Según tu idiosincrasia
y expresión siento tu calor, proporcionalmente abismal,
a comparación con el ayer.

La temperatura me marca
siete grados centígrados
y no es un martes casual.
El viento del norte humedece mis labios, mi pecho,
durante las noches heladas,
con posibles precipitaciones pluviales en mis áreas indicadas.

Mi mente esta nublada
e inestable,
comienzan caer
las primeras lluvias,
como gotas sólidas,
que mojan mi cálido semblante.

La temperatura máxima
de esta jornada puede enfriar tus manos y mi cuerpo,
pero puede incendiar
tu pensamiento.
Meteorología para dos.