𝐝𝐢𝐞𝐜𝐢𝐨𝐜𝐡𝐨

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Mi destino.

───

La carreta se movía, y yo me mantenía cabizbaja. Estaba esposada, como de seguro la mayoría de los soldados del cuerpo de exploración estarían. Esto había sido una confrontación que habíamos perdido, la gente de Eren, se debía estar adueñando de todo. No sé en qué momento llegamos a esto, pero deseaba que solo no fuese así, que no fuera de manera tan agria. Mi mano estaba vendada, pero aún así, podía ver la sangre manchando aquella tela cremosa. Mis ojos se sentían pesados, estaban cansados de lo mucho que llore, y me sentí sin fuerzas para pelear. Todo se estaba apagando de manera fría, para provocar un caliente infierno del cual no podíamos escapar, y yo solo deseaba apretar a mi hija en mis brazos, para así, sentir como Levi nos protegía en los suyos, sin importar que nuestros ojos vieran la oscuridad por siempre, y nos dirigiéramos a una eternidad que desconocíamos, solo deseaba verles una vez más. No dejaba de pensar en él, y en cómo estaría, tenía miedo, y no había manera de que cesara mis amargos pensamientos, no podía. Confiaba en su fuerza, pero desde hace muchos minutos, sentía como si su ausencia me estuviera abrumando, como si algo le hubiera pasado. Se que él es fuerte, que es el soldado más fuerte, pero sin duda, Levi es un hombre sumamente sensible. Intentaba de controlarme, pero no podía. Alce la mirada, observando el que siempre fue mi hogar, justamente en donde empezó el caos del que jamás pudimos escapar, sin importar que lo hayamos restaurado; ShingaShina.

La carreta continuaba, y yo miraba los callejones, aquellos por donde corríamos cuando éramos niños. El tiempo se detuvo, y solo recordé cómo era vivir en esa época. Corría detrás de Eren, siempre fue así, yo era más rápida, pero nunca quería alcanzarlo. Su cabello corto se removía con el viento, al igual que mi larga melena rubia. Las hojas pasaban por nuestro lado, y él deseaba alcanzarlas, al igual que yo, corríamos por diferentes lados, esperando cachar una, pero siempre se alejaba con el viento. Sonreía, él me hacía sentir viva, y con mucha adrenalina. Continuaba en aquella carreta, y la imagen se desvaneció, recordando en que Eren y yo, habíamos tomado caminamos diferentes, pero aún así, siempre estuvimos detrás de la misma hoja, dando referencia de que caminamos siempre por el mismo caminó, sin importar que tan diferente fuese, caminamos hacia la libertad. Pase por aquel callejón, y mi mirada se quedó perpleja en el. Nostálgica recordé, y me visualicé corriendo con Eren, y como íbamos ayudar a Armin, mientras que Mikasa se adelantaba. Siempre nos protegimos, ¿en qué momento eso cambió, Eren? ¿Cuando te convertiste en nuestro enemigo? Suspire, dejando de visualizarnos, sabiendo que todo había cambiado. No importa cuanta esperanza tuviera, Eren había perdido su humanidad, y no había manera de recuperarle. Sus ojos, y su fría expresión estaban en mi mente, me había dolido en la manera en que nos trató, en cómo golpeó a Armin e hirió a Mikasa, había sobrepasado sus límites, pero una parte de mi parecía entenderlo, o simplemente, no quería dejarle ir. Después de todo, jamás pude dejarle ir del todo bien.

Estaba consiente de que mi corazón le pertenecía a Levi Ackerman, pero Eren, siempre iba estar en mi alma. Despeje mis pensamientos y sentí como la carreta se detuvo, con brusquedad me bajaron de ella. Toque el suelo, y camine, viendo muchos soldados ser esposados. La paz se estaba desvaneciendo, al igual que mis esperanzas, todo se iba a la borda, y aunque deseara atraparla en la orilla, me ahogaría. Mi mirada se detuvo en aquel muro, recordando en cómo hace nueve años, se desprendió. Ahora entendía que debió haber sido así, que a pesar de que no pudiera perdonar a mis antiguos compañeros, ellos no tuvieron culpa, todos nacimos en este cruel mundo, pero aún así, era difícil superar lo que nos hicieron. Me empujaron, y me dirigía a las cárceles, sabiendo que ahí yacería, hasta que algo pudiera cambiar, pero hoy se avecinaría una guerra, y podía sentirla. Los pasos se escucharon huecos, y empecé a ver los barrotes, y como dentro de esas cárceles, estaban repletas de soldados, pero entre ellos, mis amigos. Sus miradas se plasmaron en mi, y aunque deseara que no estuvieran aquí, verles me hizo sentir aliviadas. Me soltaron las esposas, y mis manos se sintieron con comodidad ante su libertad, mientras que veía como frente a mi, intentaban de abrir los barrotes.

-Chicos... -les llame al verles, y Armin fue el primero en apretar los barrotes, mirándome detenidamente.-Se ha quedado con Eren, algo él necesita de ella, pero estará bien. Aster es fuerte.-le indique a él, logrando calmar su expresión, y relajarle, mientras que me abrían las rejas de los barrotes.-¿Donde está Falco?-pregunte.-¿Y la mocosa?- añadí, referente a la niña que usualmente, estaba con él.

-Eren dispuso que la separaran.-respondió Connie, a mi segunda pregunta.-El niño está aparte, con la policía militar, la mayoría de ellos bebieron del vino, el cual tenía el líquido de la espina dorsal de Zeke.-añadió, y me quede mirándole detenida ante eso.

-Falco... -suspire.-Jodido futuro que le han dado encima... -dije abatida, teniendo a ese pequeño en mis pensamientos.

-Kira.-mire a Jean, quien se dirigió a mi, mirándome de una manera detenida, esperando que contara algo, pero estaba igual de desilusionada.-¿Qué pasó?-me preguntó, mientras que veía como tenían tazas de té vacías.

-Lo intente.-fue lo único que dije, de manera abatida.-Él no se va detener, seguirá avanzando. Y debo advertirles... esto será un infierno.-musité, mientras que ellos me observaban, desconcertados.

-Maldita sea, suicida de mierda... -entre dientes, Jean me dio la espalda, y escondió su molestia.

-¿Ibas a matarlo?-me preguntó Mikasa, y yo tan solo baje la mirada un poco, llegando hasta ella, pero ni siquiera me miraba.

-No.-respondí honestamente, sabiendo que me había desesperado.-Pensé que Levi estaba muerto, jugó con mis emociones, pero aún así, se que algo le paso.-afirmé, recostando mi cabeza en los barrotes, pensando en Levi.-Tsk... -maldije por lo bajo, y lleve mi mano a mi cabeza, volví a sentir una punzada, pero no entendía porque mi cabeza estaba doliendo, yo estaba lejos de Eren... ¿quizás era eso? No, no podía ser así, las punzadas reaccionaban cuando estaba cerca, ¿por qué ahora reaccionan cuando está lejos?-Tengo que salir de aquí.-dije, observando los barrotes, no había salida sin una jodida llave.-Necesito buscar a mi hija, necesito llegar a Levi.-exclamé, con molestia.

-Todos necesitamos salir.-aclamó Connie, pero yo le daba la espalda, él no estaba entendí mi postura, pero aún así, intentaba de mantener la empatía ante la situación en la que estábamos.-Necesitamos idear un plan.-dijo.

-No será tan fácil.-indague en su opinión, mirándole de reojo.-Esto va ser una puta masacre, y si nos dejan aquí, nos van aniquilar.-dije, observando a los soldados que nos custodiaban.

-¿Ya habías visto esto?-pregunto Jean, a lo que evadí, y continué observando la cerradura de la abertura.-Joder.-exclamó.-Siempre has sabido lo que pasará, no me debería sorprender.-dijo, haciéndome sentir con el peso de que ellos no entendieran.

-Les estoy avisando lo que debemos hacer, yo no sé con exactitud lo que pasará, deja de siempre desear ponerme el peso de las mierdas que suceden a nuestro alrededor.-con molestia me giré, y me voltee.-Si supiera lo que pasaría, no estaría aquí, y estaría huyendo lejos de todos, dejándolos pudrirse en la muerte.-le dije, con actitud en mi voz.-Tengo una hija de un año, a la cual probablemente no volveré a ver, o escuchar. ¿Sabes lo doloroso que es eso para mi, Jean?-le pregunté.-Tengo a Levi también, quien quizás esté muerto por culpa de Zeke, por favor, ten empatía conmigo, una vez más.-le pedí, mirándole abatida.-Desearía poder saber qué sucederá, pero ya no puedo ver más allá, ya no. Y no recuerdo bien mucha de las cosas que veía.-le expliqué, y él cabizbajo pareció lamentarse.

-Lo siento.-se disculpó, a lo que dejé de mirarle, y me toque la cabeza de manera brusca.-De verdad.-decía, y yo tan solo le evadí.

-Maldita sea.-maldije en un bufido, mi cabeza no dejaba de doler, era como si intentara decirme o algo, pero aún no entendía.-No se detiene.-expresé, dejándoles en confusión.

-¿Qué es lo que está pasando?-me preguntó Armin, de manera agitada, con el deseo de saber lo que no he podido explicar del todo bien.

-No lo sé.-respondí, cortante mente, no tenía intenciones de tocar ese tema, no era el lugar adecuado y estábamos abrumados por lo que sucedería en el exterior.

-No es así.-indicó Armin.-Tú dijiste que Eren estaba en tu cabeza, que estaba mirando a través de ti. ¿Como es posible que él hiciera eso?-me preguntó, evadía su mirada, sabiendo que podría descifrar que algo estaba mal, pero él ya lo sabía.

-¿Cómo?-pregunto Jean, desconcertado sin entender mucho también, pero yo aún, me mantuve en total silencio.-Espera... si eso es cierto... -él se quedó en silencio un momento, pero su mirada fulminante estaba puesta en mi, y vi como se acercó de manera agitada, y brusca.-¡Tú sabías que él iba a por nosotros!-afirmo, quedando frente a mi, mientras que Connie apretó su brazo.

-Jean, cálmate.-le pidió Connie, quien evadía mi seria expresión.-No sabemos lo que está ocurriendo realmente. Estamos en una jodida situación, no debemos pelear en contra del otro.-le decía, pero Jean continuaba mirándome, sabía que me había descubierto y que mi ausencia de palabras, era por eso.

-Sentiste las punzadas, por eso te dolía la cabeza, porque él estaba más y más cerca, y no dijiste nada. Dejaste que nos atraparán.-se distanció de mi, colocando su peso en la pared, mientras que todos me miraban.-¡No has dejado de estar de su lado, maldita sea!-exclamó con molestia.

-Esto no se trata de bandos.-opinó Mikasa, con una voz apagada, pero su única intención, fue defenderme.

-Maldición... -susurró Armin, como si estuviese desilusionado de mi, de ver como la confianza entre ambos de un momento a otro, se ausentó.-Necesito que me digas lo que está sucediendo, por favor.-me pidió, mirándome.-Ahora.-su mirada estaba buscando relajación, se veía estresado, y sabía que lo correcto, era decirles.

-Eren y yo, estamos conectados... -musité, cabizbaja, viendo aquel vendaje en mi mano, y la sangre seca haberle manchado.-Mi vida y la suya, están lineadas por los caminos. Es por eso que mi maldición se basaba en estar a su lado, por eso que no lo escogí.-decía, captando su atención.-Desde que nací, mi único propósito en esta vida, era encontrarme con Eren para activar mi linaje maldito. Ese era mi destino, pero lo ignoré, y logré romperlo cuando escogí a Levi, y no a Eren.-añadí, mirando a Armin, quien me miraba detenidamente.

-¿Por qué no nos dijiste que habías roto la maldición?-pregunto Connie, sabiendo que ese tema pareció haber quedado fantasma hace años, pues nunca volvimos hablar sobre eso.

-No lo sé.-expresé, con sinceridad.-Un día me levante, y ya, lo supe, pero parece que algo se quedó, y se debe al lazo que tengo con Eren.-les decía.-Soy una aliada, para eso nací. Me crearon como una aliada que ayudaría a Eren, y le protegería, pues él llegaría aquí de todos modos, pero no sería de esta manera. Me engañaron mis instintos, o quizás era así que debía ser, pero si yo escogía a Eren, iba a morir en la guerra de Marley, el día del asalto.-ellos me miraron sorprendidos, y yo tan solo mantenía una neutral expresión.-Llegaríamos hasta allá, pero volveríamos con nada, porque estaba tan afligida a mi maldición, que sacrificaba mi vida por la de Eren, lo que llevaba a Eren a rendirse, y morir en vano, luego de todo el escándalo, así que Paradis estaría nuevamente encerrada, y con muchas bajas, pues Marley atacaría de igual forma.-explicaba, de manera detallada.

-Estás diciendo que tú escogiste a Levi para romper tu destino, pero aún así, parece que te engañaron, porque eligiendo este destino, era la única manera en la que Eren llegaría aquí, ¿no?-me preguntó Armin, logrando acoplarse a lo que le estaba diciendo, y yo, asentí.

-¿Tu no amas a Levi?-me preguntó Jean, y yo rápidamente asentí, sabiendo que al menos él, había mal interpretado lo que explique.

-No lo escogí por deshacerme de la maldición, lo escogí porque me enamoré de él.-le respondí, neutral.-No estaba consiente que él tomar la decisión de estar con Levi, me liberaría de eso, pues yo no tenía el conocimiento que tengo ahora acerca de esta maldita cosa que llevo en mi interior, de mi destino. Solo puedo decirte que lo escogí a él porque lo amaba. Porque lo amo, Jean.-añadí.

-Maldita sea, ahora voy entiendo de a poco.-Connie estaba sentado, aún lado de Mikasa quien yacía en silencio ante lo que hablábamos.-Las punzadas en tu cabeza se debían, a que debías permanecer aún lado de Eren, debías protegerlo, y estar con él. Si no piensan, a ella le dolía la cabeza cuando Eren estaba en peligro, cuando él estaba alrededor de ella, y sabía que algo sucedería más adelante.-explicaba, mirándome de manera asombrada ante haber descifrado un detalle bastante importante.

-Si, eso debe ser.-afirmó Armin.-Estás punzadas, son porque Eren está en peligro, algo sucederá, es por eso que puedes sentirlo. Ante tú y él, estar entrelazados, sientes el mal que le podría avecinar.-decía él, mirándome e intentando de analizar más la situación.

-Hay algo que no nos has dicho, algo que sabes.-Mikasa tenía su cabeza baja, pero había captado mi atención ante lo que infirió.-¿Quién hizo esto y por qué?-pregunto, a lo que me quede en silencio, recordando a la mujer que vi en aquellos caminos cuando Zeke me toco, era alta, su cabello era negro azabache, pero sus ojos eran igual de azulados que los míos, era mi descendiente.-Y algo más... -Mikasa alzó la mirada, y la dirigió hacia mi mano, la cual estaba vendada.-¿Qué fue lo qué pasó cuando él unió tu mano con la suya? ¿O fue coincidencia que ambas estuvieran cortadas?-pregunto, tensándome.

-Kira.-la voz de Yelena interfirió en nuestra conversación, y es que, vi como se había asomado frente a nosotros, siendo bloqueada por los barrotes.

-¿Qué estas haciendo aquí, traidora?-Jean de manera agitada llevó sus manos a los barrotes, apretándolos con impotencia ante no poder salir, mirando a Yelena de manera fija, pero esta lo ignoraba, y solo me miraba a mi.

-Hace tiempo que no los veo, héroes de ShingaShina.-expresó ella, de una manera cínica.-Me duele que nuestro encuentro tenga que ser a través de unos barrotes.-comentó, mientras que tan solo, me quede relajada, a diferencia de los demás, incluso la familia de Sasha quien yacía aquí, ignoró a esta mujer.

-Oye.-Connie frunció el ceño cuando descifró a Onyankopon.-¿Tú también estás de su lado? ¡Sácanos de aquí!-le preguntó, y a la vez, le acató una orden a ese hombre, a quien creímos nuestro aliado.

-Todos ustedes me arrestaron, y arrastraron por la isla. ¿Como cree que voy escucharles así?-pregunto, sabiendo que realmente, ya habíamos dejado de confiar en ellos hace mucho.-Solo siéntense y esperen aquí a que Eren, y Zeke, se encuentren.-nos indicó.

-No se te puede olvidar lo más importante, la razón por la cual venimos hasta acá.-dirigí mi mirada hacia Yelena, quien volvió a mirarme detenidamente.-Sáquenla.-pidió con aquella voz tan serena, y todo quedaron con asombro ante su petición.-No puede estar aquí.-indicó ella, mientras que uno de los soldados empezaba abrir la cerradura.

-¿Por qué?-preguntó Armin, apretando mi brazo con la intención de jalarme hacia él, y que no me llevaran, y así, Mikasa bloquear frente a mi, para que no pasaran; me protegían.-¿Qué están planeando con ella?-preguntaba, mirando a Yelena, y al soldado que habría abierto la cerradura de la reja.-Eren no va utilizarla.-afirmó.

-Chicos... -me quede cabizbaja, y con delicadeza me solté del agarre de Armin.-Esta bien.-les dije, moviendo a Mikasa del frente, viendo como ella giró su mirada y me observo.-Déjenme ir.-les pedí, y me miraron desconcertados, no entendían mi actitud, y solo sentí, como aquellos soldados retomaron mis brazos hacia atrás, aún lado de Yelena mientras cerraba las rejas.

-¿Kira?-Armin me miró confuso, intentando de entender el porque había dejado que me llevaran, lejos de ellos, pero abatida lo miraba.

-Tomó del vino.-dijo Yelena a mi lado, intentando de ser lo más recta posible ante sus palabras, y nos mirábamos a través de los barrotes, pero sus expresiones fueron desastrosas.-No podemos tenerla aquí, será una marioneta de Zeke, se convertirá en un titán puro, y técnicamente, estará muerta.-expresó ella, mientras que Mikasa caía sentada en el banco, y Jean al igual que Connie, se giraban en total negación.

-No puede ser.-expresó Jean entre dientes, sin poder mirarme.-Desgraciada, tiene una hija. ¿Como pudiste permitir esto?-Jean no dejaba de hablar entre dientes, resentido con Yelena.-Hipócrita.-le acusó, pero ella no parecía molesta ante eso.

-Adoro a su hija, y es una pena que tristemente, termine huérfana.-Yelena le miró, creándole más enojo a ese joven de cabello castaño claro, quien me miraba esperando una expresión, pero ni siquiera sabía cómo reaccionar.-Y es una lástima, que una mujer tan fuerte como tú, haya bajado la guardia.-comentó, como si le desilusionara la postura que tenía en estos instantes, pero me quede en silencio.-Llévenla al tejado, me quedare aquí unos minutos.-indicó.

-Lo siento chicos.-me disculpe, mientras que Armin ni siquiera me miraba, resentido con la situación, pero sus ojos se humedecían al segundo.-Les pido que busquen a Kai, y que la protejan, por favor. Me lo prometieron, a mi y a Levi, os prometieron que cuidarían de nuestra bebé.-dije, sintiendo como los soldados empezaban arrastrar mi cuerpo, pero mis piernas estaban duras, así que no me movía tan rápido.-Desearía poder quedarme con ustedes para siempre, pero parece que hasta aquí llegue.-les miraba, pero ninguno lo hacía, como si desearan no aceptar esto.-Gracias por todo.-agradecí, con suma gratitud, y ahí dejé que mi peso no valiera nada.-Lo siento...

Los mire, y lo único que recibí fueron las lágrimas que Armin derramó, y en cómo Mikasa tapó su rostro. No pude despedirme bien, o darles un abrazo, sabía que sería más doloroso dejarlos ir a ellos, que al mismo Eren. Eran mis amigos, mis mejores amigos. A dónde iban, yo estaba, a donde fueran, yo estaría. No había manera que este grupo se fraccionara, sin importar los sucesos que llevaron el desprendimiento de Eren, él yacía aún con nosotros, y así sería, hasta más allá de la vida. Me quede cabizbaja, y camine, sabiendo todo. Todo siempre fue a través de Eren, a través de mi vida, sería la suya, el siempre fue la razón de todo en mí, ahora entendía, y me era difícil acoplarme a esto. Sabía el porque mi madre deseaba irse de ShingaShina, entendí ahora lo que ese día de manera ignorante no podía. Esa era la razón, mi madre sabía cuál sería mi destino, y por eso creía que las historias de unirme al cuerpo de exploración con Eren, eran vagas; ella siempre lo supo. Nunca odio a Eren, y por eso le costaba más irse, porque ella también le quería como un hijo. Solo quería cuidarme, pero si no hubiese cometido la acción de irme, no estaríamos aquí, y sabrá lo que pudo haber pasado, su destino era morir y el mío, yacer aquí sin ella.

Camine, mientras que de fondo a la distancia, escuche un disparo, uno vago. No me alarme, simplemente continué caminando. Tenía muchas dudas, y inquietudes, sentía que ya ni me quedaba un as bajo la manga, y que debía dejarme caer en este infierno sin una luz de esperanza. La luz del día me alumbro, y sin duda, estábamos en el tejado del cuartel general de este distrito. El viento azoto mi cabello, y podía observar mi hermosa ciudad. Crecí aquí, y fue por recuperar este pedazo de tierra, que luchamos tanto, porque deseábamos ser libres aquí, pero jamás lo fuimos. Fueron tantas vidas que se perdieron en el camino, y aún podía recordar sus rostros. Muchos entregaron sus corazones, pero aún estaban el el aire flotando, porque esta jodida guerra aún no acababa, y parecía no tener un fin. Aún el corazón de mi hermano yacía en el limbo, porque él entregó su vida para que esto estuviese pasando, y aún así, no valió lo suficiente para que se detuviera el caos. La brisa removía mi cabello, el día estaba soleado, pero sabía que algo aquí cambiaría, y era el ambiente tan relajado que nos retenía. Cambie mi mirada y despeje mis pensamientos, observando cómo la puerta que llevaba al tejado se abría, mostrándome a varios soldados junto a Yelena y Onyankopon.

-Disculpa la demora.-dirigí mi mirada a Yelena, quien se postulaba aún lado de Onyankopon, quien me miraba, pero tan solo les ignoré, como si no valieran nada.-Espero que no hayan rencores.-dijo.

-A menos que no tenga que cavar otra tumba.-le insinué, mirándole de manera fulminante.

-Esperemos que no.-me respondió, sin que ella supiera que mis nervios estaban de punta.-Aunque no lo creas, deseo lo mismo que ustedes. Mis intenciones jamás fueron malas.-defendía su postura, la cual desconocía, pues realmente no tenía ni una pizca de confianza en ella.

-Jm.-hice un carraspeo de garganta, prefiriendo el silencio a un argumento.

-Vaya.-ella me miró detenidamente, examinándome.-Son tal para cual, tú y el capitán Levi.-afirmó, ante mis vagas expresiones, dando similitud a la personalidad del hombre mencionado.-Esperemos que haya sobrevivido, merecen una grata despedida.-dijo, pero no de una mala manera, aunque aún así; me sentí ofendida.

-Él volverá a mi con vida.-le respondí entre dientes, y con molestia.-O si no, yo me voy encargar de volver a él, aunque me tenga que arrastrar.-decía, mirándola.-Luego, mataré al cabrón de Zeke, y te daré su cabeza como consuelo.-ella me miró abatida, sabiendo que era capaz de estropear sus planes, pero justo cuando deseo hablarme, se giró ante escuchar algo ajeno a lo que pude escuchar, y así, abrir la puerta atrás suyo.

-Oh Dios. ¿Te has afeitado la barba?-una voz femenina atravesó mis oídos, una que no reconocía, pero vi como Eren Jeager se postulaba en el tejado, junto a la pequeña que haya matado a Sasha, y una mujer desconocida; era pelinegra, de baja estatura y sus ojos eran unos grisáceos azulados.

-¿Por qué la tienes aquí?-él y yo nos miramos detenidamente, pero la penetrante mirada de la mujer frente a él, me desconcertaba, una mala espina me recorría.

-Está demás la pregunta, Eren.-le respondió Yelena, mientras que la pelinegra, caminaba junto a Gabi, de una manera sigilosa; la niña me miró, pero desvió su mirada con rapidez.

-Ella es de quien te conté, ten cuidado.-escuche la voz de Gabi, intento de hablar de una manera baja, pero aún así la escuche, y de a poco fui viendo como caminaban hacia el borde del tejado; mientras que me mantenía aún lado de Eren.

-Eren.-Yelena le llamó, mientras que él me miraba de una manera detenida.-No deberías confiar en esa mujer, es demasiado peligrosa.-opinó Yelena, pareciendo tener conocimiento sobre la mujer, quien estaba distante a nosotros.

-Si, no me fío.-le respondió Eren, de una manera neutral, mientras que se acercó a mi, llevando su mano a mi cabello, cometiendo esa jodida acción que erizaba mi piel.-Solo una vez más, prepárate.-me indicó, a lo que asentí, sintiendo como con su cercanía me quitaba hasta los suspiros.-Quédate aquí.-pidió, distanciándose de mi, y sentí como su mano acaricio mi mentón, para él, distanciarse.

-Por cierto, ¿todavía no vas usar el poder del titán fundador?-la mujer desconocida se dirigió a él, mirándolo detenidamente, Eren se quedó a distancia, llevando su mano derecha hacia atrás en la espalda, con la intención de tener el poder para convertirse en cualquier caso.-¿Donde está Zeke?-pregunto ella, curiosa.

-Pronto lo sabrás.-respondió él, serenamente.-Muéstranos, ¿donde está el enemigo?-pregunto, y fue ahí que de a poco, empecé a sentirme extrañada, cuando Eren parecía contener su poder.

-Tsk.-lleve mi mano a mi cabeza, ante las punzadas.-Ah.-gemí levemente, y llame la atención de quienes yacían ahí.-Eren... -él me miró, y pareció entender mi postura, casi perdía mi balance ante el dolor de cabeza que sentí cuando ella se dirigió a señalar, pero todo se esfumó, base a mentiras y una amenaza.

-Allí.-ella señaló a Eren, creando molestia en él, y luego, cambió la dirección de su dedo índice.-Y ahí, usurpadora.-se dirigió a mi entre dientes, mientras que le mire detenidamente, sin temor a su intimidación.-Maldita titán de alianza.-me llamó, y las punzadas en mi cabeza se hicieron más fuertes.

-¡Eren!-grite su nombre, y supe que mi instinto, no había fallado ante sentir como él suelo se desbordaba en escombros, creando un leve temblor cuando un titán sobresalió de allí.

Me removí ante eso, y pude ver como claramente el titán mandíbula se adentraba a la escena, mordiendo las piernas de Eren, desprendiéndoselas. La sangre salpico, y se pudo escuchar los suspiros gruesos de Eren ante eso, pero más allá, ya él sabía lo que sucedería. La tensión creció, y todo se volvió lento. La gente alrededor, veía lo que sucedía de manera sorpresiva. Me quede aturdida, sintiendo ese gran poder consumirme. La voz de Eren retumbaba en mi oído, me estaba pidiendo ayuda, y algo en mi se estaba llenando de una energía inexplicable. Todo a mi alrededor se sentía abrumador, sentía como por mis venas recorría una electricidad que empezaba hacer que me sintiera poderosa. Los colores del cielo cambiaron, y los rayos llegaron hasta mi cuerpo, rozando mi piel, dándome autorización de cambiar mi identidad a lo que era, un titán. Se distanciaban de mi las personas alrededor, pero estaba rodeada de un vapor azulado, y mis ojos debían yacer de aquel color cristalino. Todos me miraban con asombro, excepto Yelena, su asombro parecía cautivante, amaba lo que estaba pasando a su alrededor, la hacía sentir una grata espectadora, ella también sabía que esto sucedería, que me convertiría en un jodido titán. Mi cabello estaba en el aire debido al viento, y mire hacia el horizonte donde estaba Eren convertido en titán, él observaba a la guerra, y como se aproximaba, y yo para evitar lastimar a las personas que estaban a mi alrededor, me lance, y como sabía, mordí mi mano con fuerza. Empecé a sentir como se recreaban unos músculos, y como me atrapaban en su interior, debía admitirlo, se sentía genial esta transformación, ya se como se sentía tener el poder de un titán cambiante, porque era este, mi destino.

───

Próximo capítulo: Cielo y Tierra.
Kira revela su verdadera identidad para poder salvar a Eren de los enemigos, mientras que la guerra entre Marley y Paradis estalla.

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