Jimin terminó por sacar las últimas copias. Sonrió, amaba terminar su trabajo a tiempo porque tenía más chance para adelantar su próximo trabajo, también tenía tiempo extra y podía hablar con su papi antes de seguir su trabajo. Era eso y también porque le gustaba cumplir a tiempo todas sus tareas.

Tomó las hojas y salió de su cubículo hasta caminar a Wheein noona. Ella se encargaría de llevar los trabajos al jefe. La chica le sonrió con cariño en cuanto miró al rubio caminar en su dirección.

—¿Terminaste ya? —preguntó sonriente. Jimin asintió eufóricamente—. Me temo que hoy te ganaron —dijo divertida. Jimin la miró con los ojitos un poco más abiertos de lo normal—. Muchos de los demás empleados ya trajeron su trabajo, pero no te preocupes Jimin, estás a buen tiempo —le sonrió.

Jimin bufo un poco para después sonreír. Miró todos los papeles en el escritorio de la chica y su corazoncito le gritó ayudarla, no aceptaría un no como respuesta.

—Déjame ayudarte con esto, noona —comenzó a tomar la pila de papeles más alta.

—Tranquilo, puedo sola. Esto es lo menos que he hecho, no te preocupes.

—Te ayudaré, noona y no me importa que digas que no.

La chica le sonrió agradecida. Tomó la pila más pequeña y comenzó a caminar con Jimin siguiéndola. Tomaron el elevador hasta la séptima planta, ellos se encontraban en la sexta y sería muy cansado subir por las escaleras.

Llegaron hasta la gran oficina de Min. Las puertas eran grandes y oscuras, resaltando su oficina entre todas las demás. El color de la madera hacía juego con la pintura blanca de las paredes, dándole más seriedad y superioridad. La chica logró acomodar los papeles de manera que no se le cayeran y con su mano libre llamó a la puerta. No obtuvo repuesta, miró a la chica que se encontraba más cerca a la puerta para preguntar por la persona del otro lado de esta.

—Creo que salió, Jung Hoseok también vino y después que él se fue el jefe no volvió a recibir a más gente.

—Gracias.

—Tengo que ir con Seulgi noona, me pidió que le llevara mi USB —Jimin dijo, mirando el reloj de la pared. Se hubiera quedado con su noona para ayudarla, pero se le hacía realmente tarde para lo que tenía por hacer.

La chica asintió, ayudándolo con los papeles que llevaba en manos.

—Gracias Jimin. Anda a hacer todo lo que tengas pendiente, esperaré aquí por él. De verdad fuiste de gran ayuda.

Jimin asintió feliz, después hizo reverencia para las chicas antes de darse la vuelta y caminar hasta la sala de juntas. Seulgi se encontraba en una de esas juntas. El día anterior le había pedido su USB para su información ya que ella había olvidado el suyo en casa.

Jimin miró su celular, leyendo la información que ella le dio con respecto a la sala de juntas donde se encontraba. Levantó la mirada de su celular y miró cada sala hasta encontrar la que tenía el número dos. Sonrió victorioso para pronto encaminarse hasta el lugar.

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Min elevó la mirada justo cuando aquel chico pasaba por el lugar. El rubio se quedó parado por unos minutos frente a la sala, después lo miró sonreír y seguir su camino. Su cuerpo era tan pequeño, su figura marcaba unas curvas increíbles e incluso estando algunos metros lejos, su piel se veía realmente suave y limpia. Era la primera vez que le prestaba atención, así como ellos no lo conocían, Yoongi tampoco los conocía a ellos, nunca había hablado con sus empleados, solo con los que hacían los mandados y con sus secretarías. Nunca había tenido el lujo de hablar con aquel rubio, pero sabía quién era. Park Jimin, el año pasado había comenzado a ser parte de su empresa, había ingresado con el cabello rosa pero las normas de la empresa se lo impedían así que se colocó uno más normal y menos llamativo.

Yoongi regresó a lo que hacía, pero no pasó tanto tiempo cuando sus oídos se llenaron por una risita tan dulce y linda que instintivamente alzó la mirada para encontrarse con el rubio y una de sus muchas empleadas.

Agradeció que no lo podían mirar pues se encontraba perdido en ese chico. Recién se daba cuenta que era muy guapo, anteriormente ya lo había reconocido como un chico lindo, pero ahora lo era más y Yoongi no sabía cómo es que lo miraba de esa formar.

Nadie lo miraba, pero Yoongi si a ellos. Con ese pensamiento siguió mirándolo, sus ojos cayendo en cada parte de su bonito cuerpo, en cada curva peligrosa y voluminosa. Sus ojos no se pudieron apartar de ese gran trasero.

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¡Hola!

Espero que les guste 💜

Cada vez nos acercamos más al punto de esto 

Voten y comenten que les pareció

Nos leemos en el siguiente capítulo💜

¡Adiós!