ᴏɴᴄᴇ

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―¿Cómo está él, señor?

Jungkook sonrió. ―Está bien, Baekhyun. Sólo necesitaba un poco más de sangre.

―¿Logró que bebiera?― preguntó, escaneando rápidamente el cuerpo de Jungkook hasta que sus ojos se posaron en su muñeca. Hizo una mueca ante la gasa blanca que cubría la muñeca de Jungkook.

―Está bien, Baekhyun ―dijo Jungkook―. Logré que bebiera lo suficiente para que tenga un mejor color y ya no se ve tan demacrado. Va a estar bien.

―¿Sabe qué le sucedió, señor?― preguntó el criado―. ¿Alguien lo envenenó otra vez?

Jungkook negó con la cabeza. ―No, no lo creo.

―¿Entonces por qué estaba tan enfermo?

Jungkook frunció el ceño, mirando hacia abajo a sus manos. De todas formas, incluso en su propia cabeza parecía un idiota. Jin le había explicado sobre el acoplamiento y sobre beber su sangre. Lo sabía antes de irse, que Jin podría estar en peligro. Y de todos modos se fue.

La condición actual de Jin era su culpa. No era de extrañar que el hombre no quisiera tener nada que ver con él. Él no lo querría si estuviera en la misma posición. Mentir parecía algo pequeño en comparación.

―¿Señor?

―Sólo necesitaba un poco de sangre, Baekhyun.

―Pero traté de conseguirle un donante, señor ―dijo―. Se enfadó tanto conmigo. Me echó fuera de sus aposentos y se rehusó a abrirle la puerta a quien fuera.

―Sí, sobre eso... ―Jungkook fue evasivo. Inclinó la cabeza por un momento y luego miró al criado, sintiéndose increíblemente incómodo―. Ahora soy el único que le puede dar sangre.

―Pero eso quiere decir... ―Baekhyun palideció. Sus ojos se abrieron. Luego pareció recobrar el control de sus sorprendidas emociones. Inclinó la cabeza con una ligera reverencia―. Alteza.

―Oh maldición, Baekhyun ―dijo Jungkook―. Aún soy un hombre lobo.

―Puede ser así. Sin embargo, como el compañero del Príncipe Seokjin, ahora es su consorte, y como tal debe ser tratado apropiadamente.

Jungkook hizo rodar sus ojos. Esto sólo se ponía mejor y mejor. Necesitaba un título tanto como necesitaba un agujero en la cabeza. Primero, no sabía nada sobre ser de la realeza. Se sentía más cómodo en una barbacoa en el jardín.

―Por supuesto necesitamos planificar la ceremonia de compromiso y presentarlo al aquelarre. ―continuó Baekhyun. Jungkook podía ver los engranajes moviéndose en la cabeza del hombre. Prácticamente salía humo de sus oídos―. Tal vez un cóctel.

―Baekhyun, detente ―dijo rápidamente Jungkook―. Nada de fiestas. Jin no está en condiciones de ir a fiestas con nadie.

―Pero Alteza, tenemos que hacer una ceremonia de compromiso. ―El criado parecía como si fuera a caerse―. Simplemente es así como deben hacerse las cosas.

Jungkook suspiró. ―Está bien, te diré algo. Puedes planear la ceremonia de compromiso, pero eso es todo. ¿Entendido?

Baekhyun asintió rápidamente.

―Ahora Jin necesita descansar ―continuó Jungkook―. Tú planéala y te haré saber cuándo el Príncipe puede asistir. ¿Está bien para ti?

―Oh, sí, Alteza. ―Baekhyun sonrió radiante―. Usted es muy comprensivo, señor.

Hoseok rompió en carcajadas, apoyándose en el mostrador como si lo necesitara o podría caerse al suelo.

―¿Él es muy comprensivo? Espera a que vivas con él un tiempo. Esa opinión podría cambiar.

No fue hasta que Hoseok dijo las palabras que Jungkook se dio cuenta que estaba acoplado con un Príncipe vampiro, él dejaría a su manada para vivir en un aquelarre de chupasangres. Jungkook se estremeció. Eso podría ser interesante.

―¿Kook?― dijo Hoseok, apoyando sus manos en los brazos del hombre, mirándolo preocupado―. No quise decir nada con eso.

Jungkook sonrió, dándole palmaditas en la mano a Hoseok. ―Lo sé, entrometido. No fue por eso. Me acabo de dar cuenta que tendré que dejar Wolf Creek. Supongo que cuando descubrí que Jin era mi compañero nunca consideré eso.

―Oh ―Hoseok se mostró pensativo un momento―. ¿No hay manera de que puedas seguir viviendo aquí? ¿Tal vez Jin esté de acuerdo en vivir aquí con nosotros?

―No, dulzura, él es el Príncipe de su aquelarre ―dijo Jungkook―. Lo correcto es que él esté allí con ellos. Y yo... yo necesito...

―Y tú eres su compañero ―Hoseok terminó por él―. Necesitas estar con él.

Jungkook asintió. ―Sí, eso suena bastante exacto.

―Entonces, ¿Qué vas a hacer?

Jungkook se encogió de hombros. ―¿Las maletas?

―¿No crees que deberías poner a tú pareja nuevamente en pie antes de hacer planes para mudarte con él?― preguntó Hoseok, con una ceja negra arqueada a modo de pregunta.

Jungkook se rió fuertemente. ―Eso probablemente sea una buena idea.

―¿Cómo de mal está?

Jungkook negó con su cabeza. ―No tengo ni idea. Antes de Jin, nunca había estado cerca de un vampiro. No tengo ni idea de qué necesita o cuánta sangre necesita para estar normal, lo que sea que signifique estar normal. Normalmente es tan pálido, es difícil de decir.

―¿Si me permite, señor?― preguntó Baekhyun.

Jungkook lo miró, asintiendo.

―Si el Príncipe bebe sangre de hombre lobo, con unas pocas veces bastará para que vuelva a la normalidad. Dependiendo, por supuesto, de cuanto consuma en cada mordisco, Alteza.

―Por supuesto.

―Si usted ya lo ha alimentado una vez, señor, debe estar en camino para volver a la normalidad ―dijo Baekhyun― la sangre de hombre lobo es mucho más potente que la sangre humana.

Hoseok resopló.

―Eso he oído. ―Jungkook hizo una mueca.

El criado miró hacia atrás y adelante entre Jungkook y Hoseok. ―¿Dije algo malo, señor?

―No, no exactamente, Baekhyun ―contestó Jungkook―. La hermana de Jin hizo un pacto con algunos miembros de nuestra antigua manada para vender sangre de hombres lobos. Ella atacó a Yoongi, nuestro Alfa y a Hoseok, antes de que nos mudáramos aquí. Trató de matarlos para sacarlos del camino porque ellos se oponían a su plan. Así fue como murió.

―Una estupidez, si me lo pregunta ―contestó Baekhyun―. La Princesa Jisoo no era más que un dolor de cabeza para el Príncipe Seokjin. Siempre se estaba metiendo en un problema u otro. Sólo me sorprende que alguien no la matara antes.

―¿Oh?

―No me gusta hablar mal de los muertos, pero esa mujer era malas noticias ―dijo Baekhyun―. Siempre pensó que su estatus la hacía mejor que todos los demás, que las leyes que gobernaban a nuestra gente no se aplicaban en ella.

Baekhyun negó con su cabeza, con los labios fruncidos. ―Ella nunca entendió que la familia real está ahí para guiar a las personas, para cuidar de nosotros. El Príncipe SeokJin entiende eso. Sabe que es su deber enseñarnos la diferencia entre el bien y el mal.

―¿Crees que esa podría ser la razón por la cual fue envenenado?― preguntó Jungkook―. ¿Podría alguien quererlo fuera del camino, así ellos podrían gobernar el aquelarre a su antojo?

―Si la Princesa Jisoo aún estuviera con vida, habría dicho que ella sería la candidata perfecta para eso. A ella nunca le gustó la idea de que el Príncipe SeokJin reinara en el aquelarre y no ella.

―¿Porque es una chica?

―No, porque ella nació en segundo lugar ―dijo Baekhyun―. El primero que nace siempre gobierna. Sin importar si el primogénito es hombre o mujer. Sólo importa quien llega primero.

―Entonces, ¿Si la princesa elimina a su hermano matándolo?― preguntó Jungkook― ¿Sería ella la siguiente en gobernar?

Baekhyun asintió. ―El aquelarre debe ser regido por un miembro de la familia real. Si el Príncipe muriera, Jisoo habría heredado el aquelarre.

―Si Jisoo está muerta y luego Jin es asesinado, entonces, ¿Quién queda como heredero?

Baekhyun frunció el ceño. ―No estoy seguro. Ellos son los únicos niños nacidos de su padre, y su linaje siempre fue sucedido por el noble que gobernara antes de ellos. Él gobernó por más de doscientos años antes de su muerte.

―¿Qué hay de su madre?

―¡Esperen!― gritó Hoseok―. ¿Me estás diciendo que tu gente muere de vejez? Pensé que eran inmortales o algo así.

―Sólo en las películas de Hollywood ―respondió Baekhyun, sonriendo ligeramente antes de borrar la sonrisa de su rostro―. No, tendemos a vivir más tiempo, pero podemos morir al igual que todos los demás. Aunque los miembros de la familia real tienden a vivir más que los miembros normales de nuestro aquelarre. El padre del Príncipe SeokJin vivió hasta los setecientos cuarenta y tres años.

―¿Cómo murió?― preguntó Hoseok.

―Fue atacado y asesinado por el Príncipe de otro aquelarre. ―Baekhyun se encogió de hombros―. Eso pasa.

―¿Mucho?― preguntó Jungkook―. ¿Podría ser ese el motivo por el que alguien envenenara a Jin?

―Nuestro aquelarre es un aquelarre muy deseado. El Principe tiene mucho territorio e incluso mucha influencia ―contestó Baekhyun, palideciendo un poco― supongo que todo es posible.

―¡Joder!― soltó Jungkook. Miró al criado, con la certeza de que alguien quería sacar a Jin de la foto. Por lo que al traer al Príncipe a Wolf Creek podría haberle salvado la vida.

―Envenenaron su vino, Baekhyun ―dijo Jungkook―. Lo olí con mi propia nariz. ¿Quién podría haberlo hecho? ¿Hay alguien en el aquelarre que tenga resentimiento contra Jin o que piense que ellos tienen derecho a su reino?

La frente de Baekhyun se arrugó mientras pensaba. Finalmente, después de unos momentos, negó con su cabeza.

―No. Todo el mundo lo ama. Nuestro aquelarre ha prosperado bajo el reinado del Príncipe, más de lo que lo había hecho en siglos. No puedo pensar en alguien que quiera lastimarlo.

―¿Qué hay de mí? Se suponía que bebería el vino junto a Jin. Además de todo el asunto del hombre lobo, ¿Habría otra razón para tratar de matarme?

―Si alguien sabía que los dos estaban acoplados, sí.

Jungkook negó con su cabeza.

―Nos acoplamos hasta después de eso.

―¿Se lo dijiste a alguien antes de acoplarse?― acotó Hoseok.

Está bien, ahí fue cuando sus problemas empezaron. Jungkook no tenía ni idea. Jin podría habérselo dicho a todo el mundo y Jungkook no lo sabía. El hombre ya había sido envenenado y se había recuperado para el momento en que se acoplaron.

―Yo no se lo dije a nadie, pero Jin podría haberlo hecho ―finalmente contestó.

Baekhyun negó con su cabeza. ―No, yo habría sido el primero a quien se lo dijera, y nunca lo hizo.

Eso hizo que Jungkook se sintiera aun peor. Aparentemente Jin no le había dicho a nadie que ellos estaban acoplados. Ya sea porque no le importaba o porque no quería que nadie lo supiera. Jungkook no estaba seguro de qué hacer sobre eso.

―¿Crees que tu compañero estará ya despierto para responder algunas preguntas?― preguntó Hoseok―. Podría darnos una mejor idea de quién está detrás de él.

Jungkook asintió. ―Esa probablemente sea una buena idea. Iré a ver como está y veré si está despierto.

Se dirigió a su dormitorio, frotando sus manos sudorosas en los jeans. No sabía qué decirle a Jin. Era obvio incluso para Jungkook que ellos eran físicamente compatibles. Era fuera de la cama donde parecía que tenían un problema.

Si pudieran superar todo esto, Jungkook sabía que ellos podrían ser una pareja formidable. El poder superarlo parecía ser el problema. Jungkook aún no confiaba en que él no mintiera, pero eso palidecía en comparación a su culpabilidad ante la condición de Jin.

El Príncipe no podría vivir sin él. La transgresión de Jungkook había puesto en peligro la vida de Jin. El que su compañero mintiera sólo era frustrante. ¿Qué parecía ser peor? Jungkook sabía que lo suyo. Jin tenía todo el derecho a no querer nada con él. Jungkook esperaba que el hombre fuera más indulgente que él.

Abriendo la puerta del dormitorio, caminó a un lado de la cama. Odiaba molestar a Jin. Él necesitaba descansar, pero Jungkook necesitaba respuestas y sólo Jin podía darlas.

Se inclinó para agarrar y sacudir el hombro de Jin, pero su mano sólo se hundió en las mantas. Jungkook frunció el ceño. Tomó el borde de la manta y tiró hacia atrás por completo para encontrar la cama vacía.

Su mente era una nube de confusión, miró alrededor de la habitación. Todo estaba donde debería estar. Nada parecía estar fuera de lugar... excepto la puerta doble, que estaba abierta.

Se puso de pie de un salto y corrió hacia la puerta. Abriéndolas, con la esperanza de ver el apuesto rostro de Jin, Jungkook se sorprendió al no ver nada más que el bosque detrás de su casa.

Parecía que no había señales de lucha, no habían forzado la entrada, ninguna señal de nada. Ni siquiera de Jin. Jungkook cerró las puertas y se dirigió a la cocina donde Baekhyun y Hoseok esperaban.

―Jin se fue.

―¿Se fue?― preguntó Hoseok.

―Se ha ido, perdido, lo que sea. Él no está aquí ―dijo bruscamente Jungkook―. Regresé al dormitorio y sus mantas estaban apiladas en la cama, pero él no estaba ahí. Las puertas del patio estaban abiertas, pero no había señales de él.

―¿Podría alguien habérselo llevado, señor?

―No lo sé ―contestó Jungkook. Se paseaba por la cocina, empujando su mano por su cabello―. Quiero decir, supongo que alguien podría haber entrado y llevárselo, pero habríamos sentido su aroma, ¿verdad? ―Se detuvo y miró a Hoseok y a Baekhyun. ―¿Verdad?

Hoseok asintió rápidamente. Baekhyun simplemente se encogió de hombros. ―No lo sé, señor. Yo no soy un hombre lobo.

―Eso quiere decir que Jin se fue por su propia cuenta. ―susurró Jungkook. La conversación de antes se repetía en su mente.

Jin prefería morir que estar acoplado a él. Jungkook pensó que sólo estaba enfadado. Nunca se imaginó que su compañero podría hablar en serio.

―Debemos llamar a Yoongi.

Jungkook miró a Hoseok y asintió, agradeciendo que alguien estuviera usando la cabeza. No podía dejar de pensar en las palabras de Jin.

¿Su compañero lo odiaba tanto que prefería morir a estar con él? ¡Espera! Él dijo que no lo odiaba, de hecho dijo justo lo contrario. Lo opuesto al odio es el amor, ¿No es así? ¿Pero sí Jin lo amaba, por qué se iría?

Jungkook frotó sus manos sobre su rostro mientras se llenaba de angustia. Sabía la respuesta.

Jin se fue porque sintió que no tenía otra opción. Jungkook hizo todo lo posible, incluso dijo abiertamente las palabras, diciéndole a Jin que ellos nunca tendrían una relación. El hombre no tenía ninguna razón para quedarse y era lo suficientemente orgulloso para rogar.

Jungkook se sintió como el idiota más grande del mundo. Mientras más pensaba en ello, más sabía que toda esta situación recaía completamente en sus hombros. Necesitaba encontrar a Jin antes de que se metiera en más problemas de los que ya tenía.

―Voy a buscar a Jin ―dijo Jungkook―, llama a Yoongi, luego a Jungwhan y dile a ambos qué es lo que está pasando. Llevo mi móvil conmigo. Si encuentras a mi compañero, llámame.

―¿Pero qué sucede, Kook?― gritó Hoseok mientras Jungkook se dirigía a su dormitorio―. ¿Qué debo decirles?

Jungkook se detuvo. Miró sobre su hombro a Hoseok.

―Diles que mi compañero vampiro está perdido en un valle lleno de hombres lobos y sin ninguna protección.










































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