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Realmente ansiaba comprender la obsesión de Jungkook por mirarlo constantemente. Normalmente, Taehyung solía ignorarlo, pero el hecho de que este siempre lo hiciera, justo cuando estaba comiendo, lo ponía extremadamente incómodo.

—¿En serio no planeas dejar de verme? —cuestionó el menor, frunciendo el ceño con frustración.

Jungkook dejó escapar una risa, sin apartar sus ojos de él. —Por alguna razón extraña, encuentro fascinante observarte. Además, como te mencioné antes, suelo estar solo la mayor parte del tiempo. Llegué a olvidar lo que era tener compañía a la hora de comer.

Taehyung no podía evitar sentir una creciente curiosidad acerca de la historia detrás del mafioso Jeon Jungkook. No sabía cuánto podía preguntar sin cruzar los límites, pero contener su curiosidad se estaba volviendo una tarea complicada.

—Oye, Jeon —susurró, reflexionando sobre si debía continuar, y finalmente optó por hacerlo—. ¿Qué ocurrió con tu familia?

La pregunta tomó a Jungkook por sorpresa, su cuerpo se tensó y Taehyung llegó a pensar que no obtendría respuesta. Sin embargo, después de un largo silencio en el que el azabache lo miró fijamente, finalmente suspiró, dispuesto a responder.

—Soy hijo único, por eso cuando mi padre se retiró no me quedó más opción que asumir su lugar, a pesar de que aún era muy joven.

—¿Y tu madre? —Taehyung preguntó al notar que el mafioso se detuvo, indeciso sobre si debía seguir hablando—. Supe que el columpio de madera en el jardín le pertenecía.

La expresión en el rostro de Jungkook decayó, y a pesar de sus esfuerzos por ocultarlo, Taehyung vio cómo el brillo en sus ojos se desvaneció.

—Mi madre padecía una enfermedad terminal. Ella ya no... —Jungkook guardó silencio, su expresión empapada de una tristeza palpable.

Ver a Jungkook en ese estado desconcertó al castaño. Era evidente que hablar sobre su madre era un tema doloroso. Taehyung comprendía lo que se sentía perder a alguien importante, es por eso que decidió no profundizar en el tema.

—Lo siento, no debí haber preguntado sobre eso. Yo también perdí a mi madre, así que entiendo lo que estás pasando —dijo Taehyung, queriendo culpar a la atmósfera entre ellos y a su innata empatía por tomar la mano de Jungkook y acariciarla con el pulgar en un gesto de comprensión. Agradeció que el otro no dijera nada y, en su lugar, le ofreció una suave sonrisa.

Después de eso, la cena transcurrió en silencio. Taehyung no podía evitar reflexionar sobre el hecho de que debajo de toda la armadura de fortaleza que Jungkook mostraba al mundo, se encontraba una persona sumamente sensible. Entendía que las circunstancias adversas de su entorno eran las que los habían forzado a adoptar esa fachada.

Eran fríos y distantes, pero no por elección propia. La vida que llevaban les había sido impuesta desde el mismo momento en que nacieron. A pesar de lo acostumbrados que pudieran estar a ella en la actualidad, ambos habrían deseado tener la oportunidad de vivir una vida normal, lejos de toda esa mierda.

Conforme la noche avanzaba, la temperatura comenzó a descender. Taehyung lamentó haber optado por una camisa tan ligera y por no haber pensado en traer algo para abrigarse. Instintivamente, frotó sus brazos en un intento de generar un poco de calor. Jungkook notó su acción y, sin dudarlo, se puso de pie, se quitó su saco y lo colocó con delicadeza sobre los hombros del menor.

—¿Se convertirá esto en una costumbre? —preguntó con una sonrisa cuando volvió a sentarse.

—Creo que comenzaré mi propia colección de sacos —bromeó el menor, colocándose correctamente el saco—. Intenté devolverte el anterior, pero no te encontré.

—Tuve que salir a resolver unos asuntos, pero puedes devolvérmelos luego. Descuida.

Taehyung asintió con una sonrisa, la cual fue correspondida por el mafioso. En ese momento, las razones que lo habían llevado allí parecían desvanecerse en el aire. Disfrutaba plenamente del agradable momento que compartía con Jungkook, llegando incluso a olvidarse por completo de la existencia de su hermano.

Sin embargo, cuando la imagen de Namjoon cruzó por su mente, llegó acompañada con una creciente ola de culpa que poco a poco comenzó a carcomer su pecho, generando una presión desesperante. ¿Cómo podía siquiera estar disfrutando de la situación cuando su hermano estaría desesperado por no tenerlo a su lado? ¿Cómo podía ser tan insensible y olvidarse de él?

«Egoísta, egoísta, egoísta», su mente no paraba de reprocharle. Taehyung sintió el pánico empezar a apoderarse de él; lo último que necesitaba en ese momento era un maldito ataque.

Taehyung estaba poniendo todo de sí para contenerse, sentía un ardor en los ojos por las lágrimas que amenazaban con caer y percibía cómo el oxígeno comenzaba a escasear. Se estaba sumergiendo lentamente en una bruma de desesperación, incapaz de detener el malestar que lo invadía.

El mafioso notó la extraña actitud del menor y la preocupación bañó inmediatamente su mirada.

—Taehyung, ¿qué sucede? ¿Estás bien?

La voz de Jungkook resonaba como un eco ensordecedor en su cabeza. La opresión en su pecho le hacía sentir que respirar era una tarea imposible, lo que le llevó a hiperventilar. Desesperado, Taehyung se aferró a su pecho al no lograr llenar sus pulmones de aire, mientras la angustia lo inundaba por completo. Sus lágrimas caían sin control, se puso de pie y en ese instante su visión empezó a oscurecerse, pero no era por las lágrimas.

Estaba perdiendo el conocimiento.

Su cabeza palpitaba como si le golpearan con fuerza y todo a su alrededor le daba vueltas. Alcanzó a vislumbrar el rostro borroso del mafioso frente a él, que parecía estarle gritando algo, pero le resultaba imposible comprenderlo.

«Namu... ayuda».

Y entonces, Taehyung se desplomó en el suelo.

Jungkook se dio cuenta de que Taehyung se había desmayado, así que lo levantó con sumo cuidado en sus brazos para llevarlo al interior de la mansión. La angustia era evidente en su rostro y su corazón latía con fuerza, impotente ante la situación.

—¡Traigan al doctor inmediatamente, o pueden darse por muertos! —gritó con desesperación, sin detener su paso hacia la casa.

Llevó al castaño hasta su habitación y lo depositó con cuidado sobre la cama. Su ansiedad aumentaba a medida que los segundos pasaban y no veía señales del doctor. Seokjin entró en la habitación y se detuvo al percatarse del estado en el que se encontraba Jungkook. No esperaba encontrarse con esa escena, por lo que trató de calmarlo.

—Jungkook, tranquilo. Taehyung estará bien, el doctor ya está en camino.

El azabache ni siquiera podía procesar las palabras del otro, se sentía extremadamente nervioso como para concentrarse en algo más. Situaciones como esta le evocaban los recuerdos de cuando su madre enfermó, lo que solo aumentaba su desesperación.

—No entiendo que fue lo que pasó —negó repetidas veces con incredulidad—. Estaba bien hace un momento, sonriéndome.

Rememorar la sonrisa cuadrada del menor solo intensificó la angustia que le apretaba el estómago. Se sorprendió al sentirse de esta manera, pero la ansiedad era demasiado abrumadora como para ponerse a reflexionar en ese momento.

Un poco más tarde, finalmente el doctor ingresó a la habitación. Jungkook sintió cierto alivio al verlo llegar, y rápidamente empezó a relatar lo sucedido. El doctor escuchó atentamente, asintiendo con comprensión antes de acercarse al chico para examinarlo.

La falta de palabras por parte del médico solo conseguía poner aún más nervioso al mafioso. La tensión en la habitación era palpable, y si no fuera por el tiempo que el hombre llevaba trabajando para el Clan Jeon, posiblemente estaría temblando de miedo.

—¿Cómo se encuentra? —preguntó el azabache con preocupación.

El doctor terminó los últimos chequeos antes de volverse hacia Jungkook.

—El joven está bien —respondió el mayor, y el mafioso sintió que podía volver a respirar tan solo de escuchar esas palabras. —Lo que experimentó fue un ataque de ansiedad.

—¿Qué pudo haberlo desencadenado? Estaba bien hace apenas un momento.

—No podría decirle con exactitud que fue —el contrario negó—. Existen varios tipos de trastornos de ansiedad, pero considerando lo que usted me ha explicado, todo parece indicar que su condición es bastante alarmante. Al parecer, el joven padece de TEPT.

—¿Qué es eso? —Jungkook preguntó, sintiendo la preocupación volver a él.

—Es el Trastorno de Estrés Postraumático, que, como su nombre indica, se desarrolla después de vivir un evento traumático.

—¿Hay alguna forma de tratarlo? —su mirada se posó en Taehyung, quien yacía tranquilo en la cama.

—Sí, a través de terapia y medicación. Dada la intensidad de su reacción, es probable que necesite ambas.

Jungkook asintió, comprendiendo que esto estaba mucho más lejos de sus posibilidades. Por mucho que deseara ser de ayuda para Taehyung, sabía que no dependía de él.

—¿Existe alguna manera de prevenir que esto ocurra de nuevo?

—Lamentablemente, los ataques de ansiedad pueden presentarse en cualquier momento en que la persona se exponga a situaciones que le hagan revivir el trauma. Lo único que puedo aconsejarle es que mantenga al joven en un ambiente tranquilo y libre de estrés. Algunas personas logran aprender a convivir con el trastorno, encontrando lo que se conoce como su "lugar seguro". No necesariamente debe ser un espacio físico; puede ser un objeto que le transmita calma, una canción o incluso una persona.

Jungkook se quedó pensativo por un momento, analizando toda la situación y conectando varios puntos que le llevaron a comprender varias cosas. Finalmente, levantó la mirada hacia el doctor y le expresó su agradecimiento. El médico dio las últimas indicaciones, realizó una profunda reverencia y luego abandonó la habitación.

El silencio se adueñó del espacio, cargado de una tensión palpable. Jungkook evaluó cuidadosamente sus opciones y, finalmente, habló rompiendo el silencio.

—Seokjin, dame el celular.

El contrario abrió los ojos con sorpresa, siendo incapaz de creer las acciones del contrario. —¿Estás seguro de querer llamarlo? —cuestionó dudoso, esperando que reflexionara acerca de lo que estaba apunto de hacer.

Sin embargo, la mirada de Jungkook se endureció. —No te pedí tu opinión. Te di una orden. Dame el maldito teléfono —repitió con evidente molestia.

Seokjin observó a Jungkook con perplejidad, pero optó por guardar silencio. No lograba comprender la actitud de Jungkook desde la llegada de Taehyung a la mansión, pero tampoco se sentía en posición de comentar al respecto. En lugar de eso, buscó en su bolsillo y extrajo un celular que de inmediato le ofreció.

Jungkook tomó el aparato y marcó el número que el contrario le indicó, llevándose el celular hasta su oreja esperando que su llamada fuese atendida. Para suerte suya, respondieron con rapidez.

—Eres tú, ¿no es así imbécil?

—Seré breve, Kim. Háblame sobre el trastorno de tu hermano.

Silencio.

—¿Cómo es que tú...? ¿Dónde está? Déjame hablar con él.

—Te hice una maldita pregunta, Kim —Jungkook exclamó con molestia ignorando la petición del contrario, su paciencia estaba al límite.

—¡Que me digas donde mierda está! ¡Déjame hablar con él! —Namjoon gritó con evidente molestia.

—Taehyung no puede hablar justo ahora. Sólo respóndeme de una puta vez lo que te pregunté.

—Te lo advierto, Jeon. Si algo le pasa a mi hermano, te juro que voy a acabar contigo. ¿¡Me escuchaste, bastardo hijo de puta!?

Jungkook suspiró con frustración, plenamente consciente de que el reloj estaba corriendo antes de que pudieran rastrear la llamada. —Parece que no obtendré ninguna información de ti. No tengo intención de perder mi tiempo escuchando tus idioteces.

Sin darle oportunidad al otro de responder, Jungkook cortó la llamada abruptamente. Devolvió el celular a Seokjin, quien lo tomó rápidamente.

—Ya sabes qué hacer. Deshazte de él antes que nos rastreen.

El contrario asintió y se retiró apresuradamente de la habitación. Una vez a solas, Jungkook se acercó a la cama y se sentó junto a Taehyung. Una inmensa angustia le oprimía el pecho; no lograba entender el motivo, lo cual le resultaba sumamente molesto.

Exhalando un suspiro audible, posó su mano en la mejilla del castaño y la acarició con suavidad.

—Despierta, por favor, precioso.

Namjoon se encontraba maldiciendo y destrozando todo a su paso sin piedad. La tensión en el lugar era sumamente asfixiante y nadie se atrevía a intervenir para tratar detenerlo. "Llámenlo antes de que empeore", eran los murmullos que se escuchaban entre la gente del mafioso. No pasó mucho tiempo antes de que Yoongi llegara a la oficina, encontrando a Namjoon completamente fuera de control.

—¡Tranquilízate, Nam! ¿Qué mierda te pasa?

Yoongi era la mano derecha y el mejor amigo de Namjoon, la única persona capaz de atreverse a intervenir a pesar del estado en el que se encontraba.

—¡Ese desgraciado me llamó para preguntarte del trastorno de Tae! —el moreno exclamó con furia, consiguiendo que Yoongi abriese los ojos en sorpresa.

—¿Qué? ¿Tuvo un ataque?

—Eso parece, no lo sé. Ese imbécil no me dejó hablar con él, dijo que no podía. ¡Mierda! —Namjoon llevó sus manos a su rostro, sintiendo la furia consumiéndolo al verse tan frustrado e impotente.

En ese preciso instante, la puerta de la oficina se abrió y un carraspeo cortó el silencio, atrayendo la mirada de ambos mafiosos.

—Jackson, dime que tienes algo —pidió Namjoon con angustia.

El contrario negó con la cabeza, provocando que la expresión de Namjoon se desmoronara. —Hemos perdido la señal. No obstante, conseguimos acercarnos un poco más. Ya he ordenado una inspección exhaustiva de toda el área.

Namjoon apretó su mandíbula y cerró los puños con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos. Yoongi notó la tensión en su mejor amigo y decidió intervenir antes de que la situación se descontrolara.

—Tranquilo, cada vez estamos más cerca. Si no te calmas, serás el siguiente en sufrir un ataque que ya casi nada te ha hecho falta —declaró mientras escudriñaba la habitación—. Recuerda lo que sucedió hace unos días.

Namjoon observó a su amigo y su mirada se desvió hacia la cicatriz en la mejilla de Yoongi. Suspiró profundamente, consciente de que necesitaba calmarse y mantener la compostura. Su hermano lo necesitaba, y él no iba a descansar hasta tenerlo de vuelta.

—Te juro que voy a matar a ese hijo de puta. Va a descubrir de lo que somos capaces los Kim.

Capítulo cortito que me genera ansiedad dfhksdgkfjsd pero bueno, era necesario quedara aquí .-. ya sabemos de que ataque se refería Taehyung :c . Todavía hay mucho por descubrir, el siguiente capítulo es de mis favoritos AAAA.

En fin, volveré pronto. Manténganse sanos♥~

𝐊𝐢𝐦𝐍𝐢𝐤𝐚𝐫𝐢.

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