones, trató de concentrarse, miraba a los lados y, cuando todos estaban en lo suyo, sólo se acercó hasta quedar a su lado, reposando su espalda en la pared.

Tratando de acercarse a Ben en medio de la suave celebración que todos se daban en la sala, oyendo de fondo charlas, risas y bromas, suspiró, jugando como un niño con su pie en el suelo. Levantó la vista, cuando escucha al pelician murmurar algo, y entonces, sus miradas vuelven a encontrarse. Todo su ser empezó a temblar, sentía como si no lo hubiera visto hace mucho, y eso lo inquietaba, su estómago se contrajo y sus labios temblaron antes de decir algo. Sólo acariciaba por detrás su nuca, nervioso, y sonriente, de esa forma que Ben describiría como idiota y extraña, antes de encogerse de hombros.

—Oye ahm... —cada que trataba de hablar, aunque se formulase mentalmente que quería decir, tenerlo enfrente con ese semblante serio e incierto, todo él se sentía algo estúpido, tragó saliva, volviendo a respirar hondo para vocalizar— creo que... no ah... que no te saludé al llegar... pero, noté que tú... b-bueno, has estado algo distante ¿estás... molesto por algo?

—No ¿por qué tendría que estarlo? —dijo, desviando la vista y tomando un sorbo del vaso, soltó un suspiro antes de menear un poco el contenido dentro del vidrio de este y regresó su vista a Bennett, quien agachó las cejas cuando le vio— Pero supongo que, no saludarte te hizo distraerte ¿no? Tienes cosas a parte de mi, y ultimamente no hay día en que te tenga al lado.

—¿Entonces... sólo no querías verme?

—Sólo quería espacio. Estoy estrasado y aunque no quiera admitirlo, no me gusta... que tengas que estar ahí para verme así. —dijo, con ese típico tono tajante e indiferente, pero mostrándose algo más tranquilo al dejar escapar una pequeña e imperceptible sonrisa, tras volver a tomar otro sorbo, observando las confundidas muecas del otro, le eran tan jodidamente llamativas, que se sentía estúpido de sólo darse cuenta de que le gustaba verlo— He estado pensando... no puedo obligarme a cambiar, pero intento no ser el mismo imbécil de siempre. Mierda... estás cosas me cuestan mucho.

Comentó luego de vaciar todo el licor del vaso, sintiendo el fuerte del licor rasparle la gargante, alivianando sus sensaciones. Ignorando todo lo demás, dejó reposando el vaso sobre una mesita auxiliar alta a un lado en la pared, a un lado de las plantas y los recuadros. Se peinó el pelo a un lado y, de forma particular, sacó primero su celular para observar en él que se acercaba casi por mucho la medianoche. Apretando los labios, subió su otro brazo disponible hasta sostener con insistencia a Bennett por los hombros, apegandolo a él antes de soltar un largo raspingo al girar su vista a un lado, donde podía ver y oír a algunos colegas reír escandolosos antes cosas que poco le interesaba escuchar.

El pelivioláceo no supo que decir, sólo que todo su cuerpo se sacudió ante la sorpresa, haciéndolo jadear ante el estremecimiento, pero sonrió euforico y alegre por el gesto, se sentía bastante bien, independiente a la confusión que solía provocarle el actuar ajeno. Pero sin molestarse a escarbar entre las capas de personalidad del mayor, sólo procuró no ser muy evidente al pegarsele a un lado sin decir absolutamente nada, aunque se moría por hablarle o por oírlo hablar. A veces hasta a él llegaba a sorprenderle el hecho de que Bon podía mantenerlo callado y a su disposición, como un chico obediente que temblaba como adolescente enamorado. Intentar cambiar eso era tantito difícil, pero había avanzado mucho, y bien.

—Creí que... tendríamos algún tiempo para hablar o algo, pero... puedo conformarme con esto, por el momento. —sonrió, subiendo su mano hasta cerca de su hombro, logrando rozar la ajena, estuvo a punto de hacerlo de no ser por el sobresalto que volvieron a darle esas risas y conversaciones graciosas sinsentido de fondo. Bajó la mano.

El pasillo estaba alejado de la sala, que ya de por si era espaciosa, era un pasillo algo corto pero nada estrecho, con decoraciones, dos puertas a un lado y la del fondo, la otra pared parecía tener recuadros y pequeñas plantas, seguido de una especie de estantería en la pared, una muy bonita y llamativa por cierto. Aún siendo así, no descartaba que los nervios lo persiguieran o que Ben se mostrara tan extraño ante él. De pronto, tras indagar en sus pensamientos, bastante fue su sorpresa al notar que ahora su espalda reposaba cerca de la pared donde se hallaba la decoración que tanto miraba para recrear la vista y distraer sus pensamientos, y otra vez, sentía que todo en él empezaba a temblar. Su vista ahora no lograba ver a los demás en el pasillo, pero aún los oía, y dejó de hacerlo cuando se centró exclusivamente en el peligroso acercamiento del mayor, quien, aunque cerca, también lo estaba sintiendo lejos para lo que anhelaba en verdad.

—Aquí no es un buen lugar ni el momento para hablar ¿no crees? —la voz de Ben solía ser siempre tosca, pero cuando era así de grave y certera, lo suficiente para hacerlo titubear, supo que estaba realmente extraño, todo era raro, hasta la forma en que lo tomaba del hombro, siendo firme y bruto, pero a la vez, de la única forma que él solía hacer, también era amable y sereno.

—Lo... ah lo... —farfulló, pero el otro tenía razón, no era el momento, ni el lugar, sabía lo importante que era para el otro no verse mal aunque sea estando solo en un lugar ajeno. Pero, si se ponía así en frente de él, era difícil pedirle mucho— Lo sé... es que me siento algo inquieto y nervioso. —habló por fin, luego de tranquilizarse y estabilizar sus algo alteradas emociones— Pero está bien, no es necesario que hablemos por ahora. Es cierto, estoy bien con que... estemos solo... en... e-en silencio.

—Genial, porque de todos modos no esperes una conversación. No te la daré. —intentó esbozar una sonrisa, o al menos algo parecido a ella. Bennett en frente y con la poca luz del sector, le hacía sentir que debía esforzarse por delinear su rostro, ese mismo que ponía una cara torpe, estúpida e infantil, una mueca suave y nerviosa, torciendo la boca de esa forma que le inquietaba y le irritaba a la vez, era peor cuando no había que ser un genio para poder notar que sus miraditas no coincidían en nada con la cara ingenua y la postura temblorosa que traía. Mierda, y lo que le provocaba tenerlo cerca primeramente eran unas ganas de jalarse el pelo y recriminarse a si mismo en busca de normalidad, la otra, era todo lo contrario, era esto mismo; sentirse idiota e impropio de si mismo— Sólo me basta con que te quedes... callado. —admitió, dando un paso para atrás.

El de cabellos púrpura lo vio rígido otra vez, pero asintió aunque ni sabía porqué, simplemente se quedó ahí, tratando de desviar la vista y concentrarse en cualquier otra cosa. Talvez hubiera sido bueno desde el inicio mezclarse entre los demás, una charla común o un diálogo breve entre dos compañeros no era nada raro. Verlo así mismo, con la espalda en la pared y sus dedos jugando entre si, lo era en definitiva, más, teniendo a Bon delante suyo, a una distancia considerable que para él era una lejanía notable.

Pensó en decir algo, agregar cualquier cosa para lograr que su cuerpo se mueva y el ambiente sea, en lo que venía siendo, más amigable para ambos cuando se hallaban sin decir demasiado, pero suponiendo, que ambos en verdad pretendían decir algo. Bonnie pensó desde el inicio que hablar con el de tez acanelada sería algo difícil a juzgar por su semblante poco amigable y su distancia que en momentos así, parecían ser barreras a la calidez, pero no, no entendía que lo tenía tan estresado o molesto, si era por ella o por cualquier otra cosa quizá más importante. No lo sabía, así como no sabía en realidad qué clase de curiosas cosas pasaban por la mente del pelicalipso, como para ahora estarlo mirando así.

Cuando llegaba a un momento en que le asustaba pensar que lo podrían ver, pero a la vez le encantaba desconcertar todo lo ajeno; risas, comentarios y parloteos, para centrarse únicamente en una cosa, en realidad era porque algo pasaba. La mirada firme y por una extraña razón, dudosa de Ben, hizo del pelimora, otro manojo de nervios. Se esperó cualquier cosa; un comentario tosco, talvez una mirada fría luego o estar solo. Definitivamente algo no andaba bien cuando una extraña sensación lo invadió, de pronto se sentía muy observado y al segundo, completamente acorralado por un corte en sus emociones.

De todo lo que esperó conseguir, esto, rápido y efímero, lo sobrepasó por mucho. Con una mano en su nuca y la otra en la pared, cuando este se impulsó luego de echar un vistazo a un lado y encorvarse para alcanzar su boca en un beso, de esos profundos, que se unían a sus labios húmedos, y sorpresivos, sus bocas se sincronizaron al instante, el sabor dulce y el licor se mezclaron de pronto, aunque no era importante cuando, para Bonnie, el tacto fue suficiente para desconectar toda su mente, y tan fugaz como llegó, sintió el contacto y así mismo, se fue, dejando un vacío y su pecho acelerado a más no poder. Jadeó al separarse, de la incertidumbre y la dicha, justamente cuando ambos se hallan lejos del bullicio en que la calmada cena se había convertido hace mucho. Su vista se quedó quieta en los ojos del otro, buscando alguna explicación pero, ¿qué rayos? Buscarle un sentido en sus pensamientos al tan incierto comportamiento de Ben era algo complicado. Y dudando de que alguien los haya visto, pudo por fin, sonreír, reír nervioso ante la sensación y volver a desviar la vista.

Ya no sabía que pensar o que hacer, cuando el otro era así de sorpresivo y curioso, no lograba que todos sus sentidos pudieran conectarse adecuadamente si al final terminaría diciendo o haciendo una tontería. Respirando agitado,  creyendo que no era capaz de responder a sus propios mandatos.

—A-ah ¿qué-

—Olvídalo. —se apresuró a decir, dándose la vuelta, mientras llevaba una mano hasta su boca. El calor le subía por la garganta, apretaba su pecho y su cara, joder, no quería que el fojo se apoderase de ella, aquí, justo ahora en frente de él— Finge que nada pasó... aquí.

Oh, y Bennett no evitó suspirar, en medio del descanso en la tensión de su cuerpo, esta era de las pocas veces que no lo entendía pero que a la vez lograba notar ciertos aspectos en él, era lindo y confuso, entendible y extraño. No tuvo tiempo a asentir cuando él se acomodó el pelo y puso una postura más tranquila, aunque seguía viendo de su perfil, esa atractiva mirada verdosa, que era aún más llamativa cuando estaba nervioso. Y Bennett, conocía de sobra lo que eran los nervios. Ahora mismo estaba nadando en su propio mar de sensaciones rebeldes y agitadas.

Se quedó un buen rato allí, su cabeza iba y venía, divagando y disfrutando de la sensación. Si esta era una forma de calmarse y de paso calmarle las dudas a él, vaya que era una buena y eficiente forma. Porque todas las preocupaciones que tuvo antes, ahora eran menos importantes. Tapó sus labios con una mano, mientras Ben regresaba a entregarle una mirada perdida en extrañeza, disfrazada de indiferencia. Cuando, como si fuera un perro, le sonrió, soltando una risa muda, antes de palpar su cabeza e indocar que se iría. Eso fue suficiente para sentir que se derretía allí mismo, tapándose la mitad inferior de la cara al subir la bufanda. No podía disimular más, sentía el rostro ardiendo, el pecho apretando.

Al mismo tiempo, ese descuido le hizo sentir algo inquieto, absorto en si mismo, era extraño estar... solo en el pasillo, así que no tuvo de otra que reintegrarse con los demás, acomodando su ropa, peinándose el pelo con los dedos y volviendo a atar esa impareja coleta baja.

Esto, a su vez, dio suficiente espacio para cierta mujer resentida cercana al sitio, quien, apretando los labios, estando allí, intentaba sostener el pomo de la puerta con una tranquilidad muy poco simulada, peinándose el pelo a un lado, mientras observaba en silencio, a Bennett irse, con una expresión boba en el rostro.

—Mngh... —y sintió irritación, nervios, apretando con más fuerza la manija de la puerta semicerrada, sintiendo como la mano de su compañero en su hombro trataba de calmar su alteración.

¿Qué debería pensar? Era más fácil aceptarlo, talvez, pero no verlo y sentir la impotencia atacarla. Talvez era un ligero asco y celos, muchos celos. Suponiendo que era cierto que ambos estaban empezando algo ¿qué se supone que haría? No podía simplemente, quedarse allí, sintiendo la presencia de su compañera a un lado, a quien notaba seguro y en realidad no le importaba. Debió de pensar en hacer algo al respecto antes, pero era complicado hacerlo ¿qué hacer para empezar?

—Te aconsejé, pero no me escuchaste, me podrías hacer caso alguna vez ¿sabes? Es mejor dejarlo, amiga. Ya... te diste cuenta.

Su voz en estos momentos, era irritante y la molestaba, ella iba a su ritmo, cuando tanto le había costado aceptar muchas cosas y competir con otras, al final, tal cual había empezado, se quedaba fuera y mordiéndose el labio ante la duda y la vaguedad, no supo en que más pensar. Temblaba ante la idea de que no podría hacer nada, y de cualquier modo, no quería ni pretendía perjudicarlo, a nadie en realidad, pero se encontraba en un algo completo y extraño dilema. Pensar ahora era una locura, los celos no son para nada buenos guías.

—No puedo.

•[▪]•

—Oye... ¿me estás escuchando? —preguntaba nuevamente el pelipúrpura, girándose a ver al contrario bastante ajeno a todo lo que le había estado hablando de camino juntos a sus respectivas viviendas.

Bufó al sentirse totalmente ignorado por Bon, quien no hizo más que asentir con la cabeza de manera vaga y cansada. Y ahora mismo se encontraba mirando con detenimiento el paisaje a los alrededores, las calles casi deciertas y la noche limpia del ruido a veces sofocante de las tantas multitudes en estas épocas frescas . Las farolas altas enseñaban una clara luz amplia, que era tenue, suave de mirar, y en el cielo despejado de grandes construcciones dejaba ver con claridad un montón de estrellas y árboles altos a lo lejos, oscuro tintado del azul lejano. Por lo general el escenario, no solía llamarle la atención, cuando iba solo o junto a alguien más, solía mirar hacía bajo, pocas veces al frente y algunas otras vagas veces, para arriba, únicamente cuando se hallaba junto al pelician o alguien de interés, pero mayormente, se hallaba a si mismo alzando la vista con la excusa de sólo querer verlo a él.

Y ni idea de cuanto había pasado, que no había notado que el silencio lo obligó a bostezar y la noche relajada, la comodidad del asiento a un lado del otro, era en verdad, una combinación calmante que lo tenía entre el relajo o el gozo de la calidez del ambiente.

—Siento que hubiera pasado un montón de rato hehe es... curioso... —mencionaba Bennett, despegando su vista de las siempre llamativas construcciones a su alrededor, seguido del amplio camino en frente— Tenía... pensado en sólo venir un rato y... convivir con los compañeros un momento y pues... pasaron horas. Espero que mis perros estén bien...

—Mn ahá. —y Ben sólo se limitó a asentir, tranquilo, sin mirarlo y tampoco con ganas de hacerlo, al menos no por ahora. No quería tener una distracción como esa ahora que le pesaba curiosamente el sueño y no se encontraba muy lúcido que digamos.

—¿Dejaste sola a tu perrita? —curioso, dirigió su mirada al mayor, pero no obtuvo ni un gesto distinto, esto lo alteraba y lo ponía tan nervioso que ya no sabía que más decir— Oye... si... s-si la dejaste sola ¿no te inquieta pensar que talvez tenga hambre o te destrozó algo?

—Como sea... estará bien.

—Mm ¿tú crees?

Esperaba una respuesta por parte del pelician, que se hallaba bastante callado desde hace rato y que al responder parecía ni medirse o pensarlo. Claro, si iba al volante y recordaba como no era bueno verlo ni dejarlo manejar después de beber, entendía que andaba el doble de callado e irritado, pero, no tenía que, igual aquí estaban de nuevo. No podía pensar con claridad si ya iban a ser las dos de la mañana, tenía sueño, estaba calentito y cómodo de copiloto, y, aunque trataba de distraerse en las grandes calles y en el paso regulado del vehículo por el sector poco transitado, sabía que voltear a mirar al moreno con su brilloso cabello algo despeinado y esa camisa de un azul atractivo algo descolocada del cuello por el calor del trago, iba a provocarle otro cortocircuito a sus defensas, y la última vez que recordaba estar así, no había terminado bien, al menos, no del todo. Pero ahora ya creía no poder aguantar mucho, hasta para respirar tranquilamente sentía que le temblaba el cuerpo, los nervios lo hacían inquietar y sus labios sólo se apretaban, se repetía internamente que era mejor guardar silencio que tratar de estar los últimos tres minutos habla que habla tratando de sacarle charla al mayor.

—Es una... bonita noche ¿no crees? —comentó otra vez de la nada, reposando su codo en el resposabrazos, apoyando su mejilla en su palma para mirar afuera, otra vez, apreciendo lo lindo de la noche. Sintió como se calmaba todo, aunque notaba algo conocido el ambiente y el lugar, no les quedarían tantos minutos estando cerca, y quería aprovechar un rato.

—... si, claro.

—Mmh... ¿y sólo dirás eso? —Bennett no hizo más que colocarse derecho, tratando de llamar la atención del otro, le desagraba y le encantaba a la vez, la forma tan suya para verse como un ser perfecto ante sus ojos cuando bien lo veía tan frío y cortante ahora mismo, y no quería pensar mal, después de todo, la actitud tan cambiante pero fija del otro era algo jodido que lo caracterizaba, y podía aceptarlo e intentar, pero aveces, lo desesperaba sentir que siempre le hablaba y el otro al parecer casi ni lo escuchaba bien.

—¿Qué más quieres que te diga? —contestó luego de un rato, soltando un bufido— Estoy manejando y sino te quieres morir más te vale que dejes de hablar.

—Ah... b-bien. Está bien... como quieras uhhf. Sólo quería hablar contigo, se está aburrido así...

Volvían a estar como siempre, entre largos silencios, miradas fugaces y comentarios algo irritados por parte del pelician siendo... bueno, siendo él mismo, que aunque se mostraba severo pero calmado y extraño. Bennett dudaba y curioseaba entre que siempre había dos formas de ver a Ben, dos formas de describirlo, que eran tan contrarias y a la vez tan certeras. Procuró guardar silencio y disfrutar de esto, posiblemente luego no tenga oportunidad de que él sea tan toscamente amable. Mucho más luego de salir de todo ese ambiente tan distinto en casa de la pelimiel, en donde después de un par de escenarios raros, ambos no se hablaron demasiado en realidad.

Y al llegar estaba algo más nervioso de lo habitual, todo le llegaba a la cabeza como un recuerdo tonto, haciéndolo sentir inquieto y bastante incómodo. Sobre todo, al sentirse algo extraño, observado y ansioso, recordando de pronto, que siendo tan tarde necesitaba o una copia o haber sacado la llave, no pensaba en la posibilidad de que Jeremy esté despierto, pero tuvo que empezar a pensar un poco, porque Ben, se notaba tenso en lo que masajeaba su frente y se peinaba el pelo a un lado tratando de centrarle la vista en eso en lugar de su cara somnolienta, que, por cierto, era muy atractiva incluso estando así.

—Deja de mirarme con esa cara estúpida... —habló de la nada, girándose a un lado antes de cruzarse de brazos, hallándose en el pasillo, rumbo al ascensor, Bennett seguía mirándolo avergonzado, pero luego, bajó la vista tras asentir.

—Lo siento... es que... t-te ves... ah digo... Mmh olvídalo. —se encogió de hombros, mirando a otro sitio mientras trataba de recrear su mente obsevando o haciendo cualquier otra cosa. De todos modos, sabía que de lo bueno no habían cosas más buenas, era mucho pedir. Y para cuando el ascensor marcó al número diez, supo que no hacía falta decirlo, lo había visto suficiente y podía despedirse posiblemente hasta mañana si se llegaban a encontrar— Bueno... yo... hasta mañana, supongo.

—Sí, hasta mañana. —asintió, sin más, y Bonnie lo miró haciendo de esas muecas tontas que... lo irritaban— ¿qué te pasó ahora?

—¿Ni un toquecito, un apretón d-de manos o algo? Siempre eres tan... así. —Bennett lo sujetó del brazo, de paso, poniéndose junto a la puerta para evitar que el elevador se cerrara— Podrías al menos... ¿darme un abrazo?

—No. Ahora ya salte.

—¿Qué te tiene así de irritado? Ya me di cuenta de que no soy yo, pero... m-me está empezando a incomodar esto... eres... un pesado conmigo. —le recriminó, entre molesto y decepcionado. Bien, lo entendía, Ben era tan jodidamente preocupado por si mismo que no le sorprendería que la razón por la que nunca era "amable" con él en lugares públicos o vigilados era únicamente por mantenerse firme, pero, ahora no se sentía en condiciones de aguantarlo así, no luego de que le complicaba tanto tratar de aceptar la forma de ser de Ben, de como le hablaba una vez y al segundo, viéndose rodeado, era una persona diferente y poco afectiva— Bien, c-como quieras... nos vemos.

Ben pareció dudar ante eso, ahora era, cuando la presión en el lugar sólo lo hacía sentirse estúpido, sin siquiera preguntarse porqué o buscando una forma de evitarlo. Pero, mierda, estaban en el puto ascensor ¿qué más quería que hiciera? Y aquí, con su cara haciendo muecas infantilas y sus mejillas algo coloreadas de un tono rojizo, no entendía qué demonios quería ahora, aquí. Se moría por esperar a estar solo, tomarse del pelo y cerrar los ojos de modo que toda esa tensión en él escapara de alguna u otra forma, el sueño y el leve calor del alcohol no lo dejaban pensar bien en su totalidad. Sabía que no debió beber sólo porque si, pero joder, que todo esto lo tenía demasiado alterado.

Intentaba, procesaba y pensaba en todo, en lo jodida y más molesta que le empezaba a resultar aquella mujer por la que antes tanto luchó tanto. En lo muy hecho mierda que estaban sus sentidos cada que Bennett con esa mirada de curioso se le quedaba viendo fingiendo que no sabía como lograba ponerlo con sólo su insoportable y tentadora presencia, cuando apretaba la boca, como invitándolo a portarse como un estúpido, cuando ponía esos gestos tan inaguantables de ver, frunciendo con levedad el ceño, arrugando esa redonda y linda nariz que tiene, sus ojos rojos brillosos y a veces retadores. Apartó la vista, transmitiendo con esto que ¡maldición! Podría decir que llevaba parado allí más de un minuto, joder. Le era irreprimible el tentear a dejarle jugar con sus emociones, ceder y después volver a mortificarse por sentir que se portaba como un jovencito envenenado de una estupidez emocional, provocada justamente por ese imbécil que tenía en frente, ¿por qué lo miraba así, con esos ojitos deliciosos y esa torcedura en sus rosados labios, formando una mueca? ¿Quería jugar con sus emociones y después fingir que se estremecía de los nervios acaso?

—Mierda, ¿qué... acaso no piensas irte? —farfulló, llevando una mano al cuello de su camisa, arreglándolo como excusa a tener algo en que poner atención, para desviar la atención del pelivioláceo, que no hacía más que actuar igual o peor de raro que siempre. Pero no podía quejarse o decir algo, él se sentía tan desconocido a si mismo que, no hallaba nada más que hacer— Carajo, Bennett, ya... lárgate. Me detienes.

—Este día... ha sido m-muy extraño ¿no lo notaste? —indagó, luego de un rato, mientras tomaba valentía para acercarse hasta el otro, mirarlo de frente y, de manera inevitable a la atrayente sensación de sus deseos, sólo se impulsó para rodear el torso del otro con sus brazos. No podía irse ahora, sin al menos esto, no cuando volvía a tener esa leve inseguridad en su interior, poniéndolo alerta de cualquier cosa— B-Bien... lo sé, entiendo que talvez... te cuesta —suspiró, calmando el golpeteo en su pecho a los revoltijos de pensamientos que tenía— pero puedes, al menos, dejarme a mi... tratar de acercarme, aunque sea un poco.

El peliturquesa se pensó ciertamente, en ir contra todo, quizá aceptar el poco miedo que mostraba Bennett ante sus acciones, pero era... complicado, era difícil, no podía lograrlo sino después de todo un martirio, de tener que grabarse a si mismo y repetirse una y otra vez que nada malo pasaría, que no iba a morir por ser tranquilo y afectivo más de una vez en un período cercano de tiempo. Pero bien, como sea, lo que sea y como salga, talvez merecía otro gusto como este, luego del dificultoso pasar del día.

Deslizó sus brazos por la espalda pequeña y firme del más bajo sin pensárselo tanto, al menos desde ahora, mientras reposaba con cuidado su mentón cerca del otro de este, ejerciendo una sueva e insuficiente presión de modo que el acercamiento lo llenara de lo necesario para calmarse y relajarse, sentirlo próximo pero sin pasarse en exceso. Si, era lo mínimo que podía hacer, sin parecer muy extraño, aunque según lo que creía, cualquiera que los llegara a ver se daría cuenta de lo muy poco común que era quedarse así con un compañero, lo suficiente como para que se hiciera curioso esa especie rara de un abrazo entre los dos. Genial, esto ya estaba comenzando a agitarlo. Apretujó más al otro entre sus brazos, las capas de ropa eran un obstáculo, pero también un límite, sabía que Bennett estaba tan nervioso, que podia sentirlo temblar.

—Ugh, bien. Ahora... —hizo la distancia, creando de forma tosca un vacío entre los dos marcado por sus manos sobre los hombros pequeños y suaves del otro, apartando al metro que daban sus brazos, para mirarlo a la cara. Oh, mala elección; la expresión de Bonnie ahora era todo lo que pretendía evitar, de esas que le daban ganas de destruir antes de que lo destruya a él primero, haciéndolo sentir tan vulnerable ahora mismo, como si el resto que le llevó modular y pensar algo que decir hubiera servido para nada— ¿vas... a irte ahora?

—Supongo que si... si, ahora.

Era verdaderamente glorioso para Bennett, que mientras se grababa en la cabeza el rostro del otro, agraciado y moreno, sus pómulos enrojecidos ¡cielos! Le encantaba, eran pocas las veces en que lo veía así, y sentía que podían avanzar de a poco aunque en medio hubieran tantas cosas creadas por ellos mismos, por la inseguridad y el orgullo, el desinterés y la firmeza. Las manos de Ben le llegaban robustas a los hombros, recordó de pronto, que un adiós ni un hasta luego bastaba, en realidad, sólo le provocaban tener más ganas de quedarse, como un idiota, si, en el ascensor, sintiéndose por obvias razones algo inseguro y extraño.

Entonces, supo que estaba bien, podía pasar un día más sabiendo que todos los anteriores por más grises y repetitivos que fueran al menos habían valido la pena. Gracias a eso, ahora regresaba a su departamento, sonriente y con una boba sonrisita esplendorosa en la cara, buena, temblaba y sentía que los nervios le tomarían el pulso, pero se conformaba, siempre, con el lento pero seguro avance que lograba con Bon. Estaba al tanto qua era difícil entenderlo, pero no imposible.

—Uhaag por fin, amigo... me muero del sueño. —le recibió a la entrada de su vivienda el adulto desarreglado de matas ondeadas y anaranjadas, dándole una palmada mientras se tocaba el rostro intentando mostrarse animoso— Agradece que... te esperé despierto, la recepcionista me pasó la copia de tu llave a mi y me olvidé... de dártela antes de que te vayas, pensé... —bostezó, frotándose la cara sin cuidado— pensé en que no iba a dejarte afuera otra vez haha.

—Uhm sí, gracias Jeremy. —Bennett le sonrió, contento mientras le daba una amistosa y agradecida palmada cerca del hombro. A decir verdad también le sorprendía que el mayor estuviera despierto a esta hora— Lamento las molestias heh. —se encogió de hombros, sin borrar su leve sonrisa, una que estaba quieta, temblosa mientras no evitaba reposar su espalda en la puerta recién cerrada— Puedes... ponerte cómodo donde sea, yo... me haré cargo de lo demás y todo.

—Hnm estás contesto, am... amigo mío. —le dijo el otro, que seguía tratando de toquetearse la cara hasta sentir que despertaba un poco del sueño que estaba teniendo, pues solía dormirse temprano sin dudarlo— No preguntaré... estoy cansado, mañana lo hablaremos si quieres... o lo que sea. No fue... Hgmm nada, si.

—Jeremy, sólo vete a dormir. Si te sientes incómodo... puedo dormir yo en el sofá. No lo sé. —propuso, tranquilo, nervioso pero muy renovado de todo lo anterior, aunque seguía teniendo encima la cara y la expresión tan digna de admirar del otro, eso lo obligó a sonreír de nuevo, mientras se quitaba la gabardina, la bufanda tan desarreglada que ya olvidaba que la traía puesta y luego, desató con rapidez su cabello, este se extendió a los lados y algunos mechones sobre su cara. Ah, era liberador.

—Como mande, patrón. —este le hizo un gesto con la mano, caminando hasta el pasillo— Pero igual, voy por algo para taparme, tu cama es tu cama... y tu sonrisa me da un miedo que... uhhf. Ya, permiso.

Entre tonterías y todo, pudo ver al otro haciendo y haciendo ruidos y comentando tonterías sinsentido al menos para Bennett, quien se preocupaba en no despertar a los perros, en lo que palpaba sus mejillas y se dirigía a cerrar bien las cortinas de los ventanales, antes de sacarse el jersey y tirarlo por ahí en un sillón, estirándose allí mismo y echándose a lo largo de un sofá, no le importaba donde durmiera, o si lo hacia. Se estiró quitándose perezosamente los zapatos mientras cubría con casi todo su brazo la parte superior de su rostro, cerrando los ojos.

Ah, era lindo irse así a dormir, aunque de la comodidad sabía que ni el celular podría despertarlo mañana, porque al reposar la espalda en la acolchada suave del sofá y los cojines de este, su cuerpo cayó en un completo relajo. El móvil se le cayó a la alfombra al tratar de ver la hora en el, pero bien, ya mañana se pensaría mejor todo. Por ahora, estaba bien así.

•~•~•~•~•~•~•
Hola☆

Ah, otro Lunes, como prometí ;v;

Fue un cap mediano, aunque yo lo sentí bien cortito, pero empezaré primeramente, con cosas ligeras ;)

En serio, agradezco el apoyo últimamente, a pesar de que he estado ausente en la cuenta, y aprovechando que ando con inspiración, esperen más actualizaciones en historias pronto esta semana uvu

Trataré de no alargar mucho esto, sólo quiero decir que, al igual como pretendía en la anterior cuenta, hay escenas y partes omitidas que pensé que quedarían mejor ponerlas más adelante, como en todas mis historias, no soy demasiado ordenada, pero si me pongo a pensar en las cosas que pasarán y como eso afectará a la historia jsjs ya saben, el relleno innecesario no es algo que me guste agregar, y si ponen atención, hay cosas que aunque parezca que pasan muchos caps, más adelante sutilmente se van resolviendo, y aunque no sean tan importantes, se muestran y conectan uvu

Bueno, es todo, posiblemente el siguiente capítulo sea más largo, posiblemente cargado en cosas y ligero en ambientes(?

Ahora si Ü aprovecho a mostrar estas linduras que ahh qvq♡ las amo jsj

yaciroco ah olvidaba que tenía esta belleza en mi galeria QvQ meper🍩s?

Y aquí esta cosita que jsjsk es que se ve más tierno ;v;♡ gracias Keilen-can

Sin más, espero hayan disfrutado de este capítulo, recuerden votar y comentar que tal les pareció, cualquier duda, yo trataré de responder.

Nos leemos próximamente aquí y en otra historias, que de a poco trataré de seguir UvU

Bye.

                   「NiakuTan」

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