Chapter O3 | "Se busca" una esperanza de vida desaparecida.

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Capítulo dedicado a la sucia de: minsntdead

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—Yoongi… —El susurro de su madre se arrimó temerosa al límite de su habitación, los tintes blancos de preocupación se congelaron en el camino, siendo sólo un pesado ruido que llevó al letárgico cuerpo desvelado a un estado de tensión. Dos pozos se dilataron en la nariz del mencionado, reprimiendo su miedo y culpa.

—Pude haberlo detenido —repitió culposo lo mismo que le dijo a la policía, su voz era un delicado vidrio de una tienda de flores en invierno, casi deshabitada y con la vida marchita, solo quedando plantas con celajes deprimentes.

—Corazón… No te culpes, tú no lo hubieras deducido. —Las caricias en su cabello iniciaron una relajación que no cedió, grietas se formaron bajo su labio inferior cuando recordó las gotas de una conversación abandonada, que desprendía una vibra confusa que se mezclaba con las nubes borrosas de su mente. Entonces esa vacía mirada le dio un enésimo golpe, ¿por qué no se había dado cuenta?

“Sólo ve a casa, nos vemos luego”, idiota, idiota, idiota.

Sus propias palabras rebotaron en su consciencia, cerró sus párpados con fuerza.

—No, mamá. Era obvio, lo sospeché, él no se veía bien, desde su mirada a su apariencia, sólo tenías que verlo y pensarías lo mismo. Él no estaba bien, mamá —Dos cálidas manos tomaron su desanimada piel que cubrían sus mejillas, sus orbes oscuros tuvieron un corto viaje a la ventana, no deseaba encontrarse con la expresión de su madre.

Porque las arrugas en su entrecejo lo conducía a los pliegues que se formaron en el espacio de sus cejas durante su pequeño interrogatorio, fue sospechoso por haber sido el último que entabló una conversación con Park Jimin antes de su desaparición, quedando fuera de duda cuando lograron comprobar sus palabras porque los demás presentes aquella tarde afirmaron que lo vieron retirarse a la hora anteriormente dicha. Sin embargo su testimonio volvió todo más difuso. “Yoongi… Oigo voces”, tan solo esa frase volteaba todo el tablero y hacía difícil la investigación, nadie entendía el significado de esas palabras.. Porque no le encontraban sentido.

Su madre logró levantarlo de la cama, ese día su padre esperaba en la mesa y esta vez los panqueques estaban rodeados de bichos en la encimera de la cocina. Tres tazas humeantes habitaban sobre la mesa de roble ya vieja, sus facciones se contrajeron asqueado por los cadáveres de los insectos que no pudieron combatir a la pegadiza ola de miel. Apuntó el dulce sin decir nada y su padre exhaló.

—Le saqué el ojo de encima un segundo y ya estaba así, no sé de dónde salió esta plaga, deberé pedir que fumiguen la casa —Unos cosquilleos frescos acariciaron sus vellos causando su espontáneo estremecimiento. “¿Las moscas no mueren en invierno?”, se preguntó con la información fijada como una nota adhesiva en su frente. Las alas del díptero forcejeaban por su libertad y otras se removían en la piscina amarillenta. Un desperdicio.

—Que desagradable.

Los pasos sobre la nieve se hacían más pesados, la suavidad producía una fina melodía que era escuchado por su causante. Una niebla besaba los labios del pálido de mejillas rojizas, tapó su nariz con su bufanda y una opresión lo detuvo, el tropel dentro del colegio fue un impedimento para su avance, curioso se asomó por el pasillo donde unos estudiantes eran expectadores silenciosos de una obra trágica. Intentó ver por sobre los hombros del grupo, dejó de intentarlo cuando una voz femenina se mezclaba con otra en un cuchicheo apagado.

—Al parecer otro día sin encontrar a Park, no sé cuántas veces vendrán. Pobre señora, no deja de llorar. —Otra vez deseó echarle un vistazo y efectivamente, la señora Park lloraba en los brazos de su esposo mientras que el director y unos oficiales se mantenían a su lado en un silencio de respeto, sabían que era mucho dolor por sobrellevar.

“Pude haberlo detenido”.

Un profesor llegó a ordenarles que fueran a sus respectivas clases, ahuyentando a los curiosos que se dispersaron por el pasillo. Él lentamente se volteó sin quitarle los ojos a la destruida señora Park, tan rota siendo una vajilla de porcelana que puede ganarse una grieta sin mucho esfuerzo, sus párpados perdieron fuerza y decayeron al desvalimiento y angustia.

Giró su cuerpo rendido. Sangyoon lo recibió en el mismo lugar de siempre, solo que ahora el salón parecía estar de luto sin atraverse a decir una sola palabra. El tutor inició la clase limitándose a saludar, nadie estaba de humor si el asiento de Park Jimin se encontraba vacío… Y no sabían cuánto tiempo estaría en soledad. Yoongi no pudo contener su mirada y mente en la clase, porque la silla que se supone que debería estar sentado un muchacho aficionado por la tranquilidad, ahora mismo era un desaparecido…

…Y la cara de los carteles de “Se busca” que habían bañado al pueblo entero.

Sin darse cuenta, ya estaba volviendo a casa y al pararse en la escalera de nieve, el panorama pasado había abordado en ese momento, Park Jimin de espalda perdiéndose en el cielo y los árboles que abandonaron su encanto para volverse la madriguera de las lágrimas de las nubes acompañaban su figura. Sus mechones se sacudieron liberando el blanco en cautiverio, se paseó sintiendo con esmero los viejos pasajes de una realidad alternativa. ¿Y si hubiera acompañado a Park Jimin a casa…? ¿Hubiera otro joven tomado su lugar en el filo de la parca? ¿O son solo ideas delirantes de su enfermo corazón?

Su padre lo saludó al llegar, demasiado ocupado con doblar la ropa recién secada, el deje de preocupación fue efímero en su rostro que al ver lo cansado que estaba su hijo, mejor esperó a que este estuviera tranquilo para poder tener una charla.

Yoongi tiró su chaqueta al suelo junto a su bufanda roja, gorro y zapatos; los pantalones los reemplazó por unos sueltos y cómodos al igual que su camisa. Se apresuró a entrar bajo las mantas calurosas y se hundió en sus pensamientos. Nunca pensó que Park Jimin lo acorralaría de esa forma.

Sin previo aviso, un brusco viento golpeó las paredes y todas las hojas sobre su escritorio cayeron en una lluvia alborotada. Se despojó de su refugio acudiendo velozmente a las cortinas alocadas que golpearon su rostro ante el pasmo de un intruso. Sin embargo, una sorpresa inefable lo observaba en medio del paisaje blanco, mezclándose con su pálida piel con la nieve, teniendo retoques rosados en su nariz y mejillas; las largas pestañas acumulaban copos que eran desmantelados con breves pestañeos y allí habitaba su estupor, tan intocable y difícil de desaparecer. Sus finos labios se rompieron en un murmuro que procedió a una exclamación.

—¡Park Jimin! —El muchacho bajo la nieve no pareció reaccionar, sin salir de su asombro. El frío comenzó a penetrar bajo la ropa de Yoongi y se tuvo que apresurar a dar órdenes para que se acerque, el castaño dio pequeños pasos sigilosos y vacilantes, en su mirada el brillo dejó de existir y coexistia con la propia inercia y oscuridad que conoció momentos antes del caos.

Una vez que estuvo frente a frente, Yoongi lo vio como un espectro irreal, producto de su imaginación, entonces tuvo que sacarse la duda.

»—¿Eres real y no me estoy volviendo loco? —Jimin dudó pero movió su cabeza en una respuesta afirmativa. La vista de Yoongi se percató del aspecto del joven y clima a su alrededor y una luz se encendió en su cabeza—. ¡Mantas!

Debía darle calor.

¡Park Jimin estaba vivo!

¡Park Jimin estaba vivo!

¡No estaba muerto!

¡Park Jimin apareció!

Al darse la vuelta con las mantas en sus brazos cruzados, se impresionó al verlo en el centro de la habitación mirando todo con detalle como un pequeño gato. Le pareció raro su mutismo y relamió sus labios sin saber qué decir, “¿cómo entró tan rápido?”, fue lo que se preguntó pero el pensamiento fue opacado por el alivio y le tendió las mantas a Jimin, éste no las tomó, sólo lo observó incomodando inmensamente a Yoongi, sus orbes temblaron por la excéntrica actitud del recién llegado.

—¿Puedes verme? —Fue su interrogación, dejando ofuscado a Yoongi, sus párpados formaron aberturas extensas y cerradas por enésima vez cuando se dignó a contestar, creyó que escuchó mal.

—¿Qué?

—¿Puedes verme?

Y en ese momento se preguntó:

“¿Con quién estoy hablando?”.

Porque estaba seguro de que las fichas que inundaban el pueblo estaban llenas con la información correcta.

“¿Con quién estoy hablando?”.

Sin palabras.

—¿Cómo…? ¿Si puedo verte? ¿Acaso…? ¿No estoy hablando contigo? —Sus pasos regresaron a los antiguos hundimientos que había dejado sus pies sobre la alfombra. Las palpitaciones se aceleraron en su pecho.

—Entonces puedes verme… ¿Cómo puedes verme? —Los sentimientos que guardaba su voz retrocedía en un bajo tono, temiendo de avanzar con otra palabra guardando rastros azules que eran dolorosos, su lengua se resguardó impidiendo su habla esperando por una contestación.

—Yo… Yo estoy confundido, ¿por qué no te vería? —Jimin abrió sus oscuros ojos con exageración, como si le hubiesen revelado el mayor secreto.

—Nadie puede verme, no sé cómo llegué aquí-

—La policía te busca, ¡tus padres están preocupados por ti! ¡No puedes irte de casa así como así! ¿¡Sabes que estos días estuviste carcomiendo mi cabeza porque no sabía que te pudo haber pasado!? —“¿Qué…? ¿Por qué lo estoy regañando?”, no podía parar, sus gritos parecían interminables pero unos pasos y la puerta ser abierta lo calló, su padre mantenía arrugado su entrecejo y lo observaba acusándolo de tanto alboroto.

—¿Qué sucede? —Su mano en la perilla de la puerta descansaba sin un atisbo de dejarla ir, lo miró buscando una respuesta coherente. Y él apuntó a Jimin rápidamente.

—Lo encontré… Encontré a Park Jimin. —Su padre siguió la dirección señalada y su expresión ganó más entonación a la molestia.

—Yoongi. —El hombre demostró indignación y la cara incrédula pintada en el mencionado no daba mérito a la situación. Mientras que Park se encontraba en completo silencio— ¿De qué hablas? ¿En serio estás bien? ¿Duermes bien?

“¿Qué?”.

—¡No! ¿¡Acaso no lo ves papá!? ¡Park Jimin está delante de ti! ¡Hay que llevarlo con la policía! —Sus dedos picaban al igual que sus ojos porque él lo estaba viendo, odiaba que su padre derroche la sensación de que perdió finalmente la cabeza. ¡Demonios! ¡Estaba ahí con él!

—Yoongi…

Una melodía fúnebre fue tocada en un abatimiento de sentimientos de soledad, fue una sola frase que lo hizo recaer en una realidad muy irreal.

¿Ves? Nadie puede verme.

Entonces los carteles cambiaron su significado en su cabeza.

Y Park Jimin se convertiría en su mente en un “Se busca” una esperanza de vida desaparecida.

































































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Yo en serio espero en algún momento poder leer sus teorías TnT

Espero que les haya gustado el capítulo ❤

mysverse©

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