•°~°Capítulo 61°~°•

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Ben estaba muy al tanto de que las cosas no eran para nada cercanas a la perspectiva sencilla que Bennett tenía con respecto al manejo de su imagen pública, pero de algún modo a veces le gustaría mucho tener esa capacidad para relajarse y despreocuparse en un momento como este.

Había estado comiéndose la cabeza desde el primer segundo, si bien no era una persona que dependiera únicamente de su imagen y la visión que tuviesen sobre él, este era un factor tan importante como lo era su propia apariencia; no quería ni podía dejar que se viese sobrepasada tan fácilmente por algo tan trivial y estúpido, algo que no era un problema en lo personal, pero que reactivaba una serie de molestias internas que no había querido tocar antes.

Estaba muy seguro de si mismo y de qué era lo que quería, incluso si eso se había visto gravemente afectado por todo un período de confusión y descubrimiento, donde dudó de cada pequeña cosa que tuviera relación con Bennett y lo que rondaba por su mente en aquel entonces, para al final llegar a una conclusión que lo dejaba más ansioso de lo que le gustaría.

Había aprendido a aceptarlo sin darle tantas vueltas, era mejor que frustrarse por no tener las respuestas correctas a sus preguntas. Sabía que adaptarse era algo que sin duda le costaba mucho, lo que era mucho más complicado al ser una persona muy acostumbrada a tener todo resuelto desde el primer momento...

Sin embargo, aquí estaba, seguro de que podía con esto y de que su semblante serio no se vería afectado por simples comentarios de mierda que él sabía no iban a repercutir más allá que sólo ser irritantes. Una vez mejor hablado y resuelto el dilema principal con Bennett, el resto no debía ser un impedimento para continuar con su rutina diaria hasta que su vida personal volviese a su estabilidad inicial.

Terminados sus asuntos pendientes y aclarada ya la situación de manera que podía evitar que continuasen aún más los malentendidos, Ben resopló con sumo fastidio, se llevó dos dedos a la frente y tras sentir la brisa heladora fuera del edificio, sintió que valía la pena relajarse un momento; después de todo, las cosas no habían estado yendo tan mal y poder tener una postura decente ante cada situación era algo que había aprendido a hacer bien.

No fue sino hasta que su vista se concentró en la persona que tenía al lado, en que todo su buen semblante se había visto comprometido por unos segundos. Claro estaba que aún habiendo pasado tiempo desde entonces, seguía habiendo uno que otro percanse entre ambos, muchos de ellos eran temas menores al no saber tratarse entre si; otros sólo eran estupideces que tendían a tenerlos en la mira por un par de días, hasta que finalmente se decidieron en llevar todo por la paz y esmerarse en dar una buena imagen, como si nada hubiera pasado.

Margaret y Ben no sólo habían quedado como una gran ex pareja que a pesar de todos los malentendidos se llevaba bien y continuaban trabajando juntos, sino también como compañeros ejemplares que pudieron aclarar el asunto de la mejor forma, por supuesto, esforzándose en dejar bien parado al otro.

Así, su relación se hizo meramente publicidad para no manchar más al otro ni mancharse a si mismos sino querían más asuntos innecesarios. Cuando no debían dar imagen, tendían a encontrarse lo menos posible porque no lograban encontrar una catarsis terminante entre esto y aquello siquiera cuando discutían.

Ben volvió a resoplar, pero se mantuvo firme y calmado. Era bastante bueno para lucir como la persona más simpática que pudiera haber, mientras su voz sonaba tan dura como podía ser. La chica a su lado se sobresaltó y apretó los labios, como siempre, él estaba acostumbrado a esa forma tan tímida de pararse, aun cuando ella podía mostrarse como la mujer más imponente de todas, sin hablar y sin hacer un gesto más allá de una sonrisa simple y un movimiento de su mano.

—¿Qué quieres? —. Sin poder aguatarlo más, ambos se detuvieron en la acera una vez salieron casi juntos, y Ben volvió a reprimir una expresión de molestia antes de mirarla a los ojos—. No me mires así.

Ella siquiera estaba tan cerca, pero él podía ver lo muy atenta que había estado desde hace un buen rato, era natural asumiendo que ambos estaban en el mismo lugar citados casi al mismo tiempo. Los asuntos del otro ahora eran un tema aparte, pero siempre que había algún problema, tendían a estar enrollados en este debido a la cercanía que debían tener como equipo, pues no era fácil seguir progresando cuando los asuntos románticos sean bueno o malos, estaban interpuestos en su carrera.

—No, nada... —Margaret negó con la cabeza, sosteniendo su bolso y buscando distraer su atención peinándose el cabello con los dedos. Ben hizo un gesto, chasqueando la lengua, lo cual la hizo suspirar y respirar profundo— Ah, yo... sólo no creí que lo de ustedes... fuese así de serio.

Ben frunció el ceño y ni se esforzó por disimular esta vez. Casi no recordaba cuando fue la última vez en que tenerla cerca le resultaba incluso menos molesto que actualmente; no hablaban mucho, tampoco hablaban poco, ambos conocían las mañas del otro y ninguno de los dos quería tocar temas que terminaran por desestabilizar esto, todo lo que tanto les había costado construir en el tiempo que llevaban separados.

Por supuesto, había una sola cosa que ninguno quería tocar, no directamente, un tema que si bien en su momento fue motivo de muchas discusiones y rumores dañinos, ahora tan sólo era algo que precisaban de no hablar. Ben era demasiado reacio a olvidarse de las cosas, más rencoroso de lo que le gustaría y sumamente celoso de lo bien que habían resultado las cosas, tanto como para que ambos siguiesen teniendo contacto con el chico luego de todo esto, claro estaba, uno mucho menos que el otro, pero seguía siendo una completa tontería.

Ella había expresado sus buenos sentimientos en muchas ocasiones, queriendo acabar con ese lío enorme entre los tres. Aceptó que no tenía nada más que hacer y fue así como no la tuvieron cerca por un período de tiempo. Ben, desde luego, no creía en nada de eso, pero como era de esperarse sabía que Bennett era tonto e ingenuo, quizá lo suficientemente sensato como para no dejarla como a una amiga, pero el muy blando la seguía saludando sonriente, como si todo hubiese pasado hace mucho y no hubiese nada que les impidiese estar cerca.

—Claro que lo sabías, no actúes como si fuera una sorpresa. —Ben torció los labios, incluso queriendo distraerse con la imagen agradable del frío de las calles y de su mano buscando las llaves del coche, no pudo evitar volver su vista a la chica que se mantenía parada unos pasos atrás, con una expresión afligida e inquieta.

—No, no... quiero decir, está bien, sí, lo tenía en cuenta. —ella se encogió de hombros, alzando el cuello amplio del abrigo que traía, para cubrir un poco sus labios— S-Sólo sigue siendo sorprendente...

—Sí, lo que sea.

En el fondo Ben no sentía que valiese la pena estar tan resentido después de tanto, incluso la incomodidad había llegado a pasar a segundo plano cuando de lleno, prefería evitar más molestia. Las cosas eran más amenas, pero cada que se miraban, no había... mucho que descifrar del otro, eran desconocidos que en realidad no buscaban conocerse.

Margaret se mantuvo tranquila esperando su transporte, sin evitar mirarlo y ambos de pronto compartieron un silencio extraño que no duró demasiado, hasta que vio un coche acercarse. Ella se esforzó por esbozar una agradable sonrisa; la reacción de Ben, de nuevo, fue algo que se veía venir.

No queriendo demostrarlo, Margaret aún se sentía un tanto dolida y conservaba algunos sentimientos encontrados luego de haberse enterado rápidamente de los rumores, sobre todo al ver que Ben había demostrado estar más seguro de si mismo y de mantener su relación, a pesar de las complicaciones que pareció tener antes: aquello sin duda, la tenía perpleja a pesar de no siempre estar esperando menos de una persona imponente como él.

Ben se notaba mucho más distinto, mucho mejor y más dispuesto a no solo entregarse activamente a su relación, sino también a permitirse esa clase de libertad. Lo miraba y sentía que había pasado mucho desde que lo vió así.

Volvió a sonreír, pero esta vez estaba más esmerada en que la picazón en sus ojos no llegase a notarse, tomó un respiro y se apresuró a caminar sin temor alguno, aún bajo la mirada espectante del otro, que había llegado hasta su vehículo para encajar la llave y abrir la puerta.

—Mmm hasta luego... —ella se encogió de hombros, presionó los labios y en efecto, consiguió una expresión de falso fastidio antes de que Ben rodara los ojos.

—Mierda, no vengas a ser amable ahora, es asqueroso —bufó él, su tono de voz siempre era el mismo y no ponía demasiado esfuerzo en la dureza de su timbre mientras pudiese mantenerse tranquilo por fuera.

Sin embargo, tampoco era algo extraño entre los dos, ya de por si estar hablando sin discutir, era algo que le gustaría ver como un progreso sino fuera porque, de primera mano, no le interesaba progresar.

Cuando había dejado de estar cegado por el enojo, entendió que había sido muy insensato en muchos aspectos, pero ella no le había puesto las cosas fáciles, así que sin una mínima disculpa recíproca, sólo acordaron dejar las cosas así. Ben prefirió ignorarla y fingir que no habían tenido algo tan serio y que incluso sino le gustaba, debía admitir que ambos tenían gustos y actitudes muy parecidas, era de esperarse que debido a la naturaleza de esto, sino se llevaban bien, se llevarían mal.

—Oh cielos, estoy tratando... Uh, no puedes siempre estar a la defensiva.

—Sí puedo.

—Uh, está... está bien. —Margaret suspiró, su sonrisa tembló unos momentos hasta que el ambiente entre los dos dejó de ser denso, no había incomodidad ni espacios vacíos—. Tengo que irme.

—Hmm. —Ben asintió, la vio subirse al coche y al cabo de unos momentos, la vio alejarse.

Frunció el ceño y tomó un respiro, al darse cuenta de que incluso siendo reacio, de todos modos la había dejado hablar, y la vio irse con total normalidad. Decidió ignorarlo y subió al coche de una vez, pensando en lo estúpido que debía de verse aún con la puerta abierta.

Bien, las cosas no eran mejores entre los dos tras todo lo ocurrido, pero eran diferentes y eso era más que sufiiente.

•[▪]•

«Ocupado» no era la palabra precisa que Bennett usaría para describir sus días llenos de presión y acelero desde el momento en que las cosas surgieron y sus actividades se vieron comprometidas.

Bien sabía que no era para nada fácil mantener una imagen buena y positiva siendo un artista musical y a la vez una figura pública que poco a poco anunciaba su regreso a la pantalla, estaba muy al tanto de eso, desde el primer momento, por mucho que pareciera tener un completo desinterés ante la opinión pública; en el fondo las cosas tendían a salirle bien y haga lo que haga, su imagen nunca se vio afectada por algún descuido o comportamiento intencional.

Pero ¡bien, de verdad! no había nada más complicado a parte de ello, su carrera como actor era amena y muy limpia para lo que le gustaría; cumplidos acualmente sus ya cinco años en la actuación, había descubierto que tenía una facilidad para caerle bien a la gente y una credibilidad tan alta, que sólo bastaba temblar un poco frente a una cámara y explicar su punto de vista, porque sin hacer más que eso, al insante los fanáticos lo tomaban como una verdad absoluta, por mucho que Bennett detestase eso, pero con ello los medios se conformaban.

El sólo hecho de no tener nada que ocultar era un arma de doble filo que lo ponía en la mira y a la vez lo hacía popular.

Por otro lado, uno de los lados negativos más difíciles de su carrera musical, eran las limitaciones, Bennett odiaba que todo sonara como tarea, que le impidieran hacer cosas que le gustaban; detestaba tanto no tener ni unos momentos para darse libertades recreativas. Y así, junto con su representante, se hacían cargo de mantenerlo bien tranquilo, porque en el fondo, lo que tenía de agradable, lo tenía de inquieto.

Oh, pero claro que lo entendio, que sus hábitos alimenticios eran poco saludables para cualquier persona de su edad, que no debía dejar los cursos de canto ni negarse a las entrevistas; que debía dejar de portarse como un mañoso porque las ofertas no estaban siempre y tampoco debían desaprovecharse.

¡Por supuesto que lo sabía! Llevaba años con la misma rutina: con días emocionantes llenos de libertad, cansancio y respiros, bonitos comentarios y buena imagen; más ajetreo cuando sus agendas se juntaban y debía estar en un lugar y luego ir a grabar a otro, con la publicidad perfeccionista y la censura clásica, porque según sus productores: la actitud rebelde que adoptaba como artista musical, era muy «caótica» para su imagen como actor.

Esa relación de amor-odio entre las dos agencias era algo que a Bennett siempre lo tenía nervioso cuando se metía en líos.

Por cosas como esas, era que Bennett no podía con las contradicciones públicas que se formaban con respecto a la imagen propia y la que le vendía a otros. A diferencia de lo que había visto con sus padres, su forma de presentarse como alguien famoso era sin duda menos interesante de lo que imaginó, había gente buena que lo quería mucho, pero también había gente que sólo estaba ahí, al parecer por obligación, viéndolo como un producto; le adulaban por hacer algo que le gustaba, pero ¡Huh! cometía un error, se exponía en áreas corrientes, decía o hacía algo que quería, y entonces, ahí si volvía a ser un mocoso irresponsable que no estaba consciente de donde estaba parado.

Bennett para el resto de la gente podía ser la persona más amable de todas, era muy agradable por naturaleza, siempre presente con una postura tranquila y una opinión tan ingenua que podía rozar al idealismo, con una visión positiva hasta de la mínima cosa. Pero también era, como persona, alguien que no disfrutaba de hablar con gente que no le importaba, poco afectivo e imprudente, era quisquilloso y muy caprichoso, sin embargo, tenía una dificultad latente para decir que no.

—Qué aburrido ¿cuántas veces hemos tenido esta conversación en la semana? —Bennett aplastó su mejilla contra su palma, con medio cuerpo sobre el escritorio y el codo encima de un par de cosas que no le importaban.

—Bastantes; te cité varias veces y te dignas a aparecer dos veces, Bennett. —el adulto frente a él se cruzó de brazos, consiguiendo en respuesta un suspiro por parte del otro.

—Mmh, parecían más veces... —Bennett apretó los labios, mirando el celular que sostenía con su mano libre—. Tampoco es que pueda venir cada vez que quieras...

—Uh, cielos. ¿Puedes sentarte bien al menos?

—William, esto es tonto... —suspiró el chico una vez se vió obligado a reposar su espalda en la silla. Deslizó la pantalla una vez más, desplazándose por su inicio, donde pudo leer una que otra cosa— Ya casi pasó una semana y lo más raro que he visto es a gente decir que me visto como indigente, y eso en realidad no me importa ¿quién se ofende por eso?

—Niño, esto está siendo demasiado despreocupado.

—¿Lloras porque crees que vestirme mal es malo para mi imagen? Creí que eso no te importaba, tú eres el único que se queja por nada. —Bennett lo miró casi con sorna, sonriendo mientras su vista volvía a su celular y se encogía de hombros— Sabes que eso no es gran cosa, de todos modos siempre te haces cargo por mi; no es necesario que llores.

—Mocoso, nadie está llorando. —bufó el mayor, aplastando su mano sobre el escritorio al ver lo tranquilo y desatento que estaba el peli-violáceo.

—Qué bien, porque en realidad... siento que las cosas están yendo super bien. —Bennett cambió el tema con rapidez tras enseñarle la misma pantalla, donde había un par de imágenes suyas. El mayor hizo una mueca de disgusto y Bennett sólo sonrió, volviendo la vista al móvil— Esto se ha vuelto más agradable desde que las cosas mejoraron, además me conformo con no causarle problemas a él.

—Niño, no seas raro... —el mayor tomó un respiro profundo, antes de sentarse correctamente al observar al menor, quien no sólo estaba distraído, sino que su postura poco seria le decía que esto no iba a llegar a ningún lado, de nuevo.

—Esta es de hace un par de días, él dijo que no había nada de malo si nos tomábamos de la mano: ya lo feo pasó. —Bennett continuaba mirando su celular repasando y hablando de algunas de las fotos que el peli-púrpura ignoraba por completo— Es... la cosa más linda que me ha pasado. Me gusta mucho.

—¿Puedes prestar atención al menos una vez? Cielos, no sé ni porqué me molesto contigo, siempre haces lo que quieres. —, ya con frustración el hombre reposó una de sus manos sobre su frente, antes de volver a dirigirse al menor—. Escucha, sólo quiero que aprendas a tener mejor compostura, tienes una habilidad para hacer que todo sea un problema y ya ves que esto de tu amorío con ese Benjamín nos tuvo ocupados bastante tiempo.

—Bueno, bueno, lo tomaré en cuenta... —Bennett dejó de mirar su celular cuando supo que si continuaba ignorando al contrario, a William le iba a dar algo por la forma tan acusadora en que lo miraba y lo sorprendente que era verlo hablarle así de calmado—. No es necesario que te alteres por todo lo que hago y menos cuando no nos está yendo mal ¿o si?

—Tienes suerte de que no, pero ya me estoy cansando de tener que lidiar con tus tonterías. —vociferó— Es que siempre eres tan revoltoso.

—¿En serio? —el menor se encogió de hombros, se sentó más derecho y trató de arreglarse el pelo luego de subir el cuello de su chaqueta— Pero si soy muy tranquilo, de verdad.

—Eres una persona con mucha energía, no necesitas ser hiperactivo para atraer problemas. Y ya suficiente he tenido con tu falta de madures cada que haces un escándalo... —reclamó nuevamente, con un tono agotado que dejaba notar que estaba abrumado ya.

—Ya no creo que sea un escándalo si todo está más que claro, en realidad es mejor de lo que creí. —el menor suspiró desviando la vista por un momento.

—No puede ser... —William presionó su sien con los dedos, resoplando mientras volvía la vista al inquieto pelimora frente a él.

—Sí que puede. —Bennett le sonrió con las cejas alzadas de emoción, rozó sus dedos con la silla mientras presionaba los labios, William respiró exhausto y no le dijo nada.

En ese momento el hombre le dedicó una amplia mirada llena de reprimenda, pero tras otro par de instantes, su mirada de ablandó en derrota; como reacción común, William presionó los costados de su frente y concentró allí una serie de masajes suaves hasta que pudo volver a fruncir el ceño, dirigiéndose al expectante guitarrista que ya siquiera le prestaba atención, sino que, como había estado ocurriendo todo el último tiempo, este chico sólo ojeaba el móvil, tecleando la pantalla sin prestar más atención.

—Okey, escucha sólo pórtate mejor y trata de que esto no te perjudique, tu reputación es importante, mocoso; lo que sea que hagas no me interesa, pero compórtate ¿entendiste? —sentenció, el chico frente a él asintió lleno de ánimos. Frunció el ceño y finalmente apuntando a la puerta—. Ya, ya, vete de una vez.

No había hecho ni falta que lo mencionase cuando la ridículamente deslumbrante sonrisa del peli-violáceo le encandiló los ojos, tras haberlo visto teclear el móvil y guardarlo en su bolsillo; ya lo vio ya dirigiéndose a la puerta, meneó la mano en forma de despedida y tomó la manija.

—Bien, ya me estoy yendo. —expresó, volviendo su vista antes de cerrar la puerta— ¿Sabes? Ahora no pierdo mi celular, si quieres llorar, me puedes mandar un mensaje...

Tras un bufido y un reclamo exasperado por parte del adulto peli-malva, el rió y cerró la puerta con rapidez. Encontrándose fuera Bennett volvió a mirar su celular, lleno de ansias; bastaron unos minutos para que fuera del edificio pudiese ver ese tan reconocible coche plateado estacionarse frente a él.

Sonrió lleno de ánimos y se aproximó a correr a un lado para poder mirar al mayor; por supuesto, se encontró con una mirada borde y poco afectiva que ya de por si era algo que acostumbraba a ver cada día, y verlo mostrar desinterés cuando en realidad los ojos verdes del mayor no dejaban de mirarlo, era de esas cosas que a Bennett le gustaban mucho: pues el sólo hecho de querer esforzarse por obtener atención lo hacía sentir emocionado, incluso sabiendo que ya no necesitaba hacerlo.

Ben pronto le hizo un gesto para que subiera al automóvil y el menor no necesitó pensarlo cuando al segundo ya estaba al lado del copiloto, jalando el cinturón de seguridad sobre su pecho, mientras dejaba escapar un genérico saludo, con la vista atenta al calmo pelicían que aún no había dicho nada.

—Bien... —Ben se acercó tras tomar un respiro, deslizó sus manos por el cuello de la chaqueta del menor, al contornear la forma suave de su cuello, sus manos luego subieron hasta las mejillas ya calientes de Bennett, para impulsarse a un lado, y dejar un beso en sus labios.

Bennett había aprendido a responder con más confianza cuando era Ben quien iniciaba un beso, así la intensidad era contrarrestada con esa facilidad que tenía el mayor para mantenerlo entretenido, incluso cuando el contacto era tan simple y efímero, haciéndole sentir que podía confomarse con su momento de cariño hasta que pudieran estar a solas.

Sus labios ardieron y se sintieron fríos cuando ambos se separaron, el oji-carmín no pudo evitar presionarlos entre si y relamerlos, con la vista al frente y las manos inquietas al volver a sentarse mejor en su lugar.

El movimiento del automóvil logró relajarlo bastante, así pudo mirar las calles poco transitadas del sector, el aroma de la estación impregnado en humedad y las plantas meciéndose con el frío del viento que recorría el área. Bennett ya conocía muy bien lo que significaban esos cambios abruptos, donde el frío inicial teñía los vidrios y las heladas se presentaban tapaban con una fina capa de hielo las aceras, mojando el asfalto de la calle, y era por esa misma razón que el primer tercio del mes lo ponía nervioso; notaba que ya había estado muy ocupado como para disfrutarlo siquiera.

—¿Estuviste muy ocupado esta mañana? —Bennett le miró con sumo interés. Ben alzó una ceja y a penas le dedicó una vaga mirada para volver la vista al frente, lo cual le hizo suspirar.

—No, sólo tuve algunos asuntos que atender, pero nada fuera de lo normal. —repondió con cierta seriedad— Este mes está siendo una porquería, sino fuera por ti todos los días serían jodidamente iguales.

El pelivioleta quiso sonreír al oírlo, aun cuando le vio hacer un gesto de molestia, de algún modo Bennett sentía que ya estaba familiarizado lo suficiente con el mayor como para tener una noción más acertada del porqué Ben era mucho más irritable y distante en las últimas épocas festivas del año, al punto en que dejar entrever su relación sin la necesidad de hacerla pública, se había hecho un tema menor.

El pelicían parecía muy reacio a dejar ver sus emociones aún, era una parte que formaba parte de su personalidad y el menor no podía hacer mucho por eso, más que estar dispuesto a esperar que Ben pudiese hablarle o aburrirse de esperar y hacer algo.

Descartando que esta semana estaba siendo ajetreada y caótica, no veía razón para no mantenerse animado por el único y simple hecho de que Ben seguía a su lado y que todo lo consecuente a los rumores, no les trajo nada fuera de lo común: era la primera vez que Bennett se sentía tan positivo con algo que hacía y con la postura que decidía tomar.

—Te ves... molesto ¿estás molesto? —Volvió a preguntar, esperando que el camino dejase de sentirse lento y que, como consecuente a su nerviosismo, dejase de sentir que sus latidos lo hacían temblar— ¿Incómodo? ¿Te sientes incómodo por algo? ¿Conmigo? ¿Estás enojado conm-

—No lo estoy, cálmate. —. A penas tuvo la oportunidad, Ben se detuvo y se giró a mirar el rostro animoso del menor, quien con las cejas agachadas le enseñó una sonrisa. Bufó y suavizó su expresión, consiguendo que el menor copiase su gesto—. ¿Quieres ir a comer algo antes?

Cuando Bennett lo escuchó, asintió al instante, consiguiendo que Ben pudiese notar que en efecto el chico no había comido nada desde la mañana, como ya era habitual.

—Mm sí, tengo... mucha hambre. —anunció apenado, en un tono bajo de voz, mientras miraba sus dedos.

—Pude notarlo, para la próxima asegúrate de comer, es malo para tu salud comer porquerías, pero es mucho peor saltarte las comidas —mencionó con naturalidad, su tono tranquilo hizo que Bennett sonriera y asintiera con la cabeza— En verdad eres preocupante...

—Oww sí, lo siento. —Bennett empujó sus palmas contra el tablero del coche, mientras miraba a un lado buscando que no se notase la facilidad con la que podía avergonzarse y enternecerse a la vez.

Bennett se mantuvo entretenido lo que restó de camino, aún era temprano y el silencio en las calles era muy notorio, pocos coches recorrían las mismas y a él le gustaba mucho ver a las personas a lo lejos abrigarse hasta el cuello, de esa manera tan pulcra en que la gente del sector solía vestirse, los colores beige, gris y azul tomaban gran parte de las áreas y con ello podía ver resaltar el tono blanco que bañaba los pastizales, algo que por supuesto, sabía que Ben también apreciaba de ver.

Terminaron detenidos en un llamativo y recurrente restorán cerca del edificio; sentados en un sector reservado iluminado por la luz natural del día y adornado con los distintos tonos verdosos de las plantas de fuera. Bennett al principio lloró por una hamburguesa, pero Ben no le permitió comerla sino hasta que terminó su primer plato de entrada y tuvo que decidir entre una soda y otro plato con papas.

Bien tenía sabido que el moreno de piel tenía una tendencia muy marcada por las comidas ligeras, donde el verde de la ensalada ocupaba gran parte del plato, dejando a la porción de puré y legumbres como parte secundaria. A diferencia suya, la mirada de Ben se iluminaba un poco más con la llegada del postre, por más que el moreno hacía un esfuerzo para mantener una postura recta; al final Bennett disfrutaba mucho ver cómo los gestos de disgusto del mayor se tornaban cálidos al morder algo tan simple como un pastelito de natilla.

Viendo esa clase de cosas, Bennett terminó sonriendo por reflejo, aún con el codo en la mesa, su mejilla aplastada en la palma de su mano y su otra mano entretenida haciendo líneas imaginarias sobre la superficie de la mesa. Respiró profundo, ignorando su mala postura para sentarse y lo muy evidente que siempre era para expresar su adoración: su mirada se suavizaba y su sonrisa se ensanchaba cada que veía los labios del mayor apretarse y sus cejas levantarse, sintiendo que podía estar así todo el tiempo.

—¿Sabes lo incómodo que es comer con alguien mirándote cómo un acosador?

Escuchó la voz de Ben de pronto, sonaba ligera a pesar de la mirada dura que se posó sobre él. El menor a penas se movió para acomodar la otra mejilla contra su otra mano. Su sonrisa de a poco disminuyó, pues ya sabía por la forma en que Ben continuaba mirándolo, que no sólo tenía que bajar ya el codo de la mesa.

—¡Mmn! Heh no estoy seguro —carcajeó lleno de nervios, dando un salto al aclarar su voz casi justo al momento en que bajó los brazos y puso la espalda recta sobre la silla— ¿por qué?

—Cielos, sólo déjame comer.

•[▪]•

No era una sorpresa que todo el equipo se enterase del asunto también, habían sido los primeros en darse cuenta y los últimos en decir una palabra al respecto: pues si bien los integrantes del elenco eran muy agradables entre si y les tenían un gran aprecio a ambos, también era sabido que ocurrieron muchas cosas entre algunos de ellos, y que por sobre todo, Ben era protagonista de la mayoría de estos casos. Por lo que precisaban de no decir más de lo debido, a pesar de que el moreno era bueno para disipar o aumentar la atención cuando quería.

Sin embargo, esto no se había vuelto en aboluto un problema cuando la situación cambió pasados los días y el tema generó una repercusión positiva en la producción del rodaje: así como habían tenido movimientos importantes debido a la aproximación de final de temporada y estreno. La popularidad que tomaron después de que la opinión pública cambiara de objetivo, fue una oportunidad para evitar respuestas concretas con respecto a la relación que tenían sus actores.

Como era de esperarse, el director Mike ni se esforzó en esconder su emoción al haberlos visto llegar juntos a retomar el trabajo, no esperó respuestas ni afirmaciones, él lo sabía y estaba tan feliz por ello que los tuvo ocupados todo el día. Bennett no se había quejado, pero Ben parecía molesto con la atención que nunca pidió y la publicidad que no quería dar.

Durante la semana Bennett estaba muy contento de poder demostrar afecto en su área de trabajo: había sido reprendido por eso, por supuesto, pero ya nada le impedía demostrar su admiración ante el cambio total que veía en Ben una vez este se paraba en escena, expresando su total fascinación por la bonito y agradable que se veía el rostro de Ben al sonreír.

—No me mires de esa forma; eres extraño. —alegó Ben defensivo ante la mirada radiante del pelimora que tenía frente a él.

Su tono de voz había sonado exaltado a pesar de lo calmada de su postura y lo relajado que se encontraba ante la cercanía ajena. Bennett risoteó al oírlo, mas se encogió de hombros y dio un paso hacia atrás al ver que Ben le dedicó una amplia y analítica mirada.

—Lo siento, no era mi intención —dijo Bennett, apretando los labios.

Aunque Bennett no estaba tan apenado como parecía, sus manos seguían inquietas contra su pecho, sosteniendo el libreto, y su sonrisa llena de encanto se mantenía tan amplia como antes. El cuerpo del menor pronto se inclinó contra el de Ben en búsqueda de más contacto, esto hizo que el oji-verde suspirase derrotado y finalmente rodeó con su brazo la cintura del chico a su lado, consiguiendo que el menor pudiera ajustar el cuaderno en una de sus manos y usar ambos brazos para abrazarlo, empujando la mejilla contra el costado de su pecho.

—No voy ni a preguntar, es muy obvio —dijo, bastante seguro de que el patrón de energía en Bennett se debía a que sus acercamientos en el rodaje habían aumentado mucho, lo suficiente, tanto que era aterrador—. Eres demasiado evidente, no puedo contigo.

—Es que... —Bennett a penas sonrió, inspirando el aroma del mayor, ese perfume que le hecía pensar dos veces si en realidad los aromas poderosos eran su fuerte en si, porque de algún modo, se sentía muy a gusto y tranquilo— Mmh.

Algunos de sus compañeros que repasaban cerca de ellos solían mirarlos a veces, viendo que las cosas eran muy diferentes, a pesar de que para el resto no parecían haber cambios significativos, más allá del antes bien marcado sarcasmo que frecuentaba Ben con respecto al peli-mora, que fue aligerado en ironías suaves que buscaban mantener callado al nuevo y contento Bennett, quien mostraba una parte suya que el resto del equipo no conocía.

Habían estado pasando juntos los descansos y se los veía bastante más atentos el uno del otro: bastante aterrador y agradable de ver.

Llegó a pasar mucho tiempo desde que se vio al peliceleste prestarle tanta atención a una persona, muy a su modo de ser, al punto en que el hombre lucía tranquilo y apacible, pero no menos accesible que antes con el resto de sus compañeros, seguía siendo borde y altanero, sin embargo se mostraba mucho más presente que antes...

Aquello creaba cierta incomodidad cada vez que les tocaba a uno que otro compartir alguna escena junto a la renombrada chica de mechón. Bennett no se mostraba inquieto ante la idea de compartir junto a quien antes fue su «rival amoroso» y «pretendiente», el chico era una persona bastante confiada y prefería quedarse con lo mejor del pasado, contrario a esto Ben no se reprimía ante su molestia, la ignoraba si podía, era amigable si debía.

—Háganme el favor de dejar de coquetear por ahora. Estamos listos para continuar en dos minutos.

No hizo falta una especificación al oír el llamado del director, algunos sonrieron y otros le restaron importancia. El pelimora se sintió bastante apenado por la atención y por la forma invasiva en que sus manos habían recorrido el torso de Ben hasta anclarse tras su nuca. Ante esto soltó a penas una risa llena de nervios y fue aumentado la distancia, miró su ropa y se aseguró de no haber deshecho el arreglo en su cabello antes de fijar su vista hacia los lados, buscando haber disipado las miradas.

Antes de que el peli-calipso siquiera pudiese preguntar por la razón de su actitud extraña y sospechosa, Bennett se volteó a verlo con esa misma expresión caprichosa que bien conocía.

El menor se encogió de hombros y agachó las cejas, a penas le pudo decir algo inentendible a voz baja y después haló de la manga de la camisa de Ben para hacerlo caminar hasta un costado, donde aún pudiesen oír a Mike y no estar lo suficientemente visibles a la vez. Ben por supuesto, estuvo esperando a que Bennett dejase de mirarlo tan fijo, incluso si de todos modos ya sabía que era lo que quería.

—¿Puedo besarte?

Habían pasado por esto tantas veces. Ben quiso llevarse una mano a la frente, aunque de todos modos era natural que el chico se sintiera tan nervioso y dejase la confianza de lado cuando por lo general, ni uno de los dos estaba acostumbrado al afecto público y ni tan público. Era muy obvio lo distinto que era estar solos, que estar fuera, sobre todo cuando el equipo entero estaba enterado de esto ahora. Pero Ben de cualquier manera no era alguien que se sintiera intimidado por algo así.

—Mmm.

Al momento de asentir, el rostro de Bennett se iluminó y sus manos dejaron de buscar excusas para no acercarse más, así que sólo las presionó sobre los costados de Ben. Ambos se miraron unos segundos, hasta que el menor volvió a apretar los labios, agachando las cejas.

—¿Si puedo hacerlo? —volvió a preguntar casi por costumbre. Vio al moreno de piel hacer una mueca antes de alzar una ceja— Es que... voy a besarte.

—No me preguntes si puedes, cuando es obvio que quieres y vas a hacerlo de todos modos, sabes que es innecesario. —Ben siquiera se esforzó por engrosar el tono de su voz, ya había llegado al punto en que la densidad de Bennett se le hacía hasta graciosa, pero eso no quitaba que su paciencia pudiese agotarse de igual forma.

Así que sólo subió sus manos dejando un recorrido por los brazos de Bennett, hasta posarlos en sus hombros y posteriormente llevar sus palmas hasta las mejillas ajenas, allí se mantuvo un momento hasta que el menor torció los labios y le miró, dando un paso más cerca entre los dos.

—¿Pero cómo estaré seguro de que... n-no es incómodo si sólo te beso aquí? ¿Y si no te gusta? —siseó de pronto lleno de intriga, de todos modos, solía ser algo frecuente que sus intentonces por algo de «atención espontánea» se vieran en el resultado de todo menos rapidez— Es que... de verdad quiero.

—Ya hablamos de esto, ¿qué no conoces la sutileza? —Ben rodó los ojos, de verdad le costaba, le costaba mucho a pesar de que su paciencia podía alargarse más con solo mirar los ojos rojos y brillantes del otro pidiendo atención—. Sabré que quieres un maldito beso si te acercas y lo insinúas.

El peli-violeta pareció estar tomando una nota mental cuando el pelicían lo vio asentir luego de ladear la cabeza y esbozar una pequeña sonrisa.

—¿Y cómo sabré si no-?

—Te diré que no, es simple. —Se apresuró a contestar, sólo entonces el peli-mora pareció pensarlo antes de ensanchar más su sonrisa y volver a asentir.

—Bueno ¿entonces si quieres? —tras la indagación Bennett se inclinó hacia adelante.

Ben quiso contestar con algo tosco y obvio, pero no pudo decir nada porque así como era de doloroso pasar por la misma situación varias veces, lo era también tener que ver la cara de ilusión que ponía Bennett por algo tan simple como esto. De pronto Ben sentía que no podía ser tan brusco con el chico, ya de por si el oji-rubí era un poco lento y raro para algunas cosas, aunque él estaba muy seguro de que estaba bien así, cuando ya se acostambraba.

—Mierda, de verdad que trato de tenerte paciencia. —Ben dejó escapar un largo suspiro antes de se apresurarse y sostener con firmeza a Bennett, para presionar un demandante beso en su boca.

Entonces Bennett no tuvo más motivos para estar nervioso, como algo habitual su rostro se sintió acalorado y el ruido exterior pareció no ser impotante al momento en que sus manos encontraron reposo entre el hombro y cuello de Ben, sujetándose y acariciando ese sector cálido mientras se empujaba insistente contra su boca.

Lo que había iniciado como un presunto beso de unos pocos segundos, terminó en una amplia variante de profundos y pequeños besos en secuencia. Ben le levantaba el rostro y respondía sin vacilación cuando Bennett volvía a encontrar sus boca y le besaba con intensidad y lentitud.

El mayor lo sabía de alguna manera, ya no habían veces en que pudiesen tener un solo contacto corto sin que Bennett terminase casi encima suyo buscando alargar el momento. Tampoco podía quejarse cuando le permitía hacerlo y lo dejaba continuar, al segundo en que sus labios se topaban; Ben sabía que le iba a ser difícil decirle que no por la única razón de que simplemente no quería hacerlo, como si con tan sólo mirar los ojos anhelantes del chico se olvidara de su propia compostura.

—¡Oh, ustedes dos! ¿qué fue lo que les dije? —alegó la sugestiva y risueña voz del director— Pueden hacer eso después ¡Vengan aquí!

Cuando escucharon a Mike, casi fue Bennett quien se sobresaltó y chasqueó la lengua. Avergonzado este mismo apretó los labios al momento en que toda esa valentía anterior se transformaba en nervios. Ben gruñó justo al mirarlo, pues la manera tan apenada en que el peli-violeta había remojado sus labios y agachado las cejas al terminar de acomodarse el cabello, lo tenía bastante entretenido hasta que tuvo que verlo alejarse.

El pelimorado se disculpó luego de asegurarse de que el atuendo seguía estando bien. Había querido sujetar el brazo del moreno de piel para llevarlo hasta donde estaba el azabache esperándolos con cierta mirada curiosa y reprochante, pero a penas su mano tocó la piel expuesta del dorso del peli-calipso, se sintió tan agitado que prefirió sólo caminar a un lado hasta que la irregularidad en su pulso le permitiera controlar mejor lo que hacía.

Compartir escenas secuenciales y constantes entre los dos, se había hecho una tarea más agotadora de lo que había esperado, Bennett solía estar muy emocionado cuando las interacciones evolucionaban de miradas toscas y contacto rígido, a fluidez espontánea y cercanía extensa, la cual poco a poco los traía a tenerse frente a frente.

El oji-carmín había esperado tanto para por fin tener esa clase de escenas otra vez, que ya no estaba seguro de como iba a reaccionar a pesar de estar muy seguro de que no iba a perderse en la actuación otra vez.

Y había fracasado, por supuesto; no sabía qué era lo que estaba mal, pero estaba distraído.

No era igual a cuando estaba enganchado de Ben a penas teniendo acercamientos entre los dos, pero si se sentía igual de embobado cada que lograba tomar su mano, con la única diferencia de que antes solía apartar muy bien su papel de si mismo, no importaba que tan serias y difíciles fuesen sus escenas. Recordaba como antes solía pasar por esos momentos en que se avergonzaba a montones cuando estaban muy juntos; su yo interno estaba más que alegre cuando sus labios estaban cerca y sus manos podían aferrarse a Ben si así lo quería, como parte de la toma, y eso no presentaba un sólo problema para él.

—¿Qué pasa contigo? —le dijo Ben a su lado. Habían detenido la toma hace medio minuto, Mike discutía algo que no le interesaba y cuando se giró a mirar a su compañero, vio que Bennett se llevaba las manos a la cara.

—No sé, de verdad no lo sé...

—Ya veo. —asintió, sólo subió su mano para dejar un intento de caricia sobre la cabeza del menor, antes de apartarse.

Bennett lo miró dirigirse hacia el azabache, Ben no lucía para nada molesto, tan sólo seguía viéndose igual de indiferente y tranquilo. Por ello se sintió un tanto más apenado ante la idea de estar siendo demasiado emocional; los errores eran una cosa común en una que otra toma, por lo que el azabache solía ser comprensivo ante esas situaciones, el ambiente era agradable y las penas se iban con risas, Bennett no tenía problemas con eso.

Sin embargo, Mike ya había decidido amoldar varias tomas para evitar que siguiese teniendo complicaciones y aún así, él no lograba seguir cada vez que Ben tomaba su mano y lo empujaba contra su cuerpo.

—De acuerdo, tomemos un descanso. —Mike alzó la voz a penas para dirigirse a los presentes, su vista se topó en el pelimora y asintió calmado—. Los llamaré en veinte minutos.

El menor se sintió ligeramente confundido y aliviado al mismo tiempo, agradeciendo tener un momento para descansar mientras pensaba en qué haría para calmar su estado nervioso. Sin embargo, su alivio fue reemplazado por una ola de inquietud de sólo ver como el pelicían se aproximaba hacia él a nueva cuenta, paseando su mano por el fleco de su cabello claro y seguido por su frente en algún tipo de intento por disipar alguna que otra inconformidad que Bennett esperaba no tuviese que ver con él.

Cuando lo tuvo en frente, casi por reflejo retrocedió un paso buscando poder tener una mejor visión del rostro ajeno, queriendo detectar algún indicio de molestia o cualquier otra vaga emoción que le dijera que por el contrario no había nada raro. Su pecho saltó y su rostro adquirió un poco más de color cuando lo volvió a ver presionar los labios, esta vez, dejándole una caricia pasajera en el hombro antes de asentir.

—Vamos. —Ben hizo un gesto indicando al más bajo que le siguiese, por supuesto, el oji-rojizo parpadeó ciertamente un tanto confundido, pero asintió.

—Eh, sí... bueno. —Bennett lo miró con curiosidad. No detectaba nada extraño, por mucho que Ben pareciese estar siendo igual de lejano como normalmente era; sin embargo, se le notaba sereno y él se sentía bastante bien con el silencio que se había formado una vez llegaron al pasillo que conducía a los camerinos.

—Ven, entra.

El oji-rubí asintió confundido, muy confundido, pero bastante más relajado una vez se encontraron solos. Quizá era por que el ambiente entre ambos se había hecho mucho más ameno y agradable con la confianza que Bennett sentía -que ya era mucha, sin duda- a comparación de antes, por más que pareciese que su postura encorvada y vacilante dijese lo contrario debido a la figura imponente que mostraba el más alto frente a él.

—¿Qué pasa? —Bennett se mordió el labio, buscando con anticipación que sus manos se encontrasen entretenidas picoteándose la una a la otra, jugando con sus dedos.

Ben se acercó a él tras un amplio suspiro, lo tomó por los hombros y lo atrajó chocando sus cuerpos. El extraño abrazo no sé prolongó demasiado cuando el menor, a penas pudiendo distinguir sus latidos de los contrarios, levantó la vista encontrando la mirada apacible del moreno de puesta sobre él. Sintió los brazos del otro dejar caricias en sus hombros, apretar su cuerpo y repetir un recorrido desde los mismos para acunar sus mejillas.

—Creo saber cual es el problema... —murmuro Ben a poco y nada del ruborizado rostro del chico.

Sus labios rozaron por encima de la suavidad de los belfos temblorosos del menor y dejaron un toquecito sobre estos. Enseguida la respiración de Bennett tropezó y sus labios se separaron dejando espacar una pequeña cantidad de aire.

Cuando pudo formar una sonrisa penosa, cerró los brazos tras la nuca del pelicían y respondió a la cercanía, juntando sus labios con los del mayor.

•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•
¡Hola! ¿Qué tal?

Si las cosas siguen bonitas y los capítulos igual de sencillos, seguro podré traer las actualizaciones semanales sin problema ;)

Siendo sincera, me gusta como van las cosas y las ideas que se van formando para cerrar el tema principal¿ aunque por otro lado, siento que a veces pierdo ese «algo» que hace a Detrás de Cámaras una historia que me leo en la mañana/noche tomando un cafecito ahah, pero bueno ¿qué opinan ustedes?

Quizá no lo noten, pero me re asusta cuando uno de los personajes hace algo OOC (a pesar de que, irónicamente, la historia es un Au OOC enteramente xd) siento que hay cosas que no se sienten como parte del personaje, a pesar de que si leo varios capis de corrido, las cosas no se leen de ese modo...

Pero ¡bueno! que como todo personaje, la adaptabilidad y la reacción a ciertas cosas no siempre se apega a su forma de ser, así que, mientras las cosas me fluyan bien, no me encierro en tratar de que todo sea tan creíble qvq

Como sabrán, cada pequeño arco de la historia es una piedra de distinto tamaño; una parte de mi no quiere dejar ir al gran pedazo de piedra que era el Ben borde y el Bennett negativo, pero ya se me va pasando y ahora la piedrita que me separa de la cúspide de la trama principal, me va a tener re ocupada XS

Pero bueno, una última cosa, refiriéndome al desarrollo de acciones y del tiempo en si ¿cómo han leído el ritmo de los últimos capítulos a comparación de antes?

Me ha estado pasando durante estos últimos 3 capítulos, siento que hay algo que los hace sentir cortos a pesar de que el tiempo y los hechos trascurren con más rapidez, aH TvT

En fin, a este paso las notas finales van a terminar siendo más larga que el capítulo, así que es todo. Espero siempre que hayan disfrutado mucho el capítulo y se haya podido leer bonito!

No olviden votar y comentar qué tal; ya espero pronto nos leamos en próximas actualizaciones o en las otras historias!

Bye☆

               「NiakuTan」

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro