•°~°Capítulo 51°~°•

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Cuando Ben fue por la pequeña cachorra -ya poco a poco no tan pequeña-, Bennett creyó que en verdad había un progreso, considerando el humor y la forma tan lejana que tenía el mayor de desestresarse; por supuesto, Ben era terco y complicado, sin sumarle a eso que era egocéntrico y orgulloso también, por lo que sabía que posiblemente al volver encontraría al mayor igual que siempre, lo tendría quejándose, lo oiría suspirar, lo vería fruncir el ceño y volver a quejarse...

Pero no era como si la fase «amable» de Ben fuese eterna, y mucho menos regular. Así que en el fondo sabía como despegarse de ese trocido de personalidad sencilla en el mayor que, incluso sonando extraño de su parte, en realidad no podía reemplazar a aquella «predeterminada» forma distante y ambigua que tanto le llamaba la atención.

Aunque teniendo en mente desde siempre que le gustaba como fuera la forma de actuar de Ben, también sabía que podía tener preferidos y que en realidad, ninguno era tan malo como pensaba.

—Ya, no me vean así —dijo Bennett en un murmullo, deslizando su cabeza a un lado para observar a sus perros. Se encontraba casi sentado en el suelo con la cabeza sobre la almohada del sofá, buscando la mirada de los mismos. Aunque terminó por apretar los labios ante el silencio que estos le daban como respuesta—, saben... que es difícil y no me gusta elegir, sobre todo si la pequeña Isabella viene también. Pero podremos jugar mucho más cuando yo no esté tan cansado ¿Bueno, bebés?—continuó hablando, obteniendo un pequeño siseo de uno de sus perros, y luego un peso extra en sus piernas— ¿Si? Ahh sí, vengan...

Se dedicó a darles caricias y a seguir hablando por un par de minutos, sintiendo que el cansancio de todo el día se le juntaba al momento de relajarse y acostarse por completo sobre la alfombra. Buscando el calor y la compañía de los dos Mallorquines que habían comenzado a amontonarse sobre él, enrrollándose a un lado, entregándole alguna que otra lamida cerca del rostro y hasta sobre la ropa.

A ratos sostenía el móvil mirando la hora. Se detenía a juguetear con sus perros y regresaba insistentemente a mirar la pantalla de su celular por pura costumbre. Incluso si no pretendía usarlo o si sabía que no tendría un mensaje del pelicían por la obvia razón de que podía mirar el móvil de este a un lado sobre el sofá, sabía que... aun teniendo la inquietud de no saber que hacer, ni de cómo actuar ante la sensación de intranquilidad, terminaba repitiendo las mismas acciones una y otra vez.

«Supongo que hoy no fue un buen día a pesar de todo y descartando que Bon ha estado portándose menos... ¿él? que de costumbre, supongo». Se dijo, pasando su brazo sobre su rostro, buscando apaciguar la inquietud y revivir esa parte suya a la cual no le importaba nada más que sus perros y el mismo oji-jade. Pues si pensaba en eso, en realidad a él nunca le habían afectado y estaba seguro de que no iban a afectarle las tonterías que se decían o creían de él por la sola razón de ser amable con la ex pareja, o incluso con otras personas.

Aunque si lo miraba desde un punto de vista objetivo, no tenía nada de qué preocuparse incluso si llegaba a hacerse más evidente su participación en el cambio que ambos habían tenido, tanto personal como laboralmente. Porque si lo miraba desde un punto como cualquier persona lo vería, no tenía nada de malo; aun si su problema no fuese ese, sino el hecho de que Ben era demasiado terco y recto, e incluso si no quería demostrarlo, sabía que a este le afectaba más por temas personales que por aspectos de imagen, pero la duda, seguía encima y lo tenía un tanto inquieto.

Antes de poder pensar mejor en eso, escuchó a sus perros ladrar sutilmente y removerse a su lado, y con ello no le hizo falta saber cual era la razón de que Alan se pusiera en alerta y Matthiew a un lado de la puerta moviendo la cola, para levantarse al instante y dirigirse a la puerta frotándose un ojo, y sonriendo al encontrar allí mismo al moreno, vistiendo ahora una camisa de mangas largas color gris y un pantalón claro. Sostenía en su mano una correa color verde, donde una curiosa cachorra se encontraba sentada enseñando la lengua en señal de saludo.

—Cielos, te ves más cansado que antes. —mencionó el mayor torciendo los labios, al ser recibido por la mirada ansiosa y somnolienta del pelivioleta, con el pelo más esponjoso y desordenado a los lados— ¿Debería irme y volver mañana mejor?

—No, no —negó el menor moviendo la cabeza, sujetando la puerta a un lado, buscando acomodarse el pelo y verse menos agotado de paso—. Está bien, ven, entra...

—Bennett, talvez deberías descansar, en serio. —volvió de aconsejar, encogiendo los hombros y llevando su mano libre gasta su nuca— No bromeo cuando digo que verte así me causa tanta pereza y sueño. —mencionó dirigiendo después la vista hasta la sala, donde podía ver los cojines del sofá mal acomodados y alguna de las prendas de ropa que antes traía puestas el menor, tiradas por ahí—. Eres desastrozo... y vago.

—Bien, bien, pero... es que...

—No me hagas sonar mal, y no te lo voy a repetir. —bufó el moreno rodando los ojos— Y si quieres que me quede, al menos déjame pasar o me iré.

—Bien, está... está bien. —suspiró Bennett deslizando sus dedos por su frente hasta atrás, buscando peinarse y quitarse el pelo de la cara. Se movió a un lado, observando la mueca tan neutral y desinteresada de Ben, quien entraba halando ligeramente la correa de la canina— Supongo que... iré a ducharme y a descansar un rato si eso quieres. P-pero entonces...

—Puedo quedarme con estos perros unos momentos ¿bien?

—¿Eh sí? ¿Pero no te va a...?

—No, no me molesta, no me importa, no es tan tarde, y puedo vigilar a estos perros sin problemas. No soy estúpido, puedo hacerme cargo ¿de acuerdo? —Se apresuró a contestarle a Bennett antes de que este tuviera tiempo de hablar más, consiguiendo cierta mueca de asombro por parte del menor.

—¿En serio?

—Sí.

—¿Lo harías?

—Joder, que sí.

—Pues... p-pues gracias...

Terminó susurrando con cierta pena, pasando su mano por detrás de su cabeza, dirigiéndole una mirada simpática y tranquila. Se agachó dejando una pequeña caricia sobre la cabeza de la canina, seguido detrás de sus orejas y por último en ambos costados. Observó a la misma hacer un gestito y alzar sus patas delanteras. Bennett sonrió tomando las mismas entre las suyas, dirigiendo luego una mirada al oji-jade, quien curiosamente le veía de la misma forma; con incertidumbre y atención, con mucha atención.

Volvió a levantarse acomodando su ropa mientras buscaba una forma de verse menos desaliñado a los ojos del mayor, no obteniendo más que una simple mirada burlona y una mueca incierta que no podía etiquetar como algo malo, pero tampoco como algo netamente bueno.

—No, ni te esfuerces... —habló el más alto, encogiendo los hombros con burla antes de reposar la palma de su mano sobre la cabellera ajena— desordenado o no, te vas a ver igual, es curioso como le haces para no verte tan mal incluso así.

—Mmh tú... e-eso... —farfulló Bennett, apretando los labios ante la misma sensación cotidiana de nervios, que se instalaba en su sistema y le hacía temblar.— ¿eso es una especie de... cumplido?

—No lo sé... —Ben apartó la vista con desinterés—... tómalo como quieras. —agregó achicándose de hombros, antes de dirigirse a la canina a su lado, acomodando el collar de la misma mientras desligaba la correa.

—Mmh ya veo... —Bennett infló las mejillas, aunque en realidad había elegido la opción bonita, una parte suya aún sentía nervios hacia la manera tan ambigua que tenía el mayor de decirle algo lindo; pues era esa manera que aun le hacía pensar que necesitaban bastante confianza, y que él sobre todo, necesitaba algo más de coraje— pero...

—Como sea... ¿vas a... quedarte parado ahí mirándome o te vas a mover? —espetó el más alto, terminando por cerrar la puerta. Le dio un toquecito en la cabeza a la cachorra y volvió a pararse frente al menor, quien pareció más inquieto que antes buscando apartar la vista a nueva cuenta—. Bien, bien ¿qué quieres ahora?

—Bueno, es que... e-es... —balbuceó Bennett, de pronto soltando una pequeña carcajada tras volver la vista. Con el rostro cálido y la respiración un poco irregular, tenía nervios de sólo ver a Ben alzar una ceja— verás, es q-que yo... ¿puedo...?

Ante los ojos del peliceleste, de pronto la imagen de Bennett regresando a ser el mismo nervioso hombre que solía admirarle con una expresión de ansías, le hizo notar que incluso habiendo delineado las facciones tan finas del menor, había algo muy distinto a la primera vez, eso que detenía su vista en los peculiares ojos de un oscuro escarlata de los que Bennett era portador. Se detenía también en la tez clara de este, en esa concentración de color en los mofletes del mismo, o en sus labios haciendo curvas; como queriendo decir algo pero sin saber como hacerlo.

Inspiró profundo, esperando que no se notase la forma inquieta en como había pasado saliva buscando alguna forma de calmarse. Entonces lo entendió, cuando la expresión vulnerable del menor era sólo el principio, porque incluso con el cansancio manifestándose en la agotada mirada de este, no podía evitar pensar que Bennett era muy lindo. Sobre todo cuando pretendía pedir algo que habían acordado no decir con palabras; por el único y sencillo hecho de que eso terminaba por desestabilizarlo más de lo normal.

—Ya veo, carajo, te dije que no es necesario... que pidas permiso... —murmuró cuando se había acercado lo suficiente para doblar ligeramente las rodillas y observar de frente el rostro más encendido del pelimorado— lo sabes.

Terminó de decir, dirigiendo una de sus manos hasta una de las mejillas Bennett, esta se sentía cálida en la palma de su mano, tan suave y relajante a la vez. Así mismo de paso la iba subiendo, dejando una ligera caricia hasta adentrar sus dedos en la violácea cabellera despeinada de su compañero.

Bennett quiso sonreír, aunque a penas pudo dejar escapar un suspiro lento y tembloroso de sólo notar la proximidad. Incluso con las energías que tenía, se sintió tan débil cuando pretendió acortar la distancia, siendo adelantado y sorprendido por un profundo beso en los labios, el cual Ben inició de un momento a otro, a penas dándole tiempo a reaccionar.

Como pudo Bennett expresó su emoción aferrándose al mayor en un abrazo a penas bien hecho, que sólo buscaba juntarlo un poco más y dejarle deslizar sus dedos por los costados de la camisa de Ben. Una de sus manos subió hasta el hombro del mayor, sosteniéndose más tarde su nuca y dejando que el resto del contacto le perteneciera únicamente a sus labios juntos.

Finalmente, cuando se separaron, Bennett sonrió, tan apenado y satisfecho a partes iguales. Notó como Ben frente a él aparentemente quería pretender estar igual que siempre, pero que incluso por más que parecía intentar, ocultar ese tono de color en su rostro comenzaba a complicarse. Y con ello, fue suficiente para decirle que todo estaba bien, incluso si se estaba muriendo de la pena, o de los nervios; porque no lograba apartar la vista de la expresión dura pero exaltada de Ben; con el ceño fruncido, los labios apretados y un tercio de su rostro tapado en rubor.

—Hehe está b-bien... —suspiró luego de apartar la vista a un lado. Aun muy cerca fel contrario, con los brazos alrededor del torso de este y la cara prendida en rojo—... ahora lo sé, con más claridad. Q-quiero decir, ya sabes, p-para no pedir permiso... la próxima vez.

A penas terminó de hablar, se sintió aun más mareado y ansioso. Se impulsó con la punta de los pies y al cerrar los ojos, se dejó guiar con el puro instinto hasta la altura del rostro de Bon, y volvió a aproximar sus labios contra los ajenos. Reforzando su agarre, recorrió con las manos la espalda del moreno y las subió hasta su pecho, enterrando levemente los dedos en la tela de la camisa. Ante este gesto, Ben lo sostuvo a nueva cuenta, posando sus manos a cada lado de su cintura, respondiendo al contacto.

Bennett a penas podía con la emoción, le gustaba bastante cuando Ben, incluso esforzándose mucho, se mostraba predecible y seguro, actuando con certeza. Sus labios se movieron primero con prudencia, siempre cautelosos a adherirse a los contrarios, y seguido, Ben arrastró rápidamente una de sus manos hasta presionarle la nuca, atrayéndolo y succionándole la boca.

¡Cielos! Entonces con el sólo contacto de la húmeda ajena en su boca, y la presión de sus bocas moviéndose entre sí, supo que era eso lo que extrañaba, y lo que terminó por subirle todos los ánimos, llenándolo de energía y curiosamente al mismo tiempo, adormilando todos sus sentidos de una sola vez. Y casi no pudo evitar soltar una carcajada apenada llena de nerviosismo, cuando sus labios hicieron un pequeño sonido húmedo al separarse y sus miradas se encontraron denotando distintas emociones que, de tranquilas, poco tenían.

Bennett observó a Ben de reojo, y le seguía sorprendiendo como a pesar de verse ligeramente sofocado, seguía mostrándose recto, reacio a mostrarse inquieto. Incluso con el pelo un poco más desordenado, la mirada incierta y su postura rígida. Podía decir que, una parte suya estaba muy acostumbrada a esas reacciones, pues el mayor era alguien que solía actuar igualmente muy apegado al manejo de los gestos.

Aunque también se sentía muy acostumbrado a ese Ben siempre muy apegado a si mismo y a su propio escenario personal; que intentaba no dejar a la vista lo que ocurría en su mente, pero acababa exponiéndolo de todos modos en esa forma de mirar que de pronto, le pareció tan cálida y agradable. Y en esa manera que tenía de sostenerlo con fuerza, casi intentando que no se notara que le temblaban las manos, ni que se encontraba tan inmerso en si mismo, tanto como para seguir presionándolo contra su cuerpo aun después de unos momentos de haberse separado.

—Huh... ¿qué? —murmuró luego de unos segundos, tras reacciones de sólo notar un calor abrazador rodeándolo por completo. Entonces sólo enfocó a Bennett removiendo la cara en su pecho, con los brazos enganchados alrededor de su cuerpo y una sonrisa tan ancha que podía notarla enseguida, misma que de sólo verla, hizo que su interior se retorciera y sus labios se fruncieran en una mueca— ¿qué estás haciendo?

—Tengo que... aprovehar la situación. —respondió casi como si fuera obvio. El tono de voz somnoliento en la voz del pelimorado, sólo denotaba lo cansado que estaba, y que aun así, parecía bastante animado. Eran unos ánimos embriagantes, esos que le daban una energía emocional, pero que de paso adormecía varios de sus sentidos— N-no quiero pensar que es el sueño, así que... puedes seguir abrazándome. Te quiero.

—Tsk mejor ya vete a dormir, idiota. A penas entiendo lo que dices... —bufó Ben apartando la mirada, queriendo evitar que ese brillante tono escarlata, brilloso y abundante, terminase por atraparlo. Y no quería que la misma somnolencia se le pegara a él.

—Heh seguro... que sí.

•[▪]•

Bennett podía sentir mucha ternura de la forma en que Ben se comunicaba con los perros, por como lo veía y oía hablar a los mismos de una manera tan rígida e inquieta; regañandolos, gruñendo y siempre buscando orden. Cuando lo escuchaba frustrarse al tratar de adivinar cual era cual, y a la vez tratando de pronunciar bien los nombres de los mismos. Era todo eso lo que terminaba haciéndolo carcajear en silencio mientras se asomaba desde el punto de salida del pasillo, y la sala, con una sonrisa posada en los labios.

Aunque viéndolo así, lo más seguro, era que se sintió realmente conmovido ante la forma que tenía el pelicían de hablar con su cachorra, pues la trataba tal como a una pequeña niña revoltosa, a la cual se podía notar que apreciaba de cierta forma muy peculiar. Aparentaba no estar interesado, pero reaccionaba al instante en que la canina ladraba y siseaba buscando atención.

—No, ni crean que pueden venir a joderme a mi ahora. Quédense donde estan o van a ver... —espetó Ben torciendo los labios, justo cuando los dos perros grandes se habían detenido y le miraron, sentados al lado del sofá. Uno de estos le ladró despacio, meneando la cola, pero sin moverse de su sitio— Ugh deja de ser tan ruidoso, tú, Mattheu.

—Hehe es Matthiew —corrigió Bennett denotando una ligera gracia en su tono de voz. Apareciendo a unos pasos atrás del sofá donde Ben era acorralado por los perros, sonrió, dedicando una mirada cálida a todos—, pero está bien, igual él no es Matthiew, es Alan. —agregó tras un suspiro y de echar otro pequeño vistazo a los canes azabache— Matthiew esta al otro lado...

Tras decir aquello, la mueca que enseñó el peliturquesa ante lo dicho del mismo modo, le preodujo bastante gracia. Esta vez, sintiendo que los ánimos estaban más elevados y sus sentidos menos adormecidos, Bennett se propuso no mostrar signos de nerviosismo al momento de simplemente acercarse a unos pasos del mayor, casi frente a él.

—Tsk... como sea. —bufó el moreno de piel cruzando los brazos— No me importa de todos modos.

—Está bien, gracias por quedarte con ellos un rato... —dijo el pelimorado con un tono de voz esta vez más bajo. Acomodó el fleco de su cabello tras su oreja, apretando los labios tras la mirada invasiva y expectante de Ben, que si bien le traía una ola enorme de nervios encima, también lo hacía sentir muy bien—... ya estoy mejor.

—Eso parece, luces mejor a comparación de hace un rato. —dijo Ben, dedicando una rápido pero detallada mirada al delicado rostro del menor, que lucía un poco menos somnoliento, con la mirada tan brillante, y el cabello a los lados ligeramente esponjoso y ondulado en la puntas.

—Sí, creo que necesitaba recostarme un ratito tan solo... —respondía este, encogiéndose de hombros, e incluso sin estarse viendo a si mismo, sabía que su rostro habría de estar adoptando ese ya tan común tono sonrosado en las mejillas.

—Hey... ven, acércate. —llamó el mayor, sin rodeos, haciendo que Bennett al instante se extrañara por aquella petición.

—¿Eh... p-para qué?

—Quiero tocar... —.Antes de siquiera empezar a hablar y ordenar las palabras, Bennett ya se había puesto rígido, con la cara enrojecida y los labios temblorosos creando una linea curva con los mismos. Cielos, Ben rodó los ojos al mirarlo tan nervioso— Mierda, no pongas esa cara, hablo de tu cabello, quiero... tocar tu cabello. —carraspeó la garganta como queriendo restar importancia a su, si bien bastante calmada, vergonzosa petición.

—S-Sí... digo, está bien. Sí, e-está... ahm.

Bennett se sintió aun más mareado ante las palabras del pelicían. Incluso si no había pensado en nada fuera de lo normal, una parte de si mismo estaba bastante emocionada y alterada cada cuando era Ben quien proponía algún tipo de tacto o cercanía. Queriendo recuperar su postura, asintió con la cabeza y cuidando no tropezar ni con sus perros ni con sus propios temblorosos pies, se sentó a un lado del de tez acanelada, obteniendo una curiosa reacción y una incierta mirada. Seguido de ello, el oji-jade esbozó una especie de pequeña sonrisa.

Ben pasó su brazo izquierda por encima de los hombros del menor, rozando su nuca y dirigiendo una de sus manos hasta la cabellera púrpura de este. Bennett se erizó por completo, causándole una gran gracia que se esforzó por no demostrar, mientras removía con dedicación su mano, enredando sus dedos en las hebras violáceas del guitarrista, quien parecía tan tieso a su lado, posando sus manos sobre sus muslos y mirando a un lado, ruborizado y nervioso, casi como si temiera hacer o decir algo. No era extraño viniendo del más bajo, pero era un hábito tan recurrente en Bennett, que en realidad no le venía mal.

—Te lo he dicho, me parece curioso... —Dijo Ben en un tono bajo, no hacía falta elevar la voz ahora, pues el silencio de Bennett a su lado, y el de los perros, dos de ellos sentado frente a ambos y la cachorra enroscada a un lado, hacían del ambiente, algo muy tranquilo—... en verdad es suave, es agradable.

—A-Ah sí, claro... heh es porque cuido bien de mi cabello. —vocalizó Bennett en un intento por cuidar su tono de voz y la euforia con la que su cabeza buscaba ordenar las palabras. El tacto en su cabello, y las imperceptibles caricias cerca de su cuello estaban terminando por adormecerlo aun más.

—Sí, me sorprende que se vea tan bien. —murmuró el mayor, bajando su mano hasta el hombro del contrario, obteniendo nuevamente ese sobresalto común en Bennett.

—Mmh b-bueno, gracias. —jadeó el pelivioleta una vez se dejó hacer y se permitió acomodarse a un lado del mayor.

Era gracioso, que mientras él buscaba calmarse y no demostrar todas las ansías que lo envolvían al estar cerca, Ben a la vez era silencioso y ameno, no decía mucho salvo pequeñas cosas que acompañaban a sus acciones regularmente muy ambiguas, algunas más evidentes que otras. Pero al fin y al cabo, todas eran acciones que le demostraban que en el fondo, sus esfuerzos no habían estado siendo en vano, y que, incluso si Ben tendía a ser un terco muy preocupado de otras cosas en lugar de su propio ahora, en realidad ambos llevaban bastante bien esto de estar juntos. De una forma un tanto llena de tropezones y silenciosos momentos de incertidumbre, pero Bennett sabía que iban e irían por buen camino.

Quería tratar de ser positivo en algo, con esto, y con lo que tenía que ver con ambos.

•[▪]•

Habían estado compartiendo ciertos momentos de silencio y cercanía por bastante rato, tanto que incluso con la vista nublada en calor y comodidad, Bennett había podido sostener su celular y apreciar en la pantalla el recién cambiado número de 2:59 a 3:00 am con bastante claridad. Y a pesar de haberse estado muriendo de sueño hace un par de horas, poder disfrutar de un silencio bonito en la sala únicamente iluminada por la luz de la televisión en un canal de películas de fantasía, era sin duda algo muy agradable.

Sus dos perros tras un período corto de insistencia por atención y caricias, se habían subido al mismo sofá acabando por empujarlo y arrinconarlo a un lado de Ben, y cuando finalmente se habían cansado, los dos se tomaron la mitad del sofá para enroscarse a un lado de la un tanto menos pequeña Isabella, que descansaba semi enrollada entre el lomo de Alan y el costado de Matthiew.

Las imágenes de todo su día, desde el comienzo tedioso resonante a tarea, hasta su llegada junto a Ben, de pronto le había parecido muy lindo. En el fondo una parte de si tendía a creer que una de las maneras más rápidas de poder acercarse y conocer parte de ese Ben imperfecto, eran los líos y tropiezos tontos sin importancia, e incluso haciéndose una idea de la forma de reaccionar de Ben, también le gustaba poder confirmar sus especulaciones. El que Ben fuese un tanto inmaduro, conciente y propietario en un momento como este, sólo demostraba que si le importaba bastante, como para expresarle a través de pequeñas acciones, que se estaba disculpando por algo que sabía le debía.

Eso... sólo le hizo recordar aquel tema, lleno de grandes dudas que esperaban simples y pequeñas respuestas. Algo que en realidad no iba a afectarle, pero que le carcomia en curiosidad, llenándolo de intranquiladad e intriga a la vez.

—Bon, ahm... ¿puedo preguntarte algo?

—Ya lo estás... —Ben no acabó de hablar, cuando Bennett se alzó ligeramente presionando las palmas a los lados de su torso, para verle a los ojos— ah bien, ¿qué quieres?

—Sé que... talvez hablar de esto ahora no sea... el tema en si, pero... Mmh es que... —Bennett se detuvo, inspirando hondo antes de desviar levemente la vista, oprimiendo los labios con las cejas gachas— ¿De verdad te molestaría tanto q-que lleguen a pensar que e-entre... entre nosotros pueda haber...? —Volvió a parar, respirando hondo con los nervios dominando sus pensamientos— Oh, no, espera... n-no quiero parecer que te presiono pero... ¿tú... a ti te molesta que seamos... que nosotros dos...?

—Bennett...

—Ahh no, yo no sé... lo siento, olvídalo. No quiero que estés molesto por eso... —expresó el menor un tanto agitado, movió sus brazos y trató de esconder por unos instantes, su rostro cerca del pecho del mayor, quien respiró hondo— Es que yo...

—Uh Bennett, no...

—E-En realidad no me importa lo que los demás piensen —siguió hablando, pensando que si no le miraba a los ojos, talvez podría sentirse menos inquieto al hablar—, pero... sólo no quiero... que eso te moleste, p-porque si es así, no me importaría hacer algo al respecto... es sólo que no quiero que...

—Me molesta bastante oír tus balbuceos... cielos, no puedes... ni terminar de hablar. —soltó el peli-celeste en un suspiro, subiendo su mano hasta la cabeza del pelimora, en un intento por relajarlo de alguna manera.

—Mmh yo... lo sien- ah, bien.

—Y no, no quiero que creas que me molesta todo esto. Quizá aún... necesito asimilarlo bien, ese es mi obstáculo por ahora, pero tú... —Ben hizo una pausa mientras se dedicaba a organizar sus ideas de forma rápido. Talvez era el sueño, la hora o la situacion, pero del mismo modo, también se sentía un tanto nervioso—... tú no me molestas en abdoluto, ni nosotros, ni lo que sea que tenemos ¿bien? —Tras decir aquello, obtuvo una reacción en Bennett, quien levantó ligeramente la mirada—. Sé que normalmente mandaría a la mierda cualquier estupidez así porque no me interesa, pero no sé... porqué diablos me afecta tanto.

—Lo... lo entiendo. —Bennett apretó los labios formando una pequeña y torpe sonrisita. Suspiró para seguir hablando— Es por eso que s-sabes que no me importaría... si nececitaras espacio, o si es que... necesitas compañía, no lo sé.

—Bennett... está bien.

—Yo estaría... m-muy feliz de salir y tomarte de la mano y que no me importe nada. —mencionó de pronto Bennett, apretando los labios y dedicándole al contrario una curiosa expresión — Pero sé que... es distinto para ti y no te gusta, así que... e-está bien. Me gusta... estar así.

—Bien... déjame tratar. —.A penas Ben respondió, Bennett se sintió aun más confundido y sorprendido, pero sonrió ante el esfuerzo. Enternecido se alzó, todavía abrazado al torso del mayor, reposando parte de su cuerpo junto al contrario. Al verlo, Ben también suspiró, aunque no se sentía tan inquieto como para apartarlo o decir algo, y continuó con su brazo rodeando el cuerpo más pequeño, para seguido agregar—; Aunque no te prometo alguna de esas tonterías cursis... no en público.

—Hey, tampoco pido demasiado ¿no? Heh y si estamos solo los dos, es mejor. En realidad... estoy feliz incluso ahora —dijo Bennett, con una sonrisa que en lugar de parecer nerviosa, se mostraba enternecida y más tranquila que hace unos momentos—, puedo abrazarte de esta manera sin tener que esperar a que estés dormido o en tu modo nocturno.

—Joder, eso que acabas de decir es muy extraño. —el oji-jade torció la vista, suspirando al levantar sin querer la vista, deslizando su mano del costado del cuerpo de Bennett, hasta uno de sus hombros. Pudiendo verlo juntar los labios y sonreírle, acomodándose el cabello tras acercársele más— Eres... un raro. Ah ¿por qué me estás mirando así?

—¿Sabes? Me gustas... m-mucho. —De pronto lloriqueó agachando las cejas, impulsándose hacia adelante para enterrar su rostro en el pecho del mayor, absorbiendo el aroma corporal y del perfume impregnado en la camisa clara de Ben. Con ello arrastró sus brazos hasta cerrarlos en la espalda del moreno, en un abrazo invasivo y cariñoso que no buscaba más que complementar sus palabras.

—Mhh ¿a qué viene eso tan de repente?

—Hehe no... lo sé.

•[▪]•

La frescura de la mañana inundaba todo el silencioso del lugar, tan tibio y cómodo, plagado de tonos palidos y luces claras provenientes del exterior, opacadas con ligereza por el suave grosor de las costinas de la habitación. Aquel provechoso ambiente fue casi lo primero que hizo a Bennett parpadear con agrado al haberse hecho subconscientemente, la idea de que ya tenía que despertarse.

Refregó bien su rostro en la superficie cálida en que se encontraba junto a él, y en lugar de sentir su siempre blanda almohada, o a alguno de sus perros, sólo sintió un atractivo aroma fragante a un perfume antes persistente ya bien mezclado entre el calor corporal y canela. La misma situación fue la que le hizo luchar entre su curiosidad por moverse a mirar la hora en su celular y su necesidad insaciable de mantenerse lo más cerca posible de la persona que -esperaba qué- aun dormía al lado suyo.

No evitó soltar un ligero suspiro una vez se quiso cubrir más con las sábanas, volviendo a frotar su mejilla contra el cálido pecho contrario buscando acomodarse lo más cerca posible, mientras pensaba que estaba bien si se mantenía de ese modo por otros minutos más fuera la hora que fuera.

Después de todo era su fin de semana libre, y poder empezarlo de este modo tras una noche corta llena de ligeras inquietudes y pequeños contactos con el mayor, no le venía para nada mal a Bennett; que sentía que después de mucho, la idea de volver a cerrar los ojos notandose una mañana temprana, era una idea muy tentadora y seguro muy cómoda para él.

Dormir hasta tarde podría ser agradable, sobre todo si con el pasar de los pocos minutos -por lo que creía deducir- sentía a ratos como Ben se relajaba más a su lado, a penas moviéndose con ligereza para seguir durmiendo sin perturbar la posición entre ambos, que creaba una cercanía normal mezclada con un extraño abrazo que a penas les hacía rozar las piernas.

«No estaría nada mal si duermo otro poco...». Trató de decirse, cuando una parte de si mismo ya había encontrado la posición perfecta entre tanto enredo propio; rodeando con los brazos el cuerpo ajeno mientras pasaba con insistencia su rostro sobre el pecho de este, no queriendo apartarse ni un sólo centímetro.

Así se quedó todo lo que pudo, aun cuando la mañana avanzaba y la luz del sol era acompañada por rayos fuertes de calor. Bennett no estaba seguro de si se había vuelto a dormir o de si se había encontrado todo ese rato a ojos cerrados, queriendo disfrutar del momento.

—Mmh ¿por qué... hueles siempre a perfume, te e-echas perfume mientras duermes? —murmuró tras removerse entre parpadeos cansados. Inspiró profundo, regresando al mismo habitual despertar en donde el calor se acumulaba en sus mejillas al frotar mimoso su rostro contra el pecho del mayor—. Heh es que... siempre es tan agradable y fresquito.

—Sí, no suelo sudar mucho de noche.

—¿Eh? —Enseguida Bennett se alzó aplastando las palmas en el colchón, sólo para enfocar mejor a un peliturquesa con el cabello revuelto y el celular en mano, alzando una ceja al verlo—. Oh lo siento... n-no sabía que estabas despierto, yo...

—Como sea. —dijo el oji-verde encogiendo los hombros—. Ya que dejaste de apuñalarme con tu nariz, te digo que es temprano aun, así que acuéstate está vez no tan encima de mi ¿quieres?

—Heh bien... —respondió el pelimora frotando con cuidado uno de sus ojos. Se trató de arreglar un poco el pelo que le estorbaba en la cara, y luego sonrió observando lo muy lindo que a su vista se veía Ben incluso notándose cansado y con el pelo alocado a los lados—. Buenos días.

—Buenos días. —repitió el mayor esbozando una pequeña sonrisa.

—¿Estás... en tu modo amable? —preguntó al notar como la mirada del moreno era menos dura de lo normal— Es que q-quiero... preguntar si dormiste bien y abrazarte luego ¿eso... se puede? Si no, está bien, m-me conformo, en serio.

—No seas raro. —bufó Ben haciendo una mueca un tanto extraña al mirarlo. Tras unos segundos rodó los ojos, pasando su mano libre por su frente hasta deslizar su cabello para peinarlo un poco. Le hizo una seña a Bennett para que se acerque, no esperando que en serio haya entendido a la primera y lo abrazase casi al instante—. Sí, he dormido bien. —respondió después, bajando su brazo hasta sostener por la espalda el cuerpo ajeno, pegandolo contra el suyo— Y si te quedas callado un rato, creo que podría disfrutar la mañana contigo un poco más.

—¿E-En serio?

—Sí, Bennett.

—¿De ver-...

—Sí. Cállate.

—¡Oh, qué bien! —sonrió Bennett acercando su rostro al del mayor, frotando su mejilla una vez se acomodó lo suficiente para reposar su cabeza en el hombro del pelicían.

Bennett sabía de sobra que podía encontrarse con una forma de actuar más directa y menos tosca de Ben en la mañana, no era algo muy distinto a lo habitual, pero parecía que en realidad el mayor no se esforzaba por ocultar sus intenciones o reprimir sus acciones como hacía con normalidad. Así que Bennett decidía llamarlo algo similar al Ben cariñoso en modo nocturno, algo más bien, amable y firme.

Sonrió a penas divisó la hora en la esquina de la pantalla del celular del moreno a su lado, que parecía entretenido viendo vídeos graciosos que aparecían en el inicio de sus redes sociales. «En realidad... no sabía que le gustaba ver vídeos como estos, hehe debe ser el equivalente a los vídeos de perros». Pensó el menor una vez se giró ligeramente para notar el rostro tenuemente enternecido de este al mirar la pantalla.

—¿Te agradan los niños en serio? Eso es curioso. —se atrevió a preguntar el oji-carmín tras notar lo seguido que Ben se detenía a mirar los cortos que tenían mayormente niños y mascotas, algunos eran de ropa y otros aleatorios. De algún modo, eso le llamaba la curiosidad.

—Supongo... pienso que los mocosos son adorables. —suspiró Ben deslizando su dedo mientras pasaba el contenido— Pero son bastante ruidosos y problemáticos.

—Ya veo —Bennett parpadeó mientras regresaba su vista al celular. Ya notaba la diferencia entre mucho, su inicio estaba lleno de mascotas, música y comida mientras que lo único que veía en las redes de Ben era orden, novedades y algunas veces rostros conocidos—. Hey... ¿puedes ir a tu galería?

—¿Qué? —inquirió Ben alzando una ceja en cuanto Bennett se levantó con ayuda de sus brazos y lo observó de cerca, mostrando una enorme y curiosa sonrisa.

—¿P-Puedo ver tus fotos? ¿Tienes fotos cierto? —agregó el pelivioleta, sentándose mejor a un lado del moreno de piel, quien seguía observandolo un tanto extrañado—. Hehe conociéndote no creo... que no te guste tomarte fotos ¿verdad? Si amas verte a ti mismo heh. —dijo, ya un poco inquieto y nervioso al no recibir una respuesta o algún otro gesto—. ¿Puedo... puedo ver?

—¿A qué viene ese cambio tan repentino? —el pelicían se acomodó mejor en la cama, volviendo a dirgir una mirada rápido a la pantalla de su celular, una vez se encaminó a la pantalla principal buscando cierto ícono.

—Bueno, es que pensé... en que sería lindo ver tus fotos. —Bennett apretó los labios haciendo un puchero.

—Como sea —Ben revisó así mismo el número de imágenes en su almacenamiento, en realidad no eran muchas, y pocas tenían algo de actuales—, no me tomo... tantas fotos, si a penas entro a revisar las imágenes. —continuó, enseñando la pantalla sin problemas. Allí pudo ver a Bennett volver a sonreír con las manos inquietas.

—¡Sí, qué bien! Dámelo. —cuando le arrebató el móvil de las manos, su vista sólo se centró en la carpeta de cámara, luego en la de enviados, y en algunas otras con nombres generales porque se notaba que Ben no acostumbraba a organizar sus fotos— ¿Sabes? Mi carpeta de Bon tiene muchísimas más fotos tuyas heh.

—No empieces a hablar como un acosador. —bufó el mayor torciendo los labios.

—¡N-No! No es eso... —Bennett agitó sus manos negando con la cabeza. De pronto, algunos de los recuerdos de sus veces persiguiendo al mayor o tratando de acercarse a él le hicieron sentir extraño; aun más cuando eran recuerdos de hasta hace un par de meses tan sólo— Mmh sólo... soy muy fan.

—Huh no necesitas... repetirlo, creo que lo tengo un poco claro. —se encogía de hombros, paseando su mano por su cabello para peinarlo.

—Sí, aunque no superas a mi carpeta de Alan y Matthiew pero espero algún día al menos la iguales... —sonrió el menor, deslizando su dedo por aquella carpeta de la cámara, a penas habían unas trescientas fotos, muchas de ellas eran suyas, eso le hizo sonreír bastante— Aunque para... hacerlo, tendría que tomarte muchas fotos heh. Sólo... s-sólo digo.

—Mmh no, gracias.

—Heh bien. —Bennett hizo un puchero, pasando algunas de las mismas imágenes que se dedicaba a mirar con minuciosidad. Podía notar enseguida que, a pesar de que Ben era una persona muy apegada a su imagen, no parecía que se tomase la molestia de organizar sus galería, pues la mayoría de fotos no estaban bien tomadas ni agrupadas. Aunque las fotos no estaban lo suficientemente mal tomadas como para salir con desenfoque—. Se nota que no sabes tomar fotos con la cámara trasera, pero en cambio... —hizo una pausa, llegando hasta un par de imágenes que le hicieron sonreír enormemente con las mejillas encendidas—.... tus selfies son tan perfectas. Eres m-muy guapo.

—Sí, lo sé. —Ben sonrió encogiéndose de hombros tras apartar la vista del embelesado y enrojecido rostro de Bennett.

—¡Waahh! Tienes... t-tienes fotos de la pequeña Isabella también —chilló el pelimora luego alzando el móvil con una mirada enternecida— ¡qué lindo eres! Sabía que la querías mucho, yo... amo está foto, la amo mucho. —dijo después, enseñándole la pantalla en donde se mostraba a penas a la cachorra sentada, con su lengua de fuera, una patita delantera alzada y puesta sobre lo que parecía ser la pierna de Ben— ¡Y está la amo más~! Oh mírala~ —agregó, deslizando a un lado, donde se mostraba casi la misma foto, sólo que con ambas patas y la cachorra más animada.

—¿Qué haces? Deja de lloriquear —el peliceleste rodó los ojos, tratando de ocultar en esa acción la ternura que pronto le había provocado ver a Bennett emocionarse por cada pequeña cosita, tanto, que se sintió tan fuera de si que no le importó que fuese temprano—, es sólo... que a ese bicho le gusta... interponerse en mi cámara.

—Heh seguro... se interpone muy bien. —respondió el menor, terminando de seleccionar todas aquellas imágenes.

—Oh cielos, ¿no me digas que te estás enviando mis fotos? —inquirió Ben luego de mirar como a un lado en la mesita de noche vibraba el móvil del menor, y no hacía falta sorprenderse cuando la cantidad de mensajes que tenía eran todos suyos.

—B-Bueno... es que... —Bennett sonrió, se acomodó el cabello tras las orejas y apegando el móvil del moreno a su pecho, lo miró un tanto nervioso mientras se sentaba encima encima de las cobijas con las piernas cruzadas.

—Da... da igual. Sólo deja de chillar, estás acabando con mi buen humor.

—¡Hey! —Entonces Bennett aprovechó que Ben no lucía inquieto ni disgustado, por lo que se estiró para lograr alcanzar su teléfono— ¿Tú también quieres... ver mis fotos?

—...no, gracias.

—Mmh pues... —el pelimora hizo un puchero, dirigiéndose el final del álbum de la cámara, donde habían algunas fotos de Ben que se notaban eran un poco antiguas— entonces me voy a tomar muchas fotos con tu celular, si tengo suerte, seguro las ves.

—¿Por qué querría que hicieras eso?

—Para tener fotos mías. —Bennett sonrió, bajando hasta donde encontró unas pocas de Ben con un poco menos de fleco, las que a penas recordaba a principios del año pasado— Me voy a tomar muchas fotos, ya vas a ver...

—No te pedí que lo hicieras ¿sabes? No necesito conservar fotos si te puedo ver casi... —el pelicían guardó silencio unos segundos, notando como al instante Bennett soltaba el móvil y lo miraba con atención, mientras su cara gradualmente se ruborizaba y su sonrisa se ensanchaba— No, espera, quise decir... que no las... necesito.

—¡Eso es...! —Bennett se acercó para lanzarse sobre el mayor. Ben a penas sentado al costado de la cama con suerte se movió cuando, ya lo había rodeado con los brazos instalando su rostro cerca del cuello de este— Yo también... te quiero mucho. Es lo más lindo q-que me han dicho...

—B-Basta, quítate de encima... yo no dije...

—Te quiero... te quiero en serio. —siguió frotando su rostro cerca del cuello de Ben, mientras aumentaba el agarre de sus brazos, rodeando el torso del pelicían por completo.

—Deja de ser tan rarito, me estás asfixiando. Bennett...

•[▪]•

A pesar de haber sido un día libre, el resto de esa mañana se sintió tal como si no lo fuera. Donde Bennett pretendía no tener prisas por nada sólo para esperar a Ben, y donde el mayor creía siempre tener todo tan estructurado para sus mañanas, que no necesitaba hacer alguna tontería espontánea de las cuales el pelivioleta estaba muy acostumbrado. Y al terminar de desayunar cerca de las diez menos cuarto -muy tarde según Ben-, por fin ese cotidiano manto de presión se había transformado en calma una vez los tres perros se recostaron en la alfombra mirando por el amplio ventanal de la sala.

—Qué calmaditos están, saben que hoy es día de paseo así que seguramente están guardando energías. —dijo Bennett sentado en el sofá con su mejilla reposada en el hombro del mayor.

—Ya veo... —asintió Ben, sosteniendo el control remoto en una mano y un paquete de galletas con crema en la otra.

—¿La pequeña Isabella tiene algunos días para... pasear? —Bennett lo observó curioso, disfrutando internamente de la forma plácida en que Ben parecía llevar una galleta hasta su boca.

—Sí, se podría decir.

—¡Qué bien! ¿Qué días... le gusta salir? Como aun debe ser una cachorra, necesita salir más. Se ve que siempre tiene energía.

—A esa molestia le gusta salir precisamente los días en que yo no quiero. —voceó el mayor luego de terminar de comer, encogiendo los hombros tras rebuscar en el paquete de galletas.

—Wow, eso debe de ser casi toda la semana ¿no? —sonrió el pelimora con cierta gracia. Recordaba que generalmente Ben era alguien muy cotidiano, no disfrutaba salir de su departamento y sólo solía hacerlo de forma mecánica; de ida y vuelta del trabajo.

—No te hagas el gracioso. —bufó el peliturquesa dedicándole cierta mirada acusadora el menor a su lado, quien apretó los labios soltando una ligera carcajada.

—Heh disculpa... entonces, igual es seguro que algunos de esos días coinciden con los míos. —mencionó, girando la vista a ratos al televisor, donde se hallaba un programa de aspecto cotidiano— ¿Sabes? A mi... me gustaría que pudiéramos salir todos juntos de ser así. Digo, si es que tú estás de humor o si es que... no tienes mucho que hacer —siguió siguió hablando, aprovechando que Ben estaba entretenido saboreando la nueva galleta que acababa de llevarse a la boca—, entonces podríamos... salir todos.

—Bien, si prometes no hacer algún alboroto, yo podría... —El mayor a penas terminó de comer, se encontró con una mirada demasiado confusa. Era una que aparentaba ser lastimera, pero que buscaba hacerle bajar la guardia y ablandarlo un poco, quizá lo suficiente como para tenerlo dudando de su elección de palabras— talvez... considerarlo.

—¿En serio lo harías... por mi? —.Las mejillas sonrosadas de Bennett sólo hicieron más difícil el trabajo de Ben por mantenerse tranquilo.

A penas dobló con cuidado la envoltura del paquete de galletas, enseguida se encontró con el peso extra del contrario encima suyo, y bastó con que Bennett fingiera lloriquear para sentir que estaba perdiendo el control de sus emociones, tanto, que en realidad perdía el ritmo de lo que estaban hablando.

—Tsk ya vas a empezar a ponerte pegajoso. —masculló el moreno de piel un tanto inquieto ante la cercanía. Sin embargo a pesar de la negativa en sus palabras, sus brazos no hicieron el trabajo de apartar a Bennett, sino más bien, sólo le dejaron el camino libre para seguir restregando el rostro esta vez cerca de su pecho.

—Me hace mucho ilusión que salgamos todos juntos otra vez. —chilló Bennett, deslizando sus manos por la espalda ajena hasta apegarsele lo suficiente para casi quedar recostado junto al moreno de piel.

—Yo no dije que...

—Estoy tan contento. —volvió a hablar con un poco más de calma— Mmh pero seguro no quieres que se encuentre mucha gente ¿no? No hay muchos parques tan cerca, ni alguna plaza amplia con el ambiente para que tres perros jueguen mucho, pero... no te preocupes, yo me encargaré de encontrar un lugar muy bonito.

Ante la emoción que el menor demostraba incluso olvidando la cercanía entre ambos, Ben suspiró intentando hacer lo mismo. Las sensaciones poco a poco más controlables que antes no eran un gran obstáculo en realidad, pues sabía, en el fondo, que no eran emociones desconocidas por mucho que la forma novedosa en que lo hacía sentir si lo fuera.

Con la tranquilidad instalada en el pecho y el calor inquietandolo del cuello para arriba, creía que le costaba mucho más no saber que hacer para tranquilizarse. Bennett terminaba siempre, de algún modo, tomándolo por sorpresa, haciéndole creer que podía actuar de un modo y que aquello iba a estar bien, sim embargo, terminaba haciendo todo lo contrario, y lo que creía le molestaba, de pronto terminaba esparciando un regocijo interno que lo ponía a pensar en lo gracioso que era hasta hace unos meses, haber pensado que aquellos ojos carmín eran una molestia, o que esa voz torpe era asfixiante.

Bien, talvez lo seguían siendo, pero podía aguantarlo sabiendo que si se lo quedaba mirando un poco más, esa emoción opresiva terminaba convirtiéndose en la cura de su inquietud, y en la razón de su afabilidad.

—...de acuerdo.

•[▪]•

No importaba de qué manera lo viera, para Ben ser guiado por alguien más a lugares en los que no estaba acostumbrado a estar, era algo a lo cual no podría acostumbrarse del todo. Por más que la recreación de algún modo le hiciera sentir que no era esclavizado por el tiempo ni la imagen, que podía mirar a los lados y encontrar amplio verde y poco ruido, o que incluso podía relajarse sin parar repasando sus pasos, en realidad sentía era algo que difícilmente le lograba sumirlo en calma.

Una parte de él era muy dura de roer, y cuando la idea de que no podía y no debía estaban en su cabeza, era muy difícil decirse a si mismo que tenía el día libre y por ende podía disfrutarlo, sin crear una tonta estructura y sin tener que seguir sus propias normas fingiendo que no le importaba donde estaba y manteniendo la rigidez habitual en si mismo.

En el fondo sabía que Bennett podía notarlo, pues el chico era tan insistente que, incluso gastanto todas sus energías jugueteando con los tres perros a la vez, no dejaba de mantener su rojiza mirada encima de él. Primero lo observaba con timidez y se le acercaba con pena buscando obtener algún tipo de charla o una reacción adecuada ante los destellos de energía que tenía en frente suya, y después, cuando volvía a tomarse confianzas, se le acercaba como garrapata a jalarlo del brazo y sonreírle hasta terminar por hacerlo ceder.

De algún modo entendía la desesperación del pelivioleta por tratar de hacerlo integrarse, había pasado por el mismo escenario un montón de veces, que comprendía que Bennett no pudiese quedarse quieto y en silencio a su lado por más que lo intentara; porque el nivel de emoción entre ambos, y la forma que cada uno tenía para desenvolverse en el exterior, era en verdad muy diferente.

Mientras que el menor se reía e ignoraba completamente el hecho de que estaban en público, él a penas se dedicaba a dejar escapar unas cuantas sonrisas cuando alguno de los cuatro restantes hacía alguna tontería. Cuando la pequeña Retriever regresaba con el juguete que le había lanzado, o cuando Bennett se regresaba a sentar a su lado con una sonrisa apacible acompañada de un silencio cálido.

—¿Aún es extraño para ti? —.Ben escuchó de pronto la voz de Bennett a un lado, con un tono ansioso y más claro que de costumbre. Al mirarlo, sólo se lo topó sonriendo levemente con las manos entrelazadas y el pelo revuelto debido al movimiento previo con los perros.

—¿Qué cosa? —cuestionó el moreno de piel justo cuando notó al menor hacer un puchero y verlo a los ojos con cierta intriga.

—Salir... —murmuró el de melena en respuesta, agachando las cejas mientras seguía jugueteando con sus dedos— salir a pasear... juntos.

—Oh eso... —Ben apretó los labios. De algún modo no creía estar siendo tan evidente con respecto a aquello, incluso si no era malo o si no estaba incómodo al respecto— como sea, no te preocupes. Sería más extraño si no me hubiese acostumbrado a ti y a tus cosas es- tus perros. —se corrigió casi al momento en que vio a Bennett arrugar la nariz.

—Heh ya veo. —el pelimora ladeó la cabeza, suspirando tras redirigir su vista a los tres perros que se paseaban frente a ambos, a veces olisqueando cerca del corto cesped, y otras regresando a perseguirse entre ellos—. Elegí este parque porque es tranquilo... es agradable y muy natural, a mis bebés les gusta mucho padear y jugar cuando también hay silencio y espacio. —dijo Bennett, sonriendo ante la imagen de los canes que tenía en frente—. Y de ese modo también... podemos estar sin preocuparnos por tanga multitud ¿eso te parece bien?

Cuando Bennett terminó de hablar, respirando hondo como si haber dicho todo de corrido le hubiera costado, Ben frunció ligeramente el ceño de forma inconsciente. Por supuesto, era casi normal que uno de los dos terminase un tanto inquieto ante la idea de exposición -Ben mucho más que el contagio, claro estaba-, aún más si eso involucraba aire libre, a Bennett desbordando energías y a algunos de los perros acompañándolos.

Cielos, lo hacía sentirse como si fuera un imbécil, cuando Bennett tan sólo terminaba preocupándose por él todo el tiempo y por su prioridad, que era recrear a sus perros y hacerlo sentir calmado a la vez, sin obligarlo a desenvolverse con brusquedad o a dejar ese peso interno que involucraba alguna imagen propia entre estabilidad y libertad.

—No era necesario —dijo luego de uno momento, inspirando hondo antes de encontrar en ello un poco de calma, lo cual, en realidad no había sido tan complicado—, pero gracias.

—Oh esto me recuerda mucho a las primeras veces que salimos... —sonrió Bennett al volver su mirada a la verdosa ajena, que se mostraba un tanto menos presionada— eres muy rígido y aunque pareciera que quieres jugar con los perros, a penas dejas que estén cerca de ti porque te preocupa que ensucien tu ropa. —continuó, notando como no obtuvo un clásico gruñido, junto a una mirada indiferente que Ben solía mostrar ante comentarios así.

—Eso... no es...

—Mhh está bien, creo que al final casi siempre me veo en la obligación de ablandarte... con algún soborno dulce. —el menos ensanchó su sonrisa, encogiendo los hombros mientras se acomodaba el fleco del cabello.

—Hah qué tontería... —Ben rodó los ojos buscando ocultar con ello la gracia que le había provocado eso último. Porque incluso no queriendo admitir nada de lo anterior, no podía negar que su barrera personal se debilitaba ante el dulce.

—Tengo... unas galletas con crema de limón, me gustan mucho. —anunció el de tez clara, rascando tras su nuca luego de meter su mano en el amplio bolsillo de su abrigo, enseñando con ello, un paquete cilíndrico de galletas— Puedo c-compartir contigo... si es que quieres. —se encogió de hombros.

Ben chasqueó la lengua de sólo recorrer la mirada ajena, encontrando cierto vacilo y complacencia en esa sonrisa inocente y en la forma en como pareció sonreír más cuando sin pensarlo su mano ya se había estirado con levedad hasta las pequeñas del menor, las cuales al principio temblaron de nervios, pero no se apartaron en absoluto.

—Mmhh de ningún modo... creas que las tomaré como un soborno, eh. —el peliturquesa se apresuró a aclarar al momento en que ya tenía el paquete en sus manos.

—Hehe como tú digas.

Para sorpresa de Bennett, incluso con un oji-jade ligeramente menos tosco de lo normal y más esquivo que siempre, en realidad el resto de su día no había sido para nada insuficiente. Ben se relajó luego de la cachorra de mostrase menos inquieta y se sentara a su lado sin hacer alboroto, más que soltar algunos ladridos a ratos y frotar su cara cerca de su pierna.

Los dos perros restantes sólo llegaron a toquetear con las patas la correa pidiendo un paseo nuevo, por lo que, pensando que Ben no estaría con muchas ganas, se levantó conectando las corras a los collares de los mismos sin hacer tanto ruido. En eso, Ben suspiró dedicándole una mirada apacible, y no hizo falta decir algo al respecto ya que con sólo aferrar la correa de la cachorra a su arnés, Bennett sonrió con amplitud.

No era novedad que incluso pasando con calma sin hacer algún movimiento sobresaliente, la presencia de ambos llamara la atención en la calle, aun si no lucían llamativos, el sólo hecho de pasear junto a dos grandes perros de pelaje azabache, y una cachorra que se emocionaba meneando la cola por cualquier cosa, ya era algo por lo que las personas solían verlos.

—Deja de mirarme como si fuera un idiota que se molesta por todo. —Ben habló luego de un rato que llevaban a paso lento a pocos metros de llegar a la residencia— Que este bicho se ponga a saludar a cualquiera no significa que sea un amargado y no la deje, tampoco es... para tanto. —dijo, halando un poco la correa de la canina para indicar que se refería a eso mismo; que la cachorra paraba olisqueando a quien fuera.

—¿En serio? Vaya es que... —Bennett apretó los labios, ladeando la cabeza al mirar al mayor— es que haces esa expresión cortante, que es algo... distinta.

—Es mi expresión de siempre. —el oji-verdoso rodó los ojos.

—Sí, p-precisamente por eso... es que lo digo. —suspiró Bennett, aclarando con su misma expresión de nervios, que estaba extrañado pero curioso a la vez.

Llevaban de regreso no hace mucho, y Ben no había parecido incómodo, aunque si algo indiferente a su alrededor, lo cual, no era malo, en absoluto. Le hacía pensar que el contrario si estaba haciendo su esfuerzo por dejar ese pensamiento testarudo de que medio mundo le pondría los ojos encima, sobre todo, porque a su lado estaba él prácticamente pegado a su brazo sonriendo a ratos.

—Lo que sea, te dije que estaba bien. —suspiró Ben, y pareció que le costó un montón el solo llegar a colocar su mano en el hombro de Bennett, que tras luego de sobresaltarse, lo miró y asintió—. Mejor apresúrate y no seas lento, parece que son esos perros tuyos quienes que te están dando un paseo a ti.

—Eh sí...

—•—

Fuera de lo mismo de siempre, para Bennett siempre era entretenido pasar el tiempo al lado del moreno de piel, cada pequeño detalle para él era algo novedoso de lo cual -incluso si tenía que hacerlo de manera oculta-, siempre buscaba sacar provecho en un intento insistente por conocer cada vez más al mayor. Si lo veía hacer gestos serenos, se ponía a pensar en qué clase de cosas estaba pensando, a veces lo veía mostrarse inquieto y lo que más sabía; cuando Ben se mostraba pensativo acompañando su silencio con neutralidad e indiferencia, para él significaba algo más bueno que malo, porque Ben no era bueno expresándose con los demás, y mucho menos, comunicando lo que le molestaba.

—¿Por qué es tan difícil ignorar rumores tontos? —Habló Bennett de la nada cuando esa idea había vuelto a llegar a su cabeza. Dejando sobre su plato el sándwich que se encontraba comiendo, dirigió su vista a Ben, quien frente a él dejaba la taza de té para verlo con dureza— Q-Quiero decir, sólo eres tú siendo amable conmigo, y ella viéndose bien junto a quien sea, no veo... mmh que sea tan malo. En s-serio.

—Creí que eso ya había quedado...

—Lo sé —interrumpió, apretando los labios—, pero creo que... es raro viniendo de ti, d-digo, han habido peores rumores de ustedes dos, incluso hay algunos que han sido ciertos y aun así no te molestaban tanto porque no eres alguien a quien le importe. —soltó, con cierta inquietud ante la forma en la que Ben había dejado la taza sobre el platillo, arrugando el entrecejo, pero sin mostrarse molesto de alguna forma.

—Algo me dice que no estarás tranquilo hasta que no escuches lo que quieres oír ¿no?

—¡Es que...! —Bennett iba a decir algo, pero suspiró, tratando de relajarse y no mostrar lo nervioso que estaba— Lo siento, no puedo, m-me da mucho intriga, sólo quiero que no estés tan extraño. —jugueteó con sus dedos, apartando la vista hasta su el trozo de postre en el plato a un lado de la taza del contrario—. Mmh a veces hablando, las cosas... se resuelven más rápido. Porque si no soy yo el problema ¿qué cosa es?

—No lo sé —bufó el contrario—, talvez... es que sólo me complica no poder ignorar todo como siempre ¿bien?

Al notar de pronto la atención que Bennett estaba poniendo sobre él, Ben volvió a torcer los labios, deduciendo que por la forma en que el menor había puesto vulgarmente los codos sobre la isla, casi acostándose al lado del plato con su sándwich, sabía que este no pararía de buscar charla hasta conseguir una respuesta; se había quedado con la duda insaciable desde hace rato, y estaba al tanto de eso. De cierto modo, entendía que importante o no, le debía algún tipo de aclaración por la forma en que había actuado y en la que pretendió fingir desinterés por cuestiones propias.

—¿Por qué no? —preguntó por fin con tranquilidad, alzando una ceja con la incógnita encima.

Bennett era alguien muy curioso, y atento, que no sabía callar y menos aceptar las respuestas vagas que no llenaban esa inquietud. El pelicalipso terminó respirando hondo, pues tras el silencio después de la pregunta del menor, este sabía que eso no había sido suficiente.

—Porque en realidad —comenzó a hablar, y a penas lo hizo, notó como el contrario volvía a alzarse buscando mirarlo directamente, casi presionándole con esa cara curiosa—, d-después de toda esta mierda, cielos, talvez... ugh es que me molesta que ella esté tan cerca de ti ¿de acuerdo? —acabó de hablar, con un tono levemente inquieto y rasposo, cruzando los brazos una vez vio la reacción del menor— ¿Estás tranquilo ahora?

Sólo eso bastó para que Bennett se relajase un momento, pero siguiera quieto con un sentimiendo desconocido apoderándose de él. Talvez no era una respuesta más concreta y directa a como se esperaba, pues creía que Ben sólo era alguien demasiado apegado a su propia estabilidad, que en el fondo le inquietaba hacer algo que pudiera agregar más peso a las cosas que poco a poco se decían de él, junto a las tonterías en las que estaba también su imagen. Pero, de algún modo, una parte del oji-rojo se sentía un tanto sorprendida por no oír todo eso resumido en palabras toscas, sino...

—¿Dices... que sólo es porque e-estás... celoso? —.Cielos, eso había sonado demasiado animado para lo que creía, y lo sabía porque la expresión de Ben al escucharlo le resultó entre graciosa e intrigante ¿había sonado demasiado emocionado? No estaba seguro, pero así parecía, porque hasta se había inclinado mirando al mayor, apoyando las palmas en la encimera.

—Tsk no dije eso, no son celos. —espetó el peliceleste desviando al vista. No quería que pareciera que era algo demasiado importante, pero estaba claro que Bennett a veces oía sólo lo que «lo bueno» de cada cosa que le decía.

—No sabía... que podías llegar a sentir celos por mi —continuó, llevando una mano a su pecho casi con dramatismo. Ben volvió a suspirar, apretando los labios al verlo—, eso... de algún modo se siente bonito. —dijo, soltando una nerviosa carcajada—. Heh entonces si sólo estabas celoso, pudiste decirlo. —suspiró, notando que casi estaba sobre la isla, y se detuvo, volviendo a sentarse—. Creí que era algo malo...

—No estaba celoso. —reiteró el mayor, respirando profundo antes de volver a su postura, sosteniendo el mango de la taza para llevarla la misma hasta sus labios.

—Ya veo, no estoy... muy de acuerdo con e-expresar cariño o que algo te importa mediante celos —siguió hablando Bennett, paseando inquieto su mano tras su nuca, buscando de paso acomodarse el pelo y apartar la vista a otro lado que no sea el mayor, o terminaría perdiendo su chispita de valor—, porque siento que es extraño sentir desconfianza por algo que sabes que no es ni será así —se encogió de hombros, presionando sus labios, mientras inspiraba lento—, sobretodo si de ninguna manera dejaré que desconfiemos el uno del otro, pero...

—Te dije que no... —volvió a recalcar el pelicían, pretendiendo restar importancia al rostro absorto de Bennett, que volvía a jugar con sus dedos.

—Es un poco lindo que seas egoísta, quiero decir, p-porque ser egoísta no siempre es malo y... —cuando regresó la vista al mayor, su rostro cobró una tonalidad cálida al ver como el moreno le observaba, mostrandose calmado, pero ligeramente nervioso. Entonces, se sintió inquieto, pues había estado hablando bastante de eso—. Ay, n-no sé si estoy siendo claro, es que... sólo digo... qué eres lindo, y que no te preocupes, no importa si sientes celos, porque sólo me importas... t-tu. —murmuró, apretando los labios, mientras buscaba esconder la mirada.

—C-Como sea, te dije que no es eso... no estoy celoso, no lo estoy. —siguió negando tapándose la cara con una mano buscando relajarse, incluso si su mirada sólo denotaba lo acorralado que se sentía, por la forma alegre que Bennett le había visto, y por lo ansioso que se mostraba.

Bennett se mantuvo en silencio un buen rato tras asentir a lo dicho, y al terminar con rapidez el resto de su sándwich, sintió que no había pasado casi nada desde que sólo sonrió mostrándole una expresión apenada y contenta al mayor, pues a penas observó a Ben mantener silencio y haciendo muecas a ratos mientras llevaba cucharadas lentas del postre a su boca, supo que el ambiente no se había tornado raro ni denso a como se creyó previamente.

Finalmente, cuando no pudo aguantar más de ese silencio, se levantó casi al mismo tiempo en que el contrario dejaba la silla, sólo para acercarse queriendo decir algo. Congelado frente a la postura del contrario, con la mirada nerviosa y la cara roja a casi la altura del cuello del mayor, el pelivioláceo jadeó sorprendido una vez Ben elevó sus manos hasta posarlas sobre sus hombros, y luego las bajó hasta cerrar sus brazos alrededor de su espalda, apretujando el cuerpo de Bennett y hundiendo su rostro en el cuello de este.

Con la sorpresa encima y el calor acumulado en todo su rostro, Bennett sólo inspiró profundo disfrutando el fuerte aroma corporal de Ben mezclado con su perfume. Cerrando los ojos, y teniendo por fin el control nuevamente de su cuerpo, sonrió subiendo sus brazos por debajo de los ajenos, correspondiendo al gesto y dejando que la calidez lo relajara.

—Mmmh qué calentito estás~ —Bennett frotó su restro cerca del contrario, entrelazando sus dedos en la espalda del más alto, sintiendo que tras esa acción, Ben suspiraba cerca de su oído levantando la vista para mirarlo con el ceño fruncido y un tono distinto bañando la mitad de su rostro.

—Se me hace que estás satisfecho ahora ¿no? —habló Ben finalmente, a penas regulando el tono inquieto de su voz.

—S-Saber que te importo... incluso de ese modo —contestó el menor con un tono ansioso y animoso esta vez, sonriendo a penas se separaron, para seguido mirar al mayor a los ojos—, me hace sentir bien heh.

—No empieces a hablarme como nena con ese tono meloso, me da repelús. —dijo Ben, apartando la vista una vez Bennett se le acercó buscando volver a abrazarlo.

—Siempre intentas evadir todo fingiendo que te desagrada. —el más bajo hizo una mueca apretando los labios, empujándose hacia adelante para reposar su mejilla cerca del hombro ajeno, volviendo a rodear el torso del peliceleste.

—Ahh hazme el favor... de callarte ¿quieres?

Bennett decidió aprovechar ese momento de tranquilidad para mantener cercanía y exigir dd cierto modo, más afecto. Al cabo del paso de las horas, Ben se sintió inquieto de tantos animos relucientes en el menor, sobre todo al estar rodeado por los tres perros. Diciendo que podían verse mañana temprano para que Bennett lo suelte, al final sólo escuchó al menor refutar haciendo pucheros, repartiendo abrazos y vulnerabilidad.

—Mañana me iré antes del mediodía. —murmuró Bennett parpadeando con lentitud ante el sueño, y la calidad enorme que le rodeaba al tener el brazo del mayor alrededor suyo— William es... un gruñón y me termina presionando... para que me presente muchísimo antes -bostezó, respirando hondo al frotar uno de sus ojos-, así que quiero p-poder estar contigo incluso si no tienes nada que decirme ¿bien?

Cuando se encontraron ya cerca de las 2 am, con sus perros cómodos en sus camas y la cachorra -que se habia colado al cuarto de todos modos- dormida a los pies de la cama. Bennett casi sin pena pero inundado en nervios, se había adherido al torso ajeno y se abrazó allí con ganas.

—Bien, estoy aquí de todos modos. —respondió Ben, dirigiendo su mano hasta la cabellera del menor atada en una mal hecha coleta baja, dejando un par de pequeñas caricias, antes de suspirar— Ahora duérmete, es tarde para ti, se te nota muerto de sueño otra vez.

—Mmh p-pero tú también... te tienes que dormir.

—No tengo sueño.

—Al menos... abrázame bien. No va a darte sueño si ves vídeos en tu celular. —puchereó el pelimora, subiendo su vista al ligeramente iluminado rostro de Ben, quien aun tenía el móvil en su mano— Déjalo.

—No me digas... que hacer. —Ben apretó los labios, deslizando su vista de la pantalla, hasta toparse con los cansados e inquietos ojos bermellón del menor, quien hacía pucheros y buscaba ablandaro con caras bobas. Lo peor, era que de algún modo, no fue difícil que al rato dejase el móvil en la mesita de noche— Huh bien, deja de pegarte tanto para que puedas permitirme acomodarme mejor.

—Heh b-bien...

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Hola hola hola!! UvU ¿Qué tal están?

Recuerdo que había preguntado cuanto tardaban en leerse un cap, y aunque traté, cuando me doy cuenta noto que el cap es un tanto largo. Así que tómenlo como una compensación por la ausencia jsjsj

Igual lamento no haber actualizado antes, en realidad no tenía idea, ni ganas, ni comodidad para escribir algo aquí. Pero ya ando con un poco más de ganas y calma para empezar a escribir y traer aunque sea un cap cada semana por medio si es que puede ÚvÙ)9

No sé ustedes, pero a pesar de que es un cambio normal y evolutivo no es tan drástico de Ben, escribirlo siendo más amable y menos borde que de costumbre me sigue sabiendo rarito jsjskbslab¿

Siento que a veces generalizo tanto la idea de lo que es "acción y drama" que se me olvida que la acción silenciosa y el drama interno también son parte de eso, y que en realidad en esta historia los grandes eventos o tonterías exageradas tipo telenovela no le vienen para nada, aun si a veces me resulta interesante.

Así que, espero que se disfrute aun si lo más dramático que tengo hasta ahora en la historia es a Jeremy siendo Jeremy y a Bennett chillándole a los perros sjdh

En fin, agradezco que hayan leído, espero que les haya gustado este cap. No olviden votar y comentar que tal uvu
Nos estamos leyendo próximamente tanto aquí como en las próximas actualizaciones de mis demás historias^^
Bye.

                  「NiakuTan」

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