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CAPÍTULO UNO;
DÍA DE LA DUDA
❛paso a paso

┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
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EL MUNDO ES UN LUGAR QUE NO ES FELIZ, PODRÍA CONSIDERARSE como un lugar cruel y despiadado. Y en un mundo en donde los poderes existen, en donde las personas que hace muchos años eran consideradas malas, podrían ser peores con un poder en sus manos. Y a veces, incluso la persona más mala que puede existir está bajo nuestras narices, nunca podremos saber quién es realmente el villano.

A veces, el lobo está disfrazado de cordero. O incluso, está siendo obligado a disfrazarse en un tierno corderito para que nadie le tenga miedo, ya sea por elección o por obligación de su verdadero ser, de su pasado, de todo lo que lo persigue; porque hasta el mismo lobo puede estar siendo perseguido por un monstruo mucho más feroz y peligroso.

Y en un mundo donde el 80% de la población del mundo tienen dones, tienen quirks, pueden volverse el mismo demonio.

Todo se veía parcialmente oscuro, el clima de era versátil al sentir la frescura de la mañana junto con el leve calor del verano. El sol apenas estaba saliendo, comenzando poco a poco aquel día; algunas personas estaban continuaban descansando sus cómodas camas mientras otros tenían que empezar desde ahora su día, aunque quieran o no.

Estaba en silencio, pareciendo que no había ningún alma a la vista. O al menos, eso era lo que parecía, si no fuera por el gran animal de pelaje blanco que acechaba entre los arbustos a lo que podría ser su presa.

Sus orbes estaban fijos en aquella figura que miraba tranquilamente hacia un lado, teniendo una botella de agua en su mano derecha, pareciendo no percatarse de la presencia del animal que la cazaba. Parecía esperar a alguien, lejana de la realidad. Sólo tomó un sorbo de su botella y suspiró ligeramente mientras colocaba una mano en su cadera, sólo girando eventualmente su cabeza hacia su alrededor, buscando algo, aún sin percatarse de lo que la estaba buscando a ella.

Segundo a segundo se iba acercando lentamente a su espalda, listo para lanzarse a atacar. Estaba ya a centímetros de su espalda mientras se agachaba y colocaba en posición de ataque, la chica apenas pudo girar el rostro hacia atrás cuando aquel animal se lanzó a su espalda.

—¡Ay, Yuu-chan! —chilló la chica con espanto cuando el canino empujó con sus patas su espalda, empujándola hacia adelante y casi haciéndola caerse.

El Husky finalmente salió a la luz mientras daba algunos saltos para colocarse enfrente de su dueña, soltando un juguetón ladrido mientras volvía a colocarse en posición de ataque, aunque en este caso, en posición de juego, agitando su cola de un lado a otro ante la emoción que sentía en ese momento, a pesar de que la femenina lo miraba con cierto reproche en sus ojos; estos brillaban levemente en un color azulado, su cabello rojizo se agitó un poco ante la pequeña brisa mañanera que recorrió el lugar, agitando los árboles que habían a su alrededor y llevándose consigo algunas hojas que llegaron a enredarse con su cabello. Tuvo que reaccionar antes de tener todo el cabello en la cara, sobre todo tomando en cuenta que su cabello era complicado de tratar.

Tsubomi Hatsulin suspiró con cierta pesadez mientras pasaba sus dedos entres sus hebras rizadas y rojizas, que con su suerte cuando se soltó la coleta de caballo fue cuando el viento arremetió contra ella. Hizo una pequeña mueca ante el leve tirón que se provocó a si misma por el leve enredo que le generó la propia naturaleza, teniendo algunas hojas de árbol sobre sus cabellos. Tomó una de estas y la colocó a la altura de su nariz, mirándolo fijamente.

—Que mal... —hizo un pequeño puchero mientras cerraba sus ojos con pereza—. Tendré que llegar a los dormitorios y volver a peinarme el cabello... Espero no durar mucho haciéndolo para no llegar tarde a clase. —abre sus ojos azules, viendo su alrededor. Apenas había amanecido—. Bueno... creo que sí tengo tiempo.

Yuu ladró de manera fuerte y clara haciendo que Hatsulin lo volteara a mirar con una mirada un poco cansada y aburrida de su pequeño escandalo con que jugara con él, tomando en cuenta que ya lo había hecho e igualmente no tenía mucho tiempo que perder, porque Yuu era alguien que podía durar hasta más de una hora jugando a pesar de su edad, y aunque quisiera, la pelirroja no podía hacerlo, tomando en cuenta que tenía clase ese día. Miró su muñequera en el reloj tecnológico, dandose de cuenta que ya sus compañeros estarían despertándose y empezando el día.

Dejó salir un largo suspiro y miró hacia el cielo de manera pensativa, sintiendo sus párpados un tanto pesados tanto por el sueño como por el leve cansancio en su vista que aún poseía por el llanto que no hace mucho había tenido, siendo una de las pocas veces donde podía desahogarse como podía.

Entrecerró sus ojos y recordó como la noche anterior bajó junto con Katsuki cuando anunciaron la cena, aún recuerda la sorpresa apenas bajó.

«—¿¡Qué fue lo que te pasó en los ojos!?

La mayoría había exclamado apenas vieron los ojos hinchados de quien era considerada la más entusiasta de su clase, incluso pareciendo que de la misma hinchazón no podía mantenerlos abiertos como se debía, agregando que se marcaban un poco más las ojeras.

—Alergias. —respondió con sencillez mientras rascaba su nariz un poco, sorbiendo esta misma. Estaba un poco congestionada.

—¿Segura que estás bien, Hatsu-chan? ¿De verdad estás enferma? —Ochako se acercó preocupada a ella al igual que la mayoría de las chicas—. Todoroki-kun nos contó que el sensei te dijo que te fueras a los dormitorios temprano.

Hatsulin se quedó en silencio por varios, miró hacia Shōto que estaba sentado en el sofá, mirando hacia otro lado. No pudo decir nada al respecto, además, podría considerarlo como una excusa por la verdadera razón por la que se encontraba en ese estado; su sonrisa se tensó y sus puños se apretaron por unos segundos.

Suspiró, tenía que calmarse y al mismo tiempo disimular. Lo menos que quería ahora preocupar a toda la clase, al menos, no preocuparlos más con su aparente resfriado.

—No se preocupen, de verdad. Estoy bien, ya se me pasará. —alzó su pulgar con una sonrisa relajada—. ¡Todo bien!

—¿Y se puede saber porque bajaste con Bakugō? —en eso, Mina se acerca a un lado de ella con una pequeña aura de malicia. Hatsulin la miró como si no comprendiera.

—¿Por qué iba de paso? Cuando iba a bajar él también lo estaba haciendo. —respondió con simpleza y obviedad, sabiendo muy bien que no era la verdad completa.

—Literalmente había acabado de subir.

—Le das muchas vueltas al asunto, Mina-chan.

La de piel rosácea se queja un poco por la fuerte negación de su amiga de la muy «casual» llegada del explosivo rubio de su clase, pareciendo un hecho bastante curioso tomando en cuenta que hace unos minutos él se había levantado diciendo que no quería que lo molestaran hasta la hora de la cena. Miró intensamente hacia el cenizo que se había ido directo a la cocina cuando sus amigos le pidieron ayuda para la cena, respondiendo que todos eran inútiles y que siempre tenía que demostrar que era el mejor, una manera muy al estilo Bakugō Katsuki sobre que los iba a ayudar.

Ashido miró con reproche e insistencia a la pelirroja, haciendo un pequeño puchero; detalló su rostro un poco apagado, no pudiendo evitar el suavizar un poco su mirada al recordar el hecho de que ella parecía estar un tanto decaída y posiblemente enferma. Se aguantó seguir cuestionándola y se cruzó de brazos, inflando sus mejillas mientras emitía un pequeño bufido, llamando la tensión de la ojiazul.

—Muy bien, por ahora no te preguntaré, ¡sólo porque pareces estar enferma! —alza su dedo, enfatizando la palabra «sólo». Hatsulin le dedicó una pequeña sonrisa, observando su impaciencia—. Pero... ¿al menos si tengo razón de que sucedió algo? ¿Mm? —alza sus cejas con disimulo, susurrándole como si le dijera un secreto.

Ahí Tsubomi no supo que responderle, quedándose muda. Por su parte no tenía mucho problema en decirle que si, estuvieron los dos y de cierta forma conversaron, no le parecía molesto o un problema como tal el decir eso, pero sentía que la situación en la que estuvo con él era algo que no quería que nadie se enterara.

Para Hatsulin era algo muy íntimo el desahogo que había tenido, desde hace mucho que no ha llorado enfrente de alguien, sólo recordando a Yūta y a Hitōshi en su época de secundaria, en donde surgió ese problema en no ser capaz de llorar. La verdad seguía preguntándose si fue realmente correcto hacerlo, pero la verdad había sido un momento demasiado estresante.

Volvió a hacer una pequeña mueca, recordando su conversación con el tal Ichirō Senshi, sintiendo la impotencia e indignación invadirla, pero tuvo que volver a respirar profundo. Lo menos que quería era terminar explotando otra vez, y más encima enfrente de toda su clase. Ya tenía suficiente con Katsuki, y agradecía que él era lo suficientemente discreto y confiable como para saber que no hablaría de eso.

Dio un pequeño vistazo hacia su dirección, observando su espalda y los leves movimientos que hacía al estar cortando verdura, regañando y a su vez quejándose con Iida y Kaminari sobre que no lo hacían bien, obviamente muy a su manera. No pudo apartar la mirada, tanto por la inquietud de lo que Katsuki pensara de ella ahora como con lo amable que se portó con ella. Llevó una de sus manos a su cara, sosteniéndose ambas mejillas y apretándolas suavemente haciendo que abultara sus labios hacia afuera, como él lo había hecho, como en un gesto de querer animarla.

—¿Hatsu-chan? ¿Qué haces? —pregunta la de escleróticas oscuras al ver aquella acción de la chica de la cicatriz hacía, viéndose pensativa—. ¿Hola? ¡Oye!»

—¡Hatsu-chan, al fin apareciste!

La pelirroja salió de sus pensamientos una vez abrió la puerta de los dormitorios, llegando a la sala común en donde veía a todos su compañeros empezar el día, la mayoría aún con pijama. Le llegó un suave aroma a panqueques y no pudo evitar que su estómago gruñera ante el hambre, a pesar de estar acostumbrada a todos los días salir a correr con nada más que agua y a lo mucho alguna manzana para no terminar desmayándose en medio de su ejercicio mañanero, siempre que le llegaba el aroma a la comida no tardaba en ir a comer. Cerró la puerta detrás de ella y desabrochó la correa del Husky para que caminara libremente y saludara a sus demás compañeros, sonrió hacia Mina quien exclamó apenas abrió la puerta.

—Buenos días, Mina-chan. —saluda mientras bebía de su termo de agua, encaminándose hacia sus compañeras que estaban somnolientas en el sofá, siendo Momo quien estaba cocinando el desayuno junto con Izuku e Iida—. Y buenos días a todos, compañeros. ¿Qué tal amanecieron?

—Con ganas de ir a dormir otra vez. —Sero pasó a un lado de ella con sus ojos prácticamente cerrados, casi todos estaban en el mismo estado.

—¿Cómo es posible que seas capaz de despertarte desde tan temprano? —cuestiona Denki una vez se lanzó al sofá individual, rascando su cabeza—. E incluso salir a correr, dinos tu secreto...

—Mucha disciplina. —respondé con tranquilidad mientras colocaba sus manos en su cintura, sonrió y se perdió una vez más en sus pensamientos al recordar la verdadera razón por la que tomó esa maña de despertarse a la misma hora todos los días—. Y trabajo duro, pero llevo años haciéndolo así que ya es costumbre.

—Yo no sé si pudiera aguantar algo así durante tanto. —se queja como niño pequeño el rubio del mechón echando su cabeza hacia atrás.

—No aguantas nada. —se escuchó el bufido de Bakugō quien estaba sentado en el comedor a solas, bueno, más o menos ya que tenía a un lado a Yuu buscándole juego.

—¡Es que Hatsu-chan se levanta a las cuatro de la mañana a hacer ejercicio! No entiendo como puede aguantar tanto. —se queja ligeramente el chico del quirk electrico en defensa mientras se apoyaba en el sofá mientras estiraba sus brazos dramáticamente hacia la pelirroja—. Hatsu-chan, regálame un poco de tu fuerza.

—¿Y a tí que rayos te importa lo que ella haga? ¡Si tanto quieres fuerza, deja de ser un vago! —le replica mientras empujaba la cabeza del can cuando intentó subirse encima suyo y lamerle la cara, Yuu sólo agitaba su cola de un lado a otro energético.

Hatsulin sonrió de lado mientras veía la escena, la verdad ver aquellas interacciones todas las mañanas era algo bastante lindo, al menos por su parte. Ella quería y podía considerar que amaba a sus compañeros, y el hecho de ahora vivir juntos, ir a clases juntos y regresarse a un hogar juntos era algo que le agradaba, siempre había una escena entretenía de ellos jugando, peleando como en el caso de Bakugō y Kaminari (aunque era más bien con el más alto regañándole y el otro quejándose). Era algo tan cómodo y tranquilizador todo.

Todo se veía tan seguro que le daba algo de miedo que algo sucediera para arruinarlo.

Estaba tan metida en sus pensamientos que no se percataba de la presencia de Yaoyorozu a un lado suyo con una taza de porcelana con un café humeante. La más alta la veía con curiosidad al notarla tan perdida en sus pensamientos, por lo que alzó una de sus manos y tocó suavemente su mejilla, Hatsulin reaccionó un poco sorprendida y la miró, Momo esbozó una linda sonrisa mientras le extendía el café.

—Mira, Hatsulin-san, el café que a ti te gusta.

La chica se quedó en silencio viendo aquel gesto de la azabache, luego sonrió mientras su mirada se suavizaba y tomaba la taza de café, sentía su corazón acelerarse ligeramente por aquel gesto. Aunque no era la primera vez, desde que están en los dormitorios Yaoyorozu Momo siempre le tenía una taza de café amargo.

—Muchas gracias, Yaomomo. —agradecía con un muy leve sonrojo en sus mejillas que se desvaneció al instante, sentía una ligera pesadez en su pecho.

—¿Cómo dormiste? ¿Ya estás mejor? —preguntó, curiosa de su salud.

La pelirroja se quedó en silencio por varios segundos, sus ojos se movieron en un pequeño vistazo hacia la dirección de Bakugō que caminaba con sus manos en los bolsillos hacia la cocina, siendo seguido por Yuu quien agitaba su cola conforme se trasladaba. Formó una pequeña sonrisa, cerrando sus ojos.

—¡Si, ya estoy mejor! —suelta una pequeña risa, mostrándose despreocupada—. Nada de que preocuparse, estoy muy bien.

Yaoyorozu se queda mirándola con un poco de duda por sus palabras, fijándose en la pequeña hinchazón que había en sus párpados junto con las marcas un tanto oscuras debajo de sus ojos. Y antes de decir algo, Katsuki, que les pasó por el lado, dejó salir un curioso bufido que las tensó a ambas, sobre todo a la pelirroja quien prefirió no mirarlo porque sabía muy bien qué significaba ese gesto.

Un pequeño tic se instaló en su ceja mientras soltaba una ligera y larga risa, mostrando cierta incomodidad e inquietud por ese gesto de parte de Bakugō Katsuki, sabiendo que fue su manera de sarcasmo cuando dijo que «estaba bien». Yuu trotó hacia su lado y dejó salir un pequeño ladrido, agitando su cola.

❛Y ya empezamos el día...❜ pensó la pelirroja mientras dejaba salir un suspiro, sintiendo el aroma al café recién hecho, haciéndola sonreír.

DECIR QUE LA HABÍA INCOMODADO ERA poco con lo que estaba imaginándose en ese momento. No había logrado dormir absolutamente nada en esos últimos días, y ahora su cara de enojado podría acentuarse más con las ojeras que tenía debajo de sus ojos.

Ahora, Aizawa Shōta lo miraba en silencio mientras bebía de su café, siendo un par de miradas ligeramente disimuladas hacia el rostro de muerto que tenía Ichirō Senshi en ese momento, mirando de manera perdida hacia el desayuno que había preparado para ambos, esperando que con eso quizás se sintiera mejor. Pero hasta este punto, no sabía si llegara a funcionar o si llegara a ser pronto que su ánimo mejorara.

Y estaba claro que no era el único así, tenía en claro que su estudiante de largos cabellos rojizos estaba igual por la revelación que el chico le había dado. EraserHead frunció un poco el ceño y cerró sus ojos, dejando salir un largo suspiro. Se sentía angustiado con ambos adolescentes que tenían su pasado entrelazado como aquel hilo rojo del destino, pero que en este caso, era rojo por el dolor y la sangre que habrán sentido y derramado, y con sólo imaginarlo, sentía como la impotencia crecía en él. No podía imaginar a alguien pasar por una tortura, sobre todo en una edad tan pequeña como la que Senshi y Hatsulin habían pasado, contando de igual manera a Hideaki Keizuke, de quién no tenía en claro que sería de él sabiendo que también fue víctima de Asahi Kaito y que ahora parecía estar con la Liga de Villanos, era demasiado repercutorio y no sabía si hasta ese punto podría ayudarlo.

En todos estos años, ¿qué tanta sangre estará manchada en las manos de Keizuke?

La verdad, no había mucha información de él, más que la noticia de su desaparición hace casi diez años y la masacre de toda su familia, recordando como no hace mucho había fallecido la única sobreviviente de todo eso. Tuvo que frotar sus ojos para tratar de evitar o apaciguar el dolor de cabeza que tenía, era demasiado estrés del que por sí ya tenía siendo maestro.

—Ichirō, deberías comer. —finalmente rompió el silencio con sus dedos contra sus párpados, pasando a masajear su cien.

—¿Para qué? —respondió de manera casi desganado, frunciendo el ceño y girando el rostro para otro lado—. Ganas de hacer algo es lo que no tengo.

Shōta sintió una vez una puntada en su cabeza, intensificando el dolor en esta mientras lo observó con severidad. —No puedes descuidarte de esa manera. Eso no es bueno para ti.

—Pues me lo merezco. —respondió con pesadez, cruzando sus brazos—. Seguramente le arruiné la vida a Hatsulin. Ella debe tener problemas ya, y vengo, y me vuelvo un problema.

—Tú no eres ningún problema.

—¿Quieres que te recuerde que ayer me golpearon en la cara? —suelta con cierto sarcasmo el de colmillos mientras veía un poco molesto al mayor. Luego se sobó la nariz—. Un poquito más y no me rompe la nariz. ¿Sabía que ella tenía tanta fuerza?

Shōta se queda en silencio por sus palabras ante sus palabras y luego se abstuvo a responder. —Tsubomi es una de las más fuertes de la clase.

—Me imagino y debe ser algo obvio. Fue una de los ganadoras del Festival Deportivo.

—Si...

Todo una vez más se quedó en silencio, claramente un silencio incómodo en donde el otro no sabía que más comentar. Aizawa Shōta estaba pensando en la manera de calmar a Senshi, incluso pensando alguna manera de animarlo, pero no era para nada bueno animando a las personas, así que se sentía incómodo y al mismo tiempo culpable del estado en el que el menor estaba. Era como si fuera alguno de sus estudiantes, sobre todo tomando en cuenta que rondaba la misma edad.

Miró fijamente su rostro por varios segundos, desplazándose hasta la cicatriz que se asomaba por su cuello, pareciendo ser una cicatriz bastante larga. Volvió a hacer una mueca al recordar la cicatriz que rondaba por el rostro de Hatsulin, pensando en que tan grande fue; recuerda que la cicatriz iba de la mitad de su rostro, antes de su nariz y se escondía entre su cuero cabelludo.

El simple hecho de pensar en la herida que ambos, no, que los tres, incluyendo a Keizuke, debieron pasar. Sobre todo este, quien estaba lleno de cicatrices por todos lados, junto con una mirada vacía.

Dio un sorbo a su café mientras cerraba sus ojos con suavidad, tratando de calmarse y tener todo bajo control y así calmar al adolescente enfrente de él.

—Trata de comer. —le comenta el azabache mientras se levantaba llevándose su plato consigo, aún sosteniendo su taza de café—. Puedes quedarte aquí y hacer lo que quieras; ver una pelicula, jugar videojuegos. Pero no se te olvide avisarme a mi y al director si vas a salir.

Senshi siguió con la mirada sus movimientos, viéndose aún un tanto amargado y desanimado pero no objetando nada. Gruñó un poco al recordar la razón por la que la U.A. ahora tenía más precaución con todo, la imagen de Iyassu, Areri y sobretodo Asahi Kaito se instaló en su mente. Por ellos es que la U.A. estaba tomando esas medidas de precaución, junto con la Liga de Villanos de la cual no se ha sabido nada desde el incidente de Kamino. En si, no podía dejar de pensar en ellos por el hecho de que Hideaki Keizuke estaba involucrado con ellos; pedía fuertemente a quien sea que estuviera arriba que él no haya hecho ninguna locura y tenga las manos limpias.

Senshi estuvo en el bajo mundo por varios años, y en lo que cabe, nunca supo de la existencia de fechorías o asesinatos por mano de él. Y eran dos opciones; trabajaba en muy bajo perfil o realmente no había hecho nada más que estar bajo el mando de Asahi y los villanos. Y eso le preocupaba, porque no sabía si él habia llegado a cambiar, si tenía otros ideales o si incluso de verdad se haya manchado las manos. Y en ese pensamiento, vino Hatsulin, sabiendo que debe haberse encontrado con él en el tiempo que estuvo secuestrada, preguntándose si habían hablado.

Sus puños se apretaron con fuerza, llegando a marcarse las venas de sus brazos un tanto cicatrizados. Su mirada encontró una vez a la figura de Shōta quien estaba con su traje de héroe listo para ir a dar clases, terminando de tomar su café, y entonces, no aguantó levantarse rápidamente y mostrarse un poco más determinado.

—¡Voy contigo!

El mayor se queda en silencio ante sus palabras tan repentinas, era algo que en serio no esperaba junto con la negación y las pocas ganas que tenía de hacer algo ese día, sabiendo que tenía los ánimos por el suelo desde que había hablado con su estudiante y esta reaccionó de manera negativa; trató de analizar su cambio de opinión, teniendo que fruncir el ceño, al menos ya estaba un poco más acostumbrado a sus cambios de humor, aunque le parecía algo extraño que primero no quisiera hacer nada y ahora tenía una extraña necesidad de ir con él a la academia. Se le quedó mirando por varios segundos notando su postura y su expresión, como si quisiera averiguar porque de la nada cambió de opinión.

—Come. —fue su respuesta mientras lavaba con rapidez el vaso dónde bebió café—. El director Nezu me dijo que estarías bajo mi cargo algunos días para que pueda resolver unos asuntos, así que tengo que asegurarme de que estés bien mientras te encuentres conmigo. Ahora come.

—Pero quiero ir a la U.A., no quiero sin estar hacer nada. Además, quiero hablar con Hatsulin otra vez. —responde con firmeza y una expresión estoica; y a pesar de eso, Shōta se dió de cuenta de los pequeños gestos de vacilación como sus cejas se tensaban y sus manos parecían temblar, afiazándolas cuando las cerró en puño.

Shōta continuó en silencio y alzó una de sus cejas, cruzando sus brazos. —¿Puedo saber porque ese cambio de opinión tan de la nada? —pregunta de forma seria.

Senshi se quedó en silencio y agachó la mirada, volvió a mostrarse dudoso y conflictivo. Apretó su mandíbula y volvió a apretar sus manos en puños, llegando a clavar un poco sus uñas en las palmas de sus manos. Tuvo que tomar una temblorosa respiración para calmarse al sentir la ansiedad invadirlo.

—Porque quiero hablar con ella... —murmuró, mostrando inseguridad y un poco de pesadez—. Una parte de mi quiere alejarse y dejarla tranquila, pero la otra quiere acercarse y ser parte de su vida otra vez, darle a entender que soy yo, que estoy vivo... Y que no está sola. —admite aún sintiéndose dudoso, alzando la mirada con un poco de decisión.

Shōta se quedó en silencio al escuchar sus palabras, sintiéndose sorprendido. Sus cejas se alzaron mientras ocultaba su mueca de sorpresa bajo la bufanda que siempre usaba alrededor de su cuello como parte de su traje de héroe, tratando de procesar un poco sus palabras. Y en si, lo que más le sorprendía era la mezcla de determinación y tristeza en sus palabras, en su tono de voz. Aunque no era mentira que últimamente estaba triste, desanimado, casi depresivo, sobre todo con el hecho de que no quería comer ni hacer nada. Y no era el único.

Entrecerró sus ojos mientras agachaba la mirada, respirando con profundidad. Se encaminó hacia el menor mientras en el proceso tomaba entre sus manos al gato negro que se estaba encaramando en su pierna, acariciando su cabeza para calmarlo. Ichirō lo veía con cierta duda y a su vez dureza y determinación, hasta que cerró sus ojos cuando el más alto le dió unas palmaditas en la cabeza y a la par le entregaba al felino el cual recibió con cierta extrañeza, viéndose confundido.

—Primero trata de organizar tus ideas, calmarte y sobre todo, desayunar. —le aclaró con tranquilidad, observando sus ojos dorados verlos fijamente—. Toma tu espacio, y como te he dicho, cuando te sientas verdaderamente listo, te acercas a ella. Tsubomi también debe necesitar su espacio; no queremos que te vuelva a golpear en el rostro.

El adolescente desvió la mirada hacía un lado, un tanto avergonzado pero luego asintiendo sin decir nada, observó al peludo gato en sus brazos que ronroneaba y se refregaba contra su pecho. Escuchó como el héroe profesional se alejaba una vez más, dispuesto a irse y salir de aquel edificio cerca de los dormitorios de sus estudiantes, abriendo la puerta para finalizar diciendo;

—Cuidate, nos vemos después.

Con eso, se escuchó como la puerta se cerraba, dejando al de cabellera oscura y larga completamente solo, bueno, no tan solo. Sentía el ronroneo del gato que le pertenecía a EraserHead, aunque en realidad había un par más por ahí durmiendo o haciendo sus necesidades, era un amante de los gatos. Al menos agradecía que era uno de los animales que no le provocaba alergia, además, los gatos podía considerar que eran sus preferidos. Agachó la mirada hacia él recibiendo un largo maullido, su ceño logró suavizarse un poco.

—Tú me entiendes, ¿eh? —susurró con un tono algo desanimado mientras le acariciaba cabeza.

SOLTÓ UN LARGO BOSTEZO UNA VEZ SE levantó de su escritorio, sintió sus ojos humedecerse ante la pequeña fuerza que hizo ante ese gesto físico. Se frotó los párpados, sintiéndolos pesados. Era más que claro que su cuerpo se sentía extremadamente cansado, incluso pesado, pero no podía demostrarlo ya que eso significaría preocupaciones, y las preocupaciones era lo que menos quería y necesitaba ahora.

❛Que sueño...❜ Hatsulin mantuvo una expresión apacible mientras que colgaba su mochila en su hombro, era el primer descanso y tenía hambre. Además, necesitaba reponer las energías suficientes para la siguiente clase que sería la clase de heroísmo y había escuchado que sería una clase «especial» que necesitaría mucho esfuerzo físico. Agradecía que su cuerpo era lo suficientemente resistente y no se debilitaba tanto, pero tenía en cuenta que tampoco podría estar sin comer porque eso significaría que bajaría su rendimiento en la U.A., y era obvio que luego terminaría con la atención no sólo de sus amigos si no de sus maestros.

Pudo salir de su ensimismados pensamientos cuando sintió un pequeño empujoncito en su hombro, así que abrió sus ojos hacia esa dirección notando la expresión fruncida y seria de Bakugō Katsuki. No pudo evitar sentir curiosidad por su acercamiento, pestañeando en señal de confusión y desconcierto, sintiendo aún su mano en su brazo.

—¿Otra vez no dormiste, pirómana? —le cuestiona en un murmuro bajo, con aquel tono característico de él. La pelirroja se quedó en silencio y desvió su mirada hacia un lado, sonriendo con inocencia. Katsuki gruñó para luego pellizcarle la mejilla—. ¡Te voy a echar agua fría para que aprendas! Ahora pareces tener la misma cara de muerta del sensei.

La pelirroja se quejó ligeramente por su jalón tomando su mano y queriendo alejarlo, formó una pequeña mueca. —Pues sería refrescante para mí el agua fría, siempre estoy en calor. —fue lo que dijo, tratando de desviar el tema de su estado por no dormir.

—Idiota.

Hatsulin sonrió con ligereza mientras se sobaba la mejilla, al menos sentía que esta vez había sido un poco más delicado al no dolerle mucho a comparación de otras veces. Katsuki se quedó en silencio y miró de reojo hacia los demás que estaban conversando y algunos saliendo para poder ir al comedor y saciar algún gusto, no tardó en bufar un poco y desviar la mirada hacia otro lado, metiendo sus manos en los bolsillos. Se sentía un tanto tenso por la mirada atenta de la más baja, quien parecía analizarlo, pero luego ella sonrió y lo jaló del brazo con ligereza, no pudo evitar sentirse un poco sorprendido, sintiendo como lo hacía caminar.

—¡Vamos! —dijo la chica con un poco más de energía, acercándose mucho a la actitud que casi siempre solía tener.

—¿Vamos a dónde? Claro que no. —refutó el cenizo al momento que la más baja lo volvió a jalar, así que se detuvo y se zafó de su agarre—. ¿Ahora qué mierda andas planeando?

—Oh, sólo quiero que comamos juntos. —el chico se queda en silencio y tensa un poco el rostro por la sorpresa de esa invitación; ambos ya estaban fuera del aula aunque no se habían alejado, así que eso le daba oportunidad a Ashido Mina y Uraraka Ochako a curiosear su interacción en secreto—. Apenas es el primer descanso, pero tengo hambre y me gustaría que me acompañes. También quisiera invitarte algo.

Katsuki parecía haberse metido en su burbuja, incluso viéndose perdido aunque aún mantenía el ceño fruncido tan característico de él, y aún así se notaba la leve sorpresa en sus ojos. Soltó en un fuerte bufido el aire que había retenido en su garganta y mantuvo la compostura al volver a colocar una expresión dura y hasta molesta, sintiéndose intrigado al mismo tiempo por la repentina invitación de la chica de cabello rojizo que estaba enfrente suyo y lo miraba con una sonrisa. Sintió su corazón apretujarse y acelerarse, pero pudo ocultarlo bastante bien.

—¿De qué estás hablando? ¿Por qué tienes que ser tú la que me invite? No necesito eso. —chitó, mostrándose a la defensiva; no obstante, había un pequeño sonrojo en sus mejillas con un temblor un tanto nervioso en su cuerpo, pero por su expresión cualquiera podría pensar que es por su usual enojo.

—Pero yo quiero hacerlo. —respondió la chica mientras se acercó un poco a él en señal de insistencia y a su vez seguridad, Katsuki se tensó y dió un paso hacia atrás a la par—. Vamos, Bakugō-kun, ¿cuando volverás a tener la oportunidad de que una chica te invite a comer? ¡Aprovecha! —bromeó con una sonrisa divertida.

El cuerpo del chico del quirk de explosión se tensó una vez más, pero en esta ocasión había sido por el enojo y la leve indignación de que Tsubomi haya dicho esas palabras en particular, colocándose rojo en el proceso por pensar y darle vueltas a la idea de que ella lo estaba invitando a comer, según sus palabras, pero al mismo tiempo parecía que se estaba burlando. Un signo de enojo apareció en su cabeza y su expresión se volvió molesta, mostrándose sus ojos blanquecinos ante el enojo que lo recorrió.

¿Hah? ¿Quien dice que alguna otra chica no me va a invitar a comer? —gruñó a la defensiva, viéndose alterado, Hatsulin sonrió y rio con una expresión divertida.

—¿Pero si te gustaría o no? —canturrea con un poco más de ánimos mientras juntaba sus manos detrás de ella y se inclinaba hacia adelante—. Aprovecha comida gratis~. —vuelve a soltar de manera cantarina, moviendo sus hombros.

Hubo un pequeño silencio entre ambos, Katsuki vacilaba en el proceso mientras miraba hacia un lado y gruñía por lo bajo; no le gustaba que hicieran «favores» como el que Hatsulin quería hacer, viéndose como alguien muy campante en espera que le respondiera, y al mismo tiempo era extraño para él su pequeña invitación que, aunque haya dicho que cualquier otra chica fácilmente podría darle esa misma invitación, no ha experimentado mucho. Sólo recuerda un par de veces en la secundaria donde no era una persona especialmente tratable, a comparación de ahora, y eso lo sabía muy bien.

Miró de reojo hacia la puerta donde rápidamente Mina y Ochako se escondieron, sintiendo un pequeño deja vú, así que bufó inquietándose de saber que tenía atención en él; chasqueó la lengua y abultó sus labios en un pequeño puchero, con sus mejillas teñidas en un pequeño rubor casi imperciptible.

Tks, como sea. —el rostro de Hatsulin se iluminó ante su respuesta, pero antes de que alguno de los dos dijera algo más, Katsuki fue interceptado por un brazo que se aferró alrededor de su cuello, haciéndolo inclinarse hacia adelante.

—¿Qué estás haciendo, Kacchan? —canturreó con diversión Kaminari Denki mientras enfatizaba aquel apodo con el cual Midoriya siempre lo llamaba—. ¿Por qué no nos dijiste que irias por un lunch break?

Katsuki lo miró con enojo e irritación ante sus palabras, y principalmente por como lo llamó. Denki alzó su mirada y sonrió al ver a Hatsulin enfrente de ambos, viéndose expectante y atenta; no tardó en dislumbrar a Kirishima quien llegó junto con ellos, atrás se veía a Sero siendo jalado por la camisa por Uraraka y Ashido, tratando de evitar que saliera.

—¡Hasta con Hatsu-chan! ¿Cómo se atreven a no avisarme? ¿o acaso querían estar solos? —acusó con incredulidad y un poco de diversión, fue empujado por Bakugo al momento que se zafó así que se agarró el pecho de manera dramatica—. ¿Me estás engañando, Hatsu-chan? ¿Cómo puedes hacerme esto? ¿Qué dirán los niños?

La pelirroja había alzado las cejas por sus palabras hasta que eventualmente fue sonriendo y riendo por la manera tan graciosa y drámatica en la que reaccionaba, no aguantando soltar unas pequeñas risitas al escuchar su momento de «dolor» por no haberles avisado o dicho que irían al comedor, parecía bastante entretenida.

—¿Irán por algo de comer? —cuestiona Eijirō cuando llegó a un lado de Katsuki quien metió sus manos en los bolsillos y chasqueó su lengua con molestia; el pelirrojo lo miró con atención y luego a Hatsulin que parecía ensimismada en la dramatización de Denki, haciéndola reir—. Oh, ya veo. —murmuró al entender la situación.

¿Hah? —vociferó el de orbes rojizos.

—¿Qué hacen? Estas locas no me dejaban salir. —Sero se unió a la conversación mientras aún era jaloneado por Mina y Ochako por la espalda.

—¡Ustedes tres, devuélvanse! —chilló con reproche la de piel rósacea mientras la castaña asentía varias veces, con sus mejillas infladas.

—¿Por qué tanto escandalo? Hay hambre.

Katsuki observó con aburrimiento y cierta molestia a los «metiches» que ahora estaban haciendo una pequeña escena fuera del aula, dirigió su mirada hacia con quien tenía planeado ir al comedor y comer algo, aparentemente juntos, ahora pareciendo seguirle el juego a Denki mientras en la escena Hanta arrastraba a Mina y Uraraka cuando se aferraron a sus piernas y él quería ver que hacían.

No pudo evitar sentir un pequeño atisbo de vacilación pero sólamente chasqueó la lengua y comenzó a encaminarse por el pasillo, siendo poco tiempo después seguido por un pensativo y sonriente Kirishima quien había entendido la situación, incluso palmeando la espalda del rubio explosivo como en señal de compasión. No hizo más que gruñir y zafarse, sintiéndose malhumorado pero no objetando nada al respecto.

—¡Oigan, esperénme! —el rubio miró de reojo hacia la voz de Hatsulin quien trotó hacia ellos, aferrando su brazo a Eijirō con una sonrisa, él se la devolvió en lo que la chica miraba hacia el rubio—. No hay que tardar, ¡terminara el primer descanso! —soltó con emoción mientras se adelantaba, escuchando como Sero y Kaminari le reclamaban por irse antes. terminando con Mina persiguiéndolos quedando Uraraka derrotada en el suelo.

Eijirō no pudo evitar reir levemente ante aquella escena, sonriendo de lado al ver que la actitud de Hatsulin había mejorado, tomando en cuenta que últimamente se veía muy desanimada y cansada. Miró hacia Katsuki quien estaba observando a la lejanía a sus amigos, especificamente a la pelirroja que estaba en la cabeza; eso lo hizo sonreir un poco más y aguantar decirle algo, porque sabía muy bien que era lo que sucedía.

Decidió disimular y cruzó sus brazos, manteniendo una sonrisa en sus labios.

—Al parecer otra vez está con ánimos, eso es genial, ¿verdad? —dice en un pequeño tema de conversación empujando su hombro contra el del cenizo quien lo miró con su ceño fruncido.

Entrecerró sus ojos con cierto fastidio y sólo bufó, alzando la mirada hacia enfrente y pareciendo pensativo. Su ceño se relajó momentáneamente, pero gruñó mientras cerraba sus ojos y volvía sus labios una mueca de indiferencia sin decir nada al respecto, aunque no haciendo algún gesto de negación, así que Eijirō pudo tomarla como una respuesta positiva, sonriendo una vez más.

¡Bienvenidos al primer capítulo de ese libro!

Lamento mucho la espera, pero al fin está el capítulo aquí presente luego de mucho; ¡el primero capítulo de SCARS del año! Un muy buen inicio ❤️

Espero que disfruten mucho este segundo libro que me emociona bastante en escribir, sobre todo porque esta saga la guardo con mucho cariño dentro de mi corazón, y no esperaba por actualizar, pero por ciertos detalles no lo hacía. Pero es de lo de menos, porque aquí ya está el capítulo.

Muchas cositas desde el primero, pero tranquilxs, que se vendrá aún más 😽

¡Con este capítulo empezamos el libro, su primer acto y el arco de las Licencias Provisionales! Junto con la Aceptación y Coraje.

¿Qué creen que pase?

¿Cómo le irá a Hatsulin?

¿Que tanto durará para aceptar a Senshi?

¿Que tantas cosas serán las que Hatsulin aceptará?

→S H A N X L A B Y X←

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