•FINAL EXTRA•

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Espero en el lobby del hotel en donde el gran adonis neurocirujano que tengo como esposo, está por dar comienzo a su aclamada disertación.

Últimamente, entre nuestros trabajos más el tiempo que conlleva su investigación en el campo de la neurociencia, si lo veo para darle la dádiva de mis besos... es todo un milagro.

Así que he programado con mis padres, que hoy se ocupen de nuestro pequeño. Necesito tiempo de intimidad conyugal o pronto mataré a alguien de seguro. ¡Y yo que creía que al casarnos o estar juntos sería una eterna cosecha de gemidos! Son más las veces que suspiro por extrañarlo que por tenerlo en lo profundo dentro mío.

Y no es que no me guste como se suceden las cosas. Pero aquí, en los EE.UU, las puertas se abrieron de una manera excepcional favoreciendo así el crecimiento exponencial de nuestras carreras.

Y aunque eso conlleve un mayor reconocimiento y un mejor bienestar económico para nuestra familia, extraño los días en donde disfrutaba de nuestros espacios juntos. Solo disfrutando del calor del otro, y no me refiero solo a sexo, sino al compartir momentos entre nosotros.

Lamentablemente, me enteré que organizaron un cóctel posterior al evento entre varios de los vejestorios de inminencia en ese campo de la ciencia. Y como no podía ser de otra manera, el agasajado es mi amado esposo.

¡A la mierda mis planes eróticos!

Pero solo por el momento...

Sentado mientras observo el tumulto agolparse en la puerta de ingreso al salón de conferencias, divisó a Nam con su pareja y a Min acompañado de una exuberante mujer ¡Maldita sea! ¡Mis planes estarán más complicados de lo que pensé! Pero no perderé la batalla, y me lo llevaré a la suite arrendada para hacerle la guerra como me merezco.

Entonces, incorporándome del asiento, los llamo apenas llego a su encuentro. Ellos, sorprendidos, miran todo alrededor hasta que me observan y de inmediato se acercan hasta el sector en donde me encuentro.

—¡Doctor Park! ¡Qué alegría verlo! —me dice Jin abrazándome con fuerza.

—¡Qué lindo tenerlos por aquí! —les digo dándoles un efusivo abrazo.

"¡Mentira! Si estás chinchudo por dentro" Me dicta mi traicionera consciencia... Pero más allá de todo, el verlos acompañando a su amigo a pesar de las distancias, me llena el pecho de orgullo.

—¿Y esta bella dama Min? ¿Acaso no piensas presentarla? —le cuestiono. A lo que Min me observa con cara de asombro pero con su característica seriedad de siempre. Y arrastrando sus palabras empieza: —De hecho... Ella es...

Las miradas que intercambiamos con Jin que no se aguanta la risa y Nam que sólo hace señas negativas con su cabeza al no poder creer la situación de que no se sepa el nombre, incomodan un parvo el ambiente.

La joven, acomodando sus cabellos, decide presentarse sola: —Soy Cristal. Mucho gusto doctor Park, he oído hablar mucho de usted... Y de su marido —finaliza en un perfecto inglés mientras muerde su labio inferior.

A todo esto, Nam se tapa la cara con la palma de la mano en gesto de total disconformidad.

"¡Ah no! ¡Querida siliconada! ¡A otro lado con ese tono libidinoso al hablar de mi marido! Testás ganando un buen zarandeo..." Dicta mi cabeza a medida que la observa tomar mi mano con apuro.

—¿A sí? Espero que solo cosas buenas haya escuchado. Y no estaba al tanto de que Min estuviera en pareja —le digo mientras observo a Nam y a Jin, negando con sus manos por detrás de la supuesta parejita.

—Bonita ¿Por qué no vas por unos tragos? ¿Sí? Y deberías retocar tu maquillaje... —anuncia Min de la nada, a lo que la joven enloquece por verse desaliñada y sale como alma que la lleva el diablo para el tocador.

—¿Se puede saber de dónde sacaste a tu acompañante, Min? —le cuestiono con picardía.

—Justamente de ahí —dice Nam a su costado —. El oncólogo de renombre más buscado en todo Corea del Sur y sus alrededores, contrató a una acompañante de dudosa procedencia
—¿Qué? ¡No te puedo creer! —les digo a nuestros amigos mientras Min refunfuña por lo bajo, aguantando cada una de nuestras burlas.

—Yo le dije &afirma Jin —que la materia gris de la señorita se le fue para los senos en cuanto la escuchamos  tratar de emitir labia.

—Ustedes se burlan porque ambos están comprometidos —dice Min con el ceño fruncido a lo que Nam lo fulmina con la mirada.

—Y bien atado querido —anuncia el jefe de enfermeros que tenemos por amigo, mostrando su flamante alianza de compromiso. Entonces, los envuelvo a ambos en un gran abrazo conmocionado de alegría por ellos.

—Pero puedes encontrar algo mejor Min —le digo palmeando su hombro —.—Y no una que venga contigo y me quiera robar el marido...

Las risas entre nosotros alertan a las personas alrededor, entonces adquiriendo compostura les digo: —¿Se quedan el fin de semana o deben regresar?

—Nos quedamos hasta el domingo a media tarde, debo disfrutar de mi sobrino —dice Nam abrazando a su pareja.

—¡Buenísimo! Tengan la llave de casa, yo le aviso a mi apa que les lleve el pequeño al mediodía —rápido organizo mi jugada bajo la atenta mirada de todos.

—¿Y se puede saber a dónde van a estar ustedes? —consulta Min.

—¡Y follando Min! —afirma Jin —¿A donde más? Si cuando la señorita nombró a su marido en tono muy sugestivo, pensé que la leche se le saldría por los ojos.

—Eres un idiota Jin, pero tienes razón —afirmo entre pucheros a lo que Jin me extiende el brazo confortándome entre abrazos.

—¿No me digas que necesitas nuestra ayuda para follar a tu marido? —afirma Nam con tono sugestivo.

—Ahora que lo dices, de seguro que sí amigo, todo sea porque me baje el libido —le digo mientras reímos ingresando al salón de conferencias.

El cóctel transcurre de amena manera, aunque ahora no diviso por ningún lado a mi risueño esposo. Esta noche lo pillé, más de una vez, observándome de reojo con sus mejillas acaloradas y su brillante mirada. Se observaba tan exquisito y sensual, que provocó el movimiento de mi nuez de Adán tragando fuerte varias veces.

—Aquí tienes amigo —Min me alcanza el trago solicitado.

—¡Qué alegría que pudieron asistir! Aunque no lo creas, extraño tus ironías —le digo.

—¿Y cómo íbamos a perdernos a usted, disertando como todo un cerebrito doctor Jeon? —comenta mi amigo chocando nuestras copas —. Pero, hablando en serio, es increíble tu investigación. Realmente te felicito amigo, pero por favor, no te olvides del esposo. En cuanto lo vimos hoy, parecía un cachorrito necesitado de amor.

Lo observo repentino, cayendo en cuenta de la veracidad de sus dichos. Últimamente, nuestro tiempo es escaso y no me agrada para nada. Pero por más que lo intente, no puedo dejar de lado nada por las prioridades cuando todo es prioritario. Y eso, me ahoga a sobremanera...

—Tienes razón Min, he estado tan ocupado últimamente.

—Solo te digo amigo, que tienes una hermosa familia que te espera en casa cada día. Y por eso, eres un maldito afortunado. Y si esa no es tu prioridad, entonces no sé qué mierda significa eso.

Sus palabras, me calan en lo más profundo de mi pecho. Resonando cada vocablo como un maldito axioma desdoblado en malas ideas y haciéndome dar cuenta de que nada vale la pena, si padecen los que amo.

—Necesito ver urgente a mi pequeño esposo... ¿Lo has visto?

En eso, ingresa Nam a toda velocidad avisando que Jin está descompuesto en su dormitorio y que él irá en busca de la emergencia. Y que por favor vaya a revisar su estado.

—¡Vamos, te acompaño! —indica Min a nuestro preocupado amigo.

Entonces, me desplazo preocupado y a toda velocidad hasta la habitación que alquilaron. Todavía no puedo creer que pudiendo quedarse en nuestro hogar, hayan preferido adquirir habitaciones aquí.

Observo de pasada entre las personas del lugar sin poder ubicar ni siquiera a mis suegros. ¿Quizás? Mi amor se aburrió y se retiró a descansar... Pero, ¿me hubiera avisado, no?

¡Maldición! Encima tiene su teléfono apagado...

Debo enmendar ésta falta de comunicación. Y todo por mi condenada culpa.

Sobre que arribo a la habitación, me recibe una obscuridad absoluta. Entonces, ingresando paulatino consulto creyendo que me he equivocado de número: —¿Jin? Soy Jung Kook...

Solo se percibe un abrumador silencio, y decido adentrarme en la habitación algo preocupado, ya que Jin no contesta.

Pero unos pasos más adelante, me detienen -abruptamente- unas pequeñas manos que rodean mi vientre con el característico aroma que envuelve al hombre de mi vida.

—¿Amor? —cuestiono sintiendo como sus inquietas manos se desplazan por mi torso, empezando a desabotonar mi camisa lentamente...

Entonces, tiro mi cabeza hacia atrás al percibir el toque de sus cálidos labios sobre mi cuello. Llenándome de húmedos roces, y cada tanto, algunos inquietos y rudos toques.

—Te extrañé cariño... —murmura con ronca voz sobre mi oído. Gloriosos sonidos producto de su fervor.

—Y yo, como no te das una idea pequeño... Perdón, mil veces perdón, por priorizar mi futuro ante tus lamen... —sus manos se posan sobre mis labios evitando que continúe con mi labia.

—No es momento de hablar esposo mío, solo de recordar lo bien que sienten nuestros cuerpos en comunión —susurra sobre mis labios para luego atraparlos entre sus dientes, delineando así, un impúdico contorno de saliva sobre los mismos.

Entonces, jalo de sus cabellos para ahondar en lo profundo de su cálida cavidad bucal mientras recorro con mis manos cada sexi contorno suyo.

—Te deseo —susurro entre toques rudos a su piel. Y me sorprendo, gratamente, al distinguir entre sus prendas; la magnificencia del encaje cubriéndole la piel —. ¡Maldición pequeño! Necesito deleitar mis ojos con tu exquisita visión...

Lo alzo sobre mis caderas para arrastrarnos así, entre besos cargados de pasión y anhelo, hasta el lecho de la habitación.

Rememorando cada roce que quema con ardiente devoción sobre cada fragmento de mi cuerpo.

Lo deposito sobre la cama como la efímera pluma que es ante mi toque, retorciéndose de goce cada vez que mis labios rozan sobre su sensible dermis... Transformándose así en un epicúreo ser devoto de ofrenda.

—¡Maldito sea el momento que decidí dar prioridad a otras cosas! —le digo entre jadeos y comiendo del sabor de su sexo —. Pero te prometo pequeño, que no se va a repetir de nuevo —murmuro atragantado en sus fluidos.

—Más acción y menos labia cariño, mi culo te necesita adentro... —emite entre sensuales jadeos.

Desesperado por su entrega, le alzo las caderas hundiendo mi lengua sobre la sombra de la unión de sus nalgas, sin perder más tiempo de preámbulos sin contexto.

—Sabes delicioso, como siempre —murmuro a medida que me elevo sobre su pecho detallando un ardoroso camino de saliva mientras arremeto firme con dos dedos sobre la estrechez de su agujero.

Camino que recorro para luego morir con mis labios en el canto de sus fauces... Fauces que deleitan mis oídos con los gemidos más obscenos.

Así, nos perdemos por horas en donde se nublan las líneas del comienzo de su cuerpo con mi soma.

En donde entre caricias y roces, nos prometemos buscar siempre el tiempo, la manera y que nada más importe.

Y en donde la palabra "amor", prevalece como una neblina embriagadora de cada situación...

En esa habitación de hotel, lo amé de mil maneras y en mil posiciones. Follé con ahínco su cuerpo para luego deleitarme en el placer de hundirme lento mientras le hacía el amor a sus pensamientos.

Entregando y recibiendo cada "promesa" con besos, cada "te amo" entre roces, cada "lo siento" escondido entre toques.

Y repitiendo para que escuche lo que pasó por alto esta noche en cuanto me consultaron:

¿Cuál fue mi mejor descubrimiento en la rama de la neurociencia?

A lo que respondí:

"El haber encontrado a mi sobredosis de dopamina que me tiene locamente enamorado"











Hemos llegado a su final🥺 😭


Mil gracias por acompañarme, por vivir cada palabra y cada capítulo 🥺

Espero que cuando leas esto, te ayude a sobrellevar tu carga diaria, transportando tu mente a donde tú quieras estar🥰

Les mando un fuerte abrazo a la distancia😍

Un beso enorme cargado de todo mi cariño🥰

Y recuerden, que los amito mucho❤️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro