𝐜𝐚𝐭𝐨𝐫𝐜𝐞

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Tú y yo, una vez más.

───

Restregaba mi rostro con aquella agua tibia, intentando de cesar el cansancio que sentía, ante la pesadez que abordaba mi cuerpo. Me sentía mareada, y algo extraña. Estaba sumamente ansiosa, y me estresaba el no poder calmarme, porque si algo siempre deseaba mantener a raya, era manejar mis emociones. Respire hondo, y dejé mis manos aguantarse del lavado para poner todo mi peso en ellas, mientras que me miraba al espejo, notando mi semblante tenso y totalmente pálido. No tenía con claridad lo que me estaba sucediendo, pero desde aquel toque, todo en mi se sentía diferente, no era capaz de reconocer lo que me estaba sucediendo, pero sentía que flotaba en un pesado sueño. Mi respiración estaba algo entrecortada, el temor de que el día en que aquella pesadilla que soñaba desde niña se hiciera real, me adormecía los músculos. Estaba clara de que lo que había visto más allá de este dimensión tenía más respuestas, y la única persona que me las debía dar, se había fugado hoy. Suspiraba frustrada, y apretaba mis puños, estaba recorriendo tantas emociones que traían mayormente confusión, y el no tener conocimiento de todo lo que abundó extrañamente por mi mente hoy, me llenaba de impotencia, porque deseaba saber.

Nuevamente moje mi rostro, e intenté peinar mi corto cabello en una dona envuelta. Me mire en el espejo, y deje que los flequillos salieran aún lado de mi oreja. Recogí todo, y lo envolví. Me veía algo mejor, al menos un poco más decente. Me empezaba a relajar, sintiendo mis músculos menos tensos. No podía ocultar mis mejillas, o mis hinchados ojos, había estado sin poder dormir ante los tristes pensamientos que me recorrían. Suspire, y nuevamente coloque todo mi peso en el lavado. Mis ojos se humedecían, y las lágrimas caían. Las manos de mi hija se reflejaban en aquel tacto que hizo con mi mejilla, y su llanto al irme, me estaba creando un cargo de conciencia ante dejarla. Me pesaba, pero sabía que el que ella estuviera lejos de todo esto, era lo más seguro que podría ofrecerle. Solté dos o tres lagrimas más, mientras que la mirada de Levi se reflejaba en mi mente, y en cómo ambos estaban acostados en la cama, y entre medio la pequeña durmiendo. Creamos algo que jamás imaginamos creer, y deseaba con todas mis fuerzas el volver ir a mi hogar, acostarme en mi cama y tener a los dos Ackerman que habían robado mi corazón, aquí, y en otra vida.

-Lo supiste todo este tiempo, Eren... -musité, mirándome al espejo, y hablando -Ahora huyes de mi, porque sabes que quiero respuestas... -exprese, bajando la cabeza, con mis manos en el lavado, poniendo todo mi peso en el.

-¿Kira?-me sobresalte, pero aún así, me quede soportando mi cuerpo en el lavado, mientras que alce mi mirada, para observar a un confuso Armin.-¿Qué dices?-me preguntaba, mientras que yo, le miraba aturdida.

-Armin.-le llame, con temor a lo que pudiera salir de mi boca, pero deseaba contarle.-Ha pasado algo.-le indique, notando como su semblante se tensaba, él estaba más ansioso de lo usual.

-¿Qué ha pasado?-me preguntó, dejando la puerta de aquel baño abierta, esperando una respuesta de mi parte.

-No puedo contarte, no ahora.-le indique vagamente, sabiendo que no había algún de tiempo preciso para poder explicar todo lo que rondo por mi mente.

-No te entiendo.-infirió, pareciendo descifrar mi extraño comportamiento con una detallada mirada.-¿Qué te esta sucediendo?-pregunto, inquieto.-Desde que llegaste al cuartel, has actuado rara.-afirmó, pero tan solo me distancié del lavado, y le mire.

-¿Donde está Aster?-pregunte, y es que, por mi mente rondaba la ausencia de aquella chica.

-No lo sé, no le he visto desde la mañana. La he buscado antes, pero nada.-me respondió él, de manera neutral, pero sabía que la preocupación yacía en su conciencia.

-Algo no me cuadra... -susurré, me era extraño que ella no anduviera rondando por los bosques junto a Levi, o incluso, aquí con Armin; algo no estaba bien.

-A mi tampoco.-infirió él, mirándome con sus ojos azulados.-Y es tu manera tan extraña en la que estás actuando, te ves pálida, tu misma delatas tu posición. ¿Qué está pasando?-volvió a preguntar, desvaneciendo el tema de Aster, lo cual me molesto, porque era muy extraño la ausencia de aquella chica.

-¡No lo sé, Armin!-le dije en un tono alto, molesta, y sintiéndome desesperada.-Ni yo misma se lo que me pasa... -indague, restregando mi rostro, aún húmedo.-Debemos encontrarlo, antes que sea tarde.-hable, refiriéndome al paradero de la persona que nos tenia los nervios de puntas, pero Armin frente a mi me miraba totalmente desconcertado.

-¿Por qué tus ojos están brillando?-me preguntó, algo preocupado, y tan solo dirigí mi mirada hacia el espejo, quedándome ida cuando vi mis ojos de un color azul cristalizado, parecían un cristal. -¿Estás mirando a través de mi?-me preguntó Armin, y yo rápidamente, negué.

-¿Qué?-le pregunté confusa, en negación, mis ojos aún brillaban y era la primera vez que los podía ver por mi misma.-No, yo no puedo ver más allá de las personas, ya no.-le expliqué, aunque él desconocía que hace años había roto mi maldición.-Espera.-algo confundida, empecé analizar lo que sucedía, a lo que anteriormente me sucedió en el bosque; entrelazando cabos sueltos.-No estoy viendo a través de ti, están viendo a través de mi.-respondí, creando confusión en el ambiente de Armin, quien no estaba concordando con lo que decía.

-¿Qué estás diciendo?-me preguntaba, se sentía ajeno a lo que yo pensaba, confundiéndose.-¿Quién podría tener la habilidad de hacer eso?-él realmente deseaba acoplarse a lo que abundaba por mi mente, pero yo solo me quede pensando en una sola persona.

-Es Eren.-Armin continuó mirándome desconcertado ante mi actitud, sin entendimiento al porque había nombrado a nuestro amigo de toda una vida.-Él está viendo a través de mi.-afirme, entendiendo algo que no entenderían, aún.-Nos está buscando, quiere que lo encontremos.-exprese, mirando a Armin, quien me miraba confuso, sin saber el gran poder que Eren conllevaba hacia mi persona, pero yo era la única que lo sabía; pues lo vi, en aquellos caminos a los que fui.

-¿De qué estás hablando?-Armin me miraba aún más desconcertado, estaba confuso, y algo tenso, intentaba de procesar lo que yo decía, pero no podía y eso le frustraba.

-Vámonos, debemos irnos.-le pedí, arreglando mi uniforme, y moviendo a Armin del margen de la puerta, para yo poder pasar.-No es momento para aclaraciones.-dije.

-¡No!-me sobresalte ante escuchar la voz de Armin en un tono alto, y es que él, alcanzó mi brazo y lo apretó, deteniéndome.-Estoy cansado de no entender lo qué pasa alrededor de ustedes. Por favor, dime.-me pidió, con esa mirada, estaba cansado y estaba sufriendo.

-Lo único que puedo decirte Armin, es que mi vida ha sido una completa mentira. Y que si no encontramos a Eren ahora, yo no voy entender lo que soy.-le decía, mientras que él aún me miraba con desilusión en sus ojos ante no saber que vagaba por mi mente.-Te preguntaré lo mismo que le pregunté a Levi. ¿Confías en mi?-le pregunté, y por un instante, él pareció pensarlo.

-Si.-respondió, pesadamente, como si no deseara dejar las cosas aquí, pero era así que debía ser, Armin.

-Armin, esto es más grande de lo que creíamos. Por favor, aunque no pueda impedir lo que pasará, ayúdame a intentarlo.-le pedí, sabiendo que él conocía mi mirada agria, y como mis ojos reflejaban el miedo de mis hienas pesadillas en esta amarga actualidad.

-Hange tiene una idea de donde podría estar Eren, es por eso que vine, para irnos.-me indicó, a lo que sentí su respaldo, y deseaba abrazarle.-Vamos.-me pidió, con esa mirada alentadora que podría calmar cualquier angustia.

Nos habíamos ido, y montado en los caballos. Íbamos con prisa, pero mientras más rápido íbamos, sentía una presión en mis ojos. La mirada de Armin se plasmaba en mi, pareciendo visualizar mis ojos, los cuales sentía de manera diferente, debían estar en esa jodida forma cristalizada que solo reflejaba exactamente eso, un reflejo. Mi cabeza me lanzó esas punzadas, las que hace tanto tiempo no sentía, y solo significaban una cosa, siempre significaron eso, Eren. Apreté las cuerdas de mis caballos, iba extremadamente rápido, al nivel de que pasaba a mis compañeros, y es que, ellos no entendían la magnitud de este problema. No importa si llegábamos tarde, o temprano, nos encontraríamos algo con que no sabríamos como enfrentar. Después de todo, Eren no se detendría, porque esta era su voluntad, y yo tenía claridad de que él solo había aceptado estar encarcelado de manera voluntaria, porque su poder era más grande que el de hace algunos años. Yo ya no tenía esperanza en ese chico a quien creímos como una salvación, porque jamás fue así, pero no le culpaba. Tenía claro que el proceso que estaba teniendo mi mente, me llevaba a entender que Eren solo se sacrificaría por lo que creía correcto, porque después de todo, él no se rendiría tan fácil, nunca se ha rendido.

Esa mirada, aunque estuviera fría y llena de sufrimiento, no me quitaba una poca esperanza de que había algo en su corazón que jamás se apagaría, el amor a su gente. Todo este tiempo fuimos egoístas, porque él se estaba enfrentando solo a una cruda realidad que nosotros no queríamos aceptar, pero hoy, yo más que nunca entendía y tenía empatía con lo que abordaba en su mente, pero aún, habían dudas que me mantenían confusas y me alejaban de volver a apoyar su razonamiento. Solo esperaba que el destino no me la jugara nuevamente, y que me diera una oportunidad en este rincón de oscuridad en el que me encontraba, necesitaba luz, y esperanza. Deseaba verlo, aunque sea una vez más, con el anhelo de encontrarme con el Eren que conocí cuando era niña, necesitaba hablar con el niño que me esperaba cada mañana, con el joven que no me desprendía en ningún momento, con el hombre que todos estos años ha dejado su pensar en sí mismo, para pensar en nosotros, aunque creyéramos que no era así. Detuve la velocidad del caballo, y mire como frente a nosotros se encontraba aquel restaurante. Me baje, pero justo en ese instante, mi cabeza se fraccionó en punzadas, y sentí como perdí el balance.

-Necesito encontrar primeramente al cuerpo de exploración, y entre toda esa gente, a ellos.-la voz de Eren yacía adentrándose en mi cabeza, pero se sentía lejos, y yo tan solo caí tumbada en los brazos de Mikasa.-Deberán estar llegando al restaurante.-su voz continuaba azotando mi mente.

-¿Kira?-ella me llamo confusa, mientras que intentaba de reflejar calma en la desesperación que sentía ante ese desconocimiento de Eren adentrándose en mi cabeza, estaba a través de mi, y quizás él no tenía idea, pero estaba segura que si.

-Estoy bien.-le insinué, con algo de frialdad, notando como ella me miró extrañada, para así adentrarnos a ese restaurante.

-Buscamos a Niccolo.-Hange se dirigió al portador de la puerta, quien también era un cocinero, él asintió, aislándose.-Gracias.-le agradeció ella.

-Huele a comida... -susurro Armin.-De seguro Sasha estaría contenta.-exclamo él, atrás de mi y en un tono bajo, para no llenar el ambiente de recuerdos que nos pesarían.

-Esperemos que nos den las respuestas que buscamos.-hablo Connie, aún lado de Jean, quien asintió ante su comentario.-Siento como si nuestro tiempo se agotara... -musitó, antes de que aquel rubio volviera aparecer por los pasillos junto al portador.

-¿Son ustedes?-Niccolo se dirigió a nosotros, no parecía estar bien, su expresión lo delató; la muerte de Sasha debía sofocarlo.-¿Qué pasa? ¿Algo urgente?-preguntó con insistencia y curiosidad.-Ahora mismo estoy ocupado atendiendo a unos invitados importantes.-aclaró.

-Bueno, está bien.-respondió Hange, neutral.-Puedes volver a trabajar.-le indicó.-Solo queremos charlar con usted más tarde.-comentó, a lo que él la miró curioso.

-¿Una charla? ¿Sobre que?-preguntó.

-Quiero decir, bueno, tienes como... preocupaciones, ¿no?-Hange no se dirigió bien hacia él, lo que le creo más confusión ante su falta de claridad por alguna razón que desconozco.

-Sobre los voluntarios detenidos.-Onyankopon se dirigió a él, con más claridad y firmeza.-Necesitamos hacerle varias preguntas.-le indicó.

-De acuerdo-Niccolo no pareció tener problema con eso.-Vengan por aquí.-nos indicó, señalándonos el pasillo para que pudiéramos caminar atrás suyo.-Estaré atendiendo a mis invitados, y luego tendremos la charla.-le decía a Hange, mientras que subíamos unas escaleras, y pasábamos por unos pasillos sumamente lujosos.-Pueden esperar aquí un rato.-nos indicó, cuando nos adentro a una habitación repleta de mesas, y de vinos.

-Oh, nunca supe de esta habitación.-expresó Hange, mirando detenidamente la habitación, al igual que todos nosotros.

-Apuesto que es una habitación para peces gordo de la policía militar.-comentó Connie, adentrándose y observando.

-Mm.-me acerque a la ventana, aislándome de todos, y sintiendo esas punzadas atacarme.

-¿Qué te pasa?-la mano de Mikasa toco mi hombro, le daba la espalda, y suspiraba intentando de fortalecerme.

-Mi cabeza, me duele.-le dije, pero ella aún seguía detrás de mi.-Es todo.-le indique, y ella me miró aún extrañada, mi actitud era fría, pero era por lo abrumada que me encontraba.

-Este es... el vino del que hablan los policías militares.-Jean se dirigió al vino que yacía en la vajilla, tomándolo en sus manos y mirándolo con asombro.-He escuchado que solo los oficiales pueden beber esto.-decía.

-¿Qué has dicho? Nosotros también somos oficiales, ¿no es así?-le preguntaba Connie, con algo de ofensa ante su comentario.

-Si.-respondió Jean, con una sonrisa -Deberíamos merecer algún capricho de vez en cuando.-esbozo.

-¡Quita la mano de ahí!-se sobresaltó ante ver cómo Niccolo con brusquedad le arrebató aquel vino, y lo apegó a su cuerpo, protegiéndolo; fue una extraña acción.

-¿Qué te pasa Niccolo?-le preguntó Jean, ante bitar al joven a su lado algo agitado.-Solo estábamos bromeando no hay porque exagerar.-indicó Jean, intentando de calmar la situación.

-Tsk.-me recosté de la pared, como si perdiera fuerza ante las punzadas acorralarme nuevamente.

-Kira.-Hange visualizaba la situación frente a ella, pues Niccolo y Jean, parecían estar en algún tipo de confrontación; pero ella estaba acercándose a mi ante notar mi extraña actitud.

-Este vino sería desperdiciado por los eldenses.-Niccolo aún parecía dirigirse a Jean, y yo tan solo, cerré mis ojos, intentando de evadir el dolor de mi cabeza.

-¿Qué has dicho?-la voz agitada y ofendida de Jean se dirigía a la de Niccolo, y yo veía en mi mente los verdosos azulados ojos de Eren.

-Eren... sal de mi cabeza.-pedí en un susurro.-Por favor... -continúe diciendo, mientras que las punzadas en mi cabeza se disminuían, a lo que abrí los ojos, y observé cómo Niccolo salía de la habitación, luego de estar en una tensión situación con Jean, la cual ignoré.

-¿Qué le ha pasado?-pregunto Connie, pareciendo extrañado ante la actitud de Niccolo.

-Maldita sea. No lo sé.-le respondió Jean, aún molesto, realmente lo estaba.

-Que raro.-exclamo Hange, quien parecía aún procesar la extraña situación del jodido vino, el cual de seguro, no tendría nada de importancia.

-Eh.-la voz de Connie me alarmo, a lo que le observé.-¿Qué te pasa?-me preguntó, curioso.

-Déjala.-Jean se dirigió a él, pero sin actitud ante mi falta de respuesta.-Debe ser duro para ella estar aquí.-comentó él, mientras que me quede recostada de la pared.

-Venga, Levi estará bien. Y de seguro, la pequeña Kai también.-decía Connie, intentando de animarme.-La otra vez se quedó dormida en los brazos de Armin, ella es tan suavecita que solo quieres comértela a besos.-decía él, en una sonrisa.

-De seguro cuando crezca nos hará recordar a Levi, en cada momento. Son tan idénticos, ¿como fue eso posible?-preguntaba Jean.-¿No le pusiste empeño? Si, de seguro eso fue.-de manera pícara me miró, los demás sonrieron, pero yo tan solo no pude.-Es más alta que él, y aún así, no puede con su torque.-comentaba, aún pícaro, y los demás reían; sonreí de lado, sigo sonrojada ante eso, Jean a veces podría ser muy payaso, pero hacia lo posible para que yo sonriera.

-¿Quién es el padrino?-pregunto Connie, mirándome detenidamente a lo que Armin sobresaltó con su sonrisa.

-No importa, nosotros somos sus tíos, y eso es más genial que ser padrino.-exclamo Jean, mirando a Armin quien denegaba ante eso.

-Claro que no, ella en cualquier caso, deberá estar conmigo.-expresó Armin, mirándolos.

-Realmente es una hermosa bebé.-Onyankopon me miró, y sonrió.-Anhelo la paz para que ella pueda sobresalir en cualquier lugar, y jugar de una manera libre.-dijo él.

-No me gusta verte así.-Hange se acercó a mi, y me miró detenidamente.-No recaigas. Tú y tú pequeña volverán a estar juntas con él, si debo morir por eso, así será.-expresó, dejándome sin palabras ante eso.

-Hange... -desee agradecerle, pero no pude, esas palabras habían sido tan inesperadas.-Gracias... -le dije en un tono bajo, fue lo único que pudo salirme, intente de que no sonara tan fría, pero por un momento no supe cómo dirigirme hacia ella; ella me miró, y sonrió.

-¡Eh!-dirigí mi mirada a Armin, quien yacía adentrándose a una habitación.-¡Vengan aquí! ¡Esto es malo!-indico, a lo que de a poco, avancé con prisa con algo de tensión hacia él.

-¿Ah...?-confundida, observé aquella habitación del restaurante, reconocía a esa familia, pero lo que no descifraba era la imagen que se me estaba presentando cuando vi a Niccolo con aquel niño en sus brazos, cubierto de sangre e inconsciente.-¿Falco?-llamé cuando le reconocí, sintiendo confusión ante ver también a la niña Marleyana tirada en el suelo, con su nariz rota, la cual derramaba sangre y la hacía llegar a su mentón.

-Es la mocosa que mató a Sasha.-Jean se dirigió a la escena en cuanto llegó junto a los demás. -¿Qué significa esto Niccolo?-le preguntó a ese cocinero, quien sembraba ira en su expresión, y en su vez, tenía un cuchillo en manos, amenazando a la niña de cabello castaño, quien estaba asustada.-¿Qué es lo que intentas hacer?-volvió a preguntar, ante la falta de respuesta.

-Suelta al niño, por favor.-le pedí, intentando de acercarme, pero Niccolo con sus ojos color avellana, y de algo verdoso, se alejó con brusquedad, mirándome y distanciándome del niño.-No le haré daño.-indique, alzando mis manos, pero él me evadió.

-¡Aléjate! ¡Solo voy a vengar a Sasha!-fue lo que exclamo, con furia.

-Ya basta.-pidió ella, Gaby.-¡Falco es inocente!-exclamo en un grito, desesperada por la condición de aquel pequeño, a quien solo deseaba tener en mis brazos, para calmarme.

-¿Qué es este chico para ti? ¡Terminó así porque intento protegerte!-le decía Niccolo, con rabia hacia ella, le gritaba.-¿Es alguien especial para ti? ¡Porque también tenía a alguien especial para mi! ¡Era una eldiana, descendiente de los demonios!-me quede parada, ajena a la situación, pero los ojos castaños de Sasha se plasmaron en mi visualización, creándome un sentimiento de tristeza ante la pesada escena que se estaba recreando por ella.-¡Pero ella disfrutó más que nadie de mi comida! Ella me salvo de esta guerra de mierda, me enseñó que estaba destinado a hacer comida que hiciera feliz a la gente. Su nombre es Sasha Blouse. ¡Ese es el nombre de la mujer que mataste!-miraba, y mantenía mi postura firme mientras escuchaba sus gritos de remordimiento, pero aún te recordaba, Sasha.

-¡Yo también perdí a personas que eran especiales para mi! ¡Porque Sasha Blouse les disparó!-grito la pequeña en su defensa, justificando las acciones de alguien que ya no podía defenderse.-¡Por eso me he vengado! ¡Porque ella mato primero!-indicó en un grito.

-¿A quien le importa quien lo hizo primero?-pregunto el rubio frente a ella, aún con esa expresión de remordimiento, hacia una niña.

-¡Niccolo!-le grite, esperando que me mirase, pero no fue así; tampoco podía acercarme, podría herirme accidentalmente, y eso empeoraría las cosas sin más.

-¡Recapacita! Eres un soldado Marleyano. ¿Verdad?-le preguntó Gaby a él, esperando un poco de conciencia de parte de Niccolo, pero ella no entendía el sentimiento de impotencia que le invadía a él, había perdido a alguien especial.-¡Estoy segura que esa mujer del demonio te lavó el cerebro! ¡No dejes que los demonios ganen!-insinuó ella, creando más represalias a nuestros pensaras, ofendía el alma de alguien noble, a quien ella no conoció.

-Niccolo.-el señor Blouse se adentró a la escena, con una voz calmada.-Dame el cuchillo. Por favor.-pidió, a lo que Niccolo tenso, se lo cedió; creando temor en la niña, y claramente en nosotros cuando el vago con el cuchillo cerca de ella.

-Es suficiente. Señor Blouse.-Hange se adentró también a la escena, esperando crear conciencia de lo que sucedía.-Por favor, baja el cuchillo.-le pidió al Señor Blouse, quien observaba el cuchillo con detenimiento.

-Sasha era una cazadora.-indicó él.-Le enseñe a usar un arco cuando era pequeña, y nos íbamos a cazar al bosque. Porque así es como vivíamos. Pero... Sabía que llegaría el día en que no podríamos seguir viviendo así. Hice que Sasha saliera del bosque, y el mundo se le hizo más grande. Sasha se convirtió en soldado, y partió para atacar otras naciones, le disparó a la gente y luego, se disparó a sí misma. Pensé que la enviaba a las afueras del bosque, resulta que el mundo era un bosque colosal donde todavía se trataba de matar, o ser matado.-el recuerdo de su hija, se plasmaba en nuestras mentes, creando un ambiente de tristeza, aunque él continuó hablando.-Creo que Sasha fue matado porque vagó demasiado tiempo en ese bosque. Al menos tenemos que sacar a los niños de este bosque. O bien... Seguiríamos dando vueltas alrededor del mismo lugar.-expresaba, ante la situación, y la presencia de los niños que dentro de un futuro, desearían seguir nuestros pasos.-Por eso, a los adultos les toca cargar con los pecados y el odio del pasado.-indicó, cuando le había pasado el cuchillo a la señora Blouse, quien lo colocó en la mesa.

-Niccolo, deja que Ben se vaya.-la señora Blouse se dirigió al cocinero frente a mi, quien yacía impotente y tenso, sin saber que más poder hacer para calmar el sentimiento tan vacío que le invadía.

-Por favor, pásamelo.-me acerque, mirándolo, sabiendo que no me haría daño; éramos amigos.-Vamos, tú no eres así.-le dije, y Niccolo, con lentitud, me lo pasó.-Falco... -llame al niño, y sentí su cuerpo en mis brazos, calmándome para así, ponerlo en el suelo, y ver cómo Jean, tanto Connie; acorralaban a Niccolo.

-Muévelo lentamente.-me pidió el señor Blouse, con intención de ayudarme a socorrer la herida de Falco en la cabeza, se veía muy mal.

-Muéstrame tu herida.-a mi lado, Mikasa se dirigió a la niña, quien no se atrevía a mirarla.

-Mía, ¿estás bien?-pregunto el señor Blouse, dirigiéndose a ella con otro nombre, pero tan solo me fui levantando de a poco ante ver cómo Kaya Blouse, la hermana adoptiva mejor de Sasha, cogía de manera sigilosa y con una mirada de ira, el cuchillo que habían dejado en la mesa.

-Realmente... ¿no me odia?-pregunto ella, y en ese instante, Kaya lanzó un grito de rabia hacia la pequeña en el suelo, quien fue recorrida por Mikasa, quien detuvo a pelos el ataque.

-¡Cómo te atreviste a matarla! ¡Asesina!-grito la niña, a lo que sus padres la acorralaron fuertemente para consolarla.-¡Creí que eras mi amiga!-esbozo en un llanto, y ver estas imágenes de cómo niños deseaban cometer estas atrocidades, me enfermaba; yo no deseaba esto para mi hija, no lo deseaba.

-Llévala a la otra habitación.-Armin se dirigió a Mikasa, quien aferraba a Gaby a su cuerpo, protegiéndola.-Vamos.-pidió, levantándolas, mientras que yo, observaba a Falco.

-Hange, por favor. Ayúdalo.-le pedí en un tono bajo y triste, porque deseaba distanciarme de esta escena, para irme vagamente por donde mis amigos se habían ido.

Salí, quedando en el pasillo. Por un momento ellos me esperaron, pero parecieron percatarse que algo rondaba por mi mente, desesperándome, así que siguieron su camino a la otra habitación. Apreté mis labios, y restregué mi rostro. Suspire. Estaba cansada, más cansada de nunca. Deseaba ser egoísta, e irme en este instante a las afueras para buscar a mi hija, e irme junto a ella. Incluso, manipular a Levi de una forma u otra, y que los tres nos fuéramos juntos, pero no había una jodida manera de que eso fuera a terminar con un final completamente feliz. Aunque deseara, no podríamos escapar del destino que nos estaría llegando. Me deslicé por la pared del pasillo, abatida en emociones. No podía dejar de pensar en ellos, en esos ojos grisáceos que me amarraban a una jaula llena de amor. Mi familia era lo más preciado que tenía, y mi corazón se debilitaba ante tenerles lejos. Jamás pensé llegar hasta aquí, y mucho menos ver lo que hoy en día veo, lo que no es una sorpresa, pero sigue sintiéndose igual de decepcionante. Vi como una niña deseaba matar a otra, y como ambas estaban llenas de represalias por el mundo tan descabellado que estaban viendo.

Mi cabeza dolía, y gruñía por eso. Era como si algo se avecinaría, y sabía exactamente lo que vendría. No sabía de qué manera detener esto, porque yo no iba a poder detenerlo. Sabía que se avecinaban esas escenas, donde los muros se rompían en mil pedazos y cientos de titanes colosales, vagarían en un retumbar ensangrentado. Llegando a estos tiempos, ya era capaz de entender aquellas pesadillas, pero deseaba volver al tiempo donde no sabíamos nada. Quería ser aquella recluta, la que se levantaba temprano para entrenar. Incluso deseaba que las personas que hoy faltan, estuvieran allí nuevamente. El camino ha sido arduo, y trágico, porque siempre llegaba un día en que debíamos decir adiós, no importa quien era. Suspire, esas palabras que alguna vez aquella teniente dijo, estaban recorriéndome por la mente. Necesitaba liberarme de estos pensamientos que me estaban atormentando, necesitaba estar con ellos, una vez más, con mi familia. Me levante con pesadez, y camine vagamente hacia la otra habitación, adentrándome ante la puerta estar abierta, y mirar cómo aquellos tres, estaban sentados en las sillas.

-¿Todo bien?-me preguntó Mikasa, quien pareció notar mi estresada expresión, pero solo estaba cansada...

-Si... -respondí en un hilo, a lo que ella continuó mirándome con dudas, al igual que Armin.

-¿Por qué me protegiste...?-la pequeña se dirigió a Mikasa, quien yacía a su lado observándola, mientras que su nariz ya no estaba ensangrentada.

-No es nada.-le respondió Mikasa, neutral mente.-No fue por nada específico.-añadió, mientras que yo estaba parada en el margen y visualicé como los marrones ojos de la niña, se dirigieron a mi.

-¿Por qué te preocupas tanto por Falco?-me preguntó, curiosa, pero con su voz apagada.-Fuiste a verlo tantas veces... -susurro ella, creando que Armin y Mikasa me vieran ante eso.

-¿Fuiste a verlo?-preguntó Mikasa, ante el desconocimiento de esas acciones, a lo que me cruce de brazos y no respondí.

-¿Porque no nos dijiste?-pregunto Armin, pero yo tan solo me dirigí a la niña para responder ante su pregunta.

-Tengo una hija de un año.-le respondí, notando su sorprendida expresión, quizás era por lo joven que aún me podía ver.-Y no desearía que albergara por un camino como el que ustedes vagan.-añadí, serenamente.-Han sido guiados por el ignorante conocimiento de adulto, porque para un niño ignorante, el conocimiento de un adulto ignorante, es la verdad.-ella me miraba detenidamente ante mis palabras, como si lograra entender a lo que me refería.-Puedo salvar a mi hija de ese destino, pero quizás, mi grano de arena podría salvarlo a él también, y eso me basta, pero parece que él solo está enfocado en salvarte a ti, antes que a sí mismo.-musité, y ella bajo la cabeza, sentida ante mis palabras.-También es porque yo... yo iba a tener un niño varón.-dije entristecida.-Quizás ver a un pequeño tan fuerte como él, me hace anhelar lo que pude haber tenido a través del pequeño que tendría... -añadí en un susurro.

-¿Murió?-me preguntó ella, y mis amigos a su lado, bajaron la cabeza ante su pregunta.

-Ni siquiera nació.-le respondí a ella, viendo como se tenso, y como reflejo la pena.-Por mi ignorancia, de creer sobrellevar la mentalidad de una persona ante mi presencia, lleve el juicio final de mi criatura cuando me enfrente a tu gente en la guerra pasada de Marley, salí muy lastimada.-le contaba.-Pero a eso te llevo, la ignorancia, ciega la razón. Aún estás a tiempo, Gaby.-le aconsejaba, mientras que ella quedaba aún sentida por mis palabras.

-¿Por qué no nos dijiste que veías al niño?-preguntó Mikasa, nuevamente, con curiosidad ante mi falta de respuesta anteriormente.

-Parece qué hay muchas cosas que no nos dice.-expresó Armin, mirándome detenidamente y creándole a Mikasa, más curiosidad.

-¿De qué hablas?-pregunto ella, mirándolo a él, mientras que yo, me distanciaba del margen.

-¿Como aún puedes aconsejarme sabiendo lo que he hecho?-pregunto la niña, pero le evadí, deseaba irme nuevamente ante sentir una leve presión en mi cabeza.-Yo soy la que mato a tus preciados camaradas. También la que golpeó al guardia una y otra vez con la piedra. Falco no hizo nada, deberían de matarme a mi, no a él.-decía ella, mientras que fui cerrando de a poco, la puerta.

-No lo haremos.-le respondió Armin adentro, y yo cerré la puerta, quedando afligida y con los ojos abiertos como platos ante lo que veía.

Había salido al pasillo, y la presencia de dos hombres desconocidos me alarmaron, se podía ver como varios soldados, que portaban el uniforme del cuerpo de exploración, yacían entrando a una habitación; armados. Me quede parada y en seco, observando al extremo izquierdo del pasillo, en aquel extremo se encontraba la sala en donde estaban los demás, pero justo frente a la puerta podía verla. Aster Arcane estaba allí, atrás de ella yacían dos hombres sosteniéndola. Su rostro estaba golpeado, con moretones y sangre. Sus ojos se dirigieron a mi, y pareció sentirse aliviada ante mi presencia. Intento removerse, pero cuando tuve deseos de ir hacia ella, ante descifrar lo que estaba sucediendo, escuché vagos pasos atrás de mi en el lado derecho del pasillo. Me quede en seco, y esas punzadas volvían atacar mi cabeza con fuerza. Lleve mi mano a mi cien, y me giré. Nuestros ojos volvieron a conectarse, dándome lo que deseaba momentos atrás, verlo una vez más antes de que el caos se reflejara en nuestro exterior. Mi pecho subía y bajaba, mientras que veía sus verdosos azulados ojos mirarme. Me alzó su mano, dejándome ver el corte fino que tenía. Y tan solo, me quede frente a él, esto era lo que queríamos Eren, estar tú y yo, una vez más; y es por eso, que te traje hasta aquí, como tú me trajiste.

-Eren...



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Próximo capítulo: Lo que somos.
Después de tantos años, los cuatro niños que crecieron juntos se enfrentan en un abismo de confesiones, y en cómo Eren, activa un poder desconocido de Kira cuando une su sangre con la de ella, mostrándole el lazo que los une.

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Próximo capítulo: Salvajismo.
Desde la narración de Levi, este se enfrenta a Zeke, quien le revela los acontecimientos que albergan en Kira ante el toque, y luego, una tragedia lo arropa, sin saber; si sería capaz de volver a ver a su hija, y a la mujer que amaba.

───

Coloque la aproximación de ambos capítulos, ya que no se con claridad cuál lanzaré primero. Así que por si acaso, les dejo lo que se estaría esperando próximamente. Pueden elegir el de su preferencia.

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