•°~°Capítulo 60°~°•

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Bennett se había estado portando bien al salir, de eso estaba seguro; su brazo sólo sujetaba el brazo de Ben, su cara estaba al menos a una distancia considerable de la contraria cuando no estaban solos, y su atención estaba al frente. Sólo caminar, no podía llegar a hacer más cuando en realidad disfrutaba de sus salidas.

Terminar el mes y concentrarse en el resto del trabajo era molesto y atareado; sus perros habían salido poco debido al frío y dormían más al estar cálidos en casa, por lo que su energía había estado destruyéndose principalmente en Ben y el trabajo.

Nada estaba yendo mal, pasada su segunda semana de noviazgo Bennett podía hacerse la idea de que en realidad todo lo que antes había pasado ¡de verdad, sí que había pasado! Una parte suya no notaba la gran diferencia entre el trato común y el trato afectivo natural de Ben, pero la otra ya lo había considerado demasiado satisfactorio. Ben como novio era... una persona completamente diferente, quizá era aterrador recibir un beso en lugar de una queja después de invadir el espacio ajeno, pero también era lindo que Ben estuviese dispuesto a preparar la cena para él, a cambio de que dejase de hablar cada cinco minutos.

Entonces, si lo pensaba con más atención, Bennett sentía que había sido demasiado caprichoso y descuidado desde entonces. Talvez ese no era un problema a gran escala para ninguno de los dos una vez que Ben parecía acostumbrarse; mas al comprendrlo, Bennett estuvo apenado por no haber puesto los pies en la tierra cuando se lo habían dicho. Actuando como si no conociera las consecuencias de la exposición.

—Oh, cielos... —dijo Bennett, se mordió las uñas una vez dejó el celular sobre la mesita de centro— pero... p-pero... —lloriqueó, antes de taparse la cara con las manos, consiguiendo que tras esto, sus perros soltaran un ladrido y se acercaran a él.

Bennett chilló en cuanto su mano recibió una lamida de consuelo por parte de su can más enérgico, entonces reposó su espalda en la base del sofá, para permitirles a sus dos compañeros se empujarse contra él y frotarse a sus costados, antes de presionarse encima suyo y le picotearan encima de su pecho con las patas y nariz.

«De verdad me porté bien, esto es una tontería», Bennett volvió a estirarse para coger el móvil, miró la pantalla apagada y titubeó un poco antes de alzar el celular sobre su rostro y desbloquarlo, allí volvió a la misma página de inicio, ojeando las tonterías que habían y volviendo a morder su labio cuando encontró el mismo post al deslizar en la red: había una foto, de ellos, juntos, muy cerca, más que cerca.

Allí podía verse a si mismo sosteniendo del cuello del abrigo de un bien calmo peli-calipso, esa misma mano se empujaba además en el pecho del moreno de piel, mientras podía ver su cuerpo en proclive hacia el contrario, lo suficiente para que la poca diferencia de estatura entre ambos, pareciese nula en la misma toma. Su vista viajó desde esa misma cercana posición, hasta toparse de lleno con el centro de sus nervios: su cabeza inclinada hacia un lado, el contraste de sus pieles salpicada por el tono rojo debido al frío, el pelo a penas estorbando a los lados, sus labios cerca, empujándose en un beso simple y notorio, los ojos cerrados, la toma a penas siendo precisa, pero más que suficiente.

Bennett volvió a morderse las uñas lleno de temor ante la idea problemática que esto le traía.

Sus manos estaban inquietas cada qué se ponía a pensar en ello, no tenía por donde perderse si hacía memoria, lo cual lo alteraba más. No sólo veía la misma imagen cada cierto momento, sino que en algunos otros post, eran más a parte de esa, pero no eran fotos nuevas, algunas antiguas que estaban allí para complementar a la primera. Estaba claro, muchas cosas estaban mal escritas y la mitad de los comentarios no eran de hecho negativos, lo cual era sorprendente si consideraba las circunstancias, pero eso no quitaba que la imagen estaba allí, claramente por su culpa.

Inspiró profundo, agradeciendo y detestando el hecho de que solía utilizar el aparato en silencio, pues las notificaciones molestas no lo habían bombardeado durante la noche y el resto de la mañana; sin embargo, haberse enterado antes le hubiese dado tiempo para idear una forma de hacerse cargo.

Incluso siendo así, Bennett estaba más intranquilo ante la idea de no haber recibido un solo mensaje de Ben, al menos no desde el último ❝Buenas noches❞, que este le había enviado poco antes de las 12 am, a lo cual él respondió un: ❝Sí, buenas noches Ü❞, asumiento que el día de por si había sido agotador para ambos, que no tenía sentido insistir en ir, pues sus bebés ya estaban dormidos, y él estaba cansado.

Le envió un par de mensajes hace un par de minutos asumiendo que ya estaría despierto, pero Ben no los había leído y eso le preocupaba más que el resto.

Bennett ya estaba enterado de que incluso hasta el día de hoy, la vida amorosa de alguien mínimamente importante era un poco más interesante que cualquier otra cosa tonta y escandalosa que se pudiera hacer, no sobrepasaba a un artículo prominente políticamente correcto o inmoral, pero estaba entre esos tipos de temas, que al parecer le gustaba más a la gente, pues a pesar de todo, su sorpresa fue más que nada por el hecho de que a pocos les importaba ver a dos hombres juntos, sino que la atención de las criticas estaban en el trasfondo y en la idea de armar una historia ficticia detrás: lo que hacía ver a toda su inquietud inicial como una broma.

Seguía sin ser mejor, porque eso sólo lograba avivar la chispa y era allí en que la información se disparaba de un lado a otro hasta hacerse un chisme público: tan sólo bastaba un título ridículo y barato, adjuntado un archivo, y la gente llegaba como abejas a la miel, buscando que decir ante el material, tratando de desmentirlo o verificarlo. Viéndolo de ese modo, Bennett perfectamente sería alguien más del montón curioseando sólo porque si, sobre todo si se trataba de él, para reírse o disfrutar sus propias tonterías en internet al tener bastante cercanía con su comunidad de fanáticos.

Suspiró, incluso si era así, esto ya no era solo un problema suyo, ni mucho menos una tontería.

Antes de que su nerviosismo se transformara en pánico, recibió un par de mensajes; pareció que todos se habían puesto de acuerdo para llamarlo al mismo tiempo, porque luego tuvo que elegir entre su amable director y su jefe, algunos otros que no le importaban, o Jeremy, a quien le contestó antes de pensarlo bien.

—¡Amigo! —La voz refrenada del peli-cobrizo hizo a Bennett apretar los labios ante el ruido horrible de la mala señal— ¡¿Ya checaste las fotos?! Es que... ¡Oh! ¿Cómo? Hah no quiero decirte esto, pero ya ves, te dije que te portaras bien y no hicieras esas cosas gays tuyas en público si no querías chisme. Ay, amigo, no ha pasado ni un día desde que empezó el chisme y ya es tan...

—Jeremy... —a penas contestó Bennett en medio de toda esa palabrería, logrando que su tono apenado hiciera al mayor callarse.

—Mi amigo, entonces si que los viste... —el fotógrafo se tomó un respiro. Bennett sólo se quejó—. Bien, pero no te preocupes, tu buen hermano Jeremy ya se puso al día, si dicen chisme, pues allí ando yo, ya ves. —habló con orgullo, y aunque el menor no lo podía ver, supo que se estaría dando palmaditas en el pecho—. Bien, que me desperté ahí bien normal y como lo primero que hago luego de existir es mirar internet cuando tengo, pues mero me enteré de golpe, entonces quedé como «¡¿Quééé?!» cuando leí que eres todo un tema ¿sabes? Pero no sólo un tema, sino un graaan tema, es sorprendente.

Bennett ni siquiera dijo algo cuando el pecoso siguió hablando sin parar, al parecer más informado de todo el contexto que lo que sabía él mismo, pero incluso estando al tanto de que la fuente principal no era ninguna especie de conspiración maliciosa, seguía sin ser algo agradable de ver en un momento así. No era algo fácil de aclarar y desmentir como el resto de tontos rumores que se esparcieron antes, una foto en la que dos compañeros caminaban juntos, no era en absoluto igual a donde invadir el espacio ajeno se quedaba corto ante esto.

Incluso volviendo hasta ese momento en específico, Bennett sólo podía sentirse más nervioso que nunca, era la primera vez en que una foto suya lo ponía tan inquieto, ni siquiera podía disfrutar del resto de cosas porque toda su preocupación sólo estaba centrada en el hecho de que la reacción de Ben sería sobresaliente sin duda, y no quería que algo como esto los alejara, no cuando le había costado tanto.

—Sí, debí hacerte caso. —Bennett apretó los labios, a penas conciente de su tono de voz bastante inquieto y nervioso.

—Ya, si ya está hecho, no sirve de nada echarse la culpa —le dijo Jeremy casi con un tono más suave de voz, aunque no era que pudiese hacer mucho al respecto cuando incluso hablando con seriedad, el chico que tenía por amigo no parecía tomárselo tan en serio—. Lo que queda es hacerse cargo antes de que se vuelva más grande ¿no hablaste con tu representante o algo?

—Mmh no...

Tras decir esto, escuchó a Jeremy resoplar con cierta obviedad, luego de un par de quejidos y suspiros, el mayor volvió a hablar con un tono más esforzado y suave.

—Amigo, tú nunca hablas con nadie cuando te metes en problemas ¿cómo es que sobrevives así? —le dijo con desconcierto— ¿Quién se hace cargo de ti ahora o cómo es que haces las cosas? Porque de primera mano sé que no es fácil hacerse cargo de ti; quiero decir, es que... no entiendo nada. Tu vida ya es muy complicada.

Bennett gimió inquieto mientras pensaba en ello, mordió su labio y buscó más apoyo en sus dos perros. Al pensar en ello de pronto notaba que desde que se había «independizado», las cosas no siempre le salieron como quiso, más que el propio espacio que tenía para si mismo y para sus perros: salía cuando quería y si algo que hacía no era adecuado o bueno para su imagen, lo reprendían y él se encogía de hombros, hacía una mueca y luego llegaba a un acuerdo que básicamente lo incluía a él acostado en su sofá viendo tele junto a sus perros, mientras los demás se encargan del resto.

Había funcionado al menos medio año, luego tuvo que aprender a hablar en televisión como corresponde y después a ser lindo, porque la gente empatizaba con las personas bonitas.

—Lo mismo de siempre, supongo. Sólo... me dicen que debo hacer si es algo difícil, aunque al final alguien más las resuelve por mi y luego me avisan por si debo hacer aclaraciones... —respondió haciendo mejor memoria de todas las veces en que se portaba «mal» y debía hacer algo, pero ciertamente no estaba acostumbrado a guiarse por esas áreas que no lo incluyeran a él con su guitarra— Sí, algo así, no lo sé. Es que nunca tengo problemas tan serios...

Jeremy volvió a chillar con sorpresa, resopló al teléfono y consiguió un ruido feísimo el cual Bennett regresó haciendo pitar el audífono.

—Wow, sigues siendo el niño cómodo que conozco, eres una ternura. —el peli-cobrizo rió unos segundos, tomando un respiro después— Pero mira, no me malentiendas, no creo que sea bueno que vivas así, digo, no puedes hacer las cosas así todo el tiempo. —, esta vez, el mayor usó un tono más firme y menos agudo que antes— Llegará un momento en que debas evitar o hacer algo que no quieres para disque cuidar tu imagen, y sé que eso no te gusta. Deberías ser más consciente de ti mismo y resolver tus propios problemas, o mejor, sólo evitarlos ¿no te parece?

—Eso creo, sí, supongo que debo tomarlo más en cuenta. —Bennett se inclinó hacia un lado, pegándose más el móvil al oído. Suspiró inquieto, volviendo su vista hasta sus dos perros, quienes se frotaban a su lado— Pero, es que...

—Ya, tampoco es el fin del mundo —voceó Jeremy casi con una risa— Mira, en este caso, no creo que negarlo todo sea lo mejor... digo, cómo buen seguidor de los chismes de farándula, te puedo decir que ya sabemos más, además es tan obvio tomando en cuenta que llevan filtradas fotos de ustedes hace rato.

—Mmh, lo sé...

Por supuesto que su primera opción había sido dejar de esconderse buscando eliminar algo que se volvía una evidencia bastante fuerte, donde la historia detrás sólo creaba discusiones pasajeras que cada vez cobraban menos o más sentido conforme cambiaban los tipos de visiones, donde su nombre estaba ligado a malos entendidos y su imagen puesta como una rareza liada entre tanta confusión.

A Bennett seguía pareciéndole que el poder de la gente en internet era algo sorprendente, ni bien habían pasado un par de horas y su cara estaba en todos lados, si bien su visión de la situación no lo estaba afectando en gran medida, estaba seguro de que para Ben esto no sería igual de suave; ya de por si, el pelicían había estado envuelto en rumores por varios meses debido al tema de su ruptura con Margaret, lo cual desencadenó montones de chismes de los cuales hablar, siendo reemplazados por la controversia que generó Melisa y la demanda por difamación, hasta dejar olvidado el hecho de que Ben y Margaret estaban separados.

Las cosas ya no apuntaban hacia esa dirección, por lo que Ben se veía envuelto entre un chisme tan tonto, que incluso si así era, lo hacía quedar como un insensible al haberse visto discutiendo en varias ocasiones con su ex afuera del estudio hace unas semanas, para luego verse envuelto en su supuesto romance con su mejor amigo. Bennett podría restarle importancia, sino fuera porque toda la parte negativa se la estaba llevando Ben, a pesar de que quien había sido impulsivo era él en su lugar.

Volvió a mirar a sus perros, buscando un poco de cariño antes de chillar al teléfono, consiguiendo un suspiro de parte del contrario.

—Escucha, lo que más necesitas es una dosis de realidad, mi amigo. Tienes que tener presente que eres una figura pública y que ahora tienes un novio que ya de por si tuvo un historial estos últimos meses, dónde tú también estuviste medio mezclado. —. Escuchó decir a Jeremy, con ese clasico ánimo suyo, el cual hizo al peli-mora volver a respirar con cierta calma, menos inquieto—. Ahora, súmale a eso, que esto no se trata solo de ti, y que por un lado tienes una foto de ustedes dos juntos y por el otro... chisme, chisme, mucho chisme, te digo.

—Entiendo... —Bennett presionó sus labios, dejando largas caricias en las cabezas de sus perros, hasta girar la vista al techo.

Apartó el móvil de su oído y se dedicó a ojear los mensajes recientes, tenía un par de llamadas pérdidas y mensajes que no decían mucho, pero aún nada de Ben. Estaba comenzando a impacientarse cada vez más, mirando la hora, borrando correos y muriendo de curiosidad por leer las cosas escandaloras que decía la gente, uniendo todas las imágenes que habían de ellos, pero Bennett de momento sólo quería leer las cosas bonitas llenas de emoticonos y brillitos que decían sobre eso, era mejor que los «bla bla gay» recurrentes pero poco importantes que veía.

—¿Hola, sigues ahí? ¿Te moriste? —. Volvió a concentrar su atención en la voz del mayor, oyendo balbucear y repetir preguntas cada vez más trágicas que otras.

—Estoy aquí —respondió, con la voz cansada.

—¿El Benjamín no te llamó todavía? —inquirió rápidamente, intuyendo que ese tono deprimido se debía a que aún no había hablado con el peli-calipso.

—No...

—¿Lo llamaste?

—No...

—Ay pues, ustedes dos son lentos cuando quieren —dijo Jeremy luego de una pausa— Habla con él y resuelvan esto entre ustedes primero, creo que es lo más obvio ¿no?

—Uh, de acuerdo, sí —asintió, aunque sabía que el contrario no podía verlo, sin embargo, pensar en todo eso mientras el peli-cobrizo le hablaba, en realidad le estaba aliviando bastante—. Tienes razón...

—¡Ya estamos entonces! —le chilló al oído, consiguiendo un quejido por parte del oji-carmín debido al ruido— Te hablo cuando vuelva a recargar el saldo, me tengo que ir. Pero volveré, eh~

—Bien, hasta luego. —Bennett sonrió, volviendo a asentir por reflejo. Escuchó al mayor volver a hablar de algo que no entendió bien, antes de despedirse también.

A penas dejó caer el móvil en la superficie del sofá, Bennett miró a sus perros y luego respiró profundo, dejándose caer sobre el lomo de Matthiew mientras Alan se enroscaba a su lado y le aplastaba las patas sobre el estómago. Se encontró pensantivo e inquieto ante la sola idea de que esto afectase su relación, Ben era demasiado apegado a su imagen, mientras que él se olvidaba que tenía una reputación que cuidar, sino hasta que algo malo pasaba.

Volvió a sentarse en el suelo asustando a sus perros en el proceso, tomó el móvil y con el tacto buscó alguna prenda abrigadora por encima del sofá, mientras se disponía a levantarse del todo, dispuesto a ir a ver al oji-verde de una vez. Allí de pronto en la pantalla de inicio vio un mensaje de hace unos segundos: ❝Hey, Bennett❞, sus ojos se iluminaron y se apresuró a responder rápidamente con una carita llorando, hasta que llegaron otro par de mensajes, sin embargo, sus manos temblaron cuando leyó un: ❝Creo que tenemos que hablar...❞, y entonces tiritó todavía más.

Miró por última vez la hora antes de pasar el brazo por el abrigo, se lo puso a la rápida y salió corriendo del departamento después de haberles dejado una caricia a sus bebés.

•[▪]•

Ben se encontró en absoluto sorprendido cuando lo primero que apreció al despertar fue una montaña de mensajes tapada por montones de notificaciones. Al principio ignoró por completo la mayoría de aquellos comentarios iniciales, molestias sin sentido y llamadas perdidas de contactos que ya de por si tenía mandados a buzón; no fue sino hasta que terminó de alistarse, en que se concentró más en el contenido de aquello que tenía a su móvil sonando sin descanso, encontrándose por supuesto con esa imagen que al instante le hizo fruncir el ceño, no sólo por su contenido, sino porque esto tenía que ser una maldita broma.

«Tan temprano y ya están jodiendo». Pensó tras mirar la hora y llevarse la mano a la frente, con fastidio y decidido a recibir por fin una de las primeras llamadas que le llegaron luego, lo que lo tuvo varios minutos pegado al celular.

Luego de ganarse unos buenos empujones por parte de una ruda y emocionada cachorra que lo esperaba en la cocina junto a su plato, exigiendo comida, Ben sólo pensó en cómo iba a lidiar con esto antes de que se convirtiese en un problema, sobre todo, porque tras acabar de poner en orden un par de cosas con el llorón de Mike y su representante, al borrar toda la mierda que tapaba su pantalla, se encontró con varios mensajes de Bennett, que no decían mucho la verdad, si eran puras caritas tristes y signos de pregunta.

Pensando que el pobre chico estaría lloriqueando, se apresuró a responder de inmediato, recibiendo a los segundos otra extraña «carita llorando» y un par de mensajes más. Sólo le preguntó cómo estaba y Bennett volvió a contestar con un emoticono raro, hasta que el oji-verde sólo pensó en ir al grano, escribiendo que debían hablar sobre eso.

Se dispuso a preparar un poco de café mientras presionaba el móvil contra su oído esperando que el peli-mora contestase, pero no habían pasado ni cinco minutos, hasta que entendió que la razón del porqué el chico no le contestaba, era porque ya estaba aquí.

Tomó un respiro aproximándose a la puerta, al abrirla encontró allí a un tembloroso y como siempre mal arreglado peli-violeta, que a penas estaba sujetándose del filo de la puerta mientras le hacía un gesto para que lo dejara recuperar el aliento primero.

Ben rodó los ojos al verlo ser tan terco, existían los ascensores e incluso si no, correr escaleras arriba tan temprano era demasiado para un chico que a penas aguantaba subir hasta tres pisos a pie.

—¿Ya terminaste? —preguntó cruzado de brazos, al hacerlo Bennett levantó la vista y apretó los labios reprimiendo un gesto lloroso, antes de asentir—. De acuerdo, ya entra.

—Mmh.

Bennett volvió a asentir mientras daba pasos lentos para entrar, Ben cerró la puerta y le permitió unos momentos antes de que el oji-carmín volviera a respirar hondo y temblara ante la aproximación del mayor, quien se le había acercado sólo para acomodarle el cabello que le tapaba la cara.

Después de haberlo escuchado balbucear un par de palabras que no entendió ni pudo relacionar entre si, el más alto lo sujetó por los hombros y esperó a que el peli-mora dejase ya de evitar mirarlo. Incluso por muy fastidioso que pudiera ser, Ben ya se había acostumbrado a esto: un Bennett penoso sintiéndose culpable por algo totalmente natural, ya era común, así que le tocaba volver a agarrar paciencia y apresurarse a hacer algo, porque tampoco es que fuese la persona más calmada del mundo.

—¿Qué pasa contigo? —Ben suspiró una vez más, presionando sus palmas ahora en los brazos del menor. Pudo ver los labios de Bennett presionarse hacia abajo y tiritar, buscando decir algo, mientras sus delgadas cejas se agachaban— No creo que esto de verdad te afecte tanto, yo me haré-

Antes de poder seguir hablando, se vio interrumpido por un rápido movimiento por parte del menor, quien le empujaba las manos contra el pecho, dejando caer su cabeza hasta presionarle la frente cerca del hombro, frotándose contra él como un perro arrepentido, chillando:

—¡Espera, aún no termines conmigo! —. Ante el acercamiento el mayor alzó una ceja y reposó sus manos en la espalda del más bajo, que seguía farfullando alguna que otra cosa tonta—. Mira, sé que estás enojado, p-pero... pero de verdad no era mi intención, es que... bueno, quizá si es mi culpa, pero...

Enseguida Ben frunció el ceño lleno de disgusto, siquiera prestando atención a lo que sea que siguiese diciendo el menor para explicarle la razón del porqué estaba tan pegajoso y más nervioso que cuando llegó, ya siquiera lloriqueando en serio. Tomó un respiro largo, dándose el tiempo para esperar a que Bennett dejase de ser dramático y le permitiera volver a hablar.

—¿De qué estás hablando? —quiso saber por fin, volviendo a presionar sus palmas en los hombros de la chaqueta de lana mal puesta que traía el menor, consiguiendo de nuevo una especie de puchero y una mirada ansiosa— ¿Cuándo dije eso?

—Bueno, dijiste: «Tenemos que hablar», naturalmente es malo ¿no? —Bennett dejó escapar una risita nerviosa mientras sentía las manos del mayor subirle las mangas de su chaleco y ordenar el cuello de lana del mismo, tan tranquilo que la forma rígida en que este le miraba se volvía confusa— ¿No?

—No seas tonto ¿qué acaso no lees los mensajes completos o qué? —Ben le reprendió, el menor ladeó la cabeza, dando a entender que no tenía idea, ante eso, el mayor tomó el móvil que ya de por si estaba siendo un fastidio suena y suena sobre la isla de la cocina, y lo alzó aprovechando que estaba en el contecto de Bennett, quien al mirar de cerca, abrió la boca y luego se encogió de hombros. Ben chasqueó la lengua—. Iba a llamarte y sólo apareciste aquí haciendo escándalo.

Sintiéndose completamente tonto, Bennett dejó que el mayor le entregase el móvil mientras lo oía suspirar y acomodarse el pelo, para ir a atender la cafetera. El oji-rubí mordió su labio inferior apenado por haberse visto tan impulsivo, aunque eso aliviaba en gran parte su inquietud, al menos no era un problema como tal, y Ben no le había hablado para terminar.

❝Creo que tenemos que hablar sobre esa foto ¿no? No estoy enojado, por si vas a preguntar, pero como sea❞.
❝Voy a llamarte❞. a las 8:47 am.

Leerlo así tenía sentido, él siquiera terminó de leer el mensaje y entró en pánico creyendo que Ben iba a molestarse muchísimo por esto. Su cuerpo se calmó creando olas de calor y pequeños escalofríos, sus pensamientos estaban más despejados de pronto, por lo que sólo se aproximó hasta donde estaba el peli-calipso preparando otra taza de café, y dejó el celular sobre la encimera, para acercarse a penas hasta quedar a su lado.

—Oh... —Bennett sonrió, observando como a parte Ben sacaba un par de panes de la tostadora— ¿entonces no ibas a terminar conmigo?

—No, tonto, una estúpida foto no me va a hacer terminar contigo, no soy tan mierda tampoco ¿por quién me tomas? —el moreno se dio el tiempo de tomar un respiro y volver la vista hasta el menor, quien se encontraba presionando las manos sobre la encimera, con una mirada de cordero que lo hizo apartar la vista.

—Huh no quería decir eso, es que... estaba muy nervioso. No te enojes. —Bennett se encogió en su sitio, casi sin quitar la vista del tranquilo pero serio peliturquesa que hacía muecas cada que se acercaba más a él.

—Ya, no estoy enojado. Podemos hablar con más calma de esto luego, por ahora deja de ser raro y toma. —le extendió con cuidado la taza de café y luego le hizo un gesto para que se sentara— Con lo descuidado que eres, asumo que siquiera desayunaste.

—Mmh no, bueno... —Bennett suspiró embobado por completo al mirar al mayor otra vez, una vez este se relajó y le permitió sostener la taza entre sus manos cubiertas por las mangas del abrigo, para seguido sentir como un rico aroma dulzón se mezclaba entre el aroma tostado del pan con mantequilla que Ben había puesto frente a él—. Oh, gracias, qué amable eres.

—Sí, sí, come primero.

Bennett asintió, levantó el pan para darle una mordida, la mantequilla se derretía lento sobre la tostada y poco a poco dejaba de verse, aunque el sabor seguía allí, pero no era suficiente.

—¿Puedo tener más mantequilla?

—Me parece que ya tiene bastante encima. —, ignorando el gesto añinado que Bennett hizo cuando le contestó, Ben le agregó más azúcar a su café y se sentó a un lado del menor, quien lo miró por unos segundos antes de enseñarle su tostada.

—Mmh pero... ya no se ve —siseó dándole otra mordida, la cantidad prolija de mantequilla seguía caliente y el pan igual de crujiente, y hacía ruido, así que cada que mordía con fuerza a modo de protesta, Ben fruncía el ceño dejando su tostada con mermelada para pasar a beber café.

—¿Qué más quieres? —el mayor lo miró con reproche, Bennett se sobresaltó y masticó mas lento, sólo enseñando su tostada a medio comer y el pan húmedo con el agregado derretido encima, Ben apretó los labios— Es una cantidad suficiente para que no mueras, considerando esa salud de porquería que tienes. Aún tienes otra tostada, así que no la comas tan rápido.

Bennett miró su plato, el pan restante usaba casi toda la superficie, aún estaba emanando un rico olor a mantequilla y era lo bastante grueso como para que lo viese contundente, miró su mano y aunque sus mordidas no eran grandes, ya se había acabado casi por completo el pan. Terminó de masticar y mientras sostenía la taza con café entre sus manos cuiertas por las mangas del suéter, hizo una mueca lastimera, bebiendo un sorbo.

—Las pude haber juntado... —miró su plato con pena, antes de volver la vista al moreno, que lo miraba con la misma extrañeza de siempre— eh... mmh, bueno ¿no puedo tener otra tostada entonces?

—No.

—¿Por qué no?

—No es saludable. —Ben se encogió de hombros.

El pelimora ladeó la cabeza pensativo, él no solía desayunar a menudo a menos que fuese algo de camino al estudio cuando debía levantarse más temprano, y por lo usual, compraba cuanta cosa pudiera comer, en su mayoría sándwiches y cosas pequeñas.

Sabía que su alimentación no era muy buena, pero tampoco era la peor, pues nunca había llegado a tener problemas aparte de su pésima resistencia física, aunque simplemente era flojo para ciertas áreas, subir escaleras era uno de sus principales enemigos, pero estaba seguro de que no moriría por algo así.

Entonces terminó lo poco y nada que le quedaba de su primer pan, y volvió a rodear la taza calentita con café, mientras pensaba en ello. Ben se había estado preocupando por él, quizá no lo decía de forma directa ni se dejaba tan en evidencia como él, pero eso era algo lindo de notar ahora: el simple hecho de estar incluido en su desayuno ya era más que suficiente para hacerlo sentir bien, así que lo tomaría en cuenta.

—Bueno. —asintió de pronto, Ben a su lado hizo una mueca viéndolo como un bicho raro luego de haber respondido casi un minuto después, pero no le importó. Incluso su café era más liviano y menos dulce, Bennett apreciaba los detalles— ¡Qué lindo!

—¿Mmh?

—¡Eh! Esto es lindo, muy lindo ¡súper lindo! Me cuidas, uh, en serio me cuidas... es tan bueno. —chilló cuando se mantuvo por un rato con la taza cerca de sus labios, sonriendo.

—Uh, lo que sea. Sólo cállate por un rato ¿si?

•[▪]•

No pasó mucho hasta que el mismo tema demandase más atención de la que les gustaría, Bennett ni siquiera había traído su celular por lo que finalmente fue Ben quien se encargó de recibir llamadas que el siempre perdido guitarrista nunca contestaba. En el fondo el peli-púrpura estaba avergonzado de su falta de preocupación debido al asunto, pero de algún modo también se sentía muy agradecido de lo calmado que se veía Ben ante esto, junto con lo muy buen hablador que era el moreno, excusándolo mientras se encargaba de ir checando el alboroto que esto había generado en sus redes sociales.

Así hasta que llegó el medio día y les permitieron el día libre para evitar más drama del necesario; con lo muy acostumbrado que estaba Ben a lidiar con esta clase de problemas, sabía que no se iba a generar mayor repercusión si no alimentaban la llama y no eran, sobre todo, impulsivos: ante eso, Ben prefería hacerse cargo a su tiempo, sino es que rápido.

Su problema, sin embargo, abarcaba en el hecho de que su relación con Bennett no era pública -lo cual era un tema muy importante-, junto con que su sexualidad y vida privada estaban siendo cuestionadas abiertamente como si fueran un tema de discusión abierta. Sobre todo, de que todo aquello por lo que estuvo trabajando para crear una imagen que lo hacía «Ben» ante las cámaras, de pronto se veía criticada y ridícula: ese era un problema para él.

Esta era una mierda frustrante y era más frustante que incluso tras haber discutido el tema con Bennett, este volviese a estar callado y quieto, a penas reposando la espalda en la pared mientras veía a la pequeña Isabella juguetear con su propia cola. El pelicían veía al chico presionar los labios entregándole cada cierto tiempo una mirada fugaz y temerosa, frotaba las manos y terminaba dibujando líneas imaginarias con la punta del pie en el suelo.

En el fondo Ben lo sabía, incluso si no le decía nada al respecto para evitar que el chico sintiera que la exposición causaría conflicto entre ambos, estaba al tanto de que sus expresiones tendían a mostrarse mucho más cuando estas enseñaban emociones duras e indiferentes; no iba a negar que si estaba molesto por tener que responder a un problema como tal, pero comprendiendo que Bennett pensaba que era una molestia, Ben volvió a torcer los labios con fastidio, al saber que primero debía aclarar -más de lo que ya había hecho- las cosas con el menor.

De ese modo el peli-calipso tuvo la oportunidad de admirar la figura nerviosa del chico, parado y tranquilo con la vista sobre la juguetona canina. La postura ansiosa que había adoptado le traía recuerdos de todas aquellas veces en que el chico había venido a invadir su departamento sin previo aviso; pareciendo en su momento, prudente y apenado por venir a verlo.

Cuando lo vio removerse en su sitio, jugueteando con sus dedos y haciendo uno que otro sonidito con los labios, Ben volvió a hacer una mueca: si notaba como el pobre venía desde hace rato queriendo abrir la boca, quizá para preguntar por algo que eliminara el silencio o tan sólo para hablarle de trivialidades en búsqueda por apaciguar el ambiente que se había formado antes y que era obvio que lo tenía muy ansioso.

Cuando Bennett volvió a enfocar con atención la sala y a la pequeña ya saltando sobre la alfombra, pudo ver al instante como Ben dejaba escapar un suspiro lleno de agobio, desplazando su mano hasta su cabeza, para reordenar el fleco abierto de su cabello y mantenerse entre esa mata celestina de cabello por un par de segundos. Al levantarse, Ben le dedicó un par de miradas, fijas y centradas, sin reprimendas, sin molestia y con total serenidad, y en el momento en que menor creyó que obtendría una sonrisa de consuelo, el oji-verde frunció el ceño y se aproximó hasta donde estaba, aterrizando sus palmas sobre los hombros del pelimalva.

—De acuerdo... —Ben se encontraba lo bastante centrado como para que, a pesar de su estado de ánimo tan molesto, su tono de voz no dejase relucir nada de ello: sonando cálido pero siempre tildando a aquel tono suyo que denotaba seriedad.

Con la distancia acortada entre los dos, el menor se encontraba aún más nervioso e inquieto que antes, pero era mucho más agradable que hace unos momentos. Ben le ojeó sin cuidado, con esa forma suya tan lenta y directa de decirle algo que él ciertamente no lograba captar, al ser que estaba bastante complacido por la forma tan suave en que, de pronto, las manos de Ben subieron con lentitud hasta presionarlo de las mejillas, con suavidad.

—¿Hmm? —Bennett estaba algo desorientado, sólo quería concentrarse en lo agradables que se sentían las manos ajenas sobre su rostro, en esos pulgares presionando a ratos sus mejillas y en la forma tan profunda en que sentía la mirada verdosa del mayor encontrándose con la suya.

—No estoy molesto, no contigo ¿bien? —aclaró, poniendo bastante de si para no lucir inquieto ante la mirada completamente ida del peli-violeta, quien dejó de mostrarse ansioso para sonreír en su lugar, inclinando la cabeza a un lado.

—Mmh bueno... —asintió, luego deslizó sus manos por el pecho ajeno, hasta subirlas a los hombros del moreno— bien.

—Debes estar enterado: me desagrada bastante responder estupideces acerca de mi vida privada —mencionó Ben, acunando el rostro calido del otro. Dejó un toquecito cerca de sus labios y tomó un respiro—, pero no es nada que no pueda manejar. Lo que me complica eres tú... sé que no eres conciente de muchas cosas, y que menos te gusta esconder las cosas.

—Huh, sí, pero...

Bennett se encogió de hombros al oírlo, ya habían hablado acerca de esto pasadas las horas. Le costó mucho siquiera proponerse hablar bien, cuando Ben sólo soltó que la razón principal del porqué estaba molesto, se centraba en que aún era difícil para él exponerse de esa forma, teniendo que aceptar el cambio enorme que significaba llegar a anunciar que estaba saliendo con otro hombre, pero sobre todo, se encargó de especificarle que su relación no era algo de lo cual se avergonzara, ni menos algo que no quisiera demostrar a su debido tiempo.

Bennett se había sentido muy tranquilo al escucharlo, pues lo entendía muy bien, sobre todo porque esa fue la primera pregunta que le hizo a Ben y este había fruncido el ceño, pero le contestó sin duda alguna.

Sin embargo, la idea de que esto ya fuese una complicación para el pelicían, tomando en cuenta su reputación, le hacía sentir más nervioso de lo que pensó. Ambos eran muy diferentes en ese sentido: mientras él había aceptado con calma su atracción y su relación, dispuesto a presumirlo con orgullo si llegaba el momento, Ben por otro lado ocupó un tiempo para a penas aceptarse antes de aceptarlo a él, sin mencionar que la imagen pública que imponía le era algo muy importante.

Bennett no quería ser negativo con respecto a eso, aunque era bastante complicado para él. Su vista se fijó a un lado, llena de nervios e inquietud.

—Carajo, antes de poner esa cara, déjame terminar ¿quieres? —. Ben le trajo de vuelta de sus pensamientos, dándole un toquecito en la cabeza, antes de presionarlo contra si, mientras lo envolvía en un extraño pero efectivo abrazo.

—Lo siento... —A penas sintió los brazos del mayor, Bennett se dejó estar y reposó su rostro lo más cerca que pudo del cuello del moreno, bajando los brazos hasta presionar las palmas en la espalda del oji-verde.

—No quiero que te confundas ni pienses que no me importas, porque sabes que lo haces. —comenzó a hablar, su tono era suave pero certero— Sólo no quiero hacer pública la relación que tengo contigo de esta forma.

Bennett respiró profundo tras asentir, si lo pensaba de ese modo, incluso si una parte suya esperaba poder tener la libertad de demostrar afecto sin el temor a generar consecuencias como las actuales, él tampoco quería verse forzado a aclararlo todo de modo que sólo lo hicieran para salir del embrollo que había creado la exposición.

—Bueno, entiendo... —respiró con más calma, entrecerrando los ojos, hasta cruzar por completo los brazos y unirlos en la espalda del moreno de piel.

—Si tienes algo que decir, puedes decirlo. —Ben se encargó de acariciarle la espalda, con la otra dejaba toques por sobre el cabello del pelimora, hasta que el menor se calmó y gimió acurrucándose entre su hombro.

—No, no es eso —siseó, volviendo a frotar su rostro en medio del cuello de Ben— D-De verdad lo entiendo... —inspiró, y se levantó para encontrar la mirada siempre tan ambigua del pelicían— digo, para mi no es importante el modo o incluso si no lo hacemos, pero si no te agrada que sea así por ahora, está... está bien para mi.

La forma incierta en que Ben lo había estado mirando de pronto se hizo más amena aunque no menos rígida, sin embargo, las manos que antes lo habían estado rodeando con autoridad, se tornaron más cálidas y flexibles sobre él, deslizándose llenas de agrado hasta abrazarlo por la cintura, empujándole contra su cuerpo, donde ahora era el más alto quien buscaba mantenerse lo más cerca posible.

—¿Estás seguro? —. Le escuchó decir, calmado, cerca de su oído, permitiendo que el chico se acercase y volviese a abrazarlo, esta vez por encima de los hombros.

—Mmh, si puedes seguir abrazándome así, entonces, sí, está muy bien. —sonrió un poco más tranquilo, toda la inquietud de antes se sintió menos pesada, y se encontró lleno de agrado cuando su pecho se empujó contra el de Ben, mezclando el calor entre ambos y acortando poco a poco la distancia entre sus rostros.

Bennett se sintió mucho mejor cuando Ben asintió, apretándolo contra su pecho, con las manos empujando su cintura, casi alzándole cuando lo atrajo para encontrarse con su boca en un beso suave y repentino, que dio inicio y termino a una serie de besos pequeños pero profundos, amainando la incertidumbre previa y reemplazándola por el mismo calor entre los dos.

El pelimora sonreía con la cara bañada en rubor cada que se separaban, a ratos una risa nerviosa escapaba de sus labios cuando sus ojos se topaban con los del mayor, y este, sin esperarlo, se acercaba y volvía a succionarle los labios. Se acurrucaba lo más cerca que podía, con las manos impacientes buscado algún lugar del cual aferrarse cuando todo su cuerpo era empujado por una ola de calor que lo tenía concentrado únicamente en responder a la presión en su boca.

El sonido húmedo que hicieron sus labios al separarse, lo hizo temblar mucho más que antes, las manos de Ben trazaron un camino simple desde sus costados, por sus brazos y hombros, hasta rozarle el cuello y dibujar líneas imaginarias llenas de caricias desde su mandíbula hasta sus mejillas, presionando allí sus palmas.

Incluso después de mucho, Bennett aún no podía encontrar una palabra adecuada que describiera con certeza lo mucho que le gustaba cuando Ben era cariñoso con él, pues el moreno no decía mucho y lo miraba con tanta atención, como si necesitase un momento exclusivo sólo para dedicarse a delinar su rostro.

Sonrió con amplitud cuando la pena pronto se convirtió en confianza, haciéndolo sentir mucho más seguro. Carcajeó con el pecho lleno de agrado ante la calidez de las manos contrarias, con el pulso lo suficientemente elevado para hacerlo saltar.

—Mierda, Benentt —voceó el moreno de piel, con un tono bajo.

Entonces la mirada de Ben se volvió dura, al momento en que sus manos volvieron a encontrarse sosteniendo con más rigidez ese aniñado y risueño rostro teñido en rubor. Frunció el ceño, apretando los labios, su vista fija en los ojos brillosos del menor.

—¿Qué, qué hice? —Bennett inspiró hondo, confundido por la seriedad y las caricias del mayor, en contradicción a su mirada ambigua, un tanto abrumado aún por las olas de calor que pasaban por su cuerpo, junto al temblor del mismo.

—Te ves tan bonito cuando sonríes así.

El peli-mora parpadeó lleno de sorpresa al oírlo y se llevó una mano al pecho; a penas cayó en cuenta de ello, todo el valor que había reunido antes, se esfumó. La forma tan seria en que se lo había dicho le hizo bombear el pecho con violencia y emoción.

—¿Eh? ¡Eeh! —Bennett jadeó nervioso por el cumplido repentino, lograba sentir sus pulsaciones desenfrenadas y erráticas, su cara ya estaba ardiendo.

—¿Qué pasa?

—Es que... Nnh —Bennett se tapó la cara a penas Ben apartó las ambos y sintió el frío chocar contra sus mejillas calientes— Todavía es raro cuando me dices cosas bonitas así, es que, e-es demasiado para mi...

—Cielos, no empieces...

•[▪]•

—Ya tengo que ir a ver a mis bebés, deben tener hambre —dijo el peli-violeta haciendo un ruidoso puchero, mientras miraba la hora en el celular. A su lado la pequeña Isabella hacía ojitos y se movía de un lado a otro, soltando uno que otro ladrido a su dirección—. Mmh, también debería ir por mi celular.

—Eso estaría bien —dijo Ben, que venía desde el cuarto para tomar el abrigo que había dejado doblado sobre el sofá— Incluso si no lo usas, deberías tenerlo contigo.

Bennett asintió en respuesta, sin esforzarse en disimular la atención que había pasado desde la juguetona cachorra, hasta el pelicían que arreglaba las mangas del sweater oscuro de cuello alto que traía puesto, junto a su cabello bien peinado. Sonrió al ver lo dedicado que era Ben, le resultaba algo tan lindo verlo preocuparse por cada pequeño detalle en su ropa, incluso si para él ya se veía bien desde antes.

—Ya que vas a salir, podrías dejar a esta pequeñita conmigo para que juegue con mis bebés en lo que no estás —dijo el menor, palpando sobre sus muslos para llamar a la canina, que al momento ladró y saltó sobre él, presionándole las patas delanteras encima, con la lengua de fuera y las orejas alzadas.

—De cualquier modo, se puede quedar contigo si eso quieres. Casi no necesitas sugerirlo. —Ben se encogió de hombros, ojeando la hora en el reloj antes de estirar su mano, Bennett al momento le entregó el celular y lo miró con una sonrisa mucho más amplia.

—Oh, en ese caso está muy bien. —el pelimora le dedicó una mirada afectuosa y luego a la canina sobre él. Llevó sus manos hasta los costados de la cabeza de la cachorra y acarició tras sus orejas— ¿Escuchaste eso, pequeña Isabella? Significa que puedes venir conmigo a jugar cuando yo quiera.

—¡Guauu!

La misma canina ladró un par de veces antes de saltar hasta el sofá y restregar su cabeza contra las manos del pelimora, meneando la cola hasta finalmente reposar la cabeza sobre las piernas de Bennett. Girándose cada rato en distintas direcciones, con la lengua de fuera, enseñando la panza y volviendo a saltar a cada lado del oji-carmín, que sonreía lleno de ternura al verla buscando atención.

—Mm escúchala, le gusta mucho la idea. —chilló llevándose las manos hasta cubrir sus labios, dejando que la canina siguiese frotándose contra él.

—Puedo notarlo —asintió Ben, terminando de teclear en el móvil antes de guardarlo en su bolsillo. Entonces su vista se centró en el risueño pelimora palpando el lomo de la Retriever, mientras esta misma golpeaba la cola contra el sofá. Cuando cruzó los brazos, la cachorra ladró a su dirección una vez le dedicó una vaga mirada, agachando las orejas, saltó al suelo para frotar la nariz contra su pantalón— Siempre eres un bicho traicionero, no vengas a llorarme ahora.

Mientras la canina seguía buscando la aprobación del moreno, agachando la parte superior del cuerpo, Bennett se sintió tan privilegiado por poder apreciar una escena como esa. La nena continuaba haciendo ruido y empujando su cabeza contra las piernas del mayor, quien una vez la tuvo parada sobre las patas traseras y las delanteras presionadas sobre su abdomen, se limitó a dejarle un toquecito en la cabeza, lo cual hizo a la perra sisear y saltar a su alrededor, como si hubiera ganado la mayor y mejor recompensa de todas.

—Es tan bonita, no seas así, hazle cariñito. —Bennett hizo una mueca apenada al ver todo el empeño de la cachorra por recibir algún tipo de mimo por parte de su dueño, hasta que la vio sentarse recta frente a Ben, con la cola a penas meneandose sobre el suelo— ¡Oh! Puso ojitos de bebé, no puedes decirle que no a esos ojitos —intervino sólo para observar los enormes y brillantes ojos que la cachorra había puesto, pero Ben suspiró, encogiéndose de hombros— ¡Ah, ven, ven aquí conmigo~!

Bennett pudo empezar a ver un cambio en la expresión de Ben sólo después de que la cachorra lloriqueara y saltara encima suyo sobre el sofá, usando todo su cuerpo para desplazarse sobre el mismo buscando lograr más caricias. El menor era muy débil ante las caritas lindas y expresivas de la canina, por lo que no podía negarle un sólo mimo, ni cuando el peso de la misma brincando sobre él se hizo doloroso, cuando le golpeaba con la cola o cuando la húmeda naricita de la misma se deslizó por su cuello y su rostro, causándole cosquillas.

Extrañaba bastante esa clase de energía tan desbordante y animosa, que lo tuvo ocupado jugueteando con las orejas de la cachorra y tratando de ni retorcerse cuando las caricias le cosquilleaban haciéndolo reír.

Para el peli-calipso toda esa interacción se convirtió en una escena más que llamativa de ver. Escuchaba las risotadas lastimosas del menor, removiéndose sobre el sofá con la cachorra encima ladrando y saltando a ratos. Incluso si el ruido se había hecho insoportable desde los primeros segundos, en realidad podía aguantarlo un rato más, pues la sonrisa de Bennett le resultaba una de las cosas más interesantes y fascinantes que podía ver.

Carraspeó la garganta y presionó los labios, una vez más tranquilo, respiró profundo y se dirigió al menor.

—Bien... deja de gritar y vámonos ya.

Bennett se sentó derecho con rapidez, asintió y le dedicó una mirada curiosa a la cachorra, que tras haber escuchado al oji-verde, ya se había bajado del sofá y se encontraba con la lengua fuera, golpeando el piso con la cola y sentada casi tan obediente como él, mirando al pelicían. Luego de que Ben asentió con aprobación, le entregó una caricia en la cabeza y la cachorra ladró moviendo la cabeza para poder recibir otra caricia tras las orejas.

—¡Bueno! —Queriendo ignorar esa interacción entre mascota y dueño por el bien de su frágil corazón, el menor se puso de pie e intentó ordenar mejor su cabello, antes de juntar el cierre de su abrigo y caminar hasta un lado del mayor— Eh ¿la pequeña debe llevar su correa, no? ¿dónde está su correa?

—No necesita una correa si solo vamos a dejarla con tus perros.

Ben caminó hasta la puerta, seguido de la animosa cachorra que se veía no esperaba el momento a que la puerta se abriera para salir corriendo y perderse haciendo alboroto en todo el pasillo, lo cual hizo que Bennett dudase un momento, aunque sabía que la nena ya no corría tan lejos si su dueño no se lo permitía, lo cual le parecía algo bastante divertido y adorable, porque ya estaba muy familiarizado con la manera tan peculiar con la que Ben enseñaba a la cachorra.

—Ya veo, espero no sea tan inquieta. —sonrió, cuando la puerta ya fue abierta, y en lugar de salir disparada hacia fuera, la cachorra se dedicó a dar vueltas saltando con impaciencia tras el moreno de piel.

—No te preocupes por eso, ya empieza a portarse mejor ¿cierto que si? —Ben se giró a mirar a la Retriever por un momento, esta en respuesta salió y se mantuvo sentada esperando que la puerta se cerrase una vez el pelimora se ancló a un lado del mayor. Ben dobló las rodillas un momento, para darle otra caricia—. Eres una buena niña.

«Oh, qué lindo...».

Bennett anduvo con una mano en el pecho todo lo que restó del trayecto hasta el ascensor eterno, pasado menos de un minuto, donde se encontró con más de esa aterradora y tierna interacción entre una cachorra llena de energía y un Ben muy afectuoso con ella para lo que venía siendo su carácter natural.

Cuando llegaron al departamento, Bennett pudo respirar con mucho más calma, teniendo a sus dos compañeros para distraerlo de sus pensamientos. Les dio todos los mimos que pudo, antes de ser arrastrado hasta los platos vacíos de sus dos chicos y rellenó los mismos con comida.

Hasta que el ruido molesto de las notificaciones de su siempre perdido celular, le hizo bufar ya dispuesto a buscarlo entre el desorden de la sala. Lo encontró sepultado entre los cojines del sofá y lo primero que hizo fue quitar el sonido del móvil para evitar seguir escuchando ese feo ruido de notificación por default.

Al desbloquearlo se encontró con varios mensajes y llamadas perdidas de William, muchos de ellos a penas eran mensajes cortos que le decían a ratos que conteste el celular, seguido de otros tantos correos y mensajes de sus compañeros preguntando por la veracidad de la foto: esperando que pudiera contárselo a todos cuando tuviera tiempo, lo cual lo hizo sonreír un poco, pues a pesar de no hablar mucho con ellos, si que se llevaban muy bien.

Pero al final hizo una mueca lastimera al leer en su pantalla un mensaje casi instantáneo de su productor, como si el hombre estuviera esperando que por fin tomase el móvil, por lo que debido a su visto delator, se vio forzado a contestar, recibiendo varios mensajes cortos en reproche. Suspiró lleno de pesar e inquietud ante la idea de que ese último: ❝Aquí en media hora❞, signifique un largo y aburrido regaño por el mismo tema, algo con lo que estaba tratando de lidiar también.

—Mmh parece que también tendré que salir ahora... qué mal. —resignado, Bennett se llevó una mano hasta la frente, mirando como la cachorra se distraía sentada en los cojines del sofá, jugueteando con uno de esos juguetes suaves que tenía para ella. Hizo una mueca y se sentó a un lado de la canina— ¿cómo se supone que jugaré contigo y mis bebés?

La cachorra ladeó la cabeza, Bennett resopló. Cerca de la puerta Ben le miraba de brazos cruzados, era de suponer que recibir un regaño era la razón principal del porqué el chico siempre olvidaba y descuidaba su celular, pero ya de por si el peli-mora era muy descuidado con todo, el sólo hecho de haberse sentado a jugar con el perro luego de tirar con desinterés el móvil al otro extremo del sofa, era suficiente para notar que Bennett necesitaba aprender a ser un poco más organizado.

—Lo que sea, no habrá problema si se quedan solos un rato. —dijo Ben, buscando sacar de su calma al menor, quien al oírlo se sentó más derecho, asintiendo.

—Eso creo... —derigió la vista hacia la cocina, aún escuchaba el ruido de sus perros al comer y a su lado la cachorra seguía bien sentada mordisqueando el juguete— Sí, está bien.

—Bien, si quieres te llevo, pero ya se me está haciendo tarde.

—Vale, voy... uh —Bennett se levantó y acomodó su cabello, tomando su celular de paso; la canina ladró a su dirección y saltó del sofá para pararse a su lado— Pórtense bien, hay más comidita y juguetes para ti, así que sé linda ¿bueno? —apuntó a un lado, donde estaban las camas de sus perros, y al momento la perra mordió el juguete y fue a sentarse sobre una— Eso, qué linda eres.

—Sal de una vez, no tengo todo el día. —Ben torció los labios, apretando el abrigo entre sus manos, mientras ojeaba el reloj en su muñeca.

Bennett asintió, corriendo hasta la entrada para salir una vez el moreno abrió la puerta. Juntos fueron hasta el coche del mayor, quien tras ponerse por fin el abrigo, acomodando la solapa de algodón y las mangas sobre el suéter que traía debajo, se encargó de ayudar a Bennett a dejar de pelear con el cinturón de seguridad y de paso le preguntó hacia dónde debía ir. Una vez el chico miró su celular y le dijo la dirección, Ben agradeció que no le quedase lejos de donde iba, aunque ya casi iba tarde, no era la gran cosa.

En medio del camino, el pelimora se encontró un tanto inquieto, esperando que esto no traiga más inconvenientes, cuando ya estaba acostumbrado a que eso pasara. William era un dolor de cabeza para cualquiera, estricto y de poca paciencia, por lo que temía que le hablase de un claro problema de imagen y ciertas cosas que no le importaban mucho, porque el hombre era muy bueno para exagerar todo y ponerle peso encima; Bennett ya llevaba tiempo haciendo desorden desde que entró en la industria, y si no fuera porque el mismo hombre había impedido que se metiera siempre en líos, creería que se traía algo contra él.

Una vez llegaron, Bennett apretó los labios, mientras se empujaba contra el asiento, Ben se le había quedado viendo un buen rato, esperando que se despida y se baje, pero el oji-carmín estaba más nervioso, jugando con sus dedos por sobre la correa de seguridad. Cuando Ben resopló quitándose primero el cinturón, Bennett tembló sentándose más derecho, asumiendo que el moreno ya debía de estar más que impaciente.

—Carajo, eres tan problemático. —suspiró Ben, se llevó una mano al pelo y luego se impulsó a un lado para quitarle el cinturón a Bennett y tomarlo por la barbilla, dejando un beso corto en sus labios— Bájate ya, tengo que irme.

Al instante Bennett jadeó lleno de sorpresa y agrado; asintiendo, sonrió con un poco más de seguridad. Respiró profundamente y se inclinó hacia adelante buscando devolver el beso, se quedó a mitad de camino y fue empujado de nuevo por los labios del pelicían, hasta conseguir que pudiese corresponder al contacto con más facilidad. Al separarse, Ben le acarició el cabello, haciendo un gesto para indicarle que debía apurarse.

—¡Sí! Bien, ya voy... —Bennett subió el cuello de su abrigo y deslizó su mano hasta tomar la manija de la puerta y a penas abrirla para salir— Mmh si puedes ¿vas... a volver por mi?

—No hables como si hubiera venido a abandonarte. —Ben volvió a sentarse correctamente, cruzando la correa de seguridad sobre su pecho, llevando su mano al volante. Vio a Bennett ladear la cabeza, por supuesto, esperando una respuesta— Uh, como sea, talvez lo haga si me avisas ¿bien?

—¡Bien!

Con esos mismos ánimos encima, Benntt se propuso tomar un respiro más amplio antes de alejarse. En todo caso, sabía que las cosas no podían ir tan mal cuando uno de sus miedos principales ya estaba resuelto, y del resto, podía encargarse.

•~•~•~•~•~•~•~•~•
¡Hola, hola, hola! ☆☆

Me desaparecí otra vez por aquí, por mis otras historias y de todo, pero ¡hubo actualización, si que si! ToT)/

Sé que aún cuesta digerir al Ben amable de estos últimos capítulos, pero también es un paso para ir desenvolviéndolo poco a poco, porque ojo, que el Ben :| desde los primeros capítulos es sólo una parte de lo que viene siendo él, se ve como un cambio aterrador, pero lo siento bastante gradual¿

Y pues, ya mero había que concentrarse también en Bennett y su lado negativo, que sinceramente es algo que se veía venir como una problemática en donde me gusta más tocar el tema entre ambos más allá del arco "exposición pública".

Suelo tirarme muchas palabras en las notas finales, no sé, me gusta escribir tonterías innecesarias ^^'

En fin, ya saben mi clasiquito pues ;)
No olviden votar y comentar que tal, que nos vamos a leer en próximas actualizaciones; espero que lo hayan disfrutado mucho uvu)9

Nos leemos!
Bye☆

                        「NiakuTan」

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