•EPÍLOGO•

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Acomodo el que era mi impecable delantal, luego de que un paciente convulsivo devolviera lo de ayer sobre mi pecho, mientras presuroso me desplazo por los pasillos del hospital tratando de llegar a urgencias lo más rápido posible.

Y sobre que arribo, ingresa uno de los pacientes derivados de otro distrito a causa de un múltiple accidente de tránsito en un cruce de avenidas.

—¿Qué tenemos? —consulto al paramédico que lo transporta hasta el sector de ingreso a urgencias mientras se me queda viendo por unos segundos sin entender del todo mis palabras, hasta que un enfermero a mi lado repite mi pregunta con más fluidez en su entonación.

—Paciente con traumatismo cráneo encefálico cerrado, con pérdida de conocimiento, presenta rigidez muscular y aumento de presión arterial y aparente fractura en ambas piernas —comenta apresurado el personal de salud.

Observo las pupilas dilatadas del paciente mediante el lápiz luz, comprobando -de inmediato- su ritmo cardíaco en ascenso.

Y mientras el paramédico realiza un intercambio de palabras con uno de los médicos internos que lo logro interpretar, exijo con elevada voz que se realice una tomografía de urgencia para confirmar mis sospechas, las fracturas pueden esperar.

La lesión cerebral traumática puede estar haciendo estragos en el cerebro y la presión elevada puede estar acompañada de un derrame cerebral o aumento de la presión intracraneal, siendo esta última, potencialmente mortal.

—¿Hay algún familiar acompañándolo? —consulto al enfermero que me indica que su progenitora está en la sala de espera.

De repente, las alarmas de sus funciones vitales empiezan a sonar dando una alerta roja ya que su presión arterial se vuelve a disparar. Entonces, me ubico por detrás de la camilla exigiendo el material para realizar la entubacion con suma urgencia. Debo mantener las vías respiratorias abiertas para administrar oxígeno, medicación o anestesia en caso de ser necesario según mis sospechas.

Una vez que logramos estabilizar sus funciones vitales, solicito que le realicen la TAC con urgencia, verificando todo el tiempo su integridad.

De esta manera marcha el residente de guardia acompañando al paciente a realizar el procedimiento y así poder velar por su bienestar. Mientras me dirijo a la sala de espera para conversar con su familiar, sin dejar de solicitar a uno de los internos que me acompañe por si no me sale expresarme de manera correcta.

—¿Familiares de Wilson Collins?

Anuncio con mediana fonética, observando cómo una señora (algo mayor) se incorpora velozmente hasta llegar a mi encuentro. Con su cuerpo en un estado de completa angustia, congoja y temblor.

—Señora, un gusto. Soy el doctor Jeon Jung Kook, jefe del departamento de neurocirugía del hospital.

Y apresando su hombro a continuación, para transmitirle seguridad de que hacemos todo lo posible a nuestro alcance para salvar la vida de su familiar, le comento: —Venga conmigo. Tome asiento —direccionando mi visión hacia el interno mientras solicito que por favor busque agua para su compungida progenitora —. Debe tranquilizarse, señora —anuncio utilizando una suave voz como calmante para conversar de mis sospechas —. Estamos haciendo todo a nuestro alcance, pero debo hablar de un posible diagnóstico con usted...

Observo como sus ojos se vuelven vidriosos junto al continuo temblor de su cuerpo. Y solicito a un personal al alcance de mi visión, que me ubique un enfermero para medir se presión arterial ya que su nariz está demasiado colorada para mi total agrado.

—Sospecho que la lesión cerebral traumática podría estar desencadenando un aumento en su presión intracraneal —le digo con
con suma cautela —. Así que necesito su consentimiento para proceder a una intervención llamada "Craniectomia descompresiva", en caso de ser necesario expandir la inflamación para descomprimir el cerebro y así evitar daños irreparables.

Ella, me observa entre sollozos y aferrándose a mis manos me anuncia: —U-usted h-haga todo lo que tenga que hacer, le dejo a mi hijo completamente en sus manos... P-pero p-por f-favor... Regréselo de nuevo conmigo.

Finaliza su sentido pedido desgarrador en un perfecto inglés entre susurros. Y a pesar de que, muchas veces, me cuesta hablarlo fluido. Interpretarlo, se me da mucho mejor.

—Quédese tranquila, que haré todo lo humanamente posible que esté a mi alcance.

En eso, anuncian mi nombre por el altoparlante, solicitando con urgencia mi presencia en el quirófano dos. Y no tengo la menor duda de que la urgencia fue a causa de los resultados de la TAC de su hijo. Así que me despido de la sufrida madre, dejándola en manos del enfermero para su control y encaminándome veloz hacia el sector requerido.

La intervención quirúrgica fue, por suerte y por mi mano, todo un éxito... Y aunque más de una vez se me rememore el deceso de mi primer paciente en plena operación, fui más fuerte que los fantasmas del pasado que quieren hacerme dudar de mi acertado accionar.

Tuve que realizar una descompresión del espacio intracraneal mediante una amplia resección del hueso craneal (Craniectomía). Así como una plastia de la duramadre (capa externa que podemos localizar alrededor de todo el sistema nervioso central) para darle espacio de expansión a la inflamación del cerebro.

Ahora, queda mantener la perfusión cerebral (grado normal de la presión que ejerce la sangre al cerebro), la oxigenación adecuada y la prevención de complicaciones a nivel sensorio motor. Posiblemente, vaya a necesitar rehabilitación a futuro. Pero el emocionado y feliz recibimiento de los brazos de su madre al finalizar el procedimiento diciéndome: "Gracias por salvarlo". Llenó mi cuota de orgullo diario por ser el promotor de buenas nuevas últimamente...

—¡Papi..!

Resuena a lo lejos desde los pequeños labios de uno de los más grandes amores de mi vida. Mi príncipe guerrero y uno de los dueños de mi latiente corazón...

Lo observo correr hacia donde estoy esperando, entre tropiezos a causa de la velocidad con sus pequeñas piernecillas.

Y llenándome de amor ante cada paso, me agacho para ser el receptor de un reconfortado abrazo mientras lo lleno de mimos entre mis brazos.

—¡Hola mi amado retoño! —lo atrapo luego de que sus brazos me envuelven por completo, apoyando tiernamente su cabecita sobre mi pecho.

—Te extrañé mucho papi —dice mi pequeño, entre morritos, mientras acaricio su espalda.

"Lo más parecido a su api" Se me cruza por la mente... Entre la maña y los pucheros, están cabeza a cabeza.

—¿Qué estará pensando esa inminencia de cabeza que se porta mi querido esposo? —escucho a mi rubia debilidad a un costado. Rubio que cada día me tiene, aún, más enamorado.

Entonces, me incorporo con mi pequeño de casi 4 años entre los brazos mientras se envuelve cual koala a mi torso. Y así poder observar al otro dueño de mi vida, alma y corazón.

Mi amado esposo y "legalmente" hablando...

Y me lo recuerda, cada minuto que porto la alianza en mi dedo con ambas fechas impresas...

Una de ellas, la de nuestra promesa de amor en aquel Gran Hospital de Busán, junto a los que vitoriaron entre aplausos nuestra devota entrega y pasión hacia la profesión y hacia nosotros como pareja.

Y la otra, la fecha de nuestro matrimonio homosexual bajo la ley federal que rige en todos los Estados Unidos de América...

Como verán, renuncié a mi cargo de director en Busán para ser el promotor de mi designio aquí. Como el esposo (propiamente dicho) del reconocido pediatra en ascenso Jeon Jimin...

Y creo, que nunca me cansaré de recordar la mejor decisión que tome en mi vida, cuando mi suegro querido me dijo: "Hijo, si tanto te preocupan los papeles, mi niño tiene doble nacionalidad. Así que solo te toca decidir con lo que dicta el corazón..."

Y aquí estoy, mientras esperaba a la salida de una extensa guardia, por los dos hombres que amo con todo mi corazón. Para irnos a cenar y a patinar (si es que me dan los ánimos) ya que el pequeño me hizo cruzar los dedos en promesa de que ese día, iba a ser hoy...

—No pienso en nada amor mío, solo disfruto del placer de observarte con mis ojos —le digo.

Se aferra, de inmediato, a mi calor mientras compartimos un dulce beso cargado de sueños por cumplir...

Bajo la única promesa de hacernos felices por el resto de nuestras vidas... 
O por el tiempo que decida él, hacerme el hombre más feliz sobre la faz de la Tierra... Hombre que porta el título y el honor de ser su esposo.

Porque eso es amar, al fin y al cabo. Desear, desinteresadamente, que tú otra mitad sea inmensamente feliz, aunque eso implique que no esté a tu lado como pareja.

—Yo... debo confesar que te extrañé mucho cariño. Esto de trabajar por—separado no me agrada para nada... —anuncia entre mohines y morritos para rematar lo más parecido a nuestro hijo.

Entonces, acercando mis labios a su oído para que nuestro retoño no sea participe del anuncio en cuestión, le digo entre susurros: —Eso amor, es porque no me puedes follar a cada rato y en cada habitación del hospital mientras trabajamos, supuestamente hablando. Aunque, no te das una idea las malditas ganas que tengo de tenerte agachado entre mis piernas en este bendito momento... 

Él, golpea suavemente mi hombro mientras murmura solo para mí: —Tragando hasta la última gota que me ofrendes, impoluto...

Mi cara debe ser un poema perdido en alguna constelación entre mi enamorada y erótica cara del más allá, cuando observo a sus ojos devolverme su mirada en dos finas líneas. Y en ese preciso momento, gran parte de su felicidad, hace flaquear cada una de mis barreras.

Te amo Jeon Jimin, aunque me gusta como suena Park... 

Yo te amo mucho más, mi querido impoluto y neurocirujano Jeon Jung Kook. Y estoy orgulloso de portar tu apellido, esposo mío.

Entonces, nos saca de nuestra burbuja de ensoñación (la misma que seguimos compartiendo a pesar del avance del tiempo) nuestro pequeño que requiere nuestra total atención.

—Muy lindas las demostraciones de amor entre ustedes papis, pero mi pancita tiene hambre... —finaliza. A lo que estallamos en sonoras risotadas ante su ocurrencia, para luego dirigirnos a caminar enamorados de la familia que formamos. Tomados los tres de las manos y en dirección a una de las tantas casas de comidas rápidas que tanto aman mis dos pequeños...
































































HAW QUE BONITO💜 Se casaron y todo😭😍

Dejar todo y arriesgar por aquel a quién amas sin medias tintas, debe ser una de las mejores decisiones que uno pueda tomar en la vida. 😍

Por supuesto, siempre viendo los pro y los contras🥺

Pero como esto es ficción... ¡Que viva el amor de todas sus formas!💜

Aunque al mundo le falte más amor de ficción y a lo novela de este tipo, que el pseudo amor de la realidad🥺😔

En fin, nos queda un capítulo extra!🥰

Gracias infinitas a todos y cada uno de ustedes que le dieron apoyo y amor a esta bella historia😍

Viene liderando🥰✨

Nos vemos en el extra ❤️


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