13. Águilas contra Serpientes.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Un pensamiento sobre lo que sucedería esa noche era entregar la última tarea de ese mes, con la idea de que sería el final de sus encuentros, saldaría su deuda y dejaría de compartir su preciado tiempo con el de Black, sin embargo, la propuesta del mayor lo tomó desprevenido.

Su peor enemigo le pedía algo que para todos ser que los conociera era inimaginable; deseaba estar con él.

Esa madrugada no logró conciliar el sueño, aunque esta vez no era consecuencia de tener tarea por terminar, la verdadera razón eran las recuerdos que vagaban por su mente en un intento de unir las sucesos para encontrar una respuesta a lo que el Gryffindor había propuesto, pero no la encontró.

Lo más cercano que pudo descifrar era que esa propuesta solo era una nueva manera de torturarlo, y lo estaba logrando.

El día después se le escapó en unos suspiros, sentía como si el tiempo corriera más rápido desde sus encuentros con el mayor.

—¿Han leído la última noticia del Diario el Profeta?— preguntó Mulciber mientras llevaba un panecillo a su boca.

Los Slytherin se encontraban en el gran comedor para la cena, aunque Severus aún solía aislarse pero había decidido asistir por que cuando estaba solo se sentía consumido por sus pensamientos.

—¿Compromiso forzado? Todos los oscuros detalles del matrimonio Lestrange.— mencionó Avery. —Solo leí el título, suena a una aburrida historia aristócrata.

—Lo es, solo una historieta más que Rita Skeeter diseña para desprestigiar a mi familia, esa mujer tiene un terrible odio hacia los Black.— respondió Regulus.

—Pero es cierto lo del compromiso forzado.— mencionó Evan.

—Es algo obvio, pero Skeeter lo llena de manchas para venderlo. Por eso prefiero leer el Quisquilloso.— mostró el libro que sostenía boca abajo.

—¿El quisquilloso?— cuestionó Wilhelm en tono de confusión.

Severus se acercó unos centímetros, el nombre de aquel libro extraño también había captado su atención.

—Es una nueva revista, la ha publicado mi amiga Pandora junto a un compañero, es como una protesta a las noticias del Profeta.— El menor les mostró el libro. —Publica teorías inusuales con el fin de que el público conozca la verdad.

—"La voz alternativa para el Mundo de la Magia"— añadió Evan desde su lugar. —Barty y yo ayudamos con el slogan.

—Es una publicación distinta, esta llena de artículos sobre criaturas mágicas.— Regulus parecía emocionado, era poco convencional. —Pueden encontrar en la edición de este mes como hicimos que los Gryffindor abandonarán el campo de Quidditch, fue estupendo.

—Suena interesante.— contestó Bruce con cierto desdén en su voz.

Regulus Black era respetado por ser parte de la familia Black, pero entre los mayores era considerado como un niño algo extraño, excepto para Severus, quien lo admiraba y tenía aprecio por él.

—Es interesante.— afirmó el mayor.

Tomó la revista que Regulus sostenía para hojearla. El menor le recordaba un poco a él, incomprendido y abandonado, tratando de encajar con los demás.

—¿Qué leíste tu durante la noche, Severus?— la mirada de Bruce buscó la suya.

—¿10 pasos para convertirse en un mapache?— agregó Edmund entre risas.

Severus sólo los observaba con intriga, aún no mantenía una conversación con ninguno de ellos, pero no había muchos lugares en los que pudiera estar debido a sus circunstancias.

—No, yo si suelo llenar mi mente con contenido de provecho.— contestó el pelinegro.

—Por eso deberías leer el Quisquilloso.— Barty comentó con una voz de comercial sentándose en la mesa.

—Dejen de intentar que el Quisquilloso se ponga de moda, no pasará.— se acercó la rubia. —No es la intención, sólo lo hago para divertirme.

—Tú no vas en nuestra mesa, Crouch.— el tono de Bruce pareció molesto. —Tampoco tú, niña.

—Mi padre es jefe del tuyo, Mulciber, cállate.— respondió Barty. Ser hijo del ministro era algo que usualmente lo sacaba de apuros.

—¿Siempre tienes que recurrir a papi para defenderte, niño?— preguntó Edmund.

—Si, eso hacemos las personas que tenemos un padre.— una sonrisa maquiavelica apareció en el rostro de Crouch.

El padre de Avery estaba encerrado en Azkaban, mencionar su ausencia había sido un golpe bastante bajo.

Regulus y Evan se levantaron de sus respectivos lugares para ir hacia Barty, sabían que su amigo perdía el control fácilmente.

—Pero si solo eres un peón para tu padre, Crouch. Te usa para poder tener la imagen de una familia perfecta.— Wilhelm comentó.

El rubio solía mantenerse fuera de los problemas, pero jamás dejaría solos a sus amigos.

—Ya es suficiente.— Dorcas se levantó de su lugar empuñando su varita, la Slytherin siempre estaba preparada ante las adversidad.

—Guarden silencio.— mencionó Regulus tratando de que la situación no se hiciera más grande.

—¿Te dio en un punto frágil, Regulus?— Avery agregó tras él.

—La misma historia, niños no amados que buscan refugio en la imagen de la familia perfecta; pero están solos.— Mulciber era hiriente en cada frase.

Los demás estudiantes del comedor se habían alertado de lo que sucedía, pues Severus notó como el lugar se iba quedando en silencio.

—No hagan un escándalo, están actuando como idiotas.— se levantó de su asiento poniéndose delante de los más chicos, podía sentir las miradas sobre ellos.

—¿Los vas a defender porque vives la misma situación, Severus?— los ojos de Bruce expresaban ira en su máximo esplendor. —Espera no, tu nisiquiera puedes tener el reflejo de una familia feliz.

La mirada de Severus solía permanecer fría y distante, en un intento de no mostrar emociones. Pero en ese instante la capa de hielo que lo cubría se rompió, mostrando el dolor que había sentido. Perdió todas sus respuestas como si la voz se le hubiera ido.

Que esas palabras fueran expresadas por quien consideraba su mejor amigo fue lo que verdaderamente le lastimó.

—¡Ya basta!— interrumpió Pandora. —Creen que por herir a los demás van a parecer más poderosos, pero solo están quedando como tontos.

—Nadie pidió tu opinión, Lunática.— contestó Avery.

Barty Crouch Jr era uno de los magos más inteligentes de su edad, mostraba su enorme capacidad con la magia en cada prueba; pero cuando se trataba de defender a sus amigos no necesitaba magia. Su puño terminó golpeando el rostro de Avery, llamando la atención de todos en el gran comedor.

Evan y Pandora lo sujetaron de ambos brazos para evitar que volviera a atacar, sabían de lo que era capaz.

Severus empuñó su varita cuando divisó a Bruce sacar la suya.

—No.— gruñó mirándolo a los ojos. —No hagamos esto más grande.

—Vámonos.— murmuró Wilhelm, quien con una mano sostenía a Edmund cuya nariz estaba sangrando, mientras la otra bajaba la varita de Bruce.

—Esto no se quedará así.— habló el moreno.

Los tres salieron del gran comedor a paso apresurado. Snape los conocía bastante bien, sabía que no se iban a quedar de brazos cruzados después de lo sucedido pero estaba muy cansado como para confrontarlos.

—Cálmate Barty, respira.— mencionó la rubia en un intento de tranquilizar al Ravenclaw. Crouch tenía serios problemas de ira, pero sus amigos eran su ancla a la calma.

—Solo deben de ignorarlos, están más amargados que de costumbre.— comentó el mayor.

—No puedes ignorar tus problemas, debes golpearlos en la cara.

—Tenemos 4 años tratando de que entienda eso, no pasará.— Regulus se notaba acostumbrado a esas escenas por la tranquilidad presente en su voz. —Pero se agradece el intento.

—No voy a permitir que mis amigos salgan lastimados de ninguna situación, yo lastimo primero.— Barty sonrió.

Severus aún sentía las miradas de las otras mesas fijas sobre ellos.

—Deben irse.

Evan asintió, el rubio solía apoyar hasta los límites a su grupo amigos, pero tampoco se veía cómodo de estar en una situación como la que habían enfrentado. Tomó la mano de ambos Ravenclaw para llevárselos del lugar. Regulus se quedó.

—Severus, no considero que sea el momento indicado pero debo hablar contigo.— la voz de Regulus se escuchó en un susurró cercano a él.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Severus, el tono de Regulus era casi idéntico al de su hermano y le recordó que debía ir a encontrarse con él.

—Lo hablamos luego.

—Es importante.

—Es tarde, Regulus, mañana hablamos.

—Estab bien.— cedió. —Cuídate.— una sonrisa casi imperceptible escapó de sus labios.

Sintió una sensación extraña en su estómago por esa sonrisa, su parecido con Sirius era innegable. Se dio la vuelta para salir del gran comedor en un intento de escapar de la situación.

Sus pasos se dirigieron de manera inconsciente al aula del primer piso, deseaba ponerle fin a lo que Black había iniciado, dejar de sentirse acorralado, no planeaba tener nada con él esa noche pero quería llevarlo hasta el límite de sus actos.

Su corazón palpitando con fuertes latidos, pero sus pensamientos eran más intensos que cualquier muestra de temor físico.

Cuando llegó al aula se encontró con un salón vacío, solo estaba el enorme armario frente a él. Cerró los ojos por un instante y un suspiro de alivio salió de sus labios, quizá todo había sido una broma y por fin la pesadilla había terminado.

Escuchó la puerta abrirse y cerrarse en un segundo.

—Viniste.— el mayor comentó con cierto descaro, aún parecía sorprenderle su asistencia.

—Me citaste.— contestó en tono de desprecio.

—Sigo pensando que te negarás a los encuentros.

—Solo busco que esto termine.

—Pero si aún no hemos empezado.— admitió sonriente.

La manera que tenían de mirarse en ese momento era distinta a cualquier otra. Sentía como la mirada del mayor lo observaba como si lo estuviera escaneando de pies a cabeza, pero él mantenía sus ojos fijos en los contrarios.

—¿Por qué tardaste en llegar?— no le interesaba su respuesta, pero cualquier cosa que le permitiera ganar tiempo era bienvenida.

—Los chicos y yo nos quedamos charlando del pequeño escándalo en el comedor.

—Los Gryffindor siempre metiéndose en cosas que no son de su incumbencia.

—Se pusieron a gritar en medio de las personas, era imposible no prestarles atención.— replicó. —Les falta un tornillo a tus amigos.

—¿A los míos? Pero si no es nada comparado a las salvajadas que hacen ustedes todos los días.

—¿Vas a responder agresivamente a cada comentario que hago?

—Sigue hablando para que lo descubras tu mismo.

El mayor caminó hacia él, tenía el cabello más despeinado de lo usual, portaba el uniforme diario, pero la túnica estaba abierta y tenía una camisa blanca con algunos botones sueltos que dejaban parte de su pecho al descubierto. Parecía haberse preparado para la situación, pero nada de eso llamaba la atención de Severus, para él la atracción iba más allá del físico.

—Tú novio se veía celoso.— murmuró en un tono acusador.

—¿Novio?— sus orbes oscuros mostraron una clara confusión, sinceramente no sabía a que se refería el mayor con esa afirmación.

—Mulciber, el moreno que siempre te seguía a todos lados.

—No es mi novio, somos amigos.— respondió. Lo miró extrañado, jamás pensó en Bruce de otra manera. La manera en que Black lo mencionó le removió algo dentro, no sabía si era asco o dolor.

—Es bueno saberlo.— murmuró. Dió un ligero mordisco en su labio que fue oculto por una sonrisa, la postura del mayor reflejaba seguridad.

—No me atraen los hombres.— retrocedió. —No sabía que a ti si.

—Como digas.— una sonrisa apareció de nuevo en sus labios, la clara imagen de burla que tanto odiaba de él. —Yo puedo con ambos.

—Pues parece que no puedes con ninguno, porque tuviste que obligarme a venir.

Los pasos contrarios se acercaron a él, sus últimos encuentros se sentía como una presa a su merced.

—No te obligue a venir, solo te lo pedí.— sus manos fueron a los botones de su propia camisa que aún estaban colocados para irlos abriendo. Estaba decidido.

—¿Por qué yo? ¿Por qué me elegiste a mi para hacer esto si siempre me has odiado?

—Eres un hueso duro de roer, Snape.— su mano se deslizó hacia su rostro en un ligero roce. —Esos son mis preferidos.

Dió un paso hacia atrás al sentir su tacto, detestaba sentir el contacto físico, siempre había sido muy arisco con las demás personas por el maltrato que sufrió con su padre durante la infancia, esa era la razón por la que siempre que estaba con él a solas se paralizaba y temblaba, su mente se inundaba de los recuerdos que lo atormentaban, pero cada vez que se alejaba se sentía más acorralado.

—¿Cómo se que me vas a dejar de acosar después de esto?

—No te queda otra opción, solo confiar en mi.

—Espero que tengas palabra, Black.

—Vas a tener que comprobarlo por ti mismo.

Los dedos del mayor se encaminaron al borde de sus labios, para después llevarlos a su nariz, delineando la curva que tenia en ella, sus párpados, cejas, incluso sintió el tacto rozar la raíz de su cabello. Severus cerró los ojos como en un principio, con el deseo de que todo fuera un sueño aunque parecía una pesadilla.

La sensación de las manos de Black comenzando a rozar su piel lo traían de vuelta a la realidad; tenía dedos largos que recorrían sus brazos sobre la camisa, se paseaban por la parte descubierta de su cuello y tocaban su rostro provocandole escalofríos, finalmente bajaron hasta el borde inferior de su camisa en un intento de levantarla pero se detuvo para volver a subir.

El mayor llevó las manos a los botones de su camisa para desabotonarla e irla quitando lentamente.

Nunca se había mostrado sin camisa frente a nadie, ni siquiera sus amigos habían tenido esa oportunidad. Severus era demasiado inseguro para mostrarse desnudo ante cualquier persona.

Abrió los ojos cuando el mayor se acercó aún más a él, está vez sus manos tenían más camino por recorrer.

Era bastante delgado, sus costillas estaban visibles a los lados de su abdomen, detestaba cada detalle de su cuerpo, pero para Black nada de eso parecía ser un problema pues lo observaba como un niño pequeño al que le acababan de regalar un nuevo juguete.

Acarició su cuerpo por un momento, para después acercar sus labios al borde de su clavícula, depósito cortos besos húmedos sobre su piel, subiendo lentamente hasta su cuello en donde los besos se habían vuelto más intensos.

Severus se mantuvo sereno ante cada caricia, evitando moverse y reaccionar de cualquier manera. Aunque cada sensación era nueva, su cuerpo vibraba ante sus toques . Parecía estar tranquilo hasta que sintió la boca del contrario acercarse a sus labios, y no pudo evitar caminar hacia atrás.

—No.— lo miró esperando encontrarse con un Sirius molesto, aunque se sorprendió al ver que lo miraba extrañado.

—Pensé que lo deseabas, que me deseas tanto como yo te deseo a ti.

—No me deseas, Black.— por primera vez en mucho tiempo sus palabras fueron seguras. —Estás encaprichado, siempre has tenido a tus pies todo lo que quieres; pero a mi nunca me tuviste, yo jamás cedí ante ti hasta el día que me pagaste, por eso piensas que puedas tener lo que quieras con dinero.

—No es así.

—Solo quieres tener sexo conmigo para satisfacer tu maldito ego de niño mimado.

—Yo no te quiero solo para sexo, me agradas, quería que fueramos amigos.

—La amistad no se puede forzar, mucho menos comprar.— sus palabras iban como pequeñas balas atravesando el escudo del contrario, contradiciendo a cada frase que decía.

Severus tomó su camisa volviendo a colocarla sobre su cuerpo, sin perder de vista la mirada de Black que se había quedado estático.

—No es lo que quería.— afirmó. Su voz parecía sincera pero se quebró en un instante.

—¿Qué es lo que quieres entonces?— elevó la voz con un tono de desesperación. Todo su temple parecía irse cayendo a pequeños pedazos. —Lo único que buscas es elevar tu virilidad, tener sexo conmigo para sentirte fuerte, para humillarme. Porque esa es la única maldita manera que conoces de valorarte, humillar a los demás para engrandecerte. Sabes que no eres nada, Black.

—Vete.— musitó el mayor.

—¿A que estás jugando?— cuestionó hundido en la confusión.

—A nada, lárgate.— sus ojos pasaron de verlo hacia enfocar un punto vacío y sus puños se apretaron. —¡Vete!

La manera en que el mayor grito causó una reacción de temor en él, llevaban años atacandose con maleficios e insultos, pero nunca le había gritado de esa manera tan grotesca.

No pudo mirarlo por mucho tiempo antes de salir del aula, con la respiración acelerada y el cuerpo temblando se alejó del lugar con los pensamientos en su mente dando cientos de vueltas.

Siempre esperen lo inesperado ;)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro