❝Chapter 57: 여행 : 불편 함❞

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Ya no estoy seguro si somos las mismas personas que creíamos conocer

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♔; Obnubilación: “Este verbo alude a nublar, embriagar o enajenar. Cuando alguien está obnubilado, por lo tanto, se encuentra confundido o cegado. Es decir, hace perder a una persona, de forma pasajera, el entendimiento y la capacidad de razonar o de darse cuenta con
claridad de las cosas”.

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En el anterior capítulo de EL COME LIBROS...

El viaje al pasado de Jimin comienza a tomar un sendero rocoso y unas palabras susurradas por un hombre desconocido, despiertan el llanto en el niño.

Taehyung despierta cada vez más dudas sobre sus verdaderas intenciones y su unión con los Jeon ponen alerta al grupo de amigos.

Los secretos de Jisoo comienzan a salir a la luz: ¿dos relaciones al mismo tiempo?

Una disculpa sincera por parte de Seokjin hacia Hoseok calma la tensión que flotaba en la atmósfera. La ayuda de Kim resultó de gran ayuda, brindando nueva información sobre las posiciones de los sospechosos y revelando la relación sanguínea que comparte con Kim Minseok.

Jiwoo atormentada por el pasado, sigue sin superar la muerte de su alma gemela y un dije abandonado, suelta más incógnitas alrededor.

La batalla que libran los mellizos y Jimin por fin explota con una amenaza y el rompimiento de un trato.

Un enfrentamiento entre Changbin y Jimin deja ver otro aspecto de las emociones del rubio.

"—Park Jimin... Y Kim Taehyung".

Capítulo 57: Viaje: incómodo

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×

Los dedos de Hyeon abrían su camino entre el mar dorado en la cabeza del niño en cama, durmiendo con sus mejillas y nariz rojas, producto de su insaciable llanto. Aún podía oír las ruinas de esa melodía de sufrimiento, del cual seguía desconociendo su orígen. Había revisado su cuerpo con cuidado para asegurarse de que no se tratara de ninguna herida física y su confusión creció al no encontrar nada... Sus sospechas eran limitadas, siendo Jimin un niño que rara vez lloraba por miedo o de sorpresa, sí, algo inusual. Entonces pensó en las personas que estaban presentes en el lugar antes de que dejara al pequeño y la imagen de esas personas con grandes ojos que vestían kimonos negros vinieron a su cabeza.

—¿Qué se supone que debo hacer…? —susurró rota al repasar las facciones de su hijo y reviviendo el recuerdo enterrado de su difunto esposo.

Una pequeña lágrima se derramó sobre su estática expresión. No había podido ni siquiera mirar la ceremonia y lo único que quería era descansar… Un solo maldito descanso.

Suspiró fríamente al ver la noche detrás de la ventana de la habitación y tembló. Las paredes se movían buscando encerrarla y las sombras crecían con grandes bocas dispuestas a devorar su alma, o lo poco que quedaba de ella.

Alejó su mano de la cabellera de Jimin cuando escuchó que los sollozos se detuvieron. Desde que habían abandonado el lugar, su llanto no se había detenido y eso la había frustrado al no saber cómo actuar porque el niño nunca había reaccionado de esa forma… Y en las pocas ocasiones donde lloraba, era su difunto esposo quien lo tomaba entre sus brazos, susurrándole al oído de que todo estaría bien y-

El recuerdo trajo las lágrimas en la rubia, ni siquiera se había dado cuenta de ese hecho hasta que su barbilla se encontraba empapada de lágrimas que colisionaron en el suelo. Las secó rápidamente, no permitiéndose derrumbarse luego de que le hubiera costado tanto esfuerzo dormir a Jimin. Se levantó del borde de la cama con cuidado y caminó hasta la salida, apagando la luz en el proceso. El destello de la bombilla desapareció, dejando el lugar en penumbras.

Caminó hasta la sala donde dormía. No había podido entrar al cuarto donde la cama matrimonial aguardaba a ser usada, quedando un aroma de abandono. Cuando no podía dormir, compraba alcohol… Un lujo que no se había podido permitir desde que Jimin tuvo su primera reacción alérgica, aunque de vez en cuando tomaba una copa para saciar sus penas.

Estuvo unos minutos sentada en el sillón mirando el techo, su mente estaba vacía y le dolía todo, el cuerpo y el alma. El silencio se vio invadido por un ruidoso llanto proveniente del cuarto de Jimin y se levantó destrozando la barrera que le impuso su cansancio. Su corazón se aceleró, el miedo corrió por cada centímetro de su cuerpo que se calmó cuando llegó a Jimin y lo tomó entre brazos para revisar el espacio con paranoia.

—¿Jimin? ¿Qué sucede? —preguntó asustada cuando su hijo no paraba de llorar en su hombro, de nuevo su nerviosismo cayendo sobre su cuerpo como un balde de agua fría y comenzó a titubear.

—Luz… Luz apagada —murmuró contra su ropa y Hyeon arrugó su entrecejo sin entender a qué se refería, mirando la oscuridad a su alrededor y no encontrando un significado para los sollozos del niño. El llanto se potenció cuando la mujer no se movió y sin saber qué hacer, encendió la luz para aclarar el escenario y como si se tratara de magia…

El llanto de Jimin cesó.

[•••]

—¿Siempre tuvo esa fobia? —preguntó el hombre pálido con el flequillo llevado hacia atrás, fumando un cigarrillo y llevando un traje negro ceñido a su cuerpo. Ambos miraban a través del ventanal en la oficina, ubicándose a lo alto del edificio.

—No, antes de la muerte de- bueno, él no tenía miedo cuando apagaba la luz o hasta en ocasiones iba de noche a la cocina para comer las galletas que preparaba… —Hyeon crispó sus labios y su acompañante notó que la mujer evitaba mencionar el nombre de su fallecido esposo.

—¿Entonces cuál crees que sea la causa? —preguntó y la rubia posó la palma de su mano sobre el vidrio, llamando la atención del hombre al ver el vacilante brillo en sus exóticos ojos.

—Lo estuve pensando por mucho tiempo, cuando descubrí su fobia después de darme cuenta que lloraba cada vez que apagaba las luces, intuí que fue a causa de sus compañeros de clases pero descarté la idea… —suspiró—. La primera vez que tuvo esa reacción fue después del funeral —concluyó y el contrario tragó saliva al recordar el amargo recuerdo. El silencio permaneció en un incómodo desaire del pasado.

—¿Aún me tienes rencor? —Fue de repente y Hyeon contestó luego de unos minutos que se sintieron horas.

—Antes sí te guardaba mucho odio, pero ahora olvidé eso porque lo más importante en mi vida es Jimin y no tengo tiempo para pensar en esas cosas —respondió dándose la vuelta para mirar al hombre que se mantuvo sereno aunque en su mirada había un destello doloroso. La cabellera castaña del hombre ni se inmutó cuando agachó la cabeza y Hyeon permaneció con la postura rígida.

—Ya veo… —respondió dándole una calada a su cigarrillo.

—Además, ahora tengo más trabajo con Jimin.

—¿Cosas de adolescentes?

—Si Jimin fuera un adolescente normal sería mucho más fácil —comentó cansada, moviendo los mechones de su frente con frustración—. Sé que me oculta cosas, no soy tonta para no darme cuenta pero es alguien difícil de tratar.

—¿Por qué? Solo pregúntale y ya, eres su madre —sugirió y recibió un golpe en su hombro—. Salvaje como siempre.

Hyeon rodó los ojos.

—No es tan fácil. Jimin siempre fue un chico algo excéntrico luego de la muerte de su padre. Nunca se quejó de nada, siempre decía "estoy bien" y me preocupaba. —Caminó hasta el sillón de la oficina bajo la vista del hombre. Se arrojó a este con la piernas cruzadas y la tela de su vestido azul cediendo a sus curvas.

—¿Intentaste hacer algo?

—Tampoco podía hacer mucho. Hubo un punto donde la maestra y directora solicitaron una reunión conmigo para decirme que creían que Jimin "sufría" Mutismo Selectivo. Después descubrí que sufría de acoso escolar pero no pude cambiarlo de colegio porque mis solicitudes mandadas a otros colegios fueron rechazadas —rugió con impotencia, entrelazando sus piernas y cruzó sus brazos para retener su ira—. Consideré la idea de educarlo en casa pero Jimin se negó rotundamente, sigo sin entender la razón, solo recuerdo que insistió bastante. Luego lo llevé a un psicólogo y psiquiatra, me dijeron que Jimin no sufría Mutismo Selectivo… —explicó con tristeza, recordando los duros recuerdos—. Desde entonces intenté ayudarlo desde las sombras, pero sin apoyo y ayuda, las cosas que hacía eran mínimas.

—Que duro… —contestó caminando hasta su cenicero y aplastando el cigarro, apaciguando el fuego—. Lamento no haber estado allí.

—Sí, no te preocupes por eso, tenías tus propios problemas —suspiró la rubia levantando una de sus manos con desánimo.

—Sí… —Apoyó su trasero en su escritorio y se cruzó de brazos, sus hombros decayeron y aplastó sus labios, declinando al desaliento—. Prosigue, por favor —evitó profundizar en el tema.

—Bien. Jimin tampoco me decía mucho que digamos y ahora que ya creció, mucho menos. Temo que esté sucediendo lo mismo que pasó en Busan y deba directamente sacarlo de la ciudad, aunque veo que esta vez, sí hizo amigos y tiene un interés amoroso.

—Que curioso —apuntó el hombre a las últimas palabras y Hyeon lo miró directamente, omitiendo decir nombres—. Dijiste que tus solicitudes fueron rechazadas, ¿cómo consiguió entrar en Seungli?

—Oh… Eso —murmuró Hyeon desviando la mirada a los objetos sobre el escritorio, trazando con sus claros ojos las refinadas plumas—. Antes de eso, sucedió un incidente en la anterior secundaria de Jimin y tiempo después, Seungli nos contactó porque mostraban interés en un estudiante tan excepcional como Jimin...

[•••]

Jimin repasó una y otra vez las palabras de la profesora y seguía sin creer lo conveniente que sonó su emparejamiento con Taehyung. El pelirrojo ni siquiera había intentado reclamar a pesar de su obvia molestia en su rostro y decidió actuar directamente, preguntándole a Jackson si había posibilidad de un cambio pero este le explicó que, para poder hacerse una modificación en la elección, se deben presentar motivos consistentes y él… No los tenía. ¿Qué le diría a la profesora Im? "Perdón, profesora Im, pero no puedo convivir con Kim Taehyung porque me hace sentir incómodo" y sin presentar pruebas. De seguro la tutora le diría algo puritano como: "si no se saben llevar bien, deben aprovechar este viaje para conocerse bien y mejorar su relación", y sería un completo dolor de cabeza lidiar con eso, ya tuvo suficiente de charlas reflexivas por parte de sus profesores.

—Tengo sueño —murmuró mirando el césped frente a él. Estaba en el parque, le había avisado a su madre por la mañana que llegaría tarde a casa y que no lo esperara. Miró el cielo y se mareó, no había dormido casi nada en la noche y los efectos secundarios eran cada vez más fuertes.

¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Dos o tres horas? No tenía idea. Solo quería estar solo por un momento, si iba a su casa, su madre no le iba a conceder su espacio porque aprovechaba ese lapso de tiempo antes de irse a trabajar para pasar tiempo con él. A Chanyeol y a Hoseok no les gustaba el silencio y Seokjin no era precisamente un buen partido para hacerle compañia. Después estaba Yoongi… Ni siquiera quería pensar en él en ese instante.

Había tantas cosas que debía pensar que no sabía por dónde empezar. Las sospechas, las pistas y las piezas sin encajar se iban alejando más del límite de su cordura y no sabía si cruzar esa línea. Frustrado era una palabra débil para describir su posición.

Cerró sus ojos y tiró su cabeza hacia atrás. A veces deseaba jamás haberse involucrado con Taehyung y así haber evitado que este le mencionara a Yoongi y por consecuencia, el caso de Jisoo. Probablemente, habían personas que era mejor que jamás hubieran cruzado caminos.

Separó sus párpados de repente cuando sintió algo pasar entre sus piernas junto a un característico ladrido. Bajó su vista cansada, encontrándose con el rostro del cachorro que tanto afecto le tenía. Sonrió feliz.

—¿Qué haces aquí, Panquecito? —preguntó pasando sus cortos dedos por las orejas puntiagudas del animal que se retorcía feliz bajo su toque. La felicidad de Jimin disminuyó cuando su cerebro empezó maquinar—. Si tú estás aquí… Eso significa que-

—¡Panquecito! —Todo su cuerpo se heló al escuchar la voz y no quiso voltear. Si tuviera una apariencia menos atípica, podría haber ocultado su rostro para irse corriendo pero sus mechones dorados lo delataban. Ah, quería huir—. Oh, ¿Jiminnie? —El nombrado no levantó la mirada por unos segundos hasta que tomó valentía y lo encaró con una amable sonrisa de ojos cerrados que fue difícil formular. Su estómago se retorció con dolor cuando el pálido le entregó una sonrisa que revelaban sus adorables encías rosadas.

—Hola, hyung. ¿Paseando a Panquecito? —intentó mantener la compostura que se descomponía con cada segundo que estaba cerca del peli-gris. Desde las venas que trazaban su camino en sus grandes manos, hasta sus delgados labios que poseían un agradable brillo hasta las pestañas de sus gatunos ojos, y todo eso le causaba un estrago lleno de desdicha.

—Sí, ¿aún no fuiste a casa? —preguntó al ver la misma muda de ropa de esta mañana y Jimin inspeccionó su vestimenta. Era obvio que ni siquiera había ido de pasada y a diferencia de él, Yoongi traía un suéter marrón con unos pantalones café… Era tan sencillo que hacía acelerar su corazón y la vez, la paranoia pisaba los talones de ese sentimiento. No podía dejar de pensar en el hecho de que, siempre se encontraba con Yoongi casualmente por las calles… Y recién había notado ese importante detalle.

—No, estaba volviendo a casa después de reunirme con mis amigos —mintió sintiendo culpabilidad que lo obligó a descender su vista hasta sus zapatillas negras con los cordones deshilachados. Solo escuchó un "umh" de parte de Yoongi y otra vez Panquecito buscó su atención pasando su cuerpo entre sus piernas. Soltó una risa sin gracia y acarició la cabeza del animal bajo la expectante mirada de Min, quien notó el comportamiento distante del rubio.

—¿Sucedió algo? —preguntó Yoongi, plantando semillas de ansiedad en los poros de Jimin.

—Bueno, tuve un choque de ideas con Chanyeol pero nada que no se pueda solucionar, solo me dejó pensativo. —Trató de levantar su rostro y formar una sonrisa, fallando en el intento, volviendo a evitar el rostro de Yoongi, que seguía de pie a un lado del banco con la correa de Panquecito enrollada en su mano. El ambiente cedió a un silencio lleno de suspenso y Jimin creyó que Min había visto a través de su mentira, sin embargo lo que no pudo notar, fue la expresión neutra que formó el contrario… Vacía y sin dejar alguna mínima posibilidad de ver alguna emoción.

—¿Chanyeol? Por las dudas… ¿Es el chico de cabello violeta? —Jimin frunció su ceño ante la extraña pregunta y levantó su rostro –aún evitando mirar a Yoongi–.

—Sí —respondió y ahora buscó algo que mirar. Optó por el cachorro que se había acostado a sus pies. La incomodidad por primera vez albergó su cuerpo ante las palabras en el aire.

—¿Ya almorzaste? —Jimin abrió sus ojos con paranoia. "Comida", remarcó su mente.

—¿Ah? Sí, ya comí —volvió a mentir y Yoongi se mostró confundido.

—Pero dijiste que acababas de-

—Compré un sándwich en el camino. —Jimin se quiso golpear, el mayor era más intuitivo de lo que creía.

—Oh, comprendo. ¿Tienes algo que hacer ahora? —Entrecerró sus ojos con duda al no saber cómo responder a eso. Su lado racional le decía que no, su corazón le decía que quería pasar tiempo con Yoongi y su mente le exigía que aprovechara la situación para sacarle información del caso de Jisoo. Se fue por la tercera opción.

—No, ¿tienes planes, hyung? —divagó mientras actuaba distraído, pasando sus dedos por el pelaje del cachorro que dormitaba tranquilo, ignorando la extraña charla con suposiciones sueltas.

—Umh, no realmente —rio con vergüenza el pálido y el corazón de Jimin se aceleró.

"No, detente".

—¿Qué piensas de ir a tu casa? Podría preparar panqueques —sugirió y Panquecito despertó—. No hablo de ti, cachorro —jugueteó y esta vez se le escapó una sonrisa sincera que no pasó desapercibido por Yoongi.

—Me parece bien, ¿le avisarás a tu mamá?

—Anteriormente le avisé que llegaría tarde. No te preocupes —informó poniéndose de pie cuando el peludo cuerpo se hizo a un lado—. ¿Vamos?

[•••]

—¿Has estado buscando trabajo, hyung? —preguntó cuando la taza humeante fue puesta delante de él, esta vez, le había prestado atención a cada movimiento del peli-gris en la cocina. Los panqueques con miel presumiendo su exquisita apariencia.

—Sí, pero es realmente difícil. He dejado mi currículum y espero que llamen a mi teléfono —suspiró sentándose en la otra silla. Panquecito estaba dormitando en una esquina sombría del espacio y eso no pasó desapercibido por Jimin, viendo que el cachorro estaba más dormilón y callado que antes.

—¿Por qué no compras un celular? Pueden contactarte cuando no estés en casa y eso sería un problema —comentó viendo fijamente el líquido en la taza. Yoongi se encogió y dejó su vaso sobre la madera, manteniendo una mirada taciturna.

—No es necesario un celular —respondió causándole curiosidad a Jimin, quería preguntar por qué—. No tengo a quien contactar además de mi tío- y de mis padres —agregó dándole un sorbo rápido al té caliente que quemó su lengua. Soltó un quejido y dejó el objeto a un lado, sus ojos lagrimosos sacaron el lado vulnerable del rubio, quien no tardó en reaccionar.

—¿Estás bien? ¿Te duele mucho? —interrogó con sus bellos ojos celestes bañados de un diluvio de preocupación. Se había inclinado automáticamente sobre la mesa con una mano estirada, sin saber al instante que destruyó la distancia que intentaba mantener. Yoongi lo miró, olvidando el pequeño accidente y perdiéndose totalmente en Jimin. Estiró una de sus grandes manos para tomar su mejilla y unir sus labios… Sin embargo quedó atónito por la respuesta que recibió.

»—¡Ah! —Jimin se alejó bruscamente y volvió a su lugar, tomando la taza caliente entre sus manos y plasmando una sonrisa—. Hyung, quería preguntarte, ¿irás al viaje? —Yoongi frunció su ceño sutilmente hacia su propia palma y luego la elevó con un poco de incredulidad. Mas, le dio un sorbo a su té y negó.

—No iré —respondió pensativo. ¿Acababa de ser rechazado?

—¿Qué? ¿Por qué? —Jimin actuaba extraño, imperceptible pero presente. La taza entre sus pequeñas manos era de cerámica y el agua hervida del té debía quemar mucho, y aún así él la sostenía como si no le afectara en lo absoluto. Seguía hablando normalmente, sus gestos no denotaban nada inusual… Solo allí estaba ese sentimiento de incertidumbre, viajando en los gestos, acciones y palabras del rubio.

—No tengo con quién dejar a Panquecito y además, aún debo estabilizar mi economía. ¿Y tú? ¿Irás? —"Oh", pensó Jimin cuando lo vio responder tan naturalmente. La forma en la que desvío rápidamente su atención de él, como tomaba sorbos de la taza cuando quería agregar unos segundos más para pensar en una respuesta al estar en un aprieto o simplemente los huecos en su historia.

Los panqueques descansaban en la mesa y ninguno dio indicios de arrancarle un pedazo.

—Sí, iré. Por lo que oí, es un viaje bastante costoso que está al nivel de Seungli… Que irónico que tengan dinero para esta actividad pero no para instalar cámaras de seguridad —esclareció fríamente y con tonos cizañosos.

—Seungli aún tiene muchas cosas que mejorar —atribuyó parte de su rostro detrás de la taza, bebiendo y dándole un momento para que Jimin lo analizara de pies a cabeza.

—¿Cómo qué cosas, hyung? —preguntó con una mueca curiosa e inocente. Yoongi ladeó la cabeza y le dio un sorbo a su té antes de responder.

—Solo decía- por lo que dijiste, ¿no? A Seungli le falta mejorar ciertos aspectos como la distribución de dinero, como tú lo mencionaste —contestó pasando su dedo pulgar por los bordes del objeto humeante. Jimin entrecerró sus ojos a la vez que soltaba un "oh…" y bebía del té verde. Sus orbes celestes se habían tornado opaco e internamente sonrió con cinismo.

—Sí, Seungli debe prestarle más atención a la seguridad de los estudiantes —dijo soltando un suspiro satisfecho y tiró su cabeza levemente a un costado. Ambos estaban enfrentados en la mesa, Yoongi mirando su taza con extraña concentración y Jimin disimulaba interés en el departamento, siendo que ya lo había observado con detenimiento las anteriores veces que lo había visitado—. Deberían reforzar las normas, ¿no crees? Ser un poquito más autoritarios para ser una escuela con tal estátus. Los estudiantes simplemente no deberían merodear fuera de clases o tomarse ciertas libertades —opinó con su mueca ingenua.

—Umh, ¿viste a muchos estudiantes fuera de clases?

—Sí, los veo cuando voy a la enfermería, al baño o ayudo a algún profesor a llevar carpetas a la sala de profesores, ¿tú no? A mí me pareció extraño ese hábito entre los estudiantes. Ya sabes, creí que se tomaban medidas contra esos comportamientos —prosiguió echándole un ojo a la tranquilidad y naturalidad con la que Yoongi se movía para beber su té.

—No puedo comentar nada al respecto, nunca le presto atención a mi alrededor —mencionó y Jimin afiló su mirada. Esa respuesta no le revelaba nada.

—Oh, que extraño. Creí que habrías visto eso porque tu estadía en Seungli por antigüedad me gana —rio distrayendo los sentidos de Yoongi que había ocultado su mirada bajo la sombra de sus mechones—. De todos modos, me mencionaron que a ese tipo de estudiantes los anotan en una lista. Espero que las figuras responsables en el colegio tomen más en serio el tema, ya que hablamos de la calidad educacional de los estudiantes —culminó su queja que fue soltada claramente y sin alzar la voz, manteniendo un ritmo pacífico para no alterar o levantar advertencias en sus palabras. Le sorprendió que el peli-gris no se inmutara con ninguna de sus palabras.

—¿No te postulaste para delegado? —La pregunta tomó desprevenido a Jimin, no entendió el orígen de esta—. Parece interesarte la integridad de los estudiantes, tus sugerencias deberían ser escuchadas por el C.E.S —comentó deliberadamente y Jimin elevó las comisuras de sus regordetes labios.

—¿En serio lo crees, hyung?

—Sí —afirmó elevando su mirada café para toparse con el cielo nublado.

—Umh… No creo que sea un buen delegado —culminó la conversación, terminando su caliente bebida.

"Porque en este momento no me interesa la integridad de los demás estudiantes".

[•••]

—¿Está todo? —se preguntó a sí mismo, repasando el bolso y la maleta que llevaba. El día del viaje había llegado más rápido de lo que esperaba, había empacado con anticipación y había hecho un par de arreglos. Su cuadernillo de investigación tenía más de una copia y todas estaban ubicadas en diferentes puntos; además, borró cualquier archivo importante de su computadora y diariamente eliminaba el historial en ella. No estaba especialmente ansioso por el viaje, solo lo hacía porque necesitaba reunir información y en esta oportunidad, los estudiantes solían bajar la guardia.

Ah, estaba algo cansado, había dormido menos de cuatro horas nuevamente y su cabeza estaba a punto de explotar. Le echó un vistazo al atrapasueños sobre la cabecera de su cama –que le compró su madre– y el peluche que le regaló Yoongi… Había considerado llevarlo consigo, mas, descartó la idea.

—¿Jimin? ¿Estás listo? —El menor le dio un último vistazo antes de encontrarse con su madre en la entrada de la casa. La mujer tenía bastante energía para ser las ocho de la mañana—. Bien, mete eso en la cajuela del auto.

—¿No me ayudarás? —bufó colgando su bolso en su hombro.

—¿Por qué? No son mis maletas —se excusó y Jimin la observó con incredulidad. Negó y salió de la casa.

Su madre llevaba un vestido un poco suelto y de color azul marino, su cabello recogido en un rodete le daba un toque más delicado. Al contrario de él, simplemente llevaba un pantalón gris y un buzo básico de color negro. No se había preocupado mucho por su apariencia y quería estar cómodo en el autobús y en el avión.

»—En estos días, irán a casa a instalar cámaras de seguridad, ¿te acuerdas que te lo mencioné, algodón de azúcar? —mencionó con la vista en el camino y las manos en el volante. Jimin parpadeó perdido, separándose de la ventanilla y soltando un vago e inseguro "sí"—. Probablemente para tu llegada, ya estén allí. También mandé a reforzar las rejas, ¿qué te parece?

—Me parece que construirás una prisión.

—¡Oye, bribón! —regañó Hyeon y Jimin se echó a reír, relajándose y dejando de pensar en el viaje. Había estado pensando en lo expuesto que se encontraría al estar rodeado de sospechosos y sus únicos amigos estaban en clases diferentes, eso causaba que se desanimara. Ni hablar de la compañía de Taehyung, de por sí ya era incómodo y molesto la tensión que existía entre ellos, no saber si en algún momento un golpe le caería de lleno en toda la cara o esperar una ola de insultos o comentarios pasivos-agresivos. El –ahora– pelirrojo le causaba grandes disconformidades y un estado de alerta impresionante. De solo pensar en pasar la noche en el mismo espacio que él, le quitaba por completo el sueño.

—¿Estarás bien en mi ausencia? —preguntó con la vista perdida en la ventana, sin mirar realmente el paisaje y siendo una interrogante tímida que se disfrazaba con un vago desinterés. Ni siquiera la miró a los ojos al intentar ocultar su preocupación.

—Lo estaré, no te preocupes y disfruta del viaje —comentó mirando de reojo a su hijo y aunque su voz sonara igual de enérgica que siempre, había notado el aura depresiva del rubio y no supo cómo reconfortarlo—. ¿Tus amigos irán?

—Umh.

—¿Y Yoongi irá?

El ruido de las llantas del auto, la canción de la ciudad, los murmullos y las bocinas siendo guiadas por las brisas de Seúl tomaron el protagonismo del escenario. Jimin no había apartado ni movido un centímetro de su lugar, su expresión melancólica se acentuó junto al apagado celeste de sus ojos. Hyeon sintió la tristeza y rápidamente relacionó esa decaída con la mención del nombre. Selló los labios y no prosiguió con el interrogatorio, tomando el silencio de su hijo como un límite, un límite que siempre hubo entre los dos.

Jimin escondió su rostro bajo la sombra que produjo su capucha y sus pestañas se volvieron un poco pesadas, barriendo el aire con angustia.

Recordó la expresión confusa de Yoongi cuando trazó la distancia entre ellos, y no admitiría en voz alta lo que su corazón sintió en ese momento… Sintió una abrumante emoción, sintió miedo. Muchísimo miedo que lo consumió y actuó en sus movimientos, instintivamente se defendió, se defendió de Min Yoongi, creó un mecanismo de defensa contra el mismo Min Yoongi… El mismo Min Yoongi que hacía latir su corazón con rudeza, que le robó un beso, a quien le encantaba verlo avergonzado o que se ruborizaba por pequeños detalles como apreciar su belleza cuando se sumía en sus libros. El amor lo había obnubilado y ahora, después de salir de esa ceguera, vacilaba sobre qué sendero lo llevaría a la decisión correcta.

Ahora su corazón no latía por amor, latía por terror. Sus besos no le sabían a dulzura, ahora eran amargos.

Cuando lo vio acercarse tanto, recordó su sueño y la macabra sonrisa. Se sintió estúpido por dejarse llevar por un sueño… ¿Pero ese sueño no plasmaba lo que en verdad pensaba? ¿Todo este tiempo estuvo reprimiendo ese miedo hacia Yoongi? Estaba confundido, la culpabilidad lo hacía mantenerse despierto cada noche hasta el amanecer. Mientras que Yoongi le regalaba sonrisas que mostraban sus rosadas encías o actuaba torpemente a su alrededor, él anotaba a un lado de su nombre la palabra "sospechoso", sospechoso de homicidio.

Estaba confundido porque no sabía si podía seguir con esta investigación.

¿Qué terminaría primero? ¿El misterio o su cordura?

Estaba perdiendo la cabeza.

»—Llegamos. —La voz de su madre fue el salvavidas perfecto y con cansancio suspiró. Salió del auto y tomó una calada de oxígeno. Sacó su bolso y analizó Seungli, tan grande y llenas de incógnitas. Cuando tuvo su maleta con ruedas en manos, se acercó al tumulto de estudiantes cerca de los autobuses y ensanchó sus labios, mostrando una sonrisa al ver a sus amigos.

Chanyeol y Hoseok se acercaron con emoción.

—Pensé que no vendrías —comentó el más alto y Hoseok asintió de acuerdo. Su madre se había ido a estacionar el auto en otra parte y quedó a solas con su grupo.

—No faltaría —contestó echándole un vistazo a su alrededor, encontrándose con Seokjin sosteniendo una lista en manos, papel que poseían todos los delegados. El peli-rosa estaba cerca del bus continúo, verificando los suministros. Su respectivo transporte estaba a un lado, autobús 124.

—¿A ti con quién te tocó? —preguntó entusiasmado Hoseok, apretando sus puños y sus ojos produciendo destellos.

—A Taehyung —murmuró sin emoción y Chanyeol lo miró incrédulo—. ¿Y a ustedes?

—Que mala suerte tienes.

—No tanto como la tuya —reprochó y recibió un "¡oye! de Chanyeol—. Este estúpido se tapó los oídos cuando el delegado estaba dictando las parejas. —rio Hoseok y Chanyeol bufó.

—Quiero que sea sorpresa, ¿está bien? Quiero agregarle emoción. —Chanyeol arrugó su entrecejo cuando escuchó a su amigo carcajear estrepitosamente.

—Vas a amar a tu compañero.

—No entiend-

—¡Compañerooooo! —Chanyeol quedó tieso cuando reconoció aquella molesta voz y ahora Jimin acompañó a Jung con la burla al ver la mueca de horror de su amigo.

Al más alto pareció ser abandonado por su alma, pareciendo una estatua por el estado de shock en el que se encontraba. Hoseok y Jimin saludaron al recién llegado.

—Hola, Minseok —saludaron los chicos y Minseok solo le devolvió el saludo al rubio.

—Mátenme, mátenme, mátenme —maldecía Chanyeol sin creer su desgracia—. Necesito un intercambio. ¡Profesor! ¡Profesor! ¡Ayuda! ¡Es urgente! —Se fue corriendo detrás de su tutor, siendo seguido por Minseok y Jimin limpió las lágrimas que se le escaparon de tanto reír.

—¡Profesor, no le haga caso! ¡Nos llevaremos bien! —afirmó dejando atrás a Hoseok y Jimin.

—¿Y tu hermana, Hobi? —Volteó a ver al alto que hizo una mueca con sus labios.

—Insistió en venir pero le dije que se quedara en casa. No quiero que vaya vagando por la calle sola —suspiró preocupado y llevando una mano a su cuello—. A veces mi hermana puede ser muy terca.

—¡Jimin! —Ambos adolescentes se voltearon para cruzarse a la madre del susodicho, con su melena rubia y ojos celestes que llamaron la atención de varios estudiantes que cargaban sus maletas al autobús y algunos padres que fueron a despedirse de sus hijos—. Oh, hola… —intentó recordar el nombre del chico a un lado de su hijo, no quería equivocarse y llegar a ofender al muchacho.

—Hoseok, Jung Hoseok. —Se volvió a presentar dando una torpe reverencia y Jimin sonrió de lado ante la interacción. Sus amigos vieron pocas veces a su loca madre y también le causaba gracia como actuaban delante de la adulta, tan torpes—. Me adelantaré, nos vemos Jimin. Nos vemos, señora Park.

Hyeon con molestia siguió con la vista el trayecto del muchacho y Jimin sonrió por los gruñidos que soltaba su madre al ser llamada "señora". Se permitió unos segundos para inspeccionar a la multitud y se sintió triste al no ver a Yoongi por ninguna parte, creyó que al menos vendría… ¿Debía estar triste?

—No era necesario que te quedes, mamá —discutió entrelazando sus brazos a la altura de su pecho.

—¿Cómo osas a decir de que dejaré ir a mi hijo sin despedirme? Grosero, iceberg, enano.

—¡Oye! —protestó ante lo último y tanto madre e hijo chocaron sus frentes buscando pelea, se asemejaban bastante a dos perros ladrando y Hoseok solo los juzgaba desde su autobús y Chanyeol estaba lo suficientemente ocupado suplicando por un cambio que ni se tomó su tiempo para burlarse de la escena o unirse—. Como sea, haz lo que quieras. —Se resignó y Hyeon festejó la victoria.

—Acuérdate de comer bien en el viaje, no te alejes de tu grupo y hazle caso a tus profesores, ¿quedó claro? —Jimin solo asentía con cansancio, dejando que la mujer hablara de lo obvio—. No te olvides de tomar mucha agua, no quiero a una pasa por hijo —prosiguió ignorando el ceño fruncido del adolescente—. Trata de estar cerca de tus amigos, hablo del chico grosero y el alto, ¿si? Cualquier cosa puedes llamarme.

—Pero te robaron tu celular, mamá —refutó y retrocedió cuando su madre soltó una risa baja y maléfica, como si estuviera tramando algo.

—¡Mira! —Sacó un celular de su bolsillo y lo acercó a centímetros del rostro del rubio menor—. Nuevo celular, es el mismo número telefónico que antes. Quiero estrenar la cámara, así que vamos a sacarnos una foto juntos, ¿si? ¿Si? ¿SI? —insistió y ni siquiera recibió una respuesta cuando estaba forzando a Jimin a quedarse quieto.

—Mam- —Quiso apartarla aplastando su palma en la mejilla de la adulta que reía a carcajadas.

—Dé- déjate querer, mocoso —contraatacó apartando la mano del menor—. ¡Sonríe! —Sacó la foto y en la pantalla salió Hyeon con una mejilla aplastada por la palma del chico y Jimin protestando.

—Mira, ya llamamos la atención —suspiró viendo como otros estudiantes se fijaban en el lindo Park Jimin y la mujer con porte de modelo pelear tan infantilmente.

—Ay, bolita, siempre llamamos la atención —respondió revolviendo con cariño la melena rubia de Jimin.

Por otro lado, dentro del autobús estaba Taehyung, mirando a través de la ventana la cariñosa interacción. Afiló sus ojos y arrugó levemente su nariz con desagrado. Ambos parecían llevarse bastante bien, la relación ideal entre madre e hijo, tan perfecta que le producía arcadas y un profundo asco. Su brazo hizo de soporte para su rostro, sosteniendo esta con su puño que era parcialmente tapado por su buzo gris oscuro. Sus mechones rojizos caían sobre su frente y siguió mirando al chico rubio reír con la adulta. Gruñó irritado y su respiración se estancó, quedando inmóvil cuando esa mujer que había parecido tan carismática e inofensiva, de repente lo observó de soslayo, no con discreción, sino fijamente con un aura incierto y de temer. El torrente de frío le llegó hasta la nuca y no pudo mover ninguno de sus músculos hasta que la madre de Jimin le quitó la mirada de encima para volver a reír con su hijo, actuando nuevamente con naturalidad.

"¿Qué fue eso?", se preguntó. ¿Cómo supo que los observaba? ¿Desde cuándo? ¿Eso fue una advertencia acaso?

¿Quién demonios era esa mujer?

[•••]

El viaje fue peculiarmente incómodo. No se habían dirigido palabra alguna con Taehyung, probablemente influía mucho que el pelirrojo no se hubiera despegado de sus auriculares. Fue estresante tratar de no chocar sus hombros en el autobús, que no hubiera fricción o contacto corporal alguno; suponía que a Kim también le había desagradado la idea de ser compañeros de viaje. Ser compañeros de viaje significaba compartir asientos en ida y vuelta, tanto en el autobús como el avión; la misma habitación, formar equipo en las actividades oficiales y quién sabe qué más.

—Bajen con cuidado, no se separen de su compañero por favor —pidió Jackson comenzando a contar a sus compañeros, quienes descendían con cansacio luego de un viaje exhaustivo de autobús-avión-autobús hasta llegar a la respectiva posada donde pasarían esos días—. La tutora les entregará los números de las habitaciones asignadadas a cada grupo, hagan una fila.

Jimin cargó con su bolso y bufó al ver como Taehyung se adelantaba sin darle un mínimo de atención, no esperaba que lo ayudara, no tenía tantas expectativas. Subieron las escaleras hasta el primer piso y llegaron a su habitación con una ventana con vista al bosque, era un paisaje tranquilizador sino fuera por el pelirrojo que había tirado sus maletas al suelo y se había lanzado a su cama con despreocupación. No le había prestado atención y se instaló en su zona, dejando las maletas a un lado y observando con añoranza la almohada que se veía tan cómoda a la vista. No podía permitirse dormir ahora, no con el pelirrojo allí.

Se permitió sentarse y hundir su cuerpo en el colchón, no era rígido y era esponjoso, perfecto. Lamentablemente desperdiciaría ese disfrute a cambio de una noche en guardia y llena de pensamientos. Seguramente en su cabeza resonaría el nombre de Yoongi más de una vez, no confesaría que se decepcionó de no ver al peli-gris allí, al menos verlo una vez más antes de subirse al autobús… Pero no podía reprocharle nada, él es quien comenzó a poner una distancia entre ambos, Min era un sospechoso de un caso de homicidio y no debía olvidar eso. No tenía que olvidar que estaba rodeado de sospechosos y aunque le duela, el chico que le gustaba estaba entre ellos y no solo eso, era uno de los que menos información poseía junto a Kai. Había actuado como un ciego al estar ignorado tantas pistas en todo ese tiempo, sin querer observar lo obvio.

—Tienen una hora para conocer el lugar o descansar. El punto de encuentro será en este mismo lugar y tomaré lista de asistencia. —Fue lo último que dijo la tutora Im en la entrada de la posada antes de que la clase se dispersara para merodear los alrededores. Se alejó de Taehyung y se fue por su cuenta por un camino de piedras hasta sentir un peso sobre su espalda. Al instante supo de quién se trataba.

—¡Pasé un infierno, Jimin! ¡Fue horrible escucharlo hablar todo el viaje! —lloriqueó Chanyeol y Jimin rodó los ojos ante la exageración.

—Oye, baboso. No te apoyes de esa forma en Jimin, con su peso lo harás más enano —comentó Hoseok golpeando la nuca del peli-violeta y a la vez recibiendo una patada por parte de Jimin.

—Gracias —dijo Chanyeol y el rubio rio. Ahora se sentía mejor—. Tú no me mires, traidor. Pudimos sentarnos juntos pero no me ayudaste, idiota.

—No malas palabras —regañó Jimin mirando al frente y se detuvo cuando sus amigos se detuvieron. Se confundió al ver las caras de sorpresas.

—Hace mucho no nos regañas por eso, creí que solamente te habías acostumbrado —comentó Chanyeol y Hoseok estuvo de acuerdo.

—¿Oh? ¿Es así? —respondió con divagación y prosiguió con su caminata, dejando atrás a sus acompañantes que se miraron extrañados por la actitud de Jimin.

—Vayamos a una tienda, quiero comprar una soda. Tengo sed —pidió Hoseok.

—El problema es…

—¿Dónde hay una tienda?

Estuvieron doce minutos tratando de averiguar la ubicación de una tienda cercana, encontrando una pequeña con decoración en los cristales y productos de recuerdos en estanterías. Más al fondo, había refrigeradores con bebidas. Los tres pagaron por un café latte frío, una soda y una leche de fresa. Al salir, se encontraron un cartel con un algodón de azúcar pintado con su respectivo precio. Chanyeol entonces comenzó a hablar.

—Les encantaba mucho a mi mam- —La oración no culminó cuando selló sus labios, quedándose callado y con una expresión seria que llamó la atención de Hoseok y Jimin, este último se dio cuenta que el alto fingió que nunca dijo nada y actuó con normalidad, desviando el tema con otra cosa—. La soda está deliciosa, ¿quieres probar, Hobi? —Rodeó los hombros del nombrado.

Hoseok no le dio mayor importancia al asunto y Jimin observó al par desde atrás, viendo sus espaldas, sus figuras bordadas por los hilos del sol y se preguntó si podía conservar ese recuerdo para siempre. Los vio alejarse y extrañamente se sintió solitario.

—¡Jimin! —Los tres giraron ante la voz de Seokjin, quien saludó velozmente a los empalagosos y le dio toda su atención al bajo—. Quería mencionarte algo. —Niveló su velocidad con la del rubio y bajó el tono de su voz, inclinándose levemente, causando que las sombras de su rostro se acentuaran con el atardecer pintado de tonalidades naranjas—. Kim Jongin se ausentó al igual que el come li-

—Ya veo —suspiró—. ¿Sabes los motivos?

—Solo un poco de Jongin, según escuché en la charla en la sala de profesores, fue por problemas familiares —susurró y Jimin frunció el ceño, volteando un poco para observar al peli-rosa que llevaba un sombrero de sol junto a un conjunto cómodo con zapatillas deportivas. Se veía como un chico normal y no un estudiante que vivía presionado por la idealización que tenían sus padres sobre él.

—Umh. —No sabía si dudar de los motivos de Kai para faltar al viaje, realmente no tenía un punto en el cual basarse—. ¿Cómo entraste a la sala de profesores?

—Un alumno estrella y con carisma no levanta sospechas dejando unas carpetas. —Guiñó uno de sus ojos y Jimin ladeó una sonrisa—. Además, me lamen los pies por la familia que provengo, aunque no tanto como a los mellizos.

—¿Los Jeon son más influyentes que tu familia? —preguntó sin afán de ofender y Seokjin bufó, cruzando sus brazos. Tanto Hoseok como Chanyeol estaban en su propio mundo a un metro de ellos.

—Odio admitirlo pero sí. Si lo ponemos en una escala, mi familia está en segundo lugar y la familia de Kim Namjoon en tercer lugar. Los Jeon están en la cúspide —admitió a regañadientes y el tema llamó totalmente la atención de Jimin. La curiosidad despertó en él.

—¿Siempre fue así? —Seokjin lo miró extrañado y la sombra que creaba su gorra se hizo más grande, destacando la sorpresa en sus ojos.

—No tengo una respuesta certera a esa pregunta. —Posó su dedo índice sobre su labio inferior, pensando y Jimin esperó pacientemente. Chanyeol los miraba de reojo y Hoseok estaba distraído intentando arrancar un hilo suelto de su remera—. Esta información no es asegurada, solo son vagos recuerdos que tengo. Según sé, por las charlas que a veces oía de mi padre, los Jeon no siempre estuvieron en la cúspide… Habían otras familias.

Para ese punto, el corazón de Jimin latía con fuerza y no podía encontrar un motivo acertado de esa violenta reacción. Mientras que el rabillo del ojo de Chanyeol no se separaba de Seokjin y luego, lentamente lo posó en Jimin, esperando una reacción.

—Jeon Seongji debe ser bastante bueno siendo la cabeza de la familia para llevarlos a la cúspide —comentó y Seokjin comenzó a reír de una manera peculiar, asemejándose a un limpia vidrios y quiso reír con él sino fuera porque no entendía cuál era la broma.

—¿Jeon Seongji la cabeza de los Jeon? Estás equivocado. —Soltó una pequeña risa y el rubio alzó una ceja.

—¿Y quién es? —Se detuvo y el resto también lo hizo.

—Jeon Jeonghee es la verdadera cabeza de la serpiente —contestó dejando la diversión de lado—. Esa arpía usa la figura de Jeon Seongji como la portada de la familia, ella realmente mueve los hilos detrás del escenario.

Jimin abrió exageradamente los ojos, si eso era cierto, entonces Jeon Jeonghee era mucho más peligrosa de lo que había creído. Las piezas se habían cambiado de lugar nuevamente.

—Ahora muchas cosas cobran sentido —susurró y Seokjin ladeó la cabeza. Estaban regresando a la posada luego de un pequeño paseo que más que tranquilizador, resultó estresante—. Es bueno tenerte de nuestro lado.

—Já, no estoy especialmente de su lado, pero jamás trabajaría con los Jeon y ustedes son la única y más factible opción que tengo —explicó y Jimin sonrió levemente, lo sabía. Hacía esto por Taehyung y por su rencor hacia los Jeon, lo tuvo en claro desde que Seokjin confesó y no era una sorpresa para él ahora—. ¿Sabes a quién necesitarías de tu lado? —Jimin se mostró confundido y siguió la mirada del peli-rosa. Llegaron a la posada donde habían estudiantes observando el lugar, las plantas alrededor y vio a otros curiosos acercarse por el aproximado bosque.

—¿A quién? —El cielo celeste cayó sobre la figura de Kim Namjoon, quien ayudaba al profesor de educación física a cargar unas cajas con equipo deportivo.

—Kim Namjoon, sería bueno tenerlo de tu lado. Su familia está estrechamente relacionada con los cadáveres o medicina: medicina, medicina forense y funeraria, etcétera. Su padre, Kim Namsoon, fue el primer encargado de la autopsia de Jisoo… Jimin, una autopsia es una mina de información y Namjoon podría acceder a ella si no es el culpable —murmuró y Jimin se quedó observando al alto moreno con una sonrisa con hoyuelos. Parecía amable, amable igual que Jeon Jihyun quien construyó esa imagen y por eso, no se debía dejar llevar por imágenes. Tenía que investigar más a Namjoon, como dijo Seokjin, él podría ser una importante base de datos.

Si tener a Seokjin de ayuda, ya le concedió más conocimiento, Kim Namjoon ayudaría a reparar varias fisuras en la investigación.

Jimin carcajeó y tanto Seokjin como Chanyeol y Hoseok se quedaron viéndolo con extrañeza.

—Y yo que creía que habías asesinado por el primer lugar. —Limpió una lágrima invisible y Hoseok susurró: "¿debería reírme? Estoy perdido".

Seokjin bufó.

—¿Qué crees que es esto? ¿Los Juegos del Hambre? —escupió y apuntó a Jimin con su dedo índice—. Admito que me enojé cuando quedaste primero, pero no soy alguien tan infeliz para hacer una atrocidad de tal magnitud. Me gusta ganarme mi puesto a través de esfuerzo y no sabotaje.

—Oh, ¿y quién te dejó en segundo lugar antes que yo? —El rostro de Kim se deformó en asco.

—Jeon Jihyun, ¿quién más sería? —susurró avergonzado y tomando el borde de su gorro con nerviosismo—. Aún recuerdo la amarga sensación y su asquerosa sonrisa. Ugh, ni quiero pensar en eso.

Jimin se quedó en completo silencio y fijó su mirada hacia los estudiantes. Vio a la lejanía, al heredero de la familia Jeon riendo, mostrando una sonrisa amable al resto de las personas y siendo cuidadoso con sus movimientos.

Se dio cuenta de dos cosas: la primera era que había tantas cosas que aún desconocía.

La segunda es que Jeon Jihyun ocultaba más de lo que demostraba.

















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Creí que era sábado, no me maten TTTTTTTTTT

¿Teorías?

¿Se dieron cuenta que cada vez más se habla de ciertas familias? Presten atención a los detalles, ya que siempre dejo pistas regadas por todos los capítulos.

Ahora se le dará un mayor enfoque a Namjoon y Jihyun, ¿qué creen de este último?

Por otro lado, ya se acerca lo chido de este mini-arco del viaje escolar. Estimo que este mini-arco solo abarcara tres-cuatro capítulos como máximo o menos. Aquí entrará otra confesión por parte de un sospechoso, así que no omitan el mini-arco porque sigue siendo parte de la trama, ya los conozco a ustedes e.e

También quería mencionar que comencé las clases y estoy buscando trabajo, así que mi horario se verá cada vez más afectado. De todos modos, mi meta es terminar este libro este año, ya que estamos a pocos metros del final. Es raro hablar del final cuando hace poco lo veía tan lejano 😔

Probablemente ECL entre en hiatus (no creo que por mucho tiempo), ya que leeré la historia (sacrificaré mi vista) y haré anotaciones de cosas relevantes.

¡Gracias por leer!

Nos leemos dentro de un milenio 🐥

©mysverse

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