Chapter O9 | El soplido del invierno en su rostro lo durmió.

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Yoongi le devolvió en silencio el documento a su compañera, abandonando el salón con pasos dudosos que lo aproximaban a una figura al final del camino; Jimin fisgoneaba en el mueble con los trofeos del colegio dentro con las fotos en blanco y negro de sus respectivos ganadores. Parecía fascinado por sus cejas levemente elevadas, aunque el resto de sus facciones seguían en un punto muerto. Se detuvo para verlo y pensar en todas las cosas sin respuesta que rodeaban a ese castaño sin recuerdos.

Soltó un suspiro que atrajo la mirada del contrario, tan pronto recayeron en él sintió un estremecimiento digno del invierno y se acercó para pasar a su lado, sin palabras Jimin fue detrás de él con pasos cautelosos y sin ruido. Casi como si no estuviera realmente allí. Su destino era el club en el ala opuesta, siendo todo de madera con una estructura oriental y que conservaba su juventud en su madera. Al llegar, las voces del otro lado de la puerta eran el aire de un globo a punto de explotar y entrecerró los ojos arrepintiéndose de venir; no pudo ir demasiado lejos y huir con Jimin cuando la madera se deslizó y unas manos lo jalaron dentro. Cuando estuvo con los pies sobre el suelo del club, abrió con lentitud los ojos esperando un bullicio y solo encontrando a cuatro personas sentadas alrededor de una mesa, teniendo el lugar una iluminación natural que provenía de las ventanas que dejaban entrar los pocos rayos solares que se escabullían entre las nubes. Tragó saliva cuando obtuvo la completa atención de los cinco presentes, estando Sangyoon a su lado y con una gran sonrisa burlona.

—¡Min Yoongi volvió! —gritó un chico de cabellos marrones que se levantó de su silla a sacudir su cuerpo.

—Bajen un poco la voz —susurró una chica con un libro en las manos, viéndose más atenta a las palabras que a lo que sucedía a su alrededor.

—Ya estaba preocupándome al no verte por aquí, Yoongi —comentó con diversión una muchacha con dos coletas negras que no tocaban sus hombros.

—Tsk, perdí la apuesta —se quejó otro presente con cabello corto que rozaban sus orejas.

Yoongi parpadeó y volteó un poco para observar como Jimin se asomaba por su hombro para visualizar a todas las personas. Sangyoon quiso decir algo, se detuvo cuando le echó un vistazo a su alrededor y volvió a sellar sus labios, Min lo notó y no quiso preguntarle qué iba a decir. Los miembros del Club Tradicional se dispersaron dentro del cuarto cuando decidió asentir con su cabeza como un saludo y se sentó en la mesa solitaria al final que limitaba con las ventanas, no tuvo que darse la vuelta para saber que el castaño estaba pisando sus talones. Al sentarse, Sangyoon se acercó con una pila de papeles y una mueca cansada.

—Estos son los apuntes y tareas que tuvimos. Dejé un par de notas en las hojas y creo que entenderás los temas nuevos —explicó dándole unos toques en el hombro y Yoongi formó pliegues de piel en su frente. No podía esperar algo más ligero cuando se tomó el descaro de faltar a clases. Miró de reojo a Jimin. Al menos él no parecía muy preocupado por las tareas.

—Gracias —agradeció y su mejor amigo le regaló una sonrisa que revelaban un hoyuelo en una de sus mejillas—. Umh… Sangyoon, ¿sabes si hubo nuevas noticias? —Rascó su cuello con algo de agresividad, dejando un rastro rojizo y el contrario llevó sus dedos en su barbilla, pensando, ambos sabían a qué se refería.

—Los padres de Park vinieron al colegio un par de veces pero nada más que eso… —informó y Yoongi notó que su ánimo decayó un poco. Probablemente por no tener información que ayudase a sus esperanzas. La conversación era con murmuros para no involucrar a los demás presentes, aunque Sangyoon no sabía, es que había un tercer oyente que reaccionó a la frase mencionada. Yoongi mordió la uña de su dedo pulgar y exhaló; todo parecía ser la entrada a un laberinto y sin haber entrado, ya estaba frustrando por las respuestas inexistentes y el aumento de sus dudas—. ¿Sucedió algo últimamente? —preguntó y Min levantó sus ojos sin entender. Tuvo que reformular la pregunta en su cerebro y respondió:

—No, ¿por qué? —Al ver la negación de su amigo y que este volvió a sus tareas, no rebuscó mucho y sacó una libreta de su mochila. Jimin se sentó en el suelo a su lado, con su plena mirada fija en sus manos, recorriendo los túneles verdosos que se asomaban por su piel y dándole un porte más varonil; no dijo nada al respecto, siguió con su tarea y comenzó a anotar los puntos importantes que consiguió hasta ahora. No fue extenso debido al tiempo y las circunstancias, tampoco sabía si esto estaba siendo de ayuda y creía que, esto lo hacía más para sí mismo: quería dejar de sentirse agobiado.

Agobiado de la taciturna actitud de Jimin, agobiado de sus profundos ojos y agobiado de que no saber el pasado detrás del actual Park Jimin.

Sus notas desembocaron en una duda y sacó su horario para verificar si estaba en lo correcto. Le dio un vistazo a Jimin, este llevaba su uniforme de educación física… Ellos no tuvieron educación física el día de los hechos y, como sospechaba, era sumamente raro que lo haya traído puesto. Y esa no era la única incongruencia, como vio antes en la lista de asistencia, solo los voluntarios aquel día tenían permitido quedarse en la escuela para los arreglos del festival. Sin embargo, el nombre de Jimin no figuraba en el dichoso documento y eso no encajaba con su presencia a esas horas en el colegio: además, los clubes, clases de apoyo u otras clases extracurriculares fueron canceladas para dejar trabajar en la decoración. Entonces, ¿cuál era el motivo de Jimin en quedarse en el colegio hasta tarde? ¿Por qué traía el uniforme de educación física…?

¿Dónde estaba su uniforme formal?

¿Y sus cosas?

¿Seguirían en la escuela?

No podía dejar de pensar en ello. Jimin no parecía estresado, se mantenía jugando con sus dedos y en su mundo, muy apartado del ambiente que se había formado. ¿Recordara algo ahora que pudo ver colegio? Deseaba que al menos, algo de lo que vio pudiera encender una luz dentro de la oscuridad en su memoria.

Park Jimin era todo un misterio.

Tiró sus cosas al llegar a su casa, exhausto de tanto pensar en lo que hubiera dentro de la cabeza de Park Jimin aquel día. Suspiró enterrando su cabeza en su almohada, no tuvo que despegar el rostro de la superficie para saber que el castaño estaba observando la nieve a través de la ventana con ese enigma que lo dejaba desconcertado. Uno de sus ojos se asomó para ver el perfil del muchacho y se relajó con la calma que destilaba, sus pestañas siendo acariciadas por los escasos rayos de sol y sus labios recibiendo besos fríos de las ventiscas que viajaban hasta darle un suspiro a su flequillo. Se quedó observando sin decir nada, con somnolencia característica del invierno y la tranquilidad del silencio.

A su mente se retrató al Jimin anterior, ese momento donde lo pilló con los ojos fijos en el cielo, lejos de todo el tropel de la clase y teniendo un campo a su alrededor que lo separara del resto del mundo, dejándolo como protagonista de tan hermosa obra de arte. Todo antes de que la policía anunciara su desaparición. Recordaba ese día y pensaba en todas las posibilidades del paradero del chico, jamás pensó que se aparecería frente a él sin ningún recuerdo de su pasado y con una expresión vacía. Quería poder ayudarlo, hacía todo lo que podía, todo lo que podía un adolescente sin grandes conocimientos del mundo de la investigación, sin tantas herramientas o pistas a su alcance, tomando lo que podía de lo que oía o leía; al fin y al cabo, estaba solo en esto. No podía solo ir a la comisaría y afirmar que el desaparecido estaba a su lado sin un solo recuerdo de quién era, lo tratarían de un desquiciado al no haber nadie a su lado. Estaba frustrado.

—¿En qué piensas? —La pregunta tomó desprevenido a Yoongi, que con un suspiro reveló su falta de entendimiento. A veces Jimin le hacía ese tipo de preguntas, no podía asegurar si lo hacía porque honestamente quería saber algo que normalmente no se preguntaba o quería que esas preguntas fueran el preludio de una charla. Estaba curioso, mas, ahora tenía el suficiente sueño para retractarse y quedarse callado.

—En muchas cosas. ¿Qué haces? Te puedes resfriar si te quedas allí —murmuró al ver como ligeras brisas movían sus mechones acaramelados. Su tono no fue de reproche, más bien no quería pensar en una respuesta a las interrogantes de Jimin y desvió el tema.

—Umh… —contestó a cambio. Se deslizó hasta llegar a un lado de la cama en el suelo, Yoongi apretó sus labios y retuvo su invitación para que se acostara en la cama. Podría enfermar si seguía en el suelo y temía lidiar con una situación así de complicada, donde nadie podía ver al paciente además de él. No tuvo que decir nada cuando Jimin ya se estaba acomodando en la esquina del colchón, quedándose allí, reposando en silencio y con sus pestañas cubriendo sus ojeras. Lo vio abrazar sus piernas y apoyar su mejilla en su rodilla, no pasó desapercibido para él que su voluminoso labio inferior resaltara en un brillo cereza. Bajó el rostro algo avergonzado por haber captado ese gesto y sacudió su cabeza.

»—Tus padres…

—Mis padres no están en casa, no te preocupes —respondió dándose cuenta que el cuarto lentamente descendía a un oscuro frío de donde sus perfiles eran delineados en colores anaranjados y casi blanco. Su respiración disolvió nubes en el aire, sintiendo el calor en la punta de la nariz y sus mejillas se contagieron pintándose de un suave rubor.

—¿Ya dormirás?

Yoongi sabía que no tenía su pijama, ni se alimentó u ordenó su cama. Pero su cuerpo pegado a las sábanas no le dejaban moverse, sus músculos relajados le exigían quedarse en su lugar y su pecho ascendía y descendía con una calma pausada. Se sentía flotando sobre agua tibia que masajeaba su nuca y eso enriquecía sus ganas de dormir.

—Sí… —soltó en un pequeño suspiro y notó que el contrario se removió.

Y antes que pueda averiguar qué estaba haciendo el castaño, sus párpados fueron una cortina negra, sus labios se sellaron y algo grueso cubrió toda la extensión de su cuerpo. Antes de finalmente caer dormido, vio el rostro de Jimin observándolo de cerca y quería alejarlo pero sus brazos pesados se lo impidieron, estaba avergonzado y quería protestar… Aunque extrañamente le gustaba la cercanía… Como si fuera familiar. Vio destellos de una silueta borrosa que intercaló con un rostro similar pero con pequeños cambios en sus facciones y color de cabello, así volviendo al imperturbable rostro del Park Jimin que "conocía".

Buenas noches…

El soplido del invierno en su rostro lo durmió.










































©mysverse

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