26. Tiempo juntos.

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Para Sirius nunca había sido una necesidad el estudiar, obtenía buenas notas gracias a sus conocimientos previos sobre la magia, sin embargo, recientemente se lo había pasado leyendo libro tras libro, escribiendo anotaciones sobre los ingredientes más usados en pociones.

Incluso ahora contaba con su propio diario. Era una vieja libreta roja que Remus le había regalado hace unos años pero jamás usó, quizá ese era el momento adecuado. Además, escribía en ella con el bolígrafo que Severus le había dado meses atrás, volviéndolo una especie de recuerdo del pelinegro.

Eran pocos los momentos en los que podía verlo, a veces se encontraban cuando intercambiaban los libros para hacer el ensayo, o cuando Sirius se escapaba de sus amigos con el mapa para encontrarlo en alguno de los pasillos caminando solo. Aprovechaba cada oportunidad en la que pasaban aunque fuera un poco de tiempo juntos para besarlo, era como una necesidad a sentir sus labios, aunque en la mayoría de ocasiones eran pocos segundos ya que el slytherin se alejaba. Pero para él un segundo se sentía mejor que cualquier otro encuentro que hubiera tenido con otra persona.

Los días siguientes Sirius había quedado de encontrarse en la biblioteca con Lily Evans; la pelirroja insistía en terminar el ensayo cuanto antes para no tener que convivir con él.

Trataron de pasar el tiempo sin sacar a relucir sus diferentes puntos de vista y actuaron lo más cortés posible el uno hacia el otro ya que las primeras sesiones eso había impedido que estuvieran juntos más de 30 minutos. Sin embargo, el tema del ensayo resultó no ser tan sencillo como habían pensado y, por lo tanto, requirió que pasaran juntos más tiempo del que quisieran. Además, las tareas se les habían venido encima, ya no solo era el ensayo, a Slughorn le pareció una grandiosa idea que con la información encontrada elaboraran una poción sin tener las instrucciones.

Esa tarde se habían propuesto avanzar al menos a la mitad, incluso ambos decidieron ir a la sala de gryffindor para leer juntos cuando las sillas de la biblioteca eran se volvieron demasiado incómodas.

—El profesor Slughorn hace que parezca muy fácil encontrar las funciones del ópalo, aunque hay muy poca información sobre el tema.— mencionó la pelirroja, quien se encontraba hojeando el mismo libro por tercera vez.

—Puedes leerlo 20 veces y no cambiará su contenido.— profirió Sirius mirándola de reojo. No importaba cuanto tiempo estuviera junto a ella, nunca terminaría de agradarle, y era imposible ocultarlo.

—Estoy tratando de revisar si no he dejado algo importante sin leer.

—Quizá ese sea el problema, que no sabes buscar bien.— sus manos se dirigieron a uno de los libros que estaban sobre la pequeña mesa frente a ellos. —Trata de buscar la palabra clave que necesitas, cuando la identifiques lee ese párrafo y vas anotando lo que te sea útil, es más funcional que leer todo el libro.

—¿Desde cuando eres bueno estudiando, Black?— los ojos verde esmeralda abandonaron el libro para observarlo a él, una mirada que sólo mostraba confusión pura.

—No lo sé, madurez supongo.

—¿Tú? ¿Maduro?— habló entre pequeñas risas, no parecía una burla, si no una verdadera risa de incredulidad. —Es la primera vez que haces una buena broma, Black.

—No es una broma, pero no es de tu incumbencia.— insistió. Volvió a tomar su diario para escribir un detalle que había encontrado en uno de los libros.

—Tú y Potter solo son unos niños inmaduros, que tontería.— se encogió de hombros restando importancia a su comentario y continuo con su lectura.

—¿A qué se debe esa mención a James, Evans?— le cuestionó con intriga. Quizá James era lo único que tenían en común, pero últimamente venía más al tema de lo usual.

—Es el único punto de comparación cercano a tu inmadurez.

—Soy una persona muy madura, solo no tengo interés de mostrarlo contigo.

—¿Potter tampoco lo tiene?

—¿Te gustaría si lo tuviera?

—Esa no fue mi pregunta.— aclaró en un tono molesto. Su blanca piel estaba obteniendo un ligero tono carmesí por su enojo.

—La mía es más interesante.

—Quizá si fuera maduro no sería tan odioso.

—¿Y te gustaría?

—No.— su respuesta fue seca, pero el sonrojo en sus mejillas encendió una alarma en Sirius.

—Lo que tú digas.— una risa burlona escapó de sus labios. Pero su mirada era tranquila, y podía observarse su concentración en la lectura cuando volvió a posar sus ojos en el libro.

—Es imposible.— comentó la ojiverde mientras releía el libro.

—¿Qué te guste James?— preguntó con una sonrisa. La única parte divertida de estudiar con ella era molestarla e incomodarla con el tema de James.

Lily no era una mala estudiante, de hecho era muy buena en la elaboración de pociones y buscando información que sería útil para el ensayo, pero su esfuerzo en clases no era un contrapeso para el desagrado que sentía por ella. No se imagina jamás teniendo una conversación más allá de un tema escolar con Evans.

—No, digo si, me refiero...— soltó una exhalación pesada. —No hablo de eso, es sobre el ensayo, no encuentro lo que estoy buscando.

—Intentemos con otro libro, debe de estar en alguno de estos.

—Estamos perdiendo el tiempo...

—¡Tiempo!— exclamó con preocupación. Sus orbes buscaron un reloj en la sala inmeditamente, y al encontrarlo se levantó tan repentinamente del asiento que se dio un fuerte golpe con la mesa. Un quejido brotó de sus labios acompañado de una que otra grosería casi inaudible.

El reloj marcaba las 7:10, su cita para estudiar en la biblioteca había sido programada para las 7. Severus iba a matarlo si llegaba tarde otra vez, o peor aún, podía cancelar sus siguientes clases.

—¿Estás bien?— la voz de Lily denotaba confusión, y una ligera preocupación.

—Tengo que irme.— respondió instantáneamente al mismo tiempo que tomaba entre sus manos la mayor parte de los libros.

—¿Qué? ¡No, no puedes, Sirius! Estamos muy por detrás de todos los demás en la clase en este proyecto, debemos terminarlo.

—Quedé con alguien y no puedo cancelar. Lo siento.

—No, no lo sientes.— comentó con molestia. Soltó un suspiro de frustración, todos sabían que era imposible detenerlo cuando deseaba hacer algo, no importaba cuanto insistiera.

—Si, no lo siento.— una sonrisa con su característica burla se formó en sus labios pero fue borrada cuando la mirada furiosa de la pelirroja hizo presencia. —Pero mañana me dedicaré a que terminemos, lo prometo.

—Bien, pero mañana tiene que quedar listo el ensayo. Nos vemos en la biblioteca por la tarde.

—Donde desees, pero debo irme ya.— aclaró tomando su bolso con las cosas que necesitaba.

—Saluda a tu misterioso alguien de mi parte.— dijo la ojiverde con una ligera sonrisa.

Sirius detuvo sus pasos y se giró con una clara mirada de shock.

—¿Qué?

—Es obvio que tienes una novia con la que te encuentras cada viernes, te han visto corriendo por los pasillos. Todos en la torre lo saben.

—No, no es lo que parece, no es...— su voz se quebró un por segundo antes de ser interrumpidos.

—Honestamente, no me interesa. Puedes irte, te veo mañana.

—Si, nos vemos. Y gracias.— la última palabra sonó sincera. No solía ser sincero con ella.

Su camino hasta la biblioteca fue más largo de lo que pensó, estar tan atrapado en el pensamiento sobre que los gryffindor ya habían notado como escapaba cada fin de semana lo estaba persiguiendo.

Cuando entró en el lugar no lo encontró, busco entre las mesas pero no estaba sentado en ninguna de ellas. Su instinto lo llevó a buscar entre los estantes, solo habían pasado quience minutos, no podía haberse ido tan pronto.

—Te dije que no llegaras tarde.— la voz gruesa y ronca de Severus sonó como una armonía para sus cansados oídos.

Se dio la vuelta para encontrarlo tras de él, estaba quieto en uno de los pasillos, mirándolo con unos ojos oscuros tan profundos que parecían hipnotizarlo haciendo que sus pasos fueran hacia él con velocidad.

—No fue mi culpa, ese estúpido proyecto de pociones que pidió Slughorn...

—No me interesan tus excusas, es una falta de respeto que me hagas perder el tiempo en cada clase que tenemos.

—Déjame explicarme, quería llegar antes pero ella...

—He dicho que no me interesa.

Sirius desvió su mirada para no encontrarse con la profundidad tan hostigante que lo estaba acusando.

—Fue culpa de mi compañera, consume toda mi buena energía, es una molestia...

—Cállate.— siseó en tono profundo que lo interrumpió.

—Cállame.— sonrió con provocación.

—Es imposible cerrarte la boca.

—Conoces una manera.

—¿Estamparte la cara contra un estante?

—Me refería a estampar tus labios contra los míos, pero puedes intentar esa también.— la sonrisa se mantenía en su rostro divertido.

Severus rodó los ojos con disgusto, aunque Sirius podía sentir claramente que él también disfrutaba del juego que sucedía entre ellos.

—¿Vas a quedarte ahí parado como un estorbo toda la noche o moverás tu trasero a la sección prohibida para estudiar?— profirió con desdén mientras camina al filo de las columnas de libros.

—¿Quieres que mueva mi trasero?

—Me estás cansando, Black.— espetó molesto. La mayoría de sus frases eran concisas y secas.

Desde el cambio de compañeros, Severus se veía más molesto de lo usual. Quizá la razón era por quien le había tocado trabajar, pero no consideraba que Remus fuera un mal compañero, era un excelente estudiante. Los había observado la primera vez que estudiaron juntos y parecían llevarse bien, eso le molestó un poco, pero no comprendía porque sería desagradable para Snape. Incluso los pudo ver compartiendo chocolate.

—Cierra los ojos para poder entrar.— respondió tranquilamente.

Tenían tiempo sin hacerlo, pero Severus conocía la rutina tan bien como él. Habían hecho lo mismo durante más de un mes para poder escabullirse en la sección prohibida. Cuando el pelinegro cerró los ojos, él llevó sus manos al bolso que portaba para sacar la capa de invisibilidad que había tomado del baúl de James y cubrirlos con ella.

Una de sus manos fue a la cintura ajena para sujetarlo y poder llevarlo entre los estantes al punto de encuentro.

—No me toques.— susurró en un tono casi inaudible, su voz pareció quebrarse, aún podía sentir su cuerpo temblar delicadamente cuando tenían esa cercanía. Esos pequeños detalles eran lo que lo motivaban a continuar haciéndolo.

—Estoy guiándote.— murmuró cerca de su oído, sabía bien que ese acto erizaba la piel contraria. Adoraba sentir cuando eso ocurría.

Finalmente después de unos minutos llegaron a la sección que buscaban, pudieron llegar antes pero Sirius seguía confundiendo los pasillos y llevándolos por donde no era.

—Eres un idiota.— profirió Snape cuando por fin pudo elevar un poco más la voz al estar retirados de la entrada donde se encontraba Pince.

Sirius retiró la capa que los cubría antes de que Severus abriera los ojos de nuevo.

—Me confunde un poco ver tantos libros.

—Voy a fingir que te creo porque estoy cansado para discutir.

—¿Por qué estas cansado?

—Se acercan los finales, debo estudiar más de lo normal, las últimas clases son más pesadas, el proyecto de pociones requiere mucho tiempo, y....— su voz se extinguió en el momento que sus ojos volvieron a encontrarse. —No te incumbe.

Le dedicó una pequeña sonrisa sincera, realmente se sintió bien que al menos por un instante olvidara su rivalidad y le contará como se sentía. Quizá no era muy notable, pero Sirius era buena escuchando cuando algo de verdad le interesaba.

—Si estás cansado podemos dejar la clase para otro día.

—Un trabajo no se deja para otro día, tengo el compromiso de enseñarte.

—Podemos leer el libro sobre artes oscuras y me dedicaré a hacer anotaciones, igual te pagaré si es lo que no quieres perder.

—Bien.— asintió sin pensarlo demasiado.

Ambos se sentaron en el suelo, uno a lado del otro pero con algo de distancia. Despues de un rato leyendo, Sirius sacó su diario y bolígrafo para mostrarle a Severus que verdaderamente se esforzaba por aprender, pero Snape debía de estar realmente cansado cuando ni siquiera un libro de Artes oscuras evitó que sus ojos se cerraran por un momento.

Permaneció observándolo por un tiempo sin profesar palabra, se veía tan tranquilo, jamás lo había visto así. Aprovecho el momento para dedicarse a mirarlo con atención. Su nariz ganchuda había dejado de ser objeto de broma, ahora incluso le parecía atractiva, su piel era pálida y con un tono cetrino, las ojeras se notaban más por su color de piel, y esa misma tonalidad contrastaba a la perfección con la oscuridad de su cabello, era negro y tan lacio que brillaba, después de un tiempo se había percatado que no era tan grasoso.

Sus impulsos fueron más grandes que su razón como la mayoría de las veces, y su mano se dirigió hacia él cabello del contrario para poder tocarlo, pero su intento fue detenido antes de llegar a la meta.

Los dedos de Snape tomaron su muñeca como una garra, ni siquiera había abierto los ojos pero de alguna manera lo sujetó a la perfección.

—¿Cómo hiciste eso?— cuestionó en un susurro.

—No me toques.

—Eso no respondió mi pregunta.

La mano del slytherin lo soltó al mismo tiempo que abría los ojos, parpadeó un par de veces aclarando su vista antes de mirarlo.

—No estaba dormido, solo descansaba, pero al parecer no puedo estar tranquilo contigo a mi lado.

—Solo quería...— tragó en seco al pensarlo, no sabía realmente lo que iba a hacer. Su único pensamiento fue tocarlo. —tocarte.

—Es extraño hacerlo mientras se supone que dormía.

—¿Puedo hacerlo cuando estás despierto?

—No, no quiero que lo hagas, no en clase.

—Pero no estamos en una verdadera clase, solo estamos leyendo.

—¿Tienes una excusa para todo?

—Para lo que sea necesario.— habló en voz baja acercándose a él.

Se apoyó en sus manos para mover su cuerpo y pegarse más al ojinegro. Snape no retrocedió, eso fue una buena señal.

—Será mejor que nos vayamos, se hace tarde.— ordenó en un susurro que se perdió en los labios ajenos.

Los ojos de Sirius captaron cuando la mirada de Severus bajo a sus labios, vacilando entre sus ojos y la comisura de boca, podía ver claramente la duda que sentía.

—Prefiero quedarme aquí, contigo.

—¿Para qué?— parpadeó muy lentamente. 

—Me agrada pasar tiempo juntos.

Snape no respondió por un momento, solo se miraban el uno al otro sin proferir palabra.

—¿Qué piensas hacer en ese tiempo?— siseó con una sonrisa ladina. Lo estaba provocando.

Se miraron, cara a cara en el espacio oscuro, no necesitaban de palabras para comunicarse, la manera en que los ojos grises lo miraban eran suficientes para expresar el deseo que sentía. Sus labios se encontraran en el silencio, desorganizados al principio, sus narices chocaron, pero poco a poco tomaron un ritmo que les acomodaba a ambos.

No fue un beso casto, era profundo y tortuosamente lento. Duró un buen tiempo, pudo sentir la aceleración del corazón de Snape al pasar sus dedos para acariciar su cabello. Percibió el olor dulce del pelinegro, ingredientes de pociones y libros viejos, tan característico y familiar. Cerró los ojos y pasó las manos por la espalda ajena, tocando la delgada forma del hombre, sintiendo las costillas y las vértebras debajo de la túnica, finalmente dejando que su mano descansara sobre el muslo de Snape, usando su agarre para acercarlo aún más.

Sintió la mano contraria deslizarse por sus hombros, tocando sus brazos sobre la camisa y bajando por su pecho hasta su cintura; al instante se separó un momento para poder observarlo, se perdía en la manera que lo tocaba, moviendo sus manos con la misma habilidad que tocaba los ingredientes para pociones.

Mientras lo miraba encontró el un pequeño punto de piel descubierto entre la parte superior del cuello ajeno y la línea del cabello, con delicadeza presionó sus labios sobre él. La piel estaba caliente, el olor era abrumador, y comenzó a repartir ligeros besos húmedos desde el borde su cuello hasta su barbilla.

No pudo evitar seguir sus instintos cuando su cuerpo se movió inconscientemente para acomodarse sobre el contrario, dejando caer el peso de su pelvis contra la del slytherin. Se sentó encima de él con cuidado, y movió sus caderas de adelante hacia atrás provocando que sus miembros se sintieran.

Un gemido ahogado escapó de sus labios, la fricción por encima de la tela era suficiente para torturarlo de placer. Casi al instante sintió la erección crecer bajo la ropa, y encontrarse con la de Severus. Buscó sus labios nuevamente para poder sentir su sabor, disfrutar de su aliento y calidez.

No escuchaba al contrario emitir sonido alguno, solo percibía su respiración entrecortada, Snape era un maestro en ocultar como se sentía pero por la manera que se mordía el labio y mantenía sus ojos cerrados podía notar que lo estaba disfrutando.

Sus manos subieron lentamente hasta aferrarse en sus hombros, y las contrarias viajaron a sus caderas para sujetarlo, podía sentir a flor de piel la exictación de ambos acompañada de su inexperiencia por lo rápido que sentía el orgasmo venir, necesitaba de muy poco para poder encender el fuego en su interior. Sonrió con satisfacción al sentir como la sangre bombeando en su corazón viajaba hacia el sur rápidamente, llenando su miembro, endureciéndolo, calentándolo con cada frote hasta el punto que no soporto más.

El beso fue interrumpido para ocultar su rostro en el cuello ajeno cuando profirió un ronco gemido al alcanzar su placer, en un instante sintió sus pantalones húmedos y calientes, era incómodo pero no le importaba, fue la sensación más satisfactoria que había tenido en mucho tiempo.

Había terminado de una manera que llevaba meses deseando, pero se concentró tanto en su propio placer que por un momento olvido a su compañero. El slytherin movió sus caderas lentamente contra él, incitandolo a continuar. Volvió a moverse con suavidad, presionando sobre el miembro ajeno para ayudarlo a llegar a su liberación, las manos contrarias lo tomaron con más fuerza para guiarlo a su ritmo, hasta que sucedió; Severus dejó que un gemido profundo escapara de sus labios al momento que la calidez inundó su entrepierna.

Ninguno habló por un buen tiempo, pero tampoco se soltaron, Severus sostenía a Sirius por el borde de sus caderas aferrando sus dedos como garras, y el gryffindor tenía la parte superior de su cuerpo recargado sobre el contrario, con la frente sobre su hombro, ocultando su sudoroso rostro.

El tiempo se fue de un momento a otro, el slytherin fue el primero en buscar separarse tratando de levantarlo pero era difícil por el peso contrario. Sirius comprendió lo que intentaba hacer y se levantó con cuidado apoyándose en los estantes.

Estaba intentando recuperarse del calor del momento cuando vió a Severus levantarse del suelo con dificultad y tomar su viejo bolso para acomodarlo de manera que cubriera la mancha en sus pantalones. Trató de acercarse nuevamente para besarlo pero el slytherin no lo dejó, esquivo su cuerpo en su camino hasta donde era el final de la sección, al momento de llegar cerró los ojos. Sirius comprendió lo que estaba pidiendo y sacó la capa para poder cubrirlos y salir del lugar.

No hubo una despedida, no se miraron otra vez, solo pudo ver como el pelinegro huía entre los pasillos en cuanto salieron de la biblioteca, dejándolo perdido en confusión.

Cuando volvió a la sala común fue a su habitación para descansar, necesitaba darse una buena ducha y dormir hasta la mañana siguiente, pero se encontró con James despierto sentado al borde de su cama, parecía estarlo esperando.

—¿Quién es?—  la voz de su amigo sonó más como una amenaza que como una pregunta.

Escuchó la cerradura de la puerta trabarse tras él, y al darse la vuelta se encontró con Peter recargado en la madera.

—¿De qué hablas?

—No vas a salir de esta habitación hasta que nos digas con quien te escabulles por la noche.— agregó el chico de lentes.

—Habla, Sirius, si es que ese es tu verdadero nombre.

—¿Qué les pasa? ¿Dónde está Remus?

—Debe de estar en los pasillos ejerciendo sus labores de prefecto, así que no tendrás quien te defienda.

—Pueden encerrarme toda la vida, pero no les diré, no después de lo que hicieron.— profirió el ojigris con molestia.

Habían pasado algunos días pero no lograba sacar de su pecho la culpa que sentía por estar ocultando la verdad de lo que sucedió en clase de pociones, debía de hacerlo, tenía que decirle a Severus lo que ocurrió ese día en la clase de pociones. Lo había intentado pero temía perder lo que tenían por lo que se arrepentía en el último momento.

—¡Somos tus amigos! ¡No lo puedes seguir ocultando!— exclamó James. —Éramos como hermanos, pero... ya no te reconozco.

—Sigo siendo el mismo Sirius de siempre, como tú eres el mismo James aunque te guste Lily, eso no cambia las cosas, si a Peter le gustara alguien seguiría siendo el mismo Peter que conocemos.— exhaló con desesperación, se sentía frustrado e incómodo por la humedad en sus pantalones y el sudor del su cuerpo.

—Yo no se los ocultaría, siempre les cuento todo.— agregó Peter en voz baja.

—Pero yo no me siento listo para contarlo, no hasta que sea algo oficial, solo es una persona con la que me encuentro, es todo.— aclaró con disgusto. —Dejen de hostigarme.

Sus pasos se dirigieron a la puerta del baño que había en la habitación dispuesta a entrar en él, pero la voz de James volvió a llegar a sus oídos.

—No nos rendiremos hasta encontrar al individuo.

—Ajá.— exclamó una última vez antes de cerrar la puerta del baño tras él.

Entró a la ducha con una sonrisa en su rostro, pero esa preocupación no lo dejaba disfrutar por completo del momento, estaba seguro de que su mejor amigo siguiera insistiendo e intentando conseguir una respuesta, debería ser más cuidadoso y discreto sobre sus encuentros  pero no perdería lo que tanto le había costado conseguir.

Últimamente se me complica un poco más escribir, pero anoche me inspiré y terminé este capitulo, espero les guste ♥︎

El próximo lo estoy escribiendo, y puedo adelantarles que habrá algo de drama 🫣

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