*𝟬𝟮*

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# Capítulo II: Y fueron Diez... razones de no ir | ᴾᵃʳᵗᵉ ² #


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[🪐 ㊙ 🪐]

...


Fueron casi cuatro horas de intenso viaje de carretera, la familia Moore condujo en silencio al no saber que decir para quitar la incomodidad; ocasionalmente, su padre ponía algunas canciones para animar el ambiente u otras Eani le enseñaba sus dibujos a su hermano.

Edd también hizo su parte en intentar hacer una conversación, pero viniendo de un crío que apenas sabe socializar sin criticar, fue complicado. Apenas cuando su padre logra decir unas pocas frases, el menor se queda en silencio sin saber cómo continuar o decir; demasiado incomodo o sin conocimiento para conversar.

Eani fue una gracia salvadora para los dos varones presentes, ella hacía todo lo posible en conversar como puede o hacer preguntas aleatorias para conectarse un poco con su padre; nada detallado, solo simples preguntas de biología, historia o recomendaciones de películas. En parte agradecía escucharlos al no gustarle estar en silencio por un tiempo prolongado, pero tampoco le gusta escuchar a Eani prácticamente contar todo el lore de su serie favorita.

Antes de cometer un crimen de odio al escuchar nuevamente la repetición de los episodios favoritos de Eani, escucha a su padre anunciar de que habían llegado a la zona de campamento.

Mirando la hora del reloj análogo colgado en una de las paredes, ya eran las 7:38; el anochecer ya se hacía presente encima de los árboles que rodeaban el área silvestre.

Observando por la ventana, mientras atravesaban el camino de tierra buscando una zona donde descansar miraba con una expresión indiferente a algunas familias empezar a poner las tiendas o ya comiendo alrededor de la fogata; mirar a aquellas familias le daba una sensación agridulce.

Alejando su mirada para alejar esos sentimientos, sus ojos plateados observan a su hermana tomar fotografías con una pequeña cámara de bolsillo.

—¿Desde cuando tienes eso?— Pregunto curioso, no recordando haberlo visto en posesión de Eani.

—¿Esto?— Miro la cámara para luego hablar. —William me lo dio, dijo que ya no lo necesitaba al conseguirse uno nuevo y mejor.

—¿No era ese amigo el rico?— Apretujo su memoria al recordar, recordando un poco las breves interacciones con el amigo de su hermana. Un niño ligeramente pretencioso, viniendo de una familia de estándares altos, pero es un buen chico y era literalmente el mejor amigo de Eani.

—Sí, su papá le consiguió uno mejor y pues, en vez de tirarlo me lo regalo.— Se encoge de hombros. —Y el tío Dean quería fotos de nuestro viaje.

—Ah...

Ahí la conversación nuevamente murió, por suerte no se sumergió mucho en silencio cuando sintieron la casa rodante frenar y oír el motor apagarse; mirando brevemente en donde se detuvieron, se encontró una zona particularmente buena para campar. Ligeramente lejos de los metiches, pero cerca del centro.

—Bien, ¡hemos llegado!— Anuncia con ligera emoción el adulto, guardando las llaves en su bolsillo se levanta para caminar adentro; mirando a ambos niños. —Bajen y quédense en la mesa que está afuera, les prepare algo para cenar.

No tuvieron de otra que acceder, los hermanos Moore tomaron sus dos mochilas de viaje que cargaban algunas cosas para entretenerse y se fueron a la puerta. Abriendo, se encuentran la zona despejada de hierba con dos mesas separadas de la otra con un punto cercano para hacer una fogata segura.

Los dos se fueron a la mesa más cercana, esperando pacientemente cualquier cosa que su padre hiciera.

Solo tardo como veinte minutos cuando vino con un bol lleno de... gusanos, encima vivos.

—Comida.— Pronuncia hacia ambos, dejando el plato enfrente de los hermanos que miraron con cierto asco y desconcierto el supuesto alimento.

—Uh, papá... ¿qué es esto?— Señalando el bol, sabía lo que estaba viendo. Pero no creía que su padre ausente les esté sirviendo tal cosa, ¿o sí?

Eani hizo una mueca de asco al mirar a uno de esos gusanos caer del bol, viéndolo retorcerse mientras se alejaba lentamente del plato dejando un breve rastro blancuzco.

—Son gusanos marinados. Muy difícil de encontrarlos, se consideran deliciosos en algunos países.— Lex los mira con cierto agrado, ignorando los rostros retorcidos de sus hijos.

—Y en otros asquerosos.— Eani empezaba a enfermarse al verlos removerse, enseñando su ligero desagrado a los insectos.

—Si no te gustan, tengo lengua de oveja en el refrigerador, sería bueno para ambos ya que están creciendo.— Eso no ayudo mucho para aligerar el menú.

—No quiero insultarte, papá. Pero ¿no podemos comer algo más que se vea... un poco más comestible?— Encogiéndose en su asiento, sintiéndose incomodo mientras intentaba alejar la imagen casi asqueada de los gusanos de su mente para mirarlo.

—Oh vamos, cuando tenías cuatro años te comías sin quejas la comida que preparaba.— Cruzándose brazos, enarcando una ceja por los gustos 'quisquillosos' de sus hijos.

—¿Espera qué?— Eso alarmo mucho a Edd. Su rostro pálido al ya imaginarse lo que ha estado comiendo en su tiempo de crecimiento.

—Adorabas mi estofado de calamar.— Eso lo confirmo.

Ahora mismo Edd intentaba aguantar en no gritar al oír la verdad, su sufrimiento empeorando cuando Eani soltó una poderosa carcajada riéndose de su desgracia.

—Este verano será una aventura para sus paladares, iré por la lengua.— Fue lo último que dijo para irse adentro del camper.

Edd y Eani solo se quedaron mirando el bol lleno de gusanos vivos por dos minutos largos.

—Te reto comerlo por cinco dólares.— Reta de repente Edd a su hermana, sonriendo con cierta malicia a la menor quien la miro incrédulo al oírlo.

—¿¡Estás loco?! ¡No soy imbécil en comer por cinco dólares-!

Eani calla su maldición cuando mira a Edd sacar un billete de diez dólares junto una barra de chocolate de su bolsillo, deslizándolo por la mesa mientras hacía una expresión inocente. La de coleta miro el billete fijamente, para luego mirar al estúpido hermano mayor que fingía inocencia al enseñar el dinero, ella por largos segundos se quedó así hasta mascullar fuertemente.

—¡Bien!— Tomando los diez dólares y el chocolate, guardándolos en su mochila, mira con cierto asco el bol; tomando uno con sus manos, inmediatamente sintió malestar al sentirlo removerse en sus dedos.

Empezaba a arrepentirse cuando se lo acercaba a su boca, pero mirar el rostro de suficiencia de Edd que claramente decía "no lo harás", además que se ganaría dinero; ella se armó fuertemente de valor en darle una poderosa mordida. Masticando ruidosamente junto tragarlo para que Edd viera que no estaba haciendo trampa.

Al tragarlo por completo, su rostro estaba verde cuando su paladar fue abrumado por el horrible sabor y chicloso del gusano marinado. Apenas de escupirlo, se lo trago para sacar un escalofrío por eso.

—¡ASCO!— Grita para empezar a escupir los pocos restos que quedaron atrapado en su boca, con arcadas en querer vomitar al sentir restos del gusano en sus dientes.

Edd solo reía locamente a las caras graciosas de su hermana, azotando su mano a la mesa y desinflándose de la risa mientras Eani buscaba rápidamente su termo de agua para dar un largo trago de esté.

Ah, la venganza era dulce.


( . . . )


Mientras la familia Moore vivía en la ignorancia, regresemos a la épica y suspensa persecución entre nuestras dos naves extraterrestres...

La nave de guerra no paraba de disparar continuamente a la pequeña nave verde, sin darle descanso en esa persecución empezando a ganar terreno cuanto más se acercaba, uno de esos disparos logró en darle en la parte de atrás; estallando cuando destruyo uno de los motores.

Eso provoco que el más pequeño desaceleraba, llegando un punto que, si no arreglaba el problema rápidamente, quedaría flotando en el espacio y a merced del líder calamar espacial.

—Sistema de propulsión destruidos.— Informo el androide con su metálica voz.

—Prepárense para abordar. Quiero el Omnitrix, ahora. — El líder se encontraba demasiado ansioso, casi saltando de su trono al sentir la victoria absoluta en sus garras.

Pero la víctima, no se lo pensó dos veces en preparar su mejor cañón como venganza, lanzando un poderoso rayo verde más potente que los anteriores; dando de lleno a la sala de control de la nave de guerra, explotando a los androides como al líder que salió disparado por la explosión.

Sin embargo, un androide sobreviviendo apenas, logra en presionar un botón antes de colapsar junto el tablero; accionando su arma principal, lanza un poderoso disparo que da de lleno a la nave pequeña. A comparación de ellos, exploto en miles de pedazos al perder por completo los escudos.

Dejando fragmentos flotando en el vacío, apurado lanza algo fuera de la vista de sus perseguidores; parecía un pequeño cilindro con punta de flecha con rayas verdes. Separándose de los restos, a pocos metros se abre en dos para revelar el verdadero objeto siendo una pequeña esfera metálica pareciendo la armadura de un armadillo de color gris plateado.

La capsula primeramente vago por unos metros en el espacio hasta que la gravedad lo tomó, empezando a ganar más fuerza llegando un punto que se incendió al ganar más velocidad; el Omnitrix ha llegado finalmente a la Tierra.


( . . . )


Después de una desastrosa cena probando lengua de oveja, siendo mejor que probar gusanos marinados (teniendo que ver con asco a su padre comerlos como si fueran golosinas) y ser salvado por poco de la intensa furia de Eani; se encontraban disfrutando un poco sus espacios personales.

Eani se encontraba ocupada escuchando música con un audífono puesto mientras dibujaba ahora con carboncillo, totalmente concentrada en el personaje masculino de su libreta, ocupando la mesa. Teniendo su laptop alado de ella donde se reproducía la música.

Edd yacía sentado en un tronco caído cerca de la fogata apagada, jugando en su consola un juego de peleas; sus ojos bien fijos en el NPC sin dejarlo pelear, haciendo combos con dedos magistrales. Comiendo los restos de unas papitas que trajo en su mochila.

Lex camino hacía ellos con una mirada triste al verlos ahí, sentados y alejados como ocupados en sus aparatos en vez de disfrutar el aire libre; se suponían que esas vacaciones sería vincularse una vez más, ser una familia otra vez.

—¿Quién quiere bombones?— Alzando la bolsa de dulces esponjosos, esperando una respuesta de sus hijos.

—Más tarde, no tengo hambre.— Dice Eani sin mirarlo, sin detener su labor de dibujo.

Edd no dijo nada, ignorándolo por completo a favor de su juego.

Lex los miro con una mueca, pero luego intento algo más.

—Bueno, ¿qué tal si contamos historias de terror? Tengo algunos que he escuchado en mis viajes y son interesantes.— Intento ganar el interés al lanzar la idea.

—Uy no, papá, porque luego la beba tendrá pesadillas y luego va a alucinar que los ha visto.— Edd se río entre dientes, mirando de soslayo a su hermanita que le devolvió la mirada con irritabilidad.

—Oh, con gusto escucharía papá, pero luego Edd intentaría invocarlos o atraerlos. ¡Pero no te desanimes, Edd! ¡Slederman existe, solo ten fe!— Ahora Eani reluce con una sonrisa gallarda al mencionar el monstruo ficticio favorito de Edd, sintiéndose orgullosa al borrar la sonrisa de su hermano.

—Si serás hija de-

—Edd— Calló Lex antes de tiempo que completará su frase. El adulto suspira ruidosamente. —Vamos chicos, se supone hay que disfrutar este verano; ¿qué tal si dejan eso y nos divertimos?

—En un momento, papá. Hasta que Edd aprenda en no ser un quejoso.— Eani dice despectivamente sin mirar a ninguno.

Toco una línea invisible sin saberlo, sus dedos se detuvieron en jugar dejando que el NPC contraatacara, sus ojos plateados ignorando que perdió se dilataron brevemente.

—Iré a caminar un rato.— Edd se levanta abruptamente del tronco, no sin antes de guardar su consola en su mochila.

Antes que Lex lo detuviera, el niño de diez años camino más adentro del bosque usando la poca luz solar que se filtraba antes de desaparecer para dar pase la noche; el padre no se alarmó, después de todo, el lugar que eligió no había peligro de animales salvajes a excepción de los mosquitos.

Suspiro con tristeza, pensando en sus malas decisiones en no participar mucho en las vidas de sus dos hijos.

Eani miro por última a su hermano alejarse del campamento, sus ojos describían ciertas emociones conflictivas, pero no duraron demasiado al regresar a su dibujo en continuar; extrañamente, ya no le dieron ganas de continuar dibujando.


. . .


—Sabía que era mala idea aceptar en venir.— Edd refunfuña con amargura, llevando sus manos ocultas dentro de sus bolsillos del short mientras caminaba por el bosque. —Debí ir a la escuela de verano.

El Moore tenía muchos sentimientos encontrados en esa noche, como dijo hace mucho; él amaba a su hermana, la quería y no dudaría en apoyarla como protegerla. Era la única que podía comprender el dolor como sus pensamientos, no por nada eran hermanos de sangre.

Sin embargo, el distanciamiento se hacía presente; Eani y Edd empezaban a hacer sus propias vidas. Antes eran demasiados unidos, cuando vio a su hermana nacer junto verla crecer, se mantuvo siempre a su lado para protegerla y ayudarla; siendo una criatura que necesitaba protección, ser el hermano mayor es uno de sus papeles que más disfruta a comparación de otros. Ya que tenía a alguien con quien divertirse y comprenderlo mejor que nadie, siendo Eani la mejor amiga que nunca tuvo.

Pero después del fallecimiento de su madre, las cosas cambiaron para mal. Eani maduro rápidamente llegando un punto que dejo la mayoría de las cosas divertidas a favor del estudio, no le gusto ese cambio abrupto; pero ¿qué podría hacer? Él estaba igual mal de la cabeza como ella, solo recordar las acciones estúpidas que hizo más pequeño lo decían.

Y tampoco no es por nada que lo recetaron con pastillas, los odiaba, pero era el método más seguro en mantenerse concentrado y no volverse irritable.

—Uhg, pensar demasiado en esto me da migraña.— Se dio unos masajes a su frente, sintiendo su cabeza palpitar por el estrés como las emociones negativas inundarlo. —Al regresar me tomaré mis pastillas.

Su diatriba emocional se silencia cuando escucha un silbido encima, deteniendo su camino alza la cabeza encontrando un extraño objeto cruzar en el cielo.

—¿Es eso un meteorito?— Entrecerró sus ojos plateados, la distancia no ayudaba en discernir lo que era. Pero si fuera así, sonrió emocionado de estar presente en tal evento, ¿quién no lo estaría en ver algo entrar a su planeta?

Sin embargo, esa emoción se cortó abruptamente cuando el supuesto 'meteorito' da un giro de noventa grados que literalmente destrozo las leyes de la física; por unos segundos pensó que vio mal, pero después al ver el inminente peligro acercarse en milisegundos, su rostro se desfiguro en curiosidad a terror.

—¡SANTO DIOS!— Edd corrió al dar media vuelta, corriendo con todas fuerzas sin mirar atrás. Pero sabía que estaba en peligro cuando el 'meteorito' chocó a tierra para hacer rápidamente una línea de destrucción atrás de él.

—Rayosrayosrayosrayos-¡AH!— Usando finalmente la razón, esté salto lejos de la trayectoria, rodando duramente en el suelo. Edd se cubrió sus pobres oídos que eran taladrados por la pequeña explosión que se dio.

Cubriéndose con sus brazos, se quedó enrollado en el suelo por unos segundos, espero un poco más esperando otro ataque sorpresa; y al ver que no, mientras el ruido blanco se desvanecía, se desenrolla para mirar incrédulo el escenario.

Primeramente, miro a lo lejos a algunos árboles que cayeron por el 'asteroide', dejando marcas de fuego con la tierra pulverizada dejando una franja de destrucción; mirando los destrozos de los árboles caídos, sigue la línea encontrando un pequeño cráter a pocos metros de él.

Levantándose con cuidado, sus piernas temblaban por el tremendo susto que se dio, sintiendo su pobre corazón martillando en su pecho por el desenfreno y perdiendo velocidad cuando el presunto peligro desapareció. Limpiándose sus ropas llenas de polvo y tierra, camina con curiosidad al cráter que despedía una luz blanca, su lado raciocinio le decía que se largará ahí y regresar con su familia, que era mala idea ir a la luz desconocida.

Pero su lado aventurero, gritaba de entrar al peligro. Como dicen por ahí "la curiosidad mato al gato", pero agreguen con un "pero murió sabiendo"; suena oscuro si lo piensas detenidamente, pero así se sentía Edd ahora mismo.

Incluso con altas probabilidad de morir, sus piernas continuaron.

A la orilla del cráter, observa la luz blanca desvanecerse, el humo no ayudaba mucho en saber que carajo era.

—¿Un satélite?— Se pregunta en voz alta, empezando a notar el objeto desconocido. Claramente no parecía un asteroide por su forma.

La tierra bajo sus pies no aguanto su peso cuando de repente Edd cae sin aviso al cráter, chillo por el susto, pero no se hizo más daño al no estar demasiado profundo; apenas unos dos metros como mucho. Levantándose nuevamente, camina despacio al objeto, sin saber que era.

El humo desaparece, dejando a la vista un objeto esférico gris de material desconocido, y sin previo aviso; la cosa se abre en dos, como una cortina se revela algo que yace en su interior.

Un reloj.

—¿Qué carajo? ¿Qué hace un reloj dentro de un satélite?— Cuestiono Edd, mirando el extraño diseño del reloj gris con negro; teniendo un reloj de arena verde en su centro.

Sin sentirse preparado en acercarse más, busca a su alrededor algo que pueda usar como medida de seguridad; no era tan tonto en tocarlo con las manos, ¿qué pasaría si fuera radiactivo o algo así? Aunque, si fuera tóxico, ya debe estar contaminado con gases espaciales.

Ignorando ese detalle a favor de su salud mental, encuentra una rama resistente que no se quemó ni se destrozó por el choque, usándolo como un palo de seguridad; lo acerca al reloj, picándolo esperando una reacción.

No paso nada para su decepción.

Continuo así por un minuto, pero al ver que no ocurría nada peligroso, se armó de valor en acercarse.

—Joder, Edd, se supone no debes tomar cosas ajenas. ¿Qué pasaría si es del gobierno? ¿Me meterían preso?— Continúo dudando el niño, jugando con sus manos nerviosamente mientras miraba con sospecha el reloj raro.

Con suaves respiraciones, porque ponerse histérico en esa situación no ayudaría nada, pensó en llevarlo a su padre para intentar buscar al dueño; quien sabe, tal vez le den un premio por devolverlo al gobierno. Ansiaba eso, no era conspiranoico ni nada, pero no quería pensar si actuarán como las películas de ciencia ficción que ha visto.

Con una enorme voluntad, acerca su mano izquierda al reloj para tomarlo, a solo medio metro de distancia fue cuando paso.

Sin previo aviso, el reloj de la nada se parte en dos como si fuera una amalgama orgánica para lanzarse de inmediato a su muñeca izquierda; obviamente, eso asusto muchísimo a Edd al sentirlo envolverse alrededor.

—¡A LA MIERDA-! ¡NO ES UN RELOJ NORMAL, NO ES UN PUTO RELOJ NORMAL AAAAA!— Grita de terror mientras sacudía su brazo a diestra y siniestra, intentando de todo hasta intentar arrancarlo de su muñeca, pero fue imposible.

Edd se tropieza al estar distraído en su histeria, no dudo en levantarse para salir a tropiezos del cráter, pensando que haya algo más extraño oculto además del reloj; ¡Edd estaba enloqueciendo al ver al reloj aún en su muñeca!

—¡PAPÁ!— Olvidando su dignidad de chico asocial, grita a su padre buscando ayuda mientras intenta aguantar las lágrimas de miedo. Corriendo lejos del impacto.


...


Mientras con padre e hija, Lex se encontraba sentado enfrente de la niña mientras comía los malvaviscos con su rostro desinflado, aun mirando por donde se fue Edd hace media hora atrás.

—Bebé, ¿crees que hice mal? Yo solo quería que pasaremos unas vacaciones familiares, de vincularnos otra vez.— Lex prácticamente parecía un borracho contando sus penas al barman de turno, solo cambiando que estaba sobrio, no estaba tomando cerveza y estaba contando su dilema a su hija de ocho años.

Eani blanqueo sus ojos a su padre rendido mientras se distraía jugando Solitario en su laptop, ya siendo normal en ver al adulto de cuarenta despotricar de la nada enfrente de ella, generalmente cuando viene de visita Lex se desahoga con ella cuando están solos; como si fuera una terapeuta con su paciente.

—¿Acaso Edd me odia? Sé que no estuve siempre alado de ustedes, pero ¿acaso es demasiado tarde? Uhg.— Cubrió su rostro melancólico con sus dos manos, apoyándose en la mesa con sus codos.

La niña suspira ruidosamente, alejándose de su juego para mirar a su padre triste.

—Papá, no es tu culpa, es solo Edd no está acostumbrado a tenerte cerca por más de dos horas; dale tiempo, se acostumbrará en unos días.— Ella dice con su mejor voz suave, sabiendo que criticarlo duramente no ayudaría nada; especialmente si Lex se pone demasiado emocional.

No le pagaban lo suficiente en estar arreglando los problemas entre Edd y su padre, es más, ¡ni siquiera le pagaban! Pensando seriamente si debía cobrar a su propia familia por ser tan común en que pidan consejos o se desahoguen.

Lex retiro sus manos para mirar a su hija, buscando mentiras, no hallando ninguna al ver el rostro blanco de Eani. Exhalando un poco, se endereza.

—Supongo tienes razón, apenas es el primer día...— Sonriendo ligeramente a su próxima oración. —Gracias, cielo. Siempre puedo contar contigo.

—¿Eso significa que me compraras una tableta gráfica?

—Jajaja, no.

—Buuh.


...


Del lado de Edd, no se lo pasaba bien en esos momentos.

Después de diez minutos enloqueciendo al pensar que iba a ser devorado o controlado por esa cosa parecido a un reloj, se calmó gradualmente cuando ya no tuvo voz para gritar y observar con los minutos nada pasarles; no se estaba muriendo por radiación, no era controlado por lavado de cerebro ni escuchaba voces que relacionen tener un parasito.

De repente sintiéndose estúpido al correr como desquiciado y lejos del campamento, perdido y solo, con un reloj desconocido atado a su muñeca.

Primero utilizo una piedra con intención de romperlo, pero nada, la cosa ni siquiera fue rayada por los intensos golpes; solo se detuvo cuando se golpeó accidentalmente su mano. Utilizando ahora una rama que lo encajaba en las orillas, lo utiliza en vano intento de quitárselo de forma segura sin arrancarse la mano.

—Vamos...— La rama se rompió en dos, mirando por dos segundos el palo roto masculla con irritación para tirarlo. —Demonios.

Tirándose al suelo rendido, recuperando el aliento después de correr como imbécil por todo el bosque y aterrarse por falsas suposiciones, con su mente ya cuerda; mira con intensa curiosidad el objeto.

—¿Qué rayos eres?— Sabía que no era un reloj normal, claramente lo vio abrirse para adherirse a su brazo como una sanguijuela.

Jugueteando con él con sus dedos buscando un botón o algo que lo ayudaría en quitárselo, o por lo menos entender lo que tiene pegado; se sobresalta cuando la base circular se alza al apretar un pequeño botón escondido.

—¿Pero qué...?— Miro con absoluto asombro el tubo alzado, para luego mirar el símbolo en forma de reloj de arena cambiar a un rombo; enseñando en el fondo verde una extraña figura negra, parecía humanoide.

Hipnotizado, levanta su dedo índice con muchas dudas para presionarlo, una intensa luz verdosa lo envuelve por completo.

La transformación se completa. Segundos después, un potente grito que desborda locura resuena por todo el bosque asustando a los animales y aves cercanos.


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Palabras: 3657

Última actualización/edición: 18/11/23

Palabras: 3802

ACTUALIZACIÓN: ¡Hey! Vaya, ¿de verdad ha pasado solo cinco días después de la actualización? Joder, ni se siente que pasaron cinco días sino semanas, ¿no han sentido que se ha vuelto lentos los días o soy yo?

El caso, no se enojen por alargar mucho el primer episodio, realmente tengo muchas cosas que relucir en este AU además que me lo complique al hacer un OC angustioso y dudoso xd. En el siguiente ya nos adentraremos más a o menos a las etiquetas que di en las Aclaraciones, el OC está medio inspirado en mí porque sí me han recetado pastillas para la depresión y otras cosas más; a veces los extraño...

¡Espero les haya gustado este segundo capítulo! Ya en el tercero entrara un poco la acción y recuerden bien, todo esto se INVENTA a tiempo real el lore del OC en este AU; no tengo casi nada planeado el futuro, me guio cuanto más avance la serie y solo editare algunas cosas.

¡Adius!~

Palabras: 3964

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