𝐭𝐫𝐞𝐜𝐞

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Impostor.

───

Mi espalda estaba recostada en aquella baranda de madera, mientras que observaba lo que el horizonte me mostraba, una hermosa granja y un campo extenso donde niños podrían correr sin cansarse. Hubiera deseado vivir en un lugar así, correr cada mañana y sentir la fresca brisa del viento, las risas no faltarían, estaba segura que detrás de mi estarían corriendo aquellos mismos niños con quienes siempre corrí, con quienes aún corro y siempre correría, aunque al final de la meta, ya no estaríamos juntos. El césped era verdosos, estaba limpio y sin hojas dañadas, todo lucia esplendido. El día estaba soleado, marcando el medio día. Estaba algo lejos de los terrenos de la ciudad, mientras que mis brazos sostenían el cuerpo de Kai. La mecía, ella estaba envuelta en su sabana, con sus manitas alzadas, como si deseara sentir la textura de mi piel, pues parecí querer tocar mi rostro. Le sonreía de lado, y ella tan solo me miraba detenidamente. A veces sentía que realmente ella sabía quien era, pese a no tener tanto conocimiento. Me quede meciéndole, mientras que visualicé aquella chica sentada en una silla mecedora. Sus azulados ojos me miraban, y tenía una sonrisa de lado, mientras que su rubio cabello caía en sus hombros.

-Ya es hora de irme.-le dije, mirando como sus manos acariciaban su abultado abdomen, debido a su embarazo. -Historia.-la llame, aunque me mirara, ella parecía estar en otra dimensión, pensando más allá.

-¿Fue difícil?-se dirigió a mi, pero ante su incompleta pregunta, confusa la mire.-¿El parto?-añadió, a lo que hice una mueca en mi semblante, en referencia a dolor.

-Fue muy doloroso, pero, vale la pena.-le respondí, meciendo aún a mi bebé en mis brazos, quien intentaba de combatir con su sueño.-Lo sabrás, porque cuando lo tengas en tus brazos, te sentirás; imparable.-le decía, y yo miraba a Kai, recordando aquel día en que nació; era tan pequeña.

-Tengo mucho miedo.-me confesó, levantándose con dificultad de la silla, para quedar cerca de mi.-Pero, cada ves que la traes, me hace sentir un poco preparada.-dijo.-Es tan genuinamente hermosa, aunque claro, sin duda es una Ackerman.-miraba su rostro, y toco sus mejillas.

-Si que lo es.-opine, no había duda, ella debía ser la viva imagen de su abuela paterna, Kuchel.

-¿Qué ibas a preguntarme antes?-mire a Historia, y como su curiosidad la ataca, ante anteriormente, haberle querido pedir algo; pero preferí, guardar silencio.

-Nada, no era importante.-respondí, de manera neutral.-Milo, trae los caballos, por favor.-me dirigí a mi subordinado, aquel quien yacía fuera del balcón, asintió.

-¿Como dices que no es importante?-me preguntó ella, mientras que evadí su mirada ante su insistencia.-Cuando sabes que lo es.-afirmó, a lo que la mire ante eso.-Venga, somos amigos, lo hemos sido por muchos años. Conozco esa expresión.-decía, orgullosa de descifrarme.

-Y yo la tuya.-le dije, girando la conversación en torno a ella.-Fingir, no te pega. Tú no eres así, y sé que el estar embarazada es un sacrificio que debiste hacer para evitar ciertas cosas, pero hay algo que aún no creo.-la mire detenidamente, algo afligida a lo que preguntaría.-¿Ese bebé, es de Eren?-ella se tenso ante mi pregunta, y yo tan solo, la observaba.-Dímelo, Historia.-le pedí, con temor.

-Kira... -ella me llamo, sin decía mas, y yo tan solo temía por su respuesta, así que suspire y denegué.

-Olvídalo, no sé porque cuestionó eso. Mejor, es no saber.-le indique, meciendo a Kai, quien empezaba a bostezar.

-Hay cosas que realmente es mejor que no sepamos, por nuestro bien.-expresó ella, cabizbaja.-Hubiera deseado no saber que ya no estaba aquí.-comentó en un hilo de su voz, pero yo, pude descifrar de quien hablaba.

-Yo también la echo de menos, de vez en cuando.-confesé, recordando aquella mujer de cabello castaño, y pecas en sus mejillas.-Pero, no había nada que pudiéramos hacer, Historia.-exprese, con pena.

-Yo la amaba.-afirmó, triste.-Me hacía sentir extraordinaria.-entre medio de esa tristeza, el recuerdo de Ymir pareció hacerla sentir bien, pues se escabulló una sonrisa.-Me da risa, porque Eren, él una vez me dijo que así lo hacía sentir tú, así que puedo entender lo mucho que te ama.-la mire, y me quede en silencio ante eso, sintiendo muchas emociones recorrerme por el mencionado.-Dime, Kira. ¿Tú lo dejaste de amar?-me preguntó, curiosa.

-Hay cosas, que es mejor, no saber.-le respondí, y tan solo, baje la cabeza, observando a Kai con sus ojos grisáceos aún abiertos.-Iba a pedirte un gran favor, que conlleva una gran responsabilidad.-musité, en tristeza.

-¿Quieres que me encargue de ella?-me preguntó Historia, con temor y sorpresa, aunque no demostró negación.-Pero, si tú y Levi, están vivos.-afirmó.

-He considerado a Armin, pero, él en algún momento morirá, y pese a que ella crezca a su alrededor, no quisiera que le pesara tanto.-le decía.-Mikasa, de seguro la cuidara mejor que nadie, pero; debía considerarte también.-explique, y ella tan solo me miraba con sus ojos abiertos como platos, mientras que parecía entender lo que expresaba de manera capciosa.

-No es por Levi, qué haces esto.-comentó.-Es por ti.-afirmó.-¿Tú vas a morir?-pregunto, pero me quede en silencio.-Por Dios, ya lo sabías.-esbozo, sorprendida.

-Pido que lo consideres, Historia.-le pedí, con neutralidad en mi voz.-Es mejor que me vaya, se dará cuenta de que me estoy yendo, y no me dejará ir.-le dije, con intención de dejarle a Kai en sus brazos, pero cada vez que hacía esto, me dolía.-Pero es que, yo tampoco podría dejarle ir.-acerque a mi pequeña, y roce nuestras mejillas, a lo que sonreí de lado, y con pesadez.

-Kira.-Historia me llamo, mientras que sentía como Kai cogía mi cabello en sus manos, y parecía meterlo a su boca.-Si lo sabías, ¿por qué has hecho todos estos sacrificios?-me preguntó, abatida aún con lo que exprese.

-Porque merecía en el fondo, ser feliz.-dije, nuevamente con una sonrisa pesada.-Y mira que me lo he disfrutado.-susurré, distanciando a Kai, para mirarla, y acomodarla nuevamente en mis brazos.-Lamento decepcionarte Historia, pero también oculto cosas.-le dije.-Pero, no hay nada más honesto que la amistad tan grande que siento por todos ustedes, o el amor que le tengo a Levi, incluso, al mismo Eren.-confesé, viéndola, ella también había perdido su brillo.

-Vete, antes de que tampoco te deje ir.-me pidió, estrechando sus brazos para recoger a Kai, pero por un momento, negué.

-Espera. Un momento más.-le pedí, con tristeza.-Tú papá y yo, te amamos, más que nada. Así que, te doy un beso de su parte también.-dirigí mis labios a su frente, dándole un beso doble, y con pesadez, haciendo que Historia tomara en sus brazos a Kai, quien la aceptó felizmente.-Recuerda, no quitarle su manta. Dejo caer el juguete que Yelena le dio, y ha estado sensible.-indique, sintiendo mi garganta calentarse, y mis ojos humedecerse.

-Recuerdo todo.-dijo Historia, acariciando la espalda de Kai.-Ella, también nos pertenece.-dijo, mientras que de a poco, me fui distanciando para dirigirme a mi caballo, el que me habían traído.-Adiós Kira.-se despidió Historia, mientras que yo, fuertemente bajaba las escaleras de aquel balcón, sin mirar atrás, así sería menos doloroso.-Espero, volver a verte, una vez más.-pidió, y antes de montarme en mi caballo, me detuve y las miré.

-Adiós, Historia.-me despedí, triste.-Gracias, por esto.-le agradecí, y es que, la gratitud no le cabía en el pecho.-Sin sacrificios, no hay victoria, Kai.-susurre, escuchando el llanto de la pequeña cuando noto que los brazos que la sostenían, no eran los de su madre.

Mis lágrimas no salieron, pues fuertemente las limpié cuando restregué mi rostro. Me había montado en aquel cabello, y me había ido, sin mirar atrás. Aunque el llanto de Kai aún estaba plasmado en mi tímpano, la dejé. Era difícil dejarla atrás, y continuar en un campo de batalla que estaría apunto de convertirse en una guerra, y que probablemente no volvería. Era dura, y orgullosa, pero preferiría no alargar la despedida, pues después de todo, era por ella que aún seguiría peleando. Cabalgue, y la tristeza recorría cada parte de mi ser, porque ella era complemento de mi corazón, el cual latía por verla tener una larga vida en este mundo, porque ella nació aquí. Sin importar lo que conllevaba, lo que era, y los caos que abundaban en el, nació aquí y merecía vivir aquí. Deseaba que creciera, y que corriera por el campo con libertad, sin represalias, deseaba que fuera libre como yo jamás pude serlo. Sabía que lo sería, porque aquel sueño fue sumamente real, pese a no ver a través de sus ojos, pareció ser un regalo del más allá, donde me mostraba que aquella niña que había dado a luz en invierno, viviría plenamente en esta tierra. Ahí entendía que realmente, debíamos sacrificar todo, para que otros pudieran seguir. Era por eso que mi madre se había sacrificado por mi, para que yo viviera. Al igual que Carla por Eren y Mikasa, quizás como Moblin con Hange. Es por eso, que Levi sacrifico a Erwin, para que Armin pudiera vivir.

Esos sacrificios, llevaron a que nosotros, pudiéramos llegar a una victoria, sin importar que ocasionó otra guerra, pero al menos, estábamos viviendo para sacrificar lo que teníamos y así, obtener una nueva victoria, una nueva luz de esperanza en las tinieblas que nos arropaban. Apreté mis labios, evitando sentir el deseo de sollozar, porque a pesar de que la fuerza me consumiera, la tristeza se hacía más fuerte ante su ausencia, porque yo amaba a mi hija como nada, como nunca antes había amado. El ser madre era un sentimiento que no se podía explicar, porque tenías un pedazo de ti viviendo. Los recuerdos de su nacimiento llegaron a mi, y realmente fue doloroso tenerle. Recuerdo que gritaba, y pujaba, me daba risa el saber que Armin estaba rojo, y casi se desmayaba. Si, él no pudo aguanta. Fue grandioso, porque Mikasa estaba a mi lado, sorprendida y viendo como una vida llegaba. Ella apretaba mi mano, y yo casi se la despedazo de lo fuerte que se la apretaba. Era de noche, y nevaba, había llegado en temporada de frío, y temía que no pudiera lograrlo, sentía que no era fuerte, pero puje. Fue una sensación increíble cuando la colocaron en mi pecho, y su llanto, cesó.

Fue una noche de emociones, todos yacían contentos. Habían sonrisas, muchas de las que ya hoy no habían. Por eso, me era nostálgico recordar aquellos días, en donde había lo que hoy, ya no existía. Cabalgue y sonreía, recordando cómo Jean y Connie se peleaban para sostenerla en sus brazos, o en cómo Sasha y Aster no tenían el atrevimiento de sostenerla por lo pequeña que era, pero lo más hermoso de todo, fue ver cómo Levi llegaba aquel día y me veía a mi, sostener a la pequeña. Sus brazos temblaron, y no sabía cómo sostenerla, pero lo hizo, lo hizo para jamás soltarla. Se había disfrutado tanto sus primeros meses, hasta que los problemas empezaron a llegar, cuando Eren a través de unas cartas, avisaba nuestra ayuda. Desde ahí, supimos que las cosas no estarían bien, pero lo intentamos, por ella, y aquí estábamos. Suspire, disminuyendo la velocidad de mi caballo, a través de casi una hora, pude llegar al destino que anhelaba, y verle. Mi caballo relinchó, mientras que observé a una gran cantidad de soldados yacer ahí, con sus provisiones. Sonreían y hablaban, como si nada pasara, pero entre ellos, estaba su respetado capitán con sus equipos de maniobras tridimensionales, y él, me observó detenidamente cuando captó mi presencia.

-Capitana Ackerman.-uno de los subordinados de Levi se acercó a mi, mientras que los míos, se bajaron de sus caballos y quedaron atrás de mi.-Déjame ayudarle.-asentí, y con su ayuda, me baje del caballo, observando cómo Levi se acercaba.

-Gracias.-le agradecí, con una seria expresión, pero con respeto y gratitud.-Levi.-le llame, y ambos, quedamos frente a frente.

-Por un momento pensé que no vendrías.-me indicó, con una expresión neutral, mientras que mis manos se dirigieron a sus brazos, al igual que los suyos.

-Te lo dije, siempre volveré por ti.-le respondí, y sentí sus músculos relajarse por mi tacto, mientras que apretó mis brazos, y yo los suyos.

-¿Y la niña?-me preguntó, curioso y con un poco de pesadez, aunque intentara ocultarlo, a él también le pesaba como a nadie estar lejos de ella.

-Ya la lleve.-le respondí, en un tono bajo.-Esta a salvo.-afirme, y él, pareció sentirse relajado.-Volveremos con ella cuando vuelvas a casa, cuando esto acabe.-indique, con la esperanza de que realmente esa fantasía, fuese así.

-Lamentó que tengamos que estar en esta posición.-me dijo, acercándose más a mi, y colocando su frente en la mía.-Pronto los tres estaremos juntos, te lo prometo, mi amor.-expresó, a lo que asentí.

-Levi, volvamos, no tienes que custodiarlo.-le pedí, intentando de evadir a la persona detrás de nosotros, sentado y leyendo un libro.

-Soy el más fuerte, y el más adecuado, lo sabes.-dijo, y yo suspire.-No eres egoísta, ¿que te está sucediendo?-me preguntó, a lo que ambos soltamos nuestros brazos, y nos miramos.

-Tengo miedo, de perderte.-confesé, en un tono bajo, y neutral, no reflejaba tristeza, pero su preocupación a no estar cercano a mi.

-No puedo usar la dobla moral, yo también he sido egoísta muchas veces por ti y la niña, pero esta vez, no puedo.-dijo, y yo asentí.-Yo voy acabar con él. Se lo prometí a Erwin.-me decía, y yo sabía lo importante que era esa promesa, yo más que nadie lo sabía.

-En cuanto vivas, todo estará bien.-le inferí, mirando sus grisáceos ojos, aquellos que la pequeña; fruto de nuestro amor, había heredado.-Solo quiero, a mi familia.-añadí, con esperanza.

-La tienes.-me dijo él, mirándome fijamente a los ojos.-Porque aunque los tres estemos separados, siempre encontraremos el camino a casa.-llevó su mano a mi mejilla, y la acarició, mientras que sentía como rozaba la cicatriz que yacía allí, provocada por Mikasa años atrás, el día en que tuve que decirle adiós a mi sol, a mi hermano Erwin.

-Que bonita pareja.- su voz, su gruesa voz erizo mi piel, y por un momento sentí mi sangre hervir.-La niña debe ser sumamente afortunada.-mi cuerpo se tenso, y pude ver como Levi se giró para verlo de una manera fulminante.-¿Como estás Kira?-mire detenidamente a Zeke Jeager, quien leía su libro, sin mirarme.

-No le dirijas la palabra.-le pidió Levi, con una voz más gruesa, y con molestia en ella.-Me vas a quitar la paciencia, la poca que te tengo.-le indicó, creando que Zeke, aquel rubio con anteojos, alzara su mirada.

-¿Por qué tanto resentimiento?-pregunto, y yo empezaba a suspirar gruesamente, recordando aquel día.-Me tienes en medio de la nada, leyendo libros, y viendo como me miras sin pestañear. ¿Por qué no puedo hablarle?-le preguntaba a Levi.-No me atrevería a hacerle daño, después de todo, es pieza fundamental de nuestro plan.-expresó, como si sus palabras no importarán, pero había creando tensión en el ambiente, así que con los ojos abiertos le mire.

-¿A qué te refieres?-pregunto Levi, inquieto, pero más inquieta estaba yo ante ese comentario de su parte.

-El ser hermano de Eren no te da derecho a tener privilegios, eres su hermano, pero solo por título. No hay ningún tipo de entrelazo entre ustedes. Así que, estar aquí en la nada, es lo que te mereces, a pesar de que tengan el mismo apellido.-decía, con una voz neutral, mirándole.-Solo está apegado a tu plan, por alguna extraña razón. Y todo va marchando bien, pero aún así, al final; tú vas a morir.-le restregué, y él me miraba detenidamente ante eso, como si mis palabras no le afectaran.-Sea en mis manos, o en las de él, pero vas a morir.-musité, y él tan solo se levanto de aquella banca, a lo que provocó más tensión en Levi quien llevó sus manos a las mangas de sus hojas.

-¿Qué puedes saber tú de un entrelazo de hermandad?-preguntó, tensando mi piel, pero había sido más rápida que Levi y la furia me había consumido.

-¡Eh!-Levi se alarmó en cuanto la hoja de mi espada había llegado de punta en el ojo de Zeke, quien estaba parado, mirándome detenidamente mientras que se encontraba acorralado.

-Fue hace cuatro años, que te vi, por primera vez, sin saber que tú eras el portador del titán bestia.-le hablaba, entre dientes, con tanto deseo de incrustarle la hoja en el ojo.-Hiciste un macabro acto, que llevó a la muerte a más de cientos de soldados. Les arrebataste la vida, y sus sueños. Les quitaste sus alientos, aunque fueron valientes y no se escondieron en un asqueroso poder genético, lucharon de manera natural como soldados que eran, te enfrentaron; aunque hayan perdido.-mis labios temblaban de rabia, recordando aquel día, y como mi vida cambió.-Entre ellos, estaba el comandante del cuerpo de exploración, Erwin Smith, mi hermano; lo único que tenía.-la hoja se acercaba más a su ojo, y mi mano no temblaba ante eso, el recuerdo de Erwin machacaba mi alma.-Lo vi morir, y dar su último aliento, mientras que tú estás aquí, viviendo vagamente y utilizando a tu hermano como una marioneta para escapar de la burbuja en la que has vivido tantos años.-dije entre dientes, sabiendo que Levi estaba atrás de mi, así que baje la espada y le di espacio a Zeke de que respirara.

-Lamentó haber llegado a tanto.-expresó, como si nada, ahí sí que le mire de una manera llena de furia, que me consumía.

-Cínico.-esbocé en enojo, elevando mi mano con mis nudillos cerrados, dispuesta a golpearle, pero antes de que eso sucediera, Levi apretó mi brazo, pero un escalofrío recorrió ambas pieles antes de tener contacto.-¿Qué fue eso?-pregunte agitada, dirigiéndome a Zeke que me miraba con impresión, mientras que yo, me quede aturdida ante los pequeños rayos de iluminación que albergaron cuando mi mano estuvo apunto de rozar su mejilla.

-Los caminos.-expresó, asombrado.-No puede ser, Eren tenia razón... -musitaba, como si eso le trajera felicidad, y yo tan solo lo miraba aún más agitada que antes.

-¿Qué?-estaba confundida, y aunque Levi estuviera entre medio de ambos, intentaba de que se distanciara para ver cada expresión que Zeke mantenía.

-Ya, déjalo.-me pidió Levi, incómodo ante la situación que presentaba Zeke, sujetando mis brazos para echarme hacia atrás.-No vale que le des lata.-me decía, pero Zeke aún me miraba.

-Tú tienes más poder del que crees.-insinuó aquel hombre, y yo me detuve en seco, al igual que Levi.-Es por eso, que por alguna extraña razón, sigues protegiendo a Eren. Están unidos por los caminos.-decía con tanta seguridad, pero no entendía nada de lo que hablaba.

-Déjala en paz, no vas a manipularla.-Levi soltó mis brazos, y se dirigió a él con molestia.

-¿De qué hablas?-preguntaba, acercándome nuevamente.-¿Qué caminos?-la curiosidad me invadía, me sentía ajena a lo que decía.

-Tú maldición sobrelleva a unos acontecimientos, ajenos a lo que verdaderamente crees.-me explicaba, y Levi creaba una barrera entre medio, con la intención de que no me acercara.-Puedo mostrártelo.-decía, de una manera tentadora.-Kira, déjame mostrarte.-su mano se elevó, y yo me iba acercando de a poco.

-Aléjate de él.-me pidió Levi, con autoridad, pero yo le empujaba.-Kira.-me apretó los brazos, y yo miraba detenidamente a Zeke.

-¿De qué mierda estás hablando?-le pregunté, mientras Levi me alejaba de él.-¡Dime!-le grite con autoridad, agitada y confundida.

-La razón por la cual proteges a Eren, y tú maldición trata acerca de él, tiene un propósito y tú deber, es cumplirlo.-decía, neutral, y aún estirando su mano.-Pero debes verlo, por ti misma, debes entrar en los caminos.-me indicaba.-Tócame, y lo verás.-me dijo, para así, yo empujar a Levi con fuerza.

-No lo toques, aléjate.-me pidió en cuanto lo saque de mi camino, y antes de que pudiera detenerme, los rayos volvieron a esclarecer del cielo, cuando mi mano y la de Zeke se tocaron.-¡Kira!

El grito de Levi quedó plasmado en mis tímpanos, mientras que mi cuerpo impactó con aquella onda de poder que atravesó nuestras manos en ese toque. Fue un toque, mi mano y la de aquel hombre se unieron, y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo en un solo segundo, que se sintió eterno para mi, porque mi cuerpo pareció ir a otra dimensión, y estar ahí un largo tiempo. Mis ojos vieron lo que jamás fui capaz de entender, y como un prolongado tiempo en aquel lugar desconocido, pareció ser unos segundos. Caí con brusquedad en el césped, y mi pecho subía y bajaba. Había vuelto a la realidad, luego de haberme escapado, luego de que mi alma se detuviera en ese lugar. Mis manos temblaban, al igual que todo mi cuerpo. El aire no me estaba llegando a los pulmones, y tan solo veía el esplendido cielo, sabiendo que pocos segundos atrás, en aquel lapso de tiempo, veía una noche estrellada y una aurora boreal. Las luces yacían marcando un camino, luces brillantes, y allí, yacían aquellas personas que desconocía, pero me conocían más que cualquier otra persona. Todo el proceso de información, cedió en mi mente, como si entendiera todo mi propósito, y que estaba haciendo aquí. Todas las preguntas que tenía, cesaron, pero el temor y la confusión, aún yacían.

-¡Capitana!-el grito de Milo me atravesó, y estaba confundida, incluso asustada. Milo estaba frente a mi, intentando de incorporarme junto a otros soldados quienes parecían estar armados, y alertados.

-¿Qué le hiciste?-me incorporé, y sentí que mi cuerpo pesaba de una energía poderosa, mientras que veía como Levi golpeaba bruscamente a Zeke, quien estaba en el suelo.-¡Voy a matarte, Zeke!-gritaba él, mientras que tocaba mi cabeza ante las punzadas.

-¡Capitán, cálmate!-pidió uno de sus subordinados en cuanto se percató que me había levantado del suelo, parecí haber estado inconsciente, pues sentía el líquido rojizo de la sangre salir de mis fosas nasales, las gotas caían en el suelo.

-Levi.-le llame, y mi voz estaba ronca, como si la hubiera perdido.-Levi... -volvía a llamarlo confundida, y él tan solo empujó a sus subordinados quienes lo aislaban de Zeke, quien malherido me miraba, siendo socorrido.

-Kira.-Levi llegó hacia mi con rapidez, pero algo brusco me sujeto el rostro, mirándome aturdido.-Tus ojos, están brillando... -decía, mientras que yo le miraba confusa, él se giró con brusquedad y observó a Zeke.-¿Has activado su maldición?-le preguntó a él, de manera agitada, con intención de volver hacia él, pero no había sido eso, fue más que eso lo que había visto en los caminos.

-No. Ella ya la ha roto. Hice más que eso.-le respondió Zeke, quien sangraba por su boca y nariz, manchando su impecable atuendo.

-Kira, mírame.-Levi sostenía mi rostro, confundido, pero no más que yo.-¿Qué ha pasado, que sientes?-me preguntaba, pero aún mi esencia estaba en aquel lugar, como si no hubiera podido escapar del todo.-¡Te estoy hablando!-con algo de brusquedad y desespero me, se veía asustado por mi posición, pero no era mi intención.

-Tengo que volver.-le indique, distanciándome de él, sentía que estaba actuando rara, pero yo debía irme de aquí; debía ir con Eren Jeager.-Milo, mi caballo.-le pedí a mi subordinado, quien confuso asintió, y es que, los soldados me observaban precavidos, luego de lo que había sucedido.

-No, no te vas a ir así.-Levi sostuvo mi brazo con fuerza, deteniéndome en seco.-¿Qué te hizo?-me volvió a preguntar, pero no era algo que pudiera explicar.

-Levi.-le llame, intentando de que su mirada se calmara, estaba tenso, y me tensaba más de lo que ya podía estar.-¿Confías en mi?-le pregunté, y él asintió.

-Más que nada en este mundo.-me respondió, a lo que dirigí mis labios a los suyos, dándole un beso lleno de amor, de mucho amor.

-Entonces, debo volver. Déjame ir.-le pedí, sabiendo que necesitaba irme, porque el tiempo era corto, y necesitaba aclarar todo lo que Zeke me hizo ver.

-Kira.-me llamo, antes de que pudiera montarme en aquel caballo.

-Volveré a ti, con vida.-le indique, antes de que pudiera decirlo, y él, acarició mi muslo cuando me monté en el caballo; no quería dejarme ir, estábamos jodidos, porque yo tampoco quería irme sin él.-Vuelve tú a mi.-le pedí, y él, vagamente asintió; estaba molesto.

-¿Ahora lo entiendes?-me preguntó Zeke, sentado nuevamente en su banca mientras que observé cómo Levi lo miro fríamente, y yo, asentí.

-No cambia nada.-le indique.-Vas a morir.-hable entre dientes, para jalar las cuerdas de mi caballo y hacerle cabalgar.

Algo en mi interior se sintió hueco, era como si deseara girar y abrazar a Levi, deseaba quedarme en sus brazos para siempre. Sentía una mala sensación, la sentí desde que le dejé ir ayer en la mañana, desde que vi como se iba para custodiar a ese malévolo hombre. Juraba que si algo le sucedía a Levi, que si no volvía a mi completo, iba a dejar oscuridad y sembrarle la guerra a quien jamás desearía odiar, pero Eren quedaría sentenciado si algo le pasaba al padre de mi hija, a mi alma gemela. No había visto algo más allá, no había vuelto a reactivar mi maldición, esa había sido sellada, había sucedido algo más que desconocía de mi misma, pero ahora que lo comprendo, debí cesar mis respuestas al único ser que lo sabía todo; Eren. Estaba teniendo con claridad, que Eren portaba poderes de titanes, y que de una manera u otra, podría escapar, porque su objetivo era Zeke, como el objetivo de Zeke, era Eren. En algún momento, uno de los dos debería actuar, y atacar, pero para eso, no podrían hacerlo solos. Así que entre nosotros, rondarían impostores, que de seguro, dirigían a que estos dos tuvieran su encuentro, y de seguro podría tener mis sospechas, pero solo pedía llegar a tiempo para detener lo que estaría apunto de suceder. Mis manos continuaban temblando, porque joder, después de tanto tiempo Eren, esperaste a que me enterara por boca de alguien más, y es decepcionante que no hayas tenido los cojones para decirme lo que realmente soy en esta maldita vida.

Estaba enojada, y desilusionada, así que lo único que deseaba era enfrentarte, al menos tú y yo, una vez más. Sentía mi cuerpo aún pesado, no sabía cómo estaba cabalgando con tanta fuerza, pero lo que recorría en mi interior, no era nada de normal. Continué cabalgando, sin importar que mis manos dolieran debido a la fuerza que usaba para apretarlas y jalarlas. Veía cada vez más cerca los muros, sabiendo que había llegado al distrito después de un buen rato. Me encontraba agitada, y tensa, sabía que pronto la adrenalina me estaría recorriendo, porque presentía que los problemas empezarían a esclarecerse en este mismo día, y que desde hoy, se emprendería un caos, porque lo sentía, y si algo no fallaba en mi, eran mis presentimientos, aquellos que aún yacían en mi. Estaba sintiendo muchas emociones, entre ellas, ira y tristeza, consumidas por una confusión que cegaba mi razón, pero continuaba en cabalgar. No supe en qué momento, pero había llegado al cuartel general, sabiendo que mi objetivo no era nada más y nada menos, que la cárcel subterránea. Soldados me miraban, pues mi semblante debía crearles curiosidad, me encontraba tensa y con prisa.

-¡Capitana, aguarde!-me pidió Milo cuando me baje con brusquedad del caballo, sabiendo que él no podía adentrarse allí sin mi propia autorización, pero había un disturbio, y muchos policías militares.

-Capitana Ackerman.-uno de esos policías me saludo, pero yo tan solo observaba más allá, y sin nada más y menos, me adentré.-¡Esperé!-me pidió, pero mis ojos observaron lo que debí haberme imaginado, Eren había escapado, así que retrocedí y corrí a la entrada.

-¿Cuando?-pregunte a ese policía militar, quien parecía no tener respuesta exacta a lo que sucedía, así que volví a retroceder, enfadada, escuchando un balbució provenir de la entrada principal del cuartel general.

-¿Qué está sucediendo capitana?-me preguntó Milo, llevando confuso a mi lado, mientras que observaba a la gente en la entrada del cuartel, era una huelga, pero algo más había pasado.-Una explosión.-afirmó mi subordinado, y quede con los ojos abiertos como plato cuando observé lo mismo que él.

-Eren ha escapado, Milo.-le exprese, viendo como él me miró detenido ante eso.-Y aquí ha pasado algo, no es una jodida casualidad.-dije entre dientes, enfadada.

-¡Entreguen sus corazones!-gritaba la gente a la vez, los pueblerinos llevaban sus manos derecha sus corazones, y yo confusa, me acerqué a uno de los portones que no estaba rodeado por la gente, cuando visualicé aquella rubia de ojos verdes.-¡Entréguenlos!-continuaba gritando, con mucho ánimo.

-¡Hitch!-pude ver aquella chica, quien al mirarme, no tardo en reconocerme e ir a donde mi.-Ábreme, por favor.-le pedí, con desespero.

-¿Qué te pasa? Luces horrible.-expresó, abriendo el portón con sus llaves, mientras que yo observaba los alrededores.-Te has perdido un buen espectáculo.-insinuó.

-¿No has visto a Aster?-le pregunte curiosa, sabiendo que aquella pelirroja solía rondar por él área, por alguna extraña razón, deseaba hablar con ella sobre la situación que me había abordado en el bosque.

-No.-negó Hitch.-Armin también la buscaba, no sabe nada de ella desde la mañana.-indicó, a lo que le asentí cuando visualicé a Armin junto a Mikasa en el patio, se veían descuidados, y agitados.-Espera... -me pidió aquella chica en cuanto me dirigí hacia mis amigos, no me detuve.

-¡Chicos!-les llame, visualizando el humo sobresalir del edificio, continuaba encendido.

-¿Kira?-Armin me llamo, confuso y algo curioso por mi expresión, pero yo tan solo observé el turbio que había a los alrededores.-¿Qué tienes?-me preguntó, agitadamente.

-¿Qué diablos pasó?-le pregunté, mirándole fijamente a los ojos, esperando una respuesta con ansias a lo que había sucedido aquí.-¿Por qué hay tanto alboroto?-pregunta, estaba ajena a lo que pasaba aquí.

-El comandante Zackly murió, ha recibido un atentado.-respondió Armin, y yo abrí los ojos, entendiendo absolutamente todo, a lo que negué.-Estábamos allí cuando pasó.-me decía él, mientras que yo, recorría en mis pensamientos y procesaba lo que sucedía.

-¿Qué?-pregunte confusa a lo que me había dicho, sin entender.-¿Zackly?-le pregunté, y él asintió, mientras que veía sus mejillas ensuciadas por el humo, él también estaba tenso.

-Fue un atentado.-expresó Mikasa, observando la explosión, más allá en el edificio.-Intentamos de hablar con él, pedirle un permiso para hablar con Eren, pero se nos fue denegado.-me explicaba ella.-Luego de haber salido de allí, soldados de la policía militar se adentraron, y segundos más tarde todo explotó, y con eso, su cuerpo.-ella miró algún punto, en el que vagamente decidí mirar, y observé cómo un cuerpo despedazado era tapado.

-¿Tú dónde estabas?-pregunto Armin, pero yo dirigí mi mano a mi cabeza ante esas punzadas, me estaban comiendo viva, y exprese una expresión de dolor, viéndoles.

-¿Qué pasa Kira?-me preguntó Mikasa, y es que no sabía cómo empezar, y mucho menos como decirle que Eren Jeager, había escapado.

───

Próximo capítulo: Tu y yo, una vez más.
Los chicos se vuelven a reencontrar con Eren, dando agrias y amargas confesiones, mientras que Kira lidia con su interior luego del toque con Zeke, revelando que ella no es quien creían que era.

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